Fanfic Piratas del Caribe -El Libro del Destino- *Capítulo 14: La Promesa de Norrington *

                                                    Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO*

TERCERA PARTE: JACKY Y NORRY, UNA PAREJA DISPAREJA

¡Jack y Jacky se separaron! ¡ahora son 2! ¡Un hombre y una mujer! ¡Doble problemas para todos! ¿Lograrán cambiar sus destinos y el de los demás? Continuaciòn de La Maldición del Anillo de la Calavera. James y Jacky pasan su primera noche juntos...¿pero será la última?

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD

*Capítulo 14: La Promesa de Norrington *


Un revuelo general se organizó por todo el fuerte tras la inesperada
llegada de la ex prometida del comodoro James Norrington, y pronto, como
suele pasar en una comunidad pequeña, la noticia se esparció por todo
Port Royal dando qué hablar a los chismosos y qué escuchar a los que no
lo eran. Nadie podía asegurar las circunstancias por la que la bella
dama había regresado convertida en una pordiosera, pero lo que sí era
evidente, era que ella había caído en desgracia y había regresado en
busca de la ayuda de su ex prometido. Todos sabían que muy pronto se
enterarían de lo que ocurriría tras la puerta del despacho del comodoro
James Norrington.

Una vez que hubo depositado a Katrina Watson sobre un cómodo sillón
color mostaza que había en su oficina, James se dispuso a atenderla lo
mejor que pudo a pesar de las dudas que invadían su mente, preguntándose
qué era toda aquella pantomima y qué pretendía con ello la incorregible
capitana Jacky Sparrow. En contraste con la aparente estoicidad de su
oficial, el padre de Elizabeth, el gobernador Weathervy Swann, se
paseaba de aquí para allá por toda la habitación, estrujándose las manos
muy nervioso y excitado.

Luego de unos minutos, el fusilero Mullroy, quien iba acompañado por el
doctor del fuerte, trajo una tetera de chocolate caliente y ropas secas
para la infortunada dama. Una vez que el médico revisó a la desfallecida
joven, se acercó al comodoro y al gobernador para comunicarles —algo
extrañado—, que la señorita Katrina no estaba en peligro ni tenía nada
grave, que solamente estaba algo agotada y débil, y que con una buena
atención y la seguridad de un hogar tranquilo y estable, asegurarían su
buena salud.

Norrington y Swann se miraron un tanto confundidos por la inesperada
estuación que les había tocado vivir.

Poco después de que el doctor se hubiera marchado, la joven finalmente
comenzó a removerse y a "recuperar" el conocimiento.

—¡Oh¡Ya vuelve en sí! —exclamó muy sorprendido el gobernador mientras se
acercaba al sillón y se aferraba del brazo.

Curioso e intrigado, el comodoro se arrodilló frente al sofá y acercó su
rostro al de ella y esperó a que abriera completamente los ojos marrones
y enfocara su vista en él.

—¡Oh, James! —exclamó la "débil" mujer tratando de incorporarse de su
lecho y abrazándose inesperadamente del su sorprendido protector—.
¿Alguna vez podrá perdonarme por la amargura que le he provocado?

—… N-no sé a lo que se refiere… —dijo James después de haber encontrado
su habla e inmediatamente se levantó y se dirigió hacia la mesita para
servir algo de cacao caliente en una taza y llevársela a Jacky, quien se
la tomó con avidez a pesar de que no era ninguna bebida alcohólica. Una
taza de chocolate caliente para entrar en calor era algo que jamás se
debía despreciar.

—¿Está mucho mejor ahora? —le preguntó el comodoro mientras recibía la
taza vacía—. Seguramente debe estar aterida por el frío, debería
cambiarse de ropa inmediatamente. Aquí tengo algo que le vendría muy
bien… —comenzó a decir mientras comenzaba a levantarse, pero Katrina
Watson se lo impidió aferrándose fuertemente a su brazo y atrayéndolo
hacia ella para volver a abrazarlo.

—¡Oh¡Pero qué bueno eres y qué mala he sido yo contigo! —solllozó
escondiendo su rostro en el cuello del oficial—. ¡No merezco tanta
compasión!

Y sin que el gobernador Swann lo notara, y para la exasperación del
pobre comodoro, la incorregible pirata, mientras lloriqueaba, besaba
impunemente el cuello del oficial, haciendo que éste se pusiera muy
nervioso y comenzara a mirar hacia todas direcciones mientras trataba de
separarse de la atrevida pirata.

