Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 54: Traición*

                          Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

DECIMA PARTE: EN EL DESIERTO DE LA ESPERANZA

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 54: Traición*


Luego de haberse prometido mantenerse fieles al trato que habían hecho
entre ellos dos, ambos siguieron su camino por aquel sucio y oscuro
corredor, siempre con cuidado para no activar ninguna trampa, bueno, en
realidad, James siempre se veía obligado a evitar que Jack se pusiera a
tocar las baldosas de las paredes con la manía de encontrar algún tesoro
escondido; pero a parte de eso, tenía que soportar escuchando su eterna
locuacidad sobre sus proyectos futuros.

-¿Te imaginas? –le decía desvergonzada pirata-, ¡haremos tantas cosas!
Primero, podré piratear a gusto sin que ninguna nave de la armada me
persiga, porque tú te encargarás de evitarlo, ¿verdad? Segundo, podré
visitar Port Royal como tu prometida: "Katrina Watson" y emborracharme
en sus tabernas, contigo, si quieres. Tercero…

-Un momento. –Se paró de golpe el comodoro provocando así que Jack
chocara contra él. Y dándose media vuelta, con aspecto de enojado, le
dijo seriamente:

-Te dije claramente desde un principio, que si ibas a ser mi prometida:
NA-DA DE RON.

-¡Oh, vamos! –se quejó se inmediato-. ¿Vas a prohibirme lo que más me
gusta? ¿Qué te parece si yo te prohibiera…, este…, bueno… ¡El té! ¡Eso!
¡El té! ¿Qué te pareciera si yo te prohibiera tomar el té? Ustedes los
ingleses son locos por el té, ¿no?

-También nos gusta las bebidas, Jacky. El whisky o el brandy, por
ejemplo. –Le dijo con una sonrisita mientras se daba media vuelta y
seguía caminando bajo la luz de la botella de ron, seguido por la pirata.

-Hagamos una cosa –siguió conversando el capitán del Perla-, ¿qué te
parece si solamente tomo ron cuando ejerza mi rol de pirata y no lo tomo
cuando sea tu "Katrina Watson"?

James la miró divertido y le contestó con gran tranquilidad.

-De acuerdo. –Y siguió su camino. Más, el ex capitán del Perla Negra se
detuvo unos momentos para pensar con picardía: "Pero sí tomaré otras
cosas, mi comodoro. Jeh jeh jeh. Nadie me prohíbe el alcohol". Y lo siguió.

-Tenemos que encontrar lo que estamos buscando antes que los demás, para
así poder destruirlo –comentó el comodoro.

-Lo malo es que sabemos que no sabemos lo que estamos buscando,
entonces, ¿cómo destruir lo que no sabemos que estamos buscando?
–inquirió Jack con su eterna palabrería lógica.

James lo miró pensativo, sabía que la pirata tenía razón, pero si
querían estar seguros de su futuro como amantes, primero tenían que
destruir "eso" que desconocían para evitar así la transformación de
mujer a hombre de Jack.

-¿Qué les diremos? –inquirió James un tanto avergonzado y preocupado por
lo que dirían los demás al enterarse de sus planes.

-Nada –le dijo tranquilamente-. Ellos no tienen por qué meterse en
nuestras vidas.

-Para ti es fácil decirlo… -no pudo evitar bajar los ojos-. No tienes
una imagen que cuidar…

-Claro que la tengo, y a esa imagen no le importa un rábano lo que dicen
los demás –le replicó mientras tomaba la botella-antorcha de la mano del
oficial, y después de dirigirle una mirada picarona, le dijo:

-Conmigo aprenderás a divertirte despreocupadamente, ¿sabe? –y fue él (o
ella), quien siguió caminando.

James se le quedó mirando, y antes de seguirla, murmuró:

-Eso es justo lo que me preocupa…

Habrían pasado seguramente media hora dando vueltas por los oscuros
corredores hasta que se dieron con la mala sorpresa de que al final de
aquel largo pasillo, no había salida alguna, lo que provocó que entraran
en la desesperación.

