Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 42: La Peor Maldición de Todas*

              Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

NOVENA PARTE: UN VIAJE HACIA EL CERCANO ORIENTE

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 42: La Peor Maldición de Todas*


(Esto ocurrió unos días antes de que el capitán Jack Sparrow llegara a
"Isla Tortuga)

-Esto es terrible… -apenas pudo decir tía Dalma, la pitonisa a quien
Jack había visitado un mes atrás-. Esto no me gusta… Hay otra maldición
más… ¡Y esta podría resultar totalmente desastrosa para Jack Sparrow!

La mujer cerró el libro y se dirigió hacia la ventana, en dónde apenas
podía divisar la luna entre toda la bruma de aquel pantano en dónde vivía.

-¿Tanto odiabas a los hombres, hechicera? Eres demasiado cruel con
ellos… ¿Cuántos tienen que sufrir para poder sentirte vengada?

Tía Dalma se calló, pensaba que Jack, muchas veces, no era de fiar, pero
dentro de todos sus defectos (que eran numerosos, por cierto), era un
buen hombre y no se merecía lo que muy posiblemente pronto caería sobre
él. Sí o sí Jack Sparrow le tenía que pertenecer al Shake Tel Aviv, o si
no, a cualquier otro hombre, y cuanto más cerca estarían del "Templo de
la Hechicera", más fuerte sería la maldición.

La mujer decidió darse prisa para informarle de esto al capitán Sparrow,
¡menos mal que él no era tan chovinista y permitía que las mujeres
viajen en su barco pirata! Elizabeth y las demás tendrían que ayudarlo
en lo que pudieran para romper la maldición.

Mientras le transmitía el mensaje a una concha de mar, tía Dalma murmuró:

-¿De quién te enamorarás si aquel árabe no logra ponerte las manos
encima, capitán Jack Sparrow? ¡Tienes a tantos a tu alrededor! ¡La
maldición que pesa sobre ti está hecha para desaparecer al hombre que
hay en ti!

Luego de haber transmitido el mensaje al caracol, pensó para sus adentros:

/-Tendré que viajar con ellos. No creo que sea fácil romper esa
maldición, no si aquella hechicera quería eterna venganza. /

(Y volviendo ya al presente de esta historia, esto es lo que ocurrió)

Ni siquiera habían comenzado la travesía por el mar, que los problemas
se habían iniciado a bordo del "Perla Negra" cuando toda la tripulación
se enteró de la verdadera identidad del amigo del comodoro James Norrington.

-¡Caballeros! –Barbossa llamó la atención de toda la tripulación-. ¿No
creen que tengamos suficiente con tener que soportar al detestable
comodoro como para tener que soportar a otro puerco? ¿Acaso vamos a
permitir que este sucio bastardo inglés esté en este barco junto a
nosotros después de haber asesinado a muchos de los nuestros? ¡Eso sería
traición! ¡¡Opino que lo ahorquemos desde lo más alto del mástil mayor!!

-¡¡SÍ!! ¡¡AHORQUÉMOSLO!! –exclamó toda la tripulación mientras que cada
uno de ellos alzaba su espada.

Triunfante, Hector Barbossa se dio media vuelta y le sonrió a George
Jacobson, quien estaba en compañía Jack, James, Elizabeth, Gibbs,
Beatriz y Christian.

-La multitud ha hablado, señor Jacobson, deberá acceder a su ejecución.
–Le dijo el pirata.

-Yo no acataré lo que decida un hatajo de ignorantes –replicó éste con
desprecio.

Todos protestaron, estaban rabiosos y querían al oficial fuera de combate.

Desde un comienzo el almirante le había aclarado a sus compañeros que no
se haría pasar por otra persona ante la tripulación del Perla Negra, no
era ningún cobarde como para salir huyendo de un grupo de piratas
maltrechos. Claro que eso ocasionaría "ciertos" disturbios, pero Isabel
sabía muy bien a qué atenerse.

