Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 28

      Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.


¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?

Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Publicación: 1 episodio cada sábado (si se puede)
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Gabriella Yu

*Capítulo 28: Una Maravillosa Idea*

/¡Hola a todos! Ha pasado tiempo, ¿verdad? Pero la autora de este fic ya está de vacaciones y ahora tiene todo el tiempo del mundo para escribir. Mis hermanas, John, Sally y yo hemos llegado felizmente a Nueva York, en donde esperamos pasar unas vacaciones navideñas inolvidables, y, de paso, ¡averiguar si es verdad que Jo está celosa de Anthony! /

Jo estaba muy feliz por la llegada de sus hermanas, cuya visita disiparon aquella pequeña nubecilla de celos que había comenzado a estropear el clima de felicidad navideña y año nuevo. Siendo orgullosa, no tenía ninguna intención de aceptar que lo que sentía por Anthony y Sandra eran celos y ni mucho menos hacérselo notar a sus hermanas, pues consideraba aquellos sentimientos como una vergüenza para su persona, una bajeza. Pero, como los sentimientos no se pueden controlar y sobre todo para una chica de su edad, Jo a veces se encontraba al borde del histerismo cuando imaginaba alguna escena romántica entre Anthony y Sandra, como lo que escribía en sus novelas, así que no podía evitar enfadarse terriblemente.

—¡Bah! ¡No sé por qué tengo que preocuparme por una tontería así! ¡Que él haga lo que se le antoje! —se quejó mientras se apoyaba en la pared de su cuarto, en una pose muy poco femenina, llevando el libro que no podía leer detrás de su espalda.

—¿Él? ¿Y quién es "él"? —inquirió muy interesada la siempre entrometida Amy, entrando de repente, dejando a su hermana tan pálida como un muerto.

—¡Esto no te incumbe, Amy! ¿Qué haces escuchando a escondidas en mi habitación? ¡Eso no se hace! —le cortó de muy mal humor.

La jovencita frunció el entrecejo y, tan testaruda como su hermana, quiso seguir adelante con aquel sabroso chismecito.

—¡Vamos, hermanita; sé buena y cuéntamelo todo! ¡Por favor! —le rogó, juntando las manos mientras se detenía frente a Jo, mirándola suplicante—. ¡Juro que no se lo voy a decir a nadie!

Jo torció la boca y poniendo los brazos en jarra, miró detenidamente a su pequeña hermana.

—¿De qué diablos estás hablando, Amy?

—¿Cómo que de qué? ¡Estoy hablando de Anthony! ¿No es por él por el que sufres tanto?

La joven escritora se quedó boquiabierta, bastante sorprendida; de pronto, tuvo que reprimir un ataque se risa, inflándosele las mejillas, poniéndose muy colorada. Llevándose inútilmente las manos a la boca, no tuvo más remedio que soltar el aire y comenzar a reírse a carcajadas, caminando de aquí para allá en la salita, sujetándose la adolorida barriga.

—¡Ja, ja, ja! ¡Pero que tonta! ¡Pero que tonta es! —exclamaba a duras penas. Amy, furiosa y avergonzada, se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.

—¡Bueno! Ya basta, ¿eh? No le encuentro nada gracioso y me parece muy grosero de tu parte que te burles de mí de esa manera.

—¡Ja, ja, ja! ¡Lo que pasa es que eres una boba, hermanita! ¡Ja, ja, ja! —Jo se dejó caer sobre un pequeño silloncito, con las piernas extendidas, muerta de risa y tratando de recuperar el aliento—. ¡Yo me refería al protagonista de mi nueva novela! ¡Sigfrido es tan rebelde que no sé qué hacer con él! ¡Ja, ja, ja! ¡Y tú, tan tontita como siempre, pensabas que me estaba refiriendo a Anthony! ¡Ja, ja, ja! —y, inclinándose hacia delante, colocó el dedo en la frente de su entrometida hermana menor y le empujó desdeñosamente la cabeza hacia atrás.

