Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 17

Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.


¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?

Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Publicación: 1 episodio cada miércoles (si se puede)
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Gabriella Yu

*Capítulo 17: Preparándose para el Debut de Jo *


/¡Hoy es el gran día para Jo! Está de más contarles que mi familia y yo nos encontramos muy ansiosos con el debut de Jo como actriz… y también nos morimos de ganas por verla actuar y conocer de qué va su historia… ¡Qué magnífico será todo!/

Jo, sintiéndose más tranquila por la mejora en la actitud de Jeremy tras la reunión del día anterior, decidió salir junto con sus hermanas para mostrarles la ciudad.

Lamentablemente, Laurie no pudo acompañarlas porque tenía que hacer un importante trabajo para la universidad bajo la vigilante mirada de su abuelo; Anthony, como siempre, se encontraba trabajando y Sally se había ido de visita a la casa de una amiga que tenía en la ciudad, así que las cuatro hermanas March volvían a estar reunidas y estaban dispuestas a aprovecharlo.

Salieron a la calle bien abrigadas con sus gabardinas, sombreros, bufandas, manguitos o guantes y cada una de ellas tenía un interés particular para con cada cosa que se topaban en la ciudad: Meg se quedaba maravillada con los escaparates de las grandes tiendas de ropa y, aunque a Amy también le atraían los vestidos, se moría de ansiedad por ir a visitar el Museo de Arte de la ciudad y Beth, se emocionó con la idea de ir a visitar los salones de música que tanto abundaban en el barrio de los artistas.

—¡No puedo creer lo barata que está la ropa en este lugar! —exclamó Meg, sinceramente asombrada con los módicos precios de una tienda de menos categoría que las anteriores—. Hasta podría comprarme un vestido y una sombrilla con el dinero que gano cuidando a los niños King… ¡Oh! ¡Esto es más de lo que me esperaba!

—Lo que pasa es que como ahora las fábricas textiles usan máquinas de coser para confeccionar prendas de vestir en grandes cantidades utilizando menos mano de obra, todo resulta más barato —aclaró Jo, muy orgullosa de su conocimiento.

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Pues Anthony me lo contó.

—¿Anthony? Pues ese chico siempre está informado de todo, como Laurie, nada más que sus intereses difieren bastante: a uno de ellos le interesa cosas menos mundanas y al otro todo lo contrario —agregó con una sonrisita maliciosa para después comenzar a reírse junto a su hermana por aquella ocurrencia.

—¿Y en qué diario trabaja tu amigo Anthony? —preguntó una vez que dejaron de reírse.

—En el /New York Chronicle/. Es un diario bastante famoso en esta ciudad, ¿sabes? —replicó, muy ufana.

—¡Oh! Veo que tu "querido" periodista se está tomando muchas molestias para ganar tu corazón, hermanita —ironizó Meg.

—¿Pero qué dices, Meg? —replicó la indignada escritora—. ¿Es que ahora eres tú la sarcástica de la familia? Sabes muy bien que considero a Anthony tan sólo como un amigo más. Además, ese tonto puede llegar a ser tan pesado, engreído y odioso como no tienes idea, y no sabe nada de nada de literatura como lo declara a los cuatro vientos. Y si por las dudas siente algo por mí como tú crees que siente, ya le estaré informando que mi decisión de quedarme soltera y vivir por mi cuenta escribiendo novelas, sigue tan firme como en un principio.

—Yo estoy de acuerdo contigo, Jo, es la vida perfecta para tí —opinó la siempre entrometida Amy, quien había estado escuchándolo todo desde un principio.

Jo, furiosa y con los brazos en jarra, se agachó para dirigirle una terrible mirada asesina a su hermana menor.

—¿Y quién te ha dicho que te metieras en las conversaciones de los mayores, hermanita? ¡Las pequeñajas como tú no tienes nada que opinar sobre estos asuntos que no deben incumbirle ni un comino!

