Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 8. AJUSTE DE CUENTAS -Capítulo 6-

                                                         



La paz por encima de la ira
El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

El malvado aprendiz de Qui-Gon Jinn, Xánatos, le ha tendido una trampa a su antiguo Maestro. Ha guiado a Qui-Gon y a un joven Obi-Wan Kenobi e su planeta natal, Telos… y los ha acusado de un crimen que ellos no cometieron.
La pena es la muerte.
De pronto Qui-Gon y Obi-Wan son fugitivos en un planeta donde todos son enemigos.
El día del ajuste de cuentas de Xánatos ha llegado.


Capítulo 6

Obi-Wan no podía creerlo. Era obvio que Den era un delincuente. ¿Por qué le confiaba Qui-Gon sus vidas? Cuando Den echó a andar, Obi-Wan le hizo esa pre- gunta a Qui-Gon. El Jedi se limitó a suspirar.

—Piénsalo, Obi-Wan. Nosotros también somos delincuentes, al menos para la policía. ¿Quién puede ocultamos mejor que los que también se esconden?

Qui-Gon le puso una mano a Obi-Wan en el hombro.

—No te preocupes. En su interior sólo hay pureza.

—Que me maten si lo percibo —gruñó Obi-Wan. Aun así, le gustaba la sensación tranquilizadora que le provocaba la mano en su hombro. Era casi como si Qui-Gon y él fueran Maestro y aprendiz de nuevo.

Den les llevó a otra zona de la ciudad, lejos de las amplias avenidas del centro. En aquel lugar, los edificios se apiñaban unos contra otros como si el viento frío les hubiera obligado a acercarse para darse calor y protección.

Den les guió hacia un edificio situado en medio del grupo. En lugar de entrar, se introdujo por un callejón cercano. Una tubería rota colgaba de una pared. Den saltó y se agarró a ella.

—Es más sencillo de lo que parece —dijo. Sonrió ante la exasperada mueca de Obi-Wan—. ¿Qué pasa, chaval? Has bajado por una rampa de basura y te has metido por una tubería de drenaje. Creo que puedes hacer esto.

Mirando irritado a Qui-Gon, Obi-Wan asió la tubería. Desde la calle parecía que iba a caerse encima del primero que pasara, pero comprobó que estaba firmemente sujeta al muro. Tenía pequeños clavos en los lados que no se veían desde abajo, pero eran suficientemente grandes como para servir de asideros para los pies y las manos. Den tenía razón. Era más fácil de escalar de lo que pensaba.

Obi-Wan subió y llegó hasta el borde del tejado. Había un depósito de agua en una esquina, con una ruinosa escalera en espiral que lo rodeaba y ascendía hasta una plataforma colocada en la parte superior.

—No me lo digas —dijo Obi-Wan—. Ahora tenemos que saltar al depósito de agua.

¡Fijo! —dijo Den, riéndose. Llegó hasta el tanque y dio una serie de rítmicos golpecitos. Recibió otra en respuesta.

—Está dentro —dijo—. Vamos.

Obi-Wan siguió a Den por la escalera en espiral hasta la parte superior del depósito. Cuando llegaron a la plataforma, vio que el techo estaba hueco. Estaba pintado para que pareciera agua oscura. Nadie desde arriba podría distinguir ese depósito de los que había en los otros tejados.

Den abrió una trampilla y desapareció en el interior. Obi-Wan le siguió. Para su alivio, se encontró en una escalera que conducía a un bonito apartamento. Las

 

paredes eran curvas y estaban hechas de duracero. El suelo estaba cubierto con una gruesa moqueta y había sitios cómodos para sentarse. En el centro descansaba una mesa enorme repleta de material técnico.

Una joven se levantó de su sitio en la mesa. Tenía el pelo castaño oscuro recogido en varias trenzas alrededor de la cabeza, y los ojos de un cálido color miel. En ese momento, miraba con sospecha a Obi-Wan y Qui-Gon.

