Fanfic Piratas del Caribe -El Libro del Destino- *Capítulo 49: Si Realmente me Amas, Cásate Conmigo*

                           Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO*

LIBRO SEGUNDO: EL COFRE DEL HOMBRE MUERTO

ÚLTIMA PARTE: LA TRAVESÍA FINAL DEL PERLA NEGRA

¡Jack y Jacky se separaron! ¡ahora son 2! ¡Un hombre y una mujer! ¡Doble problemas para todos! ¿Lograrán cambiar sus destinos y el de los demás? Continuaciòn de La Maldición del Anillo de la Calavera. James y Jacky pasan su primera noche juntos...¿pero será la última?

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 49: Si Realmente me Amas, Cásate Conmigo*


Temprano, a la mañana siguiente, mientras James Norrington se vestía
cerca de los ventanales del camarote principal, la capitana Jacky
Sparrow lo observaba completamente desnuda, recostada en la cama,
admirando cada contorno de su cuerpo.

Él, al darse cuenta de que era observado de esa manera, no pudo evitar
sonrojarse ligeramente, quedándose congelado por unos segundos. Jacky
sonrió y salió de la cama para dirigirse lenta y sensualmente hacia su
amante mientras él terminaba de vestirse tratando de permanecer como si
nada lo hubiera alterado.

—Me gustas mucho cuando te sonrojas por mi culpa… —le susurró al oído
mientras metía las manos entre la casaca y la camisa de James,
abrazándolo por la espalda—, /¿savvy?/

—¿Por qué no te has vestido aún? —le preguntó tratando de ignorar sus
palabras—. Un capitán no debe ser perezoso.

Ella sonrió mientras lo acariciaba lenta y ardientemente.

—¿Te pareció que anoche fui un capitán perezoso?

—No… —respondió, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás,
disfrutando de los hambrientos besos en el cuello que ella le prodigaba.

—Bien, porque pienso volver a demostrarte mis energías en este preciso
momento… —le propuso, metiendo su mano a través de los pantalones hasta
llegar al objeto de su deseo para acariciarlo, provocando que Norrington
soltara un gemido de excitación.

—Jacky… —gimió—, ahora no es momento para estas cosas… Debo cumplir con
mis deberes…

Entonces, la pirata se colocó delante de él, sonriéndole con sus ojos
oscuros ardiendo de lujurioso deseo:

—Uno de tus deberes es satisfacer las necesidades de tu capitana, mi
querido caballo-caballero, cualquier necesidad. Si te niegas, te acusaré
de desacato y me veré en la penosa obligación de castigarte, /¿savvy?/
—Lo besó, mordiendo suavemente los labios de su amante.

—… ¿Castigarme? ¿Y cuál sería mi castigo, si se puede saber, mi
capitana…? —inquirió, abrazándola y besándola también.

—… Hacer el amor con tu capitana… —le respondió, besándolo ahora en la
garganta y comenzando a desvestirlo mientras lo dirigía lentamente hacia
los ventanales hasta que la espalda de James chocó contra ella.

A medida que Jacky iba desvistiéndolo, recorría con su boca toda la
desnudez que dejaba expuesta ante ella, provocando una irrefrenable ola
de placer y lujuria en su amante, quien finalmente se entregó nuevamente
a los deseos de su capitana.

Todos a bordo del /Perla Negra/ sabían muy bien lo que había ocurrido la
noche pasada entre la capitana Sparrow y el ex comodoro Norrington, pero
nadie más que Jack Sparrow se encontraba terriblemente contrariado, pues
al no poder ingresar a su propio camarote y al no ser el primer amante
de Jacky, se había dedicado a tomar ron durante toda la noche,
emborrachándose como una cuba. Y Billy, cansado de esperar en vano a su
tutor, se había quedado profundamente dormido al lado del camarote de la
capitana, abrazado a la cabrita blanca.

Una oleada de murmuraciones se escuchó entre todos los tripulantes
cuando por fin James Norrington reaparecía al mediodía sobre la cubierta
principal, dispuesto a realizar sus labores como marinero.

