Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 47: Un Secuestro Inesperado*

                   Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

DECIMA PARTE: EN EL DESIERTO DE LA ESPERANZA

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 47: Un Secuestro Inesperado*


Claro que nadie se había imaginado que las cosas se pondrían peor de lo
que ya estaban (respecto a la maldición del anillo), pero al darse con
la terrible sorpresa de que ya no tenían los camafeos con la piedritas
de la "Piedra Blanca" para poder defenderse de las poderosas ilusiones
causadas por la "Piedra Mística", todos supieron que comenzaba el último
tramo de la travesía, el más peligroso de todos, pues seguramente el
maligno Shake haría hasta lo imposible para detenerlos y llevarse a Jack
Sparrow.

El almirante George Jacobson y su tío, también habían recibido su parte
de la piedra apenas tía Dalma había subido a bordo del "Perla Negra" en
el puerto de Isla Tortuga, pero ahora, como todos los demás, ya no las
tenían y eran vulnerables a los caprichos del Shake Alí Tel Aviv. Toda
la tripulación del "Perla Negra" se encontraba muerta de miedo y se
había olvidado momentáneamente de su sexy capitana (para el alivio de
Norrington).

Nadie podía imaginarse quién había sido capaz de hacer algo así, pues no
había nadie a bordo que fuera sospechoso de trabajar para Tel Aviv y
quisiera ser hechizado por el desagradable poder de la "Piedra Mística".
Las piedras blancas habían desaparecido la noche anterior, justo cuando
todos habían regresado de la taberna y se encontraban tan borrachos o
cansados como para notar que alguien los había robado. Nuestros
protagonistas consideraban todo aquel asunto como algo muy complicado y
difícil de entender.

Pero el joven aprendiz de armero, Will Turner, tenía algo más de qué
preocuparse, ya que había descubierto, gracias a Beatriz, que el
verdadero afortunado de haber sido escogido por la capitana Jacky, era
nada más ni nada menos que el odioso comodoro James Norrington, su
antiguo rival por el amor de la olvidada Elizabeth Swann. Nadie más,
aparte de él, Elizabeth y Beatriz sabían sobre este desagradable y
sorprendente descubrimiento.

Decepcionado como los demás tripulantes del Perla, el chico no se daría
por vencido y enamoraría a su bella dama, aunque se le fuera la vida en
ello, pues no permitiría que el despreciable comodoro Norrington se
quedara con ella.

Mientras Jack volvía a tomar el timón, William lo miraba como si
quisiera reprocharle su falsa actitud hacia él, pero el comodoro
Norrington notó eso y se dirigió hacia el muchacho sonriendo con cierto
desdén, y acercando impertinentemente su rostro hacia el molesto
muchacho y le dijo:

-¿Qué pasa, señor Turner? ¿Acaso no esperaba que yo pudiera ganarle
alguna vez? La capitana "Jacky" Sparrow le tomó el pelo como a un pobre
infeliz.

-¡Eres un maldito...! -exclamó el chico muy molesto, pero si no fuera
porque Elizabeth corrió a sujetarle el brazo, éste se le hubiera lanzado
encima para poder darle una paliza.

Mientras se marchaba, James no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa,
¡por fin estaba sacándole un poco de partido a esa tortuosa travesía!
Sabía que no era de caballeros refregarle la victoria en las narices de
otro, ¡pero se sentía tan bien el hacerlo!

Pasaron varios días antes de que pudieran llegar a divisar las costas de
Asia e ingresaran por el estrecho al Mar Rojo rumbo hacia las costas de
Arábia. Gracias al terror que sentían por algún ataque inminente de la
"Piedra Mística" en manos del Shake Tel Aviv, la tripulación del "Perla
Negra" se había calmado un poco respecto a su "amor platónico" hacia su
capitán Jack Sparrow, y como consecuencia, no se habían producido más
incidentes sobre el navío.

Se había decidido que los que irían en busca del Templo de la Hechicera
serían el capitán Jack Sparrow (por ser la victima y el causante
principal de todo aquel embrollo), William Turner (porque se negaba a
dejar a su "chica" sola ante Norrington), Elizabeth Swann (porque quería
asegurarse de que se rompiera la maldición), el comodoro James
Norrington (porque a él se le antojaba ir aunque se negara a admitir que
lo hacía por "Jaky" o por la "Piedra Mística"), tía Dalma, porque era la
única que podía entender sobre todo lo referente a las maldiciones y el
almirante George Jacobson, quien poseía el mapa y los guiaría a través
del desierto hasta el dichoso templo con ayuda de la brújula de Jack
(aunque sus verdaderas intenciones era apropiarse del secreto de la
"Piedra Mística" y así ayudar a su amigo James rompiendo la maldición).