-¡Maldición! –se quejó el comodoro-. ¡Lo único que nos faltaba! ¡No hay
salida! ¿Qué es lo que haremos ahora?

-Pues, jalar cosas –fue la simple respuesta de Jack.

Entonces, viendo que no había otra forma, ambos se pusieron a trabajar
buscando en las paredes y el piso, algo que abriera cualquier puerta.
Pero justo cuando comenzaban a desesperarse nuevamente al no encontrar
nada, el comodoro divisó algo en el techo. Una cabeza de piedra de
águila, y como estaba bastante alto, decidió que Jack trepara a su
espalda para tirar de dicha cabeza.

-Súbete arriba mío –le propuso mientras se disponía a recibirla.

-¿Por delante o por detrás? –preguntó maliciosamente la pirata con una
mirada en la que brillaba la lujuria.

-¡Por Dios, Jack! –Se quejó mientras se ponía rojo como un tomate-. ¿Es
que no puedes tomarte nada en serio? Te digo que subas a mi espalda y
tires de esa cosa para ver qué pasa.

-¡Oh! Debiste habérmelo dicho desde un principio –comentó haciéndose el
inocente-, porque yo pensé que tú querías que yo…

-¡Ya cállate y sube de una buena vez! –pidió el comodoro a punto de
salirse de sus casillas.

-Bueno, bueno. Ya subo, pero no te enojes –replicó Jack mientras se
colocaba detrás de él, quien se había inclinado para facilitarle la
subida, y se trepaba por su espalda ayudándose con algunos pataleos y
bruscos agarrones. Luego de haberlo pateado varias veces, haberle
desarreglado la casaca, tirarle el sombrero, jalarle
malintencionadamente del cabello, nuestro abusivo capitán pudo sentarse
sobre los hombros del pobre hombre.

-¿Sabes, viejo? –le dijo-. Estar en esta posición me hace pensar en
algunas cosillas sucias para hacer…

-Tú fíjate si eso es o no es una palanca, Jack –le replicó fastidiado.

-Está bien… Pero qué aburrido eres –se quejó mientras tomaba la cabeza
del águila con su mano derecha y la tironeaba.

Grande fue la sorpresa de ambos cuando la palanca bajó más haciendo un
¡Clik! Para después abrirse lentamente frente a ellos, de par en par,
una puerta de piedra, dejándolos atónitos frente a un enorme salón
ricamente adornado, que misteriosamente se encontraba iluminado por
enormes y viejos candelabros de plata exquisitamente elaborados. Las
paredes de mármol pulido estaban cubiertas con las más bellas y finas
alfombras árabes, en el bruñido piso se encontraban de tanto en tanto
alguna que otra piel de algún animal de caza.

Pero no solamente aquel lugar era impresionante por sus riquezas, sino
también por sus innumerables objetos de hechicería, como ser: pequeñas y
grandes botellas que contenían líquidos extraños, diferentes partes de
animales disecados, objetos místicos, imágenes de dioses y demonios,
velas, libros y pergaminos.

Todo aquel extraño y atrayente lugar, daba una extraña y pasmosa impresión.

-Éste es el lugar, no hay duda…Lo encontramos por fin… -murmuró el
comodoro Norrington sorprendido.

Luego, nuestra extraña pareja, Jack y James, entraron a dicha
habitación, siempre actuando de diferente manera: el primero con gran
confianza y fascinación, y el otro con gran cuidado y recelo.

-Debemos tener cuidado con lo que toquemos, Jacky, podríamos caer en
alguna trampa o ser hechizados por algu… ¿Jack? –James se dio media
vuelta y se sorprendió al ver a su "prometida" tomando toda clase de
objetos de plata y oro para luego esconderlos entre sus ropas.

-¿Pero qué es lo que estás haciendo? –le preguntó muy molesto poniendo
los brazos en jarra.

-¿Qué, no se nota? Estoy recogiendo algunas cosas… -le respondió con
total frescura mientras seguía con su acto de rapiña.

