Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 63: *La Verdadera Lucha Interior*

                                  Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

ÚLTIMA PARTE: CARRERA CONTRA EL TIEMPO

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 63: *La Verdadera Lucha Interior*


En el momento en que Will Turner y los demás desembarcaron en las playas
de la "Isla del Cuello Torcido", el Jeque Alí Tel Aviv había sentido sus
presencias y anoticiado de los cuatro navíos que vigilaban las costas,
así que, si perder más tiempo, había iniciado un feroz contraataque
sobre todos ellos utilizando todo lo que estaba en su mano: las
poderosas ilusiones provocadas por la "Piedra Mística", sus concubinas y
los pocos guerreros que estaban a su disposición.

La tormenta que antes había menguado hasta casi desaparecer por
completo, había regresado esta vez con más fuerza que antes haciendo
peligrar a las cuatro embarcaciones con encallar desastrosamente en las
costas de la "Isla del Cuello Torcido", claro, eso si antes los cíclopes
no lograban hundirlos.

En total, eran doce cíclopes que habían emergido desde las profundidades
del mar, quienes se dirigieron inmediatamente hacia las embarcaciones
blandiendo amenazadoramente sus primitivos garrotes.

Los cíclopes eran monstruos gigantescos con un solo ojo en mitad de la
frente con un temperamento horrible; eran fuertes, testarudos y de
bruscas emociones. A pesar de que tenían su origen en la mitología de la
Antigua Grecia, el Jeque Alí Tel Aviv los conocía muy bien y aprovechaba
su terrorífica apariencia para ahuyentar a sus enemigos.

Al ver venir semejantes criaturas amenazantes hacia ellos, las
tripulaciones de la flota naval y el barco pirata, se habían volcado al
más incontrolable pánico a pesar de que sus capitanes y tenientes
trataban de que mantuvieran la calma.

Un par de cíclopes ya se habían aproximado lo suficiente a las naves
como para comenzar a destrozarlas con sus poderosos mazos.

Los mástiles y las velas, despedazados, caían sobre la cubierta
aplastando a todo aquel que estuviera justo debajo de ellas. Los
fusileros abrían fuego contra aquellos espantosos monstruos pero no
lograban hacerles ningún daño. Ni siquiera los sables lograban atravesar
su piel al igual que las balas de los cañones.

El "Perla Negra" aún no había sido alcanzado por aquellos fenómenos,
pero su tripulación había enloquecido de terror al igual los de la
armada. El capitán Hector Barbossa y Ana María trataban de contenerlos,
pero el pavor que sentían sus hombres era algo muy difícil de controlar.

-¡Malditos estúpidos! ¡Remeros de piratas! ¿Cómo pueden temerles a unos
bichos de un solo ojo? ¡Que un mal rayo los parta, partida de cobardes!
–protestaba Barbossa mientras sacudía o abofeteaba a cada hombre con la
esperanza de volverlos en sí pero sin lograr obtener ningún resultado
satisfactorio.

Y sin que se lo esperara, su propio monito le saltó a la cara y comenzó
a arañarlo muerto de miedo. Desesperado y profiriendo todo tipo de
improperios en contra de su mascota, el capitán Barbossa se vio obligado
a retroceder hasta la barandilla y no pudo evitar caerse cómicamente al
mar con mono y todo.

-¡Capitán! –exclamó casi preocupada Ana María mientras se aferraba a la
baranda y miraba hacia abajo para advertir que su "capitán" salía a
flote de las arremolinadas aguas con el histérico monito "Jack"
derrapando sobre su cabeza.

-¡Maldita sea, bicho del demonio! –protestaba Hector Barbossa mientras
trataba de sacárselo de encima sin mucho éxito-. ¡Lánzame una cuerda, mujer!

Ana María se afirmó sobre la barandilla, colocó una mano sobre su
mejilla y toda ceñuda le gritó:

-¡Lo ayudaré si me promete devolverle el mando de capitán a Jack Sparrow!

