Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 35: Demasiado Serio, Demasiada Libertina *

       Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

OCTAVA PARTE: EL ALMIRANTE GEORGE JACOBSON

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 35: Demasiado Serio, Demasiada Libertina *


Los heridos, el poco cargamento rescatado y los muertos fueron
trasladados a los otros navíos para poder llevarlos a salvo al puerto de
Liverpool, en Inglaterra, ya que el barco mercante estaba demasiado
estropeado como para poder navegar, gracias a que los crueles piratas de
Morgan le habían destrozado la quilla, parte del casco, el mástil mayor
y además le habían prendido fuego. El corto viaje duraría sólo un par de
días, y mientras transcurrieran estos, irían dándole santa sepultura en
el mar a los fallecidos. Los heridos serían atendidos por los médicos
que habían venido con la armada naval inglesa, y entre sus pacientes,
estaban nuestros protagonistas de esta historia.

Los más graves de los cuatro eran James Norrington y William Turner, ya
que el comodoro tenía una larga y limpia herida de espada en el pecho, y
el joven Will tenía un par de costillas fracturadas y la pierna derecha
con una gran cortada. Elizabeth tenía fracturada la muñeca izquierda y
la mandíbula, y tanto ella como Jack, habían perdido un par de dientes
gracias a las terribles bofetadas que les había propinado el cruel
Morgan. Y además, el capitán Sparrow tenía la nariz rota y un corte en
el interior de la boca. Pero a pesar de todas esas colecciones de
maltratos, ninguno de los cuatro estaban en peligro de muerte, sólo que
como la medicina de la Edad Moderna aún no evolucionaba mucho desde la
no muy lejana Edad Media, la recuperación iba a ser un tanto larga y
dolorosa.

El capitán Jack Sparrow estaba bastante contrariado, ahora tenía que
esperar más tiempo de lo pensado para poder romper con la maldición.

Luego del tiempo esperado, la victoriosa flota de la armada naval llegó
sin problemas al puerto de Liverpool a las siete de la mañana, trayendo
consigo a su preciosa y variada carga. La mercadería fue desembarcada en
los almacenes del puerto para luego ser retiradas por quienes las
esperaban, las malas noticias fueron reveladas a los diarios y los
heridos fueron trasladados a un hospital, exceptuando a Jack, Will,
Elizabeth y James, ya que como este último era amigo del comodoro
Jacobson, todos irían a hospedarse en la lujosa casa de este, con un
médico y enfermera personales.

El comodoro George Jacobson no se quedó con ellos en su casa, sino que
siguió viaje en carruaje hasta la ciudad de Londres, travesía que
duraría unos cuantos días, para poder asistir a su propia celebración
militar para ser condecorado por su valor heroico y ascendido al rango
de almirante. Dicha ceremonia estaba fechada el día después que él había
capturado al temible pirata Morgan, pero debido a las circunstancias, la
fecha había sido fijada una semana después.

El pobre Jack Sparrow daba las gracias con toda su alma porque aquel
hombre se hubiera marchado, ya que desde la primera vez que lo había
visto frente a frente, había sentido una irremediable atracción hacia
él, y que muy por el contrario, Jacobson no había mostrado ningún
interés sobre su persona a pesar de la fuerte influencia del hechizo del
anillo maldito, sólo su interés radicaba en la salud de su buen amigo
Norrington. Cada vez que aquel hombre pasaba al lado de Jack, este se
ponía muy nervioso sin razón aparente, o eso creía, ya que el pobre
pirata no quería siquiera pensar que había terminado por enamorarse de
un hombre.

