Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 36

              Resumen del anime: Meg, amable y confiada. Jo, independiente y enérgica. Beth, tímida y callada. Amy, amable y precoz.  El padre de familia ha dejado su hogar para servir en la guerra civil estadounidense; luchando contra el ejército Confederado. En su ausencia, una batalla en la ciudad deja a su familia sin casa y él les aconseja buscar hogar en la casa de su Tía Marta, en la ciudad de Newford, Massachusetts. Allí pasan algunos días y aunque al principio, la Tía Marta no está del todo contenta con su presencia, pronto cambia de opinión y se encariña con cada una de las "mujercitas". Poco después se instalan en su nueva casa en los alrededores y conocen muchos nuevos amigos. Sus vecinos serán los Laurence, que viven en la casa de al lado y Laurie, el joven nieto del Sr. James Laurence se hará gran amigo de la familia March. Juntos, todos superan cualquier situación, logrando resolver cualquier problema para salir adelante.


¿QUÉ HUBIERA PASADO SÍ...?

Jo March, nuestra joven y temperamental protagonista, decide ir a vivir a New York para ampliar sus horizontes como escritora, tal y como su amigo Anthony Boone se lo recomendó antes de que éste partiera también hacia la misma ciudad. Pero Laurie Laurence, el vecino adinerado de la familia March, decide él también partir hacia New York para estudiar en la universidad y, algún día, poder declararle su amor a Jo antes de que Anthony lo haga también. El gran problema para ambos muchachos, es que la aficionada escritora tiene un temperamento fatal y es muy poco afecta a las declaraciones de amor... ¿Cual de los dos jóvenes logrará conquistarla?

Género: drama, romance
Pareja: Jo/Laurie, Jo/Anthony - Beth/Laurie, Beth/Jeremy
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 46 capítulos
Estado: completo
Escritora: Yu-Chan

*Capítulo 36: La decisión de Beth*


/¡No se imaginan lo bien que la pasamos la noche de Nochebuena! Cenamos cosas ricas, bailamos, cantamos villancicos… ¡Meg y el señor Brooke se pararon debajo del muérdago y se besaron! Fue tan romántico… También el muy pícaro de Laurie quiso llevarse a Jo con engaños bajo el muérdago, pero ella se dio cuenta a tiempo y lo agarró de la oreja y se lo llevó a rastras de allí ¡Fue tan divertido! Pero bueno, lo mejor de todo es que Jeremy volvió a reunirse con su familia, ¡y me parece que tanto su mamá como su abuela se dieron cuenta de lo que sienten él y mi hermana Beth! ¿La aceptarán como nuera? ¡Ya lo veremos!/

—¿Estás nerviosa, mi querida Beth? —le preguntó Jeremy, mirándola inquiridoramente mientras se dirigían en coche hacia al lujoso hotel en donde estaba alojada su familia.

—U-un poco… —le contestó con un hilo de voz. La pobre Beth estaba pálida como un fantasma, temblaba como una hoja al viento y sus manos estaban cerradas como garras sobre su falda, estrujándolas sin cesar.

Jeremy sonrió.

—Bueno, ¿no crees que enfrentarte a mi madre y a mi abuela es menos arriesgado para tu salud que interponerte entre dos duelistas tontos y orgullosos? —Le colocó suavemente la mano sobre la de ella, tratando de tranquilizarla con una suave presión—. Además, no debes preocuparte tanto, mi familia es muy amable y, lo más importante de todo, yo siempre estaré a tu lado para protegerte.

La joven March se volvió hacia él, sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos castaños brillaron llenos de ilusión.

—Gracias, Jeremy.

Varios minutos después, el coche llegó al lugar de destino y la joven pareja descendió e ingresó al edificio.

Entretanto, en el primer piso del hotel, tanto la madre como la abuela de Jeremy se disponían a esperar a la joven pareja en la elegante sala del departamento que habían alquilado por tan sólo diez días.

—Es la jovencita que interpretó magníficamente el piano con Jemmy en Nochebuena, ¿lo recuerdas, madre? —le preguntó mientras acomodaba los almohadones de terciopelo rojo del refinado y comodísimo sofá para que su suegra se sintiera confortable en él.

—Por supuesto que lo recuerdo, querida ¿me crees una vieja senil? —se sentó lentamente sobre la comodidad del sofá, dejando su elegante bastón a un lado.

—No, madre, pero ¿qué le pareció la niña? —inquirió amablemente, quedándose de pie a su lado.

—Pues a mí me pareció una personita encantadora y tan buena como un ángel, abuelita —opinó Fanny, quien en ese momento entraba a la sala con la bandeja del té y la dejaba sobre la fina mesita ratona de madera tallada.

