Fanfic Piratas del Caribe -Bajo la Espada de Odìn- *Epílogo *

                                                Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

ÚLTIMA PARTE: LA BATALLA FINAL


Beckett quiere gobernar el mundo;Morgan quiere asesinar a todos;Jack y jacky quieren ser uno solo;Will quiere liberar a su padre;Isabel quiere vengar a sus padres;James quiere encontrar el perdón. ¿Quién lo logrará?Cont de El Libro del Destino. EL FINAL

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado (Publicada en Fanfiction el 17 de Agosto del 2009 hasta el 21 de Marzo del 2011)
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Epílogo *


Unos días después de la batalla, en el puerto de Port Royal, el joven
doctor Christian Jacobson se hallaba junto con la pequeña Alwine
esperando para abordar el barco mercante que los llevaría rumbo a
Inglaterra para una misión muy especial. Ambos vestían ropas nuevas,
sencillas pero elegantes y, aunque no los unía ningún lazo de sangre,
parecían padre e hija en verdad.

Mientras Alwine observaba con gran interés todo el ajetreo del puerto:
las idas y venidas de las cargas y los pasajeros, las llegadas y las
salidas de todo tipo de embarcaciones, siempre acompañados por nubes de
gaviotas que esperaban robarse algún buen bocado, Christian, por su
parte, comenzó a sentirse muy impaciente porque ya se acercaba la hora
de partir, así que, para desbordar su energía, comenzó a caminar de aquí
para allá con las manos entrelazadas en la espalda y las cabeza baja
hasta que, luego de un par de idas y venidas, chocó contra alguien.

—¡Vaya, doc! ¿Tan impaciente está por abrazarme? —se burló Seagull Hood,
vestido como un ciudadano normal y llevando varias bolsas de viaje.

—¡Oh! ¡Basta ya! ¡Usted no tiene remedio! —se apartó de inmediato,
visiblemente molesto—. ¿En dónde ha estado, señor Hood? ¡Ya casi es hora
de partir!

—"Casi" es hora de partir, doc, "casi" —replicó con un pícaro guiño,
reacomodando los bolsos sobre los hombros y disponiéndose a subir por la
plancha del mercante mientras Christian alzaba los brazos en señal de
fastidio.

Fue en ese preciso momento cuando los dos vieron a una joven mujer de
cabellos castaños, baja estatura, esbelta y de piel bronceada tratando
de arrastrar tras de sí un enorme arcón de madera que parecía estar
dispuesto a hacerla perder el barco.

—Voy a ayudarla —dijo el ex pirata, disponiéndose a bajar el equipaje al
suelo, pero Christian se volvió y lo detuvo con la mano en alto.

—Ni lo intente, señor Seagull. Usted tiene que subir el equipaje al
barco entes de que nos ganen el lugar. Yo la ayudaré.

Y diciendo esto se volvió en dirección hacia la atribulada muchacha,
dejando a Seagull un poco contrariado porque era ya una costumbre muy
arraigada en él rescatar a las doncellas en problemas… y de paso
cortejarlas.

—¿Puedo ayudarla? —preguntó Christian en tono muy cortés a la joven
justo cuando ésta tropezó con una rendija del piso y cayó al suelo.

—¡Oh, sí! ¡Gracias! —exclamó con una franca sonrisa mientras se
acomodaba el estropeado sobrerito—. Este baúl está volviéndome loca.

—¿Puedo saber por qué esta llevando algo tan pesado usted sola? —le dio
la mano para ayudarle a levantarse.

—¡Oh! Como verá, no hay muchos caballeros en éste lugar y… y además no
cuento con mucho dinero que digamos… —Se sonrojó hermosamente—. Gasté
mis últimas monedas en mi pasaje hacia Inglaterra.

—Lamento mucho escuchar eso, madeimoselle, pero también me tranquiliza
que ambos tengamos el mismo destino para poder ayudarla en lo que usted
me permita.

—No quisiera ser una molestia…

—¡Para nada! Insisto. Es deber de un caballero hacer que el peso sobre
los hombros de una dama se aligere —tomó la manija del arcón y ambos
comenzaron a caminar hacia el navío mercante—. No quisiera ser
indiscreto, pero… ¿Cómo llegó a semejante situación?

—¿Yo? Bueno, le resultará muy peculiar mi situación… Mi flamante esposo
se fugó con otro… hombre y se llevó todo mi dinero —contestó con tono
risueño, tratando de ocultar así su desencanto.

—Bastante peculiar, diría yo —opinó con el mismo tono, tratando de
seguirle la corriente—. Si está usted en una situación tan apurada, me
gustaría ofrecerle mi ayuda.

—¿No está usted ya dándomela? —sus ojos verdes brillaron con sana picardía.

—¡Ja, ja, ja! Tiene usted toda la razón, madeimoselle…

—Catherine Brown… Mi apellido de soltera —le dio la mano con gesto
amistoso y abierto—. ¿Y usted, míster?

—Christian Jacobson. Para servirle —le tendió la mano, sonriéndole
sinceramente interesado en aquella dulce pero despierta personita.

—¿Viaja usted con su hija? —le preguntó con curiosidad, alargando el
cuello hacia la niñita que los estaba observando detenidamente.

—Sí —sonrió lleno de orgullo paternal.

—¡Es un encanto! ¿Cuál es su nombre?

—Alwine.

—¿Alwine? ¡Qué bonito! ¿Acaso no es un nombre escandinavo?

