Fanfic Piratas del Caribe -La Maldición del Anillo de la Calavera- *Capítulo 59: De Mal en Peor*

                               Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



PIRATAS DEL CARIBE: LA MALDICIÓN DEL ANILLO DE LA CALAVERA

ÚLTIMA PARTE: CARRERA CONTRA EL TIEMPO

Jack Sparrow se convierte en mujer gracias a la maldición de un anillo, en tu intento por volver a la normalidad, meterá en problemas a sus amigos y James Norrington caerá rendido a sus pies y hará hasta lo imposible para ayudar al atolondrado pirata que le robó el corazón. Una loquísima historia que comenzó como una broma y terminó como una gran historia de amor y aventuras.

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Publicación:
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 59: De Mal en Peor*


Si Lord Cutler Beckett había imaginado que le sería muy fácil el atrapar
al capitán Jack Sparrow gracias a la droga que le había suministrado con
el brandy, descubrió muy pronto que había sacado conclusiones demasiado
pronto, ya que el pirata estaba tan acostumbrado a los mareos provocados
por el ron y la olas durante toda su vida de pirata, que el sentirse
mareado no era algo que no podría manejar. Así que Jack lograba evadir
cada uno de los intentos de apresarlo de Beckett con sus clásicos
movimientos oscilantes.

El inglés estaba furioso y frustrado al comprobar que atrapar a aquella
huidiza mujer le iba a resultar bastante difícil por más que la
persiguiera por toda la habitación, puesto que la pirata siempre
encontraba la forma de interponer cualquier cosa entre él y ella.

-…¿Q-qué es lo que pa-pasa, vie-viejo…? –se burló Jack al notar que su
perseguidor se detenía completamente frustrado-… ¿N-no te resultó el
pla-plan como lo pe-pensabas…? O-olvidaste algo mu-muy importante sobre
mí, viejo…

-¿Y qué se me olvidó, eh?

Y abriendo sus brazos e inclinándose un poco de lado, el sagaz pirata
declaró:

-…Que soy el Capitán Jack Sparrow… -Y para burlarse más de él, comenzó a
cantarle mientras se contoneaba un poco:

-¡Ha que no me atraaaaapas¡Ha que no me atraaaaaapas!

Jack se encontraba parado adelante del sillón de un solo cuerpo en que
Cutler Beckett había estado sentado antes. Éste bufó muy molesto por las
impertinencias de la pirata, y sin decirle palabra alguna, se lanzó
hacia ella con toda la rapidez que pudo, pero sólo consiguió estrellarse
de lleno contra el sillón, pues Jack, rápidamente se había hecho a un
lado para que eso ocurriera. Cutler, quien estaba todo desparramado
sobre el caído sillón, se levantó hecho una furia y se abalanzó en
contra de la pirata, pero ésta, movió la mesita ratona con el pie y
Beckett se enredó con ella y cayó de bruces al suelo, ensuciando su fino
traje con los sándwiches y el té, momento que el capitán Sparrow
aprovechó para esconderse.

Sobándose la adolorida rodilla, Lord Beckett se levantó del suelo y
sintió sorprenderse al notar que Jack Sparrow parecía haberse
"evaporado" del cuarto, pues no podía verlo por ningún lado. Pero
sabiendo que estaba todo bien cerrado, si o sí, el pirata tenía que
estar escondido por allí. Entonces, Beckett miró con más atención cada
rincón de la oficina hasta que descubrió que las botas de Sparrow se
encontraban asomando bajo las largas cortinas de las ventanas. El inglés
sonrió, era evidente que el capitán del "Perla Negra" se encontraba allí
escondido. Lenta y sigilosamente, Lord Beckett se fue acercando hasta
las cortinas y se detuvo en cuanto se encontró frente a ellas.

-Ése escondite es el más obvio de todos, capitana Sparrow¿acaso cree que
logrará engañarme? –comentó sonriendo maliciosamente y corrió de golpe
las cortinas, encontrándose únicamente con las botas.

Percatándose de que era una trampa, Beckett se dio media vuelta para tan
solo recibir un fortísimo golpe en la cabeza que lo dejó sin sentido en
el suelo. Jack, quien se había escondido en el cortinado de otro
ventanal dejando sus botas como señuelo en la otra ventana, esperó a que
Lord Beckett cayera en la trampa para poder dejarlo fuera de combate con
un gran, fino y costoso jarrón chino. Parado endeblemente al lado de su
desfallecido enemigo, dijo con satisfacción:

-…Sí…, creo que logré enga-engañarte...

Luego, se arrodilló ante el hombre desvanecido y procedió a quitarle el
manojo de llaves que le abriría cualquier vía de escape. Una vez que la
consiguió de la camisa de Beckett, Jack procedió a ponerse de pie, pero
en cuanto lo hizo, sintió que todo se oscurecía alrededor mientras
sentía que toda la habitación le daba vueltas y más vueltas.
Completamente mareado y semi adormecido, la flamante representante del
sexo débil, cayó de rodillas al suelo.

