Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 43: Una Elección Inesperada*

               Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

NOVENA PARTE: UN VIAJE HACIA EL CERCANO ORIENTE

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 43: Una Elección Inesperada*


Pasarse toda la travesía encerrado en su camarote, no le agradaba en lo
más mínimo a nuestro querido capitán Jack Sparrow, pero caer víctima de
su propia maldición y enamorarse de uno de sus pretendientes, le
agradaba todavía menos. Tenía que mantener la distancia con los demás
hombres y evitarlos lo más posible hasta que se rompiera la maldición.
Así que, sin explicarle nada a nadie, Jack había bloqueado todo acceso a
su camarote tapando puertas y sillas con los muebles y cualquier cosa
que estuviera a la mano. No permitiría que ningún hombre entrara a ese
lugar.

Para toda la intrigada tripulación del "Perla Negra", el comportamiento
de su capitán era un completo enigma, ¿acaso se habría vuelto más loco
de lo que ya era? Seguramente la maldición del anillo tenía mucho que
ver al respecto.

El capitán Jack Sparrow, sin que nadie lo hubiera visto, había dejado
clavado por la noche, en la parte de afuera de la puerta de su camarote,
un pedazo de papel con las instrucciones precisas a seguir (escritas con
muy mala letra y pésima ortografía). Dejaba al mando del barco al
capitán Hector Barbossa para que lo llevara a al puerto asiático
deseado, al almirante George Jacobson lo dejaba a cargo de guiarlos a
todos a través del desierto hasta llegar al "Templo de la Hechicera", a
Ana María le asignó la tarea de llevarle la comida y la bebida y
dejarlos en la puerta para que él los recogiera, claro que no debía de
haber ningún hombre cerca de allí. Y al final, dejaba bien en claro que
no quería que nadie entrara a su habitación, sobre todo los tripulantes
varones.

Aquel enigmático escrito que Gibbs les había acabado de leer a toda la
tripulación del "Perla Negra", no había hecho más que despertar la
curiosidad de todos los oyentes, que dhubieran dado cualquier cosa por
saber el porqué de aquellas decisiones enigmáticas y comportamiento tan
extraños.

El viaje hacia el medio oriente iba a tomarles un buen tiempo, ya que el
Perla Negra se encontraba en el mar caribeño, aguas americanas, y el
país musulmán al que tenían que llegar se ubicaba en el mar arábigo,
aguas afro asiáticas, por lo tanto, el viaje duraría bastante tiempo, no
tanto como le costaría a un navío común y corriente, ya que el Perla
Negra era sorprendentemente veloz para el asombro de James Norrington,
George Jacobson y Christian Jacobson.

Los días pasaron y toda la tripulación hacía su trabajo en aquel barco
de velas negras, pero, en la mente de todos, la intriga por el extraño
comportamiento del capitán Sparrow se hacía cada vez más fuerte, hasta
el punto de que siempre, alguien se encontraba espiando la puerta de su
camarote, por si salía. Dentro, el pobre pirata se hallaba al borde de
la locura al verse encerrado durante tanto tiempo en aquella habitación
que comenzaba a odiar con todas sus fuerzas. ¿Hasta cuándo podría
aguantar semejante castigo? No mucho tiempo, por cierto.

Toda aquella situación le resultaba bastante entretenida a tía Dalma,
quien era la única persona que sabía sobre aquel hechizo aparte del
capitán Sparrow.

Mientras tanto, en otro lugar del barco, Elizabeth, Will, Gibbs, y Ana
María, se habían reunido para hablar sobre el extraño comportamiento del
capitán Jack Sparrow. Desde una distancia prudencial, James, con fingida
indiferencia, trataba de escuchar lo que ellos decían.

-¿Qué le pasará a Jack? Está comportándose de una manera muy extraña
–comenzó la hija del gobernador.

-Parece como si estuviera asustado de algo… -opinó el más gordo de todos.

-No se preocupen, sólo se está haciendo el interesante –replicó la
muchacha morena con apatía.

-Creo que comenzó a comportarse así desde que salimos de "Isla Tortuga",
sobre todo desde que vio a tía Dalma –propuso el joven aprendiz de armero.

-Si es así, tenemos que preguntarle lo que le pasa –expuso Elizabeth con
determinación.

-¡Bien! ¡Vamos apreguntarle entonces! –exclamó Will poniéndose en camino
seguido por los demás. Resultaba obvio que el muchacho se encontraba
preocupado por la extraña actitud de su nuevo "amor", era imprescindible
que supiera la razón por la que se comportaba de esa manera tan neurótica.