-¡Pero estás robando! –exclamó escandalizado su compañero.

Al escucharle decir eso, la pirata inmediatamente se dirigió hacia él
con los brazos típicamente extendidos mientras hacía un gesto de
negación con su dedo índice.

-¡No, no, no! Estás muy equivocado, Norry –le decía apresuradamente
mientras que a la misma vez le colocaba suavemente las manos sobre su
pecho y aproximaba el rostro al de él-. Estas cosas dejaron de tener
dueño desde que aquella hechicera desapareció, por lo tanto,
teóricamente solo estoy "recuperando" estas cosas para que ningún otro
las robe, ¿sabe?

-Jack, no soy un estúpido, sabes que no puedes engañarme con las
tonterías que dices. TÚ, ESTÁS ROBANDO –le remarcó suspicazmente.

-Pero puedes fingir, ¿no? –le contradijo sonriéndole compradoramente
como sólo él/ella sabía hacerlo.

Y sin darle tiempo para que le replicarla, la capitana Sparrow comenzó a
cargarlo con diferentes y costosas cosas, tales como anillos, amuletos,
algún que otro objeto de platería, etc.

Mientras James sostenía con dificultad todas las cosas que Jack le
encajaba, le dijo:

-Estamos perdiendo el tiempo con esto. Tenemos que buscar "eso" que
podría romper el hechizo para luego destruirlo.

-¿Y para qué tanta prisa? Seguramente los demás aún se encuentran lejos
de este sitio evitando todo tipo de trampas. Nosotros tomamos un atajo,
tenemos tiempo de sobra –le dijo con gran tranquilidad mientras sacaba
una hermosa alfombra de la pared y se la colocaba sobre los hombros de
su compañero.

-Pareces un rey persa –le dijo luego de mirarlo detenidamente.

-¿Qué sabes tú de reyes persas? –le replicó el comodoro con cierta
ironía en su voz.

-Tanto que te sorprenderías saber lo mucho que sé sobre muchas cosas…
-le rebatió suavemente mientras lo tomaba por la solapa de la casaca y
lo obligaba a que se agachara un poco. Comprendiendo lo que ello
significaba, James llevó mansamente sus labios a los de ella y los besó
con enorme ternura.

A Jack ya no le importaba mucho besar a un hombre, pues sintiéndose cada
vez más libre en su accionar, se podía permitir nuevamente semejante
placer, ya que, después de todo, era un ser totalmente pervertido.
Además, ya le resultaban muy gratificantes los besos de su futura
"aventura".

Pero justo cuando más entretenidos estaban, William Turner y los demás,
hicieron su aparición bajando rápidamente por unas escaleras de granito
y entrando por la entrada principal del cuarto místico para darse con
semejante espectáculo.

-¡James! –exclamó el almirante Jacobson ingratamente sorprendido.

-¡Jacky! –exclamó también el joven Will Turner igualmente decepcionado.

Y ante las miradas estupefactas de todos, la sobrecogida pareja dejó de
besarse inmediatamente, entonces, mientras James soltaba asustado su
pesada carga provocando que ésta se le cayera sobre sus pies
provocándole un tremendo dolor y haciéndolo saltar cómicamente de un
sólo pie; Jack trataba de desviar la atención de todos a hacia otra cosa.

-¡Vaya! ¡Por fin llegaron! Pensé que algo malo les había pasado –les
dijo con una ridícula y fingida sonrisa-. ¡Encontramos lo que estábamos
buscando!

-No te hagas el tonto, Jack –le rebatió Elizabeth cruzándose de brazos
bastante escandalizada-. ¿Qué era lo que estaban haciendo? ¿Acaso besándose?

-¿Besándonos? Pues no, solamente estaba fastidiándolo un poco… Ya sabes
cómo me gusta hacerlo ver como a un tonto… -fue la ridícula explicación
de la pirata.

-Cómo me gustaría que me fastidiara así a mí… -murmuró Will como en un
ensueño, como si estuviera imaginando dicha escena.