-… Cre-creo que tengo que apurarme… -dijo al darse cuenta que la droga
comenzaba a actuar con más fuerza sobre su organismo. Si Jack quería
seguir siendo "una mujer virgen", tendría que huir de allí, así tuviera
que caminar como un zombi. Entonces, caminando costosamente de "cuatro
patas", se dirigió penosamente hacia la puerta que daba al jardín.
Cuando por fin logró colocar la llave en su lugar correspondiente (luego
de haber intentado con varias llaves del manojo), abrió la puerta, pero
con tan mala suerte, que un soldado que estaba allí de custodia, lo
apuntó amenazadoramente con el fusil.

-¡D-de pie! –ordenó el nervioso soldado, quien no era otro que Murtogg,
uno de los fusileros de la armada, compañero inseparable de Mullroy.

-¡U-usted no puede salir de aquí! –exclamó el otro, aún más nervioso que
su compañero, quien respondía al nombre de Mullroy.

El capitán Sparrow, aún más mareado y confundido que antes, apenas pudo
ponerse de pie, y un tanto tambaleante, dijo mientras levantaba su dedo
índice:

-… N-no es de ca-caballeros permitir que se a-abuse de-de una fina
da-dama… ¿No les pa-parece…?

Se miraron dubitativos. Sus órdenes fueron precisas: NO debían dejar que
la mujer pirata escapase de allí.

-L-lo siento –dijo el más gordo de ellos-, pero nos ordenaron que no
dejáramos salir a nadie de la oficina de Lord Beckett…, especialmente a
usted.

-… ¡P-pero ése tipo quie-quiere sobrepasarse co-conmigo…! –exclamó un
tanto impaciente.

Los dos soldados volvieron a mirarse, más confundidos que antes.

-Lo se-sentimos –dijo el más delgado mientras volvía a apuntarla con el
fusil, no sin sentirse culpable-… Pero debemos seguir órdenes.

Al ver que aún titubeaban, Jack decidió apelar a sus dotes actorales y a
su léxico persuasivo.

Y mientras unía sus manos en modo de súplica y ponía cara de cachorrita
en problemas, sus oscuros ojos llenos de fingidas lágrimas de cocodrilo,
dijo con voz temblorosa:

-¡Po-por favor¡Piensen en sus ma-madres¡E-en sus hermanas¡En sus
no-novias! (si es que tienen) ¿Acaso a e-ellas les gustaría que unos
fi-finos caballeros como us-ustedes permitieran que u-una inocente
da-dama fue-fuera ul-ultrajada por un vil su-sujeto?... ¡Ayú-ayúdenme a
huir¡Se-se los suplico…¡Por favor!

Totalmente impactados por aquellas sensibles palabras pronunciadas por
una bella señorita, ambos soldados se quedaron como petrificados por
unos segundos hasta que reaccionaron y se miraron a la cara asintiendo
con la cabeza al mismo tiempo.

-¡Lo haremos! –dijeron.

Entonces, Murtogg la miró y dijo con tono decidido:

-La ayudaremos a salir de aquí, señorita.

Entonces, Jack Sparrow suspiró aliviado al poder encontrar al fin un
poco de ayuda, pero debido al esfuerzo que había hecho para mantenerse
en pie y hablar con tanta vehemencia, sintió que se le aflojaban las
piernas y se le nublaba la vista otra vez.

Si no fuera porque la sostuvieron a tiempo, la pirata se hubiera
estrellado contra el suelo. Preocupados por ella y asustados por lo que
estaban a punto de hacer, los dos se dispusieron a sacar a la
desvanecida joven de allí, pero en cuanto adelantaron un pie hacia la
libertad, la inglesa, suave pero imperiosa voz de Lord Cutler Beckett se
hizo escuchar detrás de ellos.

-¿Me pueden explicar qué es lo que están haciendo con mi prometida,
caballeros?

Temblorosos y asustados, los dos soldados se volvieron hacia su jefe y
Jack hizo un gesto de fastidio.

-¿…S-su prometida, señor? –repitió el obeso Mullroy, plenamente sorprendido.

-Así es –respondió Lord Beckett caminando hacia ellos mientras iba
arreglándose la peluca, que gracias al golpe de Jack, se le había
desacomodado-. Lamentablemente, debo admitirlo, mi prometida le tiene
demasiada afición al brandy y… -pareció avergonzarse- es por lo que a
veces no se comporta como una fina dama… Ahora se le ha dado por creerse
pirata.

