Fanfic Doctor X -Nunca Te Fallaré- Capítulo 18

    Resumen de la serie: Daimon Michiko es una atractiva e independiente cirujano. No está afiliada en el departamento médico del hospital universitario, se mueve alrededor de distintos hospitales, mientras está conectada a un tipo sospechoso de 'agencia de médicos'. Observa la jornada laboral estrictamente, no acepta tareas donde la licencia médica no es necesaria, y también está interesada en las luchas de poder características de los hospitales. Su vida privada y su experiencia laboral están envueltas en el misterio, pero es una aguerrida cirujano de primer nivel con los instintos de una genio. Si bien hay rumores desagradables que abandonó la comunidad médica a causa de problemas económicos y negligencia médica, nadie conoce a la persona que realmente es.


DOCTOR X

NUNCA TE FALLARÉ

Diez años después del primer encuentro entre los cirujanos Michiko Daimon y Hideki Kaji, éste último causa asombro entre quienes lo conocen haciéndose con la dirección del Hospital Universitario de Naro y reúne a un destacado grupo de médicos cirujanos para el Departamento de Cirugía, incluyendo a su némesis Michiko Daimon, a quien ya nadie quiere contratar. Mientras los días y los casos pasan, la amistad profesional entre los dos doctores comienza a crecer hasta que se revela la oscura y peligrosa estrategia de Kaji para conseguir la dirección del hospital, poniendo en peligro a todos lo que lo rodean, incluyendo a Michiko, sus amigos y él mismo. 

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, medico
Pareja: ninguna
Personajes: Michiko Daimon (46), Hiromi Jonouichi (43), Akira Kanbara (75), Hideki Kaji (58), Kondo Shinobu (47), Takashi Ebina (59), Takano Naoki (64), Mamoru Hara (48), Takashi Torii (58), Hikaru Morimoto (38), Shigatetsu Hiruma (71).
Calificación: para mayores de 16 años
Publicación: 1 capítulo cada sábado (si se puede)
Cantidad de palabras: variable
Duración: 20 capítulos la primera parte, 12 de la segunda parte y 20 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Aunque sólo he visto las temporadas 1, 2, 3 y el especial de Doctor X, y las 4 temporadas de Doctor Y, esta historia está ambientada después de la 6 temporada de Doctor X y la 5ta de Doctor Y.

Capítulo 18: Nuestro Destino en Manos del Demonio, el Maligno y el Diablo


Akira Kanbara entró a la oficina en penumbras de Kaji, quien aún permanecía recostado en el sofá, con un brazo sobre los ojos y la otra mano sobre su abdomen.

—Está hecho —anunció—, Ishida ingresó de urgencia a la sala de cirugía y Michiko ya está finalizando la primera intervención.

Hideki Kaji suspiró y se sentó.

—Vaya que es rápida… Ella tenía razón después de todo —dijo—. ¿Es que nunca se equivoca?

Akira sonrió.

—Ella nunca falla, ya debería saberlo, Director Kaji.

—Entonces nuestro futuro está en manos de ese demonio.

—Y en el de Ryoma Ishida también.

—¿Ese hombre ya está en camino?

—Si.

—Bien… —se levantó con cierto esfuerzo—, en cuanto llegue iremos a presenciar la cirugía del loco de su hijo y, con un poco de suerte, las cartas se pondrán a nuestro favor esta vez.

Cuando salieron de allí, se dieron con que el doctor Takashi Ebina los estaba esperando.

—Doctor Ebina, ¿qué está haciendo aquí? —quiso saber Kaji, sorprendido.

—Vi-vine a ver si estaba bien… —respondió, un tanto nervioso pero obviamente muy preocupado, sus ojos brillaban por las lágrimas al notarlo tan desmejorado—. La doctora Daimon nos dijo lo que le pasó y…

—Si vino a recriminarme algo, ya escuché todo lo que necesitaba escuchar —respondió el aludido, poniéndose a la defensiva.

