Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 17: Intento de Escape II: Terror a Bordo*

 Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

CUARTA PARTE: EN EL BARCO FANTASMA

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación: 1 capítulo cada sábado
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 17: Intento de Escape II: Terror a Bordo*


Frente a frente, a ambos lados de la puerta de la bodega, se encontraban
enfrentados ambos hombres (bueno, lamentablemente, uno era mujer), y
como era de esperar, nada bueno resultaría de aquella situación.

-¿Cómo llegaste hasta acá? –preguntó el capitán del "Perla" un tanto
consternado.

-Vi cuando abordaste este horrendo barco, por lo tanto, subí yo también
con la ayuda de una soga.

-Eres más testarudo que los caprichos de una mujer…

-Te dije que nunca podrás liberarte de mí, Jack Sparrow. –Dijo McKinley.

-¿Es que nunca vas a dejarme en paz? –Replicó el aludido con una
expresión de cansancio.

-No hasta que te tenga entre mis brazos… -contestó este, e
inmediatamente se le abalanzó encima para atraparlo, pero entonces, Jack
quiso cerrarle la puerta en la cara como había hecho antes, pero
McKinley ya estaba sobre aviso y paró el portazo con la fuerza de sus
brazos.

-Ese truco no volverá a funcionar conmigo, primor. –Dijo sonriendo
triunfalmente.

Jack lo miró sorprendido, pero se repuso rápidamente ocurriéndosele una
brillante idea.

-¿Y qué te parece este otro? –dijo mientras le propinaba un feroz
puntapié en la entrepierna, y claro, junto con las cadenas de compañeras.

Esta vez, Henry no pudo pronunciar palabra alguna, sólo habían en su
mente muchas estrellitas y chispazos. Cayó de rodillas semi desmayado y
su cuerpo se abalanzó hacia delante, donde se encontraba Jack de pie
sobre las escaleras, así que este se hizo a un lado permitiendo que su
ex amigo rodara escaleras abajo.

Mientras Jack lo veía caer por las escaleras, haciendo muecas con los
hombros y la cara como si él mismo estuviera recibiendo los golpes,
comentó con cierta burla al verlo estrellarse abajo:

-No debiste haberte olvidado que no soy una "dama", primor. –Y mientras
salía de allí y cerraba la puerta, agregó:

-Con todos estos golpes que les he dado a lo de mi género, creo que no
me merezco volver a mi estado natural… Pero bueno, ahora soy una tierna
mujer después de todo y tengo que aprovecharlo al máximo.

Entonces, ya liberado de sus crueles enemigos, sus pensamientos se
concentraron en armar un plan de escape para huir de aquel navío. En
primera planeó conseguir una lancha y largarse de allí lo más rápido
posible, no le importaba si estaba lejos de tierra, lo importante era
que no lo llevaran ante el maldito Shake. Mientras tanto, tenía que
evitar que alguien lo descubriera sobre cubierta. Pero notó que había
algo extraño estaba sucediendo, y era que no había nadie sobre cubierta.

"Qué raro…" –pensó nuestro capitán extrañado, mirando hacia todas
direcciones al notar que nadie le salía a su encuentro para detenerlo.
Bueno, si es que podía ver algo, ya que recién había notado que una
espesa y oscura niebla estaba esparcida por sobre toda la cubierta,
dándole al lugar una aspecto realmente lúgubre y aterrador. No había
sonido alguno para escuchar, ni había ningún mar para mirar, sólo niebla
y un completo silencio sepulcral. Lo único que Jack podía escuchar, era
el tenebroso y escalofriante ruido de las cadenas de sus pies y de la
maldita bola que arrastraba por consiguiente.

-E-esto está terriblemente mal… -dijo medio muerto de miedo y con la
piel de gallina, hasta deseaba interiormente volver a la bodega y ver
algo de humanidad, si se podía llamar de esa forma, en la persona
desmayada de Henry McKinley.

Lentamente, se dio media vuelta para encaminar sus pasos hacia dicho
lugar, pero en cuanto comenzó a caminar, un horrendo esqueleto encarnado
vestido con ropas árabes, le salió al encuentro frente a él.

