Personajes: Michiko Daimon (46), Hiromi Jonouichi (43), Akira Kanbara (75), Hideki Kaji (58), Kondo Shinobu (47), Takashi Ebina (59), Takano Naoki (64), Mamoru Hara (48), Takashi Torii (58), Hikaru Morimoto (38), Shigatetsu Hiruma (71).
Capítulo
2: Daimon y Kaji ¡Una Extraña Sociedad Entre Enemigos!
Tanto Michiko como Jonouichi se le quedaron mirando
con la boca y los ojos bien abiertos, incrédulas.
—¡¡¡¿QUÉEEE?!!! ¿Tú me contrataste? ¡Aaayyyy!
¡Imposible! —chilló la primera con su acostumbrado escándalo que sólo sus más
allegados podían darse el lujo de ver.
—Es verdad, eso es imposible. Si quiere contratar a
Michiko es que tiene el poder para hacerlo. ¿Cómo lo logró? —quiso saber la
médica anestesista, siempre más práctica que su amiga y compañera.
Por un segundo, Akira creyó ver una sobra sobre el
rostro de Kaji, pero fue tan imperceptible y fugaz, que lo atribuyó a su propia
imaginación.
El aludido abrió la boca para contestar, pero Kanbara
lo interrumpió a la vez que recogía entre sus brazos al gato que había regresado
al sentirse a salvo de Michiko.
—El doctor Hideki Kaji fue escogido por los miembros
del Departamento del Hospital Universitario como Director General del Hospital
Universitario de Naro… —Lo miró fijamente—.Un hospital devenido a menos tanto a
nivel edilicio, tecnológico y de personal tanto médico como otros servicios…
—Aún así, ¿cómo consiguió semejante puesto cuando
lleva años poder lograrlo? —quiso saber Jonouichi, perspicaz.
—Puede que se haya confabulado con los yakuzas —se
burló Michiko, desfalleciendo nuevamente sobre el sofá, extendiendo las
trémulas manos hacia arriba—. ¡No me gusta esa broma, Akira-san. Usted y
Kaji-chan están siendo crueles con mi desgracia!
Kaji se le quedó mirando muy serio.
—No es broma, Deimon, me nombraron Director General de
ese desvencijado hospital y planeo posicionarlo entre los mejores dentro de un
año y necesito de tu ayuda para hacerlo. Como tú, quiero ganar mucho dinero.
La aludida se le quedó mirando muy seria, de refilón.
—¿Cómo planea pagar los honorarios de Michiko y Jonouichi
entonces? —quiso saber su representante.
—En un principio comenzaríamos con cirugías poco
complicadas pero con el tiempo podrían ser de un enorme desafío para la doctora
“Yo nunca fallo” y es ahí donde se verán las ganancias.
Había un dejo de burla en esas últimas palabras a
pesar de que observaba a Michiko con expresión grave.
Ésta bostezó y se levantó desperezándose para luego
pararse frente al visitante y tal vez futuro jefe.
—¿Podré realizar todas las cirugías que quiera?
—Las que quiera.
—¿Sin importar cuán complicadas sean?
Hideki guardó silencio por unos segundos.
—Su procedimiento con la pequeña Kurumi fue increíble.
Yo… confiaré en usted.
—¿Cómo lo supo? —quiso saber Jounouichi.
Kaji la miró.
—¿Usted piensa que yo iba a creer que el doctor Ebina
había sido capaz de hacer semejante cirugía? No —miró a Michicko—. Aquí todos
sabemos quién fue en realidad.
Michiko Daimon se le quedó mirando muy seriamente.
Podría jurar que el gruñón de Kaji estaba hablando con absoluta sinceridad,
pero…
—… No lo sé… —le dio la espalda cruzándose de brazos,
pensativa.
—Le daré independencia absoluta —se apresuró a decir,
no quería perder la oportunidad de tener a la mejor cirujana que había visto en
toda su vida en sus filas, arriesgando fama y fortuna en ello—. Sé que no le
gusta las instituciones, así que la contrataré como independiente.
—No haré nada que no requiera licencia médica —replicó
fastidiada, sin volverse.
—¡Ya lo sé, ya lo sé…! —se acercó a ella, casi en
actitud de ruego—. ¿Acaso cree que no conozco su mala disposición? Ya le dije
que puede hacer lo que quiera en mi hospital. ¡Entienda, la necesito para ganar
dinero!
La doctora se quedó meditando por unos segundos.
—¿Mucho dinero? —preguntó, sin volverse.
—Sí, mucho dinero. Y todas las cirugías que quiera
hacer. ¡Vamos! ¿Qué más necesita para que la convenza?
—Mmm… a ver…
¿qué más necesito? —se llevó la mano al mentón en actitud pensativa, mirando
hacia arriba.
—¡Oh! ¡Vamos! ¡No me haga rogarle de rodillas!
—Eso suena bien…
—¡Diablos! ¡Tenía que ser un demonio! —se quejó Kaji
haciendo un gracioso berrinche. ¿Realmente iba a ser capaz de humillarse para
obtener la aprobación de aquella mujer egoísta?
—Vamos, Michiko, ya basta de jugar y contéstale de una
vez —le pidió Kanbara.
—¡Bueeeno…!
Y sin que Hideki Kaji se lo esperara, la doctora que
nunca falla se le lanzó encima, colgándose de su cuello con una sonrisa de
oreja a oreja, totalmente alborozada.
—¡Por supuesto que acepto el trabajo, Kaji-chan!
¡Yupiii! ¡Por fin podré operar de nuevo!
—¡Que no me diga “Kaji-chan” y quítese de encima de
una vez! ¡Es incómodo! —protestó, tratado se desembarazarse de ella.
—¡Déjeme decirle “Kaji-chan y lo soltaré!
—¡Jamás, demonio molesto!
Jonouichi y Akira los observaban muy entretenidos.
—No puedo creer que el doctor Kaji fuera nombrado
Director General —insistió la primera—, y tampoco puedo creer que quisiera
contratar a Michiko con tantos favores para ella, pensé que la odiaba.
—A veces las personas nos sorprenden y hacen cosas
impensadas… —replicó, para luego quedarse sumido en la preocupación.
“Sólo espero que sepan en lo que se están metiendo”.
Pensó.
XOX
Afuera, un auto de lujo se encontraba estacionado
frente a la vieja casa japonesa de dos pisos, en su interior, además del chofer
y un guardaespaldas, se encontraba el hombre con el que el doctor Kaji había
hecho un trato un par semanas atrás.
—¿Con que éste es el hogar del famoso Doctor X?
Interesante, interesante… —expulsó un poco de humo de cigarrillo, complacido—.
Me encantaría conocerla, pero todo a su tiempo, no hay prisa… todavía.
Se rió para sus adentros, una risa malvada, saboreando
el momento.
¡Segundo capítulo de la historia! Perdonen los errores y no olviden comentar, pues es muy importante para un escritor saber que alguien lee su historia, es muy motivador, tanto que no tienen idea.
Comencé a ver el drama coreano Big, sigo viendo el anime One Piece, leyendo la novela histórica de misterio La Venganza de Nofret de Ágatha Christie y editando el drama coreano Papá es Extraño.
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