Resumen de la historia: El misterioso director de un sitio web de eventos paranormales reúne a un pequeño grupo de personas con diferentes habilidades sobrenaturales para combatir el mal que comenzó a extenderse por todo el mundo con el fin de iniciar el Juicio Final. Se sucederán casos muy peligrosos y el equipo deberá aprender a trabajar como uno solo o correrán el riesgo de morir en su misión.
FENÓMENOS
FILE 1: LA LEYENDA DEL FAMILIAR
Personajes: Jin So-Yi (estudiante, 16), Jin Ha-Joon (profesor-científico, 30), Jia Qiang Zheng (detective de policía, 28), Yuu Kumiko (periodista, 26), Ryo Ibaraki (estudiante, 16), Adrian Virgin (director del sitio web Fenómenos, aparenta tener 35), Michelle Jones (arqueóloga, aparenta tener 32 años); Stephen Audry (Mayor a cargo de la sección militar ISE, 38)
Capítulo 1: Tío y Sobrina. Un nuevo
comienzo teñido de tristezas
So-Yi, con el codo apoyado sobre la ventanilla del automóvil
y el mentón sobre la palma de su mano, suspiró tristemente. Su cabello y oscuro
ondeaba desordenadamente a causa del viento de la ruta.
Su tío, Ha-Joon, la miró por un segundo y volvió su
atención sobre la ruta.
—Lamento todo esto, So-Yi, yo...
—Tú también estás sufriendo, tío —replicó, sin quitar la
vista del paisaje—. Mamá era tu hermana también.
Ambos se quedaron en silencio por largo tiempo hasta que
la ciudad de San Naro comenzó a verse en la lejanía, metida entre los verdes
cerros que la rodeaban, como ofreciéndole protección.
Jin Ha-Joon, a pesar de su edad, vestía todo de negro,
contrastando con su tono de piel pálida: saco, polera de cuello alto,
pantalones y hasta guantes de cuero del mismo tono. Sólo su rostro estaba al
descubierto bajo su cabello oscuro peinado a la moda.
—Sé que este cambio será difícil para los dos, pero
espero que la capital te guste, tiene mucha diversión para los jóvenes de tu
edad.
—Yo no viene a esta ciudad para divertirme, tío, vine a
estudiar —se sentó correctamente, recogiéndose orgullosamente el cabello en una
cola de caballo.
Ella vestía como cualquier chica de su edad, sus ojos
oscuros demostraban la sensibilidad y la inteligencia de su ser detrás de sus
gafas, y sus mejillas sonrosadas le daban esa juventud y fortaleza propia de su
edad.
Jin Ha-Joon sonrió con ternura. Sabía que su sobrina
intentaba hacerse la valiente para no preocuparlo.
El camino se estaba volviendo cada vez más transitado,
señal de que ya estaban cerca de la capital, la ciudad que sería su nuevo hogar
y en donde comenzarían de nuevo sus vidas.
Una vez que entraron a la gran urbe, se quedaron pasmados
tanto con su modernidad, como su antigüedad y diversidad cultural. No tenía
comparación con la pequeña ciudad en la que habían vivido hasta hacía poco.
Les tomó un tiempo encontrar el edificio de departamentos
en donde vivirían de allí en adelante. Era un lugar de clase media alta.
Una vez guardado el automóvil en el garaje del edificio,
subieron por el ascensor junto con el equipaje hasta llegar al tercer piso, en
donde se encontraba su departamento.
Todo aquello lo hicieron en absoluto silencio hasta que
entraron a su nuevo hogar.
—Se ve bien —comentó Ha-joon, mirando a su alrededor
mientras dejaba las maletas en lo que era la sala de estar—. La encargada del
edificio fue quien ubicó todos los muebles en su lugar. Si quieres cambiar
algo...
—No. Me gusta cómo está —asintió sin mucho interés—.
¿Cuál es mi habitación?
—Es la puerta que está al lado de la ventana.
La vio desaparecer dentro del dormitorio. Suspiró
quedamente y se sentó en el sillón. La tristeza volvió a ensombrecer su pálido
y delgado rostro.
—Hermana... —murmuró, desesperado, inclinándose para
tomarse la cabeza con las manos—, ¿qué puedo hacer? ¡Tu hija está tan deprimida
que temo cometa una locura!