—¡Pero, jovencita¿A qué se refiere con eso de que el comodoro Norrington
la perdone¿Por qué ha aparecido usted con ese aspecto tan deplorable¿Por
qué rompió el compromiso y se marchó usted tan precipitadamente cuando
ambos estuvieron en Inglaterra¿Acaso por esa actitud tan extraña quiere
ser perdonada?

Al escuchar hablar con tanta efusividad al gobernador, Katrina Watson
soltó al comodoro Norrington y comenzó a llorar desconsoladamente
haciendo sentir muy mal a Weathervy por haber sido tan indiscreto.

Enjuagándose el rostro con un pañuelo que James le había alcanzado, la
joven se sonó las marices mientras el dueño del pañuelo hacía una mueca
de asco.

—… N-no quise rebelar los motivos de mi deserción el otro día, pero como
todo ha terminado, creo que es conveniente que ahora explique mis
justificados motivos ante mi ex prometido… —lo miró lastimeramente—…, y
espero que él encuentre algo de compasión en su noble corazón para una
mujer tan embustera como yo…

Había algo de doble sentido en aquella última frase, James pudo
percatarse de ello en la mirada traviesa de la pirata y no pudo evitar
ponerse algo ruborizado al sentirse cómplice y culpable a la vez por
engañar de esa manera al padre de Elizabeth.

—No podré perdonarte si no escucho tu versión, Katrina —dijo.

Ella pareció algo inhibida, haciendo a un lado la cabeza y tomándose de
un hombro mientras se apoyaba al almohadón con la otra mano, decidió
comenzar con su relato. James Norrington estaba completamente asombrado
con la capacidad de Jacky para interpretar a una joven triste y afligida.

—… Aquel día, cuando recién habíamos llegado a Liverpool, recibí una
carta que contenía terrible noticias respecto a los negocios de mi
padre… En ella, su abogado hacía alusión sobre las terribles deudas que
mi querido padre había contraído gracias a unos infructuosos negocios y
malas decisiones tomadas por él mismo confiando ciegamente en gente
inescrupulosa que se hacían llamar sus "amigos", a quienes, su único
fin, era arrebatarle todas sus ricas posesiones. Sin decirle nada a
James, abandoné la ciudad lo más rápido que pude y regresé a Londres con
las intenciones de ayudar a mi querido padre a sobrellevar tanto
infortunio y recuperar nuestros derechos… —hizo una pausa y se cubrió el
rostro con las manos, tratando de contener su "dolor"—… Todo lo que
intentamos fue en vano, a las pocas semanas de mi llegada perdimos los
astilleros, las embarcaciones y los almacenes en manos de esa terrible
gente… Quedamos en la absoluta miseria y sin una sola libra en las
manos, abandonados por todos nuestros amigos e ignorados por los pocos
parientes que teníamos… Para poder sobrevivir, vendimos nuestra casona
en Londres y tuvimos que trasladarnos a una casa de campo que teníamos
en la región de Sussex… Parecía que las cosas iban a mejorar, pero al
poco tiempo mi padre enfermó terriblemente de pulmonía y, gracias a la
grave depresión que había adquirido tras los reveses de nuestra fortuna,
el pobrecillo murió rápidamente… —trató de ahogar un sollozo y bebió
rápidamente una copa de Gin que el gobernador Swann le ofreció para
calmarla—… Aún quedaban deudas por pagar y a mi padre había que darle
una digna sepultura, así que me decidí a vender nuestra casa de campo he
hice todo lo que tenía que hacer para salvar el honor de su padre y de
nuestro apellido… —la joven pareció sumergirse en los recuerdos,
recuerdos que parecían muy dolorosos para revivirlos, pero aún así, tuvo
el valor de contarlos—… Quedé absolutamente en la indigencia y
abandonada por todos, traté de conseguir trabajo pero, o no lograba
hallar nada o mis amos siempre se aprovechaban de mi infortunio para
abusar de mis servicios… Al final, casi me enfermé yo también y recordé
lo bueno que habías sido conmigo cuando fuimos novios y decidí regresar
aquí para pedirte algo ayuda…

Mientras ella lo miraba con tristísimos ojos suplicantes, James
permanecía completamente mudo, impresionado por la gran capacidad de
inventiva que poseía Jacky Sparrow. ¡Si no fuera porque sabía sobre su
verdadera identidad, juraría que hubiera creído todo aquella farsa a pie
puntillas! Pero tanta mentira bien contada y actuada, le hacía dudar de
los verdaderos sentimientos que Jacky decía tener para con él.

—¡Pero mi querida niña! —exclamó el gobernador sacando de repente a
Norrington de sus cavilaciones—. ¿Por qué no nos había informado antes
de semejantes infortunios¡Podríamos haberla ayudado en lo que estuviera
a nuestro alcance!