Furioso, el capitán Sparrow se acercó a él con muy poco interés diplomático.

—Veo que por fin mi hermanita ha logrado lo que tanto buscaba, ex
comodoro Norrington —comenzó a decirle con un marcado tono de celos y
cinismo mientras que el aludido trataba de concentrarse en unos cabos
que debía sujetar muy bien—: lo convirtió en su juguetito sexual.

Acicateado por aquellas palabras, James se volvió y lo miró con una
sonrisa triunfal.

—¿Qué le ocurre, capitán Sparrow? ¿Acaso usted está molesto porque no ha
tenido el privilegio de ser el primero en la vida de Jacky? O tal vez,
al ser usted su otra mitad, también sienta que perdió su virginidad en
mis manos, eunuco—se burló con su habitual pedantería.

—¡¡Que se te haga la boca a un lado!! ¡¡Nadie que haya osado llamarme
"eunuco" ha logrado salir ileso convertido en un "eunuco" por mi propia
espada!! —exclamó muy enfadado, desenvainando su sable para luego
agregar pensativo—: A menos que se haya escapado… O que sea una mujer… O
un eunuco…

—¿Por qué divagas? ¿Acaso no quería convertirme en un eunuco, capitán
Sparrow? —inquirió con tono burlón, desenvainando él también su espada
con la intención de acabar con la vida de su capitán.

Al notar las negras intenciones de su atrevido empleado, Jack comenzó a
dudar de su arrebatado desafío, a sabiendas que aquel hombre era
bastante bueno con la espada. Pero evitar aquella pelea era algo que
estaba destinado al fracaso.

—¡Leven anclas! ¡Leven anclas! —declaró el loro que Cotton siempre
llevaba en su hombro para que hablara por él.

—¡¿Qué dijo ese perico?! ¡¡Que lo repita si no quiere que lo desplume!!
—rebatió el agredido, apuntándolo con su mosquete.

—Creo que dijo que eres un cobarde —tradujo Ana María, que se encontraba
junto a otros de sus compañeros, muy interesados en presenciar el
prometedor duelo entre su capitán y el ex comodoro.

Jack le hizo un gesto con la mano como pidiéndole que se callara, pero
James Norrington no iba a perder la oportunidad de hacer quedar en
ridículo a su enemigo.

—Veo que hasta ese pájaro lo conoce muy bien, capitán Sparrow —le dijo—:
usted es un cobarde y no es capaz de pelear por su propio honor.

El aludido se dio media vuelta para mirarlo y declaró con el dedo índice
alzado hacia arriba:

—Para su información, ex comodoro Norrington, yo no tengo honor y no
tengo por qué pelear por algo que no tengo… a menos que lo tuviera, que
en ese caso tampoco pelearía por él.

Comprendiendo que aquel lunático pirata estaba evadiendo la pelea que él
mismo había iniciado, James esbozó una triunfante y burlona media
sonrisa y se dio media vuelta mientras envainaba el sable y decía:

—Realmente no sé por qué gasto mis palabras con usted, capitán Sparrow;
tengo otras cosas más importantes que hacer, como por ejemplo, seguir
acaparando la atención de su hermana.

—¿Así como William Turner acaparó la atención de Elizabeth? —rebatió
inmediatamente el aludido.

—¡¿Pero cómo se atreve?! ¡¡Pagará por lo que ha dicho!! —Norrington
gritó furioso, volviéndose y sacando su espada con la intención de
cortar al atrevido en rodajitas.

—¿Y cuánto le debería pagar por decir la verdad? —rebatió Jack,
sonriéndole burlonamente.

Dando un bufido de fastidio, James le lanzó uno de sus mejores ataques,
pero Jack logró evitarlo con su rara mezcla de agilidad y torpeza para
luego salir corriendo a través de la cubierta principal, con los brazos
típicamente abiertos, perseguido por su enfadado contrincante.