Un poco detrás de ellos, los seguía James en completo silencio, también
con la intención de saber cuál era el meollo de aquel misterio, pues
estaba sinceramente preocupado por la salud mental del capitán del "Perla".

Una vez encontrada la persona buscada, y debido a la insistencia de
Elizabeth y los demás por querer saber lo que le ocurría a Jack Sparrow,
tía Dalma decidió contarles sobre la maldición que había descubierto,
sobre todo cuando notó a Norrington escondido detrás de uno de los mástiles.

-Bien, yo les explicaré lo que le está pasando a su capitán –comenzó a
decirles mientras sonreía pícaramente y dirigía una interesada mirada
hacia donde estaba escondido el oficial-. Hace una semana, descubrí otra
maldición que tiene el anillo.

-¿Otra maldición? ¿Pero cuántas maldiciones tiene esa horrible cosa? –se
sorprendió Elizabeth.

-¿Te refieres a Jack? –preguntó maliciosamente dubitativa Ana María.

-Tengo que aclararlo, sino uno se confunde ¿verdad? –inquirió la
señorita Swann con igual mala intención.

-Ajá.

-Bien –Elizabeth se reacomodó un poco antes de volver a decir:

-¿Otra maldición? ¿Pero cuántas maldiciones tiene ese horrible anillo?
–luego dirigió su atención hacia Ana María y le preguntó:

-¿Y bien?

-Ahí sí se entendió la pregunta –comentó felizmente la muchacha morena.

-¿Y de qué maldición se trata esta vez? –le preguntó William a la
pitonisa después de haberles dirigido una mirada de desaprobación a
ambas mujeres, (que ni caso le hicieron, por cierto).

Tía Dalma hizo una pequeña pausa antes de responderle, para así crear
más suspenso al respecto.

-Desde hace unos días, al capitán Jack Sparrow, ahora convertido en una
hermosa mujer, cayó sobre él la última maldición del anillo, (que espero
sea la última), y quiera él o no, seguramente se habrá enamorado
perdidamente de alguno de los pretendientes que hay en este barco. Uno
con quien él se lleve bien y quiera estar a su lado para siempre.

-¡¿QUÉEE?! –exclamaron todos completamente sorprendidos. James
Norrington se quedó totalmente pasmado.

-¿Y qué pasó con el Shake? –preguntó Elizabeth.

-Él seguirá acosando a Jack hasta que lo atrape, nada cambiará al
respecto, sólo que ahora, Jack será el que se enamore de un hombre.

-¡Hug! –Beatriz, que había estado escuchando todo apoyada en la
balaustrada, hizo cara de asco- ¿Y el capitán está conciente de eso?

-Completamente.

-Pues no debe agradarle mucho… -comentó Ana María.

-Ni una pizca.

-¿Es verdad lo que escuché? –Preguntó Barbossa al aparecer de repente
por detrás de tía Dalma-. ¿Mi querida Jacky se enamoró de mí?

-No seas ridículo, Barbossa –le replicó Will ofendido-, ¡ella se enamoró
de mí!

-¡No! ¡Los dos están equivocados! ¡Ella se enamoró perdidamente de mí!
–contradijo Henry MacKinley, quien había escuchado todo aquello y se
había hecho presente ente ellos.

-¡Señores! –exclamó Gibbs con su refinada gerga- ¡Yo, quien siempre
estubo al lado de Jack, soy el más indicado para estar a su lado!

Todos enmudecieron al escucharlo, se miraron entre ellos y… ¡Estallaron
en risas!

-¡¡Jah jah jah!! –Hector Barbossa no podía aguantar la risa-. ¿Tú crees
que "Jacky" se va a enamorar de un cerdo borracho como tú? ¡Pero que
iluso eres! ¡Jah jah jah!

-… Bueno, yo sólo decía… -apenas pudo defederse el pobre y sonrojado
contramaestre.

-Pero tampoco se va a enamorar de un viejo chivo apestoso como tú –atacó
Will con desprecio.

-¡Eres un…! –se enfadó Barbossa al mismo tiempo que llevaba su mano a la
espada con la intención de revanar a aquel muchachito atrevido.

Al ver que las cosas se podían poner feas, Beatriz les dijo mientras
apuntaba hacia el mástil en dónde James se encontraba oculto:

-¿Pero y qué hay con James Norrington? Él también es uno de sus
pretendientes.