—No, no es eso… —replicó de inmediato, mirándolo de arriba hacia abajo—. Quiero ayudarlo, Kaji-kun.

E inmediatamente dio un largo paso hacia él y lo tomó por el brazo para ayudarlo a andar con más seguridad.

—Por supuesto, gracias, Ebina-kun —sonrió agradecido y un tanto avergonzado.

Akira sonrió también.

—En ese caso iré a esperar al señor Ishida —declaró, y se fue.

XOX

Ryoma Ishida, a pesar de tener setenta años de edad, era un hombre alto y bien fornido. Su presencia era atemorizante y poderosa, tal y como debería ser un auténtico líder de un clan yakuza.

Hideki Kaji y Takashi Ebina lo saludaron como era debido en cuanto éste entró a la sala de observación acompañado por dos de sus hombres, que lo flanqueaban y Akira Kanbara.

—¿Mi hijo ya se encuentra bajo el bisturí?

—En unos minutos comenzarán las cirugías, señor —Kaji le informó con su actitud más servil posible—, nuestra mejor cirujana será quien las realizará.

Ryoma se volvió hacia Akira.

—Dijiste que tu protegida es la mejor en su campo, ¿verdad, Akira? ¿Podrá realizar las tres cirugías sin perjudicar la vida de mi hijo?

—Por supuesto, ella nunca falla.

Los cuatro hombres se asomaron al vidrio y vieron a todo el equipo quirúrgico alrededor de un anestesiado Kenzo Ishida. Como era de esperarse, la doctora Michiko Daimon estaba a la cabeza junto a su amiga anestesista Hiromi Jonouichi.

Con las manos enguantadas en alto, Michiko miró hacia los espectadores y declaró:

—Le salvaré la vida a su hijo y usted le ordenará que nos deje en paz, ¿correcto?

A través del micrófono, el aludido respondió:

—Y si falla, todos ustedes morirán.

Ebina por poco se fusionó a la pared al escuchar semejante sentencia. 

—Yo nunca fallo —declaró firmemente, luego, volvió su atención hacia el paciente y anunció:

—Comienza la neumonectomia con cardiectomía total. Bisturí.

—Si —la instrumentista obedeció en el acto.

Luego de unos minutos, el jefe yakuza, sin quitar la vista del procedimiento quirúrgico, dijo:

—Es rápida, como dijiste, Akira.

—Así es.

—Impresionante. Sacó toda la piel del pecho como si fuera una armadura.

—Ella sabe lo importante que son los tatuajes en un yakuza.

—Valoraré ese detalle. Mi hijo es terco, le advertí que su condición empeoraría tarde o temprano. Pero no quería hacerse ninguna cirugía que dañara sus tatuajes. Espero que no sea demasiado tarde.

—Confíe en ella —insistió, también sin quitar su atención de la escena que se realizaba abajo—. Terminará todo en menos de cinco horas y su hijo quedará perfecto.

Ryoma se volvió, mirándolo fijamente.

—¿Es una apuesta?

Akira lo miró y sonrió.

—No, pero si tú lo quieres, Ryoma…

El aludido sonrió también.

—Hecho, entonces, Akira.

Y volvieron su atención a la cirugía, Daimon ya estaba finalizando la tarocotomía. Ebina, sorprendido, se acercó a Kaji para hablar en voz baja con él.

—Kaji-kun, ¿ellos ya se conocen?

Sin desviar la mirada de la cirugía, el aludido contestó:

—Kanbara-san me sorprendió cuando me comentó que él y el padre de Ishida habían crecido en el mismo barrio. Eran amigos, pero cada uno hizo su camino en la vida, como verás, uno se convirtió en médico y el otro en gánster, así que no se han vuelto a ver por décadas. Afortunadamente para nosotros, a Kanbara-san se le ocurrió investigar a Kenzo Ishida y descubrió que sufría un grave enfisema que había afectado a ambos pulmones y el corazón, aunque debo admitir que ese tipo es muy fuerte y resistente a pesar de eso… Nunca me hubiera imaginado que estuviera tan enfermo… —No pudo evitar recordar el ataque que sufrieron la otra noche él y Michiko—, pero lo que realmente le sorprendió fue descubrir que su antiguo amigo era su padre, quien nunca había podido convencer a su hijo que dejara de fumar y hacerse una cirugía a causa de su grave condición de salud.