—¿Ah sí? ¡Pues yo creo que entiendo de amor mucho más que tú, Jo! —replicó Amy de inmediato, poniéndose a la defensiva como cada vez que su hermana la agredía, poniendo los brazos en jarra y con el rostro casi pegado al de Jo—. ¡Tú no te das cuenta de nada aunque las cosas pasen por delante de tus narices! ¿Es que no te has dado cuenta de que el señor Bonne y Laurie están /pérfidamente/ enamorados de ti y no saben cómo hacértelo saber?

—¿Eh? ¡¿Cómo dijiste? —Jo se quedó como piedra, con los ojos abiertos como platos al escuchar semejante declaración. Rápidamente le dio la espalda mientras se cruzaba de brazos, roja como un tomate, tanto por la indignación como la vergüenza—. ¡Mocosa ignorante! ¿Cómo puedes decir tantas tonterías juntas?

—¡No soy una ignorante y no son tonterías! —replicó, terca como una mula, ignorando los pedidos de sus hermanas para que guardara silencio—. ¡Beth y Meg también están de acuerdo conmigo! ¿Verdad, chicas? —les preguntó, muy segura de lo que decía.

Aquella inesperada pregunta y la terrible y fría mirada asesina de Jo pusieron a las sorprendidas hermanas contra las cuerdas, quienes no pudieron hacer otra cosa que balbucear incoherencias.

—¡Vamos! ¿Qué pasa? ¿Es que tienen miedo de hablar? —insistió Amy, decidida a que su hermana supiera de una vez por todas la verdad, pero ésta, dando un bufido de fastidio, la tomó por las mejillas y las pellizcó tan fuerte que la hizo chillar de dolor.

—¡Ya me tienes harta con tus conjeturas estúpidas, Amy! ¡Me voy de aquí!

Y girando sobre sus pies, la furiosa chica se dispuso a marcharse de allí sin más ni más.

—¡Pero, Jo! ¿A dónde vas? —quiso saber la preocupada Meg.

Sin volverse para mirarla, Jo respondió entre dientes:

—¡Me voy al teatro para prepararme! Esta noche es mi debut como actriz y me /encantaría/ que ustedes estuvieran allí para animarme. ¡Adiós!

—¡Pfffhhh! ¡Pero qué pésimo humor tiene esta arpía! —se quejó Amy, con los brazos cruzados, por lo que su hermana de detuvo y le replicó sin volver el rostro hacia ella.

—¡Ah, Amy! ¡Se dice "perdidamente", no "pérfidamente", mocosa ignorante y presuntuosa!

Y mientras se marchaba de allí a las grandes zancadas, Amy frunció la boca y le sacó la lengua, ofendida.

Meg, mirando a su alrededor bastante preocupada, agregó:

—Bien, ¿y ahora cómo volveremos al hotel?

—No lo sé —respondió Beth, también mirando un tanto intimidada a su alrededor—. ¿Alguna sabe el camino de regreso?

—¿Eh? Pues yo no —dijo Amy, quien recién se había dado cuenta de que podían considerarse perdidas.

XOX

La obra de teatro en la que actuaba Jo comenzaba a las ocho de la noche y era la primera función de tantas otras que iban a representar a lo largo de aquella semana, si tenían éxito. Pero, por ser la primera vez que actuaba profesionalmente frente a tanta gente, nuestra joven protagonista tenía los pelos de punta por lo nerviosa que se encontraba, agregando el hecho, claro, de haberse enterado aquella misma tarde, por boca de sus hermanas, que Laurie y Anthony estaban interesados en ella.

—¡Oh! ¡Pero qué tontos son! —se quejó mientras intentaba arreglarse su corto cabello frente al tocador.

—¿Qué dijiste, Jo? —inquirió Laura, su compañera de reparto, quien se encontraba a su lado maquillándose para la obra. Ésta era una chica menuda, pálida y de largos y lisos cabellos castaños que le hacía recordar el suyo a Jo, antes de que lo vendiera para ayudar a su padre cuando estaba enfermo.

