Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 53: La Inesperada Propuesta de la Capitana Jacky Sparrow*

                         Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

DECIMA PARTE: EN EL DESIERTO DE LA ESPERANZA

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 53: La Inesperada Propuesta de la Capitana Jacky Sparrow*


La caída había sido muy vertiginosa en un comienzo, pero luego la pared
comenzó a tomar paulatinamente una forma diagonal, por lo que golpearon
contra ella, no con mucha fuerza, y ambos rodaron por ella por espacio
de unos segundos interminables hasta que, de repente, el piso-pared se
terminó y los dos cayeron pesadamente contra otro sucio suelo de tierra
apisonada.

Adoloridos y atontados, permanecieron sobre el suelo por un tiempo
indeterminado hasta que recuperaron totalmente sus cinco sentidos y
dejara de darles vueltas la cabeza.

Una vez que se incorporaron y se sacudieron las ropas comprobando que no
estaban heridos, el capitán Jack Sparrow y el comodoro James Norrington
no podían creer lo que les había pasado; separados de los demás, estaban
en un lugar completamente oscuro, lúgubre y solitario, así que tendrían
que depender del uno al otro para salir vivos de aquel atolladero.

-Le dije que no se pusiera a jalar las piedras, capitán Jack Sparrow,
mire ahora en el grave problema en que nos ha metido –acusó James
inmediatamente con su habitual antipatía.

-¡Bah! Saldremos de esta, confíe en mí –replicó el acusado haciendo una
mueca de indiferencia para luego darse la media vuelta y tratar de
marcharse por un corredor tenebrosamente oscuro, que creyó ver, seguido
por un molesto oficial de la armada real.

Ambos chocaron cómicamente contra una durísima pared de piedra.

-¡Ouch! No creí que aquí habría una pared… -dijo el capitán del Perla
Negra mientras se frotaba su adolorida nariz.

-¡Jah! ¿Y así quiere que confíe en usted? ¡Sería lo mismo que confiar mi
vida a la Peste Negra! ¡Usted es un pirata por el amor de Dios! –se
quejaba mientras se restregaba la golpeada nariz-. ¡Estamos en la
completa oscuridad!

Sonriendo burlonamente, Jack dio vuelta la cara y le preguntó:

-¿Y entonces por qué está conmigo?

-¡Porque yo estaba a su lado cuando usted presionó esa maldita palanca!

-¿Y porqué está siempre a mi lado?

-¡Pues porque…! –James no supo qué contestarle, pues sabía muy bien el
motivo: estaba enamorado.

-¡Porque tengo que vigilarlo ya que usted es un enemigo de la corona
inglesa! –mintió.

-¡Ah! Justamente eso es lo que me fastidia de usted, no es lo
suficientemente valiente ni sincero como para expresar lo que siente.
Usted no habla con sinceridad, comodoro.

-¡¿Pero cómo se atreve?! –James se sintió ofendido, ¿cómo se osaba ese
sucio pirata a difamarlo de esa manera?

-¡Ya, ya! Dejémonos de discutir tonterías –Jack batió las manos
fastidiado por la escaramuza-. Tenemos que pensar en la forma de
iluminar nuestro camino.

-Eso es fácil, y usted también lo sabe –replicó con ironía.

-¿A qué se refiere? –se alarmó.

-Me refiero al ron, mi desestimado pirata, el ron –fue la terrible y
cruel revelación.

-¡¡NO!! ¡¡EL RON, NO!! –exclamó espantado mientras se abrazaba a sí mismo.

-¡No se niegue, podemos utilizarlo como combustible para la llama! ¡Déme
una botella inmediatamente!

-¡No! ¿Y qué le hace pensar que llevo mi amado ron conmigo?

-Lo conozco lo suficiente, y sé que tiene varias botellas de ron que le
robó a mi amigo George escondido entre sus ropas.

-¡Mentiras! ¡Infamias! ¡Injurias! ¡Le apuesto que no tengo ni una sola
gota de ron sobre mí!

-¡Mentiroso! ¡Yo le apuesto a que tiene por lo menos una sola botella de
ron!

-¿Y por qué no viene a averiguarlo? –lo desafió con malicia.

-¡Eso es justo lo que haré! –Y el comodoro picó el anzuelo como un tonto.