Roja como un tomate, tanto por humillación como por el disgusto, Amy dejó escapar un fuerte suspiro, asesinando a su hermana con la mirada. ¡Cómo le gustaba burlarse de ella aquella arpía!

—¿Crees que puedes engañarme con esa respuesta tan rebuscada, Jo? ¡Yo sé muy bien que te referías a Anthony porque estás celosa de él y su novia! ¡A mí no me engañas, ¿sabes?

—¿¡Pero qué estás diciendo, bobita! —la aludida, colorada hasta la coronilla, se puso de pie, furiosa—. ¿De dónde sacaste semejante idea? ¡Jamás en mi vida me rebajaría a sentir celos por un hombre y ni mucho menos de ese tonto engreído de Anthony!

—¡Pero es que Laurie nos contó que …! 

—¡Ah! ¿Con que fue Laurie el del chismecito, eh? ¡Pues ya verá, el muy indiscreto! ¡Le voy a enseñar andar contando cosas de mí que no son ciertas!

Y salió con paso firme y decidido hacia el cuarto del pobre muchacho, hirviendo de furia.

—¡Uuuuh! ¡La que se va a armar! —soltó Amy, y salió corriendo por detrás de su hermana, temiendo por la futura salud de su antiguo vecino.

Al no encontrarlo en su habitación, Jo, más molesta y contrariada que antes, bajó muy decidida por las escaleras, hasta que pasó al lado de la sala de estar, de donde, afortunada o desafortunadamente (de pende para quién), escuchó la voz de Laurie.

"¡Ajá! ¡Por fin te tengo, chismoso!", pensó, y entró como un bólido al saloncito.

—¡Laurie! ¿Cómo te atreviste a decirles a mis hermanas que yo…! —enmudeció de golpe, quedándose congelada, dándose con la inesperada sorpresa de que todos, absolutamente todos estaban allí: sus hermanas, Sally, la señora Kirke, Jeremy y el tan buscado Laurie, quienes la miraron entre perplejos y sorprendidos.

—Hola, Jo —la saludó Laurie—. ¿Qué querías decirme?

—¿Eh? ¿Yo? ¡Na-nada, Laurie! ¡Nada de importancia! —exclamó la aludida, sonriendo muy confundida, roja como un tomate.

Amy también entró a la habitación y se quedó parada al lado de su hermana.

—¿Por qué están todos reunidos aquí, eh?

—Estamos decidiendo en dónde haremos el baile de año nuevo, Amy —le explicó Meg.

—¿Un baile de año nuevo? ¡Genial! —exclamó llena de emoción, dando un pequeño saltito mientras batía la palma de las manos—. ¡Cómo me gustaría asistir!

Meg y Laurie se dirigieron una mirada cómplice, llamando la atención de Jo.

—¡Ah, ah! Aún eres demasiado pequeña para asistir a un baile, querida; no puedes quedarte hasta muy tarde —le dijo Meg, negándole con el dedo índice pero con una pequeña semi sonrisa en el rostro, sus ojos verdes brillaban pícaramente.

Pero Amy, poco experimentada como era en el arte de leer las expresiones o entender el sarcasmo, no se dio cuenta de las segundas intenciones de su hermana mayor, poniendo entonces mala cara y sentándose de golpe en una se las sillas, cruzándose de brazos, frunciendo el ceño y haciendo pucheritos.

—¡Bah! ¡Qué injusto! ¿Por qué siempre son los adultos los que tienen que divertirse? ¡Cómo me gustaría ser mayor de una buena vez!

—Oye, Amy; no comiences con uno de tus berrinches, ¿eh? —le advirtió Jo, cruzándose de brazos.

—¡Haré un berrinche si se me da la gana! —replicó, sacándole la lengua y girando luego la cabeza hacia la dirección contraria, terca como una mula—. ¡Es injusto que ustedes festejen el año nuevo y yo no!

—Amyyy… —Jo estaba dispuesta a seguir regañándola, pero la impetuosidad de Laurie la interrumpió.