—¡Oh, no! —negó la joven—. Mi padre no me lo hubiera permitido jamás, él
era demasiado orgulloso como para pedir ayuda a nadie y, como yo soy su
hija, hice todo lo posible para salir adelante por mis propios y escasos
medios; pero… no pude… —apesadumbrada, volvió a bajar la vista—… Por esa
razón he venido hasta aquí a bordo de un barco mercante como pasajera de
tercera clase y trabajando como cocinera para pagar mi viaje...

Entonces, los dos hombres se miraron, uno muy alarmado y el otro muy
preocupado, pero haciéndose una misma pregunta a la vez: "¿Qué harían
ahora?".

—¡Oh, James! —exclamó de repente la joven mientras tomaba las manos del
comodoro entre las suyas y lo miraba esperanzadoramente—. ¡Vine a Port
Royal solamente alentada con la idea de comenzar otra vez con algo de tu
generosa ayuda¡Pero prometo no obligarte a nada¡Lo que te hice fue
despreciable desde cualquier punto de vista y no tienes porqué
perdonarme o obligarte a prestarme tu ayuda¡Yo simplemente vine aquí
buscando un trabajo digno para volver a comenzar mi nueva vida! Y
también… yo… —bajó la vista y soltó las manos—… yo sólo quería ver a un
amigo… He estado tan sola, he sido tan infeliz últimamente que mis
únicos y gratos recuerdos fueron los momentos en los que pasamos juntos…

La excelente actuación de jacky era tan buena, que hasta el pobre
comodoro Norrington —que estaba muy consiente del engaño— no pudo evitar
sentirse tremendamente afectado, pues lo último que había dicho ella,
era exactamente lo que él había sentido los pasados meses tras romperse
la maldición.

Tomando las pequeñas manos de la joven entre las suyas, le dijo con dulzura:

—No te preocupes más por tus problemas, Ja… Katrina, estoy aquí para
ayudarte enteramente en lo que necesites y… y… además no hay nada de qué
perdonarte, tu intención no fue lastimarme a propósito y lo que hiciste
por tu padre tan solo demuestra la gran hija que fuiste y… y yo…
es-estoy… estoy dispuesto a… a… pedirte que me aceptes como tu esposo.

Con tan solo ver las expresiones de tremenda sorpresa por parte de Jacky
y el gobernador Swann, se podía deducir cuán inesperada había sido
semejante propuesta.

—¿A-aceptarte como mi esposo…? —repitió Jacky estupefacta, pues no se
esperaba que se lo propusiera tan pronto —¿T-te refieres a casarme contigo?

—Así es¡ejem! —carraspeó el acalorado comodoro mientras se ponía en pie
y le daba la espalda para poder serenarse mejor—. Sé que no soy digno
para ser su esposo, pero creo que una dulce y sufrida dama como usted
debería estar desposada lo más rápidamente posible para evitar que las
malas lenguas sigan hablando en contra de usted. Además… —se volvió para
mirarla—, ya habíamos estado comprometidos… ¿lo recuerda?

—¿Eh¿Yo¡Ah¡Sí, sí¡Lo recuerdo perfectamente! —contestó la confundida
pirata mientras maldecía interiormente a Elizabeth, quien había sido la
autora de semejante idea.

Viendo el giro repentino que habían tomado las cosas, el gobernador
Swann decidió que lo mejor era dejarlos solos hasta que arreglaran sus
asuntos. ¡Además se moría por comunicarle aquella impensada noticia a su
hija!

—¡Ejem! —carraspeó para llamar la atención de la pareja—. Será mejor que
me retire, ya está oscureciendo y es mejor que ambos arreglen éste
asunto a solas—se dirigió apresuradamente a la puerta, y antes de salir
por ella, agregó sonriente:

—¡Espero con ansiedad que usted acepte la proposición del comodoro
Norrington¡Él es todo un caballero y un buen partido para una dama como
usted!

Una vez cerrada la puerta, Jacky y James se quedaron completamente solos
y, luego de unos momentos de contemplarse en un incómodo silencio, la
pirata brincó del sofá en donde estaba recostada y exclamó:

—¡Pero comodoro Norrington¿Cómo se le ocurrió proponerme matrimonio en
éste preciso momento y frente al padre de Elizabeth¡Ahora tendré que
aceptar su propuesta!

—¡Pensé que era el momento oportuno! —se defendió sintiéndose un poco
molesto y desilusionado al ver cómo Jacky había tomado la propuesta de
casamiento—. ¿Es que no deseas casarte conmigo?

