Fanfic Piratas del Caribe -Bajo la Espada de Odìn- *Capítulo 25: Volver a Ser Uno Solo*

                       Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

TERCERA PARTE: ¿DE QUÉ LADO ESTÁS?


Beckett quiere gobernar el mundo;Morgan quiere asesinar a todos;Jack y jacky quieren ser uno solo;Will quiere liberar a su padre;Isabel quiere vengar a sus padres;James quiere encontrar el perdón. ¿Quién lo logrará?Cont de El Libro del Destino. EL FINAL

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado (Publicada en Fanfiction el 17 de Agosto del 2009 hasta el 21 de Marzo del 2011)
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 25: Volver a Ser Uno Solo *


Las tripulaciones de todas las embarcaciones exclamaron vítores de
alegría en cuanto el /Perla Negra /y el /Abbas/ intercambiaron los
cables para unir ambos barcos y así permitir un abordaje mutuo para
saludarse entre sí.

—¡Bendito viento del oeste! —exclamó Gibbs lleno de alegría, aspirando
el aire puro del mar—. ¡Por fin hemos vuelto a casa!

Will y Elizabeth intercambiaron tímidas sonrisas y miradas entre sí,
sintiéndose dichosos por haber vuelto con vida a su mundo, juntos, como
debería ser.

–¿Estás bien, muñequita? —le preguntó Barbossa a Jade, disimulando su
preocupación con una gran sonrisa burlona.

—Sí… —asintió la chica de mala gana mientras escupía agua y se sacaba
algunos pequeños peces de los pliegues de la ropa.

La capitana Jacky estaba radiante por aquella reunión tan esperada, pero
en cuanto vio a Jack y a los demás saltar cobre cubierta para venir a
saludarla, se acordó de su vergonzosa situación "embarazosa" y escondió
rápidamente parte de su cuerpo detrás de un tonel.

Luego se saludarse con Nefud Yidda, tanto al capitán Sparrow como su
gente se asombró al encontrar a Beatriz embarazada.

—¡Mujer! ¿Así que por fin te pusieron en tu lugar? —la saludó Jack,
abrazándola efusivamente y apretándole el trasero con ambas manos.

—A mí nadie me pone en mi lugar, hombre, y quítame las manos de encima
—replicó la acosada, apartándolo inmediatamente pero sin dejar de
sonreírle—. ¿Por qué no vas a saludar a tu querida hermana? Ella también
tiene una linda sorpresa para ti.

"Espero que te bese Barbossa " —fue el "amable" pensamiento que Jacky le
dirigió al escucharla.

Obediente, el pirata giró hacia su otro yo y se acercó a ella con los
brazos bien abiertos.

—¡Hermanita! ¡Tanto tiempo sin vernos! ¡Ven a mis brazos, querida!

Pero, para su sorpresa, ella intentó guardar la distancia con él
colocando al barril como intermediario entre ellos dos. Para Jack,
aquella actitud le pareció muy extraña. Parecía como si ella estuviera
evitándolo de adrede.

—¡Hermanito! ¿Cómo has estado? Veo que todos se juntaron para
rescatarte... Me alegro por eso. ¿Qué tal la estadía en el Armario de
Davy Jones? —le preguntó con una sonrisa nerviosa, siempre ocultando
disimuladamente media parte de su cuerpo detrás del barril.

—¡Inolvidable! ¿Por qué no vienes a darle la bienvenida a tu hermanito
que tanto te extrañço? —le propuso, siempre con los brazos abiertos,
insistiendo con acercarse a ella, pero ésta se escabulló detrás del
mástil mayor.

—¿Para qué? Me basta con verte. No creas que porque tengo el aspecto de
una mujer voy a actuar como tal, /savy?/

—Pues yo sí quiero abrazarte, hermanita —insistió, comenzando a perseguirla.