Todos dirigieron sus miradas hacia el descubierto y sorprendido
Norrington, quien comenzó a carraspear nervioso mientras salía de su
escondite.

-A mi no me va ni me viene lo que ese pirata elija. No me metan en sus
tonterías –mintió.

-Pero me contaron que usted se batió en duelo por el capitán con el
joven Turner –arguyó Gibbs.

-¡Oh! Eso fue solo para que el patético del señor William Turner dejara
de besuquearse con otro hombre en frente de la señorita Elizabeth.

-¡Mentiroso…! –acusó Will muy ofendido, pero el comodoro se rió
despectivamente de él, se cruzó de brazos y dijo:

-¿Por qué no van a preguntarle a su capitán por quién de ustedes se ha
decidido?, así podrán vivir pecando en contra de las leyes que dicta la
iglesia, partida de borrachos impíos.

-¡¿QUÉ DIJISTEEE?! –se molestaron varios de ellos, poco faltó para que
se le lanzaran con espada y todo y lo destrozaran allí mísmo, pero, como
si supiera lo que estaba por ocurrir, el capitán Jack Sparrow salió de
su encierro, harto de no poder sentirse libre en su propio barco. Él
pensaba que si era innevitable tener que "enamorarse" de alguno de sus
pretendientes, no seguiría sacrificando más su libertad por algo tan
mimio como eso… Mientras no pasara nada serio con "aquel" hombre, todo
estaría bien, así que sólo se tenía que "aguantar" hasta romper el
hechizo, pues Jack guardaba las esperanzas de poder encontrar la
solución a su problema. Por lo menos, se divertiría en lo que pudiera.

Mientras todos se le quedaron mirándo boquiabiertos y con carta de
estúpidos, Jack se les acercó hasta ellos con su típico caminar sinuoso,
con una manzana verde de Barbossa en una mano mientras que balanceaba
libremente su otra mano por el aire.

-¿Y se puede saber qué es lo que está pasando aquí? ¿Se están peleando
por mí? ¡Vamos, muchachos! ¡Si hay Jack Sparrow para todos… y todas…!
–aclaró mirándo de reojo a las chicas.

-Jack, esto no es gracioso –le dijo molesta Elizabeth.

-Sabemos de la maldición que acaba de caer sobre ti –le informó Will.

-Bueno –comentó Sparrow mientras extendía su mano hizquiera y observaba
con suma atención el dichoso anillo-, pues deben de haber estado ciegos
todo este tiempo si no notaron mi maravilloso y sensual cuerpo femenino.

-¡No te hagas el gracioso! –protestó Barbbosa- ¡El chiquillo afeminado
se refiere a que te enamorarás de alguno de nosotros! ¡Así que, elíjeme
de una vez!

El joven Turner le dirigió una enfurecida mirada asesina tras haber
escuchado cómo lo insultaba.

-¿Estás mal de la cabeza? –replicó McKinley-. ¡Ella se enamoró de mí!
¡Sabe que soy un caballo de pura sangre en la cama!

-Por eso te la pasas relinchando… jeh jeh jeh… -comentó la ocurrente
Beatriz, a la que Henry le clavó los ojos como si fueran puñales.

-¡Un momento! –replicó William mientras alzaba las manos-. ¡Todos
sabemos que es a mí a quien la bella dama elegirá! ¡Soy todo un
caballero comparado con las bestias inmundas que están en este barco!

Apenas terminó de decir esto, que todos los hombres comenzaron a
protestar y a pelearse entre ellos, cada uno arguyendo que iba a ser el
elegido por ensima de los demás.

Al ver cómo se peleaban por escuchar su decición, Jack, muy orgulloso,
le murmuró a Elizabeth en el oído:

-¿Cómo se pelean por mí, verdad? Se me disputan, soy la chica más
popular del "Perla Negra".

-Muérete –fue lo único que le dijo la ofendida joven.

