Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 2. EL RIVAL OSCURO -Capítulo 15-

                        



El pasado de Qui-Gon Jinn no descansa. ¿Cómo puede crear un vínculo con el joven Obi-Wan Kenobi, mientras que él es perseguido por la traición de su primer aprendiz Xánatos? Xánatos fue también un prometedor estudiante hasta que el lado oscuro de la Fuerza intervino. Qui-Gon pensaba que había desaparecido para siempre.

Pero ahora Xánatos esta de regreso.

Y busca venganza.


Capítulo 15

En cuanto estuvieron fuera del alcance de los láseres, Qui-Gon puso rumbo a Bandor. Obi-Wan iba sentado a su lado, mirando al frente. No sabía qué preguntar primero.

—Dijiste que esperabas que yo llegara —comentó con voz calmada el Caballero Jedi—. No lo sabías, lo esperabas.

Obi-Wan guardó silencio por un momento.

—Necesito saber lo de Xánatos —dijo por fin—. Me dijo que le traicionaste. Que fue tu aprendiz y confiaba en ti.

— ¿Le creíste?

El muchacho calló un instante. El viento le apartaba los cabellos del
rostro.

—No creo que traicionaras a un padawan. Pero no comprendo por qué te odia tanto. ¿Qué motivos tiene, Qui-Gon? ¿Acaso Xánatos me encerró en la plataforma minera sólo para poder llegar hasta ti?

El Maestro Jedi asintió con gesto hosco.

—Sí, eso creo. Ya va siendo hora de que te hable de él. Debí contártelo
antes.
La niebla había empezado a levantarse en el mar. Obi-Wan podía saborear las gotas suspendidas en el aire. El color gris le rodeaba como en un círculo giratorio, una niebla gris plateada por arriba, y el gris apagado del mar por abajo. Las palabras de Qui-Gon parecían llegarle desde un pasado tan nublado como todo lo que les rodeaba.
—Todos los aprendices Jedi aportan algo único al Templo. Y Xánatos destacó incluso a muy pronta edad. Tenía una inteligencia aguda, rápida y ágil. Era un líder. Me pareció el chico más prometedor que había pisado el Templo en muchos años. También a Yoda.

Hizo una pausa, y corrigió ligeramente el rumbo de la nave.

—Pero Yoda tenía dudas. A medida que Xánatos crecía y yo lo aceptaba como mi aprendiz, me fueron molestando los titubeos de Yoda. Creí que el Maestro cuestionaba mi buen juicio. Por supuesto, a quien cuestionaba era al chico. Veía en él algo que yo no veía. Me alegré cuando Yoda sugirió una última misión. Creí que por fin podría demostrarle que yo tenía razón. Xánatos probaría su valía, demostraría lo que yo había visto en él desde el principio.
 

Qui-Gon se volvió para mirar a Obi-Wan.

—Ves cuál fue mi error. No era una pregunta.
—Creo que sí —asintió Obi-Wan—. Lo que tú probarías. Lo que tú querías.

—Por tanto la prueba también era para mí. Eso no lo supe entonces. Me dejé dominar por mi ego y por mi orgullo. Por mi necesidad de tener razón. Es importante que tú sepas esto, Obi-Wan. Incluso un Caballero Jedi es un ser vivo más, con los mismos defectos que cualquiera.

—No somos santos, sino buscadores —dijo el muchacho, repitiendo un dicho Jedi.

—Yoda nos envió a Telos, planeta natal de Xánatos. Hacía muchos años que él no veía a su padre Crion. Éste había aumentado su poder durante ese tiempo. Telos es conocido por sus investigaciones científicas, y sus técnicos son brillantes innovadores. Crion usó esos descubrimientos para enriquecer el planeta, enriquecerse a sí mismo. Aprovechó su poder para dirigir el planeta como gobernador. Pero gobernaba solo, sin depender de consejeros o de un senado. Xánatos se dio cuenta de lo poderoso que era su padre. De la vida de lujo que llevaba. De que todas las riquezas de la galaxia estaban al alcance de su mano. Xánatos vio esto, y la ambición creció en él. Y la rabia. Vio que al llevárnosle con nosotros le habíamos privado de otro tipo de poder. Que yo le había privado de él. Y odió a los Jedi por ello.