Sin pensarlo dos veces, y dejándose llevar por la bronca del momento,
James se lanzó hacia donde creía que se encontraba Jack, y poniéndole
las manos encima, lo abrazó y comenzó a registrarlo concienzudamente
hasta que sus manos apretaron un par de cosillas suaves y blanditas en
el pecho de la pirata.

-¡Rayos! –Fue lo único que dijo al soltar bruscamente a la impúdica
mujer-. ¡Le toqué los…! ¡Lo siento! –Norrington estaba rojo como un
tomate y con los ojos completamente abiertos.

Pero la reacción del supuesto Jack Sparrow fue algo que el comodoro no
se esperaba…

-¡Uf! Vaya que lo disfruté… -suspiró la pirata con gran malicia y
picardía mientras se arreglaba la ropa-. Debo felicitarlo, mi querido
Norry, manosea usted muy bien.

-… Idiota… -murmuró el oficial completamente humillado al darse cuenta
recién que todo ello había sido una treta de aquel degenerado pirata.

-Vamos, no se enoje. Aquí tiene la botella de ron que tanto me pedía
–dijo mientras la sacaba de la chaqueta y se la alcanzaba-, usted se la
ganó.

Enfurecido, James se la arrebató de las manos, luego se rajó un poco de
tela de la camisa y colocó el trozo dentro de la botella como si fuera
una mecha, que acto seguido, la encendió en el otro extremo con unos
cerillos que guardaba en uno de sus bolsillos, consiguiendo finalmente,
la tan ansiada luz.

Por fin los dos pudieron ver con alguna claridad el sitio donde se
encontraban. El lugar en donde habían caído era una habitación de
piedra, no muy grande, con un enrome hueco cuadrado que se encontraba
arriba, (que era por donde ellos habían caído). Pero había una salida de
aquel lugar, un pasillo largo, oscuro y tenebroso por el que decidieron
recorrer con las esperanzas se salir de aquel siniestro lugar laberíntico.

Mientras caminaban en completo silencio sosteniendo aquella improvisada
antorcha en una de las manos del comodoro, y corriendo las telarañas con
la otra, el capitán Sparrow no pudo evitar comenzar a reírse por la
cómica situación de hacía un rato.

-¿Qué es tan gracioso? –inquirió Norrington muy molesto.

-La cara que seguramente usted puso cuando se dio cuenta de lo que
estaba tocando, viejo.

-A mí no me pareció nada divertido, capitán Sparrow.

-¡Oh, vamos, Norry! ¿Qué le pasa ahora? ¿Por qué está tan odioso
conmigo? Bueno, si yo fuera el apuesto y atractivo hombre que solía ser
(y me extraño mucho, lo confieso), lo entendería. Pero como ahora soy
una bellísima y sensual dama por la que usted muere, me parece extraño
tanta agresión de su parte, y...

-¡Ya cállese si no quiere que lo ensarte como a una salchicha! ¡Y ya no
me llame "Norry"! –exclamó con un tono de ansiedad y desesperación.

-Bueno, como diga su señoría… -dijo Jack mientras hacía un gesto de "¿y
a éste qué le pasa?".

A pesar de haberle reprochado su conducta, a James no le gustaba tener
que hablarle de esa manera, pero desde que habían encontrado el templo,
se había dado cuenta que pronto perdería a la mujer que amaba en cuanto
encontraran la manera de romper el hechizo, ¡y eso no lo podía soportar!
¡Perderla sería perder la razón de su existencia! ¿Pero qué otra cosa
podría hacer? La pirata quería volver a ser quien era antes, borrar todo
rastro de aquella atrevida mujer que lo había conquistado sin remedio
aquel día que apareció sobre la cubierta de su nave perseguida por un
pirata, aquella mujer que se había tropezado sobre él haciéndolo sentir
que volvía nuevamente a la vida después del rechazo de Elizabeth,
aquella mujer que lo volvía loco con su adicción al ron y a la
palabrería sin sentido (pero muy sagaz a la misma vez), aquella mujer
que le tomaba el pelo como a un tono, aquella mujer que sabía comprarlo
con sólo un tierna mirada de cachorrito, aquella mujer que lo había
hecho reír con sus ocurrencias, aquella mujer que lo había besado
aquella noche lluviosa sobre el Perla Negra para salvarle la vida,
¡aquella mujer por la que daría su vida sin dudarlo un solo instante! Se
le rompía el corazón pensando en todo eso, pero tenía que contener su
angustia, tenía que aceptar la triste realidad, pues muy dentro de su
ser, sabía que aquello jamás podría haber dado resultado, jamás. ¿Pero
qué pasaba con el trato que había hecho con Lord Beckett? Le llevaría la
Piedra Mística, claro estaba, ¿pero sería capaz de entregarle a su
amada? ¡No! ¡Claro que no! Primero preferiría verla desaparecer tras la
verdadera identidad de Jack Sparrow que entregarla en manos de aquel
cruel hombre especulador.

