Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 2. EL RIVAL OSCURO -Capítulo 5-

                    



El pasado de Qui-Gon Jinn no descansa. ¿Cómo puede crear un vínculo con el joven Obi-Wan Kenobi, mientras que él es perseguido por la traición de su primer aprendiz Xánatos? Xánatos fue también un prometedor estudiante hasta que el lado oscuro de la Fuerza intervino. Qui-Gon pensaba que había desaparecido para siempre.

Pero ahora Xánatos esta de regreso.

Y busca venganza.


Capítulo 5

No empecé yo —decía Xánatos, cada vez que estallaba una pelea entre otro aprendiz, y él. En esos momentos, sus ojos azules se llenaban de pesar y sinceridad. Y Qui-Gon, portándose como un padre, siempre hacía por creerle.

***

Las manos de VeerTa se tornaron puños. Profirió un rugido ahogado y se lanzó contra Xánatos.

Sin que pareciera moverse, Qui-Gon se interpuso de pronto entre ellos, apartando a VeerTa. Atacar a Xánatos no produciría nada bueno. Qui-Gon sabía de primera mano lo feroz y volátil que era como luchador. VeerTa forcejeó contra la tenaza de hierro de la mano del Jedi.

—¡Tú hiciste esto!  —escupió a Xánatos—. ¡Pagarás por ello!

Clat'Ha se puso al lado de VeerTa. Parecía estar muy calmada, pero sus ojos denotaban la misma ira.

—Claro que fueron ellos —dijo desdeñosa—. Es su estilo. ¡Cobardes! Xánatos empalideció.
—Os aseguro que Offworld no ha tenido nada que ver en esto. Estoy seguro de que los hechos acabarán por probarlo...

— ¡Basta de mentiras! —gritó VeerTa, e intentó volver a atacarlo.
—Conservemos la calma —dijo SonTag con urgencia—. Debemos ir a la mina. Necesitarán ayuda.
—Sí, los mineros... —dijo VeerTa antes de salir corriendo.
* * *
Qui-Gon había visto anteriormente los efectos de una explosión.
Siempre eran terribles. Se perdían vidas, los cuerpos quedaban mutilados, el ánimo deshecho. Sangre mezclada con cenizas y lágrimas. No sabía por qué, pero esta tragedia le parecía peor de lo normal. Quizá fuera porque los mineros habían excavado la mina en la roca y la tierra. Habían trabajado sin dinero, con la vista clavada en un esperanzador futuro que les costaba hasta imaginar.

Amontonaron los cuerpos en el patio. Qui-Gon trabajó incansable sacando víctimas de entre los escombros. Cuarenta mineros habían quedado atrapados bajo tierra, y rescatarlos fue un proceso concienzudo y peligroso.

La explosión había tenido lugar en uno de los túneles. El edificio principal de la administración había quedado completamente destruido, al igual
 
que las casas que rodeaban la mina. Oscurecía antes de que Qui-Gon y los demás hubieran conseguido evacuar a todos los heridos a los centros médicos.

Finalmente, no les quedó nada más que hacer. Clat'Ha le llevó a uno de los edificios, que aún se mantenían en pie, para que comiera y descansara. Allí se unió a VeerTa y Clat'Ha en la mesa, pero estaban demasiado agotados y pesarosos para comer nada.

—Nuestro sueño ha muerto —dijo VeerTa. Tenía el rostro sucio por el polvo y el barro.

—No —respondió Clat'Ha con suavidad—. Eso es lo que ellos quieren que creamos. Podemos reconstruirlo todo.

La puerta se abrió, y entró SonTag. También ella había estado ayudando en la mina. Llevaba la túnica, de color rojo y oro, sucia y manchada de sangre.

—Tenemos noticias sobre las causas —anunció con calma—. No lo hizo Offworld. Fue una mezcla de gases en un túnel subterráneo.

—¡Imposible! —exclamó VeerTa medio levantándose—. Tenemos sensores...

—El sensor estaba averiado. Fue un fallo mecánico. Los ingenieros están seguros de ello.

Clat'Ha y VeerTa miraron incrédulas a SonTag.

—Entonces, ¿fue culpa nuestra? —preguntó VeerTa aturdida.
—Me temo que eso parece —replicó SonTag—. ¿Podían sabotear el sensor?
VeerTa negó con la cabeza.
—Hay guardias en la mina las veinticuatro horas. SonTag extendió las manos.
—Los fallos mecánicos son uno de los riesgos de la minería.
Qui-Gon no estaba tan seguro. Algo raro había en todo el asunto. Alguien llamó entonces a la puerta. Un minero le entregó un mensaje a
SonTag. Ella lo leyó, y lo arrugó en la mano.

—¿Malas noticias? —preguntó Clat'Ha.

—No; sólo sorprendentes —dijo lentamente SonTag—. Xánatos ofrece los recursos de Offworld para reconstruir la mina. Dinero, androides, todo lo
 
que necesitemos. Y dará cobijo en edificios de Offworld a todo trabajador que se haya quedado sin techo.

—Entonces, era sincero —dijo VeerTa, sorprendida.

A Qui-Gon le preocupó esta noticia. Si era una trampa, era muy elaborada y cara. ¿Tanto estaba en juego para Xánatos? No podía estar haciendo todo esto para vengarse de Qui-Gon.

El lugar de la reunión se había cambiado en el último momento. El edificio principal había quedado completamente destruido. Todos habrían muerto, de no haber cambiado SonTag de opinión.

Xánatos jugaba con ellos. Y Qui-Gon sólo deseaba saber cuál era el objetivo del juego. Pero sólo estaba seguro de una cosa: para Xánatos los juegos no tenían reglas.








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