-¡¿Qué?! ¡¿Estás loca, mujer?! ¡¡Jamás le entregaré el "Perla Negra" a
ese tonto!! ¡¡Me pertenece!!

-¡Entonces, no lo ayudaré! –la muchacha morena se cruzó de brazos y se
dio media vuelta para marcharse y dejarlo abandonado-. ¡Da lo mismo si
lo prometes o no, morirás ahogado de todas formas y Jack volverá a ser
nuestro capitán!

El capitán Barbossa abrió la boca para insultarla por su atrevimiento,
pero tragó un buen poco de agua salada al hacerlo. Mientras tocía y
maldecía su mala fortuna, el pirata se lo pensó mejor y gritó con todas
sus fuerzas para que la chica lo escuchara:

-¡¡Está bien!! ¡¡Tú ganas!! ¡¡Jack Sparrow será otra vez el capitán del
"Perla Negra"!!

Feliz pero sin demostrarlo, Ana María volvió a afirmarse a la baranda y
lo miró con seriedad. Ella no era ninguna tonta y sabía que no debía
confiar del todo en aquel hombre tramposo.

-¡¿Jack Sparrow volverá a ser capitán cuando ponga sus pies sobre esta
cubierta?!

-¡Maldición! ¡No tenemos tiempo para estas tonterías! –se quejó él de
inmediato al verse pescado.

-¡Bien! ¡Entonces usted le hará una larga visita a los peces! –replicó
la morena mientras hacía otra vez un amague por marcharse.

-¡Rayos! –murmuró Barbossa muy molesto, pues él había planeado engañar a
la mujer sin decirle el momento en que Jack volvería a ser capitán, o
sea, cuando a él mismo se le diera la gana. Pero como ahora su vida
estaba en manos de aquella astuta muchacha, decidió ceder esta vez.

-¡Está bien! ¡El infeliz de Jack Sparrow será tu capitán otra vez cuando
esté a bordo del "Perla Megra"!

-¡Bien! ¡No olvide este trato, capitán! –exclamó Ana María y le lanzó
una cuerda para que éste lograra subir otra vez a bordo (no sin algunas
dificultades gracias a su asustado mono que no abandonaba su cabeza).

Una vez que estuvo a salvo a bordo del "Perla Negra", el capitán
Barbossa se sacudió la mojada ropa, no sin antes lanzarle una mirada
asesina a la valiente muchacha, y procedió a constatar que tanto había
empeorado la situación.

Entonces vio que uno de los navíos ingleses había sucumbido bajo la
brutalidad de los cíclopes, y los otros dos se defendían como podían de
los demás monstruos mientras otro cíclope comenzaba a dirigirse hacia el
"Perla Negra" con amenazadoras intenciones.

-Estaremos perdidos si ésa bestia llega hasta aquí –dijo Ana María
sobrecogiéndose de miedo.

Mientras todo eso ocurría, a Will y a Elizabeth las cosas no les iba
nada bien. Como ninguno de ellos se había quedado el tiempo suficiente
en la reunión que había convocado el comodoro Norrington, no habían
recibido la pócima de tía Dalma para repeler las ilusiones malignas que
ocasionaba la "Piedra Mística", por lo tanto, eran vulnerables bajo su
confusa "realidad".

-¡Will! ¡Ayúdame, por favor! –gritaba Elizabeth Swann completamente
desesperada mientras se debatía prisionera en la enorme mano del cíclope.

Pintel, Ragetti, Cotton y su loro, Mullroy, Murtogg y Kasar se
encontraban paralizados por el miedo, Nefud Yidda no sabía qué hacer al
igual que el joven Willam Turner. ¿Pero por qué no sabían qué hacer?,
pues en ellos la "Maldición del Anillo de la Calavera" se había hecho
tan fuerte, que la lógica y la razón ya no eran parte de sus
pensamientos, en ellos sólo había un sólo pensamiento: rescatar a Jacky
Sparrow, costara lo que costara.

