Fanfic Piratas del Caribe -Bajo la Espada de Odìn- *Capítulo 26: Vive y Deja Vivir *

                        Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

TERCERA PARTE: ¿DE QUÉ LADO ESTÁS?


Beckett quiere gobernar el mundo;Morgan quiere asesinar a todos;Jack y jacky quieren ser uno solo;Will quiere liberar a su padre;Isabel quiere vengar a sus padres;James quiere encontrar el perdón. ¿Quién lo logrará?Cont de El Libro del Destino. EL FINAL

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado (Publicada en Fanfiction el 17 de Agosto del 2009 hasta el 21 de Marzo del 2011)
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 26: Vive y Deja Vivir *


Tanto el tiempo y el espacio parecían haberse detenido alrededor de las
embarcaciones, todos los tripulantes permanecían en absoluto silencio,
absortos en lo que iba a pasar a continuación con Jack y Jacky.
¿Finalmente se unirían y perderían al mismo tiempo el bebé que la pirata
estaba esperando?

William Turner y Jade no estaban para nada dispuestos a que esto
sucediera ni tampoco les importaba las reprimendas que recibirían tras
impedir aquella unión por muy votada que esta hubiera sido.

Jack mismo tampoco estaba muy dispuesto a que sucediera semejante
desgracia, él no era así, no era una persona insensible ni mucho menos
injusta… Pero también quería ponerle punto final a todo ese lío que
había empezado cuando se puso aquel maldito anillo, costara lo que costare.

Jacky también pensaba y sentía lo mismo que su otra mitad, pero su dolor
era evidentemente mucho mayor como la portadora de aquella inocente vida
que estaba a punto de rechazar. Después de todo, la pobre criatura no
tenía la culpa de nada…

Con el anillo en la punta del dedo de su "hermano", la pirata detuvo su
viaje momentáneamente, dudando de sí misma y de su propia decisión.
Sabía que no estaba para nada bien lo que estaba haciendo, pero también
quería vengarse de Norrington y finalizar su vida como mujer.

Temblando de pies a cabeza, blanca como el papel y transpirando a más no
poder, intentó varias veces ponerle en anillo, pero no lograba hacerlo
por más que lo quisiera. Algo en su interior se lo impedía.

"No puedo dudar así. Debo ser más fuerte si quiero recuperar mi vida de
antes. No importa el precio que deba pagar" —pensó, tratando de
infundirse valor a sí misma.

Y, apretando los dientes y frunciendo el ceño, se dispuso a ponerle el
anillo a su hermano.

—¡Will! —exclamó Elizabeth, desesperándose al notar el preocupante
cambio en el rostro de Jacky. Aferrándose al brazo de su novio, lo miró
suplicante para que interviniera y evitara así semejante injusticia.

El joven dio un paso adelante, dispuesto a sacar su espada, pero Tía
Dalma lo detuvo extendiendo el brazo delante de él, como si fuera una
barrera.

—¿Pero qué hace? ¡Déjeme pasar! —exigió desesperado.

—No —fue la categórica negativa, clavándole una fiera mirada—. Deja que
ellos mismo resuelvan esto y se hagan cargo de las consecuencias de sus
actos.

—Pero…

—Hazme caso —fue la terminante sentencia.

El muchacho se impresionó con el tono imperante de la pitonisa y,
ofuscado, ya no pudo hacer nada, sólo seguir mirando, impotente.

A Jacky comenzó a temblarle la mano a unos cuantos centímetros de
terminar con su cometido, las lágrimas comenzaron a salir casi sin
control. ¿Realmente estaba dispuesta a hacerlo? Odiaba a Norrington,
¿pero realmente odiaba a su propio hijo? ¿A esa pequeña criatura que
estaba creciendo en su interior? ¿Ella era capaz de hacerle daño en verdad?

Los ojos de Jacky se agrandaron desmesuradamente.

—¡No! —exclamó, sobresaltando a todo el mundo—. ¡No puedo hacerlo!

Y cayó arrodillada al suelo, exhausta por la dura batalla que se había
librado en su interior. Jack, en cambio, suspiró aliviado.

Todo el mundo se quedó sin aliento, incapaces de expresar su alivio o su
asombro, pero fueron Elizabeth y Jade las primeras en reaccionar,
acercándose a ellos para reconfortarlos y decirles que lo que habían
hecho era lo correcto.

—¡Elizabeth! ¡Hija! ¿Estás ahí? —se escuchó de repente, quedándose todos
bien quietecitos, sorprendidos.

