Resumen de la historia: El misterioso director de un sitio web de eventos paranormales reúne a un pequeño grupo de personas con diferentes habilidades sobrenaturales para combatir el mal que comenzó a extenderse por todo el mundo con el fin de iniciar el Juicio Final. Se sucederán casos muy peligrosos y el equipo deberá aprender a trabajar como uno solo o correrán el riesgo de morir en su misión.
FENÓMENOS
FILE 1: LA LEYENDA DEL FAMILIAR
Personajes: Jin So-Yi (estudiante, 16), Jin Ha-Joon (profesor-científico, 30), Jia Qiang Zheng (detective de policía, 28), Yuu Kumiko (periodista, 26), Ryo Ibaraki (estudiante, 16), Adrian Virgin (director del sitio web Fenómenos, aparenta tener 35), Michelle Jones (arqueóloga, aparenta tener 32 años); Stephen Audry (Mayor a cargo de la sección militar ISE, 38)
Capítulo
4: Una Reunión Sorprendente. ¡No Son los Únicos!
Yuu Kumiko, Jia Qiang Zheng y Jin Ha-Joon
estaban sentados a la mesa de una cafetería con diferentes bebidas cada uno
como si aquellas los representaran: Kumiko no paraba de conversar alegremente
mientras tomaba su latte, Zheng no se molestaba en disfrazar su fastidio
mientras bebía de vez en cuando su café negro y Ha-joon simplemente se limitaba
a escuchar muy calladito mientras tomaba su capuccino, mirando a uno y luego a
la otra con demasiada cautela.
—Espera un momento —Zheng
detuvo el incesante parloteo de la chica con un ademán de fastidio con su
mano—, ¿estás diciendo que alguien pretende contratarnos para investigar
fenómenos paranormales? ¿No está eso muy trillado ya?
—No puede ser trillado si es verdadero —refutó
emocionada—. ¿Te imaginas todas las aventuras que podríamos vivir?
“Ojalá aceptara, es muy guapo”
pensó.
—¿Verdadero? ¡Ja! ¿Aventuras?
¡Ja! ¿Compañeros? ¡Ja! Ni lo pienses, yo me voy de aquí —se puso de pie, dando
por terminada su parte en aquella rebuscada reunión.
—Y… ¿si es verdad? —aquel
simple comentario detuvo a Zheng en seco, quien volvió el rostro al joven
profesor, quien era el que había hablado.
—¿Qué fue lo que dijiste?
Ha-Joon ni siquiera tuvo el
valor de mirarlo, simplemente se dedicó a jugar con la cuchara que estaba al
lado de la taza de capuccino.
—Dije que podría ser verdad…
El detective de policía sonrió
a medias.
—Pues esperamos que no sea
cierto porque te matarían enseguida, idiota, pareces una mosquita muerta.
Kumiko se levantó de un golpe,
furiosa.
—¡Oye! ¡El que no creas no te
da derecho a insultarlo de esa manera!
Zheng sonrió, una sonrisa que
mezclaba desprecio y diversión.
—A ti también te van a matar
si sigues tomando todo a la ligera, tonta. Adiós, espero no volver a verlos
nunca más.
Apenas se dio media vuelta
cuando Ha-Joon volvió a abrir la boca, esta vez con mucha seguridad. Estaba
molesto.
—Tienes miedo, ¿verdad?
El detective de policía se
detuvo en seco apenas oyó eso, se dio media vuelta y se dirigió como un huracán
hacia el que había hablado con imprudencia, tomándolo del cuello del saco y
poniéndolo de pie, enfrentándose cara a cara con él, tratando de contener su
ira.
—¿Qué dijiste? ¡Atrévete decirlo de nuevo, maldito mequetrefe!
El profesor universitario no
apartó la vista de él, desafiándolo con absoluta tranquilidad.
—Dije que tienes miedo.