-¡¡Will!! –se enfadó la chica al escucharlo decir semejante barbaridad,
distrayéndola del asunto de Jack y James.

-Me alegra que no haya muerto nadie más –les dijo el comodoro mientras
se arreglaba un poco la ropa y daba un suspiro para calmarse un poco-.
¿Acaso no se toparon con otras trampas?

-Pues, algunas, pero sobrevivimos –fue la cortante respuesta del
almirante mientras lo miraba con fijeza-. Y por lo que veo, ustedes dos
salieron muy bien de aquella trampa.

Sí, había un doble sentido en aquella oración, pero como ese asunto
"pintoresco" no era el tema principal por lo que habían hecho semejante
viaje, tía Dalma se paró en el centro de la habitación y les llamó la
atención a todos diciéndole:

-He aquí el lugar en donde la hechicera Jetzabel practicaba la magia
–les rebeló con su extraña voz-. Les sugiero que nos separemos para
poder buscar mejor aquello que podrá romper la maldición del anillo y
romper el poder de la Piedra Mística.

-¿Y cómo sabremos que lo hemos encontrado si no sabemos lo que es?
–preguntó el capitán Sparrow.

Tía Dalma lo miró unos instantes con su sonrisa tan enigmática y le
respondió:

-Ustedes lo sabrán en cuanto lo vean.

Un tanto perplejos con aquella extraña respuesta de la pitonisa, todos
se pusieron manos a la obra para comenzar a buscar "aquello" que querían
encontrar entre todas las cosas que habían en la habitación en donde se
estaban ahora.

Mientras miraba una cosa allí, otra cosa allá, Nefud Yidda permanecía en
absoluto silencio aún impactado por lo que había visto al llegar allí.
Había estado tan ilusionado con la idea de casarse y tener hijos con
aquella mujer, que al verla besándose con aquel infiel como si nada más
importara, le había terminado de herir aún más su orgullo maltratado.

/-Tengo que deshacerme de él… /-pensó con determinación mientras miraba
de reojo al comodoro Norrington-, /o demostrarle a ella que soy mejor
que él…, mucho mejor que él./

Preocupado por el fututo de su relación con la versión femenina de su
peor enemigo, el comodoro se acercó disimuladamente hacia donde se
encontraba Jack fisgoneando, y le preguntó en un susurro:

-¿Qué haremos ahora, Jacky? Si alguno de ellos encuentra antes que
nosotros la fórmula para poder transformarte, no podremos contra todos
ellos, y mucho menos con el almirante Jacobson.

-Déjamelo todo e mí, Norry –le tranquilizó sin volverse a mirarlo
mientras buscaba entre algunos pergaminos antiguos-. Cuando sea el
momento oportuno, entraré en acción.

Viéndolos cuchichear en secreto a los dos, el almirante George Jacobson
se aproximó inmediatamente hacia donde estaban ellos para tomar a James
bruscamente del brazo y llevarlo a parte.

-¿Se puede saber qué es lo que te está pasando, James? –le reprendió con
aspereza-. ¿Acaso él y tú están tramando algo a nuestras espaldas?

-¡Claro que no! –respondió muy molesto, ¿quién diablos era ella para
tratarlo como si fuera un niño? ¿Quién era ella para decirle lo que
tenía o no qué hacer? Pero no podía revelarle su plan, no hasta que
encontraran ese "algo" que rompería el hechizo de Jack, entonces ahí sí
sería rebelado todo ante todos.

Adivinando sus pensamientos, el almirante atacó en donde más le dolería
a su amigo: su deber como oficial de la armada.

-Le recuerdo, comodoro James Norrington, que usted sirve a la corona y
no a usted mismo.

Aquello fue un duro latigazo sobre el honor de Norrington, ¿acaso sería
capaz de traicionar a su deber y a su patria por los amoríos con una
pirata? Entonces, sin quererlo, comenzó a dudar.

Pero aquello no era todo, Geroge (Isabel) tenía aún más qué decirle:

-Sé también, que usted hizo un trato con Lord Cuttler Becket. ¿Acaso
piensas romperlo?

