Fanfic Piratas del Caribe -El Libro del Destino- *Capítulo 53: Un Combate de Intereses en Isla Cruces, la Traición de Norrington*

                               Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO*

LIBRO SEGUNDO: EL COFRE DEL HOMBRE MUERTO

ÚLTIMA PARTE: LA TRAVESÍA FINAL DEL PERLA NEGRA

¡Jack y Jacky se separaron! ¡ahora son 2! ¡Un hombre y una mujer! ¡Doble problemas para todos! ¿Lograrán cambiar sus destinos y el de los demás? Continuaciòn de La Maldición del Anillo de la Calavera. James y Jacky pasan su primera noche juntos...¿pero será la última?

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 53: Un Combate de Intereses en Isla Cruces, la Traición de
Norrington*


Tanto Elizabeth como Billy no lograban entender el motivo por el que
cuatro personas adultas que se conocían tuvieran que enfrentarse a
muerte cuando podrían cooperar entre ellos para poder solucionar sus
problemas. Pero lo que no sabían era que entre el capitán Jack Sparrow,
la capitana Jacky Sparrow, el armero William Turner y el ex comodoro
James Norrington, tenían otros motivos mucho más profundos que los
determinaba a enfrentarse entre ellos: la venganza.

Y así, sin previo aviso y ante el horror de los dos inocentes
espectadores, James Norrington dio inicio a la pelea con un sorpresivo
ataque en contra de Will Turner, quien pudo bloquearlo a tiempo. Jacky,
en cambio, plantándose frente a Jack, le descargó un fuertísimo puñetazo
en el rostro, dejándolo sentado en el suelo y con la mano en la mejilla,
mirándola muy contrariado.

—¿Por qué hiciste eso? —protestó.

—¡Porque todo esto es culpa tuya, hermanito! ¡¡Aaaaahhh!! —gritó,
abalanzándose con un formidable golpe de espada que nuestro protagonista
pudo esquivar por muy poco, rodando sobre sí.

Poniéndose de pie lo más rápido que pudo, logró bloquear con su espada
otro golpe de sable que Jacky le había descargado, poniéndose luego a
correr como loco perseguido por su enardecida hermana.

—¡No quiero hacerte daño, hermanita!

—¡Pues yo sí quiero hacerte daño, hermanito!

Mientras tanto, Will y James ventilaban viejas desavenencias entre
ellos, combatiendo diestramente con sus sables, demostrando sus grandes
habilidades en la esgrima; pero pronto se le unieron los hermanos
Sparrow, quienes se les habían acercado luchando entre ellos hasta
volverse en contra de Will para intentar arrebatarle la llave que
sostenía con su mano izquierda.

Pronto nuestro joven herrero tuvo que defenderse contra tres peligrosos
sables, pero logró escabullirse a través de un pequeño hueco entre
ellos, provocando que sus antagonistas chocaran sus armas en el aire. Al
darse cuenta de la treta, comenzaron a perseguirlo para darle alcance.

El primero en conseguirlo fue Norrington, que lo atacó sin demora casi
al mismo tiempo que el capitán Sparrow, quien, aprovechando que Will
había logrado desestabilizar a su primer atacante tironeándolo de la
muñeca, le arrebató la llave de la mano y salió corriendo con ella, pero
su hermana lo interceptó con una zancadilla, lanzándolo de bruces al
suelo y provocando que éste soltara la llave. Aprovechando aquella
oportunidad, Jacky la alzó rápidamente del suelo y comenzó a correr con
todas sus fuerzas, siendo perseguida rápidamente por su hermano.

Mientras tanto, bajo la ansiosa mirada de Elizabeth, Will y Norrington
seguían enzarzados en su propia pelea, apresurados por definir cuál de
los dos perseguiría a la pirata. Para la desgracia de nuestro
protagonista más joven, James aprovechó el momento en que éste se había
agachado para evitar uno de sus ataques, empujándolo al suelo con una
patada para luego salir corriendo detrás de los hermanos piratas.