-¿N-no tendríamos que hacer algo para ayudarla? –inquirió tontamente
Mullroy a su compañero de armas, Murtogg.

-¡P-pues claro, tonto! ¡Disparémosle a ese monstruo! –ordenó mientras lo
apuntaba con el fusil y disparaba contra el cíclope al igual que su
compañero.

Las balas no le hicieron más daño que un piquete de mosquito al enorme
cíclope, pero si lograron enfadarlo hasta el punto de atacarlos a
garrotazos, así que nuestros fusileros apenas lograron evadirlos para
luego esconderse entre unos espinosos arbustos, muertos de miedo.

La misma suerte corrieron Pintel y Raggeti cuando dispararon al monstruo
con sus mosquetes, quienes al ver que sólo lo habían hecho enfurecer aún
más, fueron a hacerle compañía a los asustados Mullroy y Murtogg.

El pobre arbusto temblaba a la par de aquellos cuatro cobardes que
apenas podían cobijarse bajo sus ramas y hojas.

-¡Ayúdenme! ¡Por favor! –pedía la afligida chica mientras extendía
suplicante los brazos y sintiendo que aquella bestia iba apretándola
cada vez más y más- ¡¡Will!!

-Elizabeth… -murmuró el aludido mientras la miraba completamente
desconcertado, como si no supiera a ciencia cierta qué hacer ni qué
pensar. Como si le fuera ya muy difícil reconocer a quien hacía poco
tiempo había sido su prometida. Pero, cuando el muchacho se percató de
que Nefud Yidda volvía a retomar el camino hacia la cueva, se recuperó
de una manera extraña e irreconocible para Elizabeth.

-¿A dónde crees que vas? –le objetó de inmediato.

-A salvar a mi Jacky –le respondió éste sin siquiera detenerse.

-¡Ella no es/tu/ Jacky! ¡Es mía! ¡Y no serás el único en ir a
rescatarla, porque yo también iré y llegaré antes que tú! –se molestó
mientras se interponía en su camino.

-Quítate de mi camino si no quieres que te parta en dos, cerdo infiel
–amenazó el apuesto árabe mientras sacaba su sable turco dispuesto a
cumplir con su palabra. Pero el muchacho no se movió ni un solo
centímetro, desafiante.

-¡Will! –llamó en vano la desesperada hija del gobernador al ver que se
habían olvidado de ella-. ¡¡Will!! –volvió a insistir, pero tuvo los
mismos resultados: nada.

El único que mantenía al centauro entretenido y molesto mientras Will y
Nefud perdían el tiempo en una lucha, era el loro de Cotton que
sobrevolaba sobre su cabeza tratando de fastidiarlo para que liberara a
su prisionera. La bestia intentó golpearlo con su garrote pero no tubo
suerte, pero aún así, el ave no logró que soltara a la joven Swann,
quien ya estaba entregándose a su suerte.

Al ver que ya no era nada ni nadie para su amado William Turner, al ver
que él prefería ponerse a combatir contra Nefud Yidda por el amor de
otra mujer (que ni siquiera lo era en realidad) sin importarle si ella
vivía o moría.

-Will… -murmuró la pobre Elizabeth mientras se daba por vencida y bajaba
su mano lentamente a la vez que comenzaba a sollozar sin poder
evitarlo-. Will… -repitió sumida en la peor angustia que había vivido en
toda su corta vida. Él, su amado "pirata" la había olvidado
completamente, se había olvidado de ella y la abandonado a la muerte. Ya
estaba cansada de luchar por recuperarlo, ya no podía más con aquel
tormento que la había estado consumido impunemente durante varios meses.
Ella era fuerte, sí, pero no era invencible, era humana. Una mujer
dolorosamente enamorada.

