Resumen de la historia: El misterioso director de un sitio web de eventos paranormales reúne a un pequeño grupo de personas con diferentes habilidades sobrenaturales para combatir el mal que comenzó a extenderse por todo el mundo con el fin de iniciar el Juicio Final. Se sucederán casos muy peligrosos y el equipo deberá aprender a trabajar como uno solo o correrán el riesgo de morir en su misión.
FENÓMENOS
FILE 1: LA LEYENDA DEL FAMILIAR
Personajes: Jin So-Yi (estudiante, 16), Jin Ha-Joon (profesor-científico, 30), Jia Qiang Zheng (detective de policía, 28), Yuu Kumiko (periodista, 26), Ryo Ibaraki (estudiante, 16), Adrian Virgin (director del sitio web Fenómenos, aparenta tener 35), Michelle Jones (arqueóloga, aparenta tener 32 años); Stephen Audry (Mayor a cargo de la sección militar ISE, 38)
Capítulo
13: Adrian Virgin, El Eterno. ¡¡¡Protege a los Mortales Arriesgando tu Propia Vida!!!
—Por favor, alguien que nos
ayude… —Kumiko comenzó a llorar, cerrando los ojos con fuera mientras seguía
deteniendo al poderoso El Familiar con sus poderes telekinéticos, al borde del
desvanecimiento.
Sus fuerzas estaban llegando a
su límite y Sara lo notó, deteniéndose.
—Dejaré que tú sola provoques
la muerte de tus amigos cuando liberes a Sunan —Le dijo, saboreando cada
palabra—. Tu sufrimiento será mucho mayor del que yo te pueda provocar… ¡Ja,
ja, ja!
Ha-Joon, desesperado, dio un
paso hacia adelante con la intención de ir a ayudar a Kumiko pero cayó de
rodillas al suelo tras fallarle las fuerzas. No sabía si era por miedo o por el
dolor de su herida, de todos modos, no importaba, no podía hacer nada. ¿Qué
podía hacer un inútil debilucho como él?
—Por qué tiene que pasar esto
de nuevo…, por qué… —Sus hombros se estremecieron, agachó la cabeza y comenzó a
llorar en silencio, recordando el momento en que su hermana murió y tampoco
pudo hacer nada para evitarlo.
—Tío… —Susurró So-Yi,
rompiéndosele el corazón de dolor, observándolo desde atrás con los ojos
entreabiertos, aún tendida en el suelo.
Apretó los puños y los dientes
con fuerza, sintiendo la misma impotencia de su tío, y comenzó a llorar,
desconsolada.
—¡Yo voy! —Exclamó Ryo de
repente, soltando a Adrian y poniendo un pie hacia adelante, muy determinado a
defenderlos, pero Virgnin lo detuvo por el hombro y éste lo miró muy enfadado—.
¡Suéltame! ¡Si no hacemos algo morirán!
—No. Lo único que conseguirás
es que te maten con ellos —Le respondió con suave firmeza—. Admiro tu valor,
pero yo seré quien intervenga.
—¿Qué dices? ¡Estás mal
herido!
Adrian Virgin le sonrió con
los ojos cerrados.
—No te preocupes, esto no es
nada para mí.
Y, terminando de decir esto,
sacó dos pistolas doradas del interior de su chaqueta y comenzó a disparar
hacia El Familiar, quien recibió con aullidos de dolor aquellas balas
especiales de plata, haciéndolo retroceder, dándole tiempo a Kumiko para
soltarlo y dirigir toda su atención hacia Sara, empujándola lejos de ella y de
Zheng con su poder telekinético.
Furioso, El Familiar miró
directamente hacia donde estaba su atacante, sobresaltando a Ryo.
—¡Ay, no! ¡Ahora vendrá por
nosotros! ¿Qué hacemos?
—Bien. Toma esto —Virgin le dejó
caer en las manos uno de los revólveres que el muchacho casi dejó caer al suelo,
haciéndola saltar entre las manos como si estuviera caliente, tomado por
sorpresa.
—¡Wow! ¡Está genial! Y pesada…
—Apuntó con ella con manos firmes, emocionado.
—Sólo fíjate para dónde vas a
disparar —Le advirtió el Director con su calma habitual.
—¡Por supuesto! ¿Me cree
tonto?
—Qué bueno que lo entiendas
porque ahí viene el demonio.
—¡¿Qué?! —Ryo se sobresaltó,
pero enseguida lo apuntó con el arma y apretó el gatillo… y nada pasó.
—¡Oiga! ¡Me dio un arma
descargada! —Se volvió para quejarse, pero grande fue su sorpresa cuando vio
que el Director de Fenómenos tenía los ojos rojos y los colmillos afilados. Las
uñas de sus manos habían crecido muy largas, completamente negras, y su cabello
rubio había crecido hasta llegarle más allá de la cintura. Pero era su fría y
calculadora expresión de demonio lo que lo había impactado más.
—¡Qué…! —Cayó sentado al
suelo, impresionado.
En un segundo El Familiar
llegó hasta allí, tomando una forma bípeda, entrelazando sus dedos con los de
Adrian, comenzando a hacer fuerza con él. Adrian se había hecho más alto, pero
seguía siendo mucho más bajo que el demonio con el que estaba luchando.
—¡Maldito! ¡No puedes
interferir con los planes de mi Señor! —Sara se puso de pie, furiosa.
Adrian la ignoró,
concentrándose en su lucha de fuerza con El Familiar, quien lo estaba
superando, haciéndolo retroceder poco a poco, por lo que Adrian no vio otra salida
que utilizar el resto de su poder.