—¡¡Will!! —exclamó Elizabeth muy angustiada, corriendo hacia su
prometido para auxiliarlo, arrodillándose a su lado.

—¡Cuida el cofre! —le ordenó el muchacho, levantándose rápidamente del
suelo para comenzar a perseguir a los otros, dejando completamente
atónita a su novia.

—¡No! —se negó ésta muy molesta, poniéndose de pie y correr hacia ellos
para comenzar a quejarse de sus conductas—. ¡Esto es una barbarie!
¡Bárbaros! ¿Acaso no son adultos hechos y derechos? ¡Esta no es manera
de resolver sus problemas! ¡Y tú, Jacky! ¡¿Cómo es posible que te
comportes así?! ¡No es propio de una mujer el actuar de esa manera! ¡Ah!
¡Bien! ¡Si eso quieren entonces saquen sus espadas y mátense entre los
cuatro! ¡Arremetan contra todo aquel que se ponga por delante! ¡Eso va
ha resolver todo! ¡Ya me harté! ¡Estoy harta de borrachos que se
tambalean atiborrados de ron! ¡Sólo son unos ebrios, sucios y viles piratas!

Furiosa porque ninguno le ponía atención, comenzó a lanzarles guijarros
que alzaba del suelo mientras Pintel y Ragetty por fin llegaban hasta
donde ellos se encontraban, quedándose bastante extrañados con lo que veían.

—¿Qué sucede ahora? ¿A que viene todo este disparate? —inquirió Pintel.

—Pues creo que todos quieren quedarse con el cofre para sí; según parece
—adivinó su compañero, observando cómodamente toda aquella escena con
los brazos cruzados.

—¡Pues qué mal…! —comentó el otro, ocurriéndosele entonces una idea
genial—. Ese cofre debe valer más de lo que parece… Algo más que unos
peniques… ¿sabes?

—¡Uh! ¡Que terrible tentación! —replicó Ragetty sin caer todavía en el
significado de aquellas palabras, por lo que Pintel siguió insistiendo.

—Si fuéramos mínimamente gente decente, apartaríamos la tentación de su
camino… ¿No te parece?

El aludido lo miró atentamente, comprendiendo por fin lo que su
compañero quería, y se fue junto con él para apoderarse del cofre,
riéndose maliciosamente con aquella magnífica idea.

—¡Ya basta! ¡Dejen de pelear! —gritaba Elizabeth sin darse cuenta de lo
que los otros piratas iban a hacer, ya cansada de lanzarles piedras sin
lograr ningún resultado satisfactorio, decidió probar otro truco, uno
que ella se sabía al dedillo y que siempre le había dado resultado.

—¡Oh! ¡Oh! ¡Qué calor! —exclamó con tono cansado pero exagerado,
llevándose la mano a la cabeza y simulando un desmayo, cayendo al suelo
estratégicamente.

Pero, cuando abrió los ojos para ver si los contingentes habían reparado
en ella, se desilusionó al notar que seguían luchando entre ellos,
ignorándola completamente.

Furiosa, alzó su tricornio y se sentó en el suelo, cruzándose de brazos
y poniéndose ceñuda. Y fue justo en ese momento en que Pintel y Ragetty
pasaron por detrás de ella, llevándose con ellos el cofre de Davy Jones
con el pequeño Billy corriendo detrás de ellos, intentando recuperarlo
en vano. Elizabeth, al darse cuenta de lo que pasaba, salió corriendo
por detrás de ellos para intentar recobrar lo que Will le había
encargado tan encarecidamente que cuidara.

Mientras tanto, en la playa, Jacky, Will y James seguían persiguiendo al
escurridizo capitán Sparrow, quien tenía ahora en su poder a la tan
codiciada llave luego de habérsela quitado a su otra mitad con una
oscura y astuta treta.