Viendo que su plan peligraba junto a su apuesta, Jacky decidió calmarse
y tomar las cosas con más inteligencia y no dejarse llevar por su
orgullo masculino, y, acercándose con su habitual contoneo, le contestó
suave y diplomáticamente mientras le colocaba los brazos alrededor del
cuello:

—Ambos somos unos perfectos embusteros¿sabe? —y luego agregó dulcemente
mientras jugaba con el pañuelo blanco que adornaba el cuello de la
camisa de James—: Y si antes te dije que había decidido pasar toda mi
vida a tu lado para fastidiarte, eso también incluye una boda con
muuucho ron para todos¿sabe?

—¿E-eso quiere decir que aceptas desposarme? —le preguntó lleno de
ilusión mientras la tomaba por los hombros y la miraba lleno de
alegría—. ¿Vas a hacerme el hombre más feliz sobre la tierra?

Tratando de reprimir una mueca de disgusto por aquella situación tan
cursi, la pirata, en vez de contestarle, lo tomó bruscamente de la
cintura pasando su brazo entre la casaca y el chaleco, lo atrajo hacia
sí para besarlo en la boca y hacerlo callar de una buena vez.

Apartando momentáneamente sus labios de los de él, Jacky susurró:

—Ahora somos libres de hacer lo que queramos, oficialmente estamos
comprometidos… ¿sabe? —tomó la mano del comodoro y, luego de mirarla por
un rato, agregó con descaro: —¿Sabías que cuando más grande es la mano
de un hombre, más grande es su "paquete"?

Tremendamente avergonzado por semejante declaración, el comodoro retiró
inmediatamente su mano de entre las pequeñas manos de la capitana, quien
solamente sonrió a medias y dijo:

—Creo que eso lo descubriré cuando estemos a solas,… o sea, ahora mismo…
—propuso mientras colocaba su mano sobre la temblorosa pierna del
oficial y comenzaba a subirla a través de ésta hasta estar a escasos
centímetros de la entrepierna.

—¡Basta! —exclamó James muy escandalizado mientras tomaba la mano de la
desvergonzada pirata y se apartaba rápidamente de ella—. ¡Es mejor que
esperemos para nuestra noche de bodas!

Jacky sonrió, le encantaba ver cómo actuaba su Norry bajo la presión su
sugerente juego de seducción. ¡Cuán divertido iba a ser estar su lado y
fastidiarlo todo el tiempo!

—Lo siento —dijo ella mientras comenzaba a acercarse a él con lascivas
intenciones—, pero no puedo esperar tanto…

—¡P-pues yo sí! —replicó el nervioso comodoro mientras retrocedía
tratando de poner una distancia segura entre él y la desvergonzada pirata.

La capitana del /Perla Negra/ no pudo reprimir una risa burlona al
escuchar semejante declaración.

—¡Jah jah jah¿Pretendes que me crea eso¡Por favor, Norry¡Eres un hombre!
—lo miró como un tigre despiadado mira a su temerosa presa—… Y los
hombres solo pensamos en "pasarla bien" sin necesidad de tener una
"noche de bodas", como suelen llamarlo las damas…

—¡Pero nuestra noche de bodas tiene que ser especial¡No tiene por qué
ser una noche cualquiera que se pasa con una mujer cualquiera¡Además,
ahora eres una mujer¡Debes comportarte como tal!

—¡Tonterías! Si me hubiera comportado como una fina dama, estoy seguro
de que no te hubieras enamorado de mí tan locamente como ahora, en
cambio, comportándome como soy realmente, te has divertido más de lo que
te hubieras divertido con una "fina dama"¿no es verdad?

—P-puede ser, pero de todas formas no quiero que te comportes así cada
vez que estamos a solas… o frente a alguien.

—Eso no te lo puedo prometer, Norry… —comenzó a decir mientras se
acercaba lentamente hacia él con claras intenciones de atraparlo—. Tengo
ganas de fastidiarte un poquito más…

Adivinando las lujuriosas intenciones de Jacky, James comenzó a
retroceder hasta colocarse detrás de su gran escritorio, que quedó justo
entre los dos, separándolos.

—Te lo advierto, Jacky, compórtate como una dama o… —dijo, tratando de
verse seguro de sí mismo a pesar de que su corazón golpeaba con fuerza
su pecho.

—¡¿O qué?! —exclamó desafiándolo con una gran sonrisa mientras apoyaba
sus manos sobre el escritorio y lo miraba a la cara—. ¡Me muero por
saber lo que me harías!

