Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 18

Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.



¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?


Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Publicación: 1 episodio cada miércoles (si se puede)
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Gabriella Yu

*Capítulo 18: Anthony Decide Olvidarse de Jo*


/¡Estoy tan emocionada! Ver actuar a Jo sobre un verdadero escenario mellena de orgullo… ¡No hay nada mejor que tener una hermana famosa y hacérselo saber a todo el mundo! …Pero a pesar de su talento su corazón sigue siendo muy frío y creo que muy pronto sufrirá las consecuencias… /

—"¡Nino! ¡Nino! ¿En dónde estás amor mío? ¡Mi rostro palidece cuando pienso que ya nunca más volveré a estar contigo!" —Laura gemía lastimeramente apoyada contra la pared de utilería, interpretando a Marcella, la prometida del protagonista y ex novia del villano, capturada por éste en una oscura y solitaria habitación de un edificio abandonado de los "Cinco Puntos", obligada a volver a aceptarlo como a su prometido y esperar la angustiosa noticia del asesinato de Nino.

Así marchaba la historia que tenía a todo el mundo muy intrigado por lo que continuaría después. La familia March, los Laurence, Sally, Jeremy y la señora Kirke se encontraban sentados en la misma fila, orgullosos por el éxito que parecía tener la obra de Jo sobre todos los concurrentes.

Al joven Jeremy le hubiera gustado sentarse al lado de Beth (que le había parecido verla realmente hermosa con su vestido de gala), pero desgraciadamente le había tocado sentarse entre la señora Kirke y Laurie. De vez en cuando, cuando la obra le daba un poco de respiro, volvía su rostro hacia el lugar en donde se encontraba sentada la niña, pareciéndole que ella también hacía lo mismo con él. Pero no pudo evitar sorprenderse y hasta sonrojarse de que otra de las jovencitas parecía observarlo también, poniéndolo nervioso.

Cuando por fin llegó el entretiempo y los espectadores salieron a la galería para respirar aire fresco, tomar algunos refrigerios y conversar acerca de la obra, Sally se reunió con Meg para poder hablar tranquilamente acerca de Jeremy.

—¿Has notado cómo me miraba durante la obra, Meg? —le preguntó muy emocionada—. Estoy segura de que Jeremy siente lo mismo que yo.

—¿De verdad, Sally? ¡Ni cuenta me había dado! —exclamó, tomándola de las manos—. La obra de Jo me tenía realmente entretenida… —se lamentó.

—¡Oh, Meg! ¡Estoy tan contenta! —siguió la muchacha, juntando las manos, muy ilusionada con la idea—. ¡No me lo puedo creer! Él es un chico tan guapo… ¡Es un sueño!

—De eso no tengo ninguna duda —asintió—. Jeremy es el muchacho más apuesto que he visto en mi vida. ¡Mi enhorabuena, amiga! ¡Qué buen gusto tienes para los chicos! —la felicitó, dándole palmaditas en el esbelto hombro de Sally.

—¡Oh, Meg! ¡Qué cosas dices! —exclamó, sonrojándose.

Las dos chicas estaban tan entretenidas con su charla que no se habían dado cuenta de que Beth se encontraba detrás de ellas, escuchándolo todo, y, sin lograr entender el por qué, sintiendo como si cada una de esas palabras se clavara cruelmente sobre su dulce corazón, haciéndola sentir terriblemente mal, herida y angustiada... Jamás en su vida se había sentido así y estaba muy asustada, tenía unas ganas inmensas de ponerse a llorar y no quería hacerlo frente a toda esa gente extraña.

Pero cuando escuchó las siguientes palabras que Sally cruzó con su hermana, la afligieron aún más.

—Lo único que me preocupa es que mis padres no querrán que me case con él porque no es de clase alta como nosotros… —le contó sintiéndose muy deprimida. Su lindo rostro rebelaba la gran preocupación que la había embargado.

—Mira, por ese asunto no tienes por qué preocuparte, amiga —la tranquilizó de inmediato con una sonrisa confidente.

—¿Y por qué no? Ya sabes cómo son estas cosas… Tú no tuviste problemas en conseguir comprometerte con el muchacho que amas, pero en mi caso es diferente, mis padres jamás permitirán que me case con alguien pobre por más buena persona que fuera.