Y así comenzaron una ridícula persecución por toda la embarcación,
siempre ocultándose ella, siempre insistente el otro, utilizando cada
cosa o persona como escudo entre ellos dos hasta que finalmente la
pirata se ocultó detrás de Nefud Yidda, tomándolo por los brazos y
colocándolo entre ella y su otra mitad. Jack, en cambio, se quedó frente
al árabe, tomándolo él también por los brazos, comenzando los tres a
girar como un carrusel en un tonto intento de huida y persecución.

—Vamos, hermanita, ¿en verdad no quieres saludarme?

—Ya te saludé, ¿lo olvidaste?

—Pero a mí me gustaría que me dieras un fuerte abrazo, /savy?/

—¿Para que me agarres el trasero? ¡Ni loca!

—Veo que me conoces muy bien, hermanita… Pero sé muy bien que tú harías
lo mismo conmigo, ¿no?

—Claro. ¿Por qué me negaría a agarrarte el trasero?

—Entonces, abracémonos y saludémonos a nuestra manera, ¿qué te parece?

—No me parece para nada ni tampoco me/igualese/, compañero. ¿Por qué
mejor no guardamos distancia?

—¿Para qué guardarla si ya la hemos encontrado?

Nefud Yidda revoleó los ojos.

—¡YA BASTA! —gritó, tan mareado como furioso, deteniéndose de golpe y
obligando que los hermanos Sparrow también se detuvieran—. ¿Quieres
saber por qué no quiere mostrarse? ¡Pues está embarazada!

Y de un tirón la mandó al frente, dejando a la vista de todos la pequeña
pancita que ostentaba.

—¡Oh! ¡Por todos los dioses habidos y por haber! —exclamó el
sorprendidísimo Gibbs.

Barbossa y Ana María se quedaron blancos como el papel, con la boca bien
abierta.

—¡Qué adorable! —exclamó Jade, enternecida.

El resto de la tripulación original del /Perla/, incluyendo a Elizabeth
y Will, se miraron entre ellos en completo silencio, hasta que…

—¡Jah jaah jaaah! –explotó Will, sin poder contener por más tiempo la
risa—. ¡Sólo tú serías lo suficientemente idiota como para que te pase
algo así! ¡Jah jaah jaaah!

Elizabeth tampoco pudo aguantar más.

—¡No puedo creerlo! —dijo, casi sin poder respirar— ¡Estás embarazada!
¡A ver si así aprendes a no estar coqueteándole a cada hombre con que te
cruzas! ¡jah jah jah!

Los demás piratas tampoco se pudieron aguantar y comenzaron a reírse con
todas las ganas.

Y mientras todos se dedicaban a burlarse de una muy ofendida Jacky
Sparrow, el único que no se burlaba de ella era su hermano, quien seguía
sumido en el silencio por razones obvias, con los ojos clavados en la
prominente pancita maternal.

—Lo sabía —murmuró la pirata, muy enojada y cruzándose de brazos—. Por
eso no quería que se enteraran, ahora van a estar molestándome todo el
tiempo… Como aquella vez que se enteraron de que me convertí en mujer.

—Me imagino que el padre de ese niño es el comodoro Norrington. ¿O me
equivoco, hermanita? —fue la repentina pregunta del capitán Sparrow.

Todos enmudecieron y miraron detenidamente a Jacky, esperando su
respuesta, incomodándola tremendamente.

—¿Tengo que contestar a eso? —replicó enojada—. Lo importante ahora es
que tengo la solución a nuestro problema, hermanito.

—¿La solución a nuestro problema? —inquirió desconcertado—. ¿A cuál
problema te refieres? Somos jóvenes, sexys e impresionantemente habilidosos.

—Me refiero a nuestra separación de género… Ya descubrí la manera de que
volvamos a ser uno solo.

—¿Volver a ser uno solo? —repitió asombrado—. ¿Estás segura de eso?

—Segurísima —sonrió.