Cuando apenas terminó de decir esto, la pirata se lanzó hacia adelante
tratando de atrapar al comodoro por la casaca, pero éste retrocedió
justo a tiempo y así pudo evitar su captura. Y, desde ese momento, ambos
comenzaron a correr alrededor del escritorio, James huyendo y Jacky
persiguiéndolo. Resultaba muy gracioso ver al correcto y serio comodoro
tratando de huir de una desvergonzada pirata. La situación era muy
divertida para la capitana, pero muy vergonzosa para James. ¡Parecían
dos niños jugando!

En un momento dado, Jacky Sparrow logró aferrarse de un pliegue de la
casaca azul de Norrington, pero el oficial pudo escapar de ella
quitándosela. Con aquella prenda en la mano, la pirata se detuvo y se la
llevó al rostro, frotándosela amorosamente.

—¡Mmm¡Me encanta tu perfume!

—¡Oh¡Ya basta! —exclamó Norrington muy molesto mientras apoyaba las
manos sobre el escritorio quedando justamente frente a la pirata—. ¡Eso
es realmente desagradable!

—No lo creo… —le sonrió mientras le guiñaba un ojo para luego estirar el
brazo, tan rápido e inesperado, que tomó por sorpresa a James
sujetándolo por el pañuelo y tirando de él hasta obligarlo a acercar su
rostro al de ella y poder darle un buen beso en la boca.

—¡Admite que te gustan estos jueguitos! —le dijo.

—¡No! —se negó muy ofendido mientras se echaba hacia atrás tan
bruscamente y con tan mala suerte, que tropezó con una silla y cayó de
espaldas al suelo, perdiendo el sobrero y la peluca durante el incidente
y dejando al descubierto su largo cabello castaño.

Aprovechando aquel rapto de buena suerte —y tal vez "mala" para James—,
Jacky trepó apresuradamente por el escritorio y saltó encima de él antes
de que pudiera ponerse en pie y tratara nuevamente de escapar.

Sentada encima de él y sosteniéndole firmemente las muñecas arriba de su
cabeza, la capitana Jacky Sparrow se regodeaba con su victoria.

—Mi querido comodoro —dijo—, admita que le gusta esto…

—¡No lo haré! —replicó tercamente—. ¡Sal inmediatamente de encima!

Sin hacerle caso a sus protestas, la sonriente pirata acercó su rostro
al de él y le dijo:

—Sé que le gusta, comodoro, tanto como a mí, pero usted es tan reservado
y formal que le es imposible admitirlo… —acto seguido, quiso besarlo,
pero como Norrington estaba bastante enfadado por aquel trato tan poco
"femenino" y porque no podía quitársela de encima gracias a que aún no
se sentía lo bastante fuerte gracias a toda la sangre que había perdido
la noche anterior cuando se había cortado la muñeca, que lo único que
pudo hacer fue tratar de volver el rostro, pero solamente logró que ella
comenzara a besar su oreja, su mejilla y su cuello.

Aunque James trataba de no ceder ante semejante "insinuación
deshonesta", poco a poco fue cediendo ante la arrolladora pasión de
Jacky para luego entregarse casi por completo a aquella maravillosa
sensación que ella le hacía sentir.

Viendo que ya casi lo tenía bajo su poder, la pirata dejó de besarlo y
murmuró:

—¿Ves que te gusta?

—… No es así, tú me obligas… —respondió casi con un susurro.

—¡Oh, no¡Te gusta¡Por eso me has hecho aparecer otra vez en tu vida!

Y antes de que él replicara a eso, ella volvió a besarlo en la boca y lo
levantó lentamente del suelo para luego conducirlo hacia el escritorio
—sin despegar los labios ni por un segundo—, en donde lo hizo afirmar en
él para poder tener pleno control sobre su cuerpo. Mientras besaba
efusivamente todo el rostro el oficial, la descarada pirata comenzó a
deshacer el nudo del pañuelo, dejando libre el cuello del hombre para
poder pasar sus labios por él.

—… Jacky… —apenas pudo decir él—…, éste no es el lugar ni el momento
oportuno para hacer esto… Detente…

—… ¡Bah¿Y crees que con esa tonta excusa me detendrás…?

Y mientras seguía besando su cuello y abriendo la camisa y el chaleco
cada vez más y más, James ya no podía evitar entregarse a la pasión que
Jacky le ofrecía tan descaradamente y, mientras ella comenzaba a
recorrer todo su torso con las manos, él intentó abrazarla, pero la
pirata lo tomó rápidamente por las muñecas e hizo que apoyara firmemente
las manos sobre el escritorio.

—… Ni siquiera intentes ponerme la mano encima —le dijo sonriente—, aquí
yo soy quien manda y que te recomiendo que las mantengas lejos de mí…

Él obedeció sin chistar y no volvió a intentar tocarla. Ambos se
quedaron mirando frente a frente, en completo silencio, contemplándose.

