Fanfic Piratas del Caribe -Bajo la Espada de Odìn- *Capítulo 47: Lucha a Muerte*

                                             Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

ÚLTIMA PARTE: LA BATALLA FINAL


Beckett quiere gobernar el mundo;Morgan quiere asesinar a todos;Jack y jacky quieren ser uno solo;Will quiere liberar a su padre;Isabel quiere vengar a sus padres;James quiere encontrar el perdón. ¿Quién lo logrará?Cont de El Libro del Destino. EL FINAL

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado (Publicada en Fanfiction el 17 de Agosto del 2009 hasta el 21 de Marzo del 2011)
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 47: Lucha a Muerte*


—¿…E-es verdad…? ¿E-es cierto lo que dijo la diosa Clypso…? ¿Usted
revivió a ese hombre en el cuerpo de esa persona…? —preguntó Egmont, aún
sin poder creer lo que había escuchado.

—… Sí, es cierto… —asintió la elfo, bajando la vista y apretando puños
con fuerza.

—¡Pero, mi Señora! ¡Si el gran dios Odín o el Sagrado Consejo de Elfos
llegan a saberlo, la castigarán con la muerte!

—… No importa…

—¿Eh?

La hermosa comenzó a llorar amargamente.

—¡No importa lo que me pase! ¡Él se merece otra oportunidad aunque sea
vivir en otro cuerpo! —alzó la cabeza con una mezcla de ira y tristeza
en sus ojos—. ¡El Consejo fue muy injusto con Philippe y Alwine! ¡Ellos
no hicieron nada malo! ¡Sólo yo fui la culpable de todo!

A pesar de tener todo el cuerpo lastimado y magullado, la maltrecha pero
decidida Alrun se puso trabajosamente de pie, mirando fijamente a la
diosa Calypso.

Decidí darles una segunda oportunidad arriesgando mi propia vida
—declaró—. El alma de Philippe fue condenada por el Consejo a vagar por
una perpetua oscuridad en /Helheim/, el Reino de los Muertos, así que
tuve que burlar al gigantesco perro Garm, que custodia la entrada, y
sacar el alma de Philippe… Lamentablemente una persona muerta no puede
volver a la vida, así que lo único que pude hacer fue facilitar al alma
de Philippe reencarnar en el cuerpo de Christian Jacobson, quien había
muerto hacía poco y su alma aún conservaba los recuerdos de su vida pasada…

Se volvió hacia Egmont, quien aún permanecía incrustado en la piedra y
la miraba con una mezcla de tristeza y decepción.

Me aproveché de la muerte de ese hombre, Egmont. Vigilé a mi hija desde
el momento en que fue desterrada de Asgard, esperando a que apareciera
alguien que me sirviera como receptáculo para el alma de Philippe…
Esperé desesperadamente durante varios años hasta que por fin encontré a
Christian, un humano muy parecido a Philippe. Su repentina muerte me fue
muy beneficiosa así que combinar sus almas no me iba a ser difícil y
podría engañar a los miembros del Sagrado Consejo dándole la prioridad
al humano recién muerto. Como dije antes, una persona muerta no puede
volver a la vida como la persona que había sido antes, solamente puede
reencarnar sin los recuerdos de su vida pasada… Guardé los recuerdos de
Jacobson y esperé el momento para revivirlo junto con Philippe y darle a
ambos la oportunidad de vivir otra vida junto con mi pequeña Alwine. El
primero se liberaría de una antigua maldición impuesta a su familia
varias generaciones atrás, y el segundo tendría la oportunidad de vivir
junto a su hija una vida normal… —Sonrió amargamente—. Ahora que sabes
la verdad, mi querido Egmont, puedes hacer lo que te plazca y vengarte
de mí por haberte ocultado esto durante tanto tiempo. Yo comprenderé.

—No —fue la esperada réplica del elfo—. ¿Cómo puede pensar que yo haría
algo como eso? Comprendo muy bien el motivo por el que hizo todo eso
aunque no estuviera bien porque yo… ¡Yo también hubiera hecho lo mismo
por usted!

—¡Oh! —exclamó, con los ojos bien abiertos de par en par. Ella sabía que
él la amaba, pero nunca había pensado que la amaba tanto como ella había
amado a Philippe.

—Eso que hiciste fue muy cruel —los interrumpió la diosa Calypso—. Como
tú misma dijiste, tanto Philippe como Christian nunca más volverán a ser
los mismos porque murieron y un muerto no puede volver a la vida, sino
renacer como otra persona. Sólo Christian parece ser él mismo sólo
porque capturaste sus recuerdos. Es lo único que aún lo hace ver como lo
que había sido antes. ¿No te parece cruel, eso?