Al capitán Sparrow, no le hacía gracia la idea de que ahorcaran al único
hombre por quien se sentía atraído… Bueno, quizás sí le convenía que lo
mataran, o quizás no… El pobre suspiró profundamente, ¡su mente estaba
en un total caos!

Pero entonces, ya decidido, Jack Sparrow, haciendo a un lado a Jacobson
y sonriendo estúpidamente, dijo:

-No podemos matarlo, Barbossa, él tiene el mapa.

-¡Entonces se lo quitaremos!

-Dejé el mapa en mi casa –fue la repentina declaración del almirante.

-¡¿QUÉEE?! –exclamaron al unísono los dos capitanes, que lo miraron
incrédulos.

-Lo tengo todo aquí arriba –aclaró mientras llevaba su dedo índice hacia
su cabeza y le daba unos cuantos golpecitos-. Si me matan, pierden
también el mapa.

-Bueno, yo no tengo ningún problema al respecto… -arguyó Barbossa- ¡¿Y
ustedes?!

-¡¡No, capitán!!

-¡Exelente! -festejó Hector mientras desenvainaba su sable, dispuesto a
rebanar a su enemigo. Geroge Jacobson también desenvainó su espada,
estaba dispuesto a matar a cualquiera que se interponga en su camino.
Más allá, Norrington también tomaba la empuñadura de su espada dispuesto
a ayudar a su amigo. Si nadie hacía nada para evitarlo, las cosas se
iban a poner muy pesadas a bordo.

Al ver que peligraba su verdadera identidad, el capitán Sparrow se
interpuso rápidamente entre ellos dos y les dijo un tanto desesperado:

-¡Esperen un momento! Si éste muere, yo no volveré a ser un hombre.
¿Acaso eso es lo que quieren?

-Por mi no hay ningún problema, Jacky… Jeh jeh jeh… -respondió
libidinosamente el pirata mientras lo miraba como si lo estuviera
desnudando-. Yo puedo acostumbrarme a verte así…

Jack bufó fastidiado, y con los brazos en jarra, le replicó:

-Mira, ya te dije que no eres mi tipo y que no te hagas ninguna ilusión
conmigo, ¿eh? ¡Y yo SÍ tengo muchos problemas con este cuerpo! ¡¡Quiero
volver a ser un hombre!!

-¡Vamos, Jacky! –replicó Hector mientras lo tomaba fuertemente por la
cintura y lo atraía hacia sí-, ¡anímate! ¿Te imaginas lo bien que la
pasaríamos los dos juntos?

-… ¡Puaj! Es por esa misma razón es que quiero volver a ser el que era
antes…

-Te advierto que no me gusta acostarme con los hombres, Jacky.

-Yo opino lo mismo, querido Barbossa.

Viendo que su "amigo" pirata no podía hacer entrar en razones a Hector
Barbossa y que su trivial conversación no llegaría a nada, Elizabeth
decidió intervenir, pues a ella tampoco le agradaba la idea de que Jack
siguiera con la maldición y termine enloqueciendo a Will, además, él,
MacKinley y Norrington estaban a punto de ir a rescatar a la "damisela"
en problemas.

-Escúchenme –dijo mientras se paraba frente a ellos-, no solo tenemos
que ir a esa isla para descubrir la manera de romper el hechizo,
recuerden que también tenemos que encontrar la "Piedra Mística" y
destruirla. Si quieren que Jack siga siendo una mujer, no me importa
(Sparrow la miró de reojo), pero tenemos que detener a ese Shake, ya
vieron lo que puede hacer él con la magia de esa piedra.

-¡Ella tiene razón! –la apoyó Ana María-. Si permitimos que ese hombre
árabe siga haciendo sus extrañas maldades, ¡jamás viviremos en paz! ¡Es
a Jack Sparrow a quien quiere y destruirá a cualquiera que se interponga
entre ellos!... A menos que lo entreguemos antes…

-Jah jah, qué graciosa –le replicó el pirata de mal humor.

