Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 11. CAZA LETAL -Capítulo 15-

                                                                                  



Antes del “Episodio I”
Antes de "La guerra de las galaxias" La historia de Obi-Wan Kenobi
***

La paz por encima de la ira El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

***

Nadie sabe su nombre, ni cuándo atacará. Sólo se sabe que es una cazarrecompensas peligrosa y letal, y que su última misión
la ha traído a Coruscant, hogar de los Jedi.

Su objetivo:
un viejo amigo de Qui-Gon Jinn.

Qui-Gon y su aprendiz, Obi-Wan Kenobi, intentan capturarla, pero fracasan.

Ahora, ellos también son su objetivo…



Capítulo 15

¿Qué ocurre? —susurró Didi.

¿Dónde está el panel de iluminación? —le preguntó Qui-Gon a Didi.

—Ahí —Didi señaló a un panel instalado en una mesa.

Qui-Gon se acercó y apagó todas las luces. La oscuridad cayó como un velo.

Obi-Wan no veía nada, pero esperó, sabiendo que sus ojos se adaptarían.

—Recuerda cómo luchaba la última vez, padawan —dijo Qui-Gon en un murmullo—. Su estrategia es atacar a los que defendemos para mantenernos ocupados. Ten en cuenta que irá a por ellos primero. Mira sus hombros para saber en qué dirección se moverá.

—Tengo el datapad, Qui-Gon —susurró Astri—. Está en mi túnica.

—Guárdalo —respondió Qui-Gon en voz baja—. Ya no lo necesitamos, pero es nuestra garantía de seguridad. Mientras la cazarrecompensas piense que podemos decirle dónde está, no nos matará.

—Ah, qué tranquilizador —dijo Didi. Su voz rezumaba miedo.

—Quedaos entre nosotros —les ordenó Qui-Gon a Didi y a Astri—. No podremos protegeros si os dispersáis. Vamos a cortar los escudos de las ventanas.

Avanzaron con Astri y Didi entre ellos. La visión de Obi-Wan ya se había adaptado y miraba alrededor esperando que alguna sombra se moviera y se materializara en la cazarrecompensas.

Pero no estaba preparado para un ataque tan veloz. El látigo láser salió de la nada, dibujando una espiral en el aire hacia Astri. Qui-Gon saltó hacia delante, atacando con el sable láser, que interceptó el látigo. Un zumbido estruendoso surgió del choque.

El látigo se replegó y volvió a golpear, esta vez hacia Didi. Obi-Wan estaba preparado y asestó una estocada de izquierda a derecha. El látigo se enredó en el sable láser y echó humo antes de soltarse y volver hacia atrás. El sable láser no lo cortó.

Ahora podía verla. O al menos podía ver su silueta. No le veía los ojos. Iba completamente vestida de negro y era difícil seguir sus movimientos. Sólo el tenue brillo de sus botas y de su armadura le advertían adonde se dirigía. Era totalmente silenciosa.

El látigo se desplegó de nuevo, bailando sobre sus cabezas como si estuviera vivo. Qui-Gon y Obi-Wan no paraban de mover sus sables láser, girándolos sobre sus cabezas para rechazar el látigo letal. El Maestro Jedi no paraba de avanzar.

De repente, Astri comenzó a disparar con su pistola láser. Sus disparos se dispersaron, agujereando las ventanas de duracero, rebotaron y regresaron hacia ellos. Obi-Wan y Qui-Gon tuvieron que apresurarse para rechazarlos. Mientras tanto, el látigo volvió a desplegarse y le quitó la pistola láser a Astri de las manos.

 

Cayó al suelo.

Qui-Gon y Obi-Wan siguieron avanzando hacia las ventanas. La cazarrecompensas se dio cuenta de sus intenciones y saltó hacia delante, dando una fugaz voltereta hacia ellos. Su movimiento acabó en una patada rápida, lo suficiente como para golpear a Astri en las costillas. Se escuchó un sonido metálico cuando la suela de su bota chocó contra la túnica de Astri. Obi-Wan vio el gesto en el rostro de la cazarrecompensas. Se había dado cuenta de que la chica tenía el datapad.

Qui-Gon empujó a Astri tras él y lanzó un ataque hacia la cazarrecompensas. Ella seguía moviendo el látigo a una velocidad abrumadora. De repente, saltó hacia atrás rápidamente y escapó del Jedi. Seguía estando entre ellos y las ventanas. En un rápido cambio de estrategia, Qui-Gon empujó a Astri y a Didi para que subieran por la rampa.

—Corred —les ordenó.