/-"¡Dios mío! ¿Qué haré?" /–pensó desesperado, pero de repente, el
capitán Jack Sparrow comenzó a cantar despreocupadamente una de sus
canciones piratas favoritas, como si no tuviera preocupación alguna en
su vida:

-Yo-ho, yo-ho un gran pirata soy. Saqueamos, robamos, sin miedo hasta el
fin. Brindad compañeros Yo-ho. Nos gusta pelear, hay que destrozar.
Brindad compañeros Yo-ho…

-¡Demonios! –se molestó el comodoro al verlo tan indiferente sin saber
todo el dolor que le estaba provocando-. ¿Cómo se le ocurre ponerse a
cantar en una situación como ésta? ¡Es usted un imbécil!

-¡Un momento, comodoro Norrington! –el aludido alzó las manos igualmente
molesto y cansado-. Desde que entramos a este lugar no ha hecho otra
cosa que fastidiarme. Puedo soportar su pedantería, pero el que me esté
aguijoneando con sus continuas pullas a pesar de mis intentos de
llevarnos bien, eso no lo puedo soportar, ¿sabe?

-¡Jah! ¿Llevarnos bien? ¿Fastidiarlo? ¡Por favor! ¡Si usted es el que
siempre está molestándome con sus impertinencias! –luego agregó con un
tono bastante hiriente:

-Usted no es más que un pirata mediocre convertido en una asquerosa ramera.

Sí, James Norrington estaba desesperado, adolorido, confundido, y sobre
todo, perdidamente enamorado. Él no podía manejar toda aquella maraña de
sentimientos encontrados, así que, asustado y frustrado, no pudo cometer
peor error que arremeter cruelmente contra la persona a quien amaba con
locura.

Fue una de las pocas veces que Jack Sparrow se había sentido ofendido y
humillado por otra persona, y eso, era algo que no lo podía soportar,
sobre todo, viniendo de otro hombre. Sobre todo, viniendo de ESE hombre
por quien había renunciado a su orgullo masculino frente a los demás.
ESE hombre a quien había besado para salvarle la vida.

-Creo que esto tendremos que arreglarlo con un duelo de espadas,
comodoro –resolvió el pirata muy decidido mientras desenfundaba su sable.

-Estoy de acuerdo con eso –aceptó mientras hacía lo mismo que él/ella, y
dejaba a un lado la botella/mechero.

/-Prefiero morir en tus manos que tener que traicionarte /–pensó con
determinación.

No hubo más cruces de palabras, los dos se lanzaron inmediatamente al
ataque, descargando y recibiendo poderosos golpes de espadas por igual.
Utilizando toda clase de artimañas honestas y deshonestas, los dos
peleaban por igual, pero Jack Sparrow tenía una gran ventaja: nada podía
matarlo mientras llevara el anillo puesto.

Saltos, acrobacias, técnicas de esgrima, espadazos sin ningún sentido
artístico, trampas, todo era válido en aquel combate desesperado en
dónde solamente el comodoro Norrington salía herido por el filo del
sable de Jack. No eran heridas importantes, no lo pondrían en peligro,
pero aún trataba de enfadarlo más y más para que lo atacara a muerte.

El capitán Sparrow sentía que los ataques de Norry se hacían cada vez
más peligrosos y violentos, como si tratara de obligarlo para que lo
atacase con más fuerza, como si quisiera ser eliminado. No entendía el
por qué se su actitud, pero no quería seguirle el juego por más ofendido
que estuviera, no quería matarlo, no era ese su estilo ni tampoco su fin.

Pero el frenesí de la pelea no podía detenerse, pues la desesperación y
el agravio aún permanecían en sus corazones y ninguno de los dos dejaría
de combatir hasta haberse descargado, pero algo pasó que decidió que el
destino cambiara radicalmente hacia un posible futuro entre ellos dos.