—Nada. Solamente son puras tonterías sin importancia —respondió, tratando de estar más calmada, pues aquella noche debía estar completamente concentrada en la obra. Pero eso era algo que no le iba a resultar tan fácil, pues, como suele pasar en el joven corazón de una chica en plena edad de tener novio, la puerta hacia el amor ya estaba abierta a pesar de que ésta se negara a ingresar a su interior. Aunque su corazón permaneciera duro como el granito, la curiosidad era lo suficientemente grande como para pasar por alto aquel descubrimiento.

Todo en el teatro eran idas y corridas para tenerlo todo a punto para la hora señalada del comienzo de la obra. Con los nervios crispados y la ansiedad a punto de desbordar a todo el mundo, todos confiaban en que la revolucionaria obra daría qué hablar a la gente y a los periódicos. Elseñor Hill, que así se llamaba el dueño de aquel pequeño teatro, confiaba en que por fin sus obras se tomarían en serio y que aquella sería un éxito rotundo, pues la historia tenía de todo: realismo, un amor tortuoso, ideales revolucionarios, comedia y aventura. En fin, una buena historia que daría mucho de qué hablar y mucho en qué pensar.

—Ya son las siete de la tarde… —comentó la hermosa Evangeline, mirando hacia el reloj de cuerda que estaba sobre una mesa. Ésta era una actriz con mucha experiencia y contaba ya con más de 30 años de edad, era rubia, blanca y de ojos celestes—. ¿No están nerviosas, chicas?

—¡Claro que sí! ¡Ésta es la primera vez que actúo frente a tanta gente! —exclamó Laura, peinándose con mano temblorosa y sin lograr hacerse un
buen peinado.

—Deja que yo te ayude —se ofreció Evangeline, tomando el peine, las trabas y la peluca—. ¿Y tú, Jo? ¿No estás nerviosa?

—¿Yo? ¡Para nada! —mintió la joven, maldiciéndose en su interior al darse cuenta de que no podía dominar sus pensamientos y sentimientos respecto a la obra y los desacertados comentarios de Amy.

Evangeline y Laura se sonrieron, pues se notaba de lejos que Jo estaba mintiendo y que tan sólo intentaba mostrarse valiente.

—¿Vendrá tu novio a verte, Laura? —preguntó la mujer.

—Claro que sí. ¡Robert está tan orgulloso de que yo sea actriz que no se perdería mi debut por nada del mundo! ¿Ves esas hermosas rosas que están en aquel jarrón de la esquina? Él me las obsequió para que me dieran buena suerte —exclamó con las mejillas arreboladas.

Entonces, las dos mujeres batieron las palmas muy excitadas y felices, pero Jo intentó no prestarle atención al asunto.

—¿Y tú, Jo? Sé que vendrá toda tu familia a verte, ¿pero vendrá también tu novio? —quiso saber Evangeline.

—Yo no tengo novio ni jamás lo tendré —fue la cortante respuesta de la aludida.

—¿Pero por qué dices eso? ¿Es que te peleaste con él? —quiso saber Laura.

—¿Pelearme con quién? ¡Ya les dije que yo no tengo novio! —aclaró, furiosa, ¿por qué le resultaba tan difícil a la gente comprender que siempre hay alguna chica que no necesita tener novio?

—¿Pero es que ese joven alto y castaño que siempre está esperándote a la salida de nuestras prácticas no es tu novio?

—¿Te refieres a Anthony? ¡Qué va! ¡Si tan sólo es un buen amigo mío! —se rió, tratando de restarle importancia al asunto.

Laura y Evangeline se miraron perplejas, pues hubieran jurado que aquel muchacho estaba totalmente enamorado de su compañera. Pero antes de que se recuperaran de esa aclaración, un muchacho que se encargaba de las encomiendas, ingresó al cuarto para dejarles un hermoso ramo de rosas rojas.

—Para la señorita Josephine March —anunció.

Las tres actrices se quedaron boquiabiertas, y viendo que Jo no reaccionaba para ir a recibirlo, Evangeline se tomó la molestia de hacerlo con la plena intención de averiguar el nombre de quien la enviaba.