-¿Cómo lo supiste? –inquirió muy sorprendido y preocupado.

-Lo he averiguado. Y sé también que él prometió promoverte al puesto de
Almirante si le entregabas la Piedra Mística y el condenado del capitán
Jack Sparrow. ¿No es así? Dime… ¿lo vas a hacer?

James se quedó completamente mudo, ¿cómo explicarle a su mejor amigo que
ahora prefería quedarse con la capitana Jacky Sparrow antes que ser
promovido a Almirante, cuándo ni él mismo podía explicarse tamaña decisión?

-Escucha, mi buen amigo –comenzó a decirle Isabel con un tono más suave,
pero igualmente serio, mientras le ponía una mano al hombro-: tú sabes
que siempre quise lo mejor para ti, pero también he notado que te dejas
llevar por tus sentimientos y tus resentimientos… Dime con sinceridad:
¿qué te prometió ella?

James lo miró sorprendido y George siguió hablando:

-¿Qué te prometió ella? ¿Acaso te dijo que te amaba? ¿Te dijo que sería
tuya? ¿Qué te prometió? ¡Dime! –algo desesperada, le colocó la otra mano
en su otro hombro para poder mirarlo a los ojos-. ¿Acaso no te das
cuenta que te está utilizando? ¡Por Dios, James! ¡Lo que ella te haya
dicho es una completa mentira! ¿Cómo creíste que ése maloliente pirata
accedería a entregarse a ti como si nada? ¡Tú eres un hombre y sabes lo
que eso significa! ¡Él jamás accedería a entregarse así como así
perdiendo su honra masculina! Pero si lo hizo…, si lo hizo, te apuesto a
que te pidió algo a cambio, ¿verdad? ¿Acaso crees que eso es amor
verdadero? ¡Él es el capitán Jack Sparrow! ¡Recuérdalo! ¡No pierdas la
oportunidad de tu vida por una mentira! ¡Lo más importante ahora es tu
ascenso! ¡Para eso vivimos! ¿Lo recuerdas? ¡Nuestra carrera militar!

-Yo… -Norrington no podía decir nada para contradecirlo, pues sabía que
su amigo tenía toda la razón, absolutamente toda la razón. Pero, había
algo que no le permitía aceptarlo por completo, muy en su interior, aún
creía en su querida pirata, pues ella había arriesgado su vida por la de él…

/-¡Un momento! /–se dijo a sí mismo-. /-¡Él jamás pudo arriesgar su vida
por mí, puesto que él no puede resultar muerto gracias a ese anillo! /–Y
luego, mientras agrandaba sus ojos a causa de tamaña revelación, pensó
mientras sentía que se le rompía el corazón en mil pedazos-: /Ella me
mintió, sólo pensaba utilizarme para sus malos propósitos en el futuro…
¡Pero que tono he sido!/

Al verlo dudar, Isabel le propuso algo que lo dejó muy preocupado:

-Tú quédate tranquilo, estás bajo la influencia del hechizo, por eso
actúas así. Yo me encargaré de todo.

Mientras George trataba de convencer a Norrington para que cambiara de
parecer, Elizabeth Swann, quien se encontraba rebuscando entre los
libros de un anaquel, se sorprendió al encontrar en un viejo libro
polvoriento, un pergamino dorado. Parecía ser muy importante, así que
llamó de inmediato a tía Dalma.

-Déjame verlo… -le pidió la pitonisa extendiendo una mano al llegar
junto a la joven, quien se lo entregó de inmediato.

Una vez en sus manos, lo abrió y lo examinó detenidamente; aunque ella
no sabía leer el árabe, supo de inmediato que aquello era una de las
cosas que buscaban. Todos notaron que una sonrisa extraña y algo
siniestra se dibujó en su moreno rostro.

-¡Lo encontramos al fin! ¡Éste pergamino de oro tiene mucho que ver con
la Piedra Mística!