Mientras más enfrascados se encontraban en su ajuste de cuentas, una
gran baldosa que había pisado Norrington se había hundido para dejar
sorpresivamente un pozo sin fondo por donde el comodoro perdió pie y
cayó en él ante los sorprendidos ojos de la pirata.

-¡¡NORRY!! –gritó asustado.

Todo hubiera terminado muy mal para James Norrington si Jack no lo
hubiera tomado rápidamente por la muñeca deteniendo así su caída, pero
con tan mala suerte, que el mismo peso del comodoro hizo que el capitán
Sparrow perdiera el equilibrio y cayese también por el pozo, pero éste
pudo aferrarse rápidamente al borde del pozo con su mano libre mientras
mantenía aferrado a James con la otra.

Pasaron unos segundos hasta que los dos terminaran de asimilar la
peligrosa situación en la que se encontraban, y entonces, la infatigable
lengua de Jack Saparrow entró en acción:

-¡Uf! ¡Pero qué pesado resultaste ser! –protestó la pirata mientras
trataba de soportar el peso de aquel hombre todo el tiempo que pudiera,
pero con horror sentía cómo su pequeña mano femenina comenzaba a
soltarse de aquel borde de piedra.

-¡Jack! –exclamó James desesperado al darse cuenta que no soportarían
mucho tiempo así-. ¡Suéltame ya!, no tenías por qué haber arriesgado tu
vida por mí, no podrás soportar el peso de los dos… ¡Sálvate tú!

Era raro que el inflexible comodoro Norrington prefiriera que Sparrow
salvara su vida a costa de la suya, pero prefería a eso que tener que
perder o traicionar a la mujer que tanto amaba.

-¿Estás loco o eres un eunuco? ¿Crees que te dejaré morir así como así?
Si juntos nos metimos en éste lío, junto saldremos de él.

Resultaba extraño escucharle decir eso. ¿Acaso el aprovechado y egoísta
capitán del Perla Negra: Jack Sparrow estaba dispuesto a arriesgar su
vida por otra persona? ¿Y sobre todo arriesgar su vida por uno de sus
enemigos? Nadie creería esto si lo escuchara de la boca de alguien, pero
el amor (o en este caso: el hechizo) obra de formas misteriosas sobre
todo tipo de personas, hasta con las que son crueles o egoístas.

-¡No! ¿Acaso no entiendes? ¡Moriremos los dos si no me sueltas!

-Te equivocas… Norry. Yo no puedo morir, pero tú sí… ¡Uf! ¡Y es por eso
que no te puedo soltar! –Jack comenzó a sentir como si su hombro
comenzara a separarse de su antebrazo. Era un dolor terrible.

-¡Tonto! ¡Suelta mi mano de una vez! ¿Acaso no me odias? ¡Si no lo
haces, tú también caerás y no sé lo que habrá abajo!

-¡Bah! Pareces el perico de Cotton diciendo lo mismo cada rato… No
pienso soltarte y punto. Ya verás cómo lograré que subamos de nuevo…
¡Uy! –se asustó al resbalar una vez más. Faltaba poco para que cayeran
al vacío, ya que solamente se estaban sosteniendo por la punta de sus
dedos femeninos.

-¿P-pero porqué? No lo entiendo, somos enemigos… ¡podrás liberarte de mí
de una buena vez! ¡Yo te juro que cuando vuelvas a ser el capitán Jack
Sparrow te perseguiré hasta lograr matarte! ¡Suéltame inmediatamente si
no quieres tenerme como a tu peor enemigo! ¡¡Juro que te perseguiré
hasta el fin del mundo cuando vuelvas a ser aquel maldito pirata que
tanto desprecio!! ¡¡Pagarás por todo lo que me has hecho!!

-¡¡No!! ¡¡Ya cállate!! ¡No puedo hacerlo, maldita sea! ¡¿Acaso no lo
entiendes?! ¡No te soltaré! ¡Soportaré todo lo que tenga que soportar,
pero no te soltaré! –La testarudez de James comenzó a sacar de quicio a
Jack. Muy molesto y frustrado, éste sabía que si no fuera que estaba
bajo los efectos de la maldición, no dudaría en soltar a su enemigo con
tal se salvar su pellejo. Pero no podía hacerlo, no tenía el corazón ni
las ganas para hacerlo.