—"Te deseo la mejor de las suertes: Laurie" —leyó entre sorprendida y ofendida—. ¡Oh! ¡Esto no me lo esperaba! ¿Por qué te lo tenías escondido y no nos lo querías contar? ¡Realmente tienes novio y por lo visto no es el muchacho que siempre está esperándote!

—¡Uf! ¿Cuántas veces tengo qué decirlo? —se quejó Jo, brincando de suasiento—. ¡Yo no tengo novio y no pienso tenerlo jamás! ¿Por qué todo el mundo tiene que insistirme con eso justo en éste día? ¡Laurie es otro amigo mío y nada más!

—¡Está bien! ¡Está bien! ¡No te pongas así, amiga! —Laura quiso calmarla, abanicando las manos rápidamente para restarle importancia al asunto—. Debemos estar lo más concentradas posible para actuar esta noche. ¡Este será nuestro debut como actrices, Jo! —terminó diciendo muy emocionada, olvidando por completo el tema de los novios.

—¡Es verdad! —exclamó la aludida, batiendo las palmas de las manos muy emocionada, ¡por fin uno de sus sueños se haría realidad! Tal vez, si su actuación gustara a otro director, podría interpretar /Hamlet/.

Laura y Evangeline se miraron muy contentas, ¡Jo era tan voluble y se le pasaban tan rápido las rabietas!

Desde ese momento, nuestra joven escritora no volvió a pensar en sus pretendientes, sus pensamientos estaban ahora enfocados en uno de los episodios más importantes de su vida: actuar en una verdadera obra de teatro.

XOX

A todo eso, en las habitaciones del hotel en donde se habían hospedado los Laurence y los March, todos se encontraban preparándose para la gran noche, llenos de ansiedad y expectativa.

—¡Uuuy! ¡Me muero de ganas por ver actuar a Jo! ¡Apresúrate, mamita! —exclamó la impaciente Amy mientras se debatía muy excitada entre las manos de su madre que la estaba ayudando a ponerse uno de los hermosos vestidos que tía Martha les había obsequiado a cada una de las hermanas para aquella ocasión.

—No vas a estar lista a tiempo si sigues moviéndote así, querida —le advirtió la sonriente madre mientras intentaba abrochar los botones del vestido color celeste pálido.

—¿Sabes, mamita? Cuando Jo se enfadó y nos dejó en pleno centro de la ciudad, fue a Beth quien se le ocurrió la maravillosa idea de llamar a un taxi a pesar de que no teníamos dinero y pagarle recién aquí en el hotel.

—Pero también fue idea de Beth el que paseáramos un poco por el centro antes de llamar al taxi —agregó Meg, muy orgullosa de su hermana—. ¡Hay que ver lo inteligente que resultó ser nuestra tímida hermanita!

Mary March rió dulcemente al escuchar lo mucho que sus hijas se querían entre sí a pesar de que eras muy diferentes entre ellas. ¡Daba gracias a Dios que a pesar de las feroces peleas entre Amy y Jo (que eran las más volátiles y de carácter fuerte de todas), siempre podían contar con los sabios concejos de Meg y Beth, sus otras hermanas de carácter más tranquilo y reservado.

—Por lo que veo nuestra querida Beth está creciendo —agregó la madre.

—Y el hecho de que haya superado su enfermedad la ha vuelto un poco más resuelta de lo que era —apuntó Meg mientras giraba sobre sí misma para ver cómo los gráciles pliegues de su elegante vestido de seda verde claro volaban a su alrededor.

Amy, emocionada, también quiso hacer lo mismo, pero con tan mala fortuna que tropezó con el alzapiés y cayó de bruces al suelo alfombrado, provocando las risas de su hermana y su madre.

—¡Eh! Yo no le veo la gracia en ningún lado, ¿saben? —se quejó la niña entre enfadada y avergonzada, levantándose penosamente mientras Beth ingresaba a la pequeña sala de estar del cuarto.