—¡Idiota! ¡Voy a cerrarte esa
bocaza tuya para que aprendas a no meterte conmigo! —alzó el puño dispuesto a
golpearlo en la cara ante la sorpresa de todo el mundo y el horror de Kumiko,
pero, en vez de eso, Zheng bajó el brazo poco a poco, con gran esfuerzo, soltó
al extrañado contendiente, y volvió a sentarse
en su asiento, con los ojos abiertos como platos, completamente
asombrado.
Sin llegar a comprender nada,
Ha-Joon volvió a sentarse lentamente.
—¿Por qué no se tranquilizan
un poco? No me gustan las peleas —declaró Kumiko, bajando las manos y
sentándose ella también. Los demás clientes del café también volvieron a sus
propios asuntos.
El policía la miró furioso.
—¿De modo que tú fuiste?
—Si —asintió—. Tengo el poder
de controlar cualquier objeto, moverlos a voluntad. Telequinesis y algo más.
Miró a uno y luego al otro.
—Ustedes no son los únicos que
tienes poderes sobrenaturales, ¿saben?
Ambos hombres se incomodaron,
Ha-Joon bajó la vista y Zheng frunció el entrecejo, finalmente miró furioso al
primero.
—¿Y tú? ¿Qué poderes tienes?
¿El de provocar policías?
Ha-Joon alzó la vista hacia
él, molesto.
—Tú ya lo sentiste cuando
tropezaste conmigo en la calle.
—¿Qué dices…? ¡Oh! —Zheng
recordó aquel extraño suceso que le provocó una sensación muy desagradable,
como que lo hubieran desnudado tanto física, mental y espiritualmente,
exponiendo toda su vida y sus secretos más ocultos.
Se quedó sin habla.
—Yo… —siguió Ha-Joon, un poco
dubitativo, puesto que era la primera vez que hablaba sobre sus poderes frente
a desconocidos—… Yo tengo el poder de ver todo en una persona con tan sólo
tocarlo… Su pasado, su presente, su futuro. Puedo conocer todo lo que oculta su
alma y lo que siente su corazón, lo que piensa… Es, es horrible… He sentido y
visto cosas que nunca hubiera deseado saber…
Volvió a bajar la mirada,
crispando las manos sobre los muslos. Kumiko sintió compasión por él.
—Has visto cosas terribles,
¿verdad? —dijo—. ¿Es por eso que vistes así? ¿Para evitar tocar y ser tocado?
—Si.
—¡Oh! Eso es realmente triste!
Zheng la fulminó con la
mirada, aquella mujer parecía ser de las que hablaban sin pensar.
—¿De modo que ése es tu poder?
—dijo él—. Entonces ya debes saber cuál es el mío y por qué no quiero tener
compañeros, ¿verdad?
Ha-Joon lo miró, pero esta vez
con la comprensión pintada en su rostro.
—Si.
—¿Y cuál es? —quiso saber la
sonriente Kumiko, ansiosa, su espíritu curioso se había despertado.
—Nunca revelo lo que por
desgracia me entero —dijo, tajante—. Eso debe decirlo él mismo.
Frustrada, la periodista se
echó para atrás, cruzándose de brazos. Miró al policía.
—¿Y bien? ¿Lo dirás?
Por toda respuesta, el aludido
sonrió, comenzando a jugar con la cucharilla.
—Bueno, ya que ustedes fueron
sinceros conmigo, creo que puedo contarles un poco de lo que puedo hacer…
Y, ante la sorpresa de Yuu
Kumiko, dobló la cuchara como si fuera una hoja de papel.
—El reparto del pan está
llegado —comenzó a decir, sonriendo—, están hablando sobre una mujer que tiene
unos pechos enormes. Ahora dicen que deberán informarle al dueño de este local,
un tal Pusseto, que se les olvidó traer el pan flauta y que volverán más tarde
con él.
Y efectivamente, un hombre
entró con el logo de la panadería cosido en su camisa y fue directo a conversar
con el dueño del café, informándole sobre el contratiempo.
