Fanfic Piratas del Caribe -Bajo la Espada de Odìn- *Capítulo 42: ¿Parlay?*

                                        Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: BAJO LA ESPADA DE ODÍN*

PENÚLTIMA PARTE: LA BAHÍA DEL NAUFRAGIO


Beckett quiere gobernar el mundo;Morgan quiere asesinar a todos;Jack y jacky quieren ser uno solo;Will quiere liberar a su padre;Isabel quiere vengar a sus padres;James quiere encontrar el perdón. ¿Quién lo logrará?Cont de El Libro del Destino. EL FINAL

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado (Publicada en Fanfiction el 17 de Agosto del 2009 hasta el 21 de Marzo del 2011)
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 42: ¿Parlay?*


La capitana Jacky Sparrow, toda ceñuda, era objeto de la burla de los
que ahora estaban con ella acompañándola en su convalecencia acomodada
en el placentero lecho de un cuarto viejo pero bien acogedor e iluminado
con candelas que se le había otorgado amablemente después de su desmayo.

—¿Permanecer aquí durante todo el resto de mi… (Ustedes ya saben a lo
que me refiero) y perderme de la espectacular batalla contra Beckett?
¡Ése doctor está loco! ¡No permitiré que mi hermanito se quede sólo al
mando de mi amado /Perla Negra/! ¡No, señor! —y se cruzó de brazos,
haciendo graciosos pucheros.

—Bueno, Jacky… —comenzó a decir James con tono condescendiente, de pie
junto a la cabecera de la cama e inclinándose ligeramente sobre ella con
las manos hacia atrás—… "recordarás éste día como el día en que la gran
capitán Jacky Sparrow debió guardar cama gracias a su tozudez".

—¡Bah! ¡No te burles de la desgracia ajena, semental malagradecido!

—Aunque te niegues, debes guardar cama por el bien de tus bebés, Jacky,
te guste o no —le aconsejó Elizabeth—. Eres demasiado inquieta y muy
descuidada, además… eres peligrosamente adicta al ron.

—¡Pero quedarme aquí sin hacer nada es una tortura que no merezco!

—¿Estás segura de eso? —inquirió la chica, alzando una ceja mientras se
cruzaba de brazos.

—Bueno… Tal vez me lo merezco un poquito…

—¡Ejém! —insistió Elizabeth.

—¡Bueno! ¡Me lo merezco! ¿Contenta?

—Contentísima —asintió con una divertida sonrisa. Jacky la miró de reojo.

—La soltería te sienta mal, Lizzy, te pones malvada… Si yo fuera hombre
te daría lo que te mereces… —puso cara de libidinosa—, a menos que te
guste también hacerlo con mujeres…

—Jackyyy… —le advirtió Norrington, cruzándose de brazos muy molesto. La
advertida puso cara de fastidio.

—Bueno, está bien, como tu quieras, Norry —se volvió nuevamente hacia
Elizabeth que estaba parada al otro lado de la cama—. ¿Te gustan los
tríos, Lizzy? Porque tú, Norry y yo podríamos…

—¡Jacky! —exclamó James, sacado de quicio—. ¡Compórtate!

—¡Pero semental mío! ¿Es que no te gustan los tríos? ¡Un hombre y dos
mujeres! ¿Acaso no es ése el sueño de todo hombre? —insistió la
incorregible.

—¡Oh, por Dios! —se quejó, sentándose pesadamente sobre la cama,
tomándose la cabeza entre las manos, derrotado mientras Elizabeth de
destornillaba de la risa.

Con su principal censurador desmoralizado, Jacky siguió con la conversación.

—Y bueno, mi querida Lizzy, ¿por qué no haces las paces con Will de una
buena vez? ¡Mira que esta historia está por terminar y ustedes nada!

—¿Cuál historia? —preguntó James, desconcertado, levantando la cabeza,
pero Jacky y Elizabeth lo ignoraron.

La joven Swann bajó el semblante tristemente.