Tía Dalma también estaba sorprendida con esa inesperada noticia, pero
nada dijo hasta saber más al respecto, pero fue Elizabeth quien protestó.

—Pero, ¿y el bebé que estás esperando? —intervino, angustiada por el
destino de la inocente criatura—. ¿Qué será de él cuando se unan?
¿Desaparecerá?

—¿Qui-quieres matarlo? —preguntó la escandalizada Jade.

—Matarlo es una palabra muy fea, pequeña… —abrió los ojos
desmesuradamente—. ¡Momento! ¿Tú no eres la hija de Sao Feng? ¿Qué
demonios haces aquí?

—¡Eso no viene al caso ahora! —se quejó—. ¡Tú quieres matar a ese
inocente bebé!

—¡Bah! ¿Y por qué tanto escándalo si no es de ustedes? —puso los brazos
en jarra, molesta—. Al fin y al cabo es /mi/ bebé y/mi/ cuerpo, así que
yo hago lo que se me antoja con ellos, /savy?/

—¡Oh! ¿Pero cómo puedes ser tan ruin? —se quejó Elizabeth, tan
escandalizada como la hija del pirata chino.

—Me parece que quiere quitarte el título… —opinó Jack, con los brazos
cruzados.

—¡Pero tú estás aquí con vida! ¡Tenías una oportunidad de volver! ¡Pero
esa pobre criatura, no la tendrá! ¡Es injusto!

—¿Por qué te metes en lo que no te importa, chiquilla? —intervino Ana
María—. Si la capitana no quiere tener a ese niño, está en su derecho.

—¡Pero es un crimen!

—¡Ese nenito no tiene la culpa de nada! —volvió a quejarse Jade.

—Claro que no, pero si una madre no lo quiere, puede abortarlo —Ana
rebatió, alzándose de hombros tranquilamente—. En Tortuga es una
práctica muy común entre las prostitutas y la gente pobre, ¿lo sabían?
Sucede tanto en Port Royal como en Singapur. ¿Por qué no despiertan al
mundo real, ¿nenitas?

—¡Pero eso es asesinato! —insistió Jade.

—¿Cómo puede ser asesinato si ni siquiera nació? —intervino Barbossa.

—¡Eso es! ¡Estoy de acuerdo con el viejo chivo! —exclamó Jacky.

—¿A quién le dices "viejo chivo", intento de mujer? —bramó, poniendo los
brazos en jarra y asesinándola con la mirada.

La aludida miró hacia todos lados, como si estuviera buscando algo.

—¿A ti te parece que hay otro viejo chivo? Yo no veo otro, ¿y tú?

El furioso pirata hizo rechinar los dientes, a punto estuvo de
replicarle, pero Elizabeth intervino, volviéndose desesperada hacia Jack
Sparrow.

—¡Jack! ¡Debes detener esto! —pidió—. ¡Dile a tu hermana que se quite
esa terrible idea de la cabeza!

Enmudeció al ver la terrible mirada que éste le dirigió, helándole la
sangre.

—Ni siquiera me dirijas la palabra, mujer traicionera —le espetó, y la
hizo a un lado bruscamente y se acercó con su acostumbrado vaivén hacia
Jacky.

Luego de mirarla de abajo hacia arriba con una expresión muy seria, le
preguntó:

—¿Tienes queso?

Y todos se llevaron la mano a la cabeza, unos fastidiados y los otros
estupefactos.

—¡Pero, grandísimo idiota! ¿Cómo puedes preguntar eso ahora? —exclamó
Ana María, y le propinó un formidable manotazo en la nuca.

—¡Ouch! ¡Eso dolió, imitación de mujer! —se quejó, llevándose la mano a
su adolorida nuca, volviéndose hacia ella—. ¡Para mí el queso es tan
importante como el pequeño bastardillo!

—¿Cómo puede comparar el queso con un bebé? —replicó la joven Jade,
poniendo los brazos en jarra.