—Exacto, madeimoselle. ¿Cómo lo sabe, usted? —le preguntó bastante
impresionado. No cualquier mujer sabía eso.

—¿Yo? Bueno… Lo que sucede es que mi padre fue el famoso científico
Thomas Brown —respondió, sin poder evitar sonrojarse—. Heredé de él su
natural inclinación hacia el saber y suelo devorar los libros.

—¿Usted es hija del reconocido naturalista Sir Thomas Brown? ¡Es
sencillamente impresionante! —exclamó lleno de admiración—. A mí también
me fascina la ciencia. Soy doctor, ¿sabe?

—¿Un doctor? Es una profesión muy noble. Antes de casarme, yo solía
ayudar a mi primo que era doctor.

—Eso es muy encomiable en usted, madeimoselle, la felicito en verdad —le
sonrió a Alwine, tendiéndole la mano para que ella la tomara—. Quiero
que mi hija sea algún día una gran doctora y salve muchas vidas. ¿No es
así, pequeñita mía?

—¡Sí, papá! —asintió con el usual ímpetu infantil.

—¡Vaya! De eso no hay duda, por lo visto —le guiñó un ojo a la niña
mientras los tres subían a bordo del barco mercante ante la cara de
fastidio de Seagull Hood, quien aún tenía los bolsos sobre los hombros.

—Ese doc me acusa de donjuán, pero él en un segundo simpatiza con una
mujer… ¡Vaya descaro! —y luego de decir esto, sintiendo algo de celos
pero a la vez muy feliz por la posible nueva conquista de su amigo,
subió él también a bordo.

—Bueno, después de todo, terminaremos siendo parientes de una manera u
otra ¿Quién sabe?

XOX

Una semana después, en el ruidoso y ajetreado pueblo de Isla Tortuga…

—…Tiende a ladearse hacia un costado y en algunas ocasiones se ha sabido
que asusta a las damas —Jack se jactaba de su querido /Perla Negra/
mientras caminaba fanfarronamente por el muelle del brazo de las
hermosas e deleitadas Giselle y Scarlett, a quienes guiaba hacia el
lugar en donde estaba atracado el mencionado barco—. Pero les prometo
que no se decepcionarán...

—¿Ése es? —lo interrumpió Giselle, deteniéndose de golpe y borrándosele
la sonrisa en un santiamén, decepcionada.

Jack miró hacia delante, en donde se suponía que estuviera su famoso
barco de velas negras… encontrándose en su lugar con un pequeño y viejo
barquito de un mástil con sus pertenencias a bordo.

—¿Eso es el /Perla Negra/? —se quejó la pelirroja Scarlett.

—No es muy grande… —opinó la desencantada rubia.

—Es un esquife, dulzura —la corrigió el sonriente y desvergonzado
pirata—. ¡Mi barco es magnífico, y fiero, y, y…! ¡Y grande! Y… y… no
está… ¿Por qué no está? —concluyó un tanto desconcertado y preocupado.

—¿Es aquél? —inquirió Giselle, achicando los ojos para poder mirar mejor
hacia el horizonte.

Y efectivamente, navegando en la lejanía del horizonte, podía
distinguirse la silueta de su amado /Perla Negra/, alejándose
serenamente de la isla.

—Sí, ése es… —asintió de buen humor para luego agregar—: ¿Qué hace allá?

Scarlett y Giselle se miraron entre sí, desconcertadas.

—Es más grande de cerca —agregó Jack.

—¡Jack! ¡Prometiste darnos un paseo! —se quejó la pelirroja con tono meloso.

—¡Yo iba a ir primero con él! —replicó Giselle de inmediato, comenzando
a pelear con su compañera por lo que el desvergonzado capitán Sparrow,
al darse cuenta de que las cosas iban a tomar otro giro no muy
afortunado para él, se esfumó sin que ellas se dieran cuenta,
acercándose hasta donde se encontraba Gibbs, dormido de borracho entre
la carga, abrazando a una botella de ron.

Para despertarlo, dejó caer el contenido de la copa que llevaba en el
rostro de su amigo.

—Maestre Gibbs —le dijo un tanto molesto en cuanto éste regresó del
mundo de los sueños—, ¿sabes por casualidad por qué mi barco no está?

—¿El barco? Estamos a bordo —fue la ilógica respuesta de quien había
caído de nuevo en las garras de un viejo vicio, volviéndose a echar
nuevamente sobre el suelo para seguir durmiendo. Pero en un instante se
puso de pie al caer en la cuenta de lo que realmente había pasado—.
¡Jack! ¡El barco no está!

—¿En serio? —rebatió con sarcasmo para luego volverse hacia Scarlett y
Giselle que ya se habían trenzado en una pelea muy poco femenina.

¡Señoritas! ¿Qué no pueden controlarse? —les llamó la atención, logrando
que se detuvieran—. Escúchenme: Sí, te engañé —le dijo a Giselle—. No,
no te amo —le aclaró a Scarlett—. Y sí, te ves gorda vestida así
—ofendió a la rubia—. Jamás he pisado Bruselas —le dijo a la pelirroja—.
Se pronuncia /egredio/ —corrigió a Giselle—. Por cierto, no. Jamás he
visto a Pizarro, pero adoro sus postres… —Le aclaró a Scarlett—. Y todo
esto me tiene sin cuidado en vista del hecho de que mi nave de nuevo se
ha ido, /¿savvy?/ —concluyó.