—¿Crees que no quiero hacerlo, Jacky? ¡No hay nada más en el mundo que
quiera más! Pero últimamente nos hemos distanciado tanto, mentido tanto…
No hemos sido sinceros entre nosotros, nos hemos ocultado cosas y ya no
confiamos en el otro… —alzó la cabeza—. ¿Cómo piensas que podamos estar
juntos de nuevo?

Jacky se alzó de hombros.

—No sé… Pues sean sinceros con lo que sienten por cada uno y ya.

—Eso es lo difícil, Jacky. Y creo que tú eres la menos indicada para
aconsejarme una cosa así, ¿o no?

Por toda réplica, la pirata se alzó de hombros y se echó sobre los
almohadones de plumas.

—Entonces trágate tu orgullo y sé la primera en ofrecer la rama de
olivo, Elizabeth. Si con eso el joven William no se reconcilia contigo,
es que no merece la fortuna de ser tu futuro esposo —le aconsejó James.

—Yo… Nosotros no lo hacemos por orgullo —replicó la ofendida joven. Él
sonrió como quien ya ha pasado por ello alguna vez.

—En un principio tal vez no, Elizabeth, pero te aseguro que ahora el
orgullo de dar el brazo a torcer juega una parte muy grande en este
asunto, ¿o me equivoco? —Como la joven nada dijo, Norrington siguió—.
Para reconciliarte necesitas una gran dosis de honestidad, humildad y
valor. ¿Qué te falta de los tres, hija de Wathervy Swann?

Elizabeth se le quedó mirando unos instantes antes de contestar.

—Ninguno —sonrió agradecida—. Gracias, James.

—Me da gusto escucharte decir eso, Elizabeth —le sonrió, quedándose
ambos mirándose muy peculiarmente, cosa que molestó muchísimo a Jacky.

—¡AY! —gritó Norrington de repente, poniéndose velozmente de pie con una
mano en el trasero y con los ojos enormemente abiertos.

—¿Qué pasó? —preguntó Elizabeth, asustada.

—¡Jacky me pellizcó! —se quejó, volviéndose muy molesto hacia la
disimulada Jacky.

Elizabeth sonrió, comprendiéndolo todo, y se dirigió hacia la puerta.

—Entonces los dejo solos. Cuídate, Jacky, hazlo por tus bebés. —y cerró
suavemente la puerta detrás de ella.

Y apenas ésta desapareció, la pirata tironeó fuertemente la muñeca de
James y lo lanzó a la cama para subírsele encima en un segundo.

—¡Jacky! ¡Nuestros hijos!

—Cierra la boca —le ordenó con un destello de celos en sus ojos oscuros,
sujetándolo fuertemente de las muñecas—. Dime, mi queridísimo
Norrington: ¿qué significa Elizabeth para ti?

James se sorprendió. No se esperaba aquella clase de pregunta por parte
de Jacky.

—Jacky… ¿Acaso estás celosa?

—Respóndeme de una vez si no quieres que te deje eunuco —puso la mano
entre medio de las piernas, poniéndolo súper nervioso y tan pálido como
un papel.

—Es que yo…

—Dímelo con sinceridad —le advirtió, presionando aún más.

—¡Jacky, por favor, te lo diré pero deja de hacer eso que me pones nervioso!

Reticente, ella obedeció, pero volvió a sujetarle de la muñeca.

—¿Y bien?

James suspiró.

—Elizabeth fue tan sólo un hermoso sueño para mí, nada más… —le
respondió como sumido en un profundo ensueño, luego fijó sus ojos verdes
sobre los de Jacky—; pero tú eres mi realidad, mi única realidad, Jacky,
la que no cambiaría por nada del mundo, ni siquiera por un sueño.

La pirata frunció la boca y las cejas.

—Qué cursi eres… —le dijo, y lo besó en la boca para luego comenzar a
desabotonar rápidamente su camisa—. ¿Qué te parece si nos divertimos un
poco? ¿Eh?

—¿Estás loca? —se incorporó—. ¡Estás embarazada y debes cuidarte!

—¿Quieres decir que deberé aguantarme hasta tener a los críos? —se
quejó, sentándose sobre los talones.

—Eso mismo —comenzó a abotonarse la camisa mientras se salía de la cama.

—¿No haremos "cosillas" sucias?