Atraída por aquel escándalo, la capitana Jacky Sparrow hizo acto de
presencia saliendo de su camarote (vestida en forma provocadora, como
siempre) y se unió junto a Elizabeth y Ana María, quienes se encontraban
observándolo todo aquel pandemónium.

—¿Y qué tal estuvo anoche? —le preguntó Ana María sin quitar la vista de
los combatientes.

—Inolvidable —respondió la capitana, también siguiendo el combate con
mucho interés.

—¿Entonces lo hicieron? —inquirió la joven Elizabeth, asombrada.

—Por supuesto. ¿Acaso crees que lo invité para que tomáramos el té?
—replicó con ironía.

—¿Y que tal lo hace? —volvió a preguntar Ana María.

—Como los mejores. ¿No te da envidia, Lizzy? —le preguntó a la joven Swaan.

—No. ¿Por qué iba a tener envidia? Yo tengo a mi Will —Replicó.

—¡Oh! ¡Es verdad! ¡Ese muchachito enclenque! —comenzó a burlarse—. Tu
noviecito será un galancito, pero no es ni la mitad de hombre de lo que
es mi Norry.

—¡¿Quéee?! —exclamó furiosa—. ¡¿Pero cómo te atreves a hablar así de Will?!

—Es fácil: simplemente abro la boca y digo la verdad. Podrías
intentarlo, ¿sabes?

—¡Ah! ¿Quieres la verdad? —Elizabeth puso los brazos en jarra—. ¡Pues
deberías saber que James es tan entretenido como un funeral!

—¿En serio? Pues anoche no me lo pareció —replicó con una sonrisita
mezclada con malicia y burla—. Parecía un semental en celo, ¿sabes?
Viene bien equipado y dudo mucho que tu escuálido prometido le gane
incluso a mi hermano en cuanto a la calidad del paquete.

—¡Eso no es verdad! ¿Pero cómo puedes hablar así? —inquirió muy
escandalizada mientras Ana María las escuchaba con mucha atención,
parada entre ellas dos.

—¿Y tú cómo puedes asegurar el tamaño del paquete de tu noviecito si aún
no lo has probado, primor? —le preguntó en voz baja, mezclada con gran
malevolencia.

—¡Oh! ¿Pero cómo te atreves? ¡Eres una desvergonzada! —exclamó ofendida,
lanzándole una cachetada que Jacky esquivó con presteza, agachándose,
provocando que Ana María la recibiera de lleno.

Tan adolorida como sorprendida y con una mano en la mejilla golpeada, la
agredida accidentalmente miró furiosa a la pobre Elizabeth, quien,
asustada, solamente lograba pronunciar palabras ininteligibles.

—… Yo… Disculpa… Je… No fue mi intención golpearte…

—¡Pero lo hiciste!

—Sí. ¡No! —se enredó la nerviosa muchacha, batiendo las manos—. ¡Yo
quería pegarle a Jacky!

—Eso ya lo sé —rebatió la joven morena, y, sin que la capitana Sparrow
se lo esperara, ésta se dio media vuelta y le propinó un buen cachetazo,
haciéndole volver el rostro.

—Creo que esto no me lo merecía… —murmuró con la mano en la adolorida
mejilla.

—¿Ah, no? ¡Por tu culpa esta niña malcriada y caprichosa me golpeó! —la
acusó.

—Bueno, teóricamente podría ser verdad —comenzó a decir la capitana,
alzando su dedo índice mientras se inclinaba un poco para mirarla de
soslayo—: recibiste ese golpe porque yo me agaché, por lo tanto, yo soy
indirectamente culpable, pero, como Elizabeth fue quien te golpeó, ella,
en teoría, es la verdadera culpable. En cambio, si yo no me hubiera
agachado, hubiera recibido el golpe, por lo tanto, tú no lo hubieras
recibido y, por lo tanto, yo no sería indirectamente culpable del golpe
que Elizabeth no te hubiera dado, por lo tanto, si lo pensamos bien,
Elizabeth es la única teóricamente culpable tanto del golpe que dio como
del que no dio.