El comodoro George Jacobson, prontamente ascendido a almirante, con unos
cuantos años menos que Jack y James, era un hombre sencillamente
hermoso, de la misma estatura de Jack Sparrow (hombre, aclaremos),
esbelto, de rostro recio y atractivo, no tenía un solo pelo en la
barbilla, de bellos ojos celestes, y si no fuera porque usaba un
impecable peluquín blanco como todos los demás finos caballeros
militares, se vería un hermoso y largo cabello rubio. Su sola presencia
irradiaba respeto y temor al mismo tiempo. De mirada fría y cortes, su
personalidad revelaba a alguien duro y recto, mucho más que el comodoro
James Norrington. Ataviado pulcramente con las finas ropas oficiales
propias de alguien de su alta alcurnia, de andar digno e indiferente. De
modales finos de un caballero de sociedad. No hablaba más que lo
necesario, era soltero, astuto, inteligente e increíblemente insensible.
Sabía controlar perfectamente tanto sus sentimientos como sus
pensamientos. Coleccionista de antigüedades, había viajado por todo el
mundo en busca de objetos para su colección. Su vida se basaba en la
recta e inflexible obediencia a las leyes británicas y su terrible odio
hacia los piratas, a quienes perseguía sin respiro hasta darles caza.
Era conocido como el "Terror Ingles de los Siete Mares" por todos los
piratas, quienes lo odiaban con toda sinceridad. Jacobson había iniciado
su vida militar como tantos otros niños, desde la más tierna infancia,
llevado por su tío. Había sido un ejemplo de prodigio desde sus inicios
escolares, ganándose el desprecio de todos sus compañeros por su actitud
fría e indiferente. James Norrington se contaba entre sus enemigos,
hasta que por un acontecimiento sucedido entre ellos dos, el pequeño
niño pasó a ser su único y mejor amigo de toda la vida. George Jacobson
podía hacerse ver como una persona completamente fría e indiferente,
pero si alguien necesitaba una ayuda, él estaba allí para dársela. Este
gallardo oficial contaba con un pasado triste y doloroso, pero también
contaba con un gran secreto que podía arruinar su vida y su carrera
militar. Sólo Norrington conocía aquel secreto. A veces, cuando se tenía
suerte de notarlo, Jacobson tenía una mirada muy triste y distante.

Pasó una semana desde que llegaron a Liverpool, los cuatro hospedados
esperaban con ansias la llegada del ahora almirante George Jacobson,
quien estaba a punto de llegar a casa. Will y Elizabeth no veían la hora
de tener el mapa en sus manos para así poder ir en busca del contra
hechizo y la piedra mística, James aún seguía confundido con respecto a
traicionar a Jack o no, (y si habían estado juntos o no), y Jack…,
bueno, Jack no se quería encontrar con el tal encantador Jacobson.

Aquella mañana en que esperaban la llegada del almirante, nuestros
cuatro aventureros estaban reunidos en la habitación de James Norrington
para hablar sobre la forma de hacerse con el tan ansiado mapa.

-Jack tiene que usar el poder de la maldición para seducirlo y quitarle
el mapa –propuso Will, quien aún andaba en muletas y con el torso vendado.

-¡Claro! Para ti es fácil decirlo, tú no eres el que tiene que hacer el
trabajo sucio… -bufó Jack mientras se sentaba en la cama al lado del
comodoro. El capitán Sparrow aún tenía vendada la nariz, y por eso,
hablaba gangoso para la burla de Will y su novia.

-¡Pero, Jack! –Se quejó Elizabeth-. ¡Así fue como lo acordamos!

La joven Swann, para la diversión de Sparrow, seguía teniendo la
mandíbula vendada (que por causa de eso hablaba en un tono raro y
gracioso), y también la muñeca derecha.

-¡Bah! ¡Hazlo tú! –le dijo mientras se llevaba a la boca una botella de ron.

-¿De dónde sacaste eso? –le indagó Norrington un tanto molesto. Él era
el que peor estaba de los cuatro, no por su herida de espada, sino por
su estado anémico debido a que anteriormente no había comido ni dormido
muy bien gracias a su problema con Jack Sparrow, y la pérdida de sangre
había empeorado su salud. Seguía siendo el mismo pesado de antes, pero
estaba más blanco que nunca.

-Tú sabes de donde –le respondió mordazmente.

-Ya. Lo trajiste de contrabando entre tus ropas. (Los otros dos los
miraron con extrañeza)

-Eso. ¿Quieres? –le ofreció.

