Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 21: Dos Polizones*

     Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

QUINTA PARTE¿CÓMO ROMPER LA MALDICIÓN?

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 21: Dos Polizones*


Después de que Jack lanzara al agua a Barbossa con mono y todo, para
vengarse de la humillación que le había hecho pasar frente a su
tripulación, y antes de que terminara de hundirse aquel maldito barco
árabe, pidió a su gente una lancha para regresar a su amado navío "Perla
Negra". Gibbs y Cotton (con el loro, por supuesto) fueron por él, y
mientras regresaban, vieron con sorpresa que un navío militar se
encontraba ya muy cerca de ellos.

-¡Maldición! –Se quejó Gibbs mientras se apresuraba a remar con más
energía-. Con todo este problema no nos dimos cuenta de ellos, no
tendremos tiempo de escapar¡van a atraparnos!

Jack nada dijo, pero miraba hacia aquel navío militar con gran
preocupación. Pensó que seguramente era de Port Royal y venía a capturar
a los piratas árabes, pero como éstos ya no existían, los atraparían a
ellos a cambio. Realmente tenía muy mala suerte durante esa semana.

-Esto no podría ponerse peor… -murmuró un tanto agotado, ya hacía varios
días que no podía darse un merecido descanso, tantas idas y venidas lo
estaban dejando sin energías.

Una vez que estuvieron a bordo, su capitán ordenó que prepararan una
rápida huída, pero también que se prepararan para un posible ataque. A
Sparrow no le gustaba mucho las batallas, ya que eso suponía desgracias
innecesarias sobre su barco y su gente, por lo tanto, siempre prefería
huir o arreglar una tregua, sobre todo si su propio cuello era el que
corría peligro.

Pero esta vez parecía que no podrían escapar, ya que el navío de la
milicia naval prácticamente estaba sobre ellos, la batalla era inminente.

-¿Qué haremos, Jack? –preguntó Gibbs muy preocupado, mirando a su
capitán con cierta esperanza.

El capitán Jack Sparrow se mantuvo en silencio mientras tomaba
cariñosamente con sus manos el timón de su preciada nave.

-Vamos a escaparnos, señor Gibbs –fue la ya esperada respuesta.

-Pero señor –objetó su segundo al mando-, ya están demasiado cerca, si
intentamos escapar van a cañonearnos.

El aludido se volvió para mirarlo con una resplandeciente y pícara
sonrisa en su rostro, dando a entender que se le había acabado de
ocurrir una brillante idea. Casi todos los miembros de su tripulación se
acercaron para escuchar sus siguientes palabras, esperanzados.

-Señor Gibbs –comenzó y todos se pusieron atentos-¿tenemos aún los
fuegos artificiales que embarcamos en China la última vez que estuvimos
allí?

-¡Sí señor! –asintió este con emoción al adivinar las intenciones de su
capitán.

-¡Pues vayan por ellos¡Vamos a darles el susto de su vida a esos
"caballeros" de la armada! –exclamó animadamente.

Mientras Gibbs ordenaba a un grupo de hombres que trajeran lo que pedía
su capitán, en el navío militar se estaban decidiendo cosas muy importantes.

-¿Qué hará, Comodoro Norrington? –le preguntó seriamente Will mirándolo
directo a los ojos-. Los bandidos árabes fueron acabados por la
tripulación de Jack Sparrow¿qué piensa hacer ahora¿Pelear contra ellos?
Ya sabe que ahora él es una mujer, ni siquiera puede llamarse por su
nombre, si lo detiene no tendrá nada en su contra, pues ahora es otra
persona.

El aludido nada dijo, pero sabía de seguro que tenía que dejar escapar a
su enemigo para encontrar la piedra que buscaba, ya que el dueño de
dicha piedra, lo estaba buscando a él. Pero, sobre todo, él mismo tenía
que viajar con Jack Sparrow si era posible, claro que tenía que estar
con él…, con ella… Inmediatamente el Comodoro sacudió la cabeza tratando
de ahuyentar eso último, lo único que importaba era la piedra y su
título de Almirante, nada más, además, aquella hermosa mujer seguía
siendo el odioso de Jack Sparrow después de todo.

