Desde el espacio, el
planeta Senali era como una brillante joya azul. Su superficie contenía tanta
agua, que reflejaba la luz y parecía relucir. Mientras la nave planeaba cerca
del suelo y se dirigía a la plataforma de aterrizaje de Meenon, Obi-Wan pensó que nunca había visto un planeta tan bonito.
Los mares
parecían mezclar mil tonos de azul y verde. Los archipiélagos esparcidos por el
agua parecían collares. La exuberante vegetación verde y las flores poblaban
las islas y crecían en los embarcaderos de las ciudades flotantes. Muchas de
las estructuras se elaboraban a partir de las ramas y las copas de un árbol
autóctono de corteza roja y brillante.
Aterrizaron en
la real plataforma de aterrizaje y fueron recibidos por varios miembros de la
guardia. Los senalitas eran de la misma especie que los rutanianos, pero tenían
un ligero tono plateado en la piel debido a las escamas que recubrían sus cuerpos. Eran excelentes nadadores y tenían un
extraordinario control de la respiración. Al contrario que los rutanianos,
llevaban el pelo corto, y muchos de ellos llevaban diademas y collares hechos
de corales y conchas.
Los Jedi y
Taroon siguieron a los guardias hacia la residencia de Meenon. Era una
construcción grande y no muy elevada que flotaba en las aguas de una laguna verde y profunda. Los guardias les
condujeron a un patio interior que se había transformado en un exuberante
jardín, con una frondosa vegetación que les tapaba los rayos del sol.
Meenon estaba
cuidando el jardín,
pero se enderezó
y saludó formalmente a los Jedi a su
llegada. Llevaba puesta una túnica de algodón e iba descalzo. Una sencilla
diadema de conchas blancas rodeaba su afeitada cabeza.
—Es un honor para mí tener a los Jedi en mi bello planeta —dijo.
—Es un honor
estar aquí—respondió Qui-Gon. A continuación se presentó a sí mismo, a Obi-Wan
y a Taroon—. Nos gustaría ver al príncipe Leed lo antes posible.
—Ah —Meenon
contempló la cesta de flores que llevaba en la mano y acarició un capullo—. Hay
un pequeño problema.
Obi-Wan notó la tensión
de Taroon a su
lado.
— ¿Problema? —preguntó
Qui-Gon en tono neutro.
Meenon alzó la mirada.
—Leed está escondido.
Qui-Gon no reaccionó, sino que contempló
cuidadosamente al gobernante. Taroon sacó pecho de manera
desafiante.
—
¡Qué sorpresa oír que mi hermano ha desaparecido! Y
cuando hables de él, utiliza el título. Es el príncipe Leed. Sé respetuoso.
Meenon se enfureció.
—En Senali no creemos en los títulos. Los títulos generan divisiones.
En Senali todos somos iguales, no como en tu planeta de bárbaros.
Los ojos de Taroon centellearon.
—Al contrario que los primitivos, nosotros honramos nuestra
estirpe.
Qui-Gon se metió suavemente en la conversación antes de que se
convirtiera en una discusión abierta.
—Dices que Leed ha desaparecido. ¿No dijo adónde
iba?
—No —dijo Meenon, dándole
la espalda a Taroon—. No sé dónde
está. Taroon volvió a colocarse frente a él.
— ¿Podrías jurarlo?
—le preguntó con los ojos relampagueantes.
Meenon observó a Taroon.
—No necesito
jurar. Yo no miento.
Qui-Gon habló un
poco más rápido de lo que era habitual en él. Obi-Wan sabía que estaba
intentando contener a Taroon sin dar esa sensación.
—Qué mala
suerte.
Meenon se encogió de
hombros.
—Sabía que veníais. Creo que por eso se esconde. No quiere volver a Rutan.
—No hemos venido a obligarle —dijo Qui-Gon—. Sólo queremos hablar con él.
—Yo le aseguré
que si se reunía con vosotros, no permitiría que os lo llevarais a Rutan por la fuerza —dijo Meenon—.
Parece que ha hecho las cosas a su manera, a pesar de mi consejo.
—Le buscaremos,
con tu permiso —dijo Qui-Gon, mientras Taroon se exasperaba a su lado—.
¿Podemos hablar con la familia que lo adoptó?
—Aquí en Senali
vivimos agrupados en clanes —dijo Meenon—. Yo le confié al clan de mi hermana,
los Banoosh-Walore. Viven a un kilómetro al oeste, en Lago Claro. Podéis
visitarles si lo deseáis.
Qui-Gon asintió.
—Estaremos en contacto.
—Os deseo paz y serenidad —dijo Meenon, mientras
realizaba una inclinación.
Obi-Wan podía
percibir la ira de Taroon mientras salían del patio y de la residencia de
Meenon.
— ¿Nos desea paz y
serenidad después de semejantes noticias? —dijo Taroon disgustado—. ¡Se estaba
burlando de nosotros!
—Es la fórmula de
despedida tradicional en Senali —dijo Qui-Gon con tranquilidad.
—
¡Esto es intolerable! —prosiguió Taroon—. ¡Nos toma por idiotas!
—Tu padre se va a
tomar muy mal la noticia —dijo Qui-Gon—. Se va a enfadar tanto como tú.
—Yo no me
parezco en nada a mi padre —dijo Taroon con los dientes apretados.
—Me pregunto
si Meenon sabe más de lo que dice —reflexionó Obi-Wan.
—Por supuesto
que sí —exclamó Taroon—. Todos los senalitas son unos mentirosos. Esto no es
más que una maniobra para retrasarnos.
—Espero que el clan de su hermana
nos ayude a descubrir algo —dijo Qui-Gon
—. Hasta entonces, guardemos la calma.
Salieron a la
brillante luz del sol. De repente, Taroon se dio la vuelta y pateó un arbusto
en flor situado junto a la entrada de la vivienda. Lo atacó con frenesí, a
puñetazos y patadas. Los pétalos rojos volaron por el aire y acabaron cubriendo
el camino.
—Bueno, veo que
al menos has heredado el temperamento de tu padre — comentó Qui-Gon.
Comentarios
Publicar un comentario
En este blog encontrarás dramas asiáticos y anime en latino o castellano para ver online o descargar a través de Drive, Mega, Telegram y Mediafire.
Si este blog te da buenos momentos, te pido que traigas más visitantes o permitas que se vean los anuncios para apoyarlo.
Y no dudes en agradecer o preguntar por aquí si tienes alguna duda... ¡No sabes lo mucho que animan los comentarios! Y también te pido que tengas paciencia hasta que pueda contestarte o cumplir tu pedido porque tengo una vida muy ocupada.
¡Disfruten viendo lo que más les gusta en cualquier momento y en cualquier lugar!