-¡¿Pero por qué no quieres hacerlo?! ¡¡No lo entiendo!! ¡¡Explícate!!

-Po-porque yo… yo… ¡¡No puedo!! -Las palabras no se salían de sus
labios, su orgullo lo impedía, además, odiaba "abrirse" y mostrar sus
sentimientos.

-¡Entonces me soltaré yo mismo! –exclamó el oficial completamente
perdido en la desesperación mientras trataba de zafarse de la mano de su
amada. Pero ésta no se lo permitió.

-¡¡Madición!! ¡¡No puedo permitir que te mueras sin antes haberte
fastidiado hasta el cansancio!!

Si esa era la manera de decirle a James lo mucho que lo estimaba, no fue
nada comparado al enorme esfuerzo que hizo Jack Sparrow para izar al
comodoro hasta que este pudo tomarse del borde, subir y ayudarla a subir
también.

Cansados, nerviosos y estresados, ambos permanecieron acostados en el
suelo por largo rato, impactados por la terrible situación que tuvieron
que vivir.

-¡¡Todo esto es por culpa de la maldición!! –exclamó de pronto el
comodoro Norrington mientras se sentaba y golpeaba sus puños con furia
en el duro suelo.

-Ya cálmate, Norry. Por fin nos encontramos en el templo y muy pronto
dejaré de ser esta belleza femenina para luego convertirme en el
atractivo masculino que solía ser… -replicó Jack tranquilamente sin
incorporarse, permaneciendo tendido como estaba, al lado de James.

-Eso… Eso es lo que me mortifica… -fue la sorprendente revelación de
éste para la sorpresa de la pirata-. Te perderé para siempre y no sé qué
será de mí…

La flamante capitana del Perla Negra se sentó, mirando muy sorprendida a
aquel sujeto que abrazaba sus rodillas con la cabeza escondida en ellas.

-¿Por eso era que te comportabas como un verdadero patán conmigo? –le
preguntó.

-Sí… Estaba asustado… ¿Qué será de mí cuando desaparezcas de mi vida?
¡Ni la bella Elizabeth me provocó tanto dolor y aflicción como tú!

Permanecieron en silencio por largo rato entes de que Jack Sparrow
hiciera su más grande y sorprendente declaración:

-No creas que eres el único que está sufriendo aquí, Norry, pues aunque
no se note y no me guste admitirlo, yo también estoy muy confundido, ¿sabe?

-¿A qué te refieres? –inquirió el comodoro muy sorprendido mientras
alzaba la cabeza y la miraba con detenimiento.

-Bueno, yo… ¡Ejem! Es por culpa de la maldición… Entiendes, ¿no? No soy
yo… –No pudo evitar ponerse colorado-. Estoy confundido por el poder que
ejerce sobre mí.

-¿Qué poder? ¿A qué te refieres?

-Lo del hechizo. Me hace dudar… ya sabes, de mí mismo…

James lo observó con mayor interés, provocando que la capitana se
sonrojara hasta las raíces de los cabellos.

-… Yo tampoco…, yo tampoco tengo deseos de… de perderte. –Le dijo al
fin, a duras penas y dejando a James estupefacto.

-Jacky, yo…

-¡Espera un momento! ¡Necesito valor para seguir confesándome! –lo
detuvo con una señal de su mano para luego llevarse a la boca la botella
de ron para así beber de su fuerte contenido. El comodoro calló
respetuosamente, esperando con ansiedad lo que ella de revelaría.

-Mira –comenzó luego de beberse un buen poco de ron-, tú y yo no podemos
estar separados, pero tampoco podemos estar juntos. ¿Sabe? Le propongo
esto: ¿qué le parece si decidimos no romper con la maldición y me quedo
así para siempre para que los dos podamos tener una excelente, lujuriosa
y clandestina relación deshonesta? Yo sigo siendo un pirata y usted
sigue siendo un oficial. Si desea, puede casarse con quien quiera, pero
tenga por seguro que podremos vernos secretamente cada vez que lo
deseemos. ¿Qué le parece? ¿No resulta genial esta idea? ¡Al final todos
seremos felices!

Todo eso lo dijo como en una ensoñación, como si lo estuviera imaginando.

El comodoro Norrington abrió enormemente los ojos, impresionado por
semejante propuesta sucia y pecaminosa, que sólo podría venir de un
sujeto tan depravado como aquel pirata.