-¡¡Aaah!! ¡¡Maldita sea!! –gritó el pirata asustado tomado por sorpresa,
pero gracias a un acto reflejo y con la ayuda de la esfera de su pie, lo
barrió de un solo golpe derribándolo al suelo. Pero cuando ya estaba por
festejar su victoria, un segundo esqueleto lo agarró del hombro por
detrás, asustándolo terriblemente, así que la darse media vuelta, le
arrancó sin querer el brazo a su atacante, quedándosele prendido sobre
su hombro.

-¡¡Aaayyyyyy…!! –gritó lastimeramente el cadáver, con su rostro a medio
carcomer por los gusanos.

-¡¡Aaaaaah!! –gritó Jack completamente histérico al verse frente a
frente con dicho cadáver.

Pero no contentos con eso, el esqueleto que él había derribado antes, lo
tomó por el tobillo y quiso trepar por él. (Por cierto, a Jack le habían
quitado las botas para encadenarlo mejor).

-¡¡Quítate de encima!! ¡¡Quítate de encima!! –repitió el afligido
capitán mientras sacudía su pie logrando solo otro desprendimiento del
miembro superior de su atacante.

Acto seguido, y al notar que la situación pronto se pondría peor, el
capitán Jack Sparrow inmediatamente puso los pies en polvorosa y salió
disparado como pudo hacia cualquier dirección con tal de escapar como
fuere, corriendo en forma bastante cómica con los pies y las manos
encadenadas, medio inclinado gracias al dolor de cintura, y con las
extremidades de los muertos encarnados colgando y arrastrando sobre su
hombro y pie derecho, adjuntando claro, el hecho de la estorbosa esfera
de hierro arrastrándola detrás suyo.

Muerto de miedo, pudo encontrar un escondite detrás de unas gruesas
sogas enrolladas, en donde se colocó en cuclillas, mirando hacia todas
partes, vigilando. Con la maldición del "Perla Negra" meses atrás, se
había enfrentado a algo parecido, pero con la excepción de que la
situación actual era verdaderamente terrorífica.

-Sabía esto, no me escapaba nada, y ni mucho menos me entregaba…
-murmuró el pirata sintiéndose muy arrepentido de sus actos.

Y así estaba cuando de repente una mano lo tomó firmemente del brazo,
asustándolo terriblemente, ya que tenía los nervios bastante crispados.

-¡¡Wuaaaah!! –gritó, pero inmediatamente otra mano le tapó la boca.

-Cállate, soy yo, estúpido –susurró un recién despertado Henry McKinley,
también de cuclillas.

-¡Mh! ¡Mh! ¡Mfh! –quiso decir Jack con los ojos grandemente abiertos por
la sorpresa.

-¿Qué dices? –preguntó el otro pirata.

-¿Mh? ¡Mmmmh! ¡Mnnh! ¡¡Mfh!!

-¿Cómo?

-¡¡Mfgh!! –gruñó bastante molesto, y se sacó la mano de encima.

-¡Te decía que no me taparas la boca! ¿Qué demonios haces aquí? ¿Acaso
no tienes miedo?

-Un hombre jamás tiene miedo. –Argumentó con gran orgullo masculino,
para luego mirar a Sparrow y decirle con condescendencia:

-Pero una débil mujer sí, es por eso que me encuentro aquí para protegerte.

-No sabes cuánto te detesto… -replicó muerto de rabia.

Entonces, los ojos de McKinley se fijaron sobre los brazos que se
sujetaban en el hombro y tobillo de Jack, y lo miró extrañado.

-¿Qué son esas cosas? –preguntó.

-Es la última moda en París… -arguyó el capitán del "Perla" son cierta
ironía.

-¿Y por lo menos tienes alguna idea de qué demonios está pasando aquí?
–preguntó ignorándolo por completo.

-¿Crees que si sabría no estaría yo así de exaltado? –Replicó un tanto
malhumorado-. Da lo mismo si sé o no sé lo que pasa, de todos modos hay
esqueletos por todos lados.

-Pero podríamos olvidarnos de ellos por unos momentos… -dijo Henry
poniéndose algo meloso, acercándose a su antiguo amigo, con una mirada
que lo decía todo.

-Mira, marinero de agua dulce que solo piensa con la cabecita de abajo
–dijo seriamente Jack mientras se inclinaba un tanto hacia atrás, como
para distanciarse de él-, no es el momento ni el lugar para ponerse
románticos, ni tampoco habrá jamás ni un momento ni un lugar entre
nosotros, así que vete olvidando de esa idea ridícula, ¿quieres?