Scarlett y Giselle se miraron y fruncieron la boca, furiosas. Luego se
volvieron hacia Jack y le propinaron una buena bofetada cada una. Como
un efecto dominó, Jack también abofeteó a Gibbs, que se encontraba
parado a su lado, haciéndole volver el rostro.

Cuando se volvió, el contramaestre se encontró con una media sonrisa en
el rostro de su capitán, haciéndole sonreír a su vez al comprender que
aquella era una despedida.

—"Hurta lo que quieras" —versó, Gibbs.

—"Y nada devuelvas" —concluyó Jack, chocando entonces sus puños en señal
de amistad y camaradería mientras las dos mujeres se marchaban muy
ofendidas de allí.

—Cuida bien a mi hermana hasta que yo o ese tonto de Norrington
regresemos —le pidió.

—Así lo haré, mi capitán —asintió, marchándose luego por detrás de
Scarlett y Giselle—. ¡Esperen, chicas! ¿Qué saben de las tortugas? —les
dijo, acercándose a ellas para abrazarlas confianzudamente—. Les voy a
contar una historia…

Dejándolo a su aire, el capitán Jack Sparrow se volvió hacia el
horizonte, clavando sus ojos negros sobre la silueta de su querido
/Perla Negra/.

—Debí haberme robado el timón como la última vez…

El famoso barco pirata navegaba hacia un rumbo desconocido bajo el
ruidoso ajetreo de sus marinos disponiéndolo todo tal y como lo había
ordenado el capitán Hector Barbossa, quien había vuelto a tomar el mando
como antes, llevándose el barco antes de que Jack regresara de sus
correrías.

—¡Oh, que niño tan bueno! ¡Eres un niño bueno! ¡Sí lo eres, sí lo eres…!
—exclamó lleno de felicidad cuando su peluda mascota se comió un maní
pelado que él le había ofrecido mientras Cotton se encargaba del timón.

—¿Señor? —Pintel subió al puente junto con Ragetty, Marty y otros
piratas—. Algunos hombres están algo alterados por haber abandonado al
capitán Jack.

—De nuevo —agregó Ragetty, estrujando nerviosamente su manos.

—Exacto —asintió su compañero.

—¿Eso es cierto? —preguntó Barbossa con calma pero dudando a la vez por
las verdaderas intenciones de sus hombres.

—Nos sentiríamos mucho mejor con respecto a nuestras fortunas…
—respondió Pintel, siempre preocupado por las maldiciones y las
ganancias— si nos mostrara el objeto del que nos habló…

—O las cartas —insinuó Marty.

—Sí. ¿Puede enseñárnosla? —insistió Pintel.

—Aliviaría un poco la culpa que sentimos, capitán —agregó Ragetty,
ansioso por verlas.

—¡Ah! Con que era eso… Deleiten sus ojos, entonces, mis amigos —sonrió
al comprender el verdadero de sus hombres, tomando las cartas de bambú
que se encontraban enrolladas sobre el escritorio del catillo.

Hay más de un modo de vivir para siempre —comenzó a explicarles con su
acostumbrada elocuencia—. ¡Señores, los llevaré a la fuente de la juventud!

Y desplegó el pergamino con gran pomposidad… sólo para darse con la
desagradable sorpresa de que "alguien" le había cortado un enorme pedazo
con la forma de círculo en el centro del pergamino.

—¡Ese infeliz de Sparrow! —murmuró rabioso.

—¿Q-qué haremos ahora? —quiso saber el preocupado Ragetty.

—Pues… Deberé explicarle a la pequeña sabandija oriental sobre el robo
de sus cartas y preguntarle si tiene alguna copia de ellas —contestó,
sintiendo grandes deseos de volver a ver a la valiente jovencita que
había perdido las espadas gemelas en el mar para salvar las vidas de todos.

Al mismo tiempo pero en otra dirección, la enseña pirata era izada por
el astuto capitán Jack Sparrow mientras entonaba con un murmullo la
clásica canción pirata "Yo, jo, jo y una botella de ron" a bordo del
viejo esquife.

Una vez asegurada la enseña, Jack se sentó sobre el banquillo de popa,
sacó del interior de su casaca la parte del mapa robado a Barbossa y lo
desplegó, haciendo girar sus partes circulares hasta formar una pequeña
copa con la siguiente leyenda: "Aqua de Vida". Era la legendaria fuente
de la juventud descrita por el explorador Ponce de León. Nadie sabía
cómo encontrarla, ¡pero él sí sabría como hacerlo!

—…y somos tan malos, como un huracán —concluyó la canción sacando su
brújula mágica para fijar el rumbo indicado a seguir según sus deseos.

Luego de unas vueltas, la aguja del compás mágico indicó la dirección
Sudeste. Jack abrió grande los ojos y se inclinó sobre esa dirección
para levantar su gran botella de ron y un buen pedazo de queso, tomando
un poco de la primera y dándole una buena mordida al segundo, acto que
permitió que la brújula indicara finalmente otro rumbo a seguir, aquel
que lo guiaría hacia su destino:

Jack sonrió.

—¡Y todos brindando Yo-ho! —cantó, tomando otro sorbo de ron y
encaminando su pequeño barquito hacia su próxima aventura, rumbo al sol
poniente en el horizonte.