—Eso lo decidiré yo, hijita —le aclaró, mirándola se soslayo mientras tomaba una taza de porcelana china llena de té entre sus manos.

—Te darás cuenta de que tengo toda la razón cuando hables con ella, abuela —tomó una galleta de chocolate y se sentó en uno de los sillones pequeños.

—No seas respondona, Fanny, es de mala educación —la amonestó su madre, siempre con voz calma.

Lady Lidia sonrió.

—Esta niña tiene el carácter de mi difunto hijo. Te será muy difícil conseguir marido, hija.

—Bueno, pues si un hombre no respeta mi forma de pensar, no es el indicado para ser mi marido —respondió tan fresca como una lechuga, haciendo que su abuela y su madre fruncieran el entrecejo.

—Está muy bien eso, querida, pero procura de que también sepa escucharte y entenderte —le aconsejó su madre—. El que ignore tus palabras no significa que te respete o te entienda.

Fanny miró a su madre, recordando con tristeza todo el sufrimiento que tuvo que pasar por haberse dejado llevar únicamente por el corazón cuando se enamoró perdidamente del padre de su hermana menor, desoyendo los consejos de su abuela.

—No te preocupes, mamá, sé muy bien lo que quiero, pero también sé escuchar.

—¿Lo ves, querida? Igual que su padre —la anciana sonrió triunfante, pero rápidamente su radiante semblante cambió por otro de gran preocupación—. Jeremy, en cambio, es como tú y se deja llevar fácilmente por sus sentimientos…

—¿Tienes miedo de que escoja mal a su futura esposa, madre?

—Y también de que quiera casarse con ella sin escuchar razones, como lo hiciste tú, Caroline —le reprochó muy suavemente, pero igualmente no cayó en saco roto, un pequeño chispazo de ira se encendió en los ojos celestes de la madre de Jeremy.

—Admito que me equivoqué con Dean, pero deberá usted admitir que no me equivoqué con su hijo, madre.

Lady Lidia Williams sonrió.

—Orgullosa como siempre, aún cuando admites haberte equivocado.

—Tal y como es mi hijo Jeremy, madre, así que debe tener cuidado con lo que le diga porque si él está verdaderamente enamorado de esa jovencita, no le importará nada más que casarse con ella cueste lo que le cueste.

—Eso ya lo sé, hija, no hace falta que me lo recuerdes, pues te tengo a ti como referencia —alzó la mano con un además de fastidio—. He venido aquí para volver a ver a mi nieto y recibirlo con los brazos abiertos, no tengo ninguna intención de desheredarlo o algo así más allá de su elección amorosa… —Su rostro se endureció, cubriéndose con las sombras de la preocupación—. Además, debes saber que hay algo más importante que todo esto, querida, y tú lo sabes.

—Sí, lo sé muy bien… —embargada por el dolor y la tristeza, se llevó la mano al corazón.

Fanny abandonó la taza sobre el platillo, sus ojos se llenaron de lágrimas y su boca tembló.

—Jeremy… —susurró el nombre de su hermano.

De repente, los gritos de alegría de la hija menor de Caroline, que se encontraba en el pasillo para esperar a su muy querido hermano mayor, las sacó de sus apesadumbrados pensamientos.

—¡Mamá! ¡Fanny! ¡Abuelita! ¡Es Jemmy! ¡Es Jemmy!

Segundos después, una de las hojas de la elegante puerta blanca se abrió, dejando entrar a la pareja con la pequeña niña tomada de la mano de su hermano mayor, dando saltitos de alegría.

Siempre impasible, Jeremy se inclinó ligeramente ante su abuela, dándole los buenos días. Rápidamente, la atemorizada Beth lo imitó.

Lady Lidia sonrió y sus ojos brillaron como un par de esmeraldas, extendiendo los brazos hacia su nieto.

—¡Ven aquí y besa a esta tonta anciana, querido mío!

Sin dudar, el chico obedeció y besó cariñosamente la mejilla de su abuela, otro tanto hizo con su madre y su hermana, terminando por alzar a la chiquilla entre sus brazos, demostrándole toda su devoción hasta con el más mínimo detalle. A Beth no le pasó por alto aquella verdadera muestra de afecto, no pudiendo evitar sonreír con ternura. Jeremy, a pesar de su aparente frialdad e indiferencia, era un muchacho que irradiaba gran calidez y verdadero cariño en su interior.

A la abuela tampoco le pasó por alto la expresión de Beth.