—No. Ni lo sueñes. Lo ordenó el doctor Jacobson.

—… —Jacky maldijo interiormente al susodicho doctor, pero entonces se le
ocurrió una idea genial.

—Bueno, no tendremos sexo por un buen tiempo como lo prescribió el doc,
mi estimado Norry —dijo, cruzándose de brazos con la picardía pintada en
el rostro.

—Bien dicho, Jacky —sonrió triunfante.

—¡Ah, ah! Pero tú deberás compensarme caramente todo este tiempo de
abstinencia, ¿está claro, mi semental?

—¡¿EH? —casi se le cayó la quijada al escucharla. El color de su piel
cambió de natural a blanco y finalmente rojo.

—Tú sabes, haremos toooooodas las cosas indecibles, sucias,
extravagantes, cochinas… Veamos… —comenzó a enumerar con los dedos—:
está el "salto del tigre", el "69", el "caballito loco", la "muerte de
la tortuga", el "carruaje acelerado", "paloma tomando agua", "pollo al
espiedo", el "sube y baja"…

Pero el azote de la puerta cerrándose por detrás del escandalizado
Norrington cortó la "inspiración" de Jacky, quien se dejó caer sobre las
almohadas con los dedos entrelazados y una sonrisa llena de satisfacción.

—Sí, señor —dijo—. Ya vas a ver cuando termine mi abstinencia forzada,
je, je, je, je…

Al otro lado de la habitación, James se encontraba apoyado de espaldas
contra la pared, rojo como un tomate y temblando como una hoja. ¡Esa
Jacky estaba completamente loca! ¡Era una total y completa pervertida!

Suspiró profundamente, esbozando una tenue sonrisa.

—¿Qué te pasa, James? —le preguntó Elizabeth, quien regresaba acompañada
por Christian, Billy, Alwine, Jack y Teague.

—N-nada. No me pasa nada —trató de recomponerse arreglándose la ropa
para disimular su nerviosismo mientras el muchachito mudo se paraba a su
lado.

Jack y su padre se miraron significativamente.

—¿Jacky está bien? —preguntó el doctor mirándolo de reojo.

—¡Oh, más que bien! ¡Se lo aseguro!

Semejante énfasis no hizo más que convencer completamente al doctor
sobre la salud de la embarazada.

—Bien. Me alegra mucho escuchar eso… Pero de todas maneras deberá
guardar cama para evitar cualquier eventualidad, así que he decidido
quedarme a su lado mientras se libre la batalla para asegurarme de que
no cometa ninguna locura. —Acarició afectuosamente la cabecita rubia de
la niña—. Y la pequeña Alwine será nuestra enfermera.

—¡Una gran enfermera! —exclamó llena de jovialidad, levantando su
pequeño puño al aire.

—Eso mismo, mi niña —asintió orgulloso.

—Muchas gracias a ambos —James le sonrió agradecido.

—¡Ejém! ¿No será eso más una excusa para no toparse con su galán, doc?
—intervino Jack, sonriendo pervertidamente mientras se mecía la barba.

—¡Claro que no! ¿Pero cómo se le ocurre semejante cosa? —exclamó,
escandalizado, pero se calmó inmediatamente y, haciéndose el tonto, agregó:

¿A cuál galán se refiere?

—Tarde, doc, tarde… —negó con la cabeza, sonriéndole condescendiente
mientras ponía los brazos en jarra—. ¿Ése atorrante lo tiene
trastornado, verdad? Su lujuriosidad no tiene comparación, doctorcito,
es por esa razón que mi hermanita y yo le rehuimos (agregando el motivo
de su pedantería) para que no nos eche el ojo porque sino no nos dejará
en paz hasta conseguir lo que busca.

—Yo le ofrecí mi amistad, debería contentarse con eso —replicó con orgullo.

—¡Oh! ¿Quién quiere el envoltorio cuando puede tener su contenido? He
notado cómo Seagull lo mira a usted, doc, y está empecinado en…
¿"conquistarlo"? ¿Ésa sería la palabra correcta?

—Pues pierde el tiempo; mi corazón, mi razón y mi interés están en las
mujeres, no en los hombres —se volvió hacia la puerta para tomar el
picaporte.