El "Perla Negra" tocó puerto en la ciudad portuaria de Jiddah, en Arabia
Saudita, luego de que hubieran navegado por varias horas en las aguas
del Mar Rojo y cruzado el estrecho de Bab-el Mandeb. Una vez que echaron
amarras en mencionado puerto, todos se prepararon para el desembarco.

El almirante George Jacobson, ignorando el descubrimiento que había
hecho Beatriz respecto a Jack y Norrington, se dirigió hacia su cabina
para prepararlo todo para el viaje, cuya duración no tenía idea.

-Estamos listos para partir -le informó George "Isabel" Jacobson a su
tío mientras tomaba algunas de sus pertenencias (entre ellas sus bebidas
alcohólicas), y se disponía a salir de la cabina. Mayor fue su sorpresa
cuando vio que su tío también estaba alistando sus cosas.

-No es necesario que me acompañes esta vez, tío Chris -le dijo entre
serio y agradecido mientras colocaba sus manos cobre los hombros del
aludido.

-Pero, Jacob, quizás podrías salir lastimado... -excusó preocupado.

-No, tío, no pasará eso... -negó vehementemente con la cabeza mientras
esbozaba una pequeña sonrisa-. Tú bien sabes que sé cuidarme muy bien,
no te preocupes...

Luego, la joven mujer vestida de hombre, puso una cara muy seria y replicó:

-Además, ya te dije que te necesito aquí, en este lugar, porque cuando
consiga lo que he venido a buscar en estas lejanas tierras, regresaré lo
más pronto posible y tendremos que partie de inmediato hacia Port Royal
¿Entiendes? Te necesito aquí para que tengas todo listo para nuestra huída.

Al ver que su sobrino hablaba muy en serio, Christian Jacobson bajó la
vista al suelo, completamente resignado, pues conocía muy bien que
cuando él decidía algo, nunca cambiaba de parecer.

-Como tú quieras, Jacob…

Luego de sonreírle tiernamente y colocarle una mano sobre el hombro, el
almirante Jacobson salió de su camarote rumbo al puerto, dejando a su
preocupado tío parado en medio de la habitación, pero luego de unos
segundos, su expresión cambió a una siniestra.

-Ten por seguro que todo estará listo como te lo prometí, sobrino… -dijo.

Una vez que nuestro grupo de aventureros bajó al puerto, lo primero que
decidieron hacer fue buscar un medio de transporte para cruzar el
desierto, conseguir información sobre el Templo de la Hechicera y
comprar algunos víveres para el viaje. Entonces, el pequeño grupo se
dividió en tres, Jack y James formaban el grupo que conseguiría el
transporte, Will y Elizabeth comprarían los víveres, y George y tía
Dalma serían las encargadas de averiguar todo lo referente al lugar que
buscaban.

-Cuando todos hayamos conseguido lo propuesto, regresaremos a este mismo
lugar para prepararlo todo e iniciar nuestra travesía. ¿Entendido?
–ordenó el almirante, por lo cual todos estuvieron de acuerdo.

/-Me pregunto por qué James irá junto a ese pirata pervertido… /-pensó
ella un tanto molesta mientras partía junto a una tranquilísima tía
Dalma, quien ya había descubierto el porqué. .

-No puedo permitir que se queden solos… -comentó Will bastante celoso
intentando seguirlos, por lo que Elizabeth trataba de calmarlo mientras
lo tomaba por el brazo.

-Déjalos, Will, ¿acaso crees que éste es momento para esas cosas?

El muchacho nada dijo, pero comprendió que ella tenía razón.

-Apurémonos entonces y hagamos las compras de una vez –dijo con gran
decisión mientras tomaba la mano de Elizabeth y se la llevaba a través
de las tiendas de los mercaderes.

Mientras los veían separarse, los capitanes Barbossa y MacKinley, Gibbs,
la joven Beatriz y el doctor Jacoboson, permanecían en silencio sobre la
cubierta del "Perla Negra".