XOX
Recostada boca arriba sobre la cama, So-Yi contemplaba
tristemente el retrato de su fallecida madre junto a un sonriente Ha-Joon. Las lágrimas brotaban de sus ojos oscuros con
gran facilidad y sentía que su corazón iba a explotar de dolor tarde o
temprano.
—¡Mamá! ¡Mamá! —sollozó, poniéndose en decúbito,
abrazando fuertemente el retrato de su querida madre contra su pecho—. ¿Qué
puedo hacer? Mi tío está cada vez más delgado… ¡Lo siento tan ausente a pesar
de sus esfuerzos! ¡Temo que me deje sola en cualquier momento!
XOX
Cuando anocheció, Ha-Joon abrió suavemente la puerta de
la habitación de su sobrina y la encontró completamente dormida, abrazando el
cuadro de su madre y con rastros de lágrimas en el rostro.
Sonrió tristemente y, después se secarse sus propias
lágrimas con la mano, cubrió a su sobrina con la frazada y luego se dirigió a
la ventana para cerrarla.
Una vez que descorrió las cortinas, se quedó allí,
parado, con las manos enguantadas sujetando fuertemente la suave tela. Bajó la
cabeza y comenzó a llorar en silencio.
—Perdóname, So-Yi… —susurró—. Yo no quise que tu madre muriera
así… ¡Ojalá hubiera podido evitarlo! Pero por mi culpa…, te dejé huérfana… Yo… Yo…
Se llevó la mano al pecho, arrugando su camisa oscura
abotonada hasta el cuello, tratado de contener un sollozo explosivo.
Temiendo no poder contener por más tiempo sus
sentimientos, salió rápidamente de la habitación, cerrando la puerta sin hacer
ruido y escapó a su propio cuarto, en donde dio rienda suelta a su dolor,
dejándose caer sentado en el suelo, con las manos cubriéndole la cara.
Aquella noche, tampoco logró dormir.
Mañana sería el
primer día de sus nuevas vidas en la capital del país: él le había encontrado
trabajo como profesor en la Universidad de Ciencias y Tecnología de San Naro y
ella terminaría su último año de secundaria en el colegio privado de San Naro.
Sí, sus vidas iban a cambiar más de lo que habían
cambiado ya.
XOX
A la mañana siguiente, So-Yi salió de su cuarto con el
uniforme de colegio puesto, desperezándose como si fuera un gato. Se había
maquillado muy bien, ocultando sus ojeras.
—Buenos días, So-Yi, ven a sentarte, el desayuno está
listo —le sonrió su tío, corriendo la silla para que ella se sentara—. ¿Pudiste
dormir bien?
—Sí, tío, perfectamente —mintió, poniendo un poco de
arroz en su bowl—. ¿Y tú?
—Como un lirón —mintió también, sentándose a la mesa.
También él se había maquillado para ocultar sus ojeras,
se había vuelto todo un profesional en aquel arte femenino.
Ambos desayunaron en silencio hasta que terminaron y,
luego de colocar las cosas en el fregadero, tomaron sus respectivos bolsos y se
dispusieron a salir para iniciar su nueva rutina. Grande fue su sorpresa cuando
encontraron un pequeño sobre en el suelo, lo habían hecho pasar por debajo de
la puerta.
Ha-Joon lo levantó, lo abrió y leyó en silencio la nota
que contenía adentro.
—¿Qué es, tío? —inquirió, curiosa.
—Quieren hacerme una entrevista en la editorial de una
web —contestó, extrañado—. No entiendo por qué, nunca he brillado en mi
profesión.
—Tal vez no sea tan así, tío —le guiñó el ojo pícaramente.
A él lo sorprendió aquel gesto que no había vuelto a ver
desde la muerte de su hermana, así que no pudo evitar una pequeña risita.
So-Yi sonrió también, muy contenta de ver a su tío reír
otra vez, aunque fuera tan poco.
—Se nos hace tarde, tío, vamos —declaró, abriendo la
puerta—. Es raro. Ya nadie usa una nota escrita para comunicarse.
—Tal vez sea alguien mayor —propuso Ha-Joon, cerrando y
asegurando la puerta.
Lejos estaban de imaginar que sus aparentemente insignificantes vidas serían clave para salvar al mundo que conocían del Juicio Final.
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