—… Tienes unos hermosos ojos verdes… —le dijo Jacky mientras contemplaba
su rostro y lo tomaba por las mejillas para besar suavemente la punta de
su nariz, la boca, la barbilla, y, mientras volvía a recorrer con su
boca el cuello del comodoro, éste echó la cabeza hacia atrás,
entregándose de lleno a sus caricias. Poco a poco la indecente pirata
comenzó a hacer a un lado el chaleco y la camisa hasta dejar los hombros
al descubierto y seguir allí con su exploración oral.

Mientras ella lo tenía abrazado por la cintura con un brazo y la espalda
con el otro, James trataba de dominar su excitación mientras sentía que
el corazón quería explotarle en el pecho. Cerrando sus puños con fuerza
sobre el escritorio y echando aún más la cabeza hacia atrás mientras
sentía que Jacky recorría parte de su torso, comenzó a gemir de placer,
estremeciéndose con cada caricia que recibía. ¡Jamás en su vida se había
sentido tan vivo!

—…. ¡Oh, sí¡Esto es mucho mejor que estar con Scarlett y Giselle…!
—comentó sin darse cuenta la capitana Sparrow.

Al escuchar aquella inesperada declaración, el comodoro James Norrington
abrió los ojos cuan grandes pudo y tomó plena conciencia de lo que
estaba haciendo y se apartó inmediatamente de la extrañada pirata.

—¿Qué te pasa¡La estábamos pasando tan bien! —se quejó mientras lo veía
resguardarse tras el escritorio.

—¡E-eres u-una pervertida! —acusó Norrington mientras se acomodaba
rápidamente la ropa, colorado como un tomate—. ¡U-una indecente, una
inmoral, una promiscua!

—Olvidaste "deshonesta" —agregó Jacky con tono jocoso—. Vamos, amigo,
admite de una vez que te gusta todo esto.

—¡Agggh¡No puedo creer lo que estaba haciendo! —exclamó ignorándola
mientras se tomaba la cabeza con las manos y le daba la espalda—. ¡Casi
hago una estupidez!

—No, "casi haces el amor" —corrigió la terrible capitana del /Perla
Negra/ mientras se divertía viendo cómo el comodoro comenzaba a caminar
de aquí para allá muy nervioso.

—E-esto está muy mal… —comenzó a decir Norrington, más consigo mismo que
para Jacky—. Yo, yo quería casarme con una fina dama… ¡era mi sueño!
Pe-pero apareciste tú y todo se ha vuelto tan confuso… ¡Me haces perder
la cabeza! —la miró, en su rostro había tanto desesperación como
dedición—. No eres una fina dama, ni siquiera te comportas como una
verdadera mujer¿cómo entonces me he enamorado perdidamente de ti¿Puedes
explicármelo¡Con tan solo sentir el tacto de tus suaves dedos sobre mi
piel haces que pierda el juicio completamente!

La capitana Jacky Sparrow frunció el ceño mientras se alzaba de hombros
y declaraba con indiferencia:

—Olvidaste una muy importante cuestión, amigo: soy la capitana Jacky
Sparrow.

—¿Es que no me entiendes? —se acercó rápidamente a ella y colocó sus
manos sobre los delgado hombros de la mujer—. ¡Esto no debería estar
pasándome a mí¡Soy el comodoro James Norrington¡El temible cazador de
piratas!

Jacky sonrió y puso cara de inocente palomita mientras tomaba una de las
manos del oficial.

—Pues has "cazado" a esta pirata, mi caballero.

—¡Oh¡No lo entiendes¡No puedes entenderme! —protestó—. ¡Somos tan
diferentes! Si nos casamos… ¿tienes idea de cómo nos llevaríamos¡Temo
que me hagas pasar vergüenza frente a la gente con tus… con tus
indiscreciones¡Temo no tener más conversación que con un pirata
ignorante¡Temo que si alguna vez tenemos hijos los eduques
inadecuadamente¿Es que solamente tener relaciones es lo único que nos
unirá¿Qué pasará con nosotros cuando los años pasen al igual que la
pasión¡Tengo miedo de que lleguemos a odiarnos mutuamente¡Que no nos
soportemos!

Sorprendida y ofendida, aunque deseaba no estarlo, Jacky escuchaba
atenta y seriamente cada palabra que salía de aquel oficial, que aunque
era muy romántico, tenía los pies muy bien plantados sobre la tierra.