-…Will… Mi amor… -murmuró mientras sentía que el corazón se le rompía en
mil pedazos.

"Ya no me amas… -pensó desconsolada mientras el cíclope comenzaba a
apretujarla aún más-, me olvidaste… Me abandonaste... ¡No te importa lo
más mínimo si yo muero ahora mismo!".

Entonces, mientras veía pelear a su amado, rompió a llorar amargamente.
Se cubrió el rostro totalmente desesperada, sentía ganas de gritar, de
enseñarle su dolor…, de morir.

Mientras tanto, en la cueva del "Tesoro de la Calavera Dormida", las
cosas no estaban mejorando, ya que más de 50 hombres convertidos en
mujeres habían hecho su aparición para asesinar a quienes habían osado
en molestar a su amo.

Al Sha'ab trataba de mantener a distancia a todas las concubinas del
Jeque Alí Tel Aviv, quienes no cegaban en su intento por querer detener
a tía Dalma en su desesperada búsqueda por la calavera de la hechicera
Jezabel.

La pitonisa buscaba y rebuscaba por toda aquella cuantiosa fortuna lo
que sea que pudiera contener un ancestral cráneo humano. Habían muchos
cofres, y el sólo hecho de lograr abrirlos quería decir que aquel no
contenía lo que ella buscaba, ya que estaba segura de que era Jack
Sparrow quien tenía que abrirla por su propia voluntad. ¿Pero en dónde
se encontraba él ahora? ¿Estaría ya totalmente bajo el poder de la
maldición? ¿Podría tener la voluntad necesaria para abrir el cofre? ¿Y
qué había ocurrido con la joven?

-¡Apúrese! –pidió muy alterado el joven árabe sacándola de sus
cavilaciones mientras se defendía de los ataques de espada que aquellas
falsas mujeres le propinaban-. ¡Ya no podré soportar esto por más
tiempo! ¡Cada vez son más y más fuertes!

-¡Aguanta un poco más! –pidió ella-. ¡Tienes que seguir luchando o si no
todo estará perdido!

-¡Lo intentaré! ¡Pero no soy tan bueno como mis hermanos! –replicó este
con sinceridad y determinación mientras contenía a varias de las
hechizadas-. ¡Pero tiene que darse prisa!

-… ¡Lo sé, lo sé…! –murmuraba tía Dalma mientras seguía con su frenética
búsqueda hasta que…

-¡Eureka! –exclamó llena de felicidad al toparse que un hermoso cofre
que se negaba a abrirse-. ¡Lo encontré!

Pero, desafortunadamente, en aquel mismo instante y a pesar de haber
puesto una férrea voluntad en la batalla, una de las concubinas del
Jeque logró atravesar con su espada el hombro derecho de Al Sha'ab,
inutilizándolo por completo.

Quejándose por el intenso dolor, el joven e inteligente árabe cayó de
rodillas ante todas sus adversarias quienes lo atraparon inmediatamente
para poder degollarlo ahí mismo con la ayuda de un cuchillo.

Mientras mantenía el pequeño cofre entre sus brazos, tía Dalma miraba
muy preocupada a su alrededor: estaba completamente rodeada por aquellas
mujeres sin voluntad propia y sabía que pronto la atacarían.

-No me obliguen a hacer algo que no les gustará –amenazó la pitonisa a
las poseídas, pero éstas no retrocedieron ante su amenaza, estaban
dispuestas a asesinarla.

A todo eso, en otro lado de la cueva, otra cruel batalla comenzaba: el
almirante George "Isabel" Jacobson se había visto obligado a defenderse
de los mortales ataques de espada propinadas por su tío. Si es que aquel
hombre fuera en realidad su tío… ¿quién le aseguraba de que su tío
Jacobson estuviera ya muerto?

-¡Tú no eres mi tío! –le reclamaba furiosa-. ¡Él jamás me atacaría ni
habría intentado matar a James Norrington!