-No, gracias. Tenemos algo más importante qué hacer.

-¡Ah, claro! –se hizo el ofendido- ¡Tú prefieres seguir hablando de tu
amiguito el almirante! … Hombres, siempre la hacen a una a un lado por
los amigotes…

-Acuérdate que tenemos que conseguir el mapa… -replicó Will.

-¿Acaso no te diste cuenta que "ese" sujeto no me da ni la hora? ¡Me
mira como si me odiaría profundamente! El anillo no funciona con él… -y
luego agregó casi en un murmullo- Seguramente es gay…

Norrington le clavó la mirada, enfurecido.

-No le permito que hable así de mi mejor amigo, Jack Sparrow. Usted no
lo conoce como yo.

Los tres miraron a James muy sorprendidos, sobre todo Jack, pues hacía
tiempo que el comodoro no lo trataba de "usted". Por lo visto, se había
enojado en serio.

-¡Jah jah jah! ¡Sólo era una broma, Norry! –se rió nerviosamente el
capitán mientras le daba una palmadita en la espalda justo cuando este
llevaba a sus labios un vaso de refrescante agua, haciendo que la
volteara sobre las sábanas.

-¡Oh! ¡Perdón! –Se disculpó Jack en serio por primera vez en su vida-
Deja que yo te ayudo.

Y para sorpresa de todos, Jack le sacó la pieza mojada y fue a traer una
seca.

-Salgamos de aquí, Elizabeth –le pidió el muchacho mientras le ponía una
mano sobre el esbelto hombro de la joven.

-¿Pero por qué? –quiso saber.

-Creo que ya sé lo que está pasando entre ellos dos –apenas le respondió
en un murmullo, para que Norrington no los escuchara.

-¡Oh! –se interesó, y luego le preguntó también por lo bajo:

-¿Me lo dirás?

-Primero tenemos que irnos de aquí –sugirió el muchacho.

-Claro… -y luego, la chica se volvió hacia el comodoro y le dijo con un
tono demasiado alegre:

-Nos vamos, James. Convence a Jack para que haga lo que tenga que hacer,
¿sí? Nosotros vendremos a verte más tarde. ¡Adiós!

Y se llevó a rastras al pobre William fuera de la habitación, dejando
bastante perplejo a Norrington. Cuando Jack llegó con la nueva muda de
cama, se dio con que los otros dos no estaban.

-¿Qué pasó? ¿Will tenía que ir al baño?

-Nooo –negó James con la cabeza al lamentar los malos modales de Jack-,
pero creo que se les acaba de ocurrir algo.

-Espero que no se les ocurra que vaya desnudo al cuarto de ese hombre
para tener que seducirlo… -comentó Jack con una mueca de disgusto-.
Prefiero que me cortejen antes.

James lo miró un tanto perplejo ante tal extraña sentencia.

-Si es así, eso no funcionará –replicó terminantemente el comodoro-. Más
bien se enfurecerá.

-¿Entonces es gay? –insistió Jack.

-¡Ya te dije que no!

-Pero es que nadie en su sano juicio podría negarse a semejante cuerpo
como este, sólo mira lo sensual que es… -le dijo mientras se contoneaba
voluptuosamente.

-… Ya deja de hacer eso… -James llevó su mano a la frente mientras
bajaba la vista, bastante colorado-. Es mejor que me lo dejes a mí. Yo
lo convenceré.

-¿Desnudo? No lo creo…, a menos que sea gay…

-¡Te dije que no es gay! ¡Y no me desnudaré!

-¿Entonces cómo lo harás? –Preguntó sin prestarle mucha atención a sus
quejas- Déjamelo a mí, yo sé como tratar a sujetos duros como él. Sólo
mira esta actuación:

Y el descarriado e inmoral Jack Sparrow, utilizando el cuerpo de Katrina
Watson que el anillo le había dado, comenzó a hacerle un "numerito"
bastante sensual al pobre y súper nervioso James Norrington, quien no
sabía si mirarlo o no.

Mientras tanto, afuera, en la muy bien adornada galería de la casona,
Will le rebelaba sus impresiones a su novia Elizabeth.