—Esperen un momento —intervino Tía Dalma antes de que los Sparrows
contestaran, volviéndose hacia la versión femenina—. Dime, Jacky: ¿has
tenido otros síntomas habituales aparte de los del embarazo?

Como Beatriz ya le había explicado anteriormente los efectos de estar
encinta, la pirata pudo contestar con presteza, no sin sentirse algo
avergonzada.

—¿Tener pesadillas es parte de estar embarazada?

—No lo sé. Quizás es porque no deseas ese bebé… ¿Y antojos? ¿Has tenido
antojos?

—¿Antojos? No. Ni uno solo —respondió pensativamente, meciéndose la
barbilla.

La pitonisa sonrió. Por fin había podido probar su teoría acerca de la
extraña manía de Jack por el queso.

—Está claro que tanto Jack como Jacky comparten un lazo muy fuerte entre
ellos dos —comenzó a explicar en voz alta para que la escucharan la
mayoría de los presentes—. Las secuelas de la estadía en el Armario de
Davy Jones no hicieron mella directamente sobre Jack, sino sobre Jacky;
pero las consecuencias del embarazo de Jacky sí hicieron mella sobre
Jack de alguna manera.

—¡Qué complicado! —se quejó Ragetti, rascándose la cabeza un tanto
confundido.

—¿O seas que las pesadillas que sufro son por tu culpa? —inquirió la
capitana a su par.

—¿Y este alocado deseo por el queso en vez de mi amado ron, es por tu
culpa? —él rebatió a su vez.

—Así es —asintió tranquilamente la pitonisa.

—¿Ves? ¡Con más razón debemos volver a ser uno solo! —insistió Jacky—.
¡Vamos a volvernos completamente locos si seguimos así! Y además
podríamos correr el doble riesgo de morir… ¿Quién lo sabe?

—Claro, cuando tienes razón es porque tienes razón, y cuando tienes
razón es porque tengo razón, y cuando tengo razón es porque tengo razón,
y cuando tengo razón es porque tienes razón, y cuando tienes razón es
porque tienes ra…

—Entiendo el punto —lo interrumpió su hermana con cara de fastidio,
¡hasta ella se cansaba de sí misma! ¿O era de él mismo?

—¿Y qué pasará con el chico?

—Pues no lo sé y ni me interesa —replicó, alzándose de hombros.

Elizabeth quiso intervenir, pero se detuvo a una señal de Tía Dalma.

—No creo que sea prudente ahora, Jacky —le dijo—. Ustedes han estado
separados por mucho tiempo, han tomado caminos diferentes y por lo tanto
sus personalidades han cambiado por las diferentes experiencias que han
vivido… Yo no les recomendaría que volvieran a unirse, puesto que corren
el riesgo perder la razón por completo.

—Y al bebé también —intervino Jade.

—Pues, si mal no recuerdo, tú también dijiste que si uno de nosotros
muere, el otro también podría hacerlo —replicó la capitana, ignorando
las palabras de la hija del pirata chino.

—No es una certeza, pero podría pasar… —asintió Tía Dalma.

—Como también es una certeza que podríamos o no volvernos locos si mi
otra mitad y yo volvemos a ser uno solo.

—¡Touché! —exclamó Jack, burlándose de la derrotada adivina. Pero
enseguida ésta lo asesinó con la mirada y él comprendió que se había
excedido y eso era algo que no le convenía.

—¡Ejém! —carraspeo nervioso—. Quise decir… Tachuela… Usaría tachuelas en
vez de clavos en la suela de mis botas…

—¿Así que encontraste una manera de volver a unirte con tu otra mitad,
Jacky? —preguntó Tía Dalma.