Las dos jóvenes se le quedaron mirando bastante desconcertadas.

—¡Pero eso no tiene ningún sentido! —finalmente se quejó Elizabeth.

—¿Ah, no? Si lo piensas bien, vas a ver que yo tengo toda la razón
—rebatió la pirata con un rostro radiante por su triunfo oratorio.

—Me apena admitirlo, pero Jacky tiene razón —admitió Ana María, bastante
contrariada, por lo que Elizabeth no pudo hacer otra cosa que bufar
entre fastidiada y derrotada. Pero, una brillante y maliciosa idea vino
a su mente y se propuso llevarla a cabo.

—¿Sabes por qué están peleando Jack y James, Jacky?

—Por supuesto, está más claro que el agua que lo están haciendo por mí.
¿No te da envidia? Siempre fui más sexy que tú para los hombres y
siempre terminan peleando por mí, /¿savvy?/ —le respondió sonriendo de
oreja a oreja.

—Te equivocas. Ellos están pelando por mí —le rebatió con una sonrisa
mucho más amplia que la da la pirata.

La sonrisa triunfante de Jacky se borró como por arte de magia.

—¿¡Cómo has dicho!? ¿¡Por ti!? ¿¡Mi Norry!?

—Sí, tú "Norry" —replicó muy oronda.

—¡Qué deshonesta eres, Lizzy! ¡Y mentirosa además! ¡He conquistado hasta
sus calzones! Ningún hombre ni mujer se me resiste, /¿savvy?/ —declaró
escéptica, para luego comenzar a "danzar" alrededor de la joven Swann
mientras le cantaba socarronamente—: ¡Eres una envidiosa! ¡Eres una
envidiosa! ¡Nah, nah, nah, nah! ¡Estás más verde que un pepino!

—Pero dijo la verdad —apoyó Ana María, por lo que Jacky, asombradísima,
dejó de payasear y se volvió hacia ella.

—¿Cómo has dicho? ¡Repítelo si eres hombre! No… ¡Mujer! —exigió,
corrigiéndose a sí misma.

—Con mucho gusto —declaró sonriente mientras se cruzaba de brazos. ¡Por
fin le daría su merecido a Jack!—. Dije que la niña dijo la verdad: Jack
y ese odioso inglés están peleando por ella.

—¡No puede ser! —se negó con el rostro lívido—. ¡Mi Norry no!

—Creo que no has logrado conquistar ni a su peluca, Jacky —comenzó a
burlarse la hija del gobernador—. Por lo visto, hay hombres y mujeres
que pueden resistir a tus encantos y hay otros que no pueden olvidarme.
¿No estás envidiosa? ¡Debes estar más verde que un pepino!

Jacky la fulminó con la mirada. ¡Odiaba la justicia poética!

En ese momento, ambas comenzaron una batalla de miradas asesinas entre
sí mientras Jack y James seguían enfrentándose ágilmente en su propia
pelea a unos cuantos metros más allá.

—¡Bien! ¡Se acabó! ¡Saca tu espada y arreglemos esto como los hombres
que somos! —Jacky cansada de la batalla de miradas, desafió finalmente a
Elizabeth.

—¡Pero somos mujeres! —exclamó la aludida, pero enseguida se lo pensó
mejor y agregó muy pensativa—. Bueno, sé que yo lo soy, pero tengo mis
dudas contigo…

La capitana Sparrow se le quedó mirando un tanto desconsertada.

—Bueno —comenzó a decir mientras se llevaba una mano al mentón en
actitud pensativa—, la verdad es que tienes razón, mi querida Lizzy. Tú
con seguridad eres una mujer, creo… Lástima que nunca dejaste que lo
verificara con mis propias manos… —agregó con tono muy impertinente, por
lo que ella le lanzó una mirada fulminante mientras se cruzaba de brazos.

—Ni lo verificarás —agregó muy molesta—. ¿Y bien? ¿Te consideras una
mujer o no?