La única réplica que obtuvo, fue una estruendosa y odiosa carcajada por
parte de aquel que se veía como su tío.

-¡¿Quién diablos eres tú?! –le preguntó enfurecida mientras le lanzaba
una estocada con su espada.

-Abdul, espectro sirviente del Jeque Alí Tel Aviv –le respondió al mismo
tiempo que bloqueaba su ataque.

-¡Dime qué has hecho con mi tío! –Exigió al tiempo volvía a atacarlo con
vehemencia.

-¡Lo poseí! ¡Ahora yo soy tu tío! ¡He tomado su cuerpo, su espíritu, sus
recuerdos, su vida, todo! –le respondió Abdul a la vez que arremetía con
más fuerza sus ataques, obligando al almirante a retroceder para
soportar semejante arremetida.

-¿Todo? –repitió alarmado el oficial, temiendo lo peor.

-¡Todo! ¡Ahora sé muy bien quién eres en realidad, Isabel Jacobson!

-¡Oh! –exclamó estupefacta por aquella revelación desagradable. ¡Su
enemigo sabía su secreto tan celosamente guardado durante años! Tan
impactada estaba, que no pudo evitar un terrible puntazo de espada
propinado por su enemigo, incrustándosele directamente en su muslo
izquierdo, haciéndola trastabillar y luego retroceder mientras lo miraba
con los ojos completamente abiertos.

-¿Sorprendida? –se mofó el árabe mientras la miraba con desprecio-.
Admito que no me esperaba que fueras una mujer con un rango tan alto.
Siendo tú tan determinada, tan fuerte y tan ágil con la espada… Eres de
admirar… A mi amo le gustaría mucho tenerte como a su concubina principal.

-Jamás ocurrirá eso –los ojos de la almiranta brillaron iracundos-.
Antes preferiría morir.

-¡Oh! Es verdad, me olvidaba que el hombre a quien amas es ese estúpido
oficial, el mismo que está completamente enamorado de la mujer pirata…
-Le replicó con una ironía totalmente agresiva-, y la despreció a usted.

Isabel no esperaba aquel comentario, no esperaba que sus secretos más
íntimos fueran revelados de una manera tan cruel por un sujeto vil que
podría hacer mal uso de ellos.

Abdul comenzó a reírse sarcástica y cruelmente de ella. Sus odiosas
carcajadas comenzaron a enfurecer de sobremanera a la ya alterada Isabel
Jacobson, quien apretó con fuerza la empuñadura de su espada hasta
hacerla crujir. ¡Nadie se metía con su vida personal!

-Vas a pagar por lo que dijiste, maldito… -le dijo amenazante y de
inmediato se lanzó en un frenético ataque sin medir las consecuencias
por dejarse dominar por sus arrebatados sentimientos que hasta hacía tan
poco había logrado dominarlos. Ya no le importaba si tenía que acabar
con la vida de su propio tío para poder mantener sus asuntos en secreto.

Pero la oficial luchó tan torpemente, que Abdul logró evadir un
descontrolado espadazo y la atacó por la espalda, hiriéndola.

Atónita, Isabel volvió a trastabillar mientras llevaba instintivamente
su mano hacia su espalda. Tenía un largo y profundo corte casi
horizontal. Nunca nadie la había lastimado de aquella manera, había
recibido algunos cortes durante sus batallas, claro, pero no uno tan
profundo y grande como ése. Ella no estaba acostumbrada a sentir un
dolor tan intenso como el que ahora sentía, así que, abrumada también
por la pérdida su amado tío y la revelación de su identidad, las piernas
le flaquearon y cayó de rodillas al suelo pedregoso y húmedo,
completamente derrotada.