—¿Te parece cruel darles otra oportunidad cuando sus vidas terminaron
trágicamente? Ambos vivieron una vida cargada de infortunio… ¡No tiene
nada de malo darles otra oportunidad cuando la esencia de ambos aún
exista sobre este mundo!

—Entonces, cuando dijiste que ese doctor iba a morir en determinado
momento, era mentira, ¿no es cierto? Supongo que la condición acerca
Hood también fue mentira.

—Lo hice para desconcertar al Concejo… Para que no se dieran cuenta de
que yo había revivido a Philippe a sus espaldas… —Sus ojos brillaron
intensamente—. Pero supongo que con tanto enredo que provoqué, todos mis
esfuerzos serán en vano si ellos están vigilándome en este momento…

Calypso nada dijo y Alrun apretó los puños con fuerza, temblando
incesantemente.

Borré totalmente la memoria de Philippe para que pudiera comenzar de
nuevo junto a Alwine… Él nunca me recordará… Jamás volverá a sentir nada
por mí… y podrá tener una vida normal con la mujer que él elija… —Las
lágrimas comenzaron a rodar por sus calenturientas y lastimadas
mejillas—. ¡Christian y Philippe dejaron de existir en el momento en que
murieron! —Gritó con el corazón rebosante de dolor—. ¡En ese cuerpo que
rejuvenecí sólo habita un alma que contiene dos esencias! —Comenzó a
sollozar amargamente y se cubrió el rostro con ambos manos—… Era lo
único que puede hacer por Philippe…, lo único…

—… M-mi señora… —murmuró Egmont, con los ojos vidriosos, impactado.
Alrun, quien tanto había amado a Philippe, había renunciado a él para
siempre con la intención de otorgarle una segunda oportunidad, aunque
esta solución fuera imperfecta.

Aquel beso que ella le había dado a Christian en el momento de
revivirlo, era un beso de despedidia.

—Bien —dijo la diosa—. Ya basta de tanta cháchara que el tiempo se está
acabando para los tuyos, Guardiana Sagrada de Odín —Señaló hacia el
embudo de agua que amenazaba con tragarse a ambos bandos contingentes—.
Si no me derrotas, ese torbellino crecerá hasta tragarse completamente a
esta isla… ¿Te gustaría eso, Guardiana? Tanto tu viejo amor como tu hija
morirán cuando eso pase… —Se volvió, sonriéndole maliciosamente—. Así
que… ¿estás dispuesta a sacrificar tu vida por ellos?

Alrun la atravesó con la mirada, decidida.

—Ya estoy condenada por lo que hice —dijo—, no tengo nada qué perder.

—Que así sea, entonces —asintió con una sonrisa alarmante.

Egmont volteó desesperado hacia su amada elfo.

XOX

Tanto Seagull como "Sangre Negra" se cruzaron como un relámpago,
atacando al mismo tiempo para luego caer cada uno en el lugar en donde
había estado el otro, dándose la espalda.

Seagull Hood sonrió sin volverse.

—Eres bueno, pero no lo suficiente para mí.

—¿En verdad crees eso, asqueroso perro?

Y para el horror de todos los presentes (los que estaban consientes),
Seagull escupió sangre. Incrédulo, llevó su mano hacia el estómago. ¡No
se había dado cuenta de que aquel sucio pirata lo había cortado! Sus
ojos se agrandaron. ¿Cómo pudo haber pasado eso? ¡Él siempre había sido
mejor espadachín que "Sangre Negra"! Es más, estaba seguro de que él
también lo había tocado…

Se puso de pie con la mano aún en la herida y giró hacia su enemigo, y
lo encontró de pie, sin ningún rasguño, mirándolo perversamente.

—¿C-cómo es posible? —dijo—. ¡Estoy seguro de que lo herí!

—Es esa espada —le avisó Teague mientras Jacky intentaba despertar a
Christian luego de haberlo hecho con Billy y Alwine—. Parece ser que esa
espada le otorga un poder misterioso.

—¡Ah! Con que era eso, ¿eh? ¡Eso es trampa, desgraciado! ¡Estás usando
la espada sagrada que te robaste! ¡Usa una normal y pelea como un
verdadero hombre! —apuntó con su sable hacia el otro pirata.

A modo de respuesta, Morgan soltó una estruendosa y socarrona risotada
desagradable.