—La verdad, Lizzy, ni siquiera sé que soy en realidad —le guiñó el ojo—.
Tengo el cuerpo de una mujer pero mis sentimientos y pensamientos son
más masculinos que femeninos… ¡Soy algo muy extraño!

—Que curioso —agregó Ana María con tono despectivo—, siempre pensamos
que ya eras extraño de por sí.

Jacky le dirigió una mirada muy poco amistosa a modo de réplica.

—Pero anoche estuviste con James, como mujer —opinó Elizabeth.

—¡Ah! Pero no lo hicimos como una pareja normal. ¿Cómo crees que la
capitana Jacky Sparrow (quien otrora fue el capitán Jack Sparrow) iba a
ser tan fácil de abordar por otro hombre? —Bajó la voz y agregó—: A
cambio de mi virginidad recientemente adquirida y perdida, James
Norrington también tuvo que darme algo muy importante a cambio, /¿savvy?/

Estupefactas, las dos mujeres se le quedaron mirando como un par de idiotas.

—¿Y qué fue lo que tuvo que darte? —quiso saber Elizabeth.

—Mi querida Lizzy… —comenzó a decir la aludida mientras desenvainaba su
espada con la intención de comenzar la pelea—, ¿cómo crees que voy a
decírtelo siendo tú una inocente niñita? ¡Te escandalizarías! Además…
ese asunto es algo entre mi Norry y yo, por lo tanto… ¡eso a ti no te
importa!

—¡Como a ti no te importa insultar a Will! —declaró, desenvainando su
espada ella también.

Y así, ambas mujeres también se enzarzaron en un duelo por sus orgullos
heridos y el honor de sus novios. Claro está que Jacky aplicaba la misma
técnica de su hermano Jack: atacar y huir. Toda la superficie del /Perla
Negra/ se convirtió en un campo de batalla y su tripulación en
espectador para los duelistas, quienes combatían cada uno por su lado y
por su propio motivo. Pero combatir contra los hermanos Sparrow era algo
quee sacaba de quicio a cualquiera, y eso era lo que les estaba pasando
a Elizabeth y Norrington.

Pasando a tan sólo unos centímetros de distancia de la espalda de Jack
Sparrow, el sable del ex oficial de la Marina se quedó clavado en la
balaustrada de estribor mientras el atacado huía a todo lo que daba por
la cubierta principal y su atacante maldecía su mala suerte, tratando de
liberar al sable de su prisión. A todo eso, en el catillo de proa, Jacky
también esquivaba ágilmente un sablazo de Elizabeth y saltaba hacia una
de las cuerdas de los aparejos del mástil menor para columpiarse hacia
la cubierta principal, en donde saltó y cayó de pie, encontrándose cara
a cara con su otro yo.

—¿Y bien, hermanita? ¿Qué tal la pasaste anoche? —le preguntó como si
nada pasara.

—Como alguna vez te lo imaginaste cuando éramos uno sólo siendo mujer,
hermanito —le respondió con la misma actitud.

Jack soltó un largo silbido de agradable asombro.

—Podría decir que siento envidia por ambos, pero eso quedaría un tanto…
raro.

—Definitivamente, hermanito. Pero aquí entre nos… —miró hacia ambos
lados de soslayo, se aproximó un poco más y le murmuró al oído—, no me
parecería nada raro, /¿savvy?/ —le guiñó un ojo.

Jack le respondió con una sonrisa cómplice y, al darse cuenta de que
Norrington ya venía por él, le hizo una aparatosa reverencia a su
hermana y se marchó corriendo.

—¿De qué hablaron? —quiso saber James en cuanto llegó al lado de su
amada pirata.

—Me dijo que sentía envidia por nosotros dos cuando supo que la pasamos
como él se lo había imaginado alguna vez cuando fuimos uno sólo siendo
mujer —fue la franca respuesta de la aludida, alzándose de hombros muy
despreocupada.

Rojo por la vergüenza, James la tomó fuertemente del brazo y se la llevó
a un lado de la balaustrada, replicándole bastante molesto:

—Jacky, no tienes por qué andar por ahí contando lo nuestro.