-¿Qué hará, mi señor? –preguntó el joven que estaba como segundo al
mando en la nave.

James Norrington lo miró, ya había tomado una decisión. Y bajo la mirada
inquisitiva de Elizabeth y Will, el Comodoro se dirigió hacia su segundo
al mando y le comunicó la siguiente orden:

-Dé la orden de marcharse.

William y Elizabeth suspiraron aliviados al escucharlo, no así el joven
oficial, quien no dudó en protestar.

-¡Pero señor¡Son piratas¡Debemos detenerlos!

-Nosotros vinimos para atrapar bandidos árabes –replicó Norrington con
voz imperante-, no a pelear contra unos miserables piratas.

-¡Pero señor!

-¡Cállese! Ahora nuestra prioridad es volver a Port Royal y ayudar a sus
habitantes como podamos. ¿Entendido?

El muchacho tardó unos segundos en responder, pero lo hizo.

-¡Sí mi señor! Daré de inmediato la orden de retirada. –Y se fue directo
a cumplir con su orden.

Entonces, al ver que por fin se marchaba aquella molestia, el Comodoro
se volvió hacia la pareja y les dijo:

-Ustedes abandonarán este navío y se marcharán junto a sus "amigos"¿no
es así?

-Así es –asintió Will.

-Entonces no hay nada más qué decir. Ustedes mismos se buscan los problemas.

Y haciendo caso omiso a sus palabras, Will y Elizabeth se sintieron
aliviados porque las cosas parecían haber salido bien, sólo les cabía
ayudar a Jack y romper la maldición que lo aquejaba.

Mientras tanto, en el "Perla Negra", Jack había ordenado a sus hombres
preparar los fuegos artificiales para dispararlos sobre la nave militar
para armar una tremenda batahola en la cubierta enemiga y así aprovechar
y darse a la fuga.

Y cuando estaba a punto de encender la mecha que provocaría todo el
alboroto, de pronto escuchó una voz muy familiar desde el barco que iba
a atacar.

-¡¡JACK¡¡SOY WILLIAM TURNER¡¡VINIMOS A AYUDARTEEE¡¿ESTÁS BIEEENNN?!

-¡No enciendan las mechas! –les advirtió apresuradamente su capitán
moviendo frenéticamente las manos a su sorprendida tripulación apenas lo
había escuchado, e inmediatamente se dirigió hacia la barandilla más
próxima que daba hacia el navío militar.

-¡¡WILL!! –exclamó-¡POR FIN LLEGARON¡PERO DEBO DECIRLES QUE MUY TARDE¡MI
GENTE ME RESCATÓ!

-¡VAMOS A SUBIR A BORDO, JACK¡NOS VAMOS CONTIGOOO!

"Seguramente para poder seguir burlándose de mí…" –pensó el pirata de
mala gana.

-¡SUBAN ENTONCES¡NOS VAMOS ENSEGUIDA! –les dijo.

A todo esto, la tripulación del "Perla Negra" miraba con recelo a la
tripulación oficial del "Ejecutor", y estos, igualmente sentían lo mismo
por ellos. Pero parecía que no iba a haber ningún tipo de represalia por
parte de los sirvientes de la corona inglesa, por lo tanto, podían estar
un poco aliviados al respecto.

Mientras el Comodoro James Norrington daba la orden de acercar en un
bote a Will y a Elizabeth hasta el "Perla" y daba unas últimas ordenes a
sus soldados, ninguno se dio cuenta de que Barbossa había subido, no sin
algunas complicaciones pero ayudado así por su mono "Jack", al barco
pirata dispuesto a darle su merecido a Jack Sparrow por haberlo lanzado
al agua.