—¡Jwah, jwah, jwah! ¿Realmente crees que con decirme eso dejaré de usar
esta magnífica espada, insecto? ¡Jamás! ¡Les cortaré la cabeza a todos
ustedes con ella! —sonrió maliciosamente—… Pero primero me divertiré
torturándolos un rato muy largo para poder escuchar sus divertidos
gritos de dolor…

—Qué creído… —sonrió el atractivo pirata brabucón—. Primero deberás
pasar por encima de mi cadáver.

—No hay problema —dijo, y lo apuntó con la espada, descargando una
sorpresiva y poderosa carga eléctrica sobre el sorprendido Hood por un
tiempo más largo que los demás para escuchar sus gritos de dolor y
disfrutar con ello—. ¡Jwah, jwah, jwah! ¡Sufre, perro! ¡Sufre!

—¿De dónde diablos habrá sacado esa espada? —quiso saber Jacky, sin
inmutarse siquiera por lo que le estaba pasando al pobre del capitán Hood.

—… Es la Sagrada Espada de Odín, Jacky… —murmuró Christian, quien
descansaba la cabeza lastimada sobre la falda de la pirata mientras
Alwine estaba curándole las heridas—… ¿Acaso lo olvidaste? Se los conté
cuando nos encontramos la primera vez…

—¡Je! ¡Es cierto! ¡Ja, ja, ja! —sacó la lengua un tanto avergonzada,
llevándose la mano a la nuca.

El preocupado doctor volvió su rostro hacia su desafortunado compañero.

—… Aunque no nos caiga bien, él nos ayudó… Alguien debería ir a ayudarlo
también…

Apenas terminó de decir esto que Billy fue inmediatamente a auxiliar a
Seagull Hood, impresionando a todos con su valentía una vez más.

—Si ese chico no tiene cuidado, jamás llegará a ser un adulto. Voy a
echarle una mano —declaró el capitán Teague, recién curado,
encaminándose hacia una pelea que seguramente no podría ganar.

—¡Ten cuidado, viejo! ¡Y dale una patada de mi parte! —le pidió su
preocupada hija, deseosa de entrar ella también en acción, pero sabía
que le era imposible porque pondría en riesgo la vida de sus hijos.

"Sangre Negra" se estaba divirtiendo a granel escuchando los terribles
alaridos de dolor que profería el pobre Seagull Hood mientras lo
ejecutaba con el poder de su magnífica espada hasta que Billy volvió a
lanzarse encima de él en un vano intento por detenerlo.

Fastidiado, el pirata se lo sacó inmediatamente de encima, golpeándolo
contra el suelo y dejándolo bastante atontado. Pero el muchacho había
logrado su cometido: hacer que Morgan dejara de atacar al capitán Hood,
quien cayó al suelo sin sentido, humeante y muy herido.

—¿Otra vez tú, mocoso del infierno? —le espetó el horrendo pirata,
furioso—. ¿Acaso quieres morir antes que los demás? ¡Pues cumpliré tu
maldito deseo!

Alzó la espada con la intención de ensartarlo en ella, así que Billy,
muerto de miedo, se cubrió inútilmente con los brazos.

Afortunadamente para el chico, "Sangre Negra" no logró su cometido
porque Teague intervino a tiempo, descargándole un certero disparo en
medio de la espalda.

El atacado pirata emitió un horrible alarido de dolor, pero como había
pasado en los ataques anteriores, la poderosa aura de la espada lo curó
casi de inmediato.

—¡Eh! ¡Eso es trampa! —se quejó el padre de Jack.

—¡Maldito perro roñoso! ¡Acabaré contigo! —Gruñó el sanguinario pirata,
desenfundando su propia arma—. ¡Voy a meterte un plomo en medio de tu
asquerosa cabeza!

Y ése habría sido el final del gran Guardián del Código si no fuera
porque Christian intervino con la velocidad de un rayo, lanzándole un
taco de madera contra la mano, obligándolo a soltar el arma,
disparándose esta contra el suelo.

—¡Dije que ya basta! —exigió el doctor.

—Maldito puerco… —murmuró el ya muy irascible pirata, empuñando con
fuerza la espada, hinchándosele todas las venas de la frente, el cuello,
los brazos y las manos—. ¡Acabaré con todos ustedes de una maldita vez!

Y se lanzó contra el doctor con la intención de partirlo verticalmente
en dos con la espada, pero Teague desenfundó su sable y contraatacó al
temible pirata. Christian, aprovechando la situación, alzó la espada de
Seagull y corrió a unirse a la pelea, siendo finalmente dos contra dos.