—Ahora, mi estimada jovencita, debemos poner las cosas en claro si lo que deseas es ser la futura esposa de mi nieto.

—¡Oh! —la asombrada chica se llevó la mano a la boca, espantada con semejante sinceridad.

—¡Abuela! —Jeremy protestó de inmediato.

—Guarda silencio, Jeremy —alzó la mano sin quitarle la vista de encima a la joven March—, sabes muy bien que no doy mi consentimiento a cualquiera, mi único fin es saber si esta jovencita es la indicada para ti.

—¿Quién más que yo sabe que ella es la más indicada para mí, abuela? —dejó a la pequeña Alice en los brazos de la preocupada Fanny—. Yo…

—¿Cómo sabes tú que será la indicada para cuidarte cuando pierdas el don de la vista, nieto mío? —le dirigió una mirada tan dura, que lo dejó congelado.

Caroline y su hija Fanny se pusieron muy pálidas, pero era Beth la que más pálida estaba, con los ojos tremendamente abiertos. No podía creer lo que había escuchado. Catatónica, se volvió hacia Jeremy en busca de respuestas, pero él simplemente bajó la cabeza y apretó los puños con fuerza a cada lado de su cuerpo.

—¿Y bien, querida? Lo sabes ahora como nosotras lo supimos hace varias semanas atrás cuando recibimos una carta del señorito Laurence contándonoslo todo. Mi nieto perderá el don de la vista en muy poco tiempo y se quedará completamente ciego.

—¡Oh, hijo mío! ¡Hijo mío! ¿Por qué no me lo dijiste? —Hecha un mar de lágrimas y sin poder contenerse por más tiempo, Caroline corrió para estrecharlo fuertemente entre sus brazos—. ¿Cómo pudiste soportar tú solo semejante desgracia sobre tus espaldas? ¿Es que no confiabas en tu madre? ¡Hubiera hecho hasta lo imposible para ayudarte a sobrellevar semejante tragedia, hijo mío!

—Yo… Yo no quería preocuparte, mamá… —la abrazó también, con los ojos velados por las lágrimas—. El médico dijo que mi enfermedad es irreversible… Yo no quería preocupar a nadie, mamá, a nadie… —Su temple finalmente se quebró del todo, rompiendo a llorar amargamente mientras se dejaba caer al suelo, aferrado a las faldas de su madre—… ¡Oh, mamá! ¡Mamá! ¡Desde que supe que me quedaría ciego me llené de terror y amargura! ¡La sola idea de no volver a tocar el piano ni tampoco volver a verte era tan insoportable para mí que lo único que he deseado desde entonces fue morir!

—Hermanito… —Fanny se puso de pie aterrorizada, dejando a la perpleja Alice en el sillón.

—¡Oh, Jeremy…! —murmuró la horrorizada Beth, llorando silenciosamente. Ahora podía comprenderlo todo: la infinita tristeza reflejada en sus ojos era fruto de un futuro terrible que le era ya muy próximo.

La abuela dejó de observar a los dolientes y bajó la cabeza con un ademán de negación, luego, la alzó y fijó su severa atención sobre su invitada.

—¿Y bien, querida? ¿Tienes algo qué decirme?

Beth se sobresaltó y se volvió hacia ella, sus ojos estaban brillantes por las lágrimas y su boca no cesaba de temblar.

—… Yo…

—Espera, Beth —la interrumpió Jeremy, separándose de su consternada madre para acercársele.

—No tienes que responder si no quieres y no estás obligada a estar a mi lado si… si no quieres —se le hizo un nudo en la garganta, pero logró contenerse y mantener la compostura—. Nunca quise complicar tu vida con la mía, intenté alejarme de ti pensando en el daño que te haría en el futuro cuando ya no pueda ver… Pero no pude, no pude ignorar mis sentimientos hacia ti ni ignorar tu dulce presencia y tu increíble talento para la música; y la otra mañana, cuando pasó /eso/, cometí el error de revelarte lo mucho que te amaba cuando escuché que tú sentías lo mismo por mí —Sonrió con una bella sonrisa llena de tristeza—. Si ya no deseas estar a mi lado por la enfermedad que me aqueja, lo entenderé, mi querida Beth, pues no es mi deseo arruinar tu vida obligándose a cuidar a un futuro bueno para nada durante el resto de tu vida. Con todo mi corazón deseo que tengas una vida próspera y larga al lado de algún buen hombre que sepa amarte y cuidarte como lo mereces… —Bajó la cabeza y volvió a cerrar los puños, el dolor en su corazón le era ya insoportable—. Puedes marcharte, Beth, no debes preocuparte por mí porque ya estoy con mi familia y me volveré con ellos a Inglaterra.