Mientras tanto, Norrington no volvió a abrir la boca desde que Jack
había aparecido sobre cubierta, sólo se había marchado hacia la
balaustrada y se había apoyado en ella, indiferente ante las discuciones
de los demás, como si ignoraría todo lo que estaba ocurriendo, pero
atrás de su aparente imagen de frialdad, estaba que se moría de los
nervios. ¿Acaso lo eligiría a él? Le gustaría mucho que eso ocurriera,
pero… ¡no! ¡Esa sería la ruina de toda su carrera militar! ¡Era
demasiado arriesgado! Además, aquella atractiva mujer era en realidad
Jack Sparrow, ¡jamás podrían vivir como pareja! ¿Pero cómo se le había
metido en la cabeza algo tan estúpido como eso? ¡Era una absoluta
locura! Pero…, pero… ¿y si lo elegía? ¿Qué haría…? ¿Acaso tendría el
valor de aceptarlo o rechazarlo? ¡Norrington no sabía si maldecir o
vendecir el día en que aquella mujer pirata cayó sobre él! Su odio hacia
Jack Sparrow y su amor hacia la pirata eran sentimientos encontrados que
chocaban estruendosamente entre ellos en el fondo de su corazón, y por
aquella razón, su mente se encontraba en un profundo caos. A duras penas
podía James aparentar su postura de hombre serio e indiferente, ya que
de tanto en tanto sentia ganas de gritar por la frustración que sentía
en su corazón y en su alma. George Jacobson, quien estaba al mando del
timón y había visto todo lo ocurrido sin mover un solo pelo, lo estaba
observabando muy preocupado.

/-¡James! /–pensó Isabel bastante sorprendida-. /¿Por qué? ¿Por qué
finjes tanto? ¿Lo haces porque tienes miedo o porque te averguenzas de
tus propios sentimientos? ¡Tú me confesáste que la amabas! ¿Cómo puedes
dominar tus sentimientos tan fríamente? Acaso… ¿Acaso la amas de verdad
y no quieres que nadie lo sepa? ¿No es la maldición del anillo lo que te
hizo enamorarte de ese pirata trasvestido, sino tú mismo? ¿Por tu propia
voluntad? ¡Oh, mi amado James! ¡Debes estar sufriendo como nadie tiene
idea!/

Al dirigir su mirada hacia el estrafalario pirata responsable del
sufrimiento de su amigo, el rostro de Isabel mostró así una gran
determinación.

/-Entonces, ese tal capitán Jack Sparrow, deberá desaparecer de tu vida.
Yo me encargaré de eso personalmente. /

A todo eso, Jack seguía parado en frente de sus "galanes", permanecía
cruzado de brazos en una posicion pensativa.

-¿Entonces quieren que les diga la verdad? –preguntó divertido.

-¡¡Sí!! –exigieron todos.

El capitán del "Perla Negra" frunció el entrecejo he hizo la boca a un
costado, haciéndose de pensar profundamente.

-¡Ya elije de una maldita vez! –exigió Barbossa bastante molesto e
impaciente, a punto de sacar su espada.

-¡Tranquilo! ¡Tranquilo! –pidió Jack sonriendo nerviosamente mientras
agitaba las manos-. ¡Ahora mísmo les diré quien es el afortunado que
será mi "donjuan"!

-En primera, no es ninguno de mi tripulación.

Se escucharon "¡Ooohs!" y quejas de los desafortunados, incluyendo a
Gibbs, Cotton, su loro, Pintel y Ragetti.

-Y en segundo… Quiero que todos los demás se formen frente a mí.

-¿También el comodoro Norrington, el almirante, y su tío? –preguntó
Henry McKinley.

Sparrow les dirigió una taimada mirada hacia los que acababan de
nombrar, quienes estaban muy asombrados al respecto.

-También ellos, sino, no les diré quién de ustedes es.

Al verse envuelto en una situación bastante desagradable para él, el
almirante Jacobson protestó:

-¿Qué me miran? Yo no haré lo que me pide ese degenerado, me niego. A mí
no me interesa para nada ese estropajo de pirata. Hagan lo que ustedes
quieran, pero a mí ni me metan.

-Yo no tengo ningún problema al respecto –opinó tranquilamente su tío
Christian mientras se dirigía lentamente hacia los demás ante la
sorprendida mirada de su sobrino.

-¡Pero, tío! ¿Qué estás haciendo? –se quejó.

Entonces, el doctor Jacobson se detubo y miró a su confundido sobrino.

-¿Acaso no te dá curiosidad por saber a quién eligirá? Yo quiero
saberlo, no me importa si no me elige a mí, pero sé que seguramente no
te eligirá a ti, así que no te preocupes ni te pongas tozudo, ¿he?,
mientras más rápido hagamos esto, más rápido terminará, ¿no te parese?

Y mientras veía cómo su tío se unía a los demás hombres, Isabel bufó
fastidiada y le dijo a Ana María:

-Ten. Tú maneja el timón, tendré que ir a hacer lo que pide tu estúpido
capitán, o si no, esta situación bochornosa no tendrá fin.