—¿Y para qué lo ocultaría? Todo el mundo sabe lo que hicimos anoche
—volvió a alzarse de hombros, pero justo antes de que él le replicara a
eso, Jacky lo tomó de los brazos y lo jaló hacia ella, silenciándolo con
un profundo beso y asombrando a todos los presentes.

—Creo que Norrington ya no está interesado en mí… —comentó lánguidamente
el capitán Sparrow a Elizabeth una vez que éstos se hubieran reunido en
el castillo de proa.

—¡Qué pena! Lo lamento por ti, capitán Jack Sparrow —replicó con ironía
la joven luego de haberlo mirado de soslayo.

—No tanto… —le sonrió libidinosamente, colocando su brazo alrededor de
su cintura—. Aún te tengo a ti, primor.

—¡Oh, Jack! ¡Ya basta! Tú sabes que amo a Will —protestó, quitándose de
encima aquel peligroso abrazo.

—¡Vamos, linda! Podríamos pasarla muy bien. Como ellos, /¿savvy?/
—insistió, volviendo a abrazarla por la cintura.

—Yo no lo creo —negó con la cabeza y una sonrisa forzada, volviendo a
rechazar el brazo del insistente y lujurioso pirata—, Will y yo no somos
como ellos. Y te agradecería muchísimo que me dejaras en paz.

—¡Pero querida! ¡Todos somos unos pervertidos en nuestro interior!
¡Admítelo! —afirmó, abriendo los brazos.

—Pues Will y yo no somos así —declaró con firmeza, cruzándose de brazos
y haciendo a un lado la cabeza.

—¡Ay! "Will y yo no somos así…" Amargada… —murmuró malhumorado el
capitán Jack Sparrow, cruzándose él también de brazos.

Mientras tanto, olvidado el asunto de los combates, Jacky y James habían
dejado de besarse para ponerse a contemplar juntos el mar, aquel mar que
siempre los había acompañado por separado y que ahora los contemplaba
unidos como pareja.

Sintiéndose por primera vez en su vida femenina feliz, satisfecha y
segura, la pirata apoyó la cabeza en el hombro de Norrington y lo abrazó
por la cintura con ambos brazos.

—¿Qué te parece si me acompañas a mi camarote y nos divertimos un poco?
Podríamos jugar al póker y el perdedor tendría que quitarse alguna prenda...

James la miró detenidamente y, aunque en sus ojos verdes se notaba lo
mucho que la amaba, había una ligera expresión de reproche en su rostro.

—No me gustan estas demostraciones de amor en público, Jacky —le dijo,
deshaciéndose de los cariñosos brazos de su amada—. Estas cosas se hacen
puertas adentro.

Ofendida, Jacky torció el gesto y se cruzó de brazos, jurándose a sí
misma que, en cuanto ambos estuvieran a solas, se encargaría de darle su
merecido. Sonrió maliciosamente al imaginar todo lo que le haría, pero,
cuando James comenzó a divagar acerca del futuro de ambos, su sonrisa
desapareció.

—Cuando me otorguen el título de almirante, pediré al almirantazgo que
me trasladen a Inglaterra; y allí, querida mía, nos casaremos y nos
asentaremos en una hermosa casita en el centro de Londres, en donde
tendremos muchos hijos y tú ya no te verás obligada a piratear nunca más.

Muy en desacuerdo con aquellas ideas, Jack comenzó a retroceder en un
vano intento de desaparecer de la vista de su enamorado, pues éste se
había dado cuenta y había volteado hacia ella, mirándola un tanto extrañado.

—¿Qué te pasa? ¿Acaso dije algo malo? —le preguntó.

—Cinco oraciones: Casarnos. Vivir en Inglaterra. Tener hijos… ¡Y dejar
de piratear! —exclamó, enumerando cada una con sus dedos.

—¿Es que no quieres eso? ¡Cualquier mujer lo desearía!