—¿Pa… dre…? —respondió la joven, volviéndose hacia el lugar de donde
había provenido aquella voz.

Los demás la imitaron y grande fue la sorpresa cuando vieron al ex
gobernador de Port Royal, Weathervy Swann, parado en medio de la
cubierta de un extraño barco vikingo.

—¡Padre! —gritó, corriendo hacia la balaustrada de babor con los ojos
arrasados en lágrimas—. ¡Padre! ¡Padre!

—¡Hija, mía! ¡Bendito los ojos que te ven, querida mía! —exclamó su
lloroso padre, extendiendo los brazos, ansioso por abrazarla.

—¡Coloquen la plancha! —ordenó Gibbs a sus hombres y pocos minutos
después el ex gobernador pudo subir rápidamente a bordo del /Abbas /para
reencontrarse con su hija.

—¡Oh, padre! ¡Pensé que ya no volvería a verte nunca más! —gimió la
joven, lanzándose a los brazos de su querido padre.

—Yo también llegué a pensar lo mismo, hija mía… —replicó, abrazándola
con todas sus fuerzas, llorando de alegría.

Todos los piratas y bandidos se les quedaron mirando en completo
silencio, algunos menos emocionados que otros. Jade, por supuesto, tuvo
que buscar un rincón para ponerse a llorar a gusto por la buena estrella
de Elizabeth, y también porque extrañaba horrores a su propio padre.
Will también estaba muy feliz por su novia, pero tampoco pudo evitar
acordarse de su castigado padre, por lo que su dicha tenía un toque más
bien agridulce. Jack, en cambio, observaba a padre e hija con un
semblante muy serio, endurecido.

—Y no vine solo, mi querida Elizabeth —le avisó tanto a ella como a los
demás—, también vinieron conmigo varias personas que ustedes conocen.

—De eso ya me di cuenta… —se quejó Nefud Yidda con un marcado tono
sarcástico, decepcionado por él y sus hombres que no se habían dado
cuenta de la cercanía del extraño barco.

Poco a poco dichos personajes comenzaron a subir a bordo: el capitán
Seagull Hood…

—¡El bobo engreído! —exclamó Jack con desagrado.

—¡Oh, no! ¡Otro capitán más no! —se quejó Gibbs, quien ya estaba harto
de las peleas de liderazgo a bordo del /Perla Negra/.

Seagull, desconcertado, arqueó la ceja.

Billy…

—¡Billy! —exclamó Jack, sorprendido.

—¿Bi-Billy? —Jacky apenas pudo hablar, poniéndose de pie a duras penas.
Si el chico estaba allí… ¿estaría Norry con él?

El chico, al verla, salió corriendo hacia ella para abrazarla,
emocionado al encontrarla de nuevo. La pirata lo recibió entre sus
brazos, pues le tenía gran afecto, olvidándose momentáneamente de la
idea de que Norrington se encontrara con él.

La pequeña Alwine y su madre…

—Es la pequeña elfo… ¿Pero quién es la hermosa mujer que la acompaña?
—murmuró Jacky al verlas, pues era la única de toda la tripulación del
/Perla /que la conocía.

Y, por último, subió… el doctor Christian Jacobson.

Todos se le quedaron mirando, confundidos. Había algo en ese joven
hombre que ellos podían reconocer ambiguamente, pero su juventud los
hacía dudar respecto a su verdadera identidad.

—Tenemos muchas cosas de qué hablar —dijo éste con seriedad,
deteniéndose frente a los capitanes Sparrow.

—¿Lo… conocemos? —inquirió Jack, alzando una ceja e inclinando la
cabeza, dubitativo.

—Me conocen bastante bien puesto que hemos navegado juntos, capitán
Sparrow —sonrió a su manera tan atractiva de siempre—. Soy Christian
Jacobson, el tío de George Jacobson.

—¡¿QUÉ? —exclamaron todos al unísono, asombradísimos.

—Definitivamente, tenemos muuuchas cosas qué hablar —Jack afirmó.

"Seguramente encontró La Fuente de la Juventud" —pensó entusiasmado—.
"Debo sonsacarle la manera de llegar hasta allí…".

Pero en cuanto todos se reunieron a conversar en la cabina principal del
/Perla Negra/ y el doctor les narró sobre su muerte a manos de Morgan,
su resurrección a manos de la Guardiana Sagrada, la madre de Alwine y
encargada de la Espada Sagrada, su juventud recién adquirida, su misión
de convencer a su sobrina Isabel de cambiar su manera de vivir y cuidar
a la pequeña Alwine, las ilusiones que Jack se había hecho sobre su tan
buscada fuente, se hicieron añicos en un abrir y cerrar de ojos.