*PIRATAS del CARIBE*

*BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

*HISTORIA POR*

*GABRIELLA YU*

*ESCRITA POR*

*GABRIELLA YU*

*AMBIENTACIÓN*

*TU IMAGINACIÓN*

*MÚSICA*

*LA QUE ESTÉS ESCUCHANDO*

*EFECTOS ESPECIALES*

*TU IMAGINACIÓN*

*BASADA EN LAS PELÍCULAS DE*

"*PIRATAS DEL CARIBE"*

*PROTAGONISTAS*

*J**ACK/JACKY SPARROW */*JOHNNY DEPP*/

*WILLIAM TURNER */*ORLANDO BLOOM*/

*ELIZABETH SWANN */*KEIRA KNIGHTLEY*/

*CO PROTAGONISTAS*

*JAMES NORRINGTON */*JACK DAVENPORT*/

*HECTOR BARBOSSA */*GEOFFREY RUSH*/

*TÍA DALMA/DIOSA CALYPSO */*NAOMIE HARRIS*/

*CUTLER BECKETT */*TOM HOLLANDER*/

*DAVY JONES */*BILL NIGHY*/

*BOOTSTRAP BILL TURNER */*STELLAN SKARSGARD*/

*EDWARD TEAGUE SPARROW */*KEITH RICHARDS*/

*SAO FENG */*CHOW YUN FAT*/

*JOSHAMEE GIBBS */*KEVIN MCNALLY*/

*ANA MARÍA */*ZOE SALDANA*/

*WEATHERBY SWANN */*JONATHAN PRYCE */

*COTTON */*DAVID BAILIE*/

*PINTEL */*LEE ARENBERG*/

*RAGETTI */*MACKENZIE CROOK*/

*MARTY */*MARTIN KLEBBA*/

*MURTOGG */*GILES NEW*/

*MULLROY */*ANGUS BARNETT*/

*GILLETTE */*DAMIAN O'HARE*/

*MERCER */*DAVID SCHOFIELD*/

*GISELLE */*VANESSA BRANCH*/

*SCARLETT */*LAUREN MAHER*/

*PERSONAJES INVENTADOS POR LA AUTORA*

*GEORGE (ISABEL) JACOBSON*

*CHRISTIAN JACOBSON*

*BILLY*

*ALWINE*

*ANNETE FOUBERT*

*SEAGULL HOOD*

*ALRUN*

*EGMONT*

*JADE*

*BART "SANGRE NEGRA" MORGAN*

*ELENA*

*SMITH*

*MCGIBEN*

*PEQUEÑO TOM*

*ADLER*

*NEFUD YIDDA*

*BEATRIZ GREENBILLE*

*ABDUL*

*JANE NORRINGTON*

*JAKE NORRINGTON*

*CATHERINE BROWN*

*MUCHAS GRACIAS A*

*Akainu23, akatsuki juan, aridarck, Barby Princess, Barby Uzumaki,
beatriz gpe, captain sweeney lina, CeledrianMoon -Kampanita-, D4rK Sid3,
Evenstar of the Shire, Harisha, Isa Lionheart, Jenny Flint, Kamir,
Kanaid Black, León Dorado, LivvySparrow, Lovegood, Moraine Ledron,
NaYaTo, Outis00, Pipo Writer, Pisom, Queen Midknight, Reli, ScArLeTh
DrAvEn, Shiko-chan, WipPo, xsxbx, YIANG, Yrazemita*

*(Por haber "reviewado" este fic)*

*MUCHÍSIMAS GRACIAS A*

*D4rK Sid3, **Reli, Jenny Flint, Pisom, beatriz gpe, León Dorado,
Harisha, CeledrianMoon -Kampanita-, Yrazemita*

*(Por haber "reviewado" en los tres fics)*

*MUCHAS GRACIAS A*

*Todos los demás anónimos que leyeron este fic y a los que
accidentalmente no incluí más arriba*

*Este fanfic se terminó de escribir en 2011. Todos los derechos son
marca registrada de Disney*

*Por: Gabriella Yu, Una Autora Descuidada*


A pesar que su padre, Billy, Gibbs y Ana María no mencionaban nada sobre
James después de cinco años sin tener noticias buenas sobre él, Jacky no
dejaba de recordarlo. Siempre que miraba el mar, le recordaba a él: su
aroma, su mirada, sus ojos. El oleaje tan fuerte como algún abrazo de
él. El cielo, las gaviotas, los peces, simplemente todo era él. Pero no
podía siquiera llorar, no serbia de nada, quería seguir adelante...
aunque sea por sus hijos. Si tan solo no hubiera sido como ella era,
pero era eso lo que lo había enamorado a él.

Jacky suspiró llena de tristeza y se volvió de espaldas contra la cerca
que los separaba a ella y a sus hijos del acantilado para observarlos
jugar entre la vegetación. Jane y Jake eran dos gemelos muy saludables.
Jane era una niña vivaracha de ondulados cabellos castaño claro y ojos
verdes, su tez era blanca y era parecidísima a su padre. También había
heredado su orgullo y tenacidad, pero tenía una gran tendencia al
sacrificio por los demás. Jake, en cambio, era un chico inquieto y no
paraba de meterse en líos. Sus cabellos eran negros al igual que el
color de sus ojos y su tez era morena, pareciéndose muchísimo a su tío
Jack. Tenía cierta tendencia a mentir y a fanfarronear, pero igualmente
tenía un gran corazón, como los Sparrow.