—¡Oh! Pero Seagull no quiere esas cosas de usted, sólo su físico.

El doctor Jacobson se volvió muy fastidiado.

—Sepa disculpar mi dureza, señor Sparrow, pero ahora estoy de duelo por
madame Foubert y me parece de muy mal gusto estar conversando sobre esta
clase de cosas. Con su permiso, entraré a ver a la paciente.

—Entre usted con mi permiso… —Jack pensó que que Christian iba a ser un
hueso muy duro de roer para Seagull.

Y así Christian y Alwine entraron a la habitación seguidos por los dos
Sparrow restantes que no paraban de murmurar entre ellos, a su muy
peculiar manera, dejando solos a Norrington, Elizabeth y Billy.

—¡Ya quisiera ver a los pichoncitos! —se escuchó exclamar a Teague de
repente.

—Quieto, viejo, que aún faltan como cuatro meses… —se oyó decir a Jack
mientras se cerraba la puerta—. ¿Qué tal, hermanita? ¿Con que se agoniza?

—¡Será tu paquete el que estará agonizando, animal! —se escuchó replicar
a la ofendida Jacky.

Avergonzado, James se mordió los labios y volvió a apoyarse contra la
pared con las manos hacia atrás, sumido en sus pensamientos.

La joven Swann lo imitó, situándose al otro extremo de la puerta.

Entonces Billy los miró primero a uno y luego al otro, frunciendo el
entrecejo un tanto disgustado

Pasaron algunos segundos de incómodo silencio hasta que ella se animó a
romperlo con un pensamiento que había estado dando vueltas en su cabeza
desde el momento en que ambos se habían vuelto a encontrar a bordo del
/Holandés Errante/.

—Escucha, James…

—¿Sí?

—… Ese… Ese beso que te di… —volvió la cabeza hacia él—… Te lo di porque
te lo merecías…

Norrington la miró estupefacto. Ella siguió:

—Sé que has cometido errores por los que ahora estás sufriendo mucho…
Mucho más que todos nosotros. Te he visto cambiar y… ése cambio me da
mucha tristeza pero también me causa mucha admiración. Si… Si tú no
estuvieras enamorado de Jacky y yo de Will… tal vez, si me hubieras
pedido en matrimonio en este momento… yo hubiera dicho que sí tan sólo
para verte sonreír de nuevo.

—¡Elizabeth…! —la miró sorprendido. No podía creer lo que estaba
escuchando... ni tampoco Billy, que lo estaba leyendo en sus labios.

—No me hagas caso, James —le dijo, volviéndose apresuradamente hacia la
puerta para agarrar el picaporte sin atreverse a mirarlo a la cara—.
Sólo estoy diciendo puras tonterías… ¡Es que extraño tanto a Will y me
siento tan sola sin él!

Norrington sonrió.

—A veces no es bueno ser orgulloso, Elizabeth. Así como ahora fuiste
sincera conmigo debes serlo con él y verás cómo se arreglarán las cosas.

La muchacha le sonrió agradecida con lágrimas en los ojos.

—Gracias, James… De ahora en adelante tú y yo seremos muy buenos amigos,
¿verdad? ¿Nos contaremos todo? ¿Cómo viejos amigos?

—Claro. Siempre.

Elizabeth, ya más tranquila, le dedicó una última sonrisa y volvió a
entrar a la habitación, cerrando la puerta detrás de ella y dejándolo
sólo con sus pensamientos mientras Billy lo observaba atentamente.

Apoyándose nuevamente sobre la pared, James suspiró largamente lleno de
nostalgia, luego puso su mano sobre la negra cabecita del preocupado
muchacho y le sonrió.

—No te preocupes, Billy, mi corazón está ahora en manos de Jacky como el
de Elizabeth en las de Turner.

Entonces el chico le devolvió la sonrisa, aliviado.

—¡A ti te quería encontrar! —lo sobresaltó la estruendosa voz de
Barbossa, quien venía acompañado de Jade, ambos muy alarmados—. Acaba de
llegar nuestro espía y nos ha informado que Beckett está a un día de
alcanzar ésta isla.