-¡Tenemos que ayudar a nuestro capitán! –arguyó Gibbs haciendo caso
omiso del último comentario de Ana María, y luego agregó con astucia:

-¡Tripulación del "Perla Negra"! ¡Demuéstrenle lo mucho que la aman
ayudándola!

-¡¡SÍ!! –exclamaron todos al unísono, completamente convencidos.

/-Pero que falta de cerebro…/-pensó el capitán Barbossa al mirar hacia
aquella tripulación voluble, luego bufó un tanto fastidiado y le dijo a
Jack con una sonrisa mientras lo soltaba:

-Bueno, "Jacky" –le dijo mientras le palmeaba la espalda-, tú ganas, el
cerdo inglés se queda en este barco, pero sólo hasta que logremos llegar
a la isla, ¿entendido?

-… Muchas gracias… -replicó éste fastidiado, luego, se dio media vuelta
y se dirigió hacia su camarote.

-¿A dónde vas? –le preguntó Barbossa.

-A cualquier lugar para no tener que ver tu horrorosa cara y poder tomar
todo el ron que quiera –entonces, Jack comenzó a agitar los brazos
mientras exclamaba:

-¡¡Y yo soy el capitán de esta hermoso navío y hago lo que se me
antoja!! ¡¡Ningún "prometido" ni un acaparador de botellas puede negarme
una borrachera estupenda con mi querido ron!!

Mientras decía esto, el pirata se clavó en seco al ver cómo, su "amiga"
Ana María, miraba soñadoramente al "perfecto" caballero Geroge Jacobson.

-¿Qué haces? –le preguntó un tanto celoso mientras se acercaba a ella
con su característico andar-. Tienes cara de bagre embobado.

Jack había esperado una reprimenda por parte de la joven, pero lo único
que recibió fue una total indiferencia que lo dejó totalmente desconcertado.

Y sí, los celos de Jack muy bien podrían deberse a que él ya no era el
centro de la atención de las mujeres de a bordo, o bien, no le agradaba
la idea de que Ana María tuviera ojos para otro que no fuera él.

-¡Bah! Ni que fueras la única mujer de a bordo –replicó fastidiado
haciendo un gesto de indiferencia.

Y apenas terminó de decir esto, el capitán Jack Sparrow desapareció tras
la puerta de su camarote ante la mirada atónita de toda su tripulación,
quienes enseguida comenzaron a echarse la culpa entre ellos por haber
enfadado a su bella capitana, hasta la mirada de Ana María se dirigió
hacia las puertas del camarote.

Dando un bufido de cansancio, Jack dejó su sombrero sobre la mesa para
dirigirse inmediatamente hacia unas botellas de ron que tenía guardadas
en una alacena, la destapó y la llevó hacia su boca, dispuesto a saciar
su sed de alcohol.

Luego de haberse tomado un buen poco de su preciado y fuerte líquido, se
sentó en una silla y comentó:

-¡Gracias a Gibbs que siempre mantiene llena la despensa con ron! –y
levantó su jarra diciendo:

-¡A tu salud, Gibbs! ¡Hic! –y después, sus ojos brillaron como si se
hubiera acordado de algo grato que se había olvidado, y llevándose la
mano a uno de sus senos dijo:

-¡Ah! ¡Pero qué placentero es esto! ¡Cómo voy a extrañar estos bonitos
pechos!

Después de volver a tomar otro poco de ron y dejarse la mano descansando
dentro de su camisa, Jack bajó pesadamente la mano en dónde tenía la
jarra y se dedicó a pensar un poco en su femenina situación que le
estaba provocando no menores problemas, por cierto.