—Claro que sí. Lo leí en el Libro del Destino. Solamente Jack tiene que
ponerse el anillo y yo me uniré a él. Como el hechizo consta en
convertir a los hombres en mujeres, él no logrará hacerlo porque…

—Porque le falta su lado femenino que supuestamente todos tenemos
—completó el astuto Will, acercándose a ellos—. Como logramos destruir
la calavera de la hechicera, cuando tú y Jack se unan, no se convertirán
en mujer, sino que volverán a ser lo que eran antes: un hombre.

—Dirás: un semental, mi querido muchacho —corrigió Jacky con una
sonrisa—. Y dejaremos de correr el riesgo de morir sólo porque el otro
muera o que nos trastornemos mutuamente… .

—O sea, todo volverá a ser como antes para nosotros —completó Jack

—Eso tiene sentido —admitió la pensativa pitonisa.

—¡Pero entonces el bebé dejará de existir! —volvió a quejarse
Elizabeth—. ¡Eso es injusto!

—La vida está llena de injusticias, quería Lizzy, pensé que lo sabías
—dijo Jacky.

—¿Cómo puedes ser tan insensible? ¡Es tu hijo! ¡Tienes que decírselo a
James, él tiene todo el derecho de saberlo!

—¿Estás loca, mujer? Es por esa razón que quiero quitarme este estorbo
de encima. Yo soy un hombre, no una mujer, es humillante para mí estar
en esta condición —Su expresión cambió a una muy seria y decidida, casi
nunca vista en un Sparrow—. Este crio jamás tendrá una vida normal si
nace porque su padre no vale un centavo y tiene una madre que no es una
mujer y que no lo quiere… ¿Eso quieres para él, eh? Yo soy un hombre y
quiero volver a serlo. Ya no me divierte ni pizca ser mujer.

—¿Y quién te dijo que ser mujer es divertido? —Jade le replicó con los
ojos brillantes por la furia e impotencia, apenas podía contener su
furia, cerrando los puños con tremenda fuerza.

—Dejen en paz a mi hermanita —dijo Jack con una media sonrisa pero con
una expresión un tanto triste—. Si ella (o él) quiere volver a ser yo,
que lo haga. Yo también quiero eso… Desde que nos separamos, siempre he
sentido que me falta algo…

—Pero… —quiso quejarse Elizabeth, pero él la interrumpió secamente.

—Te dije que no me dirigieras la palabra —le clavó la mirada,
advirtiéndola—. Sé que es injusto para el bebé, pero más injusto sería
dejarlo nacer en un mundo donde nadie lo quiere… Y, además, mi hermanita
tiene todo el derecho de elegir.

Jacky miró triunfante a todos los que se oponían a su decisión. Por fin
Jack estaba de su lado.

—Pero para que no digan que la decisión fue injusta —siguió diciendo
Jack—, vamos a votar.

La capitana lo miró muy sorprendida, al igual que todos los otros. A una
señal de Jack, Gibbs inició la votación.

—Que levanten la mano lo que no están de acuerdo con la unió nuestros
capitanes —propuso.

Elizabeth, Jade, Will, Tía Dalma y hasta Nefud Yidda y unos tantos otros
que no estaban de acuerdo con la idea de hacer desaparecer a la inocente
criatura, levantaron la mano; en cambio, Barbossa, Pintel, Ragetti,
Beatriz y otros no les interesaba el asunto y no alzaron la mano en
ninguna de las dos propuestas; pero cuando Gibbs preguntó por los que
estaban de acuerdo, tanto él como Ana María y muchos otros estuvieron de
acuerdo porque quería volver a tener a su antiguo capitán tal y como
era, completo, sin importar nada más.

Como la mayoría votó a favor de la unión, Jack se quedó un tanto
consternado, Jacky muy feliz, y Elizabeth y los que no querían tal cosa,
se sintieron terriblemente mal.

—Muy bien —comenzó a decir Jack con un dejo de pesar en su voz—, ya
está, hermanita. Ve a traer el anillo. Volveremos a ser un solo al fin.

