Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 25

   Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.


¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?

Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Publicación: 1 episodio cada sábado (si se puede)
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Gabriella Yu

*Capítulo 25: Comienza la Guerra*

/¡Hola a todos! La guerra por el corazón de Jo ha comenzado y Laurie y Anthony están dispuestos a utilizar todos los medios posibles para hacer notar a Jo de que puede enamorarse de alguno de ellos. ¿Qué sucederá? No creo que las cosas sean tan fáciles con mi hermana…/

Nuevamente había llegado el día sábado, por lo que Jo y Laurie estaban alistándose para asistir a sus respectivos salones de arte luego de haber almorzado con los demás inquilinos en el comedor de la pensión.

Llamaba la atención al joven y curioso Lawrence que su amiga estuviera más contenta de lo usual, así que estaba dispuesto a averiguar el porqué.

—¿Hoy va a haber algo especial en tu salón, Jo? —le preguntó mientras se ponía el abrigo.

—No —respondió, colocándose también un abrigo porque aquel día de invierno parecía ser particularmente frío—. No olvides el paraguas, Laurie, parece que lloverá más tarde.

—Sus deseos son órdenes, madeimoselle —replicó con tono burlón utilizando su buen francés, tomando un paraguas del cesto de mimbre que estaba al lado del perchero.

—¡Bah! ¡Pero qué bobo eres! —se quejó ella con una media sonrisa, dirigiéndose hacia la puerta de calle.

Laurie la siguió un tanto perplejo, ¿por qué Jo estaba tan feliz? ¿Acaso le había ocurrido algo realmente bueno aquella mañana? Estaba a punto de volver a preguntarle sobre el motivo de su felicidad cuando Jeremy apareció de repente, saliendo de la sala de estar en donde había estado tocando el piano.

—¿Ya se van tan temprano? —les preguntó, sosteniendo unas partituras entre sus brazos largos y menudos.

—Lo que pasa es que como ahora hace más frío y se hace oscuro más temprano, vamos a tener nuestras reuniones un par de horas antes para evitar cualquier contratiempo —le respondió la chica mientras abría la puerta.

—Comprendo, entonces que tengan una muy buena tarde, miss Jo —les deseó con su característica sonrisa casi imperceptible.

—¿Hoy tampoco vas a venir conmigo, Jeremy? Tus compañeros siempre están preguntando por ti y quieren que regreses —le contó Laurie.

—¿En serio? —inquirió con tono sarcástico, incrédulo, ya que nunca se había dado a querer con sus compañeros durante todo el tiempo en que había asistido al salón de música.

—¡Claro que es en serio! —exclamó Laurie, poniendo los brazos en jarra un tanto ofendido.

Jeremy sonrió aún más, sus ojos, casi siempre tristes, parecieron brillar pícaramente.

—Bueno, si es cierto, puede que regrese alguno de estos días.

Antes esas inesperadas palabras, Laurie y Jo lo miraron sorprendidos. ¡Hacía tan sólo unas semanas antes él se había negado rotundamente regresar al salón de música!

—¡Vaya! Parece que nuestra bonísima Beth está logrando cambiar a nuestro pianista huraño! —comentó Laurie, guiñándole el ojo pícaramente, pues nunca dejaba pasar la oportunidad de bromear acerca de los temas románticos que tanto le interesaban.

—¡Bah! ¡Pero qué tonterías dices, Laurie! —se molesto Jo, cruzándose de brazos, dirigiéndole una terrible mirada asesina al causante de aquel comentario.

Jeremy, al verse observado de aquella manera, no pudo evitar sonrojarse y trató de salir de aquel atolladero lo más rápido posible.

—¡Ejem! ¿No tienen que irse ya? Se les va ha hacer tarde —carraspeó.

—¡Oh! ¡Es verdad! ¡Anthony me espera! —exclamó la afligida Jo, llevándose la mano enguantada a la mejilla para luego salir disparada hacia la calle, olvidando en un santiamén el disgusto de tan sólo unos segundos antes.

—¿Anthony? —repitió Laurie, quedándose duro como una piedra, sorprendido.

"¿Así que ése era el motivo de tanta alegría? Con que ya comenzaste la lucha por el amor de Jo, verdad? —pensó—. ¡Pues no voy a permitir que me ganes, Anthony Boone! ¡Jo me elegirá a mí! ¡Ya veras!"

Y salió corriendo por detrás de su amiga, dejando a Jeremy parado en el umbral de la puerta, observándolos un tanto perplejo.

Para el disgusto de Laurie, Jo ya había divisado a Anthony en la otra esquina y se dirigió corriendo hacia él.

—¡Hola, Anthony! —lo saludó llena de jovialidad, como siempre.

—Hola, Jo —respondió éste sonriéndole, divisando luego a Laurie, quien venía corriendo por detrás de la muchacha con cara de pocos amigos.

—Buenas tardes, señor Lawrence —lo saludó con cierto retintín, sonriéndole desafiadoramente.

—Buenas tardes, señor Boone —Laurie le devolvió el saludo de mala gana, muerto de celos y con una desconfianza que crecía por momentos.

Jo puso cara de extrañeza al escucharlos, pues le pareció sentir cierta espereza entre ellos.

—¡Oigan! ¿Qué les pasa a ustedes dos? —se quejó—. ¿Por qué no se tutean de una vez frente a mí? ¿Creen que soy tonta? —se cruzó de brazos visiblemente ofendida y molesta—. No me gustan los disimulos, ¿saben?

Dándose cuenta de que Jo estaba a punto de hacer erupción, Laurie y Anthony no tenían ningún deseo de que el paseo de ese día terminara antes de tiempo, así que mediante un cruce de miradas nerviosas, decidieron disfrazar su antagonismo con aparente buena amistad, comenzando a reírse nerviosamente a carcajadas llevándose las manos a la nuca mientras que Jo los miraba muy extrañada.