-¿No notaste que Norrington ha estado actuando de una manera muy extraña
en estas últimas semanas desde que Jack se convirtió en mujer?

-Claro que sí… -y entonces, suspicaz, Elizabeth supo a dónde quería ir
su novio- Acaso querrás decir que… él está…

-Enamorado de Jack Sparrow –Will terminó lo que iba a decir Elizabeth.

-¡Pero eso es completamente ridículo! –Ella trató de negarlo- ¿Tú crees?

-¡Sí! ¡Ahora todo encaja, Elizabeth! –exclamó emocionado ante la
revelación que había hecho-, ¡Su ayuda para rescatar a Jack, su
repentina aparición en el Perla Negra, el que siempre esté a su lado!

-¡Y cuando casi dio su vida por él! –agregó su novia excitadísima.

-¡Exacto! ¿Qué opinas?

-¡Que es increíblemente increíble…! –respondió casi sin aliento, pero
luego agregó con un tono de lástima:

-Pobrecito, James. Acabar enamorándose de un sujeto tan despreciable
como Jack…

"Eso suena bastante raro… -pensó la joven Swann- como si fueran gay…"

-Es por eso que quiere que Jack logre sacarse el anillo –dedujo William,
sacándola de sus pensamientos.

-Seguramente… -secundó otra vez pensativa Elizabeth-. Y pensar que fue
mi idea el que Jack fuera Katrina Watson, su prometida… Me siento una
estúpida.

-Y yo le dije que otra vez lo iban a abandonar… Qué crueles fuimos…

-Sí…

Pero no tuvieron mucho tiempo para sentirse culpables, ya que un saludo
inesperado los sacó de sus tan concentrados sentimientos de culpa.

-Buenos días –oyeron decir de pronto los dos jóvenes, y cuando se
volvieron, se dieron con la sorpresa de que quien los había acabado de
saludar era nada más ni nada menos que el mismísimo popular y atractivo,
almirante George Jacobson.

-¡Oh! ¡Es usted! –se asombró el muchacho- ¡Ya está de regreso!

-Así es, señor… -quiso saber su nombre, pues antes no habían tenido
tiempo de presentarse.

-William Turner y la señorita Elizabeth Swann, hija del gobernador de
Port Royal, Weatherby Swann –contestó rápidamente el muchacho,
sintiéndose impresionado ante tanta grandeza.

-Mucho gusto, señorita. Mi amigo el comodoro Norrington me ha hablado
mucho sobre usted –la saludó tomando suavemente su mano y besándola
delicadamente.

-Bien, espero –dijo Elizabeth sonrojándose un poco ante tal belleza
masculina.

-Los caballeros de bien jamás hablan mal de las señoritas finas como usted.

"¡Es un sueño!" –pensó la muchacha mientras se le quedaba mirando como
una colegiala. Hasta sentía un poco de celos por Jack, sabiendo que este
tenía el deber de seducirlo.

-¿Ha tenido una ceremonia excelente, almirante Jacobson? –le preguntó Will.

-Fue un procedimiento como cualquier otro -contestó tranquilamente sin
darle mucha importancia mientras comenzaba a caminar por la galería
seguido por la joven pareja.

-¿Y cómo están ustedes de sus heridas? –quiso saber.

-Bastante bien, gracias, todo por la buena voluntad de su señoría. Tiene
al mejor medico de Liverpool.

-Me alegra saberlo. Él es mi tío. ¿Y cómo está el comodoro Norrington?

-Mucho mejor que antes, almirante Jacobson –respondió esta vez Elizabeth.

-Bien, entonces iré a verlo. Con el permiso de ambos, me retiro –y
haciéndoles una corta inclinación de cabeza, se dirigió hacia las finas
y costosas escaleras de mármol, dejándolos solos.

-¿Crees que Jack siga en la habitación de James? –le preguntó una
intranquila Elizabeth a Will.