Murtogg y Mullroy se volvieron a mirar, consternados, entonces, Mullroy
habló:

-¡Oh! No tiene porqué darnos más explicaciones, señor, lo entendemos
perfectamente. Tenga a la señorita –decía mientras ambos la empujaban
suavemente hacia los malvados brazos de Beckett, quien, sonriendo
falsamente, la tomó por la cintura para sostenerla, ya que el efecto de
la droga se había incrementado y ya no podía mantenerse en pie-.
Realmente ella nos había hecho creer que era su prisionera y que usted
quería… Bueno, digamos… Que usted quería "sobrepasarse" con ella.

-Sí –asintió Murtogg con su habitual cara de tonto-. Hasta pidió que la
ayudáramos a salir de aquí.

-Cuando toma de más, siempre se le da por inventar historias… -explicaba
Beckett mientras se dirigía hacia la puerta con un mareado Jack Sparrow
en sus manos-. Creo que tendré que romper nuestro compromiso.

-No sea muy duro con ella, señor –comenzó a decir Murtogg-, yo tenía una
prima que siempre le había gustado beber y…

-No se preocupen, no le haré daño ni la abandonaré –lo cortó rápidamente
al ver que el cuento iba a ser bastante largo-. De lo que ustedes tienen
que preocuparse es evitar que nadie entre ni salga de esta
casa¿entendido? –Entonces, un pequeño destello de amenaza en sus ojos
pareció asomar al decir:

-Y no quiero más errores, caballeros. ¿Entendido?

-¡¡Si, señor!! –asintieron rápidamente los dos al unísono mientras las
puertas se cerraban ante ellos.

Luego de escuchar que echaban llave y corrían las cortinas, Mullroy le
murmuró muy molesto a su compañero:

-¡No debimos haberle hecho caso a esa mujer, casi nos metimos en
problemas por su culpa!

-¿Pero no te pareció que ella nos decía la verdad? Estaba muy afligida
–replicó el otro mientras se reacomodaba el rifle al hombro.

.¡Bah! Son delirios de una ebria –replicó con desdén mientras hacía lo
mismo que su compañero.

-Pero mi prima…

-¡A nadie le interesa saber lo de tu prima! –se quejó el otro, arto de
tener que escuchar aquella historia una y otra vez cada vez que se daba
el caso.

Y mientras aquellos dos discutían tonterías sin saber que la mujer les
había dicho la verdad, Lord Cutler Beckett llevó a rastras a la pobre
capitana del "Perla Negra", quien se debatía pobremente gracias a los
efectos de la droga, y la lanzó encima del sillón largo de terciopelo
rojo. La pirata quiso levantarse, pero su enemigo no se lo permitió
echándose sobre ella mientras le sujetaba las muñecas sobre su cabeza.

-Dígame ahora, capitana, si es que acaso usted puede articular palabra
alguna en este momento –se burló el ex cazador de piratas al ver a su
prisionera completamente confundida.

-…Aho-ra… -apenas pudo decir, en un vano intento de desafiarlo, pues
sentía que su mente se hundía cada vez más en un profundo pozo negro del
que le costaba salir. Jack Sparrow ya no podía ordenar sus pensamientos,
la realidad y la fantasía comenzaron a mezclarse en su mente y ya no
podía razonar con claridad. Todo le parecía una pesadilla muy confusa.

-Fuerte como siempre, y testarudo –dijo Beckett mientras sonreía-.
Espero que cuando seas toda una mujer no pierdas esas cualidades.

Luego, el despiadado hombre trató de besarla, pero inesperadamente la
pirata le dio un soberano puntapié en la entrepierna que lo dejó tirado
en el suelo aullando de dolor. Entonces, Jack aprovechó el momento para
intentar huir, pero en cuanto colocó sus pies sobre el piso, cayó
bruscamente al suelo. Desesperado, descubrió que ya podía caminar, las
piernas le temblaban horrorosamente.

Pero como nuestro amado protagonista era un ser testarudo, mientras aún
había salida, se dirigió penosamente a gastas hacia la puerta principal,
pero cuando se encontraba en medio camino, Beckett la tomó por el
tobillo y la arrastró hacia él colocándola boca arriba. Nuevamente se
lanzó sobre ella, sujetándola fuertemente por las muñecas y
manteniéndole las piernas separadas, le dijo muy enojado:

-Esto me lo vas a pagar, mujerzuela.

-… E-eunuco… -lo insultó débilmente su prisionera.

Completamente enfurecido por el abierto desafío de la pirata, comenzó a
querer desvestirla, pero no le resultó nada fácil, ya que su prisionera
no quería darse por vencida y le presentó una feroz y extenuante
batalla, negándose plenamente a entregarle su femenino cuerpo.