—¡Vaya historia! —exclamó Gibbs, echándose pesadamente sobre el
respaldar de la silla en donde se encontraba sentado—. ¡Si no lo
estuviera viendo con mis propios ojos, juraría que todo es un montón de
patrañas!

Nadie notó la profunda y significativa mirada que se dirigieron entre sí
Tía Dalma y la Guardiana Sagrada, como si ambas supieran la enorme y
secreta importancia que escondían en su interior.

—Bien, ahora me toca a mí contarles algo, compañeros —declaró el capitán
Hood, dejando el tarro de ron sobre la mesa y profiriendo un leve suspiro.

Y les contó acerca del combate que se había librado entre él, Isabel y
"Sangre Negra" en las playas de Isla Tortuga, la injusta apuesta de
estos dos últimos, el cautiverio de él y de la pequeña Alwine a bordo
del /Bad Boy/ cuyo capitán era el sanguinario "Sangre Negra", la llegada
al Templo Sagrado en los límites entre /Midgard y Asgard/, la obtención
del la Espada Sagrada de Odín por parte de Morgan y la precipitada huida
del Templo a bordo de la fantástica embarcación vikinga.

—No se olviden de Pirata —pidió la pequeña niña, abrazando cariñosamente
al perro de su difunta amiga Elena.

—No, claro que no lo olvidamos —le dijo Christian, alborotando con su
mano los cabellos dorados de la niña, sonriéndole tiernamente.

Aquella muestra de verdadero afecto por parte de él hacia su hija, no
pasó desapercibido para Alrun como tampoco su actitud pasó desapercibida
para Tía Dalma, quien no le había quitado la vista de encima desde el
principio.

—Entonces, caballeros —comenzó a decir Barbossa con su tono más serio,
de pie frente a la mesa, con los nudillos apoyados en ella para dirigir
su vista hacia todos los presentes—, tenemos aquí más de un problema:
Beckett y ahora "Sangre Negra" y su maldita espada.

—Tenemos más de dos problemas, mi estimado chivo —lo desmintió el
capitán Sparrow, poniéndose de pie un tanto tambaleante con una jarra
llena de ron en la mano.

—¿Y cuál es ese problema? —quiso saber Will, preocupado.

—Que hace ya más de una hora que estanos aquí y yo no he conseguido
siquiera una migaja de queso.

Todos los presentes se llevaron la mano a la cabeza y suspiraron
profundamente. Era ya la enésima vez que Jack insistía con el asunto del
queso durante la reunión.

—Debemos conseguirle un poco de queso o juro que enloqueceré en
cualquier momento —le comentó el joven herrero al contramaestre.

Elizabeth se encontraba sentada al lado de su padre, ceñida a su brazo,
dichosa por no haberlo perdido y no le daba ninguna importancia a las
protestas de Jack..

—Escucha, padre, tienes que contarme todo lo que te pasó desde que nos
separamos. ¡Estuve tan preocupada por ti!

—Bueno, te lo contaré, hija mía —le sonrió, colocando afectuosamente su
mano izquierda sobre la de su hija—. Luego de que escapaste, Mercer, el
subordinado de Beckett, me tomó prisionero y me llevó ante su amo —Su
rostro se ensombreció y bajó levemente la cabeza—. Lord Beckett me hizo
firmar gran cantidad de órdenes de ejecución y confiscación… Muchas
familias inocentes perdieron sus tierras y sus vidas para saciar las
ambiciones de ese monstruoso sujeto… —Trémulo, cerró los puños con
fuerza—. ¡Ése maldito pirata!

Apenas había acabado de decir esto, que el pobre ex gobernador se dio
cuenta de que estaba en el lugar menos indicado para un insulto de esa
clase. Temeroso, alzó la vista y encontró a todos los piratas
contemplándolo con los ojos llenos de furia y las manos en sus
respectivas armas.

—Este… No me refería a ustedes… Lo siento —sonrió nervioso, blanco como
un fantasma.

—Mejor sigue con tu historia, padre —pidió Elizabeth con tono
conciliador—. ¿Cómo fue que pudiste escapar de Beckett?

—Fue gracias al comodoro Norrington, hija. Por él aún sigo con vida y
tuve la fortuna de reunirme contigo.

Casi todo el mundo se quedó boquiabierto al escuchar tan inesperada
explicación: principalmente Jack, Gibbs y Will, quienes lo conocían
bastante bien. Pero fue Jacky la que más aturdida quedó con ello,
quedándose completamente inmóvil, pálida y muda.