La cazarrecompensas seguía saltando con la intención de poner distancia entre ella y los Jedi. Situarse y volver a dar la vuelta para enfrentarse a ellos iba a llevarle tiempo.

—Corre, padawan —dijo Qui-Gon.

Obi-Wan subió corriendo la rampa y adivinó lo que Qui-Gon estaba pensando. Si podían llegar a las ventanas de arriba, podrían cortar el duracero. Y desde allí sería un salto sencillo hasta la plataforma de aterrizaje. Escuchó a Qui-Gon subiendo por la rampa tras él.

Cuando llegaron al nivel superior, su agudo sentido del oído les advirtió que la cazarrecompensas les perseguía a la carrera. Rápidamente, Qui-Gon abrió una cómoda que tenía varios compartimentos pegados a la pared de las ventanas.

—No salgáis hasta que venga a buscaros —dijo a Didi y a Astri, metiéndoles en los compartimentos.

Cerró las puertas tras ellos e indicó a Obi-Wan que comenzara a cortar las ventanas bloqueadas por el duracero. Luego se apresuró al encuentro de la cazarrecompensas, mientras ésta subía por la rampa curvada. Ella apareció al cabo de un segundo, pero, en lugar de enfrentarse a Qui-Gon, saltó por el aire, se agarró al sistema de las tuberías de conducción que iban por el techo y empleó la inercia para pasar por encima de la cabeza del Maestro Jedi, directa hacia Obi- Wan.

Obi-Wan dio una patada para girar y enfrentarse al ataque. Estaba en una posición difícil porque acababa de comenzar a cortar el duracero con su sable láser. Sintió las afiladas puntas del látigo rozándole la pierna al girarse. El dolor le atravesó, pero siguió moviéndose, alzando el sable láser para rechazar el fugaz látigo.

Sin tener que defender a Astri y a Didi, los Jedi podían atacar con mayor libertad. Se acercaron a la cazarrecompensas como si fueran uno, con los sables láser girando y cortando el aire, y anticipando los movimientos de la mujer y del

 

sinuoso y letal látigo.

Obi-Wan recordó que Qui-Gon le había dicho que vigilara los hombros de la cazarrecompensas. Sus pies eran rápidos, pero tenía tendencia a delatar sus movimientos.

Comenzó a retirarse, pero el látigo no dejó de moverse. El resplandor de los sables láser y el látigo les permitió ver en el rostro de la mujer una expresión de profunda ira. Era obvio que nunca se había enfrentado a dos Jedi como ellos.

Cuando llegó al borde de la rampa, Obi-Wan realizó un movimiento intrépido. Imitó lo que había hecho ella antes y saltó para agarrarse a las tuberías de conducción del techo. Cuando el látigo se desenrolló y se curvó alrededor de él, saltó sobre ella con ambos pies.

La cazarrecompensas gritó sorprendida mientras daba un gran salto por encima de la rampa. Aterrizó con un ruido sordo y siguió rodando por la pasarela. Intentó agarrarse para detener la caída, pero el suelo de piedra pulida estaba resbaladizo. Se le torció la pierna y se dio con la cabeza en la pared de piedra con otro ruido sordo.

Se quedó inmóvil.

—Corre, padawan —Qui-Gon se acercó a las ventanas. Obi-Wan y él cortaron el duracero. El material cedió, dejando un agujero que bastaba para que pudieran salir.

Qui-Gon abrió las puertas de los compartimentos. Obi-Wan ayudó rápidamente a Didi y a Astri a llegar a la ventana.

—Tú coge a Astri —le dijo Qui-Gon—. Yo llevaré a Didi.

Sin detenerse a responder, Obi-Wan cogió a la esbelta Astri en brazos. Qui-Gon cogió al rollizo Didi con la misma facilidad. Luego saltaron y aterrizaron suavemente en el suelo del exterior.

Qui-Gon se metió en el asiento del conductor del crucero y encendió el motor.

Se encendieron los pilotos rojos de alarma y no hubo respuesta.

—Lo ha manipulado —dijo conciso.

—Intentémoslo con el nuestro —sugirió Didi, apresurándose hacia su vehículo. Le siguieron, pero a Qui-Gon y a Obi-Wan no les sorprendió que el crucero de

Didi tampoco funcionara.

—Ella tiene que tener un vehículo por aquí. Si pudiéramos... —comenzó a decir Qui-Gon, pero sus palabras fueron silenciadas por un grito estridente, casi animal.

Por un momento, la luz quedó bloqueada mientras la cazarrecompensas saltaba desde la ventana. Sus labios se curvaban en una sonrisa burlona.

Aterrizó sobre una pierna, chasqueando el látigo, y fue directamente a por Obi- Wan.

 





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