Resumen de la historia: Joon Min-Ji es una joven y exitosa abogada de divorcios VIP, es arrogante y prepotente con todo el mundo y está perdidamente enamorada de su jefe Yang Kyu-Chul, quien no le da ni la hora. Pero cuando el bufete en donde ella trabaja se fusiona con otro bufete igualmente reconocido, conoce a Sang Do-Yun, su nuevo compañero de trabajo, quien es un famoso abogado de divorcios VIP, un joven ambicioso y brillante con quien iniciará una batalla personal para llegar a obtener el puesto del mejor abogado de divorcios VIP de Seúl. Ambos utilizarán cualquier medio para salirse con la suya sin importar el precio a pagar. ¿Pero realmente son tan inescrupulosos? ¿Puede haber entre ellos algo más que una sucia competencia o ganará tal vez el amor?
Personajes: Joon Min-Ji (abogada, 28), Sang Do-Yun (abogado, 30), Yang Kyu-Chul (director y abogado, 30), Suk Su-Jin (directora y abogada 29).
AMOR EN JUICIO
Episodio 1
Joon
Min-Ji entró radiante al bufete, volvía de los tribunales tras haber ganado
otro caso de divorcio con un éxito sin precedentes en su carrera.
—¡Felicidades
por tu caso número 100! —la felicitó una de sus compañeras, haciendo explotar
una serpentina sobre su cabeza en cuanto entró al salón.
—¡Eres
mi ejemplo a seguir! —la alabó otro de los abogados, acercándose a ella con
actitud servil.
—Éste
éxito traerá muchos clientes a nuestro bufete —agregó otro de anteojos,
haciendo cuentas mentalmente.
—¿En
dónde está el jefe? —quiso saber Min-Ji, mirando hacia todas las direcciones,
buscándolo, pues siempre era uno de los primeros en felicitarla con aquella
sonrisa tan encantadora que tenía, los demás no le importaban un ápice.
Si,
ella llevaba trabajando allí tres años. Era uno de los bufetes más renombrados
de Seúl bajo la dirección de Yang Kyu-Chul, el abogado más elegante y atractivo
que había visto en toda su vida. Min-Ji juraba que lo había sorprendido
dirigiéndole miradas furtivas de amor pero, como era un hombre comprometido, no
se había animado a ir más allá de algunos roces inocentes cuando pasaban uno al
lado del otro, así que Min-Ji esperaba que algún día él rompiera su compromiso
y se le declarara, mientras tanto, se dedicaría a ganar caso tras caso con una
eficacia brutal, dándole a la firma de abogados un estatus muy alto cuyas
ganancias habían crecido de igual manera.
Joon
Min-Ji era una joven muy bonita de unos 28 años de edad, con el cabello castaño
peinado a la moda del momento, de figura esbelta y estatura promedio, siempre
vestía muy elegante, con una colección increíble de carteras y zapatos de taco
alto, pues así, con su estilo de “mujer exitosa” daba a entender que nadie iba
a ser capaz de derrotarla en un juicio.
Miró
su costoso reloj un tanto nerviosa, habían pasado ya cinco minutos y su amado
jefe aún no había aparecido para felicitarla como siempre lo hacía.
—¿El
Director Yang no está? —le preguntó a la secretaria.
—No,
salió hace como dos horas —le avisó, ajustándose sus grandes anteojos redondos.
—¡Oh,
es una pena! Pero qué se va a hacer… —decepcionada, se dirigió hacia su oficina
para dedicarle su tiempo a otros casos mientras lo esperaba—. No me molesten a
menos que sea para avisarme si el Director llegó.
—¡Si!
—asintieron todos con una leve inclinación y una gran sonrisa falsa.
Y
mientras todos volvían a sus labores, no demoraron en criticar a su exitosa
compañera en cuanto ésta desapareció de su vista.
—Esa
engreída se cree mejor que todos sólo porque ganó unos cuantos casos famosos
—dijo Jeong Ji-Su, una abogada joven, capaz y bonita que siempre había sentido
envidia de su exitosa compañera. Era ella quien la había felicitado en primera
al entrar.
—Pero
es que sí ganó muchísimos casos famosos de divorcio —replicó Hyun Dae-Jung, el
de anteojos—. Sólo la contratan los famosos y los ricos.
—No
me gusta, es muy despiadada —comentó otro abogado, Myeong Sung-Ho.
—Y
además parece gustarle al Director Yang —agregó la abogada pasante, Seo Eun-Su—.
Es casi seguro que se casen el año que viene… ¡Qué envidia!
—¡Eso
será sobre mi cadáver! El Director Yang está comprometido con otra mujer —Ji-Su
se quejó inmediatamente, celosa.
Interrumpiendo
las habladurías, el mencionado Director Yang hizo su aparición en el buffet,
provocando que todo el mundo se volviera a sus lugares y le hicieran una leve
inclinación de respeto, saludándolo al unísono.
El
Director Yang Kyu-Chul era un hombre muy guapo y elegante de 30 años de edad. Muy
capaz como empresario y abogado, llegando al éxito en una edad temprana. Su
carácter era tranquilo y muy amable con la gente, pero en un juicio se
transformaba como un león.
—¿La
abogada Joon ya regresó de tribunales? —Preguntó.
—Si,
señor Yang —Respondió la secretaria con premura.
—Avísele
que la necesito aquí, tengo que hacerles un aviso muy importante.
—Sí,
señor.
La
chica desapareció en un santiamén y regresó con la aludida, quien, luego de
saludar a su jefe debidamente, se prestó a escuchar junto a los demás la importantísima
noticia que iba a revelar.