Una vez que los dos jóvenes estuvieron a bordo del "Perla Negra" y
fueron recibidos por su capitán y toda la tripulación, ambas
embarcaciones procedieron a separarse y a seguir rumbos diferentes,
completamente tranquilizados por el hecho que no habría ninguna
conmoción, pero de pronto, algo inesperado sucedió dejando a todos atónitos.

¡¡BOOOMMM¡¡ZZZAAAASSSS¡¡KRAAASSSSHH!!

Torpemente, uno de los hombres de Jack, el flacucho Ragetti, el más
tonto para ser más exactos, había encendido sin querer una de las mechas
de un grupo de cañitas voladoras (una especie de bengala corta y finita
con una varita larga en uno de sus extremos), y habían impactado justo
cerca de las municiones del "Ejecutor", provocando una gran conmoción
sobre la cubierta de aquel navío militar.

Mientras Jack comenzaba a contorsionarse un poco haciendo muecas con la
cara cada vez que veía una explosión sobre el navío inglés provocado por
la cañita lanzada inocentemente por uno de sus hombres. Will, Elizabeth,
Gibbs y todos lo demás, rezaban porque Norrington no quisiera dar la
orden de dar la media vuelta y tomar represalias, cosa que no ocurrió
para el alivio de todos.

Una vez que el navío militar, el "executor", sólo fuera un puntito negro
sobre el horizonte, todos sobre el "Perla Negra" se sintieron más
tranquilos y ya podían entregarse al descanso, sobre todo el capitán
Jack Sparrow, que bien merecido se lo tenía por todo lo que le había
ocurrido en todos esos días.

-¿Qué vamos a hacer con él? –le preguntó Gibbs a su capitán mientras
meneaba la cabeza apuntando hacia el apresado Henry McKinley, quien
estaba a punto de perder otra vez lo estribos.

El pirata le dirigió una mirada despectiva al prisionero y luego dijo
mientras alzaba sus hombros en un gesto de desinterés:

-En cuanto nos topemos con alguna isla, lo dejaremos allí.

-¡Voy a matarte maldita mujerzuela! –gritó histérico el condenado,
dejando a Elizabeth y a Will bastante sorprendidos por aquella
sentencia, pero Jack le sacó la lengua a modo de respuesta para luego
acercarse a Gibbs y decirle:

-Manda a alguien para que me quite estas cadenas, ve si el muchacho
quiere hacerlo- dijo refiriéndose a William Turner.

Su segundo al mando asintió con la cabeza y se marchó.

En cuando el capitán (capitana) del "Perla" le hubo aclarado a Will y a
Elizabeth que nada malo le había sucedido en el barco árabe, procedió a
retirarse a su camarote para poder descansar al fin, pero desagradable
fue su sorpresa al darse con que su ex compañero de pillaje encontraba allí.

-¡Barbossa¿Qué haces aquí? Te pensaba hundido en el fondo del mar junto
al navío árabe. –Dijo Jack.

-No –respondió tranquilamente mientras se retrepaba en su asiento-, tú
bien sabes que un capitán siempre debe estar con barco.

-Creí que habíamos aclarado que *yo* soy el capitán de este "navío".
–Protestó mientras se cruzaba de brazos un tanto molesto.

Hector Barbossa esbozó una maliciosa sonrisa y se levantó para dirigirse
cómodamente hacia su interlocutora.

-Pensé que habíamos quedado con que yo sería el capitán y tú mi chica…

Sparrow revoleó los ojos con cierto disgusto, ya estaba realmente harto
de que lo estén hostigando cada dos por tres.

-Mira –dijo-, una y un millón de veces le he dicho a mis pretendientes
que no quiero saber nada de ellos, y para ti va lo mismo. No eres mi
tipo y no me gusta tu mascota peluda.

-¡¡Iiiih¡iih! –protestó el aludido al sentirse rechazado.