—¿Trajo información sobre cuántos buques consta su flota?

—Dice que la cantidad es impresionante… No tiene comparación con la
nuestra —le respondió la preocupadísima hija de Sao Feng.

—Tal y como tú nos advertiste… ¿Estás feliz con eso? —dijo Hector con un
tono de voz muy poco amistoso.

Pero James no lo escuchó, como todo un profesional en su carrera, se
concentró en los pros y los contras de la situación y de la manera en
que podrían salir victoriosos, militarmente hablando.

—Si tan sólo tendríamos un poco más de tiempo, podríamos trazar un plan
que nos aventajaría lo suficiente como para derrotar a Beckett… —murmuró
pensativo, meciéndose la barbilla.

—¿Y qué les parece el "/parlay"/? —les propuso el recién reaparecido
Jack Sparrow, sacando la cabeza a través de la puerta.

Luego de quedársele mirando unos instantes, los demás se miraron entre
ellos, sopesando aquella acostumbrada acción del capitán Sparrow,
después de todo, no perderían nada con intentarlo.

—Podríamos probar —dijo James al final.

—¡Bien dicho, mi viejo! ¡Sabía que al final íbamos a terminar trabajando
juntos! —le puso confianzudamente el brazo por encima de los hombros,
soltando su apestoso aliento sobre la cara del oficial, obligándolo a
fruncir el ceño muy disgustado.

—Espero que no tan juntos como ahora, señor Sparrow —se quejó.

—No te quejas con mi hermana, cuñadito —se burló.

—Eso no es asunto tuyo…, cuñado —replicó fastidiado.

Finalmente los piratas enviaron al capitán Hood para hacer las
negociaciones pertinentes y el punto de reunión fue fijado a la mañana
siguiente sobre un pequeño promontorio de arena que se ubicaba en medio
del mar a varias leguas de distancia de la isla del Naufragio y de la
inmensa flota de Beckett.

Barbossa, Jack, Jade y Norrington eran los representantes de la
Hermandad de los Piratas, en cambio, Beckett, Will, Isabel y Davy Jones
representaban a la Compañía de las Indias Orientales. Cabe aclarar que
el capitán del /Holandés Errante/ se encontraba con los pies metidos en
una gran cubeta llena de agua de mar ya que aún no era su tiempo de
"pisar tierra por un día".

Una vez que Jack y los demás desembarcaron, se acercaron con paso
decidido hacia el enemigo que ya los estaba esperando en medio del
alargado promontorio.

Isabel y James se miraron significativamente.

—¡Tú fuiste el insecto que guió a los lobos hacia nuestra puerta! —le
reclamó inmediatamente Hector a Will.

—No culpen a Turner, solamente es una herramienta —le aclaró Lord
Beckett con su frío y tranquilo temperamento—. Si desean conocer al gran
arquitecto de la traición, está a su izquierda.

Todos miraron hacia la mencionada dirección, incluyendo al fresco de
Jack, quien era el último de la fila, luego, sonriendo nerviosamente, el
acusado se volvió hacia sus compañeros.

—Mis manos están limpias… —Se las miró—. Figurativamente hablando —Y se
mordió las mugrientas uñas ante la acusadora mirada de sus compañeros.

—Actué sólo y para mis propios fines: liberar a mi padre —intervino
William sin asomo de culpa—. Jack no tuvo que ver.

—¡Así se habla! —exclamó el dichoso pirata—. Ya lo oyeron, compañeros.
Soy tan inocente como una blanca palomita.

—Joven Turner —dijo James—, estuve al mando del barco de Davy Jones y
entiendo la pena que lleva pero ya es demasiado tarde para su padre.

—No. No es tarde —replicó terco como una mula—. Ninguna causa está
perdida si aún queda algún pobre diablo que quiera pelear por ella.

—Elizabeth será una causa perdida para usted si sigue poniéndola en
último lugar, joven Turner —le advirtió. Will se le quedó mirando, muy
preocupado.