—¡Ah, ah! Si te digo que no te preocupes por eso, Sally, es que no debes preocuparte por eso —le negó con el dedo, dejando a su amiga bastante perpleja— ¿Sabes? Laurie me contó que su abuelo descubrió que Jeremy proviene de la aristocracia inglesa y que muy pronto heredará la inmensa fortuna de la familia Williams.

Tanto Sally como Beth se quedaron paralizadas, impactadas con aquella noticia.

—¡Oh, Meg! ¿Lo dices en serio? No me mientes, ¿verdad? —le preguntó Sally con lágrimas de esperanza en sus ojos, aferrándose a los brazos de su amiga.

—Claro que no. ¿Por qué lo haría?

—¿Sabes lo que eso significa, Meg? ¡Mis padres no se opondrán a nuestro compromiso! ¡Oh, Meg! ¡Estoy tan feliz! ¡Por fin encontré al hombre ideal para mí!

Y mientras Sally se dejaba llevar por sus sueños de casada, la mortificación de Beth había alcanzado niveles más que tolerables para ella, llegando a sentir un inmenso dolor en su cálido y sencillo corazón, confundiéndola aún más: ¿por qué estaba sintiendo tanta angustia luego de haber escuchado a la amiga de su hermana confesarle su amor por Jeremy? ¿Por qué se sentía tan mal? No podía comprenderlo, ni con su mente ni con su corazón. Estaba demasiado confundida y dolida como para descubrir la verdadera razón de su dolor.

—Oye, Beth; ¿cómo te va pareciendo la obra de Jo? Es estupenda, ¿no? —le preguntó la siempre animada Amy, pero la aludida no la había escuchado, permaneciendo en completo silencio mirando sin ver hacia un punto imaginario que se ubicaba más allá de su hermana menor, con su mente perdida en un mar de pensamientos confusos.

—Oye, Beth; ¿te sientes bien? ¡Beth! —exclamó, alzando la voz, logrando sobresaltar a su hermana, volviéndola a la realidad.

—¿Eh? ¿Qué pasa, Amy? ¿Qué dijiste? —inquirió un tanto confundida, como si recién se hubiera despertado de una profunda ensoñación.

—Te preguntaba si te estaba gustando la obra porque a mí me parece estupenda.

—¡Oh, sí! La obra me parece muy interesante… —respondió sin mucho entusiasmo, llamando la atención de la curiosa Amy, quien la miró de reojo, suspicaz.

—Oye, Beth… ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? Te noto un poco rara…

—¿Quién, yo? ¡Nada que ver, Amy! —se negó, abanicando las manos y sonriéndole nerviosamente—. Es sólo que como no estoy acostumbrada a estar en lugares como éstos, rodeada de tanta gente…. Me asusta un poco, ¿sabes?

—Sí, claro… —replicó no muy convencida con aquella explicación, pues sonaba más a excusa que otra cosa.

En un vano intento de escapar al escrutinio de su hermana, Beth huyó hacia donde se encontraba el señor Laurence y, como iba con la cabeza gacha, no se dio cuenta sino hasta último momento de que el mismísimo Jeremy se encontraba conversando con él, por lo que no pudo evitar aquel encuentro. ¡Y ni siquiera sabía por qué no quería encontrarse cara a cara con él si le parecía un chico muy simpático y un maravilloso pianista!

—¿Qué te ha parecido la magnífica obra de tu hermana, Beth? No sabía que Jo tenía tanto talento para escribir dramas de teatro —le comentó el buen señor Laurence en cuanto la vio llegar, ajeno a las tribulaciones de su vecina favorita.

Jeremy la miró de soslayo y a Beth le pareció que él se sonrojaba ligeramente.

—Me gustó mucho —respondió con su habitual suavidad, tratando de ignorar los fuertes golpeteos de su propio corazón. ¿Por qué se sentía así cada vez que Jeremy se encontraba a su lado?

—¿Qué te parece este cabezota de Jeremy, Beth? El muy testarudo, a pesar de estar enfermo, quiso venir a ver actuar a tu hermana Jo.

Antes de contestarle, la jovencita no pudo evitar dirigir una tímida mirada hacia el mencionado muchacho, pero como estaba al lado de su querido amigo, el señor Laurence, se sintió con el valor suficiente como para contestar.