Aunque la flamante capitana del "Perla Negra" no podía comparar su
disminuida fuerza femenina con la de aquel hombre, aunque su mente
seguía intentando navegar por los confusos pensamientos provocados por
la droga suministrada por Beckett, Jack Sparrow logró mantener a raya a
aquel despiadado y sátiro inglés en una confusa pelea a lo largo del
alfombrado piso: ambos se revolcaron, rodaron, lucharon, dieron vueltas
y más vueltas por todo el suelo. Hasta que Jack logró morderlo en la
mano y arrebatarle la peluca. Pero, sin embargo, a pesar de la frenética
resistencia presentada por la pirata, Cutler logró vencerla al fin con
un buen golpe a la cara.

-Ya quédate quieta de una vez –le ordenó mientras su prisionera yacía
debajo suyo, completamente aturdida por el golpe y la droga. Beckett aún
sentía algo de repulsión el tener que tocar aquellos harapos inmundos de
pirata.

Cuando por fin creyó que ella ya no se opondría más a su intento de
ultraje, Lord Beckett, entusiasmado con la idea de verla desnuda e
idiotizado por la maldición que lo había alcanzado, le abrió sin
miramiento la camisa y se quedó boquiabierto con lo que vio.

-… Tanta belleza… Jamás me lo hubiera imaginado… -murmuró maravillado al
ver sus senos.

Ya un poco más repuesto, Sparrow logró enfocar su vista hacia su
enconado enemigo, y aunque se veía en serios aprietos, su elocuencia
pudo más que su desesperación.

-… ¿T-te gustaron…? Son bonitos¿no…? Por eso sie-siempre me los miraba
en el espe…jo…

Cutler Beckett lo miró muy enojado, sabía que Jack Sparrow se encontraba
desesperadamente muerto de miedo, pero él…, o ella, jamás se lo demostraría.

-Te voy a enseñar quien va a mirarlos por el resto de tu vida –lo
amenazó, y de inmediato acercó su boca a la de ella para besarla, pero
la apartó de inmediato, un hedor insoportable salía de la boca de su
prisionera.

-¡Puaaajjjj! –exclamó asqueado mientras se cubría la boca-. ¿Es que
nunca te cuidaste el aliento?

-… No. Ni tampoco mi… aseo perso…nal… -le contestó con una risita de burla.

-Creo que antes de pasar nuestra "Noche de Bodas" juntos, primero
tendrás que darte un baño para quitarte lo mugriento –propuso un tanto
repelido.

Y mientras el capitán Sparrow suspiraba aliviado el haberse salvado de
ser deshonrado gracias a su pestilencia característica, Beckett se
levantó y se dirigió hacia la puerta principal con la intención de
llamar a sus criados para que le prepararan un buen baño de agua
caliente para su "prometida". No le agradaba ni pizca el tener que
llevar a su dormitorio a una mujer pestilente.

Pero grande fue su sorpresa en cuanto abrió las albinas puertas y fue
recibido con el cañón de un mosquete dirigido justo en plena cara.

-Dígame en dónde se encuentra Jack Sparrow, Coronel Beckett –le exigió
el inesperado Comodoro Norrington, quien era el dueño del arma-, y más
le vale que no le haya hecho daño alguno o pagará muy caro –su rostro
estaba serio pero en su interior temblaba como una hoja a causa de su
temor por el bienestar de Jacky.

James, Christian Jacobson y Billy, habían logrado ingresar sin problemas
a la residencia de Beckett gracias a que los guardias que vigilaban el
lugar eran soldados a las órdenes de Norrington, por lo tanto, no lo
habían considerado su enemigo, dejándolo entrar bajo la excusa de que
éste le traía un mensaje urgente del gobernador de Port Royal.

-¿Acaso me está amenazando, almirante Norrington? –replicó el impasible
representante de la "East Inda Company".

-No soy almirante, soy comodoro, Lord Beckett –le corrigió molesto sin
bajar el arma.

-Pues, yo no lo creo así –le dijo con una maléfica sonrisa-, su amigo
acaba de entregarme a Jack Sparrow a cambio de que lo promoviera a usted
al cargo de almirante.

-Le repito la pregunta, señor –insistió James ignorando las palabras de
aquel sujeto y presionando con el mosquete-¿en dónde está Jack Sparrow?

Pero antes de que Cutler respondiera, una débil pero conocida voz se
hizo escuchar con un ligero tono de reproche:

-… Capitán… Capitán Jack Sparrow… Así se dice…

-¡¡Jack!! –exclamó James al escucharlo y descubrirlo con la mirada
tirado en el suelo detrás de un gran sillón y, apresuradamente le
entregó el arma a un sorprendido doctor Jacobson y se dirigió hacia la
pirata a toda velocidad para socorrerla.

Lord Cutler Beckett hizo un intento por moverse de donde estaba al ver
que el comodoro había descuidado su vigilancia, pero el doctor no se lo
permitió.

-No intente nada, caballero, o me veré obligado a utilizar una de las
armas que más detesto –le amenazó apuntándole con el mosquete sin
dudarlo por un segundo.