Al escuchar la palabra "oro", a Jack se le iluminaron los ojos. Tía
Dalma continuó hablando:

-Necesito ayuda para leer esto…

-Ve a ayudarla, Al Sha'ab. Tú siempre entendiste de estas cosas… -le
dijo su amo Nefud Yidda.

Rápidamente, el inteligente árabe se puso manos a la obra y se unió a
tía Dalma para ayudarla a leer el pergamino. Mientras ellos descifraban
el texto, todos los demás se miraban con nerviosismo sin saber a ciencia
cierta a lo que se atenían. Sólo Jack Sparrow se dedicaba a entretenerse
un poco robando algunas cosas de valor mientras James Norrington
permanecía en silencio absoluto, con cara de pocos amigos y con los
brazos cruzados, decidiendo su propio futuro y el de Jack.

-Excelente… -se oyó decir por fin a la pitonisa llamando la atención de
todo el mundo luego de unos interminables minutos-. Ahora sabemos con
exactitud lo que dice este pergamino. Escuchen bien: Un fragmento del
pergamino dice: "Aquel que coloque su nombre al final del texto, se
convertirán en el Amo y Señor absoluto de los asombrosos poderes de la
Piedra Mística".

Todos se miraron entre sí, sorprendidos por la sencilla manera de
adueñarse de dicha piedra, sencilla pero le daba un enorme poder a quien
fuera su dueño.

-¿Entonces, lo que debemos hacer es borrar el nombre del Shake Aí Tel
Aviv para que pierda sus poderes? –se aventuró a preguntar el joven Will
Turner mientras hacía su gesto característico de achicar sus ojos.

-Evidentemente, ESO es lo que tenemos que hacer, mi querido muchacho –le
replicó Jack con ironía, pero inmediatamente después, el pirata se
inclinó un poco hacia tía Dalma y le preguntó un tanto dubitativo:

-¿Se puede hacer eso?

-Aquí dice que se puede "cambiar" el nombre del antiguo dueño con una
gota de sangre de quien quiera ser su nuevo dueño… -explicó Al Sha'ab.

-¿Eso quiere decir que no podemos dejarlo en blanco? –Preguntó
Elizabeth-. ¿Sí o sí tiene que tener un dueño?

-Así es… Eso parece… -respondió el árabe intelectual mientras releía el
texto.

-¿Se lo podrá destruir? –inquirió el joven herrero.

-No lo sé –respondió tía Dalma dubitativa mientras que también examinaba
nuevamente el pergamino-. Parece ser un objeto muy poderoso para ser
destruido fácilmente…

-No sabía de la existencia de semejante piedra… -le comentó Nefud a
Elizabeth.

-Es muy peligrosa, te hace creer ver lo que en realidad no existe. ¡Pero
es tan real que hasta puede lograr matarte! –le dijo ella-. Pero lo es
aún más en manos de un loco, ¡podría dominar todo el mundo con ella!

-Qué interesante… -murmuró el árabe para sí, muy interesado en su poder.

/-¡Con ella podría demostrarle a mi amada lo mucho que le convengo!
/–pensó maravillado, e inmediatamente, se puso en acción.

-¡Lánzame ese pergamino, Al Sha'ab! ¡ Abha y Yamil, no dejen que se
metan los otros! –le ordenó a sus hombres, quienes reaccionaron de
inmediato haciendo lo que él les pedía, sorprendiendo a todos los demás
sin dejarles reaccionar ni por un segundo.

Una vez que el pergamino estuvo en sus manos (después del intento
fallido de Jack Sparrow de atraparlo en el aire cuando Al Sha'ab se lo
lanzó), el temible bandido, Nefud Yidda, festejó victorioso el
cumplimiento de su plan improvisado a último momento, y luego de
dirigirle una penetrante mirada a la sorprendida y bella pirata, le dijo:

-Ahora verás que yo soy a quien tienes que amar.

-Pero tú no me convienes –le replicó ésta con una leve inclinación
mientras extendía sus brazos.