El comodoro James Norrington no sabía si sentir felicidad por haber
encontrado a su amada y alocada pirata o preocuparse por su extraño y
violento comportamiento en contra suya. No cabía duda de que lo había
atacado intencionalmente. ¿Acaso ella ya se había encontrado con el
Jeque Alí Tel Aviv y éste le había hecho algo? O quizás, la persona que
tenía en frente no era la verdadera capitana del "Perla Negra". Aún así,
no podía darse el lujo de hacerle el menor daño, aún si su vida se viera
amenazada por culpa de ella.

-Jacky… ¿Eres tú? -murmuró confundido el comodoro mientras se ponía
dificultosamente en pie y se tomaba el brazo seriamente lastimado-… ¿por
qué me atacas? ¿Qué te sucedió? ¿Te encontraste con el jeque? ¿Te hizo daño?

Jack demoró unos momentos en contestar, pero luego, sus ojos sin
expresión se fijaron finalmente en su interlocutor.

-Usted debe morir, comodoro, ¿sabe? –fue su sorpresiva contestación y se
lanzó de lleno en un frenético ataque en contra de James, quien, gracias
a su gran habilidad con el sable, logró sacar su espada a tiempo para
contrarrestar los temibles ataques de su inesperada adversaria.

A pesar de tener el brazo izquierdo severamente lastimado, James
Norrington se daba maña para poder estar a la altura de su contrincante,
luchando bravamente. Ambos no dijeron una sola palabra mientras
atravesaban el largo pasillo cavernoso, utilizando siempre sus
conocimientos en el arte del combate de espadas, legales o no a lo largo
de todo aquel oscuro lugar pobremente iluminado por pocas antorchas. De
pronto, Jack se tropezó y cayó al suelo cuan largo era y no se movió
más, parecía que se había desmayado. Preocupado por si se había golpeado
la cabeza, Norrington se acercó a la pirata con la intención de
averiguar si estaba bien, pero, grande fue su sorpresa cuando ésta se
incorporó de repente y le lanzó un poco de arenilla oscura a los ojos,
cegándolo por unos momentos.

-¡Maldición! ¡Eso es trampa! –se quejó el oficial mientras retrocedía
sacudiendo la cabeza por culpa de sus lastimados ojos y blandiendo a
ciegas su sable tratando de evitar que Jack aprovechara su momentánea
desventaja y lo atacara. Y eso fue lo que exactamente hizo la pirata.

-¡Todo el mundo utiliza estas artimañas para poder ganar, comodoro,
hasta usted!

James apenas tubo tiempo de agacharse para evitar el golpe, impidiendo
así, que éste fuera mortal, pero no pudo evitar que le rozara la cabeza,
haciendo pedazos su elegante sombrero de comodoro y mandando a volar su
peluca, dejando al descubierto su largo cabello castaño sujetado con una
cinta a la altura de la nuca.

Sin que se movieran un centímetro y separados uno del otro por un par de
metros, James, sentado en el suelo tirado hacia atrás y con la espada
como escudo, y Jack, parado y apuntándole con su sable, no hacían más
que mirarse a la cara con detenimiento.

-Jacky… -murmuró confundido el comodoro mientras volvía a ponerse
penosamente en pie con el brazo lastimado completamente suelto-… ¿por
qué me atacas? ¿Acaso no te acuerdas de mí? ¿De nuestros planes?

-¡Oh! ¡Claro que lo recuerdo, comodoro James Norrington! –respondió de
inmediato su atacante mientras hacía unos simples movimientos de espada,
como si estuviera jugando-. Pero eso no evitará que acabe con usted ¿sabe?

-¿P-por qué haces esto, Jack? ¿Por qué? –James aún no estaba seguro que
de aquella mujer fuera su querida pirata.

-Pues… Digamos que me rehúso a entregarme a otro hombre, comodoro, a
usted –le rebelaba mientras comenzaba a acercársele amenazadoramente
pero sin perder su andar amanerado característico en él.