Sonrió. ¡Cómo le hubiera gustado que Norry estuviera jugando entre
ellos! Por lo menos así ella podría irse a la taberna a tomarse unas
jarritas de ron… Sonrió tristemente con aquella ocurrencia. ¡Él la
habría amonestado inmediatamente! Y con aquel pensamiento, la añoranza
volvió a su corazón… Cinco años sin su Norry eran una verdadera tortura
para ella.

—¡Jacky!

Sobresaltada, la pirata se volvió y se encontró con Will, Elizabeth y su
pequeño hijo parados en el camino.

—Jacky… —repitió Elizabeth con la felicidad pintada en el rostro—. El
juicio terminó. Vamos a Port Royal para recibir a James.

¡Nunca en su vida un viaje que generalmente se hacía en un día le había
resultado interminable! Daba gracias de que Elizabeth y Billy se
hubieran encargado de los niños durante todo el trayecto, pues
seguramente la habrían vuelto loca de desesperación.

Jacky no esperó siquiera a que el barco mercante tocara puerto, audaz e
independiente como era, dio un gran salto desde la cubierta hasta el
muelle, dejando a todo el mundo boquiabierto y, una vez con los pies
sobre tierra firme, comenzó a correr en dirección al lugar en donde Will
le había dicho que fondearía la embarcación que venía de Inglaterra.
Corrió y corrió con todas sus fuerzas hasta que se detuvo de repente al
divisar a un hombre alto y esbelto que se encontraba parado en el muelle
frente al mar. Sus largos cabellos castaños sujetados en la nuca con una
cinta negra, bailaban al compás de la brisa marina al igual que su
casaca marrón.

No había duda en su corazón, aquel hombre era su querido y tan anhelado
James Norrington.

Tomando aire y con el corazón latiéndole furiosamente, Jacky corrió
directamente hacia él, sorprendiéndolo al abrazarlo desde atrás.

—¡Mi caballo caballero! —exclamó sin poder evitar que las lágrimas
saltaran de sus ojos oscuros, apoyando la cabeza sobre la espalda de
él—. ¡Por fin regresaste!

—Jacky… —la tomó de las manos sin poder evitar que le temblaran las
suyas—… Mi Jacky… ¡Cuánto tiempo tuve que esperar para poder escucharte
de nuevo!

—Norry… —ella lo dio vuelta para besar tiernamente la mano marcada—…,
desde ahora en adelante siempre me escucharás, me verás y me tocarás
como yo a ti.

James sonrió melancólicamente y le dio un pequeño beso en la boca, uno
muy tierno pero también muy triste, sensación que a Jacky le dio vuelta
al corazón.

—¿Qué pasó en el juicio, Norry? —quiso saber.

—Fue horrible —contestó, alzando los ojos hacia un lugar muy, muy
lejano—. Me vi en la dolorosa necesidad de recordar todo el desastre que
provoqué…, las muertes que ocasioné… Escuchar a los testigos fue una
experiencia terrible… —Sonrió débilmente—. Pero también hubo otros que
salieron en mi defensa y una carta escrita por Isabel acerca de todo lo
que pasó me dio esperanzas para que algún día me dejaran libre… —Bajó la
mirada hacia ella—. Y eso fue lo que exactamente ocurrió hace un mes.
Dijeron que había prestado un gran servicio a la corona y decidieron
promoverme al puesto de almirante.

—¡Vaya! ¡Te felicito, mi semental! —mintió, tratando sonreír, pues sabía
lo que ese puesto significaba para los dos.

—Renuncié.

—¿Qué? —parpadeó, incrédula.

—Renuncié a la Armada Real, Jacky —le explicó, tomándola por la
barbilla, sonriéndole—. Me hice responsable de mis propias decisiones y
pagué el precio que tenía que pagar por mis errores pasados y poder
comenzar una nueva vida contigo.

Jacky se mordió los labios, pues sabía que ser militar era tan
importante para él como para ella ser pirata.

—Norry… —comenzó a decir, pero él la interrumpió.

—Quiero descansar, Jacky, estoy muy cansado... Ya ni siquiera sé quién
soy —la abrazó como queriendo encontrar tranquilidad en ella.

—Te prometo que vas a descansar todo lo que quieras y volverás a ser el
de antes, mi caballo caballero —lo abrazó también, estrechándolo
fuertemente contra su pecho—: gallardo, odioso, orgulloso pero de buen
corazón y un fastidioso muy honorable.

James sonrió tristemente.

—No me arrepiento de haber enfrentado el juicio, Jacky, lo hice para que
nuestros hijos no se sintieran avergonzados de mí y para que yo pudiera
estar en paz, pero fue todo tan duro y difícil de soportar… —La tomó
fuertemente por los hombros—. ¡Mi pobre, jacky! ¡Tener que soportar a un
pobre debilucho como yo! ¡Sólo en tu recuerdo encontré el valor
necesario para soportarlo todo!

—No digas eso... Ni yo hubiera tenido el valor de enfrentar a los
fantasmas del pasado ni a los demonios de mi interior como lo hiciste
tú. ¡Eres el tipo más valiente que he conocido! Además, ya sabes, yo
estaré siempre a tu lado para fastidiarte. ¿Acaso no fue eso lo que
decidimos la última vez? —Tomó sus manos, apartándolas para
entrelazarlas con las suyas—. Se me ocurre una idea: tú y yo huiremos de
aquí juntos… con los niños. Robaremos un barco y... No, mejor "pediremos
prestado" un barco y zarparemos juntos... ¿que te parece?