—Como
ustedes saben —Comenzó diciendo, siempre con gallardía—, nuestro bufete es uno
de los centros de abogados más respetados e importantes de Seúl, pero debemos
expandirnos para lograr una mayor cobertura y éxito en toda Corea, así que me
he fusionado con otro excelente bufete, la de la Directora Suk Su-Jin.
Todos
se sorprendieron, aquel bufete realmente era muy bueno y había ganado casos importantísimos.
—La
semana que viene comenzaremos a mudarnos hacia un departamento más grande para
trabajar junto al personal de la Directora Suk, así que les recomiendo comenzar
a empaquetar sus pertenencias. Muchas gracias por escuchar. Regresen a sus trabajos.
Todos
obedecieron menos la abogada Joon, quien fue por detrás de él hasta su oficina
ante la envidiosa y atenta mirada de los demás.
—Gané
el caso Ha —Le dijo, sonriéndole arrogantemente en cuanto entró al despacho—.
Pensé que podríamos salir a celebrarlo más tarde con los demás.
Era
una excusa perfecta para pasar un rato con su amado jefe.
—Me
encantaría, abogada Joon, pero debo reunirme con la Directora Suk para ultimar
detalles de nuestra sociedad —Acomodó unos papeles sobre su escritorio y los guardó
en su maletín. La miró y le sonrió, siempre con esa manera tan simpática que
tenía de hacerlo—. ¿Qué le parece si lo celebramos la semana que viene con
nuestros nuevos compañeros? Será una manera muy buena para conocerse entre sí.
—Eh…
Sí, claro… —Asintió, desilusionada.
—Bien.
Sabía que podía contar con usted. Nos vemos mañana, así que la dejo al mando.
Y
se fue, dejándola con el corazón roto. Pero, como siempre le pasaba cada vez
que no se salía con la suya, pasó de la depresión a la furia y se regresó a su
propio despacho dispuesta a desquitarse con alguien.
—¡Señorita
Park! ¡Tráigame el archivo del caso Hyeon contra Min! ¡Rápido!
Se
la escuchó decir desde su despacho, a lo que la aludida asintió y comenzó a
buscarlos apresuradamente entre los archivos.
—Vaya,
parece que la rechazaron de nuevo… —Comentó con un susurro satisfecho la
abogada Jeong Ji-Su.
—Si.
Ya no sé cuántas veces van con esta —Murmuró Seo Eun-Su, acomodando sus
anteojos con nerviosismo.
Molesta,
Min-Ji salió de su despacho en dirección hacia la asustada secretaria Park,
quinen no dejaba de rebuscar entre los archivos sin encontrar el que le habían
pedido.
—¡Siempre
tan inútil, secretaria Park! ¿Hasta cuándo voy a tener que esperar? —Puso los
brazos en jarra, furiosa.
—L-Lo
siento, abogada Joon, pro-pronto lo encontraré…
—Hasta
eso perderé el caso, ¡apúrese!
—¡S-Si!
¡Oh! —Exclamó, cayéndosele un montón de carpetas al suelo y, mientras se
agachaba para recogerlas, Min-Ji no paraba de decirle lo estúpida que era.
Inesperadamente,
alguien entró al bufete y fue directo a ayudar a la desesperada secretaria Park,
quien ante sus ojos aparecieron unas fuertes manos masculinas recogiendo dichos
expedientes.
—Gra-Gracias…
—Le dijo, alzando la cabeza sólo para ver a uno de los hombres más guapos que
había visto en su vida.
Él
alzó la vista y le sonrió encantadoramente.
—No
es nada.
Se
puso de pie y le entregó los archivos que ella tomó con una expresión bobina en
su rostro. En la sala reinaba el más absoluto silencio que sólo fue roto por la
abogada Min-Ji, quien aún estaba muy enojada.
—¿Puedo
saber quién es usted? Si viene por nuestros servicios, debe pedirle a esta
inútil que saque una cita con algunos de nosotros.
Él
la miró desafiante, lo que la extrañó.
—¿Por
qué me mira así? ¿Acaso me conoce?
—Usted
es la famosa abogada de divorcios VIP, Joon Min-Ji?
—Si.
Pero como le dije, debe sacar primero una cita, mi agenda está muy ocupada.
—La
mía también.
—¿Cómo?
—Alzó una ceja una tanto confundida.
Ignorándola,
se volvió hacia la tímida secretaria Park y le preguntó qué estaba buscando.
—L-Los
archivos del caso Hyeon contra Min… ¿Pero por qué…?
Sin
responderle, el desconocido fue directo al despacho de la asombrada Min-Ji,
quien lo siguió muy molesta.
—¡Oiga!
¿Pero qué hace? ¿Quién es usted? ¡No tiene derecho!
Los
demás se pusieron de pie, perplejos y sin saber qué hacer. Minutos después, el
desconocido salió del despacho con una carpeta en la mano y se la entregó a la
sorprendida secretaria, quien leyó la etiqueta.
—¡Es
el archivo del caso Hyeon contra Min! —Exclamó, mirando a Min-ji, perpleja. ¡Le
estaba haciendo buscar algo que ella misma lo tenía!
Se
hizo un silencio muy tenso e incómodo en el salón, Min-Ji no lograba poder
decir ni una sola palabra completa de lo confundida que estaba.
—Me
presentaré —comenzó a decir el desconocido—: soy el famoso abogado de divorcios
VIP del bufete de Suk Su-JIn: soy Sang Do-Yun, y a partir de la semana que
viene comenzaremos a trabajar juntos.
Se
volvió hacia Min-Ji y le dijo:
—Para
ser una abogada exitosa, deja mucho que desear, señorita Joon Min-Ji.
Ella lo miró, perpleja, no podía dar crédito a lo que le estaba pasando.
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