-Jacky… -murmuró James al darse cuenta que ella realmente ERA su amada
Jacky Sparrow. No había nadie más que dijera algo así, no cabía duda de
ello, pero… ¿él sería capaz de hacerle daño? ¿De hacerle siquiera un
pequeño rasguño? Ciertamente que no, antes preferiría romperse la
muñeca, pero tendría que defenderse de sus ataques si quería recuperarla.

-Jacky –le dijo mientras desenvainaba su espada con determinación-, sé
que estás actuando de esa manera por culpa del poder de Tel Aviv. No sé
que te ha hecho él, pero tendré que defenderme de tus ataques, pero aún
así no te preocupes, ten por seguro de que no te haré daño hasta que tú
puedas volver a ser tú misma.

-Menos charla y más acción –replicó la pirata y se lanzó al ataque de
inmediato con su hanger y James Norrington no tubo otro remedio que
defenderse de sus ataques y retroceder como pudiera a pesar de tener el
brazo izquierdo inutilizado.

El capitán Jack Sparrow (o la capitana Jacky Sparrow), no estaba en
pleno dominio de su voluntad gracias a una especie de hipnotismo a la
que fue sometido cuando el Jeque Tel Aviv se había enterado de la
llegada de sus enemigos. Sabiendo que había grandes posibilidades de que
el comodoro James Norrington sería uno de los que lograría romper la
"Maldición del Anillo de la Calavera" debido a que podría sentir un
verdadero y sincero sentimiento de amor por la pirata. Y sabiendo eso,
el Jeque quería utilizar aquellos sentimientos y a Jacky para confundir
y eliminar a James Norrington.

Jack y James volvieron a enfrentarse en una feroz y encarnizada lucha.
Ambos eran muy buenos en el arte del combate con espadas, y aunque casi
se encontraban en penumbras, los dos podían luchar casi sin problemas
(excepto por algunas ridículas caídas gracias a varias piedras que se
encontraban en el pasaje de la cueva, de las que Jack y James de
levantaban de inmediato, pues la pirata iba en serio esta vez).

Así estaban, con las cosas al mismo nivel, hasta que la voz del Jeque
Tel Aviv se hizo presente en la perturbada cabeza de Jack Sparrow, quien
dejó de pelear (para sorpresa de Norrington), y se tomó la cabeza con
ambas manos al escuchar la voz de aquel tipo.

"¡Mata a ese infeliz! ¿Qué estás esperando? –le decía aquella odiosa
voz-. ¡No pierdas el tiempo! ¡Elimínalo antes de que él te haga su
mujer! ¿Tú no quieres eso, verdad? No quieres entregarte a él… ¡eres un
hombre! ¡Pues acábalo de una vez con el poder que te otorgué! ¡Hazlo
ahora! ¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡¡MÁTALO!!".

Entonces, Sparrow cayó de rodillas al suelo dando un pequeño gemido,
luchando contra el impulso de obedecer al maldito Alí Tel Aviv para
eliminar a James y su agradecimiento hacia su querido "Norry" que lo
había salvado en reiteradas ocasiones y le había confesado un amor
sincero. En su interior, Jacky Sparrow jamás se atrevería a hacerle
daño, pero…

Impresionado por ver cómo su querida y estrafalaria pirata sufría
mentalmente, el comodoro Norrington no pudo evitar ir en su ayuda,
sabiendo que con esto se estaría jugando la vida.

Sin detenerse a pensar en lo que estaba por hacer, James soltó su espada
y se acercó rápidamente a Jack Sparrow para averiguar lo que le ocurría.
Una vez que se arrodilló a su lado y la rodeó con su brazo derecho, le
preguntó preocupado:

-¡Jacky! ¡Jacky! ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¡Díme!

El aludido no dijo nada, pero el temblor en su cuerpo se intensificó aún
más, como si quisiera contener algo muy fuerte que luchaba por salir a
la superficie.