-No lo sé, pero si lo está, espero que se esté portando decentemente
–fue la preocupada respuesta del muchacho. Pero ese deseo estaba muy
lejos de hacerse realidad…

Aunque no se le notaba, el almirante George Jacobson estaba muy feliz de
volver a ver a su buen amigo el comodoro James Norrington, pues hacía
bastante tiempo que no se veían y sólo habían mantenido una comunicación
por medio de las cartas. Mientras caminaba por el largo y elegante
pasillo alfombrado con una larga y fina alfombra roja, no se imaginaba
siquiera la desagradable escena que estaba a punto de presenciar.

Una vez que se detuvo frente a la habitación de su gran amigo, pensó que
lo mejor sería no llamar a la puerta para no despertarlo si es que este
se encontraba durmiendo, así que decidió entrar sigilosamente y sin
avisar, y cuando lo hizo… ¡se encontró con una semidesnuda mujer encima
se su buen amigo James!

-¡¡James!! ¡¿Me puedes explicar qué es lo que están haciendo?! –exclamó
muy enojado el almirante dándole una mala sorpresa a los otros dos-
¡¡Estás delicado, por el amor de Dios!!

-¡Ups! –exclamó Jack mientras trataba de taparse rápidamente con lo que
tenía a mano y salía rápidamente de la cama, dejando a un James
Norrington más blanco que un papel, completamente abatatado.

-¡No es lo que usted piensa! –trató de defenderse la invitada.

-¿Entonces qué es? ¿¡Ni siquiera están casados y ya están haciendo esto
en mi decente morada?! ¡Es una falta de respeto hacia mí!

-¡Pero…!

-¡Él está en recuperación! ¡¿Acaso no te puedes esperar?!

-¿Y tú no? Podríamos arreglarlo… –le propuso pícaramente mientras le
guiñaba un ojo. James sólo atinó a llevarse la mano sobre la frente,
desesperado, pues sabía que eso irritaría aún más a su amigo.

Y tal como el comodoro lo había previsto, George Jacobson pasó a ser de
leche tranquila, a leche hervida.

-¡¡Fuera de aquí!! –exclamó completamente enfurecido.

Mientras todo eso pasaba, Will y Elizabeth se habían dirigido también
hacia la recámara de Norrington para asegurarse de que nada malo
estuviera pasando. Ambos seguían conversando sobre el tema de
actualidad: la extraña relación entre el alocado Jack Sparrow y el
inflexible James Norrington.

-¿Crees que Jack sienta algo por James? –preguntó Elizabeth dubitativa.

-¡Claro que no, Elizabeth! ¡Pero qué tonterías dices! –exclamó incrédulo
el muchacho- ¡Jack es un hombre y jamás se enamoraría de otro hombre!

-Pero ya sabes lo desvergonzado que es… -siguió desconfiando-. Además,
quizás lo afectó el que James se haya arriesgado por él.

-Escucha Elizabeth –Will se paró frente suyo y le colocó ambas manos en
sus pequeños hombros-: por más descarriado o desvergonzado que sea Jack
Sparrow, sigue siendo un hombre orgulloso de serlo. Te aseguró que jamás
se entregaría a otro hombre.

Apenas terminó de decir esto, repentinamente se abrieron las puertas del
cuarto de Norrington y vieron cómo el almirante Jacobson sacaba a
empujones de allí a una Katrina Watson en ropa interior y precariamente
envuelta en una sábana, quien se quedó parada mirando cómo le cerraban
las puertas en las narices.

-¡Le dije que no estábamos haciendo nada! ¡Sólo le estaba mostrando
algo! –protestó muy molesto mientras se acomodaba cómicamente la sábana
y se disponía a irse a su habitación para vestirse, pero se dio de lleno
frente a unos pasmadísimos William Turner y Elizabeth Swann.

-Este… Hola –los saludó mientras les sonreía con nerviosismo.

-¡Oh, por Dios…! –sólo pudo decir la joven. El muchacho estaba demasiado
impactado como para decir algo.

Viéndose en tal predicamento, Jack Sparrow pensó desesperado:

"Creo que mejor me hubiera quedado en el "Holandés Errante"…".


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