—¡¡¡Aaaaaaaaaaahhh!!! —Gritó
fuertemente, haciéndose más alto y más musculoso, deformando un poco su
fisonomía tornándose más inhumana, de su espalda nacieron una alas oscuras,
enormes y monstruosas, parecidas a las de un vampiro. Su piel ya no era pálida,
se había tornado de un color gris muy claro y sus labios se colorearon de
morado, quedando poco rastro del antiguo Director que todos conocían.
Ryo, impactado, no podía
moverse ni un centímetro, congelado de miedo en el suelo.
—¡Qué demonios…! —Exclamó
Zheng con los ojos como platos con la asombrada Kumiko hincada a su lado con
las manos sobre su espalda.
—El Director Virgin… es un
vampiro… —Susurró ésta.
Ha-Joon estaba arrodillado en
el suelo, abrazándose con So-Yi, ambos totalmente impactados con lo que estaban
presenciando.
—Señor Virgin… —Murmuró la
adolescente.
Con aquella nueva fuerza
sobrenatural, Adrian Vrigin, revelándose como un vampiro ante todos, tomó de la
pierna a El Familiar y, aún aferrado a su garra, lo alzó como si fuera una
pluma y lo lanzó lejos de allí, perdiéndolo entre la oscuridad de aquella
dimensión.
Sara, furiosa, llegó hasta él
con un salto sorprendente y le lanzó una estocada con sus largas uñas afiladas,
pero Adrian la detuvo tomándola por la muñeca, torciéndosela.
—¿Cómo te atreves a atacarme,
ser inferior? —Le dijo, furioso.
—Ugh… Seré inferior, pero no
soy una traidora como tú… —Rebatió, igualmente molesta.
—¿Me acusas de traición cuando
tú traicionaste la confianza de tu esposo y a tu misma especie vendiendo tu
alma al diablo?
—Aunque ambos seamos
traidores, tú no puedes hacerme daño… ¡Porque el Amo te maldijo! —Intentó
atacarlo con la otra mano pero él pudo detenerla sin problemas.
Sara sonrió.
—Caíste.
—¿Qué?
—¡¡¡Atacaaa!!!
Y con aquella orden, El
Familiar se levantó nuevamente convertido en un perro negro gigante y aulló,
lanzándole algunos pelos que se transformaron en lanzas negras muy afiladas,
cruzando en un santiamén la gran distancia que lo separaba de ellos,
atravesando el cuerpo de Sara como si fuera un espejismo y clavándose en el hombro
izquierdo, el abdomen derecho y la pierna izquierda del asombrado vampiro, quien
soltó a su prisionera y se hincó en el suelo, debilitado y adolorido, tomándose
la especie de lanza del hombro e intentando sacársela, pero El Familiar volvió
a aullar y de las mismas lanzas salieron puntas por toda su extensión y se le
clavaron en la carne, aferrándose a ella, haciéndolo gritar de dolor.
Finalmente se arrodilló y se
sentó sobre sus talones, comenzando a perder su transformación hasta volver a
su forma humana, derrotado.
Sara se rió descaradamente,
poniendo los brazos en jarra, de pie frente a él, triunfante.
—¡Ja, ja ,ja! ¿Lo ves? Tus
poderes nunca podrán alcanzarnos, mi Señor se encargó de eso cuando lo
traicionaste y bien lo sabes. ¿Por qué insistes en seguir enfrentándonos? ¡Eres
patético!
—La única patética aquí eres
tú… —Apenas pudo decir.
Furiosa, Sara le dio una patada
en el estómago, provocando que Adrian vomitara sangre y cayera de lado,
quejándose de dolor.
La mujer estaba satisfecha.
—¿Lo ves? Todos tus esfuerzos
fueron en vano. Ninguno de tus elegidos fue capaz de derrotarnos y este es el
primer paso para que mi Señor desate el infierno sobre este mundo y yo estaré a
su lado, del lado de los ganadores.
Tanto Zheng, Kumiko, Ha-Joon,
So-Yi y Ryo apenas comenzaban a comprender lo que estaba ocurriendo.
Aquello era algo más que
investigar fenómenos naturales, era evitar que el mundo tal y como lo conocían,
cayera en manos de seres malignos como Sara y El Familiar.
—Bueno, creo que llegó el
momento de entregarle tu cabeza a mi Amo… —Dijo, juntando las uñas de su mano
derecha en una sola, convirtiéndole en algo parecido a una guadaña—. Estará muy
complacido con mi regalo…
Alzó la mano, riéndose ante la
impotencia de los demás, y bajó el arma sólo para ser detenida con una pedazo
largo de un papel delgado lleno de inscripciones extrañas, que la impulsó lejos
de allí, cayendo al lado de su monstruo.
Sorprendida tanto como los
demás, Sara se incorporó.
—¿¡Quién demonios…!?
—Te dije que no era el momento
de actuar, Adrian —Se escuchó la voz de una mujer, apareciendo de entre la
oscuridad de esa dimensión como si estuviera atravesando un portal.
—Michelle… —Murmuró el
aludido, aún en el suelo, intentando soportar del dolor.
—¿Quién demonios eres? —Quiso
saber Sara.
La mujer elegante puso un
brazo en jarra y sonrió altaneramente mientras se acomodaba el largo cabello
rubio con la otra mano.
—No suelo darle mi nombre a quien va a morir, pero haré una excepción porque tenemos audiencia —Miró a los demás, quienes la seguían observando en estado catatónico—. Mi nombre es Michelle Jones, historiadora, arqueóloga y chamán, entre otras cosas, además de ser inmortal.
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