-Como usted lo desee –replicó sin inmutarse por tal predicamento,
volviendo a alzar las manos.

Entonces, la mirada del doctor Christian Jacobson se hizo más intensa,
más seria, casi siniestra.

-Ahora, quiero que me entregue el pergamino –le ordenó de repente con
tono imperioso.

Mientras tanto, James Norrington, completamente afligido, se había
arrodillado al lado de su infortunada pirata y la había tomado entre sus
brazos.

-Jacky… -murmuró aterrado-¿estás bien¿N-no te… ultrajó¡Jacky!

Para el alivio de James, la desvanecida capitana del "Perla Negra" abrió
sus ojos poco a poco y los dirigió hacia su salvador, entonces,
dedicándole una bonita sonrisa y le dijo:.

-… M-mi caballo… Di-digo… Mi caballero… -murmuró sarcásticamente en un
confuso y lento comentario.

-¡Jacky! –exclamó muy emocionado el oficial de la armada real mientras
la abrazaba con todas sus fuerzas, feliz por encontrarla sana y salva
comprobándolo con su manera irónica de responderle. Luego, la apartó un
poco y notó lo desarreglada que estaba su camisa y procedió a cerrársela
como buen caballero que era.

-¿Cómo se atreve a hacerte algo así? –murmuraba muy molesto mientras lo
hacía.

-… Es-es que soy… muy-muy sexy… -le replicó divertido, aún bajo el
efecto de la droga.

-Eso no lo dudo –le dijo mientras le sonreía entre lágrimas al notarla
realmente bien.

-… ¿Q-qué le pasó a sus manos…? –le preguntó al notar turbiamente las
feas heridas que tenía en las muñecas.

-El almirante Jacobson me ató para que no pudiera venir a ayudarte,
Jacky, y como yo estaba desesperado por tu seguridad tuve que… -se calló
cuando ella le tomó suavemente una de sus manos para poder mirarla con
más detenimiento.

Vagamente, Jack pudo darse cuenta de lo que aquel hombre fastidioso
había hecho por él, arriesgándose a romperse los huesos de las muñecas o
a morir desangrado. No sabía si era el efecto de la droga, el efecto de
la maldición o qué, pero ahora, aquel acartonado comodoro, le pareció
alguien digno de besar.

Entonces, para sorpresa de James, la hermosa pirata acercó su rostro al
de él, y cuando sus labios estabieron a punto de unirse, murmuró:

-… Usted ha hecho cosas realmente increíbles por mí… ¿T-tanto me ama…?

No lo dejó responder, ya que ella fusionó sus labios con los de él,
besándolo apasionadamente. James sintió que estaba en el cielo, pero
enseguida supo que algo no estaba bien.

-… ¿Q-qué te pasa? –apenas logró preguntarle entre sus ardientes besos,
muy extrañado ante su efusión.

-…M-me drogaron… -le respondió mientras lo abrazaba con fuerza y lo
obligaba a que no la soltara.

Apenas escuchó eso, Norrington, a duras penas, dejó de besarla y le dijo:

-Entonces, esto no es justo. Estás comportándote así en contra de tu
voluntad.

-… ¿Y eso qué impo-porta…? –le replicó mientras lograba sentarse y lo
tomaba por la solapa de la casaca azul militar y lo obligaba una vez más
a aproximar su rostro al suyo-… De-deberías aprovecharlo… Gracias a esa
maravillosa droga no siento aversión al besarte…

Y en cuanto terminó de decir esto, la descarada pirata tomó al oficial
por los hombros y lo lanzó hacia su regazo sin darle a éste tiempo para
reaccionar. Tomado por sorpresa, tendido boca arriba, James la miraba
con los ojos bien abiertos.

-… Usted no sabe con quién se ha metido, co-comodoro… -le dijo ésta con
una maliciosa sonrisa.

-¿C-con el capitán Jack Sparrow? –aventuró a decir un tanto nervioso.

-… C-con /la capitana Jacky Sparrow/, comodoro… -corrigió con un brillo
especial en sus oscuros ojos.

Pero antes de que James Norrington replicara, Jacky Sparrow volvió a
besarlo desenfrenadamente, a lo que su "acosado" oficial no pudo oponer
resistencia ante su avasalladora personalidad.

Mientras, muy asombrado por lo que veían sus ojos, Lord Cutler Beckett
sacaba el pergamino del cajón en donde lo había guardado y se lo
entregaba al doctor Jacobson, Billy se encontraba apoyado en la pared al
lado de la puerta de entrada, quien también miraba a aquella extraña
pareja entre divertido y avergonzado. Nadie se había percatado que una
persona muy peligrosa había entrado a la casa dispuesto a vengar su
orgullo herido: el almirante George (Isabel) Jacobson.