Con el filo de su cuchillo, Nefud se hirió en la yema de su dedo meñique
para estampar su sangre en el pergamino, pero de repente, la capitana
Jack Sparrow hizo un rápido movimiento, y de un botellazo en la mano
(que se lo había sacado de quién sabe dónde), le hizo soltar el pergamino.

Desde ese momento, todo se convirtió en una desastrosa batalla campal,
los árabes sacaron sus espadas y comenzaron a luchar contra Will, James
y George. Paradójicamente, a Norrington le tocó pelear contra Nefud
Yidda, su adversario en el amor.

-¡Si te mato, podré quedarme con ella! –le dijo mientras lo atacaba
fieramente con su espada.

-¡Jamás permitiré semejante cosa! –le replicó el comodoro mientras
contraatacaba con vehemencia.

Yamil tenía un buen futuro como espadachín, pero siendo más joven que el
experimentado Turner, éste lo derrotó enseguida arrebatándole la espada.

-Aún te falta mucho qué aprender… -le dijo mientras lanzaba lejos de
allí la espada de su enemigo. Pero, la grandeza de Will se terminó
cuando escuchó que alguien le hablaba por detrás, amenazadoramente.

-¿Por qué no te pones a pelear con alguien de tu tamaño, niño? –le
propuso el inmenso Abha, y le lanzó un poderosísimo golpe de puño.

Poco faltó para que ese golpe le volara la cabeza a Will, pero gracias a
sus rápidos reflejos, el muchacho se agachó a tiempo para evitar así el
puñetazo. Pero, para sorpresa del joven herrero, ese puñetazo rompió
fácilmente uno de los durísimos candelabros de plata, dejándolo atónito.

-Rayos… -murmuró este al darse cuenta contra quien tenía que combatir ahora.

Mientras tanto, el almirante Jacobson y el intelectual Al Sha'ab, se
encontraban combatiendo duramente con sus espadas, pero, como era
evidente, el oficial era el más ágil de los dos, y no fue ningún
problema el arrebatarle la espada a su enemigo hiriéndolo en la muñeca.
Luego, tomó al delgado hombre por las ropas, lo miró a los ojos y le
apuntó con la espada dispuesto a matarlo. Al Sha'ab, jamás dejó de
mirarlo a los ojos desafiadoramente. Pero después de unos momentos, al
pensarlo mejor, el almirante le dijo con desprecio mientras lo soltaba:

-Tú aun nos sirves. –Luego, agregó amenazadoramente:

-No te atrevas a seguir combatiendo si no quieres que te liquide.

Y mientras se encontraba sentado en el suelo y se acomodaba los pequeños
anteojos, el árabe vio cómo aquel peligroso militar se dirigía hacia
donde se encontraban peleando Will y Abha.

-¿Qué habrá querido decir con eso de que aún les sirvo? –se preguntó
extrañado.

Mientras Will Turner seguía evadiendo los poderosos y peligrosos golpes
de puño y hacha de su enorme enemigo sin poder herirlo con su espada,
grande fue la sorpresa de ambos cuando el almirante George Jacobson
atacó a Abha por la espalda, matándolo en el acto.

-¡¡Abha!! –exclamó muy angustiado Al Sha'ab al ver caer a su compañero
bajo la insensible espada del almirante.

-¡¡NO!! –gritó Nefud Yidda al notar lo sucedido, olvidándose por
completo del duelo de honor con Norrington, momento que aprovechó el
comodoro para desarmarlo.

Como notó que los tres árabes aún tenían ganas de lanzarse contra él, el
almirante Jacobson sacó su mosquete y declaró amenazadoramente:

-¿Algún otro desea darme problemas? Les aseguro que terminarán como este
mastodonte: muertos.

Todos se encontraban tan impresionados por la sangre fría del oficial,
que ninguno hizo el más mínimo movimiento.

-Sucio, pero efectivo. Eso me gusta –dijo tía Dalma mientras tomaba el
pergamino dorado del suelo.

¿Qué había hecho a todo esto el capitán Jack Sparrow? Pues, robar
tranquilamente ante los molestos ojos de Elizabeth Swann.