"Con razón" —pensó Tía Dalma, frunciendo el ceño—. "Norrington fue quien
salvó la vida de un hombre que debió morir hace días…" —Se volvió hacia
Jacky para contemplarla detenidamente—. "¿Acaso la aparición de esta
mujer cambió el destino de todos de alguna manera?"

—¿Fue James el que te ayudó a escapar, padre? ¡No lo puedo creer! Estaba
tan cambiado la última vez que lo vi… —comentó Elizabeth un tanto triste.

—Parece ser que está muy arrepentido de sus actos pasados, hija. Ambos
nos encontrábamos a bordo del barco de Beckett, el /Endeavour/, casi
como prisioneros. ¡Deberías ver cómo ese malvado hombre desquita todo su
frío rencor sobre Norrington! Pero él permanece tan impasible como
siempre….; esperando su expiación, creo yo. Cuando Beckett quiso
devolverle el hermoso sable que tu prometido hizo para su ceremonia de
nombramiento, él la rehusó aduciendo que presentaba su renuncia. ¡Y ese
sucio de Beckett lo amenazó con asesinarme a mí, a ti y a la capitana
Sparrow si él no obedecía sus órdenes! Deberías haber visto el semblante
del joven Norrington… Su frialdad se convirtió en terror y aceptó
dócilmente aquel infame obsequio… En un principio me asombró su
sacrificio, pero aún así no lograba convencerme de su verdadero
arrepentimiento hasta que, enterándose de que el infeliz de Beckett
había mandado asesinarme, me ayudó a escapar junto con el chico… ¡No
sabes lo mucho que le supliqué para que se marchara con nosotros! Pero
él se rehusó terminantemente. Quería quedarse al lado de Beckett para
esperar una oportunidad de destruir sus planes y rectificar sus errores
pasados… aún si debiera dejar la vida en ello… ¡Ay, hija! ¡Si vieras lo
cambiado que está! Tiene una mirada de infinita tristeza… Sabes que él
nunca demostró sus sentimientos tan abiertamente, pero en el momento de
la huida pude sentir todo el inmenso dolor y arrepentimiento que existen
en su corazón. Él se culpa de la muerte de todas las victimas de Beckett
porque le entregó el poder para hacerlo. Está preparado para morir, no
como soldado, sino como un pecador o un delincuente que espera pagar sus
malos actos… Hija mía —colocó la otra mano encima de la de ella—, me
asombró lo mucho que a madurado ese muchacho. Está muy cambiado a lo que
era antes, su soberbia desapareció por completo para dar lugar a una
gran sencillez de espíritu… y por eso me pidió que jamás te contara lo
que acabo de decirte porque no quería que sintieras lástima por él ni
que te preocuparas por su destino… ¡Hija, él te quiere tanto hasta el
punto de sacrificar su libertad y poner su vida en manos de ese
repugnante de Beckett! Y aún así me pide quedarse en el anonimato,
desapareciendo como un vago recuerdo en nuestras memorias… —Sus ojos se
llenaron de lágrimas y sus manos temblaron por la impotencia y la
rabia—. ¡Pero eso no puedo hacerlo hija! ¡No permitiré que se sacrifique
de esa manera! ¡Tú y todos los demás deben saber que después de todo
nunca fue una mala persona sino un hombre cualquiera como todos
nosotros, lleno de debilidades! ¡Quiero mucho a ese muchacho casi como
si fuera hijo mío, y te juro que viajaré lo más pronto posible a
Inglaterra y pondré al tanto a nuestro rey de todas las terribles
felonías que Lord Beckett está cometiendo en su nombre y el sacrificio
de James Norrington no será en vano ya que todos no hemos equivocado
alguna vez en nuestras vidas y todos merecemos otra oportunidad!

Se calló. El camarote estaba tan silencioso que se podía escuchar
cómodamente a las olas golpear contra el casco y los hombres trabajando
arriba. Elizabeth se había puesto a llorar, abrazando a su padre, y
Will, con la cabeza gacha, apretaba los puños con furia, ya que ambos
también habían cometido errores. Jack estaba sencillamente impactado al
igual que Nefud Yidda, Barbossa, y Gibbs. La joven Jade gimoteaba sin
cesar detrás del capitán Barbossa, intentando contener el llanto a duras
penas a pesar de que no conocía al protagonista de aquella historia,
pero igualmente era poseedora de una gran imaginación y un gran corazón.
Sólo Jacky permanecía inalterable al igual que Alrun y Tía Dalma, quien
no había dejado de observar a la capitana todo tiempo.