—… Yo… me siento muy alagada por la lealtad que le tiene a mi hermana Jo…, pero creo que debería cuidarse más, o si no, no podrá verla actuar muy seguido si sufre otra recaída.

—Trataré de seguir su consejo, miss Elizabeth —le dijo con una casi imperceptible media sonrisa en su rostro inexpresivo. Estaba muy nervioso y no entendía cómo aquella simple niña lo hacía sentir de esa manera, pues jamás se había sentido así con otras mujeres.

Lamentablemente para Jeremy, la voz le salió demasiada fría e inexpresiva gracias a su flema inglesa, por lo que la pobre Beth se sintió muy incómoda e intimidada, quedándose completamente muda, mirando fijamente hacia sus zapatos color café. James Laurence pareció darse cuenta de ello, por lo que trató de arreglarlo todo con una sonora y jovial carcajada, poniendo su pesada pero afectuosa mano sobre elesbelto hombro de la jovencita.

—¡Ja, ja, ja! Creo que ese consejo deberías seguirlo tú también, pequeña.

Beth levantó la cabeza y le sonrió candorosamente, una sonrisa tan tranquila y afable que Jeremy no pasó por alto, era como si ella lograra transmitirle toda la paz que él tanto anhelaba con desesperación.

—Mi papá también me dijo lo mismo.

—Entonces creo que ambos deberíamos seguir sus consejos —opinó el muchacho con un tono muy amable, tratando de no volver a intimidarla, moderando su carácter.

—Sí —asintió dulcemente, percatándose del cambio de tono de Jeremy, valorándolo por las molestias que se tomaba para no volver a asustarla.

—¿Qué le ha parecido hasta ahora la obra de mi hermana Jo, señor Williams? —Meg le preguntó de improviso, uniéndoseles a la charla junto a una tímida pero decidida Sally.

—Me ha parecido muy interesante, miss Meg —le respondió inclinándose con caballerosidad.

—¿De veras? Mi amiga Sally también es de la misma opinión —la miró adrede—. Díselo.

—¿Eh? Sí, claro… Me pareció muy interesante también y… y espero que tenga un final inolvidable —apenas le salieron aquellas palabras de lo nerviosa que se encontraba.

Y mientras Sally y Jeremy iniciaban una conversación acerca de la obra, la pobre Beth no pudo evitar sentirse excluida, casi herida, viendo ante ella a una verdadera dama que podía eclipsarla como mujer ante cualquier hombre, y sobre todo, ante Jeremy…

Asustada por aquel inesperado descubrimiento, Beth intentó huir hacia donde se encontraban sus padres pero Meg la detuvo por el brazo para susurrarle alegremente al oído:

—¿Has visto qué linda pareja forman Sally y Jeremy? ¡Estoy tan contenta por ella! ¿Sabes? pienso ayudarla en todo lo que pueda para que se casen…

—S-sí… —asintió la afligida Beth, apuñalada en el corazón sin querer por su propia hermana y, sintiéndose terriblemente traicionada, se alejó de ella lo más rápido que pudo, dejándola perpleja y con la palabra en la boca.

—¿No notas a Beth algo extraña? —le preguntó Amy de repente, parándose a su lado con los brazos cruzados y con la nariz graciosamente fruncida.

—Sí…, muy extraña… —respondió Meg, sin quitar su preocupada mirada de Beth mientras ésta se alejaba apresuradamente de ellas.

Beth supo disimular muy bien su dolor frente a su padre pero no ante su madre, que se percató inmediatamente de que algo no andaba bien con su hija, de que algo la afligía de sobremanera. Pero como aquel no era el sitio indicado para preguntarle qué le ocurría, la señora March decidió que dejaría el cuestionario para más adelante, cuando estuvieran a solas.

Cuando se enunció que el entretiempo llegaba a su fin para así dar inicio a la segunda y última parte de la obra "El Renegado de Italia", todos se dirigieron rápidamente hacia el palco para ocupar sus respectivos lugares. Grande fue el dolor de Beth cuando se dio cuenta de que Sally se había sentado al lado de Jeremy por pedido de Meg a Laurie, quien, gustoso de darle una mano de /Cupido/ a su amiga, le había cedido el asiento.