-Por lo menos tenemos el pergamino –comentó Will mientras se acercaba al
almirante-, ¿cómo vamos a destruirlo?

-De eso, no tienen por qué preocuparse… -declaró Jacobson con un
alarmante tono de voz, provocando que todos le dirigieran su atención,
confundidos, pero sólo el comodoro Norrington comprendió lo que iba a pasar.

-¿A qué se refiere, almirante Jacobson? ¿Ya encontró la solución?
–preguntó Elizabeth.

Y de repente, desde ese momento, todo cambió para nuestros aventureros.

-¡¡Comodoro Norrington, quítele el pergamino a esa bruja!! –ordenó
súbitamente el almirante.

-¡¿QUÉ?! –todos se quedaron anonadados.

-¿Me dijo horrible bruja? –se quejó tía Dalma.

Al ver que James no reaccionaba, el oficial de alto mando volvió a
exigirle lo mismo, pero esta vez, con más imperiosidad.

-¡¡Comodoro!! ¡¿Olvidó usted que soy su superior?! ¡¡Obedezca!!

Sin oponerse más a sus órdenes, Norrington le arrebató el pergamino a la
pitonisa. Will quiso entrometerse, pero Jacobson no lo dejó.

-Tenga cuidado, señor Turner, tengo un arma y tenga por seguro que sé
usarla muy bien.

Will Turner tuvo que quedarse quieto, maldiciendo su impotencia,
sabiendo que aquel tipo era capaz de cualquier cosa. Entonces, George
Jacobson siguió con el plan: inutilizar el poder de la Piedra Mística.

-Ahora, quiero que utilice la sangre de ese tipo muerto para cambiar el
nombre del antiguo dueño del pergamino, comodoro.

Y James Norrington así lo hizo, fue hasta el cuerpo, se hincó ante él y
con la yema de su dedo índice, levantó un poco de la sangre derramada y
la estampó en el pergamino, entonces, el nombre del Shake Tel Aviv
desapareció para dar lugar al nombre de Abha, su difunto nuevo dueño.

-Ya está hecho, almirante –declaró el comodoro Norrington mientras se
ponía en pie.

-Bien. Ahora reúnase conmigo. Nos marcharemos inmediatamente con el
pergamino.

Una vez que James estuvo a su lado, el almirante Jacobson hizo otra
declaración ante sus molestos ex compañeros de aventuras:

-Ahora, venga con nosotros, capitán Jack Sparrow.

Todos no cabían en su asombro al escuchar semejante pedido.

-¿Para qué quieres a Jack? –preguntó un furioso Will Turner.

-Explíquele, comodoro Norrington –le indicó impasible el almirante.

James lo miró desconcertado. Sí, su amigo lo estaba obligando a tomar
una decisión, la que a él más le conviniera tomar. Tenía que decidirse
entre el amor o el deber. Debía ser una decisión rápida, sin
arrepentimientos, y ya la había tomado.

-Ustedes se van a sorprender, ¿saben? –les declaró un despreocupado Jack
a los intranquilos Will y Elizabeth, muy seguro de lo que James declararía.

Entonces, James Norrington se aclaró un poco la garganta antes de
responder con su habitual solemnidad.

-Yo hice un trato con Lord Cuttler Becket de la East India Compay, le
entregaría la Piedra Mística y al capitán Jack Sparrow a cambio de que
él me promoviera al alto cargo de Almirante. Ésa es la razón por la que
he permanecido con ustedes todo este tiempo… -miró a Jack, quien se
encontraba muy sorprendido por semejante revelación pero muy alagado a
la vez, ya que su "Norry" había rechazado tan anhelado rango por él.

-Sorpréndanse con lo que vendrá –les avisó a sus amigos, quienes lo
miraron sin lograr entender lo que Jack les decía. Pero, las cosas no
salieron como la pirata creía.

-Voy a cumplir con mi promesa, entregaré el pergamino y a Sparrow a Lord
Becket y me convertiré en el almirante James Norrington. –Fue la
sorpresiva decisión del comodoro.



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