-Como quieras… -apenas pudo decir la muchacha morena mientras tomaba lo
que él le entregaba. ¡Aquel hombre era tan guapo y varonil!

-¡Cómo le gusta hacer "teatro" a ese infeliz de Jack Sparrow…! –se quejó
la joven Swann, quien permanecía al lado de Ana María, y junto a Beatriz.

-Lo está disfrutando enormemente –opinó Beatriz-, sabe que con el poder
del anillo puede manipular a los todos hombres a su antojo…

/-Cuánto le envidio… /-pensó con sinceridad la joven mujer.

Y mientras los demás estaban espectantes ante la decición de la "dama"
en cuestión, Will notó que James seguía parado en donde estaba.

-Ven tú también, Norrington.

-No haré eso, es una estupidez –se negó el oficial desafiante-, además,
dije que no me interesa para nada lo que haga ese pirata.

En realidad, James se moría de miedo y dudas, no tenía plena confianza
en sí mismo como para participar en la payasada de su querida pirata.

-Pero, si tú no… -insitió el muchacho, pero Jack lo interrumpió.

-Déjalo, Will, es un pesado. ¿Crees que yo lo eligiría? Debería estar
desquisiado si yo lo hiciera.

James lo miró con cierta preocupación. ¿Era acaso verdad aquella opinión
sobre él?

-¡Oye! –exclamó Barbossa-, ¡date prisa y dí mi nombre de una vez que
quiero irme contigo a nuestro lecho nupcial!

-¿Y para qué te va a elegir a ti? Ya estás muerto, no le podrás hacer
nada… -se burló MacKinley, a lo que todo el mundo se hechó a reír con ganas.

-¡¡Grrrrrrr!! ¡¿Alguien más piensa hacerse el gracioso?! ¡¡Voy a
rebanarlo como pan francés!! –amenazó Barbossa desenfundando su espada y
dirigirla hacia los picarillos, quienes a duras penas pudieron reprimir
sus risas.

-¡¡Sssshhhhiiiiiiittt!! ¡¡Calladitos!! –exclamó Jack mientras llevaba su
dedo índice a sus labios y les pedía silencio-. ¿Acaso no quieren saber
quién de ustedes es el afortunado? Pues les pido que se queden
quietecitos que ya mísmo se los digo.

Inmediatamente, Will, Barbossa, y McKinley se quedaron firmes como si
formarían parte de una educadísima tropa, Christian Jacobson permanecía
tranquilamente como si nada pasara, George Jacobson estaba enojadísimo,
y más allá, James estaba que se moría de los nervios.

-Me dá vergüenza de sólo verlo… -se quejó sobre la actitud servil de su
ex novio la pobre y desafortunada Elizabeth, que por culpa de Jack, Will
la había abandonado.

Entonces, ya calmado todo el mundo, muy lentamente, el desvergonzado
pirata pasó su mirada por cada uno de los hombres que se encontraban
frente suyo, entonces, se detubo ante Christian Jacobson y le dijo:

-Mi querido doctorcito, me doy cuenta que era muy atractivo en su
juventud, pero lástima que ya es usted muy grande para mí, y por lo
tanto, no es usted la razó de mi vida. Créame que lo siento –dijo con
fingida emocion.

-Y bueno, mala suerte –dijo tranquilamente el doctor mientras alzaba sus
hombros aceptando calmadamente su "solitario" destino, y se marchaba de
allí como si nada, dejando a todos confundidos por su impasible actitud,
pues al final de cuentas, ¿él había caído o no en el hechizo del anillo?

Luego de sentirse un poco decepcionado por aquella desinteresada actitud
por parte del doctor Jacobson, (para alegría de Elizabeth), Jack se
dirigió entonces hacia el capitán Henry McKinley, lo miró y le dijo:

-Henry, ya te dije antes que no tengo nada en contra tuya, pero no eres
mi tipo, eres demaciado vulgar y libidinoso para mí, perdón.

/-¡Jah! Como si tú no lo fueras también… /-pensó Elizabeth con desprecio.

Y después de dejar a un malhumorado McKinley cruzado de brazos, la
capitana Sparrow se paró frente a Hector Barbossa y le dijo:

-Lo siento Barbossa, pero eres demasiado viejo y ambicioso para mí, no
me gusta tu mono, y además –y acercandose más aún, le susurró al oido-,
me contaron que eres un "viejo chivo apestoso".

-¡¡Ggggrrrr!! ¡Madito chiquillo! –se enojó Barbossa en contra de Will,
el culpable de aquel "chisme". (En alguien tenía que descargar su
infortunio).