Hizo una breve pausa, Ebina notó que el tono que se estaba cansando.

Kaji siguió explicando:

—Fue así que Kanbara-san, Ryoma Ishida y Daimon idearon un plan para acorralarlo y llevarlo al límite antes de que pasara más tiempo y así poder practicarle un trasplante cardio bipulmonar… —sonrió—, fue así que a ese demonio se le ocurrió usar la cita para exasperarlo, cosa que logró sin duda. Nunca falla en crispar a la gente… Teníamos que hacerle creer hasta el final que tenía todo el control sobre nosotros para que el shock fuera lo más fuerte posible.

Torció el gesto con disgusto al recordar haberse humillado ante Kenzo Ishida. Todo aquel circo con Daimon… Pero por fortuna, el arriesgado plan había resultado.

Ebina asintió, colocándole suavemente la mano en el hombro.

—Sí, claro. ¿Por qué mejor no tomas asiento y descansas un poco?

—Si —asintió sin percatarse de la preocupación de su amigo—. Sólo espero que Daimon no se equivoque o estaremos perdidos.

—Ya sabes que ella nunca falla —sonrió Ebina, de pie a su lado, tan confiado como un niño, admirando las destrezas de su compañera.

—… Ese demonio… —murmuró Kaji con una media sonrisa—… Ojalá nunca la hubiera conocido…

Mientras tanto, en la sala de cirugía, todo iba sobre ruedas.

—Comienza el trasplante del pulmón derecho —declaró Michiko mientras la enfermera quirúrgica le acercaba dicho órgano—. Separador.

La enfermera obedeció.

—Pinzas. ¿Signos vitales?

—Pulso noventa; Respiración diecinueve; Temperatura treinta y siete; Presión arterial setenta —respondió Jonouichi con rapidez, siempre atenta a los signos vitales del monitor.

—Es un buen paciente. Muy fuerte —murmuró Daimon—. Mosquito.

—Si.

—Pinzas. Drenaje.

—Si —Kondo obedeció en el acto drenando la zona.

—Tijeras.

—Si —Respondió la enfermera.

—Terminado el trasplante del pulmón derecho. Doctor Kondo, el paciente queda en sus manos, realizaré la neumonectomia en el otro paciente. Regresaré en media hora.

Mientras esperaban, Akira Kanbara sintió que su teléfono celular vibraba en el bolsillo de su saco, leyó el mensaje y miró hacia donde estaba el doctor Kaji, quien se había llevado la mano al corazón, notándose muy pálido y agitado. Aquello, no podía haber sido más oportuno.

Se acercó a Ebina y le pidió que se lo llevara a una habitación VIP para que pudiera descansar allí y recuperarse, pues la tensión de la cirugía lo estaba estresando.

Por supuesto que Hideki Kaji intentó protestar, pero estaba tan decaído que no tuvo muchos ánimos para oponerse y se fue de allí con el doctor Ebina.

Ya liberado de la presencia de los dos, Akira se acercó nuevamente a su antiguo vecino y amigo de la infancia.

—¿Fue mi hijo el que le hizo eso, verdad? —preguntó éste, sin quitar la vista de la sala de cirugía.

—Si.

Ryoma sonrió.

—Hizo un excelente trabajo. ¿Sabe que estudió medicina? Destacó en cirugía y anatomía, tuvo las notas más altas de su  generación. Es un genio para provocar daño.

—El doctor Hiruma está a punto de llegar —lo interrumpió, tratando de contener su furia.