-¡No! ¡Me niego terminantemente! –exclamó muy molesto y alarmado,
poniéndose inmediatamente de pie-. ¿Cómo se atreve a proponerme
semejante cosa? ¡Yo soy todo un caballero!

-¡Oh, vamos! ¡No finja tanta rectitud, comodoro! –Jack se levantó y se
aproximó con su típico balanceo-. En cada uno de nosotros hay un ser
degenerado que desea desatarse de tantas reglas aunque sea una sólo vez
en su vida, ¿sabe? Me refiero al "libertinaje".

James lo miró un tanto pensativo, dudando de sí mismo y de su deber
frente a la corona inglesa. ¿Sería capaz de arriesgar su alma y su
cuello por una mujer pecaminosa?

-Sé que todo esto es y será una locura, Jacky, pero… ¿No sería mejor que
nos desposáramos?

-¡¿Desposarnos?! ¡Jah! ¡Eso sería desastrosamente aburrido! –se burló la
pirata exagerando el tono-. ¡Ni loco pienso perder mi libertad!

Luego, mucho más decidido con su plan, se acercó aún más al intranquilo
hombre y le dijo con tono tentador:

-¿Es que acaso no te gusta la idea, Norry? –Lo tomó del brazo y lo
sintió estremecerse bajo su poder seductor-. ¿No te gusta la idea de
divertirte haciendo cosillas indecibles y degeneradas conmigo, ocultos
ante toda una sociedad aburrida y sistematizada? –Entonces, la pirata
acercó sus labios hacia su oído para murmurarle más palabras
sugestivas-: ¿Acaso no te gustaría sentir el placer de hacer lo
incorrecto? ¿Pecaminoso? ¿Prohibido? ¿Totalmente inconfesable? No te
imaginas las cosas sucias que puedo hacerte… ¿sabe?

Totalmente alarmado y abochornado, Norrington se apartó bruscamente de
ella y la miró detenidamente.

-Tú… Tú me harás perder la cabeza… -dijo-. ¡Ambos estaremos condenados
al infierno por cometer semejante pecado!

-No existe el pecado si existe el amor… -la desinhibida pirata se le
acercó otra vez y colocó sus hermosas y delgadas manos sobre su pecho.

James se le quedó mirando, confundido, pero atraído hacia sus sensuales
caricias y dulces palabras.

-Esto es una completa locura… -apenas pudo decir.

-Será entonces nuestra locura, Norry –le respondió mientras llevaba sus
brazos por detrás de su cuello y acercaba su rostro al de él.

Cuando sus labios estuvieron a punto de fundirse en un apasionado beso,
James murmuró mientras cerraba los ojos:

-Está bien, acepto tu propuesta. Prefiero condenar mi alma al infierno
por toda la eternidad en una terrible agonía antes que entrar al cielo
sin ti, mi amor… -pasó cariñosamente sus brazos por la delgada cintura
de ella.

-Eres un patético romántico… -le replicó mientras por fin lo besaba con
indecible pasión.

Sí, el capitán Jack Sparrow había tomado una increíble decisión;
completamente desesperado y sabiendo que ya no podía hacerle frente a
los impulsos femeninos que la maldición le imponía, había decidido
entregarse al hombre que había elegido. Después de todo, no le parecía
una mala idea vivir un amor prohibido, más bien le parecía una idea muy
atractiva. Lo único que iba a cambiar en su vida, era su cuerpo y nada
más, todo lo demás seguiría siendo lo mismo, o mejor. Y por supuesto que
detrás de tanta pasión había un beneficio para él, ya que sabía
perfectamente que el comodoro lo protegería de cualquier intento de ser
eliminado por la flota naval. En otras palabras, ahora tenía un aliado
importante dentro de la armada real inglesa y eso lo beneficiaría
enormemente. Además del placer, también tendría la libertad total para
actuar con su piratería en el mar caribeño.

/-Eres todo mío, mi querido comodoro /–pensó con malicia mientras lo
besaba sin ningún sentimiento de aversión-. /Ahora tendré a alguien que
me permita vivir tranquilamente como pirata sin temor a que me persigan
y me condenen a la horca./



También te podría interesar...
ÚLTIMAS ENTRADAS PUBLICADAS

Comentarios

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.