-¿Y cuál es tu tipo de hombre? –preguntó Barbossa mientras lo tomaba
bruscamente de la cintura, dispuesto a seguir con sus pretensiones lascivas.

Pero justo cuando Jack estaba a punto de hacerse respetar, llegaron Will
y Elizabeth y se encontraron con aquella escena totalmente desagradable.

-¡Barbossa¿Tú aquí¡Pensé que había muerto! –exclamó el muchacho mientras
sacaba su espada dispuesto a pelear valientemente-. ¡Deja a Jack
tranquilo y ven a pelear!

-¡Encantado! –aceptó el aludido que para poder sacar su espada soltó a
su presa haciendo que esta cayera de cola al suelo.

-¡Joven Turner! –advirtió Gibbs, quien había llegado apresuradamente
hasta allí al haberlo escuchado gritar-, Barbossa vino con nosotros para
ayudarnos a rescatar a nuestro capitán.

-¡¿Qué?! –se sorprendió él al igual que Elizabeth.

-Así es –replicó triunfante el maligno pirata-Gibbs dice la verdad.

Bastante enfadado, Jack Sparrow se puso en pie para tomar represalias en
contra de Barbossa por el golpe que le había dado, pero sorpresivamente
sus piernas le fallaron y volvió a caer sentado en el suelo,
completamente mareado.

-¡Jack! –exclamó Elizabeth corriendo hacia él (ella) para tomarlo entre
sus brazos para sostenerlo- ¿Qué te pasa¿Estás bien?

William y Gibbs también se acercaron para saber qué le estaba pasando,
solo Barbossa se quedó en el mismo lugar en donde estaba, mirando.

Como siempre, el capitán del "Perla Negra" tendía a aprovechar cualquier
oportunidad de explotar a los que lo rodeaban, fingió estar peor de lo
que estaba, tendido sobre el suelo con su cabeza apoyada sobre el suave
regazo de Elizabeth (cosa que disfrutaba muchísimo).

-Jack… –gimió Gibbs muy preocupado.

-¡Jack, dime qué te pasa¿Qué es lo que tienes? –Preguntó muy angustiado
el muchacho mientras se arrodillaba a su lado- ¿Acaso necesitas algo?

A Sparrow le brillaron los ojos al escuchar aquellas palabras mágicas,
pero no se descuidó y siguió con su obra teatral, y haciendo un gesto
con la mano para que Will se le acercara. Pero en cuanto el muchacho así
lo hizo, el pirata lo tomó del cuello de la camisa y lo acercó hasta su
bello rostro de mujer, poniéndolo bastante colorado, y entonces le dijo
lastimeramente:

-R-ron, necesito ron…

-¡Por supuesto! –exclamó el segundo al mando mientras golpeaba con su
puño la palma de la mano al darse perfecta cuanta de lo que ocurría-.
¡Seguramente nuestro pobre capitán no a probado siquiera una sola vez su
amado y necesario ron!

-¡Yo iré por el ron! –exclamó Turner con decisión mientras se ponía en
pie, pero luego se dirigió hacia el relleno Gibbs y le preguntó:

-¿Me puedes decir en dónde está el ron?

-Vamos, yo te guiaré.

Y acto seguido, los dos se marcharon, dejando a Jack tendido sobre la
joven Elizabeth y a Barbossa al lado de ellos.

-Si no fuera porque no estás bien, juro que te rompería la nariz por
haberte pasado con Will –lo amenazó la chica molesta por la actitud de
su amigo para con su prometido.

Jack nada dijo, pero siguió tendido en el suelo, descansando. Barbossa
estaba con los brazos cruzados parado al lado de ellas mirándolas
detenidamente, pensando.

Pero sin que ninguno de ellos los supiera, un polizón se ocultaba en la
bodega en dónde se guardaban las cajas de ron, nadie se había percatado
de su abordaje en el momento en que los fuegos artificiales habían sido
encendidos accidentalmente, ese polizón era el Comodoro James
Norrington, quien había cambiado sus ropas de oficial por otras más
comunes, dejando de lado su peluquín blanco para descubrir así sus
largos cabellos castaños.