Norrington, que corría más rápido que los otros dos, logró darle
alcance, atacándolo con un golpe de espada que Jack supo interceptar a
tiempo, comenzando entonces un cruce de ágiles mandobles por parte de ambos.

—¡Yo te ayudo, Norry! —exclamó Jacky, corriendo a toda velocidad hacia
ellos hasta que, con tan mala fortuna, tropezó con una piedra y cayó
sobre James, provocando que éste cayera a su vez sobre Jack Sparrow,
quien también cayó al suelo de espaldas, soltando la llave.

Will, aprovechando aquel pequeño y milagroso incidente, tomó rápidamente
la llave y siguió corriendo para alejarse de ellos lo más posible,
seguido poco después por el pirata.

James, desencantado, los vio escapar, dirigiéndole entonces una rabiosa
mirada a Jacky, por lo que ella, aún echada sobre sus piernas, no tuvo
más remedio que sonreírle tontamente.

—¡Ups!, lo siento… Sólo quería ayudarte un poco.

—Gracias, pero no necesito de tu inútil ayuda para nada —le respondió
con una sonrisa amarga, sacándosela de encima para comenzar nuevamente
con la prosecución.

La capitana Sparrow se le quedó mirando por algunos segundos antes de
suspirar cansadamente y levantarse para seguir a aquel hombre terco y
testarudo a quien quería convencer de sus buenas intenciones de
reconciliación.

—¿Te ayudo? —le preguntó mientras corría detrás de él.

—¡No!

—¡Pero quiero ayudarte! —insistió.

—¡Ya te dije que no!

—¡Vamos! ¡No seas malo! ¡Deja que te ayude!

—¡¡No!!

Pronto lograron darle alcance a Will, puesto que Jack Sparrow ya lo
había alcanzado antes y retrasado con otro frenético combate de espadas,
uniéndoseles ahora James y Jacky. En aquella lucha desigual de tres
contra uno, nuestro joven protagonista demostró ser el mejor de todos al
resistirse tenazmente a ser derrotado, pero no pudo evitar que el
capitán del /Perla Negra/ le arrebatara la llave de la mano para luego
salir disparado, escapando por poco de ser cortado en la espalda por el
furioso muchacho.

Will y James siguieron intercambiando golpes de espada mientras que
Jacky divagaba entre ir por detrás de su hermano o quedarse con
Norrington, caminando de aquí para allá muy angustiada. Pronto le fue
resuelta su indecisión cuando Will intentó marcharse dándole la espalda
a su enemigo, quien aprovechó el momento para agarrarlo por la espalda y
lanzarlo contra el suelo, arrojándole rápidamente con el pie arena a los
ojos, dejándolo momentáneamente ciego.

—¡Sí! ¡Ese es mi tramposo Norry! —festejó la entusiasmada pirata,
batiendo las palmas.

—Muchas gracias, señor Turner; con permiso —se burló James con una
rápida reverencia para luego salir corriendo por detrás de Jack Sparrow.

—¡Lero, lero; candelero! ¡Nos vemos, eunuco! —Jacky se mofó también
antes de seguir a Norrington.

Entonces, sin que nadie lo advirtiera, la monstruosa tripulación de Davy
Jones comenzó a emerger de las aguas cercanas a orillas de la playa,
peligrosamente armados y preparados para arrebatarles el codiciado cofre
a los intrusos. La cabrita blanca, que aún se encontraba pastando en las
cercanías del viejo cofre que nuestros protagonistas habían sacado de
las profundidades de la arena, huyó despavorida al sentir la presencia
de aquellos extraños seres.

Mientras tanto, Norrington y Jacky seguían persiguiendo afanosamente al
capitán Sparrow, ingresando ahora a la zona boscosa de la isla, hasta
que la pirata dio un repentino quejido de dolor, tomándose uno de los
pies. James, preocupado, se detuvo y volvió su inquisidor rostro hirsuto
hacia ella.

—¿Qué te pasó? —le preguntó, intentando no demostrarle su preocupación.