Sintiéndose superada por la decisión de Sally en conquistar a Jeremy, Beth intentó seguir la locuaz conversación de Laurie, quien se había sentado a su lado ocupando el antiguo asiento de Meg hasta que por fin la segunda parte de la obra dio inicio y el jovencito nuevamente se quedó callado, embobado con la actuación de su adorada Jo.

Con la mirada puesta sobre el escenario pero con la mente puesta sobre Jeremy y Sally, Beth intentaba poner sus pensamientos y sus sentimientos en orden a pesar de que sentía un nudo en la garganta y el corazón terriblemente pesado y adolorido. Aquel extraño asunto ya le era insoportable y no veía la hora de estar en su propia casa, bajo las seguras mantas de su cama para llorar a su antojo, abrazada a Milkian.

Ajena a lo que le sucedía a su hermana, Jo apareció en escena para ofrecer un acalorado y furioso monólogo de Renzo, proclamando su tremendo odio hacia el héroe de aquella trama: Nino, quien por sus ideales, valentía y gran bondad había conquistado el corazón de Marcella, su antigua prometida. Mientras recitaba sus líneas, la chica miró disimuladamente hacia el palco que ocupaban su familia y sus amigos, sintiéndose muy feliz al verlos disfrutar de lo que ella les ofrecía con toda su alma, pero su felicidad casi desapareció cuando otra vez no pudo encontrar a una de las personas que más le interesaba que estuviera allí.

"¿En dónde estará Anthony? —se preguntó un tanto desilusionada y hasta enfadada—. Espero que esté presenciando todo esto… Quiero saber lo que opinará sobre mi actuación y la obra".

Tanto para ella como para Beth el tiempo les pareció eterno por diferentes razones, pero para Sally fue una noche maravillosa ya que Jeremy, a pesar de su apariencia fría y distante, era un buen conocedor del teatro y un caballero con todas las de la ley. Meg estaba muy feliz por ella y estaba dispuesta a ayudarla en todo lo que pudiera para que lo conquistara, ignorando que su hermana se sentía fuertemente atraída hacia él.

Mientras tanto, Anthony ya le había entregado su reporte al impresor y, poniéndose el abrigo y agarrado el modesto ramo de flores, salió corriendo hacia la calle para tomar un taxi y dirigirse inmediatamente hacia el teatro. Desafortunadamente, no encontró ninguno en la parada y los tranvías ya no estaban funcionando, por lo que se vio obligado a correr con todas sus fuerzas hacia su destino, esquivando a los pocos transeúntes que caminaban por la mojada acera. Tan apurado estaba que por poco lo atropelló un carro justo cuando estaba cruzando la calle, provocando que tropezara contra el cordón de la vereda y cayera sobre un charco de agua, ensuciando su mejor abrigo y las flores.

Sacudiendo el agua de sus manos y del ramo, Anthony se puso de pie mientras maldecía su mala suerte para luego ponerse en camino nuevamente, temiendo que la obra de Jo ya estuviera a punto de terminar.

Entre tanto, cuando por fin el odiado Renzo caía muerto por un disparo efectuado por la valerosa y decidida Marcella en defensa de su amado y herido Nino, la pareja proclamó nuevamente su mutuo amor y su ferviente deseo de comenzar una nueva vida en la floreciente ciudad de New York, cimentándose en sus ideales de justicia e igualdad para todos.

Cuando cayó el telón y los actores aparecieron en escena para recibir el afectuoso y entusiasta aplauso de un público emocionado por aquella romántica historia llena de heroísmo. Jo estaba radiante, aquel que no había sido su verdadero sueño se había hecho realidad sin quererlo, y todo gracias a un empujoncito que Anthony le había dado.

Tanto ella como Laura y Evangeline recibieron flores y, mientras seguían recibiendo acalorados aplausos, saludaron al público junto a sus compañeros.

Tanto la familia March, los Laurence, Sally, Jeremy y la señora Kirke fueron los que más aplaudieron, emocionados por el triunfo de Jo. Frederick, Mary y tía Martha se sentían muy orgullosos por ella; Meg y Beth lloraban de emoción y la pequeña Amy no paraba de saltar mientras gritaba: "¡Ella es mi hermana! ¡Ella es mi hermana!". Pero Laurie era el que más festejaba de todos ellos, aplaudiendo y gritando con toda su energía.