-Es una injusticia –protestó Barbossa mientras mordía su manzana verde y
su mono trepaba a su hombro-, yo quería ir también.

-¿Y para qué? –replicó Beatriz con malicia-, lo único que lograrás es
estorbarlos… a ellos dos.

-¿A qué te refieres?

-¿Acaso no te diste cuenta de algo? –le preguntó ésta con suspicacia-.
¿No te parece extraño que William Turner no se haya ido junto a Jack
suponiendo que él es su "elegido"?

-¿Eh? –a Hector Barbossa lo tomó por sorpresa aquella pregunta.

-Maldición… -dijo MacKinley igualmente sorprendido-. ¿Quieres decir que…?

-¡¿Que ése chicuelo no era el afortunado, sino ese tonto del comodoro
que ahora acompaña a mi querida "Jacky"?! –exclamó Barbossa muy
sorprendido ante aquel descubrimiento.

Beatriz, después de haber dejado estupefactos a los tres hombres, se
apoyó sobre la barandilla y les dijo mientras sonreía maliciosamente:

-Exacto…

-¡Es cosa de no creer! –declaró Gibbs.

-¡Jack nos volvió a tomar el pelo! –exclamó Barbossa muy ofendido.

-¡Mataré a ese desgraciado de Norrington! –dijo MacKinley.

/-Pobre sobrina mía /–pensó afligido el doctor-, /no le gustará nada
cuando se entere./

Y mientras pasaba toda esta conmoción a bordo del barco pirata, en la
zona comercial de la ciudad de Jiddah, un grupo de hombres nómadas del
desierto vestidos de negro, notaron al extraño grupo de occidentales
recién llegados, y en especial, al jefe de ellos le llamó la atención la
extraña y estrafalaria mujer vestida como pirata y de un andar bastante
oscilante, como si estuviera borracha.

-Esa mujer es una belleza... -dijo aquel apuesto y salvaje hombre
vestido de negro mientras observaba a nuestro protagonista montando
jocosamente sobre su dromedario.

-Vamos por ella -sentenció al final, provocando una gran algarabía entre
sus hombres, quienes estaban emocionados con la idea de su jefe.

A todo eso, e ignorando las miradas inquisidoras de los demás y de los
peligros que se les avecinaban, Jack y James examinaban los camellos,
bueno, más bien el capitán del "Perla Negra" seguía jugando con su ya
fastidiado dromedario.

-Ya déjelo en paz y desmóntese de una vez, Jack –le advirtió Norrington
tomando las riendas del nervioso animal mientras su dueño balbuceaba
palabras ininteligibles y hacía movimientos exagerados con los brazos.

-¿Qué es lo que dice éste hombre? –inquirió el oficial un tanto extrañado.

-Creo que dice que se quite de en medio –respondió la pirata mientras
seguía molestando al pobre camello.

-¿Y usted cómo lo sabe?

El comodoro apenas terminó de decir esto, que inesperadamente el
nervioso animal le vomitó en la cara a modo de defensa, dejándolo
totalmente abatatado.

Mientras, muy molesto, Norrington trataba de limpiarse el rostro con la
manga de su casaca, Jack Sparrow se descostillaba de la risa y el dueño
del animal no paraba de hablar nerviosamente su lengua nativa. Luego de
limpiarse, James cerró el trato con aquel hombre y le hizo entender
hacia dónde tenía que llevar los camellos, totalmente incomodado por ser
el hazmerreír de todos, bajó bruscamente a Jack de aquel camello y se lo
llevó a rastras a través de las tiendas de los comerciantes, más bien
conocida como "Zoco".

-¡Usted va a matarme de un disgusto, capitán Jack Sparrow! –le recriminaba.

-Debió usted haber escuchado mi advertencia, comodoro, sino, no le
habría pasado lo que le pasó ahora porque no quiso escucharme cuando de
le advertí que…

-Ya cállese… -replicó fastidiado por las palabrerías de su incorregible
acompañante.

Mientras caminaban observando todo aquel extraño mundo de diversas
mercaderías orientales y occidentales, el comodoro Norrington se
tranquilizó poco a poco y le pareció que la vergonzosa situación pasada
con el pobre y nervioso camello, había sido muy divertida. Viéndolo ya
más calmado, el impertinente de Jack decidió hacerle una pregunta muy
indiscreta para divertirse un rato.