—Si Turner no actuó de parte tuya, ¿entonces cómo me dio esto? —los
interrumpió Beckett, sacando de su bolsillo la brújula que Jack le había
entregado a Will antes de lanzarlo al mar. Barbossa, Jade y Norrington
miraron sospechosamente a su compañero.

Hicimos un trato, Jack, para que me entregaras a los piratas y ahí
están, como lo prometiste —siguió hablando el Lord de manera desdeñosa,
lanzando el artefacto mágico a las manos de su dueño—. No seas tímido,
acércate y reclama tu recompensa.

—¡Tu deuda conmigo aún debe ser satisfecha! —se quejó Jones—. ¡Cien años
de servicio a bordo del /Holandés/ para empezar!

—Esa deuda ya fue pagada con su ayuda —señaló Jack vagamente a sus
compañeros.

—¡Escapaste! —replicó enfadado.

—En realidad, yo…

—Propongo un intercambio —lo interrumpió Jade, los presentes la
observaron con sumo interés—. El señor Turner se queda con nosotros y
usted puede quedarse con el capitán Sparrow. No hay mejor final para
Jack Sparrow que ser una rata condenada a bordo del /Holandés Errante/.

El mencionado pirata abrió los ojos como platos, sorprendido con aquella
inesperada propuesta.

—¡Hecho! —asintió Will de inmediato.

—¡Deshecho! —rebatió Jack.

—Hecho —declaró Beckett.

—Hecho —consintió James.

—Hecho —dijo Jones.

—¡Jack es uno de los Señores Piratas! —se quejó Barbossa, arremetiendo
furioso contra Jade—. ¡No tienes ningún derecho!

—¡Yo soy la Reina! ¿lo recuerda? —le aclaró altivamente, y se volvió
hacia el capitán Sparrow quien le dedicó una pícara media sonrisa, pero
pronto se le borró bajo la seria mirada de la muchacha.

—Haré lo que comande, usted, Gran Majestad —dijo, sacándose el sombrero
e inclinándose levemente ante ella como señal de respeto y acatamiento.

—¡TRAIDOR! —rugió Hector, desenvainando inmediatamente la espada en
contra de Jack, quien puedo esquivar aquel ataque a duras penas.

Si confiesas algo, yo también tengo mucho qué decir. —le advirtió
Barbossa acercándose a él nariz con nariz.

—Que gane el mejor, ¿sí? —fue todo lo que le dijo su compañero, y se
dirigió hacia el enemigo, cruzando su mirada con la de Will mientras
pasaban uno al lado del otro.

Con una sonrisa de plena satisfacción, Beckett le señaló "amablemente"
al capitán Davy Jones, por lo que, Jack, visiblemente desdichado, se
paró al lado de su satisfecho captor mientras que Will se unía a los otros.

—¿Temes morir? —le preguntó Jones al oído de su flamante prisionero.

—No tienes idea —respondió con sinceridad.

—¿Tú te quedarás con ellos? —preguntó Isabel por primera vez.

—Así como tú te quedarás con Beckett —respondió James con la misma
frialdad. La mujer sonrió con desprecio.

—Entonces te has convertido en un pirata.

—Lo soy tanto como tú de asesina —replicó inteligentemente, borrándole
inmediatamente la sonrisa—. Seguramente el gobernador Swann ya llegó a
Inglaterra y puso sobre aviso al Rey —Se volvió hacia Beckett—. ¿Está
usted seguro en seguir con esto? No creo que a Nuestra Majestad le
agrade conocer las "estrategias" de comercio que usted impuso en Port Royal.

—Para cuando el funcionario del Rey llegue a estas aguas, ninguno de
ustedes estará vivo para testimoniar en mi contra, almirante Norrington
—replicó el enfadado Cutler.

—Eso lo veremos.

Frunciendo la boca de disgusto, Lord Beckett se acercó a Jade.

—¿Usted es la Reina de los Piratas, no es así? Advierta a la Hermandad.
Todos morirán si eligen luchar, pero si eligen no pelear, sólo morirán
la mayoría de ustedes.

—Usted traicionó a mi padre —replicó la jovencita con la furia pintada
en su moreno rostro.

—Él eligió su destino —le rebatió con calma.