Mientras permanecía sentado oculto entre la oscuridad que le
proporcionaban las cajas, pensaba en cómo iba a hacer para convencer a
Jack Sparrow para que lo acompañara en su travesía, lo que era
indispensable si quería conseguir la piedra de Alí Tel Aviv para Lord
Beckett. A James le había costado bastante convencer a su segundo
oficial al mando del "Executor" de que lo dejara abordar en secreto al
"Perla Negra" y de que se marchara de allí sin volver la vista hacia
atrás, algo muy difícil de acatar luego de la estúpida descarga de los
fuegos de artificio, y también de que Norrington podía pasarla muy mal
entre los piratas si lo atrapaban. Pero todos esos riesgos valían la
pena con tal de conseguir lo que buscaba…, con tal de estar en el mismo
barco con su amada…

Rápidamente James sacudió la cabeza tratando de quitarse esa ridícula
idea de la cabeza, sabía quien era esa mujer y sabía para qué había
abordado aquel sucio barco pirata, o eso pretendía saber.

-Soy un completo estúpido… -murmuraba mientras abrazaba sus piernas y
colocaba su cabeza sobre sus rodillas tratando de olvidar su amor
imposible, pero de pronto, sintió que alguien apoyaba su mano sobre su
brazo izquierdo, sobresaltándolo.

-No, eres un completo hombre atractivo –le oyó decir a una mujer.

-¡Ah! –Exclamó asustado mientras dirigía su mirada hacia aquel lado,
encontrándose de repente con una hermosa mujer morena sentada a su lado.

-¿Q-quién eres tú? –preguntó sobresaltado.

-Tranquilo… -le respondió ella con voz suave-, no voy a morderte.

-¿Qué haces aquí¿Acaso eres miembro de la tripulación de Sparrow?
–preguntó apartándose un poco de ella, seguía sentado, pero estaba a la
defensiva.

-Soy una polizón, igual que tú, me llamo Beatriz Grenville… -le contó
mientras volvía a acercarse más a él, y cuando lo tomó otra vez por el
brazo, notó que estaba temblando como una hoja, entonces, ella sonrió
maliciosamente, siempre le habían gustado los hombres tímidos,
resultaban difíciles de atrapar.

-¿Acaso me tienes miedo? No te pongas nervioso, no te haré ningún daño…
-dijo ella mientras se acercaba más y más hasta estar casi encima de él,
tomándolo del otro brazo para evitar así que se escapara.

-¿Q-qué estás haciendo? –preguntó James totalmente nervioso tratando de
apartarse de aquella mujer sin saber a ciencia cierta qué hacer, si
salía de allí seguramente los otros piratas lo descubrirían, cosa que no
quería por el momento.

-Vamos… -le dijo ella mientras comenzaba a acariciar sus cabellos-¿acaso
no quieres divertirte un poco? Estás muy tenso y esto te haría muy bien…

Y tomándolo por el cuello suavemente con sus manos, comenzó a besarlo
por todo el rostro y especialmente en la boca.

James Norrington no sabía qué hacer, estaba perdiendo la cabeza y
aquella mujer morena era realmente atractiva, pero no le gustaba mucho
que lo estén acosando de esa manera, y además… ahora no podía
corresponderle porque amaba a otra mujer...

-¡¡No!! –gritó mientras se ponía en pie negándose a sí mismo aquel
último pensamiento.

Beatriz se le quedó mirando sin comprender realmente lo que le estaba
pasando, pero justo en ese momento, William Turner y Gibbs habían
entrado a la bodega en busca del ron para Jack y en vez de eso se dieron
justo con aquella extraña escena, sorprendiéndolos.

-¡Comodoro Norrington! –Exclamó el joven-¿pero qué está haciendo usted aquí?


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