-No puedo creer que mi querido tío y mi querido amigo me hayan
traicionado por un sucio y pervertido pirata de mala muerte –fue la
inesperada declaración de éste mientras los apuntaba a todos con su
mosquete desde el umbral de la puerta. Su rostro demostraba toda la ira
y frustración que sentía.

Mientras todos lo miraban sorprendidos y asustados, el aterrorizado niño
fue a refugiarse rápidamente tras Jack y James, quienes aún se
encontraban mirando muy perplejos al oficial de alto cargo.

George dirigió su vista de halcón hacia su tío, quien aún se encontraba
en el escritorio junto a Beckett. Ambos se miraron con tozudez, tratando
de defender sus propios principios y actos.

-No sé qué pensar de ti, tío, pero lo que sé es que… ¡me traicionaste y
jamás te lo voy a perdonar!

-George, yo… -comenzó a decir Norrington mientras se ponía en pie.

-¡¡Cierra la boca!! –le gritó enfurecido el aludido, sin mirarlo
siquiera, pues sus ojos aún estaban sobre su tío-. No quiero tener que
escuchar excusas tontas, prefiero creer que ustedes dos actuaron bajo la
influencia de la maldición y no por "amor" a ese estúpido pirata.

-… C-creo que está un poquito mo-molesto… -murmuró Jack, y luego miró
hacia Norrington y le dijo-… T-te dije que era gay…

Sin darles tiempo a reaccionar, Jacobson lanzó furioso un cuchillo hacia
donde se encontraba el pirata, que fue a clavarse justo al lado de su
mano. Jack Sparrow se quedó mirando el cuchillo con los ojos
completamente desorbitados por la desagradable sorpresa. Luego, como
estaba drogado y no tenía pelos en la lengua, se burló mientras le
dedicaba una media sonrisa:

-… Fa-falláste…

Si no fuera porque James se colocó rápidamente delante de Jack, el
almirante Jacobson le hubiera pegado un tiro en la cabeza al insolente
pirata.

-¡Quítate! –le ordenó George, aún apuntándolos con el arma.

-¡No! –se negó el comodoro-. ¡De nada valdrá que le dispares, sabes que
no puedes matarlo, además, los guardias que vigilan éste lugar
escucharan el disparo y entrarán a la casa!

-¡No me importa! –exclamó cegado por la furia-. ¡Yo soy el almirante
George Jacobson y me deben obediencia como usted me la debe a mí¡Quítese
de allí, se lo ordeno!

-¡No lo haré! –esta vez, James estaba decidido, ya no había lugar a las
dudas. Él había elegido el amor antes que el deber-. ¡Defenderé a Jacky
aunque sea lo último que haga!

Tanto Isabel como Jack se quedaron completamente sorprendidos, pues
sabían que Norrington hablaba muy en serio esta vez.

"¡Wow! –pensaba la atolondrada pirata sin poder evitar sentirse
orgulloso-¡realmente lo traigo loco!".

Entonces, George decidió lo más difícil para ella: sacarse de encima al
estorbo de James Norrington para poder eliminar al pirata que había
asesinado a su familia. Traicionaría su propio corazón por su vengativa
causa, aún si eso significara verse como la persona más ruin de todas.
Aún si eso significara la muerte de la persona que más había amado en
secreto.

-Si ésa es su decisión final –dijo mientras desenfundaba su espada-,
saque su espada y póngase en guardia, comodoro James Norrington. Veremos
que tanto ama a esa falsa mujer.

Billy y Jack miraron muy sorprendidos hacia el oficial al mando de la
armada de Port Royal, quien se encontraba totalmente petrificado y
pálido como un muerto ante tal desagradable propuesta, pues sabía que
combatir en contra de Isabel, la que antes había sido su mejor amiga,
significaba una muerte segura. George siempre había sido su mejor
amigo¿por qué ahora tenían que combatir a muerte? No lograba entender la
ira ciega que nublaba la mente y el corazón de su entrañable amigo. Pero
ya había tomado una decisión, amaba a Jacky y haría todo lo posible por
defenderla de cualquier injusticia.

-Acepto tu irracional desafío, amigo mío –dijo mientras sacaba de su
vaina el precioso sable que William Turner había fabricado para cuando
lo ascendieron al puesto de comodoro.

-¡No¡No lo hagas, Norry! –pidió Sparrow apresuradamente mientras se
prendía de su larga casaca azul para evitar que se fuera de su lado.
Aunque no quería admitirlo, el pirata no deseaba volver a sentir otra
vez aquel desagradable sentimiento de culpa cuando creyó muerto a James
cuando el cruel y temido pirata Bart "Sangre Negra" Morgan los había
atacado. ¡Su Norry había hecho tantas cosas por él y él siempre lo había
utilizado a su antojo que se sentiría muy mal si lo perdía otra vez por
culpa suya!

-Me desafió, debo ir –le dijo James mientras la miraba con una mezcla de
entereza y ternura.