-¿Por qué se comportaba como un muchachito virginal en el "Perla Negra"?
Ni siquiera podía mirarme a los ojos.

-¿Eh? ¿Cómo? –al comodoro lo tomó por sorpresa aquella pregunta, pero
tuvieron que pasar algunos minutos antes de que James se armara de valor
para poder sincerarse:

-La verdad…, es que me daba vergüenza dirigirme a usted luego de lo que
hicimos la otra noche… - bajó la vista, completamente avergonzado.

-¿Por qué? ¡Pero sí sólo fue un simple beso, viejo! –exclamó Jack
sonriente mientras le daba un buen palmazo en la espalda.

Desacostumbrado a ese trato, el comodoro se paró y fulminó con su mirada
a la atrevida pirata, quien le sonrió con fingida inocencia.

-Lo siento. Tendrá clemencia, ¿verdad? –suplicó falsamente.

El comodoro Norrington se le quedó mirando por unos momentos, recordando
aquellas palabras en el pasado, sonrió y volvió a caminar.

-Dígame, -le preguntó sin volverse a mirarlo-, ¿por qué no me eligió a
mí el otro día? ¿Por qué fingir de esa manera? ¿Por qué elegir al señor
Turner?

Jack alzó los hombros con vaguedad y tomó uno de los cacharros de bronce
que tanto abundaban en aquellas tiendas árabes y lo examinó con cierto
interés mientras James se detenía a su lado para también observarlo.

-… Bien… yo…. –comenzó a decir el pirata mientras dejaba el cacharro y
tomaba un cinturón muy interesante y lo observaba con sumo interés-.
Preferí elegirlo a él porque… Porque con él no corría ningún riesgo de
perder mi "virginidad", ya sabe, es un muchachito un tanto santurrón, un
eunuco… ¿Sabe?

-¿Acaso quiere decir que conmigo puedes perder… ¿la virginidad?
–preguntó un tanto ofuscado y alagado a la vez, preguntándose a qué
clase de virginidad se refería aquel descarriado.

-¿Me lo compra? –le pidió Jack de repente mientras se probaba el
cinturón, ignorando la pregunta del comodoro y poniendo su mejor cara de
"gatita" regalona.

-¿Eh? –aquel pedido lo tomó por sorpresa.

-Por favor… Estoy sin una moneda encima, la piratería no ha dado mucho
últimamente… Gracias a su merced…

Al escuchar esto último, Norrington le clavó la mirada muy molesto por
aquel comentario inadecuado. Viendo que James se había enojado y dudaba
en comprárselo, Jack volvió a insistir utilizando sus mejores artimañas:

-Por favor… ¿Sí? -volvió a pedir lastimeramente el incorregible pirata
con una bellísima cara angelical.

El comodoro Norrington frunció el entrecejo, sabía que Jack lo estaba
manipulando, ¿pero qué le iba a hacer?, a aquella bellísima carita no
podía decirle que no, y luego de lanzarle una mirada asesina, se vio
obligado a comprarle dicho cinturón al sonriente mercader.

Una vez que se hubiera puesto el ansiado cinturón y los dos partieran
nuevamente a través del Zoco, Jack había descubierto la mejor manera de
aprovecharse del comodoro y no paraba de hacerle comprar todo lo que se
le antojara mientras hacía monerías alrededor del fastidiado hombre,
quien trataba de mantener su compostura ante las miradas desaprobadoras
de los mercaderes y sus respectivos clientes.

-No contestó a mi pregunta, capitán Jack Sparrow –aclaró el pobre
oficial mientras veía con preocupación cómo su dinero iba desapareciendo.

El aludido sonrió divertido, se detuvo para luego se darse media vuelta
y mirar al comodoro y responderle con total frescura:

-Eso es fácil. Will no tiene nada de experiencia comparado a todos
ustedes, respecto al trato íntimo con las mujeres, claro. Además, sé que
usted deseará matarme a toda costa cuando esta maldición llegue a su fin
y todo vuelva a ser como antes y quiera vengarse por todo lo que le hice
pasar, ¿sabe?

/-"Creo que ya es tarde para pensar en eso…". /–Pensó el comodoro
mientras fruncía la boca.

