Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 32

          Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.


¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?

Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Yu-Chan

*Capítulo 32*

*El Reto a Duelo de Laurie*


/Jo sigue sin contestarme por más alto que yo la llame... ¿Qué le habrá ocurrido? ¡Dios quiera que ese tal Mario Mazzini no…! ¿Pero qué estoy diciendo? ¡Si Jo es una fiera cuando se enoja! Pobre italiano… ¡No sabe con quién se metió!/

A la impactada Jo le tomó su buen tiempo comprender lo que estaba pasando, la realidad y la irrealidad se le mezclaban a una velocidad vertiginosa, como una especie de mal sueño. Miles de pensamientos se le cruzaron por la cabeza en un segundo. ¿Era verdad que la estaban besando? ¿ÉSE desagradable sujeto la estaba besando? Y sobre todo, ¿así se sentía un beso? Nunca antes la habían besado y aquello era su primera experiencia en la materia, nada qué ver con lo que había leído mil veces en sus libros; los sentimientos, las reacciones, todo.

Una diminuta lágrima quiso brotar al darse cuenta de que la persona menos indicada le había robado su primer beso. No lo había pensado antes, pero comprendió en ese instante que, para su primer beso, debería habérselo dado la persona que ella escogiera para amar y ser amada. ¡Aquello no era justo!

Sus ojos comenzaron a abrirse más y más cuando comenzó a tener dominio de sí misma, lentamente el tembloroso puño de Jo se fue cerrando hasta que por fin su ira explotó y le propinó un soberano cachetazo a su "pretendiente", haciéndolo trastabillar hacia un costado con la mano en la mejilla y una maliciosa sonrisita en la su atractiva boca.

—¡¿P-pero cómo te atreviste a hacerme algo así, cretino? —sus brazos colgaban tensos a cada lado de su cuerpo, sus ojos grises echaban chispas y sus dientes castañeaban por toda la furia y frustración que sentía.

—Fue fácil. Tú me gustas —le respondió frescamente mientras se incorporaba del todo, aún con la mano en la mejilla—. ¡Vaya! ¡Sí que golpeas fuerte, señorita huracán!

—¡¿"Señorita Huracán"? ¡Deja de llamarme así o volveré a golpearte! ¡Y ya deja salir a mi hermana del armario de una buena vez!

A pesar de las furiosas amenazas de la escritora, Mario no dejó de sonreír, observándola con mucha más intensidad que antes con sus grandes ojos negros.

—Eso es lo que me gusta de ti —le confesó—, ese fuego tan intenso que arde en tu interior.

Jo bufó fastidiada, llevándose ambas manos a la cabeza.

—¡Uf! ¿Tú no entiendes, verdad? ¡Eres más testarudo que Amy!

—¡Oye! ¡Que te estoy escuchando, ¿eh? —se quejó la aludida desde el interior del mueble.

—¡Tú cállate! —replicó la furiosa escritora, hablándole al armario.

—¿Por qué me voy a callar? ¡Me estás insultando!

—¡Decir la verdad no es insultar! ¡Y ahora cállate de una buena vez antes de que abra esa puerta y te de un bofetón!

Ante semejante amenaza, Amy no supo qué contestar. Por un lado quería que la sacaran de allí, pero, por otro, temía muchísimo al bofetón de su hermana. Ya había experimentado aquello cuando Jo descubrió que le había quemado su manuscrito, y no deseaba volver a repetir esa mala experiencia.

—Oye, Amy… —Tom le dio unas palmaditas en el hombro para llamar su atención—… Creo que es mejor que no digas nada…

—¿Sabes, Tom? Yo también lo creo… —susurró.

El chico miró detenidamente hacia la puerta.

—¿No te parece mejor que intentemos abrir el armario con nuestros propios medios?

—Bu-bueno… —asintió, abrazándose a sí misma mientras miraba a su alrededor bastante atemorizada—. Este lugar ya me está dando/claustrofobia/…

—¿/Claustro/ qué?

—¡Qué ignorante eres, Tom! ¿Acaso no sabes lo que significa /claustrofobia/? —se cruzó de brazos muy ufana de su propia "sabiduría"—. /Claustrofobia/ es cuando los lugares cerrados te dan miedo.

—¡Vaya! Pues eso debe ser cosa de niñas porque a los hombres valientes como yo no le tememos a esas cosas —declaró como un orgulloso gallito de corral.

Amy frunció la boca, fastidiada.

—¿Y bien? ¿Vas a abrir la puerta o no?

—Pues claro —Tom movió el pie y creyó escuchar una pequeña pieza de metal arrastrarse sobre la madera.

Como ya no hubo más protestas por parte de su hermana menor, Jo se volvió hacia Mario.

—Si me tocas de nuevo, juro que volveré a darte otro bofetón —le advirtió.

—Pues deberé acostumbrarme a tus golpes —replicó el chico, adelantando un paso mientras Jo retrocedía uno, poniéndose a la defensiva.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—¿No lo adivinas?

—¡Si te acercas más, te daré un buen puñetazo! —amenazó, poniéndose muy nerviosa al verse otra vez en la misma situación de hacía unos momentos.

—¿A ver? ¿Por qué no lo intentas? Estoy ansioso de sentirte otra vez… —le habló con voz muy suave pero desafiante, acercándose más y más a ella.