Le volvió la espalda en un vano intento de ocultarle su dolor. Tanto su madre Caroline, su hermana Fanny y su abuela, se le quedaron mirando, pues adivinaban fácilmente el gran sufrimiento que aquejaba el corazón de Jeremy, pues él era un chico muy sentimental... Siempre lo había sido aunque intentara ocultarlo.

—¡Oh, Jeremy! —exclamó la desesperada Beth, corriendo hacia él para abrazarlo fuertemente por la espalda, tomándolo por sorpresa.

¿Cómo puedes pedirme que me olvide de ti cuando recién me entero de tu enfermedad? ¿Cómo puedes ser tan egoísta y dejarme a un lado sin permitirme ayudarte? ¿Cómo piensas que te dejaré sólo con tu sufrimiento? —Sus delgados brazos, alrededor de la cintura del pianista, se cerraron aún más, como si temiera que, de un momento a otro, se le escaparía—. Ahora es cuando más me necesitas, Jeremy, no me pidas que te abandone porque no lo haré, así tenga que renunciar a ti como… como… como a mi futuro esposo.

Jeremy abrió los ojos cuán grandes pudo, impactado por las sinceras palabras de la niña que había robado su corazón sin siquiera quererlo.

—Beth… —susurró emocionado, con los ojos cubiertos en lágrimas, tomó las manitas de la jovencita con tanta rapidez que la sobresaltó—. ¡Oh, Beth!

—¡Jeremy…! —entonces, la niña comenzó a llorar desconsoladamente por la desgracia del primer hombre al que le había entregado su corazón.

Emocionadas, Caroline y Fanny se tomaron de las manos y también comenzaron a llorar mientras la pequeña y asustada Alice se acurrucaba contra uno de los almohadones sin poder llegar a comprender del todo lo que estaba pasando frente a ella.

Las manos de Lady Lidia se crisparon fuertemente sobre su elegante falda plateada. Apretó los dientes y sus ojos verdes brillaron con gran intensidad.

—¡Muy bien! —exclamó de repente, poniéndose de pie y girando hacia la angustiada pareja—. Ya está decidido: tú, jovencita, nos acompañarás a China.

—¿Ch-China? —repitieron como embobados, palidísimos.

—¡Pero, madre! —intervino Caroline.

—No digas nada —alzó la mano sin quitarle la vista de encima a Beth—. ¿Y bien? ¿Qué dices, niña? ¿Acompañarás a mi nieto en su sufrimiento como se lo prometíste? —La escudriñó, mirándola de reojo—. Debo conocerte mejor si lo que deseas es ser su esposa.

—¿A-a China…? —murmuró la chica, soltando al pianista y bajando el semblante. Nunca en su vida había pensado hacer semejante viaje. La sola idea de separarse de sus padres de esa manera y por un tiempo inestimado, era de por sí inimaginable e imposible de llevar a cabo para ella. Pero… Jeremy la necesitaba, y ella le había prometido estar a su lado para ayudarlo, ser su soporte en los tiempos difíciles que se le presentarían en un futuro posiblemente cercano... Pero… El terror la paralizó y no pudo seguir pensando con claridad.

—¡Pero, abuela! ¿Cómo se le ocurre pedirle algo así? ¡Miss Elizabeth March nunca viajó sola en su vida! —se quejó el muchacho, sacándola de sus cavilaciones.

—¿Sola? —La mujer se volvió, fulminándolo con la mirada—. ¿Cómo te atreves a decir eso, Jeremy Williams? Miss March viajará en nuestra compañía, su futura familia política, su familia al fin. Además los médicos me dijeron que existe una medicina oriental capaz de detener tu enfermedad, evitando que avance más de lo que ha hecho durante todo este tiempo.

—¿D-detenerla? —se quedó como piedra, impresionado. Por fin, después de muchos meses de vivir en la más completa oscuridad, una pequeña luz de esperanza se encendió en su interior. No importaba si su vista ahora no era muy buena, lo importante ahora es que podría seguir tocando el piano aún con el don de la vista empobrecida.

—No es algo seguro, hijo, pero es lo único que nos queda si lo que queremos es evitar que pierdas la vista —su madre lo tomó de las manos y luego acarició su cabello cuando sus miradas se encontraron—. No podemos hacer nada más que esto, querido. Mientras más pronto nos marchemos de aquí, más pronto se detendrá tu enfermedad y así evitaremos que empeore.

—Y durante nuestro viaje podremos conocerte mejor, mi querida Beth

—Fanny se acercó a ella, sonriéndole amistosamente mientras la tomaba cariñosamente de las manos.

