Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 11. CAZA LETAL -Capítulo 11-

                                                                                  



Antes del “Episodio I”
Antes de "La guerra de las galaxias" La historia de Obi-Wan Kenobi
***

La paz por encima de la ira El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

***

Nadie sabe su nombre, ni cuándo atacará. Sólo se sabe que es una cazarrecompensas peligrosa y letal, y que su última misión
la ha traído a Coruscant, hogar de los Jedi.

Su objetivo:
un viejo amigo de Qui-Gon Jinn.

Qui-Gon y su aprendiz, Obi-Wan Kenobi, intentan capturarla, pero fracasan.

Ahora, ellos también son su objetivo…



Capítulo 11

Por la mueca sombría de Qui-Gon, Obi-Wan se dio cuenta enseguida de que no iba a llegar a saborear el postre, y se puso de pie.

—Lo siento, padawan. Es hora de irse —dijo Qui-Gon.

Obi-Wan agarró el pastelito y lo fue engullendo mientras caminaban. Qui-Gon cogió un deslizador del hangar de transportes. En cuestión de segundos, ya estaban de camino al edificio del Senado.

Ya era tarde, pero las calles seguían atestadas de tráfico. Las farolas hacían que los edificios y las pasarelas relucieran como si fuera de día. Un montón de seres iban de un lado a otro bajo las luces, abarrotando los restaurantes y las aceras.

¿Qué te han dicho Yoda y Tahl? —le preguntó Obi-Wan, tragándose el último trozo de tarta.

—Aún no tengo todas las piezas —dijo Qui-Gon—, pero, de alguna forma, la senadora S'orn está conectada o implicada en la muerte de Fligh. Su hijo murió de la misma manera que él —Qui-Gon le contó la historia de la confusa vida de Ren y su trágica muerte.

¿Pero qué tiene que ver eso con Didi? —preguntó Obi-Wan.

—Puede que nada —Qui-Gon condujo el transporte por el atestado espacio aéreo que rodeaba el Senado.

—Pero no tiene sentido —dijo Obi-Wan—. Su hijo murió en otro planeta. Y Didi no conoce a la senadora S'orn.

—Cierto, no tiene sentido —respondió Qui-Gon—, pero tiene que tenerlo, de alguna manera. Sólo tenemos que encajar las piezas.

Qui-Gon aparcó el deslizador en la zona de aterrizaje del Senado y caminó hasta el edificio. Los pasillos, que normalmente estaban atestados de gente, se encontraban desiertos. Sus pasos resonaban en el suelo pulido.

¿Qué te hace pensar que estará aquí siendo tan tarde? —preguntó Obi-Wan.

—Acaba de anunciar su dimisión —respondió Qui-Gon—. Seguro que ha tenido una tarde ajetreada. Y parece el tipo de senadora que se queda trabajando hasta tarde. La mayoría se van en cuanto termina la sesión del Senado —Qui-Gon calló un instante y dijo—: El Senado ya no es lo que era. Y cada vez va a peor. Los idealistas se han ido marchando.

Fueron hasta el despacho de la senadora. La antecámara tenía la luz apagada, pero Qui-Gon entró y llamó a la puerta del interior.

—Adelante.

Entraron. Sólo había una lámpara encendida. La senadora S'orn estaba sentada en una silla, contemplando el paisaje urbano de la noche.

¿Sí? —preguntó sin girarse.

 

Qui-Gon cerró la puerta tras ellos.

—Sentimos tener que molestarla. Dio la vuelta a la silla y suspiró.

—Ha sido un mal día en general. No pensaba que mi dimisión iba a ser tan polémica. Tampoco creo que sea para tanto.

—Lamento tener que sacar un tema que sin duda será doloroso para usted

—dijo Qui-Gon con amabilidad—, pero, ¿es la muerte de su hijo la causa de su dimisión?

El gesto de la senadora S'orn cambió. Sus rasgos se endurecieron y apretó los labios.

—Sí, sé por qué están aquí. Debí dejar que ingresara en el Templo para su formación. Fui una egoísta.

—No —dijo Qui-Gon rápidamente—. En absoluto. Hay muchos padres que optan por quedarse con sus hijos sensibles a la Fuerza. Hay muchos caminos en la vida. Uno toma la decisión que cree mejor para su hijo.

—Por eso quise que se quedara conmigo, y esa decisión lo destruyó —dijo amargamente la senadora S'orn—. El camino que tomé conducía a la muerte.

—No, Ren escogió su propia senda —dijo Qui-Gon con firmeza—. Senadora S'orn, a usted no la conozco, pero he conocido a muchos niños con potencial en la Fuerza. Y sé que no hay garantías de que un niño sensible a la Fuerza llegue a ser más feliz que uno que no lo sea. Muchos son los que rechazan la senda Jedi. Algunos llegan a desarrollarse fuera del Templo, otros no. No estamos aquí para cuestionar su decisión ni para culparla.