Su mente divagó desde el comienzo de su transformación, el celo del loco
MacKinley, la hermosa pero peligrosa Beatriz, el confundido y sufrido
Norry, el inocente y heroico Will, la bella y temperamental Elizabeth,
el bromista pero peligroso Barbossa, el haberse sentido indefenso ante
el nefasto Bart "Sangre Negra" Morgan, el sorprendente sacrificio de
James, su enigmático amor hacia George Jacobson… Y sí, le habían pasado
muchas cosas, pero tenía que admitir los recuerdos más gratos eran
cuando el idiota de James Norrington era el protagonista. Jack no sabía
muy bien el porqué, pero sentía algo de lástima hacia ese hombre a quien
su transformación había trastornado tanto, no en un sentido de locura,
sino en un sentido un tanto divertido y una lucha entre el amor y el
odio entre ellos dos. ¡Norry estaba sufriendo tanto por culpa de su
"deber" y de su nuevo amor sabiendo quién era en realidad aquella mujer!
¡Hasta le había declarado su amor en el mismo lugar en el que Jack se
encontraba ahora! ¡Pero qué patético había sido! Todo un ridículo
enamorado…Pero Sparrow luego recordó que aquel "imbécil" había
arriesgado su vida por él al enfrentarse contra el salvaje de Morgan a
pesar de haber estado en un estado físico un tanto lamentable, y todo
por culpa suya… Nunca nadie había tratado de salvar su vida de aquella
manera…, ¿hasta podría decir que se sentía, de alguna forma, alagado con
aquella muestra de sacrificio? ¡Pamplinas! ¡Era un absurdo total! ¿Cómo
él, el temible capitán Jack Sparrow, podría sentir alguna simpatía por
un sujeto tan pedante como lo era el comodoro James Norrington? Y otra
cosa… , ¿cómo podía ahora estar perdiendo el tiempo en pensar en él?
¡Jack tenía que dedicar sus pensamientos al ron, las mujeres, sus
propios senos, y la manera de romper el hechizo! ¿Pero por qué no podía
quitarse de la cabeza tamaña hazaña de su enemigo… ¿Por qué? No quería
pensar en eso, no, no quería hacerlo, pero... y si tal vez él se había
enamo…

-…¡N-no puede ser…! ¡Hic! ¡De-debo estar borracho! –negó el capitán,
tratando de evitar terminar ese estúpido pensamiento.

-Pero SÍ puede ser, capitán Jack Sparrow –respondió una conocida voz
femenina, que venía de quién sabe dónde, sobresaltando al aludido.

-¿Qui-quién es? –preguntó Jack mientras miraba nervioso por todos lados
hasta que sus confundidos ojos dieron con una sombra que se encontraba
en una de las oscuras esquinas de aquel sucio compartimiento.

Poco a poco, la sombra fue emergiendo de entre la oscuridad hasta
mostrarse ante la luz de las velas.

-¿Otra vez metido en problemas, capitán Jack Sparrow? Ésa es una muy
mala costumbre tuya… Estás tan borracho que ni siquiera reconociste mi voz.

-¡Ti-tía Dalma! –exclamó la pirata sorprendida-¿Pe-pero qué estás
haciendo aquí? ¡Hic! ¡Nadie me dijo que es-estabas en el "Perla Ne-negra"!

-No había necesidad de hacerlo… -respondió ella mientras tomaba asiento
frente al capitán y se servía un poco de ron en otra jarra ante la
mirada de disgusto del dueño de la bebida.

-¿Cuándo abordaste?

-Un día antes que tú llegaras. Le había escrito una nota a Barbossa
avisándole de mi llegada y que me esperara.

-¿Y por qué? ¡Hic!

Tía Dalma sonrió maliciosamente, colocó su codo sobre la mesa cargándose
sobre él, y mientras pasaba su dedo índice por el borde circular de la
jarra, respondió:

-Vine a ayudarte, Jack Sparrow… Acabo de descubrir otra maldición que
pesa sobre el anillo maldito.

-¡¿Co-cómo que otra maldición?! –se quejó bastante frustrado- ¡Ya estoy
hasta la coronilla con los problemas que me acarrean todas las
maldiciones de esta baratija! ¡Hic!

La pitonisa no le prestó atención a sus quejas, más bien, siguió
hablando como si nada.

-¿Quieres saber de qué se trata esa maldición? He de confesarte que te
sorprenderá bastante.