Alzando los brazos cuan largos eran, el muchacho declaró con una sonrisa de oreja a oreja, con los ojos negros brillando llenos de emoción:

—¡No temáis, señorita! ¡El baile de año nuevo comenzará lo suficientemente temprano como para que la señorita Amy March y el señor Tom Brooke puedan asistir! 

—¿¡Qué! ¿¡Tom! —gritó Amy, más sorprendida por escuchar aquel nombre que la hora del baile.

—¡Hola, Amy! —la saludó un muchachito castaño, saliendo de repente por detrás de la silla, provocando que la niña se diera el susto de su vida, dando un terrible grito y cayendo sentada al suelo.

—¡Oh no! ¿Estás bien, Amy? No era mi intención asustarse así… ¡Hay que ver lo escandalosa que eres! —le dijo mientras la ayudaba a levantarse.

—¿Y qué quieres que haga? ¡Me asustase! —se quejó, sacudiéndose el vestido; pero pronto olvidó su enfado, estaba feliz de volver a ver a su amiguito.

—¡Qué sorpresa me diste, Tom! ¡Y estás más alto que yo! ¿Cuándo llegaste?

—Bueno, lo que pasa es que mi mamá decidió mandarme a New Cord para pasar la Navidad y el Año Nuevo con mi hermano John, pero cuando llegué me di con la sorpresa de que él se había marchado con ustedes el día anterior de mi llegada —Lo miró acusadoramente—. ¡Y él no nos había dicho nada a ni mí ni a mi mamá!

El acusado de puso muy colorado.

—Lo siento, Tom; no creí que vinieras para Navidad —se disculpó, sonriendo nerviosamente mientras se llevaba la mano a la nuca.

—¿Lo ves, Amy? Hay que ver lo tonto que se comportan los adultos cuando están enamorados, ¡se olvidan hasta de la propia familia! —negó con la cabeza, decepcionado.

—De eso no tengo duda —replicó Amy, oteando desdeñosamente a su hermana mayor y a su novio, quienes siempre la ignoraban cada vez que los tres se iban de paseo por el campo. ¡Siempre se la pasaban besándose o hablándose cariñosamente! Eran tan cursis…

—¿Viniste tú solo, Tom? —quiso saber Jo, inclinándose un poco sobre él.

—No. Un muchacho negro llamado John (¿qué curioso, verdad? ¡Se llama igual que mi hermano!) me acompañó.

—¡Oh! ¿John Moore también está aquí? ¡Eso es fantástico! —batió las manos muy entusiasmada—. ¿En dónde está, eh? ¿En dónde está? —preguntó, buscando con la mirada por todos lados.

—Fue a comprarme algunas cosas, Jo —le informó la señora Kirke, muy divertida al ver a la muchacha tan animada, pues últimamente la había notado algo triste y preocupada.

—¡Oh, bien! Entonces cuando él regrese vamos a estar todos completos…—cerró los ojos, como si estuviera imaginándoselo todo—. ¡Esto va a estar genial! —exclamó llena de felicidad, tomándose de las manos, recuperando por completo su buen humor—. Todos vamos a divertirnos un montón. Haremos cosas que antes no hicimos porque no tuvimos el tiempo suficiente de hacerlo. ¡Y el festejo de Noche Buena será maravilloso! —Los ojos de la muchacha brillaron llenos de entusiasmo—. ¡Nos sentiremos como unas verdaderas adultas festejando por nuestra cuenta!

—¡Eh! No te olvides de mí, Jo, que estoy solo y desamparado lejos de casa y de mi abuelito. ¿Es que no quieres que esté con ustedes? —le preguntó con un brillo de picardía en sus cálidos ojos negros.

—Pues claro que estarás con nosotras, tonto, ¿acaso no eres ya parte de mi familia? —le respondió, poniendo los brazos en jarra, sonriendo orgullosa. Se había olvidado por completo que tan sólo unos minutos antes quería darle un buen par de bofetones por indiscreto.