-¡Oh, Dios! –exclamó Norrington desesperado mientras la estrechaba
contra su pecho-. ¡Lucha, Jack! ¡Lucha!¡Tú siempre has dicho que eras un
buen hombre! ¡Hasta Will Turner y Elizabeth me lo aseguraron! ¡No dejes
que la maldad de Tel Aviv te domine y te haga hacer cosas de las que
luego te arrepentirás! –la abrazó aún más, casi llorando al pensar en el
sacrificio del que sería capaz de hacer por ella-… Prometo que olvidaré
lo nuestro y jamás volveré a hablar de amor entre nosotros dos… ¡Prometo
olvidarme de ti y dejarte volver a ser otra vez el maldito capitán Jack
Sparrow y odiarlo como siempre he hecho antes de conocerte a ti! ¡Juro
por mi vida que así será!

James ocultó su rostro en el cuello de la hermosa pirata, tratando de
contener el sollozo que luchaba por salir de su garganta.

-No olvide lo que acaba de prometer, comodoro – le dijo de repente el/la
pirata y le propinó un terrible puñetazo a la cara que lo lanzó de
bruces al suelo completamente atontado y adolorido. Le había roto la
nariz. Entonces, sin darle tiempo a nada, el hechizado capitán del
"Perla Negra" se levantó de inmediato, se acercó, lo tomó por el cuello
de la casaca y lo lanzó violentamente en contra de la pared de piedra,
golpeándole la cabeza.

James Norrington estaba muy sorprendido y atontado con semejante trato,
el golpe que Jack le había propinado había sido demasiado fuerte para
alguien de su contextura física actual y el horrible golpazo en la
cabeza lo había terminado de aturdir. Pero ahora, las cosas se estaban
por ponerse peor, ya que la pirata lo tomó por el cuello y lo alzó antes
de que cayera al suelo y comenzó a oprimirlo con una fuerza inhumana.

El comodoro Norrington, que se encontraba con los pies suspendidos a
varios centímetros del suelo, había tomado la muñeca de Jack con su mano
para tratar de liberarse, pero nada podía hacer, parecía como si una
pinza le estuviera presionando el cuello. Comenzó a jadear por la falta
de aire, desesperado, buscó con su nublada vista el hermoso rostro de su
querida pirata, pero solamente encontró la frialdad y la crueldad en él.

-... ¡Ja-ck-y…! –apenas pudo decir mientras sentía que sus fuerzas
comenzaban a abandonarlo y empezaba a desvanecerse. Soltó la muñeca de
su atacante, comenzando a darse por vencido y entregándose a su suerte.
Entonces, Jacky acercó su rostro al de él y le susurró con desprecio:

-Le dije que jamás confiara en un pirata, comodoro Norrington, mucho
menos en uno convertido en mujer –y lo besó en la boca mientras lo
dejaba caer lentamente al suelo, dejándolo vivo, pero semiinconsciente.

Aunque James yaciera acostado en el suelo sobre su costado izquierdo,
con el cabello suelto sobre su rostro y con los ojos entrecerrados, pudo
percibir que alguien había emergido de entre las sombras de la caverna,
alguien muy peligroso y tenebroso.

-Bien hecho, mi querida concubina –dijo el jeque Alí Tel Aviv mientras
se acercaba al pirata convertido en mujer y lo tomaba por la cintura
para luego besarla apasionadamente (está de más aclarar que James lo
odió con toda su alma), luego, la miró con admiración y le dijo:

-Hiciste justo lo que te pedí. Engañaste al muy estúpido y ahora me
tocará a mí eliminarlo… -le dijo mientras desenvainaba su dorada espada
árabe y se dirigía hacia el inerme comodoro James Norrington, dispuesto
a quitarle la vida.

Desesperado, y sin poder moverse, James dirigió su vista hacia Jacky,
quien permanecía mirándolo con aquellos ojos inexpresivos, sin demostrar
ninguna intención de ayudarlo a salir de aquella terrible situación.

-… Jacky… -murmuró mientras sus ojos dejaron caer lágrimas de tristeza y
desesperación.




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