Minutos más tarde, luego de que Jo se hubiera cambiado de ropa y quitado el maquillaje, se reunió con su familia y sus amigos, quienes la recibieron muy alborozados en la galería, felicitándola por su éxito.

—¡Nunca me sentí tan importante como ahora, Jo! ¡Eres una actriz estupenda! Me muero por contárselo a mis amigas —exclamó Amy con su habitual e innata vanidad, abrazando a su hermana con todas sus fuerzas y riendo animadamente.

—¡Oh, Amy! Qué cosas dices… —le dijo Jo mientras la abrazaba también—. Eres una vanidosa sin remedio pero tu alegría es tan contagiosa que no puedo resistirme a ella.

—Su historia fue muy interesante, miss Jo —la felicitó Jeremy con su habitual impasibilidad.

—Gracias, Jeremy; pero no tendrías que haber salido de casa estando enfermo.

—Quisimos persuadirlo de no venir, pero resultó ser tan testarudo que tuvimos que traerlo con nosotros… —le explicó un sonriente Laurie, entregándole otro enorme y precioso ramo de rosas—. Muchas felicidades por tu éxito, Jo. Estoy muy orgulloso de ti.

—¿Otro más? Eres demasiado atento conmigo, Laurie —se quejó con una sonrisa, tomando su obsequio entre sus manos y sonrojándose ligeramente, no pudiendo evitar sentirse alagada.

—¿Qué dices? Pero si es un placer —replicó con modestia.

De pie en la puerta de entrada, Anthony observó todo aquello, sobre todo el hermoso ramo que aquel muchacho le había obsequiado a Jo y, alzando su modesto ramo, estropeado por el agua de la lluvia, el joven periodista frunció el entrecejo y lo arrojó al cesto de basura para luego girar sobre sus pies y volver sobre sus pasos, derrotado.

—¡Eh, Anthony! ¡Así que por fin viniste, ¿eh? —le gritó de manera muy poco femenina la flamante actriz al verlo, posponiendo así su prematura retirada.

—Hice todo lo posible para terminar mi trabajo a tiempo y venir a verte, Jo; pero veo que llegué demasiado tarde —le explicó mientras caminaba hacia ella con las manos en los bolcillos, saludándose cortésmente con Laurie, quien no le quitaba la vista de encima.

—¿Por qué será que eso no me sorprende de tí? —le reclamó más que opinó.

Anthony se sintió muy mal con aquel reproche disfrazado, pero se esforzó para seguir sonriendo.

—Me imagino que debes haber estado estupenda ya que te habías esforzado mucho en los ensayos. ¿Darán otras funciones, verdad?

—Claro que sí, pero dudo que puedas asistir a alguna de ellas; ¡tu trabajo te tiene taaan ocupado que no te permite venir a ver actuar a tu amiga! —ironizó Jo, visiblemente ofendida detrás de su fingida sonrisa.

—Pero, Jo… —Anthony quiso calmar las cosas entre ellos dos, pero Sandra Hamilton apareció de pronto junto con los demás integrantes del salón de lectura, quienes no perdieron la oportunidad de felicitarla acaloradamente, excepto Mario, quien permaneció apartado del grupo, cruzado de brazos y con el ceño fruncido, mirando a Laurie como si quisiera hacerlo desaparecer para siempre.

—¡Mi enhorabuena, Jo! ¡Tu obra estuvo magnífica!

—¡Señorita Hamilton, Michelle, Isías, Fei Long, señor Beresford, señorita Jackson; vinieron como lo prometieron! —exclamó, tomando la mano de cada uno de ellos, ignorando por completo a Anthony, quien no tuvo otro remedio que apartarse de ellos.

Después de saludarlos a todos y de recibir sus respectivas felicitaciones, la joven actriz se detuvo en seco al distinguir a Mario detrás de ellos, casi escondido entre las sombras de una cortina.

—No creí que ese pesado vendría a verme… —murmuró, frunciendo el entrecejo, aprensiva.

—Nosotros tampoco —admitió Sandra, intrigada por la extraña actitud de Mario, volviendo su inquisitiva mirada hacia él.

—Bueno, por lo menos se tomó la molestia de venir —replicó la ofendida Jo, cruzándose de brazos para dirigirle una terrible mirada asesina a Anthony, quien se quedó bastante descolocado.