—¡Oh, Amy! ¿Pero qué te ha pasado? ¿Estás bien? —preguntó la jovencita que a pesar de llevar un bonito vestido de color rosa pálido y algunas sencillas florecillas en el cabello recogido, no perdía su encanto infantil ni su natural humildad.

—Sí… ¿Está listo papá?

—Sí. Ya se fue a buscar al señor Laurence.

—Y yo tengo que ir a buscar a Sally. Seguramente ya debe estar lista —agregó Meg., pues su amiga también estaba hospedándose en el mismo hotel.

—Entonces nosotras vamos a buscar a tía Martha si ya estamos todas listas, queridas —les propuso la señora March, mirando hacia el hermoso reloj de pared que se encontraba al lado del elegante hogar que había en la sala de estar—. Falta ya menos de una hora para que empiece la función.

—¡Hurra! ¡Qué bien! —festejó la siempre dicharachera Amy, dando un salto y batiendo las manos, emocionada con la idea de ver a su hermana Jo en las tablas. ¡Que orgullo más grande le producía el tener una pariente famosa entre ellos!

Y mientras cada una de las March se iba retirando de la habitación, la menor se quedó unos instantes en ella, mirando embelesada a su alrededor, soñando.

—¡Aaaahhh! ¡Cómo me gustaría vivir en un lugar tan elegante como éste! ¡Sería tan feliz!

—¡Amy! ¡Date prisa que llegamos tarde! —la llamó Meg desde el pasillo, por lo que Amy salió disparada del cuarto, cerrando la puerta tras de sí.

XOX

—¿Usted también irá a ver el debut de Jo, señora Kirke? —le preguntó el elegante Laurie mientras bajaba por las escaleras vestido con su mejor traje.

—Por supuesto, señor Laurence —le sonrió la señora, dándole los últimos toques a su cabello frente al espejo del pasillo de la planta baja—, no me lo perdería por nada del mundo.

—¡Perfecto! ¿Qué le parece si nos vamos juntos en el carruaje que hice pedir, madame? —le propuso, ofreciéndole el brazo con caballerosidad.

—¡Oh, señor Laurence! ¡Pero qué cosas dice usted! —se rió, sujetándose de él y, mientras se dirigían hacia la puerta de calle, agregó—: algunos de los habitantes de esta casa también irán a ver a su amiga en el teatro, ¿sabe? Es una lástima que el trabajo de mi esposo lo aleje tanto de esta casa, pero estoy completamente segura de que él también iría a verla.

—Estoy seguro de que así sería, señora Kirke. Sería un completo éxito para Jo si el teatro se llenara en su primera actuación —replicó muy emocionado.

"¡Oh, Jo! —pensó—. ¡Te deseo la mejor de las suertes en tu carrera! Algún día espero poder ser lo suficientemente valioso para ti como para que pudieras aceptarme como tu futuro esposo… ¿Te imaginas? ¡Iría a verte en todas tus actuaciones!".

—Debemos darnos prisa —la señora Kirke lo interrumpió en sus pensamientos—. Falta un poco más de media hora para que comience la obra.

—No se preocupe, mi buena señora, llegaremos a tiempo si se lo pido al co…

—¿Puedo ir con ustedes? —los sorprendió una voz débil pero desprovista de casi toda emoción.

Laurie y la señora Kirke se volvieron hacia las escaleras, sorprendiéndose al encontrar al joven y pálido Jeremy Williams parado endeblemente sobre los escalones, sujetado firmemente al pasamano y completamente vestido para la ocasión.

—Pe-pero Jeremy… Aún no te has recuperado lo suficiente como para salir afuera —le advirtió Laurie.

—Es cierto, hijito —lo apoyó la señora de la casa—. Afuera hace mucho frío y podrías sufrir una terrible recaída.

—Si me abrigo bien no pasa nada —insistió.

—Posiblemente, pero el doctor nos dijo que sería mejor que te quedaras aquí por lo menos una semana más —replicó la mujer.