—¡Ah! —se volvió hacia él, tan sonriente como su hijo—. Los negocios son tan importantes como la salud, ¿verdad? Cuando llegue, hágalo pasar aquí para ultimar los detalles de nuestro contrato.

—Así será —se inclinó ligeramente, segundos después, vio entrar a Michiko con el nuevo pulmón a la sala para finalizar el trasplante bipulmonar.

Mientras ella realizaba el procedimiento quirúrgico con gran destreza, un rápido vistazo hacia el observatorio le dio a entender que algo serio estaba pasando allí: Kaji y Ebina ya no estaban, pero en cambio había aparecido el doctor Hiruma y se estaba saludando muy gustosamente con el padre de Ishida y con Akira. Frunció el ceño. ¿Qué estaban tramando aquellos tres?

—Finalizado el trasplante del pulmón derecho. Traigan el corazón para el trasplante cardíaco y prepárense para conectar al paciente al sistema de circulación extracorporal. Comenzando con la cardiectomía.

Para cuando la cirujana terminó de extraer el corazón, Hiruma, sonriendo de oreja a oreja, nuevamente le dio la mano a Ryoma Ishida.

—Fue un gusto hacer este negocio con usted, señor Ishida —declaró.

—Lo mismo digo, Director Hiruma. Espero que cumpla con lo que acordamos —había un dejo de amenaza en su voz.

—¡Oh! ¡No va a ser ningún problema para mí, ja, ja, ja! Tenga por seguro que cumpliré con mi palabra.

—Estoy seguro de eso, Director Hiruma —aclaró Akira, sonriente.

—¡Fantástico! ¿Qué le parece si luego de la cirugía vamos a festejar? —propuso Ryoma.

—¿No está preocupado por su hijo? —quiso saber Akira.

—No. Ustedes dos me aseguraron el éxito de esta cirugía, ¿para qué preocuparme? En todo caso, ustedes deberían estar preocupados.

—Eh… Sí, si… —Hiruma se rió entre dientes un tanto nervioso.

—Bien, ya que estamos de acuerdo con eso, ¿qué les parece si seguimos observando a su brillante cirujana?

Los otros dos asintieron y se sentaron junto con el gánster para presenciar los últimos pasos de aquella larga cirugía.

—¿De dónde sacó los donantes tan rápido? —quiso saber Hiruma.

—Mis hombres son muy fieles. Dos de ellos se ofrecieron para donar un pulmón cada uno y el tercero, el más fiel de todos, sacrificó su corazón por mi hijo.

—¡Oh! Eso es… fantástico… —murmuró, arrepintiéndose de haber preguntado, volviendo su atención a la grandiosa Michiko, quien ya había comenzado a trasplantar el nuevo corazón de Kenzo Ishida.

Dos horas después, todo había terminado y Michiko se retiró de la sala quirúrgica tras haber realizado tres cirugías complicadas en cuatro horas y media.

 



Notas de una Bloggera Descuidada:
¡Hola, mis queridos arrinconados! ¿Cómo están?  Espero que bien. 
Como dije antes, el problema de Kaji le salvará el pellejo a Daimon en la segunda parte... ¡Ni yo me hubiera imaginado semejante cosa!
No se imaginan lo dificil que fue escribir este capítulo, tuve que investigar mucho acerca de los procedimientos quirúrgicos y las nomenclaturas médicas, obviamente no quedó perfecto, pero hice todo lo posible por que quedara lo más parecido posible a las cirugías originales de la tv.
Sigo viendo el anime One Piece, el drama coreano Cásate Conmigo, subtitulando el cuarto spin-off de Doctor Y, escribiendo mi novela ligera Fenómenos, estudiando Secretariado Administrativo, leyendo la novela de terror Carrie, algunos cuentos de inglés y uno en japonés y estudiando japonés. 
Anoche vi la película Caracortada. 

¡Gracias por visitar el blog!
¡Cuídense y no olviden comentar!
Sayounara Bye Bye!

Gabriella Yu
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