—¿Con los niños…? —pareció soñar, pero enseguida el destello de sus ojos
se apagaron, asustándose—. Me gustaría hacerlo... de verdad... ¿Pero
cómo quitarme todo éste dolor de encima? ¡Soy como una nuez vacía! ¡Los
haré infelices a todos con mi amargura!

Pero Jacky era muy testaruda y optimista, así que tomó el rostro de
Norrington entre sus manos y lo besó cariñosamente en la boca.

—Escúchame muy bien, mi terco semental: Te prometo que volverás a ser el
mismo de antes... Te compensaré por lo que has pasado, y volverás a ser
el... (Me cuesta decirlo) el... hombre del que me... me... me enamoré y
nuestros hijos se sentirán orgullosos de ti. ¿No recuerdas que hace
cinco años te dije que iba encargarme de ti para que volvieras a ser el
de antes? No lo parece, pero los Sparrow cumplimos con lo que
prometemos. Ahora sólo tienes maslos recuerdos, pero ya verás que cuando
pase el tiempo y me des la oportunidad, te olvidarás de todo ese pasado.

Al escucharla decir eso, James comenzó a llorar ¿Cómo negarse a tanta
sinceridad? Estaba tan harto de todo que lo único que quería era estar
en los brazos de su amada pirata y rodeado de los hijos que aún no
conocía y que anhelaba tanto conocer.

Lentamente alzó la vista, enjuagándose las lágrimas.

—Te dejaré todo en tus manos, mi querida Jacky. Dejaré que tú me guíes a
través de este mundo que ya no reconozco como el mío... Pero te advierto
que me pondré un poco pesado a veces y tendrás que aguantarme hasta que
logre volver a encontrar un lugar en este mundo —La tomó de las manos y
la miró anhelante a los ojos—. ¿Reirás por mí hasta que yo pueda
hacerlo? ¿Serás fuerte hasta que yo lo sea? Dime...

Ella apretó sus manos con fuerza, emocionada al pensar que había
comenzado a recuperarlo otra vez.

—Ya lo sabes. Sin mentiras, sin verdades a medias, sin trampas, sin
trucos —Ya no podía seguir ocultando por más tiempo sus verdaderos
sentimientos hacia él largamente encerrados en su corazón. Además, ser
sincera era lo único que lo haría feliz, y ella estaba dispuesta a verlo
feliz—. ¡No me importa que todos se burlen de mí! ¡Me he enamorado
perdidamente de ti! —Lo besó y luego suspiró largamente—. Aunque seré la
deshonra de mis camaradas, pero eso ya no me importa.

James sonrió maliciosamente.

—Después de todos estos años, creí que ya estabas acostumbrada a que se
rieran de ti...

—Pero ahora todos dirán que me he convertido en un verdadero eunuco al
aceptar que de verdad me gusta un hombre... Ya sabes… Aún no puedo
evitar sentir o actuar como hombre… ¡Lo fui durante 30 años!

—No, Jacky. Ahora te has convertido en una verdadera mujer que sabe amar
más de lo que nunca lo hubiera hecho siendo un hombre. ¿Sabes? Aún no
puedo creerme todo lo que me dices. Nunca pude creerte del todo porque
siempre tuve miedo de que te cansaras de mí tarde o temprano, pero deseo
creer en ti con todas mis fuerzas...

—¿En serio? ¡No tengas miedo de creer en mí porque te aseguro que lo que
te dijo es tan cierto como la última vez que volvimos a encontrarnos! Y
te digo una cosa, le he ganado a ese tonto cabeza de calabaza de mi
hermano en cuanto al amor… —Metió la mano en el vestido y sacó una
botella—. ¡Y brindo por eso!

—¡Oh! ¡Ya basta de ron! ¡Si vas a estar conmigo, nada de ron! —Había un
pequeño destello del antiguo James cuando dijo eso.

—¡Brindo por eso! Eh... ¡pero con otra cosa…! Tal vez si me dejaras
ponerle un poco de brandy al tu asqueroso té, no sabría tan mal...

—El té no es té si se le pone otra cosa —replicó, terco como una mula.
Jacky sonrió llena de alegría. Su táctica había funcionado.

—¡Entonces vamos al muelle a "tomar prestado" un barco! —Lo abrazó y le
dio un tremendo beso en la boca como para quitar el aliento—. ¡Tomaremos
a los niños y saldremos de Port Royal enseguida! ¡Nada podrás detenernos!

—Como desees, mi querida Jacky —sonrió con un brillo especial en sus
ojos—, pero te advierto que no me gusta demasiado participar en tus
fechorías ni tampoco quiero que mis hijos sean unos forajidos... —Le
tendió un sobre.

—¿Qué es eso? —quiso saber, enarcando una ceja.

—Es un regalo de Isabel. Me lo envió cuando supo que el juicio terminó.

—¿Y qué regalo es? —preguntó desconfiada.

—Una isla paradisíaca y una preciosa embarcación. Antes eran de su
propiedad.

—¿En serio? ¡Pero qué generosa! ¿Sabes? Siempre me gustó esa chica y
nunca pero nunca le tuve ni un poquitito de miedo —tomó el sobre de sus
manos con la emoción pintada en el rostro.

—¿En serio? —preguntó él entre incrédulo y burlón.

—En serio. Ahora debemos pensar en nuestro futuro a bordo de nuestro
flamante navío, navegando libres por el mar que tanto amamos.