Posteriormente, y dejando a su ex compañero de correrías con su
frustración, Jack Sparrow se detubo ante George Jacobson, y mientras lo
observaba pensó:

/-Qué extraño… Este tipo me sigue atrayendo, pero por alguna razón, ya
no me interesa como me interesa ahora la otra persona… ¿Será por efecto
de la maldición?/

Y luego de pensar esto, le dijo al fastidiado oficial de alto rango:

-Sé que usted me odia por alguna razón que desconozco, y seguramente no
nos llevaremos bien, y como usted es un típico flemático, odioso, y
aburrido inglés, no me interesa su amor, cuánto lo siento por tí
–terminó poniendo cara de compasión.

-¡Pero qué tontería! –se quejó Jacobson y se fue inmediatamente de allí,
pero lo que él/ella, no podía comprender, era que le había dolido un
poco aquel rechazo. ¡Era la primera vez que la rechazaban!

Sin hacerle caso, entonces Jack se dirigió lentamente hacia el
nerviosísimo James Norrington, se paró frente a él, lo observó en
silencio por unos minutos, como si estubiera reuniendo las fuerzas
suficientes para hablarle, y al final le dijo esto:

-Norry, otra vez debo confesarte que tú sigues siendo mi favorito…

James estaba a la espectativa, el pobre sentía que el corazón iba a
estallarle de un momento a otro.

/-¡¡Soy yo!! ¡¡Soy yo!! /–pensaba lleno de alegria e ilusión-.
/¡¡Después de todo me eligirá a mi!!/

-…Pero lamentablemente, somos de mundos diferentes. No sabes cuánto lo
lamento –terminó de decir impasiblemente el capitán.

James jamás supo qué expreción tubo su rostro en aquel terrible y
doloroso momento, sólo sabía que, de pronto, su vida, su mente, su
corazón, y su alma, habían entrado a un infernal mundo de agonía y
sufrimiento. El pobre hombre, sintió que algo se había roto en su interior.

Sin tener el valor de poder verlo por más tiempo a la cara del deshecho
comodoro, el capitán Jack Sparrow, ahora una infartante mujer pirata, se
dirigió hacia un triunfante Will Turner y le dijo mientras le guiñaba un
ojo:

-Y tú, mi querido muchacho, eres muy atractivo y ya no necesito tiempo
para pensar en lo nuestro, debido a que Elizabeth ya no está
interfiriendo entre nuestro amor… ¡Tú eres el dichoso afortunado!
–exclamó mientras abría los brazos para recibirlo.

-¡¡Sí!! ¡¡Y en la cara de todos ustedes!! –festejó alegremente el joven
aprendíz de armero ante los demás perdedores, quienes comenzaron a
desear su muerte prematura.

Y mientras Will, loco de alegría, trataba de abrazar a su evasiva y
flamante novia, Elizabeth estaba muerta de rabia, George (Isabel) estaba
preocupado por el estado emocional de su amigo, James permanecía en
estado catatónico de pie en el lugar en donde su amor no correspondido
lo había rechazado, tía Dalma, quien había observado todo con un
silencioso gran interés, pensaba bastante perpleja para sus adentros:

/-Realmente había pensado que tú serías el elegido, James Norrington/
–pensó un tanto desorientada-,/estaba realmente segura que así sería… /

Mientras miraba todo el alboroto provocado por aquel desvergonzado
pirata, el rechazado médico de a bordo, Christian Jacobson, quien estaba
apoyado de espaldas contra la balaustrada, sintió que algo muy extraño
estaba observándolo desde las aguas del mar. Con los pelos de punta por
el temor que le provocaba aquel sentimiento, el doctor se dio media
vuelta para otear hacia el mar y así saber de lo que se trataba, pero
nada extraño encontró, solamente seguía viendo las azules aguas del
inmenso océano.

-Qué extraño… -murmuró confuso-, pensé que algo estaba a punto de
saltarme encima…

Pero, apenas terminó de decir esto, una tenebrosa sombra negra salió
velozmente de aquellas inocentes aguas, y sin darle tiempo a reaccionar
siquiera, se introdujo por la boca y nariz del doctor Jacoboson de un
solo golpe, atontándolo.

Por unos segundos, el pobre hombre se había aferrado con fuerza de la
balaustrada, completamente nervioso y tembloroso, hasta que por fin
pareció calmarse, y solo entonces levantó el rostro, mostrando así, una
expresión de completa maldad.


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