Jeremy frunció el entrecejo, disgustado. Él no era una persona que diera marcha atrás tan fácilmente, cuando se le metía algo en la cabeza era muy difícil que le hicieran cambiar de parecer.

—No me importa lo que diga el doctor, yo iré si eso es lo que quiero.

—¡Pero hay que ver lo terco que eres! —rebatió Laurie, llevándose la mano a la frente, suspirando—. ¿Es que no te das cuenta que esto es por tu bien?

—Ya lo sé —asintió—, pero sería una falta muy grave de mi parte si no estuviera presente en el debut de Miss Jo porque ella… ella… —bajó la vista un tanto avergonzado— ella arriesgó su vida por mí aquella vez…

—¡Oh, querido, yo te entiendo muy bien! —exclamó la sensible señora Kirke, subiendo las escaleras para tomarlo del brazo—. Pero no creo que la señorita Jo quisiera que te arriesgaras así por ella…

El muchacho la miró directamente a los ojos, demostrando su obstinación.

—Iré igual de todos modos. Y si ustedes no quieren llevarme, me iré por mis propios medios.

—¡Oh, querido! —exclamó la mujer, mirando entonces hacia Laurie, afligida—. ¡Qué problema! Realmente está decidido a ir… ¿Qué haremos?

Laurie miró a Jeremy, y éste hizo lo mismo también, desafiándolo, por lo que comprendió que él ya había tomado una decisión y que ya no se echaría para atrás.

—Bueno… el coche es cerrado y si se abriga muy bien y no toma frío, supongo que no habrá problema…

Jeremy sonrió imperceptiblemente a pesar que por dentro estaba saltando de júbilo. Tal vez tendría la suerte de ver a Beth…

XOX

Mientras tanto, en la redacción del /New York //Chronicle/, Anthony se encontraba trabajando a mil por hora para poder terminar su trabajo a tiempo y prácticamente volar hacia el teatro en donde Jo iba a presentar su obra. Pero al angustiado periodista, por más que se esforzara, le parecía que nunca iba a terminarlo, pues siempre había otra hoja más qué corregir y otro párrafo más qué escribir a máquina. Lleno de angustia miraba cada tanto al reloj que se encontraba colgado en la pared y se
sentía morir al ver que el tiempo se le acababa para llegar al inicio de la obra.

—¡Maldición!¡Ya faltan quince minutos! —se quejó al borde del histerismo.

—¿Aún no terminas con tu trabajo, amigo? —le preguntó su compañero y amigo Steven, quien hacía rato se había marchado a su casa y ahora regresaba a buscarlo para ir juntos al teatro para ver el debut de la favorita de su amigo.

—No, y todo gracias a los caprichos del gobernador… ¡Si me hubiera atendido a la hora que habíamos concertado la cita en vez de irse a jugar al criquet no me vería metido en éste dilema! —escribió furioso, por lo que no pudo evitar cometer un error, viéndose entonces obligado a arrancar la hoja de la máquina y recomenzar otra vez—. Tengo que entregarle este dichoso reporte al impresor esta misma noche para que salga en el diario mañana mismo… ¡El director me matará si no lo termino a tiempo!

Dando un suspiro, Steve se inclinó y apoyó sus codos sobre el escritorio de su amigo para mirarlo lastimeramente.

—Realmente no tienes suerte, viejo… Todos nosotros iremos a verla, hasta el jefe irá también… —no pudo evitar sonreír— porque quiere saber cómo es la jovencita que obligó a uno de sus periodistas esconderse bajo su escritorio poniendo así en peligro su empleo…

Anthony lo asesinó con la mirada.

—Ya deja de fastidiarme, ¿quieres? Vete ya si no quieres llegar tarde, yo iré en cuanto termine esto.

—Muy bien, como quieras, sigue trabajando como una mula de carga… —se dirigió contoneándose alegremente hacia la puerta—. Espero que termines eso a tiempo. ¡Nos vemos!

—Nos vemos… —se despidió de mal humor, viéndolo desaparecer detrás de la puerta. Suspiró con tristeza, ¡ojalá pudiera ser él el que cruzara aquella puerta!