—¿Y qué haremos durante todos los días que navegaremos juntos?

Jacky le lanzó una mirada lasciva, como si ya lo estuviera viendo sin ropa.

—Se me ocurren un par de cosas...

James la comprendió de inmediato y no puedo evitar ponerse colorado
hasta las raíces... Él mismo se lo había buscado...

—¡Oh! no seas pervertida! ¡Piensa en los niños!

—¡Pero si te gusta! No lo niegues!

Él se puso mucho más colorado que antes, recordando que le había dicho
que le gustaba.

—Pero no estamos casados y no quiero que mis hijos nos vean como un par
de inmorales… Eso no estaría bien.

—Bueno, si es necesario nos casaremos... Creo que no me hará daño y
además necesitamos una larga y apasionante luna de miel para recuperar
el tiempo perdido. Dejaremos a Jane y a Jake con Will y Elizabeth por un
tiempo y…

—¿Pero estás hablando en serio?—arqueó las cejas un tanto desconfiado de
sus palabras.

—¡Casémonos en alta mar! —exclamó ella de repente, sobresaltándolo.

—¿E-en el mar...? ¿Y quién nos casará?

—Hum...—se llevó el índice a la boca, pensativa—. Jack no pude ser, ni
siquiera sé en donde está... Barbossa es un libidinoso viejo chivo y no
me gusta... Conozco otros capitanes, pero he intentado evitarlos, les
debo dinero... ¡Espera! —lo tomó el brazo, abriendo los ojos muy grandes
al ocurrírsela una grandiosa idea—. El padre de Elizabeth le dio la
oportunidad a Will de comandar su propio barco mercante (que por cierto
le va muy bien), así que él podría casarnos, ¿qué te parece?

—¿Entonces de verdad quieres casarte conmigo? —abrió los ojos
desmesuradamente al comprenderlo todo—. ¿Entonces de verdad me amas? ¿No
me decías mentiras? —La tomó repentinamente de la cintura, lleno de
felicidad— ¡Me amas de verdad! ¡Realmente me amas de verdad! —Comenzó a
reírse como nunca antes lo había hecho mientras levantaba a Jacky del
suelo y la hacía girar alrededor suyo—. ¡Me amas de verdad! ¡Me amas de
verdad!

—¡Claro que sí, cabeza de alcornoque! ¡Te lo he tratado de decir desde
que te encontré en la taberna de Mabel en Tortuga! ¡Cuando creí que
estabas muerto!

—¡Claro que estaba muerto! ¡Pero tú me volviste a la vida!

—¡Maldición, me has hecho llorar otra vez! Mi reputación quedará por los
suelos... —se quejó la pirata una vez que él la abrazó contra su cuerpo,
teniéndola suspendida en el aire.

—Si son lágrimas de felicidad y no de tristeza, es mejor que tu
reputación llegue al fondo del mar, ¿no te parece?

—Pero qué cursi eres, mi semental… —sonrió, tomándolo de la barbilla
para mirar sus hermosos ojos verdes—. Recordarás este día como el día en
que la capitana Jacky Sparrow aceptó casarse contigo…

—Jamás lo olvidaré, querida mía... —le dijo él, y besó apasionadamente,
sintiendo cómo las ganas de vivir volvían a su ser al estar al lado de
la mujer que lo amaba de verdad

Jacky era su felicidad y él era su seguridad. Ya nunca más volverían a
esconder lo que sentían el uno por el otro. La sinceridad era ahora el
camino que ambos seguirían de ahora en adelante para ser felices,
aceptándose tal cual eran y tratar de cambiar algunas cosas para estar
mejor.

¡Ahora llévame a conocer a mis hijos! ¡Nuestros hijos! ¿Jane y Jake son
sus nombres, verdad? ¡Lamento mucho no haber estado a tu lado en ése
momento! —exclamó nervioso pero lleno de esperanzas mientras tomaba la
mano de su amada y ésta lo guiaba hacia un par de chiquillos ansiosos y
asustados que los esperaban un poco más allá junto a los emocionados
Billy, Will, Elizabeth y el pequeño hijo de ambos.

—No te preocupes, a veces es bueno ser un Sparrow —lo tranquilizó la ex
pirata.

Y así comenzaron una nueva vida juntos. A pesar de que tuvieron que
renunciar para ganar, no estaban para nada arrepentidos de la elección
que habían hecho porque el amor les había dado la libertad que tanto
habían buscado.

*FIN*

*Notas Finales de una Autora Descuidada:*

*¡No puedo creer que ya llegamos al final de esta historia! Me acuerdo
cuando la comencé allá por el 2006 como una especie de broma cuando se
me ocurrió que sería muy gracioso convertir a Jack en una mujer y
enredarlo con un sinfín de problemas… ¡Pero apareció James y todo
cambió! Ni yo me lo había visto venir y la historia poco a poco fue
tomando forma hasta convertirse en 3 partes de un montón de capítulos
que me demandó 5 años en terminar! Estoy ansiosa por comenzar nuevas
historias y continuar otras, pero nunca olvidaré a cada uno de ustedes
que siguió fielmente esta historia, dejándome mensajes y haciéndome muy
feliz con ellos y apoyarme en momentos muy difíciles de mi vida. ¿Qué
más quiere un escritor que leer los mensajes de sus lectores? ¡Sólo
ustedes le dan a una historia el valor que se merece! Y como fan de Jane
Austen, a mí me gustan los finales felices ^^ ¡Adiós y hasta la próxima!
¡Será cosa del destino volver a unirnos algún día! *