—… Pero estoy seguro que mi vida terminaría inmediatamente si tú decides
no permanecer a mi lado… —dijo tristemente—. Estoy tan enamorado de ti
que ni siquiera puedo razonar con la suficiente lógica como para darme
cuenta de que tú no me convienes… No tengo idea de porqué siento esto
por ti…, no lo entiendo…, no eres lo que veo, sé que no sientes nada por
mí… No sé cómo lograste volver a ser mujer, pero… me siento muy feliz
por volver a verte otra vez… ¡Pero también me siento ridículo¡Me siento
confundido¡Estoy enamorado de quien antes fue un hombre! —las lágrimas
comenzaron a brotar de sus ojos verdes—. ¡Pero te amo¡Y jamás cambiaría
lo que siento por ti por nada del mundo¡Aunque eso significara mi propia
perdición!

Jacky tragó saliva, estaba totalmente sorprendida, jamás había esperado
semejante declaración por parte de quien había sido uno de sus más
acérrimos enemigos aunque ya supiera que la amaba. Pero… ¿qué sentía
ella por él? Nada, absolutamente nada, sólo había en su mente la idea de
utilizarlo para sus propios fines e intereses, puesto que se negaba a
admitir que podía llegar a sentir como una mujer. Pero aún así, aquellas
sinceras palabras pronunciadas por Norry, la conmovieron en cierta
manera, obligándola a responderle.

—Te equivocas si piensas que no sabré comportarme como una dama frente a
la gente, yo sé actuar muy bien¿sabe?; te equivocas si piensas que no sé
hablar de cosas interesantes, sé tanto sobre todo lo que quieras
conversar, ya te he dicho antes de que hay muchas cosas que no sabes
sobre mí. (Lo de los hijos es hablar demasiado pronto¿sabe?). ¿Y por qué
crees que cuando pase el tiempo mi pasión por ti terminará¿Acaso no te
has dado cuenta que solamente a ti te he elegido de entre todos los
demás¿No es acaso razón suficiente como para que confíes plenamente en mi?

James sonrió, lo que ella decía era la absoluta verdad: elegirlo a él
para que la ame era algo muy difícil para quien antes había sido el
orgulloso capitán Jack Sparrow. Eso era prueba suficiente de su
sinceridad, y le creyó sin dar ningún lugar a la duda.

—Entonces… ¿de verdad deseas casarte conmigo?

—De verdad —mintió sin remordimiento alguno mientras alzaba el tricornio
y la peluca—, de verdad quiero casarme contigo… Pero debes saber lo que
pienso del matrimonio, comodoro James Norrington… —se acercó a él y se
las colocó sonriente—, y es que "el matrimonio es una apuesta para saber
cuál de los dos se desenamorará primero…"

—Yo jamás dejaré de amarte, mi querida Jacky… —murmuró tiernamente el
aludido mientras la besaba amorosamente en la frente y la estrechaba
suavemente entre sus brazos—, jamás dejaré de amarte…

Aunque abrumada por toda aquella cursilería, Jacky se sintió muy feliz
al descubrir que por fin tenía al tonto del comodoro metido en una bolsa
y que podría utilizarlo para su propio antojo sin ningún temor a ser
descubierta. Se había creído todo el discurso sin dudar un minuto de
ella, y, entonces, decidió que ya era hora de comenzar con la última
etapa de su plan: ganarle la apuesta a su "hermanito" de una vez por todas.

—Norry… —comenzó a decir esta sin apartarse de los brazos del oficial,
manteniendo su mejilla apoyada sobre el hombro de éste—, si quieres
casarte conmigo, deberás hacer algo por mí…

—… Lo que tú quieras… —dijo James mientras mantenía los ojos cerrados.

—Sácame de encima al capitán Jack Sparrow.

Sorprendido por aquel inesperado pedido, Norrington abrió los ojos y se
apartó unos centímetros de Jacky para mirarla muy intrigado.

—¿Sacártelo de encima¿A qué te refieres con eso¿Él no es acaso tu otra
mitad?

—¡Oh¡Claro que lo es¡Y por lo tanto juró a los siete mares que me haría
suya en cuanto pudiera ponerme las manos encima! —declaró con fingida
desesperación

—¡¿CÓMO?! —exclamó tremendamente escandalizado.

—¡Oh, mi querido Norry! —dijo ésta con tono abatido y suplicante
mientras se separaba de los brazos del comodoro y se llevaba
estratégicamente una mano sobre su frente—. ¡Si tan solo él no estuviera
acechando nuestra felicidad, yo podría declarar que me casaría contigo
sin temor alguno a una represalia¡Él juró que mancillaría mi "virtud" en
cuanto supiera que yo me entregaría a… a… a otro hombre! —la atolondrada
pirata hacía un esfuerzo enrome contra su orgullo por utilizar las
palabras exactas para impresionar aún más al comodoro Norrington, pero
su actuación era tal, que ya tenía el éxito plenamente asegurado.