Pero de nada servían las aclaraciones de Jack, Mc Kinley seguiría
insistiendo, abalanzándose poco a poco hacia él.

-Vamos… -dijo poniéndose un tanto maniático-, sólo un besito y nada más.

-¡Pero qué insistente! ¿Es que no entiendes que no eres mi tipo? –opinó
mientras poco a poco iba haciéndose a un lado.

Viendo que se le quería escapar, su lunático admirador lo tomó entonces
firmemente por los hombros dispuesto a ejecutar su tan anhelado beso.
Pero justo en el momento en que iba a besarlo, Jack pudo hacerse a un
lado, y como resultado, el apasionado beso fue a parar sobre la boca del
cadáver que los había encontrado y quien también se había puesto en
cuclillas por detrás del pirata del "Perla".

-¡¡Wwuuuaarrrgggggh!! –se quejaron los dos al darse por enterado del
apasionado beso que se habían dado.

Aquel momento de asco fue el que aprovechó nuestro protagonista para
desaparecer de allí y alejarse de su lunático pretendiente y de su nueva
novia.

-¡Adiós! No sabes lo feliz que estoy al ver que por fin encontraste tu
pareja ideal –y dicho al hecho, se fue antes de que Henry lograra
recuperarse de aquella decepción amorosa y lo persiguiera.

El capitán Jack Sparrow se acercó entonces a la barandilla dispuesto a
saltar por ella aunque no encontraba un solo bote para escapar, ya que
ni loco se quedaría allí por más tiempo. Pero cuando estaba a punto de
hacerlo, a pesar de que no se veía nada más allá de sus narices, una
horrenda y siniestra risa lo contuvo.

-¿Q-quién es? –preguntó dándose vuelta lentamente para mirar el oscuro
lugar por dónde tal vez había provenido aquella espantosa risa de
ultratumba. Y casi inmediatamente, Abdul apareció entre la oscuridad,
con un aspecto totalmente espantoso.

-¡¿Tú?! –exclamó Jack sorprendido, luego sonrió como pudo un tanto
nervioso y dijo mientras inclinaba un poquito su cuerpo:

-Esteee… lo de golpearte justamente "allí" fue un accidente, ¿lo sabías?
Es que no veo muy bien, necesito anteojos…

Abdul nada dijo, sólo siguió sonriendo tenebrosamente, para luego sacar
de atrás suyo un par de sables árabes enormes.

-¡Glups! –Jack tragó saliva, parecía que lo iban a rebanar en pedacitos,
y como no tenía arma alguna, su única salvación era su inigualable
agilidad a la hora del escape.

Pero cuando el árabe ya estaba a punto de atacarlo, el capitán Henry
McKinley salió en ayuda de Sparrow y se colocó frente suyo.

-No te preocupes, nena, yo te protegeré –dijo él valientemente mientras
sacaba su espada y se ponía en guardia.

-¿Nena? –repitió el pirata entre sorprendido y ofendido, así que comenzó
a murmurar palabrotas en contra suya-. Maldito marinero de agua dulce,
lunático pervertido, &...

Al ver el enorme Abdul que un mediocre pirata quería enfrentársele,
sonrió despectivamente y decidió que sería mejor llamar a una pequeña
ayuda para esa clase de casos, así que comenzó a silbar como si
estuviera llamando a un perro.

-¿Qué está haciendo? –preguntó Henry extrañado.

-Silbando, ¿no ves?... –respondió Jack con su infaltable ironía, y luego
agregó:

Creo que está llamando a alguien.

-Sea lo que sea, yo me enfrentaré a él con la valentía que caracteriza a
nosotros los hombres, tú quédate al margen –reafirmó con orgullosa valentía.

Obviamente, Jack Sparrow tuvo deseos de que unos hambrientos lobos
marinos lo hicieran pedazos.

Mientras tanto, después de haber silbado, comenzó a escucharse unos
sonidos que parecían los jadeos de unos animales, y sin que Jack y su
odioso amigo se lo esperaran, emergió de las tinieblas un enorme perrazo
negro parecido a un pitbull, pero poseedor de dos cabezas, que feroces,
mostraban sus desmesurados y afilados dientes.

-¡Qué demonios…! –apenas pudo decir el capitán del "Perla" por lo
asombrado que había quedado al ver semejante engendro.

-¡Yo mejor me largo de aquí! –exclamó el "valiente" pirata McKinley, e
inmediatamente sin pensarlo dos veces, se lanzó de cabeza por la borda,
para caer directamente a las aguas del mar.