-¡Pero te matará! –le replicó desesperado. Increíblemente, la poderosa
droga no pudo evitar que pudiera volver a hablar con claridad.

Entonces, Norrington, ignorando sus súplicas, miró hacia su ex amigo y
murmuró con un dejo de triste resignación:

-Si debo dar la vida por la persona que amo, con gusto lo haré –Y dio un
paso hacia adelante, muy seguro esta vez con su decisión- Es hora de que
haga las cosas bien. Si muero, quedarás libre para convertirte
nuevamente en quien antes eras realmente.

-¡¡No!! –se negó Jacky a soltar su casaca, pero su dueño se la sacó y la
capitana cayó al suelo con ella.

Y mientras lo miraba marcharse rumbo a una muerte segura en manos de
quien una vez había sido su mejor amigo, Jack Sparrow no podía tolerar
aquella angustia que comenzaba a oprimirle el alma y el corazón con una
fuerza insoportable. No quería que Norry, su Norry muriera sin antes
poder aprovecharlo al máximo, sin antes haberse divertido con él, sin
antes haberlo fastidiado todo lo posible, sin antes haberle dicho que a
pesar de todos sus defectos, él era un hombre muy especial. Que hasta
podría llegar a amarlo de verdad.

Luchando contra su orgullo y egoísmo, la versión femenina de Jack
Sparrow decidió sacrificarse por aquel "fino caballero inglés", y
ordenando sus confusas ideas a causa de la droga, pudo hacer acopio de
su fuerza interior y logró pensar en un plan, un plan desesperado para
salvar a su eterno enamorado:

"Es hora de que yo haga las cosas bien" –pensó con decisión.

-… ¡U-un momento…! –exclamó llamando la atención de todos mientras se
levantaba penosamente del suelo con la casaca entre sus manos, y con su
característico balanceo de borracho (ahora mucho más acentuado gracias a
la droga que había ingerido) se colocó delante del sorprendido comodoro
Norrington-… T-tengo una atractiva pro-propuesta qué hacerle, almirante
Jacobson… ¡I-imposible de ser rechazada…!

Muy molesto por la interrupción de su ajuste de cuentas, George sacó
nuevamente su mosquete y le apuntó directamente a la cara.

-¿De qué propuesta me habla? Digalo ya si no quiere que le haga un hoyo
en la cabeza.

Entonces, el capitán Sparrow carraspeó un poco dándose aires de
importancia antes de seguir hablando. Ahora era el momento indicado para
devolverle a Norry todo lo que él había hecho por su ingrata persona
todos aquellos meses pasados.

-… Si de alguna forma le he hecho daño a su fina señoría, créame que lo
siento mucho… -aquí hizo un gracioso gesto de "inocente palomita"-. Pero
creo que lo me-mejor sería que usted deje en paz a estos finos
caballeros, ya que ellos solamente actuaron bajo la influencia del
hechizo de este espectacular cu-cuerpo sexy… -dijo mientras contorneaba
su figura con sus manos. Isabel, fastidiada, miró hacia otro lado-… L-le
propongo que usted me ayude a romper la "Maldición del Anillo de la
Calavera" para que yo pueda volver a ser el hombre apuesto que era a-antes…

-¿Y qué gano yo con eso?

-… Q-que No-Norry y su tío dejen de actuar como idiotas, y… -lo miró de
reojo-, le daré mi vida a cambio de su perdón… ¿Q-qué le parece…?

-¡Jacky¡No! –se negó James apenas escuchó esto último, pero Jack hizo un
además de fastidio con su mano y se alejó de él para acercarse al
dubitativo almirante.

-… ¿Y¿Qué o-opina…¿Acepta el trato?

Luego de pensarlo unos cuantos segundos, George respondió duramente
mientras lo apuntaba con el arma con más ahínco que antes:

-¿Acaso usted cree que soy un estúpido¡No confío en la palabra de un
sucio pirata como usted¡Nunca haría tratos con un asesino!

Una vez más, Jack no sabía a qué se refería con lo de "asesino", pero no
iba a permitir que éste le hiciera daño a su Norry, e insistió con el plan.

-… Va-vamos, almirante Jacobson¿qué puede perder…¿O acaso quiere que
cualquier sujeto se aproveche de mi "virginidad" logrando que su querido
tío y su amigo Norrington enloquezcan sin remedio…? –mientras decía todo
esto, se le iba acercando cada vez más y más, haciéndolo retroceder un
poco por su apestoso pero atractivo aliento a ron.

Isabel tragó saliva, sabía que aquel traicionero pirata hablaba con la
verdad, además¿qué podía perder en ayudarlo a romper el hechizo? Estaba
claro que James no quería aceptar la promoción de almirante, así que ya
no valía la pena entregar al pirata al odioso de Beckett.