—Exactamente, querida —Lady Lidia se levantó de su asiento y se dirigió hacia un pequeño y elegante escritorio que se encontraba cerca de uno de los ventanales—. Deme la dirección de su familia, señorita March, les mandaré una nota avisándoles de su partida.

—¿Eh? —Beth no podía creer lo que estaba escuchando, de pronto, estaba a punto de irse a China, un país extraño y salvaje, como Jo siempre se lo había contado en sus historias.

Aquello estaba yendo demasiado rápido para su tranquilo temperamento, ella no era como Jo, siempre dada a las aventuras, no. Tenía miedo, mucho miedo de que se diera semejante cambio en su vida.

—¿Y bien, niña? Estoy esperando —le exigió, sentada ya frente a la mesilla, con la pluma en la mano.

—¡Pero, abuela! ¡Déjela por lo menos pensarlo por unos días! ¡Es a su familia a la que deja! —se quejó Jeremy, caminando hacia Beth para posar las manos sobre sus esbeltos hombros—. ¡Lo que le pides es demasiado para ella! ¿Acaso no te das cuenta de que es una niña delicada y tímida?

—Si va a ser tu futura esposa, deberá convertirse en una mujer fuerte para portar con orgullo el apellido de la familia Williams, además, nieto mío, no deja a su familia, sólo conocerá a su nueva familia—Volvió el rostro hacia la nerviosa Beth—. ¿Y bien? Estoy esperando, no hay tiempo qué perder y usted lo sabe muy bien.

Por fin, Beth alzó la cabeza, decidida.

—Por favor, Lady Williams, debo llamar a mi madre, decírselo yo misma y pedirle consejo. Lo que me pide usted podría romperle el corazón y yo la amo muchísimo como para atreverme a lastimarla de esta manera.

Lady Lidia resopló un tanto molesta y dejó caer la pluma sobre el papel.

—Bien. Te doy una semana —Se puso de pie—. Si decides venir con nosotros, no necesitas comprarte nada porque yo me hare cargo de tus gastos, y cuando venga tu madre, dile que quiero hablar con ella.

Beth asintió muy agradecida.

Luego de que Jeremy y Beth se hubieran marchado hacia la pensión de los Kirke, Caroline se atrevió a protestar por la forma tan ruda de actuar de su suegra hacia la pobre novia de su hijo.

—No quiero que mi único nieto tenga a una debilucha a su lado —le respondió la aristocrática mujer mientras se dirigía hacia su dormitorio—. Tu hijo necesita una mujer fuerte para que sepa ayudarlo en los tiempos oscuros que vienen… —Dejó la mano apoyada sobre el picaporte de la puerta y bajó la cabeza, llena de angustia—… Esa niña tiene una luz muy poderosa en su interior, ¿lo notaste? Es bondadosa, sí, honrada y altruista, pero también tiene mucho miedo y yo necesito que sea fuerte, por ella y por Jeremy, y por su futuro. No quiero que él sólo sienta lástima y amor por ella, lo que quiero es que sienta orgullo, respeto y amor hacia la mujer que lo acompañará por el resto de su vida. Según su temperamento, si ella decide viajar con nosotros, demostrará su madurez, pero si no lo hace, aún no está preparada para ser una Williams.

Y desapareció tras la puerta, dejando al resto de la familia bastante desconcertada.

Finalmente, Caroline sonrió, comprendiendo que, después de todo, su suegra le había tomado gran cariño a la jovencita March.

/¿Escuché bien? ¿Nuestra querida Beth en China? ¡Pero esa vieja cabra se volvió loca! Es una verdadera bruja, ¿cómo se le ocurre separarnos así? Estoy segura de que mamá no lo permitirá, no, ni tampoco papá./


*Notas de una Autora Descuidada:*

*¿Podrá Beth viajar a China? ¿Su reciente amor será tan fuerte como para vencer los temores de toda su vida? ¿Qué dirán sus padres cuando lo sepan? ¿Y Jo? ¡Muy pronto lo sabremos!*


Fanfic Mujercitas -¿Qué Hubiera Pasado Sí...?- Capítulo 35



Notas de una Bloggera Descuidada:
Terminé de ver el anime Brain Powerd y el drama japonés Doctors, sigo editando el kdrama La Mujer de Mi Esposo, subtitulando la miniserie japonesa Inspector Zenigata, sigo estudiando japonés y dibujando mi webtoon Anshel y escribiendo mi novela ligera Fenómenos. ¡Siempre ocupada mientras trabajo!

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Sayounara Bye Bye!

Yu-Chan 💖
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