—¿Qué cosa? ¿Casarse? ¿Vivir en Inglaterra? ¿Tener hijos? ¿¡Y dejar de
piratear!? —protestó inmediatamente la capitana Sparrow, poniendo los
brazos en jarra para mirarlo como si éste hubiera perdido la razón—
¿Pero de qué cuento de hadas has sacado todo eso? ¿Quién te dijo que eso
es lo que yo quiero hacer?

—¿Pero es que no quieres estar conmigo toda tu vida? —inquirió con los
ojos bien abiertos, pues aquella actitud lo había tomado por sorpresa.

—¡Claro que sí! ¡Pero jamás se me ocurriría casarme, tener hijos y dejar
de piratear para eso! —pronto su mal humor desapareció y su rostro
resplandeció al imaginarse el estilo de vida que ella sí quería que llevaran

—Yo había planeado que te convirtieras en un verdadero pirata y que
juntos navegaríamos los siete mares para hacer el amor todo el día… y la
noche.

—¿Qué? ¡Pero eso es irreal! ¡Imposible! —protestó—. ¿Cómo se te ocurre
que yo, James Norrington, me convertiría finalmente en un sucio pirata?
¡Eso jamás!

—Aunque pienses lo que piensas de los piratas, me importa un bledo
—arguyó Jacky, sonriendo y rodeando con sus brazos el cuello de su
enfadado amado—. Si no quieres convertirte en pirata, está bien; pero yo
no pienso casarme porque no necesito un estúpido papel que legalice
nuestro amor ante todo el mundo, /¿savvy?/ Tengo otra solución para
nuestro pequeño problemita de convivencia —le tocó cariñosamente la
nariz con su dedo—. ¿Te acuerdas de nuestro trato en la isla del Cuello
Torcido? ¿Cuándo te propuse tener una excelente, lujuriosa y clandestina
relación deshonesta? ¿Qué yo seguiría siendo un pirata y tú un oficial?
¿Qué si querías casarte podrías hacerlo con quien quieras? ¿De que
seguiríamos viéndonos en secreto cada vez que lo deseáramos? ¿Qué te
parece? ¿No resulta genial esta idea? ¡Al final todos seremos felices!

A Norrington, aquellas palabras le hicieron recordar la propuesta de
matrimonio de su amiga Isabel, comprendiendo al fin que él no quería
casarse con nadie que no fuera Jacky, por más que ella misma se lo
permitiera.

—¡Pero es que yo siempre quise casarme con la mujer que amo! ¡Y esa
mujer eres tú!

—¡Oh! ¡Pero qué terco resultaste ser! —exclamó divertida—. ¿Es que acaso
no te gusta la idea, Norry? ¿No te gusta la idea de divertirte haciendo
cosillas indecibles y degeneradas conmigo, ocultos ante toda una
sociedad aburrida y sistematizada? ¿Cosillas como las que hicimos anoche
y esta mañana? —Entonces, acercando sus labios al oído de Norrington,
comenzó a murmurarle palabras mucho más sugestivas, aquellas mismas
palabras pronunciadas meses atrás en le Isla del Cuello Torcido—: ¿Acaso
no te gustaría sentir el placer de hacer lo incorrecto? ¿Pecaminoso?
¿Prohibido? ¿Totalmente inconfesable? ¡No te imaginas las cosas sucias
que aún puedo hacerte!

Sin poder evitar avergonzarse por aquellas palabras, James se dejó besar
por ella, profunda y lascivamente, cerrando los ojos y abrazando la
esbelta cintura de Jacky.

—… No existe el pecado si existe el amor… —murmuró la pirata sobre sus
labios.

—… Pero yo quiero casarme contigo… —insistió en un susurro, por lo que
la capitana puso los ojos en blanco y se apartó de él para mirarlo
seriamente.

—Mira —le dijo—, yo nunca quise casarme ni quiero casarme ni nunca me
casaré con nadie, ¿entiendes? Jamás le diré adiós a mi preciosa libertad
ni jamás dejaré de ser un pirata por nada ni por nadie, /¿savvy?/

—¿Ni siquiera por mí? —le preguntó dolorosamente asombrado.