-Está bien –se decidió al fin-. Acepto tu propuesta. Pero no olvides que
tienes que morir en mis manos una vez que te hayas convertido en
hombre¿bien? Ten por seguro que estaré vigilándote muy de cerca para
evitar alguna treta tuya.

-… Gracias, gracias… -le agradeció con un apresurado apretón de manos
para luego darse media vuelta y abrir los brazos con una radiante
sonrisa en el rostro, mirando hacia un consternado James Norrington.

-… ¿L-lo ves…? Ya no te-tendrás que pelear con tu mejor amigo por mi
cu-culpa…

-Jacky… -murmuró el oficial mientras bajaba la espada. Aunque quizás lo
de entregar su vida era una patraña, James estaba seguro de que por fin,
la atolondrada pirata había hecho todo eso por él. Por fin, había
logrado conquistar del todo su corazón.

Aunque ninguno de los dos había confesado en ese momento que se amaban
enormemente, ya sea por la maldición o no, el quedarse mirando a los
ojos en completo silencio era suficiente como para conocer los
sentimientos de amor que se profesaban mutuamente. Quizás, si tenían
suerte, ambos podrían huir juntos hacia lugares en que nadie los
conociera e iniciar allí una nueva vida juntos. Libres de toda clase de
ataduras.

Pero entonces, algo horrible pasó enturbiando aquella romántica escena,
algo que nadie se lo hubiera imaginado en aquel momento, algo que hizo
triza toda luz de esperanza en un santiamén: un disparo.

El ruido del mosquete fue ensordecedor, el aullido del disparo hizo eco
por toda la habitación dejando a todos completamente paralizados por el
miedo y la sorpresa, entonces, cuando ya todos pudieron ordenar sus
mentes ante semejante sobresalto, se dieron cuenta de la magnitud de la
gravedad que habían tomado las cosas.

-¡Tío! –exclamó Isabel atónita al ver a su tío Christian con un mosquete
humeante en su mano. Era él quien había efectuado el tiro. Su conocida
expresión de tranquilidad había desaparecido de su rostro a cambio de
una expresión completamente endemoniada- ¿P-pero qué te pasó?

Entonces, aquel que había sido un afable médico habló, pero su voz ya no
era la de antaño, sino una voz cruel y malvada, muy conocida por Jack
Sparrow:

-Todos los rivales de mi amo, deben morir –fue su terrible sentencia.

-¡No! –exclamó Jack al darse cuenta de inmediato a lo que se refería el
poseído doctor. Entonces, asustado, dirigió su vista hacia James
Norrington y vio con horror cómo el elegante chaleco alvino del oficial
comenzaba a teñirse con el color rojo de la sangre.

Totalmente confundido y consternado, James llevó su mano hacia su pecho
y tocó su propia sangre. La bala lo había atravesado impactándose contra
la pared. Entonces, dirigió su vista hacia la pirata y murmuró a modo de
despedida:

-… Jacky, yo… siempre te he amado… desde la primera vez que t-te vi… y…
voy… a extra-ñarte… mu-mucho… -y cayó pesadamente al suelo, muerto.

-¡¡NO!! –exclamó la hermosa pirata, incrédula ante semejante fatalidad
inesperada¡justo cuando ambos habían aclarado sus sentimientos!, y
entonces se lanzó hacia su amado con la intención de abrazarlo, pero de
repente, algo enorme rompió el techo de esa parte de la residencia y lo
capturó, evitando así que se reuniera con el moribundo oficial.

-¡¡NORRYYY¡¡NNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOO!! –gritaba desesperadamente la
capitana del "Perla Negra" al verse alejada de su fastidioso enamorado.
El gigantesco cíclope también alzó al poseído doctor Jacobson, quien
llevaba el pergamino dorado firmado bajo el nombre de "Abdul", y se los
llevó, desapareciendo entre la negrura de la noche.

Y mientras Beckett miraba el estropeado techo con perplejidad, Isabel
permanecía de pie en estado de shock y Billy trataba de revivir al James
sacudiéndolo desesperadamente entre sollozos, Will Turner, Nefud Yidda,
Al Sha'ab y Kasar, quienes estaban camino a casa de Lord Beckett,
miraban estupefactos cómo un grupo de cíclopes gigantes destruían Port
Royal con sus grandes mazos de madera.

-Esto se ha puesto muy entretenido… -fue lo único que dijo el capitán
Barbossa mientras miraba con su catalejo toda aquella destrucción sin
sentido.

-Will… Padre… -murmuró Elizabeth completamente afligida e impotente
mientras se aferraba con fuerza a la balaustrada del "Perla Negra".

Mientras toda la tripulación de la nave pirata veían con suma
preocupación todo lo que estaba ocurriendo, tía Dalma era la única que
se mantenía serena, con los brazos cruzados, pensaba seriamente en la
mejor manera de salir de semejante situación.


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