*Me siento triste, como una madre que tiene que dejar ir a su hijo… pero
soy feliz sabiendo que, quizás, entre ustedes, me quedará algún amigo ^^*

*Si les gustó esta historia, háganmelo saber dejando sus mensajes
finales, ¡no hay nada más simple que eso para hacer feliz a una escritora!*

*Muchísimas gracias por leer esta historia*

*Cuídense mucho y sean muy felices ¡y nunca bajen los brazos! ¿Quién
sabe lo que puede pasar más adelante? Tal vez volvamos a leernos de nuevo… *

*Los extrañaré muchísimo, ha sido un tiempo inolvidable para mí ^^ *

*Sayounara Bye Bye!*

*Gabriella Yu*

*Special Bonus : )*

Como a la mayoría de los lectores les gusta saber lo que ocurrió a
continuación del final de la historia, les contaré que, para el
desencanto de Seagull y de tantos otros, Christian terminó casándose con
la joven Catherine y, tal y como Alrun lo había prometido, esta vez su
felicidad como esposo y padre, duró hasta el final de sus días en una
hermosa hacienda española. Isabel, en cambio, nunca regresó a
Inglaterra, dedicando toda su vida a viajar por el mundo y escribiendo
libros acerca de sus experiencias vividas en esos viajes. Nadie supo si
finalmente logró encontrar la paz. Por su parte, Alwine se convirtió en
una excelente doctora además de contraer matrimonio con el joven y
afanoso Billy, con quien tuvo varios hijos y vivió una vida llena de
felicidad y tranquilidad en una casita asentada en Liverpool, volviendo
a ver a su madre en varias oraciones. En cuanto a Alrun, el Sagrado
Consejo de los Elfos la perdonó por medio de la intervención de la diosa
Calypso, quien engatusó dulcemente al dios Odín para que la ayudara.
Alrun y Egmont nunca fueron pareja, pero su amistad y fidelidad se
reforzó como nunca antes luego de lo sucedido en la Isla del Naufragio.
Seagull, al darse cuenta de que ya todo estaba hecho a su alrededor, se
marchó para encontrarse nuevamente con sus hombres a bordo del /Pícaro
Brabucón/ en busca de nuevas conquistas amorosas, pero nunca abandonó su
extraña amistad con Christian Jacobson (a quien visitó continuamente a
pesar de la aparente indiferencia de éste) ni las esperanzas de volver a
ver a Isabel.

Por otro lado, Barbossa y Jade jamás cortaron su extraña relación de
"padre e hija", volviéndose muy amigos a pesar de sus caracteres tan
diferentes.

El veredicto final para Cutler Beckett no fue tan afortunado como el de
James, pues lo encontraron culpable de traición contra la Corona y,
aunque le perdonaron la vida, le quitaron todo cuanto tenía y lo dejaron
prácticamente en la calle, terminando sus días como un sucio y decadente
mendigo que vivía de limosnas mientras recordaba tiempos mejores que
jamás volverían.

Tal y como Jacky había contado, Will se convirtió en un exitoso capitán
mercante, llegando a tener una verdadera flota propia que navegaba por
todos los mares del mundo, llenando de orgullo a Elizabeth y
conquistando por completo a Weathervy Swann. Debido a su éxito, Will
pudo regalarle a Elizabeth una hermosa casa con un bellísimo jardín
ubicado en Port Royal, en donde la familia Turner vivió muy feliz y
próspera. Nunca cortaron su amistad con Jacky y James, a quienes
visitaban regularmente.

En cuanto a Jacky y James, además de los regalos de Isabel, James heredó
la hermosa casa señorial de su padre en Inglaterra y una finca en Port
Royal, así que la familia Norrington-Sparrow pudo darse el lujo de vivir
tanto en la ciudad como en la naturaleza además de navegar libremente en
el mar. Sí, Jacky y James se casaron en dos ceremonias, una en alta mar
y la otra en una iglesia en Port Royal, ambas concurridas por amigos y
conocidos. Un año después, nació la pequeña Jenny, una niñita vivaracha,
traviesa y muy alegre que tenía unos hermosos ojos verdes, cabello negro
y un hermoso color de piel, mezcla de ambos padres. La pequeña resultó
ser la luz y la alegría de la familia, sobre todo para su padre, quien
la adoraba. Él, a pesar de sus dudas, logró recuperar su temperamento en
muy poco tiempo, pero siempre conservó una especie de remordimiento en
su corazón que Jacky siempre trataba de hacerle olvidar rodeándolo con
su alegría y despreocupación. Claro, debido a sus personalidades tan
diferentes, tenían sus peleas, como toda pareja, pero siempre lograban
reconciliarse y la tormenta pasaba. James aportó a la familia seguridad,
dirección y honor, y Jacky le dio alegría, diversión e independencia;
combinándose ambos de una manera asombrosa A medida que pasaron los
años, comenzaba a ser evidente que Jake seguiría los pasos de su padre,
Jane deseaba ser una dama de alta sociedad y Jenny quería ser una pirata
como su madre, pero aún faltaba mucho por saber a quién se le cumpliría
su sueño. A los tres niños siempre les gustó jugar un juego: Jane
representaba el cielo, Jake la tierra y Jenny el mar...

¿Y qué había ocurrido con Jack Sparrow? Bueno, pues esa es otra historia
más de Piratas del Caribe.


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