—Y usted acaba de elegir el suyo. Lucharemos y usted morirá —le advirtió
para luego volverle la espalda y marcharse de allí con paso firme
seguida prontamente por Barbossa, Norrington y finalmente Will Turner.

—Tan sólo es una pequeña rata consentida… —murmuró Cutler, saboreando
prematuramente su propia victoria.

—¿Te eligieron reina a ti? —le preguntó el incrédulo Will, acercándose
rápidamente a Jade.

—De la Hermandad, sí. Cortesía de los hermanos Sparrow. Antes de venir
aquí me contaron acerca de sus planes.

—Bueno, tal vez sí tienen idea de lo que hacen.

—¿Y usted, joven Turner? ¿Tiene idea de lo que le está haciendo a Elizabeth?

—¿Es que ahora se mete en nuestros asuntos, señor Norrington? —se volvió
furioso, deteniéndose ambos, frente a frente.

—No le respondo como debiera porque no es el momento indicado, señor
Turner, pero le sugiero que arregle este asunto cuanto antes con la
señorita Elizabeth antes de que la pierda para siempre. ¿O acaso el amor
que usted tanto le proclamaba eran tan sólo puras palabras sin sentido?
—y pasó de largo, dejando al pobre de Will muy consternado.

Todos los piratas comenzaron a prepararse inmediatamente para la batalla
final contra Beckett y su flota en cuanto su Reina regresó a la Bahía
del Naufragio y los puso al tanto de la inminente batalla. Apenas hubo
tiempo para los encuentros y las despedidas.

Jacky se encontraba sumida en un profundo silencio mientras observaba a
James preparando sus armas para la batalla. Aunque no quisiera admitirlo
en voz alta, le aterraba la idea de que él no pudiera volver vivo, sobre
todo sin su ayuda.

—¿Estás seguro de ir? Aún no te has recuperado del todo —le dijo.

—La joven Alwine se encargará de eso —le respondió con aquel frío tono
de oficial que Jacky tanto detestaba.

—¿No quieres que vaya contigo?

Norrington la miró severamente.

—Ya sabes que no debes salir de la cama, Jacky. Te guste o no, debes
quedarte ahí.

—¡IDIOTA! —gritó la furiosa pirata—. ¿¡Es que no te das cuenta que tengo
miedo de no volver a verte!

Se calló, sintiéndose muy avergonzada por haberse comportado como una
auténtica mujer enamorada y se metió bajo las cobijas.

—Mira lo que me haces decir, Norry. Eres muy nocivo para mi orgullo
masculino, /savvy?/

James se sorprendió en un principio por aquella inesperada reacción
femenina de Jacky, pero enseguida comprendió el verdadero motivo por el
cual actuaba así y se sentó en la cama al lado de ella.

—No te preocupes, Jacky, te prometo que regresaré con vida.

—Si no me preocupo por eso… —dijo, emergiendo de entre las sábanas—. Si
te pasa algo, ¿a quién fastidiaré y le pellizcaré el trasero?

—¡Oh, Jacky…! —pero la pirata no lo dejó terminar de hablar, puesto que
lo abrazó con todas sus fuerzas y lo besó con tanta pasión como nunca
antes lo había hecho.

Regresa con vida, ¿me oyes? —le ordenó—. Si te mueres, juro que iré a
buscarte al cielo o al infierno para traerte a patadas de regreso.

James no supo qué decir, simplemente balbuceaba incoherencias.

Y dale una patada de mi parte a Beckett —le pidió con una pícara
sonrisa, besándolo de nuevo.

Ninguno de los dos se dio cuenta que el monito de Barbossa había
ingresado a la habitación para robarse la "pieza de ocho" que se
encontraba entre las ropas de Jacky que habían dejado sobre una silla
cuando ésta se había cambiado de ropa.

Una vez afuera, se lo entregó a su satisfecho dueño.

—Muy bien hecho, Jack —lo felicitó, tomando la pequeña pieza entre los
dedos para observarla mejor—. Con esto lograremos liberar a Calipso…


También te podría interesar...

ÚLTIMAS ENTRADAS PUBLICADAS

Comentarios

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.