Era evidente que Morgan había comenzado a jugar con ellos porque éste
solamente se limitaba detener sus embistes con su poderosa espada,
retrocediendo y adelantándose según cómo se diera el caso, cosa que
enfurecía a sus atacantes.

Aprovechando aquella situación, Alwine corrió hacia el desfallecido
capitán Hood y comenzó a curarlo lo más rápido que podía hacerlo con la
imposición sanadora de sus manos para que éste también se uniera a los
otros dos. Tal vez la unión haría la fuerza…

Afortunadamente para Teague y Christian, Seagull se les unió muy pronto
mientras que Alwine se reunía con Jacky y Billy para observar la gran
pelea de tres contra uno.

A pesar de que los tres eran excelentes espadachines (posiblemente más
que su contrincante), no podían hacer nada contra el poder de la Espada
Sagrada de Odín y "Sangre Negra" lo sabía muy bien, aprovechándose
completamente de la situación. Giros, volteretas, técnicas, ataques
cruzados, saltos; nada de esto funcionaba contra él.

—¡Maldición! ¡A este paso vamos a terminar por cansarnos! —se quejó el
capitán Hood pero sin bajar la guardia, atacando al malvado pirata.

—¡Evidentemente tendremos que quitarle la espada! —declaró el doctor,
saltando por delante de Morgan para caer detrás de él y atacarlo.

—¡Ja! ¡Como si eso fuera tan fácil! —replicó Teague, bloqueando y
atacando después.

XOX

—¡MAREMOTO TIÁNICO! —gritó la diosa Calypso, con los brazos extendidos
hacia delante y las palmas de las manos abiertas, lanzándole un enorme e
intenso poder que atacaba varias veces, como el golpe de una enorme ola
tras otra que golpeaba incesantemente contra su contrincante.

Alrun se vio obligada a reunir toda la fuerza que le quedaba para crear
un campo de energía para bloquear aquel ataque. Cuando por fin la diosa
terminó de atacarla, la elfo llevó sus manos hacia un costado, palma
contra palma, y formó una pequeña bola resplandeciente de energía azul
que luego triplicó su tamaño y poder, cambiando su color a un naranja
intenso.

Frunciendo el ceño, gritó mientras extendía los brazos y las palmas
hacia su enemiga:

—¡CREPÚSCULO MORTAAALLL!

Entonces la esfera se convirtió en un poderoso y grueso rayo anaranjado
resplandeciente, impactando con todo su poder contra la desprevenida
Calypso.

—¡Sí! ¡Bien hecho, mi ama! —exclamó Egmont, entusiasmado—. ¡Pronto nos
libraremos de ella y de su maldición!

Apenas terminó de decir esto cuando escuchó horrorizado la risa burlona
de la diosa. Y así, para la desesperación y desconcierto de ambos,
Calypso levantó la mano con la palma abierta hacia el interior del poder
que la estaba atacando.

—¡AH! —exclamó, y en un santiamén disolvió el ataque de la elfo,
dejándola completamente perpleja y, antes de que ésta reaccionara, soltó
otra ráfaga de viento, lanzándola fuertemente contra la pared del
acantilado, golpeándola rudamente.

¡Qué decepcionante! ¿Eso es todo lo que tienes, Guardiana Sagrada de
Asgard? —se burló mientras la observaba caer sentada sobre la arena,
completamente cansada—. ¡Vamos! ¡Ponte de pie y pelea!

Alrun quiso levantarse, pero las fuerzas le flaquearon y volvió a caer
al suelo.

—Bueno, veo que ya no te quedan fuerzas, Guardiana. En ese caso…
¡Morirás! —sentenció, levantando la mano hacia ella y juntando una
energía mucho más intensa que las anteriores con la obvia intención de
cumplir su cometido.

Ya estaba por lanzar aquel poder cuando Egmont gritó con todas sus
fuerzas, explotando la energía plateada de todo su ser, destruyendo la
dura roca que lo había atrapado, liberándose completamente.

El decidido elfo cayó en la arena bien parado sobre sus pies, sacó su
arco y una flecha de su carcaj y apuntó contra la diosa.

—¡ATAQUE INFINITO DE LA CONSTELACIÓN DE SAGITARIO! —gritó, disparando no
sólo una flecha, sino una infinidad de ellas que aparecían en su mano
como por arte de magia. A todas estas flechas las cubría un aura
luminosa, convirtiéndolas en haces de luz cuando eran disparadas, cual
cometas que atravesaban la galaxia.