Jack hizo un gesto con la mano como si aquello que estaría por oír no
fuera la gran cosa.

-¡Bah! Sea lo que sea, ya estoy acostumbrado a esas maldiciones… ¡Hic!
–comentó para luego llevarse a la boca su jarra repleta de ron.

-Muy bien… -sonrió pícaramente-. Temo decirte que la otra maldición
consiste, en que como el Shake Tel Aviv aún no te ha puesto la mano
encima y ya ha pasado más de un mes desde que te pusiste ese anillo, tú
te enamorarás, quieras o no, de otro hombre, y tarde o temprano te
convertirás para siempre en una mujer.

-¡¿QUËEE…?! –exclamó el pobre Jack Sparrow con los ojos desorbitados
luego de haber escupido todo lo que estaba tomando- ¡¿Pe-pero qué
dijiste…?! ¡¿Qué tendré que enamorarme de un hombre?! ¡¡No puede ser!!
¡¡Esto es una locura!! ¡¡Me estás mintiendo!! ¡¿Y qué pasó con ese tal
Shake?! ¡¿No tenía qué hacerme parte de su harén?!

-Por ti, ojalá fuera mentira, pero no lo es –replicó mientras volvía a
servirse otro poco de Ron- ¿Acaso creíste que "la Maldición del Anillo
de la Calavera" podía tomarse a la ligera? Pues lamento decirte que
aquella hechicera hizo esta maldición especialmente para que un hombre
se convirtiera sí o sí en una mujer, como castigo a su orgullo
masculino. ¿Creíste que todo este problema estaba relacionado solamente
con Alí Tel Aviv? ¡Pero qué equivocado estabas! ¡Es el anillo el centro
de todo este problema! Pero aunque te enamores de otro, ese Shake
desquiciado te perseguirá hasta atraparte. Hasta dudo que haya un contra
hechizo para esta tremenda maldición…

-N-no puede ser… ¡Hic! –murmuró Jack Sparrow mientras se sentaba
pesadamente en su silla, como al abandono-… Apenas salgo de un lío y me
meto en otro… ¡Hic!

-No sabes cuánto lo lamento –mintió tía Dalma mientras se levantaba y se
dirigía hacia la puerta de salida, por un momento se dio media vuelta y
le dijo:

-¡Ah! Si no quieres descubrir quién será tu Romeo, te aconsejo que no
salgas de este lugar hasta que lleguemos a nuestro destino, pues si te
lo llegas a encontrar cara a cara, te enamorarás perdidamente de él.

-¡¿Acaso quieres decir que tendré que quedarme aquí encerrado durante
toda la travesía?! –la capitana Sparrow se puso en pie un poco
tambaleante- ¡Hic! ¡Tú debes estar loca, mujer! ¡Yo necesito respirar el
aire de la libertad! ¡Sentir la brisa del mar en mi rostro moreno! ¡Hic!

Entonces, tía Dalma sonrió burlonamente, y antes de marcharse del
camarote, le dijo:

-Pues si quieres, puedes ir a respirar el aire de la libertad con tu
futuro esposo…

Totalmente acabado, Jack Sparrow vio cómo la mujer cerraba las puertas y
lo dejaba sólo ante tamaño problema. ¿Qué podría hacer él ahora? ¡Por
supuesto que no era de su agrado tener que enamorarse de otro hombre!
¿Pero pasarse encerrado en su camarote todo el viaje…? ¡Y tenía a tantos
pretendientes a bordo! ¿De quién se enamoraría entonces? ¡No quería ni
imaginarse siquiera quién sería!

-Necesito tomar un poco más de ron…, y hacerme unos cuantos cariñitos…
-comentó abatido.

Mientras tanto, en la cubierta del "Perla Negra", tía Dalma saludaba a
los que habían venido con el capitán Sparrow.

/-¿Qué vas a hacer ahora, Jack Sparrow? /–pensaba la pitonisa- /¿De
todos estos hombres, ante quién caerás rendido?/

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