—Ni siquiera por ti —fue la nefasta respuesta de Jacky.

James se sintió muy decepcionado y dolido, y como casi siempre pasa
entre las parejas que se pelean, quiso vengarse de ella y ocasionarle el
mismo dolor.

"Ni siquiera por mí —pensó furioso—. ¿Después de todo lo que he tenido
que pasar por su maldita culpa y no quiere casarse conmigo? ¡Es injusto!
¿Pero quién demonios se ha creído que es? No, no voy a permitir que me
rechacen por segunda vez en un año. ¡O se casa conmigo o juro que haré
que se arrepienta de haberme tratado de esta manera!".

—Bien, como tú quieras —le dijo en un tono mucho más frío de lo habitual
en él—. Entonces nuestro romance terminó.

—¡¿Quéee?! —exclamó tan sorprendida como alarmada—. ¿Quieres decir que
ya no lo haremos nunca más?

Era lo único que le importaba.

—Así es —afirmó cruzándose de brazos—. Por lo que a mí respecta,
capitana Jacky Sparrow, lo nuestro terminará a menos que acepte mi
propuesta de matrimonio.

Nuestra protagonista se había quedado con la boca abierta, sorprendida,
acorralada con aquella inesperada pero igualmente esperada actitud en él.

"¿Pero quién se ha creído que es este odioso inglés? —pensó muy
ofendida—. ¿Cómo cree que voy a aceptar casarme con él por la fuerza?
¡Ah! ¡Pero Roma no se hizo en un día y él aprenderá que nadie somete al
capitán Jack Sparrow! Digo… ¡a la capitana Jacky Sparrow!

—Mi respuesta sigue siendo "no", ex comodoro James Norrington —afirmó,
volviéndole la espalda.

—Bien, entonces lo nuestro acabó —fue la terminante y fría decisión del
ex oficial.

—¡Perfecto! —ella también le dio la espalda, pero, como era muy
orgullosa y se sentía muy dolida por la frialdad con la que él había
acabado todo entre ellos dos, decidió herirlo como se lo merecía.

—Al fin y al cabo, ya he logrado lo que tanto quería: acostarme contigo,
humillarte y rechazar tu estúpida propuesta de matrimonio.

—¡Uy! ¡Pero que feo sonó eso! —exclamó su hermano, frunciendo el rostro
al igual que Elizabeth, quienes se habían acercado a hurtadillas para
escuchar lo que ellos decían.

La réplica de Norrington no se hizo de esperar, volteando hacia ella.

—¿Así que finalmente era todo como yo lo suponía, verdad? ¡Ja! ¿Y qué se
podía esperar de una infeliz pirata que ni siquiera sabe si es hombre o
mujer? ¡Tanta egolatría para una persona que no es nadie! ¿Acaso no te
has puesto a pensar que fuiste un maldito error causado por esa
condenada maldición? ¡Jamás fuiste nadie ni nunca lo serás a menos que
vuelvas a unirte a ese inútil de Jack Sparrow! —señaló al sorprendido
pirata.

Al escuchar esas últimas palabras, los colores en el rostro de Jacky
desaparecieron, intuyendo una catástrofe.

—No… Por favor… —apenas pudo suplicar en un tenue susurro, pero James,
movido por el odio y su orgullo herido, no le hizo caso y se volvió
hacia el asombrado Jack Sparrow y declaró:

—¿Sabes para qué quiere ella el Libro del Destino? ¡Pues en él hay una
fórmula para que ambos vuelvan a ser uno solo!

Y dejando a todo el mundo con la bien boca abierta por aquella
inesperada revelación, James Norrington se dirigió hacia la cabina de la
tripulación, seguido de cerca por el preocupadísimo Billy y su cabrita.

Entonces, Jacky y Jack se miraron a la cara, uno sorprendido y la otra
muy preocupada.

—Creo que algo muy malo saldrá de todo esto… —declaró Elizabeth, sin
saber que sus palabras profetizaban un destino muy oscuro para todos.


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