Nuevamente miró hacia el reloj y grande fue su desesperación al darse cuenta de que tan sólo faltaban cinco minutos para que iniciara la función y un nuevo capítulo en la vida de su amiga. Desesperado, dirigió su vista hacia un pequeño ramo de flores que se encontraba sobre una de las sillas. Se lo había comprado a Jo para dárselo al término de la función.

—Jo… —susurró lleno de angustia.

Unos minutos después, se alzaba el telón en el teatro y daba inicio al primer acto de la obra de nuestra protagonista, quien, detrás de las bambalinas, suspiraba llena de ansiedad el ver que muy pronto debería actuar frente a un gran público por primera vez en su vida.

—"¡Renzo! ¡Renzo! ¿En dónde estás, amigo mío? ¡Dime si las terribles noticias que escuché sobre tu prometida son ciertas! ¿Es verdad que rompió vuestro compromiso para prometerse con Nino, tu peor enemigo? ¡Oh! ¡Qué filosa y mortal daga debe haberse incrustado en tu corazón al saberlo!" —recitó el actor que encarnaba a su "mejor amigo", llamándola así a escena, así que, luego de apretujar el gorro entre sus manos, Jo se lo colocó mientras sentía cómo le temblaban sus piernas, presa del nerviosismo. Con paso lento y casi heroico, se dirigió hacia el escenario, ingresando en él.

—"¡Bruno! ¡Qué felicidad el verte de nuevo en éste frío día de invierno, pero que mortal ha sido tu mensaje! ¿Qué han dicho de mí esas malas personas a las que siempre escuchas tú y mi novia? ¡Maldito Nino si a ti es a quien debo semejante desgracia! ¡Juro por mi vida que acabaré con su inapreciable vida al igual que a la traicionera de mi prometida!" —recitó sus líneas lo mejor que pudo, rezando porque todo saliera bien.

/Jo a comenzado a dar sus primeros pasos como actriz profesional en un verdadero teatro… ¡Me emociona tanto verla actuar y que todo el mundo esté pendiente de sus palabras! Y como siempre, está interpretando al malo de la historia… ¿Cuándo será el día en el que interprete a una grácil doncella enamorada? Eso es algo que nunca me esperaría, pero igual, eso no me importa, ¡porque ella se ve estupenda actuando!/

*Notas de una Autora Descuidada*

*¡Hola! ¿Cómo han estado? ¡Espero que bien! Y también espero que les haya gustado este capi : ) ¿Logrará Anthony llegar a tiempo para ver la actuación de Jo? ¿Cuál será la reacción de Jo ahora que sabe que él y Laurie la aman? ¿Beth y Jeremy se encontrarán en el teatro? ¡Muy pronto lo leerán!*

Continuará el próximo miércoles..., si se puede, sino será el siguiente.


Notas de una Bloguera Descuidada:
¡Hola, mis queridos arrinconados! ¿Cómo están? Espero que bien. 
Sigo leyendo el cómic Los Cuatro Fantásticos: El Día del Juicio, viendo el drama coreano El Romance de la Suerte, y el anime Gintama. Sigo editando el drama coreano Apuesta Final.

¡Gracias por visitar el blog!
¡Nos leemos en la próxima entrada!
¡Cuídense!

Sayounara Bye Bye!!!

Gabriella Yu

También te podría interesar...

Comentarios

Publicar un comentario

En este blog encontrarás dramas asiáticos y anime en latino o castellano para ver online o descargar a través de Drive, Mega, Telegram y Mediafire.

Si este blog te da buenos momentos, te pido que traigas más visitantes o permitas que se vean los anuncios para apoyarlo.

Y no dudes en agradecer o preguntar por aquí si tienes alguna duda... ¡No sabes lo mucho que animan los comentarios! Y también te pido que tengas paciencia hasta que pueda contestarte o cumplir tu pedido porque tengo una vida muy ocupada.

¡Disfruten viendo lo que más les gusta en cualquier momento y en cualquier lugar!

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.