Resumen de la serie: Daimon Michiko es una atractiva e independiente cirujano. No está afiliada en el departamento médico del hospital universitario, se mueve alrededor de distintos hospitales, mientras está conectada a un tipo sospechoso de 'agencia de médicos'. Observa la jornada laboral estrictamente, no acepta tareas donde la licencia médica no es necesaria, y también está interesada en las luchas de poder características de los hospitales. Su vida privada y su experiencia laboral están envueltas en el misterio, pero es una aguerrida cirujano de primer nivel con los instintos de una genio. Si bien hay rumores desagradables que abandonó la comunidad médica a causa de problemas económicos y negligencia médica, nadie conoce a la persona que realmente es.
Personajes: Michiko Daimon (46), Hiromi Jonouichi (43), Akira Kanbara (75), Hideki Kaji (58), Kondo Shinobu (47), Takashi Ebina (59), Takano Naoki (64), Mamoru Hara (48), Takashi Torii (58), Hikaru Morimoto (38), Shigatetsu Hiruma (71).
Capítulo
6: ¿Cuáles Son Tus Verdaderas Razones?
Los primeros
tiempos fueron difíciles para todos, no hubo grandes ganancias pero tampoco
grandes pérdidas, luego comenzaron a tener más ganancias que pérdidas y poco a
poco comenzaron a crecer, por lo que los sueldos comenzaron a crecer al igual
que las inversiones en la infraestructura del hospital. La experiencia y el
buen sentido común de Akira Kanabara resultó muy útil para la Michiko, que no
sabía administrarse económicamente, y a Kaji, que soñaba gastarse el dinero en
lujos superfluos.
Hideki Kaji
nunca fue invitado al círculo privado de los Directores Generales
Universitarios, pues sabían muy bien cómo había logrado ese puesto y querían
evitar cualquier contacto innecesario con la mafia japonesa. Tal vez, en otro contexto,
el doctor Kaji se hubiera sentido muy ofendido con semejante rechazo, pero
debido a la situación actual y de cómo había llegado a ser Director General, lo
había dejado pasar sin chistar. La única que se quejaba era Michiko Daimon, y
por razones valederas sólo para ella.
—¿Por qué no
te invitan a sus cenas, Kaji-chan? ¡La comida que sirven allí es deliciosa! —se
sentó pesadamente en el nuevo sofá de mediana calidad, con las manos en los
bolsillos de su bata y haciendo un puchero.
—Si me invitaran,
tampoco la llevaría a usted, demonio —replicó sin levantar la vista de los
papeles que estaba firmando con muy pocas ganas.
—Simpático
como siempre… —se enfurruñó, cruzándose de brazos y recostándose sobre el
respaldar del sillón.
Por toda
respuesta, Kaji dejó caer su cabeza sobre los papeles, dejando escapar un largo
suspiro mientras soltaba la lapicera que cayó rodando unos centímetros de la
mano.
—¿Aburrido?
—Odio revisar
papales, esta vida no es tan glamorosa como yo penaba…¡Yo quería ganar dinero!
—¡Bah! Siempre
con lo mismo.
Kaji alzó la
cabeza, molesto.
—¿Y qué? A
todos nos gusta el dinero, ¿o entonces cómo podría usted comprarse esos bolsos
caros que trae, vestirse como se viste o comer todo lo que se come? La
diferencia está en que yo prefiero clientes ricos y usted sólo quiere curar a
la gente sea quien sea así usted se muera pobre como una rata. Yo en cambio
moriré rico, ya verá.
Volvió a dejar
caer su cabeza sobre los papeles. Michiko no replicó, puesto que todo lo que
había escuchado era cierto, pero también la fastidiaba la forma en que lo había
dicho.
—Olvidas
agregar que tú prefieres ser esclavo de las organizaciones y yo prefiero actuar
libremente.
—Bueno, por
eso y más la contraté como independiente... —agregó sin levantarse.
Michiko lo miró
detenidamente, consternada.
—¿Qué quieres
decir con eso?
Por toda
respuesta, el cirujano comenzó a roncar deliberadamente, evadiendo la pregunta.
—¡Oiga! —se
levantó—. ¡Kaji-chan! ¡No finja que duerme!
—¿Qué está
pasando aquí? —entró Akira Kanbara, vestido impecablemente de traje—. Oye,
Michiko, ¿estás molestando a tu jefe? ¿No tienes una cirugía hoy?
—Ya las
terminé, a las tres que tenía… —se quejó, aburrida.
—Entonces ve a
molestar al doctor Kondo o alguien más y no a tu jefe. ¡Vete, vete! —comenzó a
empujarla hacia afuera de la habitación.
—¡Pero no es
lo mismo! ¡Él me divierte! ¡Y me enoja también!
—¡Vete! —cerró
la puerta, y se volvió hacia el doctor Kaji—. Le pido disculpas una vez más por
la mala educación de Michiko, Director General, cuando está aburrida se pone
muy pesada.
—No sería la
doctora Michiko Deimon si no fuera como es, ¿verdad? —el aludido se incorporó—.
Me saca de las casillas muy fácilmente, no sé cómo lo logra, pero lo hace. Ese
demonio…
Akira sólo se
limitó a sonreír.
—Hoy a las
cinco y media de la tarde viene ese hombre, ¿verdad? —Hideki Kaji comenzó a
caminar, estirando los brazos—. Daimon no tiene que cruzarse con él por ningún
motivo, se lo encargo. Si lo molesta, ese tipo es capaz de matarnos a todos.