—… Creo que me torcí el tobillo… —respondió ésta con una mueca de
dolor—. ¡Pero no te detengas por mí! ¡Sigue adelante con tu camino y
déjame tristemente abandonada en éste lugar! —exclamó con exagerados
gestos de sacrificio.

—¿Acaso creíste que iba a detenerme por ti? —replicó él, sonriéndole
irónicamente mientras se obligaba a sí mismo a darle la espalda a la
mujer que aún amaba con intensidad; después de todo, ella podría estar
engañándolo.

Pero cuando éste apenas dio unos pasos hacia adelante, escuchó otro
doloroso quejido de la capitana, obligándolo a detenerse y nuevamente
volver su mirada hacia ella, encontrándola apoyada penosamente a un árbol.

Jacky se percató de que él se había detenido otra vez.

—¿Qué demonios estás haciendo allí parado, tonto? ¡Vete ya o mi hermano
va a quedarse con el corazón de Davy Jones…! Yo intentaré seguirte en
cuanto pueda… —agregó lastimosamente, tratando de caminar, pero con tan
mala fortuna que no logró soportar el terrible dolor que aquejaba su pie
derecho y cayó al suelo de rodillas.

James, luego de dudar por unos momentos, se dirigió hacia ella y se
hincó a su lado.

—¡Vamos! ¡Apresúrate a subir a mi espalda! —le dijo, sorprendiéndola.

—Pero… —dudó la pirata.

—¡Sube ya, maldita sea! ¿Acaso no querías ayudarme?

Esbozando entonces una hermosa sonrisa de esperanza, Jacky se subió a
horcajadas a la espalda de aquel hombre que decía no amarla más pero que
aún se preocupaba por ella a pesar de todo.

Con aquella preciosa y poco delicada carga sobre sus espaldas, James
Norrington volvió a emprender la persecución a través de la vegetación
de la isla, sintiendo cómo ella se aferraba a él con fuerza y apoyaba la
cabeza sobre su hombro, provocando que su corazón volviera a latirle con
aquella velocidad pasmosa que siempre había sentido cuando ella se
encontraba así de cerca como lo estaba ahora.

—… Norry… —comenzó a decir ella en un tenue y dulce susurro, cerrando
los ojos para sentir aún más aquel dulce contacto que tanto anhelaba—,
tu espalda es muy cálida, amor…

Él no dijo nada, pero la escuchaba atentamente.

—…. ¿Algún día me perdonarás? ¿Lo harás? —siguió susurrándole
tristemente—… Te extraño mucho, ¿sabes?

James guardó silencio, mordiéndose los labios mientras corría, deseoso
de decirle que la perdonaba y lo mucho que la amaba, pero también
temeroso de que ella estuviera engañándolo otra vez y enfadado porque no
quería casarse con él.

Sufriendo aquel frío silencio por parte de Norrington, Jacky prefirió
guardar silencio y aferrarse aún más a él, como si no quisiera dejarlo
ir por nada del mundo.

James, a pesar de sus heridas y la carga extra que llevaba encima, era
lo bastante fuerte y tenaz por lo que muy pronto dio alcance al capitán
Jack Sparrow en una vieja y abandonada iglesia de piedra a medio derruir
que se encontraba apostada en medio de una zona de verdosa vegetación.

Viendo que pronto le darían alcance, Jacky se escabulló por la entrada
del campanario de la antigua edificación y comenzó a subir las escaleras
de madera enmohecida con toda la velocidad que le permitían sus piernas,
seguido de cerca por James y una jocosa Jacky.

—¡Vamos mi semental! ¡Arre! ¡Eah, que casi lo alcanzamos! —gritaba la
jinete improvisada, avergonzando a su pobre montura.

—¡Oh, ya cállate de una vez o juro que te lanzo de cabeza abajo! —se
quejó él.