El pirata convertido en mujer, siguió con su explicación:

-Además, usted sabe que en realidad soy un hombre aunque tenga esta
bella apariencia femenina, y no es de mi agrado comportarme como tal, ya
sabe, ser sentimental, cariñosa y todo eso. Realmente me desagrada la
idea de ponerme romántico con otro hombre, así que no puedo darle lo que
usted quiere. Me niego totalmente… -Jack lo observaba con una mirada
picaresca, pero el comodoro sabía que aquel sujeto que tanto odiaba, y
que también quería, decía la verdad.

-Capitán Sparrow, no crea que yo no pienso lo mismo que usted, tampoco
quiero sentirme un tonto en cuanto todo esto termine. ¿Pero qué puedo
hacer ahora? Sólo sé que amo locamente a la extraña y hermosa mujer que
un día apareció frente a mí perseguida por un rufián. La persona del
capitán Jack Sparrow es como si nunca hubiera existido para mí, supongo
que es parte de la maldición… También sé que lo que sientes ahora por mí
es a causa del hechizo del anillo, sé que por lo tanto, no puedo pedir
más que su amistad hasta que todo esto se resuelva. Prometo ayudarle en
todo lo que esté a mi alcance así tenga que renunciar al gran
sentimiento de amor que siento por usted.

Al terminar de decir esto, James estaba más sonrojado que nunca, pues se
sentía un completo idiota al confesarle lo que sentía a un sujeto como
Jack Sparrow.

Jack revoleó los ojos muy incomodado, odiaba que le hablaran de esa
manera, era una total estupidez viniendo de otro hombre, pero al volver
a mirarlo, se sorprendió al darse con una triste expresión de
resignación y gratitud en el rostro del comodoro jamás vista por nadie.
Y sintiéndose aún más incomodado, le dijo:

-Norry, ahora puedo darle nada más que simple amistad, mi temperamento
varonil no me permite darle más que eso. No quiero ser la mujer de
nadie, no quiero hacerlo y no lo haré nunca. Pero podemos ser amigos
hasta que todo esto se termine, ¿qué le parece? –luego se encogió de
hombros y siguió:

-Jamás pensé que sería… agradable permanecer a su lado…, como amigos,
aclaremos, no quiero que malentienda lo que le estoy diciendo. Usted
resulta casi agradable cuando se deja tratar, hasta ya no me parece tan
odioso. Sabía que al final me iba a caer bien. ¿Sabe? Ahora dejémonos de
sentimentalismos y acepte mi trato –guiñó un ojo.

James sonrió agradecido, y extendiendo la mano derecha, le dijo:

-Como desee usted, capitán Sparrow. ¿Trato hecho?

-Trato hecho –replicó extendiendo también su mano derecha.

Entonces, los dos se tomaron fuertemente de las manos, sabiendo que,
aunque en el fondo de su corazón hubiera el deseo de tener "algo" entre
ellos, era prácticamente imposible hacerlo realidad. Por lo menos,
disfrutarían de una forzada pero agradable amistad.

-¿Qué le parece si celebramos nuestra flamante amistad en alguna cantina
con una buena ronda de la bebida más embriagante de este lugar? –propuso
alegremente la pirata mientras se daba vuelta y se dirigía hacia el
lugar propuesto con su típico balanceo.

-No podemos hacer eso, tenemos que volver con los camellos al puerto
para reunirnos con los demás.

Norrington se había quedado plantado en dónde estaba.

-¡Habrá tiempo para eso! –Jack hizo un ademán de desinterés con la
mano-. Además, el hombre de los camellitos se ocupará de llevarlos.

-Pero…

-¡Bah! ¡Qué aburrido eres! Entraré sólo entonces… –se quejó el capitán
mientras ingresaba a una cantina para luego ser sacado a empujones de allí.

-¡¿Pero qué les pasa?! ¡Sólo vengo a mojar mi garganta, focas sin sesos!
–protestó frente a unos hombres que franqueaban la puerta impidiéndole
el paso.

-¿Qué pasa? –preguntó James al acercarse hasta el lugar.

Entonces, antes de que Jack le respondiera, un hombre le respondió un
tanto molesto:

-Esa mujer no puede entrar aquí para beber a menos que entre con su esposo.

-¡Él es mi esposo! ¡Puedo beber todo lo que yo quiera! –exclamó la
descarada pirata mientras se colgaba repentinamente del brazo del
estupefacto comodoro.

-¿C-cómo? –apenas pudo decir Norrington mientras su "esposa" lo conducía
hacia el interior del local.