En cuanto el capitán del "Cazador de Doncellas" salió a flote, notó
consternado que el cielo diurno estaba limpio y claro, el mar azul como
siempre, pero lo que más le llamó la atención, fue que en el barco
árabe, sobre la cubierta, no se veía nada en lo absoluto, como si nada
existiera sobre él. Como si nada tenebroso ocurriera allí.

-Qué raro… -dijo, sin darse cuenta que estaba a punto de ser capturado
por otras personas.

-¡¡Atrápenlo!! –oyó decir, pero era demasiado tarde, pues fue capturado
con una pesada red de pesca.

Mientras tanto, nuestro protagonista se quedó mirando hacia la
barandilla, doblemente consternado.

-Y él decía que me amaba… -dijo-, así son todos los hombres, mentirosos,
la dejan a una abandonada en cuanto ven las cosas un poquito complicadas…

Al oírlo decir esas palabras de queja, Abdul no sabía si él (ella),
hablaba en serio o no, pero ahora no era momento de detenerse a pensar,
la prioridad era darle una lección a su prisionera, y lo haría.
Volviendo su mirada hacia el feroz animal que tenía a su lado.

-Ataca. –Ordenó.

Y en el mismo momento en que el perro inició su feroz acometida, Jack
tomó rápidamente la espada que McKinley había soltado en su huída y la
apuntó hacia el cánido, quien se la incrustó justamente en medio del
pecho, deteniéndose en el acto.

-¿Lo ves? –dijo sonriendo-. No soy tan fácil de eliminar.

-Ni él tampoco. –Replicó sorpresivamente el árabe.

-¿Eh…? –exclamó preocupado mientras dirigía su vista hacia el can
supuestamente asesinado, y comprobó con horror, que no estaba muerto.

De la herida del perro de dos cabezas, comenzó a salirle un líquido
fétido, pastoso y purulento repleto de gusanos. Aquel extraño animal ni
siquiera tenía sangre.

-¡Qué asco! –se quejó Jack haciendo una mueca y soltando la espada.

El bicho se puso en pie y lo miró de repente con sus siniestros ojos
rojos, listo para atacarlo.

-¡Perrito! ¡Que lindo perrito! –comenzó a decir nuestro pirata lleno de
temor mientras comenzaba a retroceder lentamente.

El "fido" comenzó a gruñirle con gran ferocidad.

-Mal-di-ción –dijo Jack, e inmediatamente comenzó a correr como pudo
gracias a sus grilletes, con el perro corriendo detrás de él y
acompañado con la risa odiosa del árabe.

Pero de pronto, mientras el perrazo se lanzaba encima del pirata, Abdul
sintió que alguien se encontraba muy cerca de su barco, era otra
embarcación que parecía querer atacarlo. Tenía que hacer algo al respecto.

-¡Agárrenla y llévensela a la celda! ¡Y encadénenla bien! –ordenó de
repente con suma urgencia a los esqueletos andantes, quienes actuaron en
el acto y se dirigieron en dónde había sido capturada la prisionera.

Jack se encontraba templando bajo el enorme perrazo de dos cabezas,
quien lo tenía prisionero bajo sus patotas babeándose encima suyo
mientras le gruñía. Tan fuerte había sido la dentellada inicial, que le
había triturado la cadena que aprisionaba sus muñecas.

-P-perrito lindo… ¡Puaj! Perrito lindo… ¡Puajjjj! –escupía el prisionero
tratando de quitarse la asquerosa baba viscosa del animal sobre su
rostro mientras trataba de calmarlo, moviendo frenéticamente sus brazos
como era su costumbre, pero entonces llegaron un par de cadáveres
andantes y lo tomaron de los brazos para llevarlo a rastras hacia su
nueva celda.

Mientras el perro, que se había quedado parado en aquel lugar sin
moverse, lo observaba a ojos vistas de haberse quedado con las ganas de
clavarle sus dientes, y Jack sólo se limitaba a burlarse de su
infortunio mientras se lo llevaban.

Ya encadenado en su nueva celda, el capitán Sparrow se sintió bastante
tranquilo al verse a salvo de aquella espantosa locura sobre cubierta,
pero poca fue su tranquilidad, ya que escuchó la detonación de un cañón,
parecía ser de otro navío.

Por fin, habían venido a rescatarlo.



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