Aquel era el ataque más poderoso de Egmont y él había puesto todas sus
esperanzas en él, pero éstas fueron hecha trizas cuando Calypso encendió
su ki dorado, desintegrando cada una de ellas antes de que éstas la tocaran.

—¡Oh, no…! —se quejó el elfo, bajando los brazos, derrotado.

Entonces la diosa Calypso sonrió maliciosamente y alzó la palma de su
mano, disponiéndose para atacar.

—Ya me aburrieron. Es hora de que mueran —se despidió, disparando una
poderosa ráfaga de poder contra la misma Alrun. Un ataque tan fuerte que
era seguro que la elfo, en su estado, no lo resistiría.

Alrun, atónita al contemplar a la muerte venir sobre ella, no pudo hacer
otra cosa que quedarse completamente quieta, pálida, y con los ojos y la
boca bien abiertos. Si no se movía, era seguro que iba a morir.

Egmont… Es ahora o nunca.

—¡MI SEÑORAAAAAAAA! —gritó, corriendo desesperado hacia su amada,
interponiéndose valientemente entre ella y el ataque mortal, con los
ojos fijos en su enemigo y los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo.

El poder chocó contra él un segundo después, impactándolo con tanta
fuerza que lo arrastró sobre sus pies, pero Egmnot, lejos de amilanarse,
aún sabiendo que iba a morir, soportó todo lo que tenía que soportar con
gran entereza a la vez que sentía que su armadura se rompía, sus ropas
se rasgaban y su carne era desgarrada sin piedad.

Cuando por fin terminó el duro ataque, el elfo, con los ojos en blanco,
el cuerpo humeante y lastimado, cayó pesadamente sobre la arena,
cubierto de sangre ante la mirada atónita de la Guardiana Sagrada.

—Egmont… —murmuró, saliendo poco a poco de su estado catatónico—.
Egmont… ¡EGMOOOOOOOONT! —gritó con todas sus fuerzas, saltándole las
lágrimas de los ojos.

¿Qué sería de ella ahora que él ya no estaría a su lado nunca más?

XOX

"Sangre Negra", cansado ya del juego, decidió que ya era hora de
terminarlo de una vez, así que, de un rápido e inesperado movimiento,
ensartó su espada contra Christian, atravesándolo por el hombro y
haciéndolo gritar de dolor; luego se volvió veloz como un rayo, y cortó
profundamente el estómago de Teague, obligándolo a arrodillarse de
dolor. Seagull levantó horizontalmente el sable con la esperanza de
interceptar su arma, pero el pirata descargó un golpe tan poderoso que
rompió la hoja de la espada y lo hirió gravemente en el pecho.

—Bien, bien, bien… —murmuró Morgan, observando el reguero de sangre y a
sus víctimas tiradas en el suelo, quejándose de dolor—. ¿Quién sigue
ahora? —Y levantó su oscura mirada hacia los temblorosos Jacky, Alwine y
Billy, quienes estaban agazapados detrás de unas cajas de madera.

—C-creo que de esta no nos salvamos, chiquillos… —dijo Jacky,
abrazándolos contra su cuerpo.

"Sangre Negra" saboreando el momento en que los tendría a los tres
ensartados en su sable como si fuera una brocheta, comenzó a caminar
hacia ellos, amenazante. Jacky y los dos niños estaban tan asustados que
ni siquiera atinaron a huir. Alwine lloraba desconsoladamente por su
tutor caído y Billy estaba desesperado por interponerse entre las
mujeres y su atacante. Morgan se rió burlonamente de ellos y alzó la
espada sobre sus cabezas, dispuesto a cortárselas.

Las tres victimas ocultaron sus cabezas y cerraron fuertemente los ojos,
temblando como conejos asustados.

"¡Norry! ¿Quién te fastidiará ahora?" —muy preocupada, Jacky le dedicó
aquel último pensamiento a su querido caballo caballero.

—Yo no haría eso si fuera tú —se escuchó una voz extraña, ni femenina ni
masculina, sólo demasiado neutra y muy fría.

Todos se volvieron hacia el lugar que provenía aquella extraña voz,
sorprendiéndose al ver a la mismísima Isabel Jacobson parada en medio
del muelle, empuñando un bellísimo sable europeo.

—Vine a vengar la muerte de mis padres, Bartolomé "Sangre Negra" Morgan,
y a dar mi vida en éste, nuestro último enfrentamiento.


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