¿A quién me has traído esta vez, Den? —preguntó ella.

—Amigos —respondió Den.

—Siempre son amigos —dijo ella en tono suspicaz. Contempló parpadeando las túnicas manchadas—. Y siempre van tan bien vestidos.

—Tuvimos un par de problemitas para llegar, pero podrían ayudarnos —se volvió hacia Qui-Gon y Obi-Wan—. Ésta es Andra. Es la líder del partido POWER, es decir "Preserva Nuestros Recursos Naturales en Peligro de Extinción"1. Andra, ellos son Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi, dos visitantes Jedi a los que la policía parece perseguir.

Ella entrecerró los ojos.

¿Por qué os buscan?

Den cogió una pieza de fruta de un cuenco y se la lanzó a Obi-Wan.

—Toma, chaval, que pareces hambriento. ¿Y qué más da por qué les buscan, Andra? Les necesitamos. Necesitan información sobre UniFy.

Las sospechas de Andra se tornaron en interés. La mujer les miró con curiosidad.

—Quizá podríais explicarnos qué es lo que hacéis —sugirió Qui-Gon—. ¿Qué es el partido POWER?

—Somos un partido político que se opone a los que controlan el Gobierno — respondió ella—. Por desgracia, ahora estamos fuera de la ley. El Gobierno nos ilegalizó. Fuimos los primeros en dar la voz de alarma cuando el Gobierno otorgó la administración de nuestros lugares sagrados a UniFy. Preguntamos por qué entregaban nuestras tierras a intereses privados, y por qué teníamos que confiar en que una corporación las conservaría y protegería. Casi nadie nos escuchó. A casi todos les bastaba con liberarse de la carga de los impuestos. Pero algunos nos escucharon y se unieron a nosotros. En nuestro grupo hay antiguos trabaja- dores del Gobierno, científicos, expertos en medioambiente y ciudadanos comunes que nos oyeron cuando se nos permitía hablar. Ahora tenemos que ocultamos y nos reunimos aquí cuando podemos.

¿Tenéis pruebas de que UniFy se está aprovechando de los lugares sagrados? —preguntó Qui-Gon.

Ella dudó un momento.

—Teníamos pruebas de que algo está ocurriendo en los Lagos Sagrados. Tres


1 N. de la T.: POWER: Preserve Our Wild Endangered Resources

 

personas fueron al parque global para recopilar imágenes y pruebas. Murieron en un accidente de deslizador cuando regresaban a Thani. Me dijeron que tenían pruebas irrefutables de algo, pero no de qué. Creo que su muerte no fue un accidente. Las pruebas que traían consigo fueron destruidas. Nos estamos movilizando para hacer otra incursión —la mujer se tiró impaciente de un pelo que se le había salido de una trenza—. Es difícil. La seguridad es muy estricta en los parques globales. Dicen que tienen que mantener a la gente alejada hasta que terminen de recuperar la tierra. Nosotros pensamos que la están explotando, inspeccionándola para futuros desarrollos.

¿Y por qué no hace más preguntas el pueblo de Telos sobre todo eso? — preguntó Qui-Gon—. Este planeta es famoso por la conservación de sus bellezas naturales. No tiene sentido, ni siquiera desde un punto de vista económico. El turismo es una de las mayores industrias en Telos.

Andra parecía desolada.

—La katharsis. La gente está obsesionada por las apuestas. Viven con la esperanza de ser elegidos en el sorteo y no se preocupan por los turistas. Ahora vienen más por la katharsis que por los parques globales. La codicia se ha apoderado de ellos como una fiebre —miró a Qui-Gon interrogativa y fría—. ¿Qué os hace pensar que podéis ser útiles?

—Yo no lo pienso —dijo Qui-Gon sinceramente—. Fue idea de Den.

—Parecéis muy interesados en UniFy —dijo Den—. Y quizá me equivoque, pero creo que no tenéis cita mañana.