—¿Ciertamente pretende que vamos a creernos toda esa patraña, padre de
Elizabeth? —preguntó Jacky, rompiendo el silencio con tono hostil—.
Norrington es un traidor y no merece concesión alguna, /savvy?/ Así que
déjese ya de tanto victimismo, es realmente pedante y fastidioso.

—Jacky… —murmuró Elizabeth, mirándola muy sorprendida y preocupada.

—No pretendo que me crea de inmediato, capitana Sparrow, pero debe saber
que su arrepentimiento es sincero. Por supuesto, yo pensaba igual que
usted, aún cuando él mismo rebeló la verdadera identidad de la sobrina
del señor Jacobson a Lord Beckett con la intención de quitarla de su
camino, capitana Sparrow.

Jacky frunció el entrecejo al igual que su hermano. A ellos no les
gustaba ni pizca las traiciones pues ya habían sufrido suficiente con ellas.

—Con esa actitud tan voluble sólo me demuestra qué tan mala persona es
ese tipo que es capaz de traicionar hasta a su propia amiga —replicó la
pirata.

—Si mal no recuerdo, esa "amiga", como tú dices, no parecía tenerle
mucho afecto porque siempre noté que lo trataba muy mal —la corrigió
Seagull Hood, quien estaba al tanto de todo lo ocurrido entre Isabel y
James gracias al doctor Jacobson.

—¡Bah! —se quejó, levantándose de su asiento de un salto—. Creo que ya
se ha hablado demasiado hoy.

Y se marchó afuera ante la mirada consternada de los demás. Fue en ese
momento cuando Christian, Seagull y Billy se percataron del "especial"
estado en el que se encontraba ella, así que se volvieron con mirada
interrogante hacia el capitán Sparrow, pidiendo una explicación al respecto.

Jack carraspeó antes de contestar.

—Lo que pasa… es que mi hermanita está embarazada… precisamente de
Norrington.

—Oh, oh… Con razón lo odia tanto —fue la única opinión de Seagull. El
doctor y Billy se miraron muy sorprendidos.

—Creo, señores, que debemos pasar a tratar otras cuestiones mucho más
importante que éstas —objetó el capitán Barbossa, llamando la atención
de todos.

Nadie había notado que Tía Dalma había salido silenciosamente por detrás
de Jacky.

Antes de que Barbossa volviera a tomar la palabra, el ex gobernador se
le adelantó.

—Pe-perdone, usted, pe-pero debo marcharme inmediatamente hacia
Inglaterra —dijo, temblando de pies a cabeza ya que de por sí su
naturaleza era temerosa y enfrentarse a un grupo de temibles piratas,
por más "amistoso" que pareciera, no era algo que deseara.

—Pero, padre, pensé que ibas a quedarte conmigo —se quejó Elizabeth.

—¿Quedarte contigo? ¿Es que no vas a venir conmigo, hija mía?

La joven se le quedó mirando un tanto perpleja, pero enseguida se
aclararon su mente y su corazón y supo qué hacer.

—Mi deber es quedarme al lado de mi prometido, padre —se volteó un
momento hacia el sorprendido William, luego volvió su atención hacia su
padre—. Perdóname, padre. Estoy muy feliz de que hayas salido con vida
pero no puedo acompañarte a Inglaterra, debo y quiero quedarme al lado
de Will y Jack Sparrow para derrotar a Beckett y a su ejército… Es lo
menos que puedo hacer por la gente de Port Royal que fue colgada
injustamente por ese hombre.

Weathervy se preocupó por unos momentos, pensó protestar, per finalmente
la comprendió y sonrió entre lágrimas, acariciando orgulloso la barbilla
de su hermosa hija.

—Si tu madre te viera, hija mía… ¡estaría tan orgullosa de ti como yo lo
estoy ahora! Has madurado muchísimo. Eres digna hija de un político.

—¡Oh, padre! —lo abrazó muy emocionada.

Minutos después, Elizabeth, Will, Christian, Alwine y Billy estaban en
la cubierta principal, despidiéndose del ex gobernador que se alejaba
del /Perla Negra/ a bordo de uno de los barcos de Nefud Yidda, rumbo a
Inglaterra, con la intención de poner al tanto de lo sucedido al rey en
su gobernación del Caribe y pedirle que lo detuviera.

Una vez que la silueta del barco desapareció en el horizonte, una
siniestra sonrisa de dibujó en el rostro del capitán Jack Sparrow. Había
llegado el momento de su venganza.



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