Qui-Gon contempló la niebla que los rodeaba.
—Cuando elegimos esta vida, renunciamos a muchas cosas, Obi-Wan. Estamos destinados a no tener hogar, ni un poder mensurable. Xánatos tenía todo eso a su alcance. Crion vio que su hijo flaqueaba. Con el tiempo, había llegado a lamentar su decisión de dejar marchar a Xánatos. Era un hombre anciano que había alejado de su lado a todos sus amigos, a todos sus aliados. Así que pidió a Xánatos que se uniera a él en sus planes. Me di cuenta de que Yoda había presentido que esto podía pasar, y que ésa sería su última prueba.

El Caballero Jedi suspiró.

—No dudé de la sabiduría de Yoda. Hice lo que sabía que debía hacer.
Me quedé al margen. No intenté guiar a Xánatos. Él estaba preparado para elegir por sí solo.

—Y tomó la decisión equivocada —dijo Obi-Wan con suavidad.

—Crion se había vuelto tan ambicioso como suele pasarle a los poderosos. Planeaba iniciar una guerra contra un planeta vecino. No le bastaba
 
sólo con las investigaciones. Telos sería mucho más poderoso de tener acceso a los recursos, los minerales y las fábricas. El tratado entre los dos mundos se ampliaba automáticamente cada diez años. Aquel año, Crion solicitó una renegociación. Más tarde descubrí que era un truco, una forma de conseguir un retraso mientras equipaba un ejército. Yo debía supervisar las negociaciones.
Xánatos saboteó deliberadamente la primera reunión, siguiendo las órdenes de su padre. Querían enfurecer a la población de Telos. Pero yo sabía lo que pasaba y conté al pueblo de Telos todo lo que sabía. La gente se rebeló contra Crion, pero éste no se rindió. Xánatos le convenció para luchar. Contrataron un ejército para acabar con la rebelión y así poder permanecer en el poder. Estalló una guerra civil. De pronto, el pueblo estaba muriendo. Yo había perdido el control de la situación. Y todo por no haber visto con claridad de lo que era capaz Xánatos.

Qui-Gon agarró con fuerza los controles de la nave.

—Xánatos encabezaba el ejército. La última batalla se libró en los aposentos del Gobernador. Crion fue asesinado.

Hizo una pausa, su expresión era hosca, y cuando le habló lo hizo con solemnidad.

—Lo maté yo. Le di el golpe de gracia delante de su hijo. Mi sable láser cortó el anillo del dedo de Crion. Mientras él yacía moribundo, Xánatos cogió el anillo del fuego al que había caído y presionó el metal caliente contra su mejilla. Todavía puedo oír el sonido de su carne quemándose. Aún se le nota la cicatriz.

—Un círculo roto —dijo Obi-Wan.
Qui-Gon se volvió para mirar al muchacho. Tenía una expresión de desolación, endurecida por los recuerdos.
—Dijo que la cicatriz le recordaría siempre lo que yo le había quitado. La forma en que le había traicionado. El hecho de que hubieran muerto miles de personas por la avaricia de su padre era algo que no significaba nada para él. Y todas esas muertes lo significaban todo para mí.
— ¿Qué pasó? —preguntó Obi-Wan.

—Desenvainó el sable láser contra mí —dijo, desviando otra vez la mirada para centrarla en el pasado—. Luchamos hasta el agotamiento. Al final le arranqué el sable láser de la mano y me paré ante él. Pero no pude darle el golpe definitivo. Xánatos se rió de mí, y salió corriendo. Registré todo Telos en su busca, pero había robado un transporte, llevándose las riquezas del planeta y escapando al espacio. Desapareció sin dejar rastro... hasta ahora.
 



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