Jo decidió olvidarse definitivamente de él y de aquel italiano tan presuntuoso he hizo las presentaciones necesarias entre sus compañeros del salón de lectura, sus amigos y su familia. No cabía en sí de gozo, todos a quienes ella quería habían ido a verla; aquello no podía ser mejor.

—Acaba de ocurrírseme una muy buena idea —los interrumpió el señor Laurence—. ¿Qué les parece si nos vamos a cenar todos juntos a algún buen restaurante para festejar el éxito de nuestra Jo y el comienzo de su exitosa carrera como actriz?

—Estoy de acuerdo con eso y estoy dispuesta a ayudarte a pagar la mitad de la cuenta, James —lo apoyó la orgullosa tía March.

Todos exclamaron un "¡hurra!" al escuchar tan atractiva respuesta y, mientras se marchaban de allí siguiendo al señor Laurence y a la señora March, Anthony se quedó parado en el mismo sitio, dudando en unírseles.

—Buenas noches, Anthony, no sabías que estabas aquí tú también… ¿es que no vas a venir con nosotros? —le preguntó Meg, deteniéndose a su lado mientras él la saludaba y se disponía a responderle, pero Jo lo interrumpió.

—Anthony recién acaba de llegar. Solamente está de paso, ¿sabes? El señor Laurence invitó únicamente a los que asistieron al teatro y a nadie más.

—Pero… —Meg quiso protestar, pero su hermana la tomó fuertemente del brazo y se la llevó a rastras so protesta de que los demás las estaban dejando y no debían retratarse más tiempo.

El pobre Anthony se les quedó mirando muy entristecido por el trato tan cruel que Jo le había dispensado, pero cuando vio que ésta se colgaba alegremente del brazo de Laurie, quien la había estado esperando en la entrada del teatro, y se marchaba con él sin siquiera volverse para despedirse, se sintió tan humillado y herido, que por primera vez desde que había conocido a Jo, se enojó con ella. ¿Por qué siempre lo trataba tan mal y a ese chico rico no? ¿Qué mal había hecho él aparte de ser sincero con ella? Ya no estaba dispuesto a tolerarlo por más tiempo, ya no.

—Qué va. Estoy perdiendo el tiempo con ella, ni siquiera me quiere como amigo… Es mejor que me olvide de Jo para siempre —murmuró, metiendo las manos en los bolcillos de su abrigo, saliendo del edificio para comenzar a caminar lentamente bajo la tenue lluvia de otoño, prometiéndose a sí mismo no volver a ver nunca más a Jo si lo único que lograba era enfadarla. Aún le dolían las duras palabras que ella le había dirigido, pero el dolor que le provocaba aquella repentina separación era mucho peor. A pesar de estar furioso con ella, le deseó de todo corazón un feliz matrimonio con Laurie.

Mientras el teatro cerraba sus puertas y él se alejaba poco a poco de allí, Mario Mazzini lo observaba detenidamente bajo el refugio de un frondoso árbol.

/Es una pena que Jo y Anthony se hayan peleado de esa manera… ¿volverán a ser amigos de nuevo? A veces pienso que mi hermana es demasiado mala con él…¡No he visto a nadie tenerle tanta paciencia como Anthony! Pero creo que ya llegó a su límite, ¿verdad? ¡Y la pobre Beth! Sally es una
rival muy fuerte… si Beth no descubre pronto que ama a Jeremy, creo que lo perderá para siempre…/

*Notas de una Autora Descuidada:*

* ¡Pobre Anthony y qué mala fue Jo con él! Y la pobre Beth parece que no la va a pasar muy bien… : ( ¿Qué pasará ahora con la amistad entre Jo y Anthony? He hecho algunos cambios en los capítulos anteriores, pequeños y casi invisibles cambios que realmente no son muy importantes.*


Notas de una Bloguera Descuidada:
¡Hola, mis queridos arrinconados! ¿Cómo están? Espero que bien. Decidí seguir publicando este fanfic hasta que lo termine, claro, con el final alternativo a la primera versión. 
Terminé de ver el drama coreano Cálido y Acogedor, sigo viendo el anime Inazuma Eleven y editando el drama coreano Volver a Amar.


¡Gracias por visitar el blog!
¡Nos leemos en la próxima entrada!
¡Cuídense!

Sayounara Bye Bye!!!

Gabriella Yu

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