—¿Qué les pasa ahora? ¿Es que están tomándome el pelo? —se quejó.

—¡No, no, Jo! ¡Nada de eso! —replicó Anthony de inmediato, abanicando las manos—… Lo que pasa es que…

—La verdad es que no queríamos ponerte celosa, Jo, de verdad. ¡Como tú y yo somos tan amigos, tal vez te pondrías mal sabiendo lo /fabuloso/ que nos llevamos Anthony y yo! —lo interrumpió Laurie. Jo, aún sin comprender realmente todo, miró a uno y luego a otro y, a su inocente a su manera, cayó en el engaño.

—Sabía que al final terminarían siendo muy buenos amigos —declaró muy ufana, dándoles una cariñosa palmada en los hombros, ignorando el antagonismo que había entre ellos.

—¿Por qué dices eso, Jo? —preguntó Laurie.

—¡Ah! ¿Es que piensas que no los vi a ustedes dos compartiendo un café en la cafetería el otro día? —le guiñó un ojo, señalándolo con la mano—. ¡Ya iba siendo hora de que fueran amigos! ¡Enhorabuena, chicos! No me gustaba ni pizca que se pusieran a aparentar otra cosa frente a mí, ¿saben?

Los muchachos se miraron un tanto desconcertados y, sonriendo nerviosamente, asintieron con la cabeza, balbuceando palabras ininteligibles al verse los dos al descubierto. Pasado aquel angustiante momento, los tres se pusieron en camino rumbo al barrio de artistas. Los dos muchachos caminaban uno a cada lado de Jo, como si estuvieran escoltándole, y Laurie, con las manos metidas en los bolcillos, no le quitaba la vista de encima al joven periodista, que caminaba muy campante al lado de su amiga.

—¿Acaso no tienes trabajo qué hacer, Anthony? —le preguntó con evidente antipatía.

—Este sábado es mi día libre, Laurie —le respondió con el mismo tono—, así que decidí aprovecharlo acompañando a Jo a su salón de lectura como se lo prometí hace mucho.

—Así es —comenzó a decir ella, sin percatarse de nada—. Anthony me encontró esta mañana en el centro cuando estaba haciendo algunas compras para la señora Kirke; me contó lo de su día libre y yo le propuse que me acompañara esta tarde al salón de lectura. Una muy buena idea, ¿verdad? Sobre todo cuando no nos hemos visto mucho estos últimos meses.

—Sí, magnífica… —replicó Laurie de mala gana, pero enseguida se le ocurrió una idea brillante.

—¡Ya sé! —exclamó con el rostro luminoso, deteniéndose y chasqueando los dedos mientras Jo y Anthony lo miraban desconcertados.

—¿"Ya sé" qué, Laurie? —inquirió su amiga.

—Que yo también te acompañaré al salón de lectura, Jo.

—¿Eh? ¿Cómo? —Anthony no podía creerlo.

—¿Pero no tienes que ir a tu propio salón, Laurie? —insistió Jo.

—No es algo realmente importante, Jo, se puede faltar sin ningún problema alguna vez, ¿sabes? Además… —miró desafiante al periodista—, no voy a perder la oportunidad de disfrutar de la "agradable" compañía de mis dos "mejores amigos", sobre todo de la nueva "amistad" que conseguí.

—¡Oh! ¡Pero qué buen amigo resultaste ser, Laurie! —exclamó Jo llena de alegría, colgándose de su brazo mientras Anthony lo miraba con el ceño fruncido—. ¡Me encantaría que ustedes dos me acompañaran al salón de lectura! ¡Nos divertiremos tanto! ¿Verdad, Anthony? —lo miró ansiosa, por lo que él se vio obligado a responderle con rapidez.

—¡Sí, sí! ¡Claro que me gustaría que fuéramos los tres juntos! —agitó una de sus manos para luego agregar de mala gana—: … Nos vamos a divertir muchísimo…

—¡Estupendo! ¡Andando! —exclamó Jo, colgándose también del brazo de Anthony—. ¡Seremos los tres mosqueteros de la literatura! ¿Qué les parece?

—¡Genial! —replicó Laurie con una enorme sonrisa triunfadora.

—Grandioso… —comentó el periodista sin mucho entusiasmo por aquella idea tan infantil, y disgustado por la inesperada intromisión del chico Lawrence.

Y así, los tres jóvenes se dirigieron hacia el barrio de los artistas con la expectativa de pasarla bien juntos, ignorando que las cosas no saldrían del todo bien como ellos esperaban.

/¡Laurie ganó el primer raund! ¡Felicidades! Pero estoy segura de que Anthony no se quedará con los brazos cruzados y hará algo para ganar el siguiente raund… ¡Esto se pone muy interesante! (Y yo sigo creyendo que mi hermana es una bestia, sí señor…)./

Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 24

Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 26

Notas de una Bloggera Descuidada:
¡Hola, mis queridos arrinconados! ¿Cómo están? Espero que bien.
Laurie logró contrarrestar la primera estrategia de guerra de Anthony, pero todas sabemos que él no se quedará cruzado se brazos, ¿verdad? XD ¡Ambos no están contando la inevitable presencia de Mario Massini!
Terminé de ver el anime Zatch Bell (mis personajes favoritos fueron el Dr. Riddles y Kiyomaru Takamine) y comencé a ver Zetman, sigo viendo el drama coreano Papá es Extraño; editando el drama chino Princesa Valiente, subtitulando la 6ta temporada de Doctor-X y el primer spin off de Doctor Y y dibujando mi webtoon Anshel.

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Sayounara Bye Bye!

Gabriella Yu 💖
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