Llena de felicidad, la pirata obedeció, pero en cuanto se dispuso a
bajar al camarote para buscar el anillo, Elizabeth la detuvo por el
brazo y la obligó a volverse.

—¿Cómo puedes hacer algo tan horrible, Jacky? ¡Tú no eres capaz de algo
así! ¡Te arrepentirás! ¿Por qué eres tan cruel con tu propio hijo? —le
reclamó con los ojos arrasados en lágrimas.

—Odio a Norrington, y odio todo lo que es de él —le respondió,
contendiendo a duras penas el dolor, la rabia y la frustración que
sentía—… y eso también incluye a este mocoso. Además, ya estoy harto de
todo esto…

Y se desasió de la mano de la afligida muchacha y se largó rápidamente a
su camarote. Cuando entró a él y sacó el anillo de la cajita en donde lo
tenía guardado, se quedó momentáneamente petrificada, con la vista
perdida en la nada, sintiendo que su corazón se sumía en un profundo
dolor al comprender que muy pronto la pequeña vida que crecía dentro
suyo iba a desaparecer.

Una lágrima se escurrió por su mejilla, volviéndola a la dura realidad.
No podía echarse para atrás, debía volver a ser el de antes y sólo así
podría liberarse de lo que sentía por James Norrington.

Y así, endureciendo su corazón otra vez, subió las escaleras hacia su
destino.

Mientras tanto, arriba, Will se acercó a Jack, preocupado.

—Jack —dijo—, ¿estás seguro de que quieres hacer esto? ¡Es una locura!
Está bien que quieras volver a ser el de antes, pero no deberías hacerlo
a costas de la vida inocente de un bebé.

—Lo siento, chico —le colocó una mano en el hombro, fingiendo
indiferencia—, la decisión está tomada, si dejo pasar el tiempo, será
cada vez más difícil volver a ser uno solo. Además, sería una crueldad
dejar nacer a ese pequeño en un mundo en que nadie lo recibirá con los
brazos abiertos.

—Pero…

—Aquí está el anillo, hermanito —apareció Jacky, mostrándole el dichoso
anillo sujetado entre los dedos índice y pulgar.

Jack se estremeció.

—Bien. Hagámoslo de una vez —dijo, acercándose a ella y, tratando de
ignorar sus propios sentimientos, extendió lentamente la mano hacia ella
para que le colocara el anillo.

Jacky tragó saliva y con mano trémula cercó el anillo hacia el dedo
índice de Jack, pero se detuvo.

—Ti-tiene que ser la otra mano… —apenas pudo decir.

—C-claro… —dijo Jack, colocando rápidamente la mano adecuada,
terriblemente angustiado.

Will, Elizabeth y los demás se encontraban en completo silencio,
observado aquella injusta escena, impotentes.

—Will… —su novia le apretó el brazo, mirándolo suplicante—, esto no
puede pasar… ¡Es injusto! ¡Debemos detenerlos!

—Lo sé… —dijo éste, tomando el mango de su espada dispuesto a evitar
aquello.

—No lo hagas —le advirtió Gibbs, tomándolo de la mano—. La decisión está
tomada por votación. Debes aceptarlo, aunque no te guste.

—Pero…

Jade, quien estaba al lado de ellos, apretó con fuerza tanto los dientes
como los puños, furiosa. No estaba dispuesta a permitir semejante
crimen, lo evitaría a cualquier precio.

Pero el anillo ya había iniciado su viaje final, pues ya se encontraba
en la punta del dedo anular de su futuro nuevo dueño.

Jacky se mordió los labios, estaba a unos cuantos centímetros de su
objetivo, pero tanto ella como su hermano sentían que el corazón estaba
a punto de explotarle y no se sentían para nada feliz con lo que estaban
haciendo y de lo que resultaría de ello.

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Jacky. Pronto volvería a
ser hombre, pero perdería a su hijo para siempre.

—Bi-bien, aquí vamos… —y se dispuso a finalizar de un golpe su acto.



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