—¿Pero qué…? —se sorprendió
aún más la muchacha—. ¿Cómo…?
—¿Cómo lo supe? Pues tengo la
habilidad de acrecentar los cinco sentidos. Puedo ver, oír, sentir, oler y
degustar con ilimitada alcance —sonrió satisfecho, tomando un sorbo de café—.
Estas habilidades me han servido mucho para mi trabajo… y mi vida personal…
Miró maliciosamente a Ha-Joon.
—Si tú estás privado para
sentir el placer, yo lo tengo en exceso cuando quiero.
—¡Oh! —el aludido se le
subieron los colores al rostro mientras Kumiko casi escupe la tostada que
estaba comiendo.
—¡Oye! ¡No seas grosero! —se
quejó la periodista.
Por toda respuesta, Jia Qiang
Zheng se puso de pie y los observó con desdén.
—Corrijo lo que dije antes. Tú
tienes la posibilidad de defenderte, pero él no, sólo será un estorbo y hará
que lo maten, como casi sucede hoy. No tengo la intención de unirme a su
grupito de inadaptados, así que más les vale que se olviden de mí.
Y se fue, dejando a Kumiko
bastante enfadada, sacándole la lengua y a Ha-Joon un tanto confundido.
—Estúpido. ¿Cómo se atreve a
tratarte así? —se quejó la joven.
Minutos más tarde, los dos
salieron a la calle y miraron a su alrededor, suspirando.
Ella lo miró y advirtió que, a
pesar de que sólo era un poco más alto que ella y poseía rasgos faciales casi
femeninos, Ha-Joon era un hombre muy guapo, suave y tranquilo en sus maneras.
Parecía haber mucha determinación en él pero también mucha tristeza.
—¿Qué dices? ¿Quieres ir
conmigo a nuestra primera aventura, Ha-Joon?
—¿Eh? —La miró, parpadeando un
tanto sorprendido, pero enseguida le sonrió, una sonrisa hermosa que la cautivó—.
Pues, me gustaría. Además de profesor, soy un científico, lo sabía, ¿verdad?
Pero… también soy como un padre para mi sobrina y no puedo arriesgar mi vida y
dejarla sola…
Desvió su mirada hacia la
calle.
—Ese policía será un hombre
desagradable, pero tiene mucha razón.
Kumiko torció el gesto y puso
los brazos en jarra.
—Oye, ¿y cuál es el problema?
Yo fui quien te salvó de morir atropellado hace un rato, y puedo ayudarte las
veces que lo necesites.
—¿Así que fuiste tú? Te lo
agradezco, pero tu ofrecimiento demuestra lo inútil que te resultaré en el
futuro, así que sería mejor no aceptar este trabajo.
Sonrió amablemente.
—Me dio mucho gusto
conocerlos, ahora sé que no estoy solo. Espero podamos vernos de nuevo en otra
ocasión. Adiós.
Y se fue, dejándola sola y
molesta, poniendo los brazos en jarra, frunciendo la boca.
—¿Y ahora qué hago? ¡Estos
tipos no tienen ni un ápice del sentido de la aventura! ¿Qué le voy a decir
ahora al director?
Sin darse cuenta, un presencia
oscura la estaba observando desde lejos, muy interesada en aquel asunto.
Comentarios
Publicar un comentario
En este blog encontrarás dramas asiáticos y anime en latino o castellano para ver online o descargar a través de Drive, Mega, Telegram y Mediafire.
Si este blog te da buenos momentos, te pido que traigas más visitantes o permitas que se vean los anuncios para apoyarlo.
Y no dudes en agradecer o preguntar por aquí si tienes alguna duda... ¡No sabes lo mucho que animan los comentarios! Y también te pido que tengas paciencia hasta que pueda contestarte porque tengo una vida muy ocupada.
¡Disfruten viendo lo que más les gusta en cualquier momento y en cualquier lugar!