—No es necesario. Ya me culpo yo sola —dijo la senadora S'orn abatida—. Desde que recibí la noticia de la muerte de Ren he sido incapaz de concentrarme, incapaz de hacer mi trabajo bien. Sólo he podido concentrarme durante periodos de tiempo muy breves. ¿Cómo voy a servir a mi pueblo si ni siquiera pude salvar a mi hijo?

—No puedo responder a esa pregunta —dijo Qui-Gon—, pero puede que haga bien apartándose un tiempo de sus actividades. A mí me parece muy útil, siempre que contemple todas las opciones con compasión y con tranquilidad.

—La compasión y la tranquilidad no son compatibles con la muerte de un hijo

—dijo la senadora S'orn con voz entrecortada. Giró la silla y les dio la espalda. Cuando volvió a mirarles ya se había serenado—. Puede que no haya venido a hacerme sentir culpable, pero tampoco está aquí para aconsejarme, Qui-Gon Jinn.

¿Qué anda buscando?

—No estoy muy seguro —dijo Qui-Gon con sinceridad—. Dígame algo. Cuando le robaron el datapad, ¿denunció el robo?

Ella se encogió de hombros.

—Las posibilidades de que las fuerzas de seguridad del Senado lo encontraran

 

eran escasas. A Jenna, una amiga mía, también le robaron el datapad, pero no creyó que mereciera la pena denunciarlo. Estábamos demasiado ocupadas.

La mirada atenta de Qui-Gon se puso alerta.

¿Jenna?

—Jenna Zan Arbor —dijo la senadora S'orn—. Es amiga mía y está de visita en el Senado por una conferencia. Seguro que han oído hablar de ella. Es la científica transgénica más importante de la galaxia, y una gran humanista.

—Por supuesto —dijo Qui-Gon—. ¿Estaban juntas cuando tuvo lugar el robo?

—Fue en una de las cafeterías de la entrada —dijo la senadora S'orn—.

Estábamos almorzando.

Obi-Wan intentó controlar su agitación. Estaban a punto de descubrir algo. Lo sabía. Fligh robó el datapad, y Jenna reservó el restaurante de Didi para una importante cena. ¿Sería una conexión que les llevaría a alguna parte? Como había dicho Qui-Gon, no tenía sentido, pero tenía que tenerlo.

¿Había alguien más en la cafetería? La senadora S'orn suspiró.

¿Queréis decir que si el ladrón estaba allí? Supongo que sí. Supongo que serán conscientes de que he repasado aquello una y otra vez. La cafetería estaba repleta. No vi a nadie sospechoso.

¿Recuerda a un humano alto y atlético con un ojo oscuro y otro ojo verde brillante?

La senadora S'orn se sobresaltó.

—Sí, pero él no me lo robó. Es un asistente del Senado. O al menos eso dijo. Estábamos hablando de una cena que Jenna iba a dar para el resto de los científicos asistentes a la conferencia. Él nos ofreció la tarjeta de un excelente restaurante que nos había recomendado. Jenna cogió la tarjeta. Yo no había oído hablar del sitio, pero Jenna dijo que lo tendría en cuenta.

Qui-Gon y Obi-Wan se miraron.

¿Era el ladrón? ¿Debería denunciarle? —preguntó la senadora S'orn. Qui-Gon se puso de pie.

—No serviría de nada. Está muerto. Gracias por su tiempo, senadora. Obi-Wan siguió a Qui-Gon fuera del despacho.

—Ya tenemos una conexión —dijo—. Fligh y Didi con Jenna Zan Arbor y la senadora S'orn.

—Por no mencionar a Ren S'orn —dijo Qui-Gon—.

Seguro que Jenna Zan Arbor sabía lo del hijo de la senadora.

—Pero sigo sin ver el significado —dijo Obi-Wan frustrado—. Es todo muy confuso.

—Hazte la siguiente pregunta, padawan. ¿A quién beneficiaría la muerte de Fligh? ¿O la de Didi?

—A nadie —dijo Obi-Wan—. No por ahora. A no ser que haya algo en ese datapad que nosotros desconocemos.

—Eso es —dijo Qui-Gon—. En alguno de los dos datapad... recuerda que ahora sabemos que a Jenna Zan Arbor también le robaron el suyo.

Obi-Wan asintió.

—Tengo una ligera idea de adonde vamos ahora.

—Sí —dijo Qui-Gon—. A ver a Jenna Zan Arbor.

 





También te podría interesar...
ÚLTIMAS ENTRADAS PUBLICADAS

Comentarios

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.