Y mientras el árabe se hacía a un lado para dejarlos pasar, le dijo al
oficial inglés con un tono bastante amenazador:

-Vigile a su mujer. Debe comportarse frente a los hombres.

Y mientras pasaban al interior del viejo y polvoriento salón bajo la
mirada inquisidora de aquel hombre, Jack murmuró maliciosamente:

-Machista frustrado…

En cuanto el árabe lo miró un tanto molesto y desconcertado Jack Sparrow
se hizo el tonto y comenzó a silbar como si no hubiera dicho nada.

Una vez adentro y luego de que los dos hubieran tomado asiento sobre
unas almohadas colocadas en el suelo, James pedió algo de beber para
ellos y decidió presentarle sus quejas al impertinente capitán.

-No estoy de acuerdo con que debamos perder el tiempo en este lugar,
además, le advierto que no beberé hasta emborracharme, no quiero correr
el riesgo de cometer alguna tontería con usted –comentó seriamente
mientras tomaba.

-Por mí, no hay problema –le replicó Jack con total frescura mientras
sorbía aquel fortísimo licor árabe.

-¿Se está burlando de mí, verdad?

Aquel licor les daba ánimos para jugar al gato y al ratón.

-Tal vez sí, tal vez no…

-Otra vez con su jerga ambigua… Jamás llegaré a comprenderlo del todo.

-Si nos conociéramos más íntimamente, llegarías a entenderme… -Sparrow
acercó sensualmente su rostro al del comodoro.

-O-otra vez el doble sentido, ¿le gusta jugar conmigo, no es así…?
–estaba completamente nervioso mientras echaba hacia atrás la cabeza.

-Así es… -entonces, la incorregible pirata lo tomó por el cuello de la
casaca y aproximó sus labios a los de él

Más nervioso y tembloroso que nunca, el pobre hombre apenas oponía
resistencia.

-…Pero debo advertirle que yo no… -cerró los ojos para recibir el beso,
pero de pronto, el insensible de Jack lo soltó y comenzó a reírse de
buena gana ante las miradas desaprobadoras de todos los presentes.

-¡Jah jah jah! ¡Se la creyó! ¿Cómo se le ocurre pensar que lo besaría de
nuevo? ¡Tendría que ser un eunuco para eso! ¡Jah jah jah!

Enfurecido por haber sido engañado y humillado de esa manera tan cruel,
Norrington decidió darle su merecido, así que tomó sorpresivamente a
Jacky por los brazos, y la besó apasionadamente.

Mientras Jack batía los brazos como era su costumbre y se lamentaba por
la desgracia por la que estaba pasando (aunque no oponía mucha
resistencia, para su espanto), y ante la mirada completamente
reprochable de los demás, comenzó a escuchar que un gran alboroto venía
de las calles hasta que, inesperadamente, un grupo de hombres vestidos
típicamente con ropajes negros de los nómadas del desierto, irrumpieron
el lugar dispuestos a atacarlos con sus espadas árabes mientras gritaban
terriblemente.

Sorprendidos, Jack y James se separaron.

Al ser tomados por sorpresa, aquel grupo de salvajes no les dieron
tiempo para reaccionar, y aunque James logró sacar su espada y
desembarazarse de su atacante, un fuerte golpe en la cabeza propinado
por la dura culata de una espada árabe, lo dejó tendido en el suelo
fuera de combate.

Jack Sparrow también había sacado su espada, pero el jefe de aquel grupo
lo tomó brutalmente por la cintura y le quitó el arma.

-Eres hermosa –le dijo, e inmediatamente se la llevó mientras ésta
pataleaba y pedía la ayuda del desmayado Norrington.

-¡Ayúdame, Norry! ¡Me raptan! –exclamaba desesperado mientras el
secuestrador lo obligaba a subirse a su caballo, pero al ver que el
comodoro no reaccionaba, comenzó a insultarlo:

-¡Eres un inútil! ¡Un eunuco! ¿¡Y aún así dices que me amas!?

Y ante la mirada aterrada de todos los pobladores, y ante la señal de su
jefe, todos los bandidos montaron sus caballos y se dirigieron, junto a
su amo y su presa, hacia el desierto.

-Jack… -apenas pudo decir Will Turner en cuanto pudo llegar a aquel
lugar junto a Elizabeth y notó con pavor cómo aquel peligroso grupo
desaparecía entre la multitud y los edificios, llevándose a su preciosa
carga con ellos.



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