Qui-Gon no dijo nada. Obi-Wan admiró su tranquilidad. Era capaz de comunicar su paciencia y sus ganas de escuchar sin ofrecer nada a cambio.

¿Eres activista del medio ambiente, como Andra? —preguntó Obi-Wan a Den.

Antes de que pudiera responder, Andra se echó a reír.

¿Quieres decir que si está comprometido con algo que no sea él mismo? No.

Den no. Nuestra relación es puramente económica.

—Oye, un momento —replicó Den enojado—. Yo tengo tantos ideales como cualquiera.

—Sí, si cualquiera quiere decir ladrones o carteristas —replicó Andra, girándose hacia Obi-Wan y Qui-Gon—. Cuando nos reunimos por primera vez en el subsuelo, necesitábamos equipo técnico. Tuve que buscar en el mercado negro piezas de ordenador y comunicadores. Así conocí a Den. Ha estado robando las piezas que necesitábamos para seguir adelante. Hemos conseguido imprimir una publicación clandestina advirtiendo a la gente de lo que pasa. Pero Den sólo siente lealtad por los créditos que le doy.

—Perdóname por necesitar dinero para vivir, Capitana Integridad —dijo Den a Andra—. No todos podemos vivir de ideales. Sobre todo porque no te pagan el alquiler. Si no fuera por mí estarías hablando con estas paredes, y no con la

 

"gente" de ahí fuera.

—Cómo te gusta adjudicarte el mérito de nuestros logros—le dijo ella con frialdad.

¿Veis lo que pasa cuando intentas ayudar a alguien? —farfulló Den a los Jedi—. Insultos. Con razón soy un ladrón.

Andra le ignoró y se volvió hacia Qui-Gon y Obi-Wan.

—Podéis quedaros aquí si queréis. Los enemigos de UniFy son mis amigos.

—Yo no he dicho que fuera enemigo de UniFy —dijo Qui-Gon sonriendo. Ella le contempló un instante.

—Pero lo eres, ¿no? Puede que Den tenga razón. Quizá podamos ayudamos unos a otros. Pero tenéis que contarme por qué estáis aquí y por qué os busca la policía.

—No sé de qué se nos acusa, pero debe ser grave —admitió Qui-Gon—. Sea lo que sea, es falso. Tenemos un enemigo poderoso en Telos. Creo que está utilizando UniFy como tapadera para su propia empresa.

¿Qué empresa? —preguntó Andra.

—Offworld.

Andra se quedó sin aire.

—Offworld... Es la corporación minera más grande de la galaxia —dos puntos de color aparecieron en sus mejillas—. Pero eso significa que UniFy podría estar estudiando nuestras tierras para futuras prospecciones. Si pudiéramos probar que las dos compañías están relacionadas tendríamos pruebas de los planes de UniFy.

—Andra me contrató para introducirme en los archivos de UniFy —les dijo Den

—. Trabajé allí hace unos meses y olvidé devolver la tarjeta de identificación. Tuve que irme muy rápido.

¿Lo olvidaste? —preguntó Qui-Gon. Den sonrió.

—Y luego, al marcharme, me llevé por error otros dos carnets. Podemos entrar.

Tenemos todo a favor.

Qui-Gon dudó y se volvió hacia Andra.

—Tú no pareces fiarte de él. ¿Por qué tendríamos que hacerlo nosotros? —dijo Qui-Gon firmemente.

Andra suspiró.

¿De qué vas, Den? ¿Por qué arriesgarte a entrar de nuevo?

—Porque no he terminado el trabajo por el que me pagaste —le dijo Den—. Me siento mal por ello. Tengo mi integridad, ¿sabes?

 

¡Pero si eres un ladrón! —gritó ella desesperada.

¡Exacto! —exclamó Den—. ¡Por eso voy a robar!

¿Por qué será que no me siento seguro? —se preguntó Obi-Wan en voz alta. Andra suspiró.

—Sé exactamente lo que quieres decir.





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