Jo, furiosa, no se hizo de esperar y descargó otra vez su golpe, pero, para su desgracia, Mario la atrapó velozmente por la muñeca, sosteniéndola en lo alto y esbozando una maliciosa sonrisa en su atractivo rostro moreno frente a la palidez y desconcierto de la pobre muchacha. Poco a poco comenzó a inclinarse sobre ella con la intención de besarla de nuevo. Jo, asqueada, frunció el rostro y cerró el puño de la otra mano, dispuesta a defenderse de aquel atrevido, pero el astuto italiano previno aquel movimiento y la sujetó también de aquella mano, inutilizándola completamente.

—Esta es la verdadera fuerza de un hombre, mi "Señorita Huracán" —le dijo, cubriéndola ya con su cuerpo.

Angustiada, Jo cerró lo ojos con fuerza e inclinó la cabeza hacia un costado, proponiéndose a luchar con todas sus fuerzas para defender su honor. ¡No iba a tolerar que aquel atrevido la besara de nuevo!

De pronto, la puerta de la entrada se abrió al mismo tiempo que la del armario, dejando entrar a Anthony y a Sandra la primera y a Amy y a Tom la segunda, quedando los cuatro completamente anonadados con la escandalosa escena entre Jo y Mario.

—¡Mario! —exclamó la dolida fundadora del Salón de Lectura, comprendiéndolo todo.

—¡Desgraciado! —espetó Anthony, perdiendo los estribos por primera vez en su vida para descargar un poderoso puñetazo en la nariz del italiano, lanzándolo de bruces al suelo ante la mirada de asombro de los presentes—. ¿Cómo te atreves a tratar de esa manera a una mujer?

En un principio, Jo se había quedado deslumbrara por el caballeroso accionar del periodista, pero al escuchar la última palabra pronunciada por éste, la repentina admiración que había sentido por él, desapareció en un instante.

—¡Oye, Anthony! —lo tomó fuertemente por el brazo—. ¡Yo no soy ninguna damisela escuálida que no se sabe defender, ¿sabes?

—Pero, Jo… Yo no quise… —el joven parpadeó varias veces, desconcertado.

—¿Qué fue lo que te hizo ese rufián, Jo? —se escuchó decir a un recién llegado muy bien conocido por todos.

—¡Laurie! —exclamó la pequeña Amy, tan sorprendida como los demás al ver que, además del mencionado muchacho, también se encontraban con él el prometido de Meg, Jeremy y John.

—¡Hermano! —exclamó Tom, y se levantó del suelo para correr directamente a los brazos del aliviado John Brooke.

Amy, en cambio, se aferró al saco de su vecino, quien seguía con la mirada clavada sobre Mario Mazzini.

—¿Qué fue lo que te hizo ese desgraciado, Jo? —repitió.

—N-nada, Laurie. Sólo nos salvó de que una muchedumbre nos aplastara —a pesar de desear que su amigo también le rompiese la nariz al italiano, Jo decidió que era mejor evitar más problemas. Pero no había contado con su locuaz hermana menor, quien intervino con premura, ansiosa por contarlo todo.

—¡Pero también nos trajo aquí por la fuerza y me encerró a mí y a Tom dentro del armario y se puso a pelear con Jo!

—¡Cállate, chismosa!

—¿Por qué? ¡Es la verdad! ¿No es así, Tom? —la testaruda jovencita se volvió muy iracunda hacia el mencionado muchachito, quien se puso muy nervioso.

—¿E-eh? Pu-pues sí…

Laurie, al ver confirmadas sus sospechas, se volvió inmediatamente hacia el italiano, fulminándolo con la mirada.

—¡Mario Mazzini! —gritó con toda la fuerza de sus pulmones, señalándolo con el dedo—. ¡Yo, Laurie Laurence, te reto a un duelo!

—¡¿Qué? —exclamaron todos, estupefactos, menos Mario, quien simplemente sonrió.

/¡No! ¿De verdad Laurie se batirá a duelo con ese sujeto desagradable? ¡No quiero que le pase nada malo por mi culpa!/


*Notas de una Autora Descuidada*

*¡Hola a todos! ¿Cómo están? ¡Perdón por la demora! (No estaba inspirada y aparte no tenía tiempo para escribir). El capi me salió corto, ¿verdad? Pero espero que les haya resultado muy interesante : ) ¡Parece que Laurie y Mario se batirán a duelo! Ese Laurie, siempre tan caballero, sobre todo con lo que respecta al vengar el mancilladlo honor de unas damiselas inocentes : ) ¿Qué sucederá en el duelo si se realiza?*


Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 31

Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 33



Notas de una Bloggera Descuidada:
Terminé de ver el anime Babel II y el dorama japonés Zettai Kareshi, ahora comencé a ver el anime Boogiepop Phantom y este fin de semana comenzaré a ver el drama japonés Doctors.  Sigo editando el kdrama La Mujer de Mi Esposo, sigo subtitulando la miniserie japonesa Inspector Zenigata, sigo estudiando japonés y dibujando mi webtoon Anshel y escribiendo mi novela ligera Fenómenos. ¡Siempre ocupada mientras trabajo!

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Sayounara Bye Bye!

Yu-Chan 💖



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