—¿También invitaremos a Anthony, verdad?; estoy segura de que él también se siente sólo estando lejos de su casa —agregó la siempre metiche Amy, mirando maliciosamente a su hermana, poniéndola nuevamente de muy mal humor mientras los demás volvían sus cabezas hacia ella, muy interesados en ver su accionar.

—¿Tú crees? —Laurie sonrió malicioso—. No creo que la compañía de Sandra le parezca tan poca cosa… Tal vez quieran festejar ellos dos solos.

—¿Y a mí qué me importa? Si quiere festejar con ella la Nochebuena, que lo haga —respondió de inmediato la quisquillosa Jo, decidida a demostrarle a Laurie que a ella no le interesaba un comino aquel asunto—. Le diré que la invite a ella también si decide pasar con nosotros las fiestas. Cuando más seamos mejor será, ¿no te parece?

—Si tú lo dices…

El muchacho no se veía muy convencido, por lo que ella sintió la necesidad de reforzar su posición.

—Sí, yo lo digo; y para que veas que es en serio iré ahora mismo a invitarlo, a él y a su novia.

Y se dirigió muy decidida hacia la percha, tomando su abrigo, su gorro, guantes y bufanda para luego salir disparada hacia la calle, dejando a todo el mundo estupefacto.

—¡Hey, Jo! ¡Espera! ¡Yo también quiero ir contigo! —declaró Amy, poniéndose el abrigo apresuradamente mientras corría hacia la puerta, pero se detuvo de repente, volteando el rostro hacia su amigo—. ¡Vamos, Tom!

—¿Eh? ¡Sí! —feliz por conocer aún más la ciudad de Nueva York, el chico también se abrigó lo más rápido posible y salió disparado por detrás de la niña.

—¡Niños! ¿A dónde creen que van? ¡Regresen! —los llamó Meg, dando un paso hacia adelante, pero John la detuvo, sonriéndole cariñosamente.

—Déjalos ir, Meg. Creo que tu hermana Jo se comportará mucho mejor con Anthony si los niños están con ella, ¿no crees?

Su novia volteó el rostro hacia él y le sonrió amorosamente mientras asentía con la cabeza. Laurie, en cambio, no pudo evitar sentirse decepcionado, y hasta molesto, puesto que no le gustaba ni pizca cómo Jo reaccionaba cuando escuchaba el nombre de aquel periodista vanidoso. Aquello era una muy mala señal.

Pero lo que nadie sabía, era que en ese mismo día, Jo, Amy y Tom iban a meterse en el peor lío de su vida.

/¡Ni por todo el oro del mundo voy a perderme la ocasión de ver cómo mi hermana Jo se comporta frente a Anthony! Yo sé que estoy en lo cierto que ella está enamorada de él y quiero que mis hermanas se retracten cuando les cuente lo que descubrí, sí señor./


*Notas de Una Autora Descuidada:*

*Sorry por la demora XD parte de lo que dice Amy allá arriba es cierto, la otra parte era que no ardía el genio, je XD y, algunos problemillas personales; pero ya todo está ok : ) ¡Ups! ¿Será cierto que Jo está celosa de Anthony y Sandra? ¿Qué opinará Laurie sobre eso? ¡Muy pronto lo sabremos!*


Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 27

Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 29



Notas de una Bloggera Descuidada:
¡Hola, mis queridos arrinconados! ¿Cómo están? 
Sigo controlando los audios de los episodios de Doctor-X, sigo viendo el dorama japonés Zettai Kareshi,  sigo editando el kdrama La Mujer de Mi Esposo, terminé de subtitular la 6ta temporada de Doctor-X, sigo subtitulando la miniserie japonesa Inspector Zenigata, sigo estudiando japonés y dibujando mi webtoon Anshel y escribiendo mi novela ligera Fenómenos. ¡Siempre ocupada mientras trabajo!

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Sayounara Bye Bye!

Yu-Chan 💖

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