—La doctora
Michiko trabaja hasta las cinco, como siempre, le pediré a la doctora Jonouichi
que se encargue de llevársela de aquí apenas den las cinco.
En silencio,
Kaji se acercó a él, con las manos metidas en los bolsillos y la cabeza baja,
pensativo.
—Muchas
gracias, Akira-san, usted me ha ayudado mucho en estos tiempos… Cuando todo
esto termine, podrá irse y contrataré una verdadera secretaria... Una linda
secretaria… —agregó, haciéndose a la idea con deleite.
—Por el
contrario, usted fue muy bueno con Michiko otorgándole tantos caprichos.
El doctor Hideki
Kaji se puso serio.
—No me
malinterprete, necesito a la doctora Deimon para conseguir mis propósitos y
ganar mucho dinero. Le agradezco que me la haya sacado de encima en este
momento porque aún me queda mucho qué hacer… —Se tomó del hombro derecho con la
mano izquierda e hizo movimientos circulares con el brazo derecho recogido y el
puño cerrado a la vez que se descontracturaba el cuello—. ¡Ah! ¡Cuando apenas
pague esa condenada deuda, me iré de fiesta por una semana entera!
—Si, entiendo
—. Interpretando correctamente las palabras de Kaji, Akira Knbara asintió con
la cabeza y salió de allí.
Una vez
sentado en su escritorio con su amado Ben Casey ronroneando sobre su regazo, al
lado del despacho del Director General, Akira se entregó a sus profundas cavilaciones:
¿por qué Kaji rehuía decir por qué había contratado a Michiko en verdad? Sabía
que no había interés romántico, obviamente económico, ¿pero también tal vez una
admiración que no quería admitir? Hideki Kaji era muy similar a Michiko, eran
demasiados orgullosos para con sus egos se tratara.
XOX
—¿No tienes
nada más qué hacer? Te ves aburrida —se burló el doctor Kondo, apoyándose con
los antebrazos en el barandal de la azotea del hospital.
—Si ese pasamano
fuera el viejo que estaba hace una semana, nos hubiéramos caído los dos
—comentó Michiko, también apoyada en el barandal, con las piernas
cruzadas, y con la mejilla apoyada en la
palma de su mano—. El hospital comienza a ser famoso y los casos son cada vez
más difíciles… pero no lo suficiente para mí, termino demasiado pronto.
—No te quejes.
El Director te da los mejores casos a pesar de que suelen pelearse por el
procedimiento en frente de todos nosotros
durante las conferencias. El doctor Takano, Torii y yo nos preguntamos cómo
lograste ganar su confianza… Realmente es injusto, el doctor Morimoto nos dijo
que ustedes dos prácticamente se odiaban cuando trabajaron juntos en el Tercer
Hospital Universitario, ¿qué pasó entonces?
Michiko Deimon
lo miró un tanto sorprendida, Shinobu parecía bastante molesto. Se alzó de
hombros sin mucho interés.
—Bueno, me
necesita para ganar dinero, es lo único que le interesa. Yo necesito operar, es
lo único que me interesa—. Volvió a apoyarse en el pasamano, con la mirada en
la bulliciosa selva de asfalto.
Esta vez fue
Kondo quien la miró, interesado. Suspiró y volvió mirar hacia el cielo.
—Entonces es
más inteligente de lo que pensaba, sabe muy bien que con la ayuda de tus manos
conseguirá que este trasto viejo se haga famoso. ¿No te molesta que te usen?
Michiko volvió
a encogerse de hombros.
—No. ¿Por qué
lo haría? Ambos nos necesitábamos y ambos nos beneficiamos. Por lo menos aquí
no me hacen la vida imposible y tengo libertad absoluta.
El doctor
Shinobu Kondo sonrió, inclinando la cabeza hacia abajo.
—Ya veo…
—¿Qué ves?
—inquirió, mirándolo.
La miró.
—Yo…
—¡Ah! Estabas aquí. Michiko, ya son las cinco,
hora de irse. Buenas tardes, doctor Kondo —saludó la sencilla pero bonita
Hiromi Jonouichi, apareciendo desde la puerta de la terraza.
—Buenas
tardes, Jonouichi —el apuesto doctor se inclinó ligeramente a modo de saludo y
cortesía. Ella lo imitó y se le quedó mirando con una sonrisa tonta.
—¿Ya son las
cinco? Entonces me voy —dijo la otra doctora un tanto molesta, pasando el brazo
por el de su amiga y obligándola irse con ella, dejando a su compañero muy
risueño y divertido.
—No te
preocupes, Michiko, no te lo voy a quitar —se burló su amiga mientras bajaban
por las escaleras hasta la planta alta.
—Tú y
Akira-san están muy confundidos —se quejó, malhumorada.
—¡Pero el
doctor Kondo es muy atractivo y competente! Y además, parece que le gustas.
—Imaginaciones
tuyas —abrió la puerta hacia el piso y se encontró cara a cara con un sonriente
pero peligroso Kenzo Ishida.
—¡Vaya, vaya!
—celebró éste—. ¡Justo la mujer que estaba buscando…! Y viene acompañada por
otra mujer hermosa.
Furiosa y a la
defensiva, la doctora Michiko Daimon se interpuso entre él y su amiga.
Aquello se iba a poner feo…
Sigo viendo el anime One Piece, el drama coreano Big, editando el drama coreano Papá es Extraño, escribiendo el fanfic de Doctor X, leyendo la novela Poirot Investiga y estudiando Secretariado Administrativo.
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