Y volviéndose hacia el preocupado oficial de la marina, Jacky se lanzó a
sus brazos sollozando y suplicando:

—¡Oh, James¡Libérame de ésta aflicción¡Libérame de Jack Sparrow! Si
dices que tanto me amas… —sus ojos brillaron de malicia—…, elimínalo.

Conmovido por aquellas palabras, Norrington declaró con gran vehemencia:

—No te preocupes más, querida, te prometo que antes de que inicie la
semana siguiente, tú y todo el mundo se verá libre de semejante alimaña.

—¡Oh¡Gracias, gracias¡Te juro por todo el ron del mundo que jamás te
arrepentirás de haberme tomado como tu esposa! —lo miró dichosa para
luego volver a abrazarlo y murmurar con malignidad:

—Gané la apuesta, mi querido hermanito. Pero ahora yo seré el único
capitán Jack Sparrow y seré el dueño absoluto del /Perla Negra/ de aquí
en adelante… ¡Je je je!

---------------------------------------------

A borde de /La Muerte Anunciada/, la pobre chiquilla recién había
terminado de limpiar lo mejor que pudo todo el piso de las mazmorras,
pero el haber tenido tan poca agua, el resultado era peor de lo que ella
esperaba.

Sentado y apoyado sobre el casco de la nave, que compartía las rejas de
su prisión, el doctor Jacobson observaba a la niña con gran interés y
preocupación. Interés por saber quién era ella y preocupación al verla
muerta de miedo por la represalia que seguramente recibiría del malvado
Bart "Sangre Negra" Morgan por no haber cumplido adecuadamente su labor.

Muerta de terror por la paliza que seguramente recibiría, la niña se
acurrucó en un rincón oscuro y comenzó a llorar desconsoladamente.
Conmovido por aquella escena, el tierno corazón del doctor tuvo la
necesidad de reconfortarla como pudiera.

—Oye, pequeñita —intentó atraer su atención— ¿cómo te llamas?

La nena alzó la vista un tanto intrigada, pero su miedo pudo más y
volvió a esconder su pequeño rostro entre sus brazos para volver a sollozar.

—¡Oh! Disculpe mi mala educación, aún no me he presentado —dijo,
cambiando de estrategia—. Permítame que me presente, señorita —le sonrió
encantadoramente mientras se levantaba del suelo tratando de ocultar su
dolor físico—: soy el doctor Christian Jacobson, y estoy enteramente a
sus pies.

La pequeña niña dejó de llorar y lo miró largamente por algunos
momentos, hasta que al fin decidió a hablar con el extraño que parecía
ser muy amable.

—… Mi…, mi nombre es…. Es Al-Alwine…

—¿Alwine? Es un nombre muy bonito.

—¿D-de verdad le parece bonito? —a la nena se le iluminó el rostro—.
Todos me dicen que es un nombre horrible.

—Es porque son unos tontos, no saben nada acerca de la belleza de los
nombres ni de los que los llevan… —se acercó a los barrotes y se aferró
a uno de ellos con la mano izquierda—. ¿Alguien te dijo lo que significa
tu nombre?

—No… —negó la niña muy interesada mientras se levantaba y comenzaba a
acercarse lentamente hacia él.

Entonces, Christian se agachó para poder estar a su altura y pronto los
dos quedaron mirándose frente a frente.

—"Alwine" significa "amigo noble" en escandinavo —le respondió con dulzura.

—¡Que bonito! —exclamó la pequeña, ilusionada—. ¿Y qué significa su nombre?

—Mi nombre "Christian", significa: "el que sigue a Cristo".

—Mmm… No me parece tan bonito… —replicó Alwine con su pequeño rostro ceñudo.

El doctor rió con ganas, le divertía la sencillez y la sinceridad de la
pequeña. Luego, la miró largamente en completo silencio.

—Si quieres, mi nombre podría significar "el que sigue a un amigo noble".

Alwine lo miró entre sorprendida y encantada con la idea, así que
asintió rápidamente con su rubia y sucia cabecita mientras una sonrisa
tímida aparecía en su rostro. Conmovido, el buen doctor extendió su mano
hacia ella y le dijo:

—¿Me aceptas como a tu amigo, mi noble amiga?

Entonces, una sonrisa radiante iluminó el rostro de la niña, quien, no
antes de dudar unos segundos, tomó con su pequeña manita la mano
amistosa de aquel hombre. ¡Por fin tenía un amigo de verdad!

Tras aquel encuentro y aquella repentina amistad, muy pronto, todos
nuestros protagonistas verían las consecuencias que les acarrearía en
sus destinos.


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