—¡Menos charla y más galope, mi caballo-caballero! ¡Arre! —y le propinó
una buen golpe en el trasero con la hoja de la espada para azuzarlo,
haciéndolo dar un pequeño respingo y emitir un contenido gruñido de
dolor y fastidio, pero logrando que subiera las escaleras con gran
celeridad con ella sobre su espalda.

—Aquellos dos me dan mucha envidia —comentó nuestro pirata,
observándolos desde más arriba.

Pronto lo alcanzaron y se enzarzaron en un feroz combate de espadas,
pero esta vez Jack tuvo que combatir contra dos espadas en simultáneo,
puesto que James no había bajado a Jacky de encima y juntos lo atacaban
como podían.

—¡Traidora! ¿Qué no estabas de mi lado, hermanita? —se quejó Jack.

—¡Lo estaba antes de enterarme que hiciste un trato con Jones para
entregarme a cambio de tu apestosa alma, maldito traidor! —replicó enfadada.

—¡Oh! Pero mi alma no es apestosa, hermanita —le sonrió, aprovechando un
pequeño desliz en la defensa de ambos, empujando a James con el pie,
lanzándolo contra la pared, viéndose éste obligado a soltar a Jacky.

Pero en cuanto lo hizo, se dio una enorme sorpresa al ver que ésta se
quedaba muy bien paradita el lado de él. Notando que James la había
descubierto, Jacky le sonrió tontamente, poniéndose roja como un tomate
por su propia estupidez.

—¡Me engañaste otra vez! —se quejó el ex comodoro—. Nunca te habías
torcido el tobillo, ¿verdad?

—Pero valió la pena fingir, ¿no te parece? —le sonrió guiñándole un ojo.

Dando un bufido de fastidio, Norrington siguió corriendo escaleras
arriba para atrapar al escurridizo pirata, seguido inmediatamente por la
atolondrada capitana Sparrow, siendo recibido por la espada de Jack.
Pero el ex oficial demostró nuevamente su astucia en la pelea lanzándose
sobre las escaleras y tomándolo por el pie para que éste cayera de
bruces sobre el polvoriento maderamen. Rápidamente el capitán Sparrow se
puso de pie para bloquear un espadazo de su enemigo, acto que James
aprovechó para tomarlo fuertemente de la mano que sostenía el sable y
acorralarlo de espaldas contra la pared, momento en que Jacky, quien
había permanecido en las escaleras, aprovechó para arrebatarle la llave
a su hermano.

—¡La tengo! —exclamó muy contenta.

Justo en aquel mismo instante el reaparecido William Turner ingresaba a
la torre, miró hacia arriba para poder distinguir mejor la ubicación de
sus enemigos, aferrándose a una de las sogas que se encontraban colgadas
desde lo alto del campanario. En tanto, Jack intentó atacar a Jacky para
quitarle la llave, pero ésta logró esquivarlo y James aprovechó aquella
oportunidad para empujarlo al vacío. Jack cayó, pero tuvo la suerte de
aferrarse a una de las sogas que sujetaban la enorme campana de la
torre, cayendo hacia abajo gritando como un loco mientras hacía sonar la
campana y jalaba al sorprendido muchacho hacia arriba, cruzándose entre
ellos. Cuando Will pasó al lado de Jacky y James, le arrebató la llave
de las manos a éste último, siguiendo su camino hacia arriba hasta
llegar al tope del campanario, trepándose en una saliente.

—¡Lero, lero, candelero! ¡Muchas gracias, señor Norrington; con permiso!
¡Nos vemos, eunucos! —se burló, utilizando las mismas palabras que Jacky
y James habían utilizado para mofarse de él.

—¡Vamos por ese bufón! —exclamó Jacky furiosa, por lo que ambos se
lanzaron rápidamente escaleras arriba, obligando a Will a poner los pies
en polvorosa.

Mientras tanto, los hombres de Davy Jones habían descubierto que el
viejo baúl que contenía el otro cofre con el corazón de su capitán
estaba vacío, pero al escuchar el repiqueteo de la campana supieron que
los usurpadores se encontraban en el viejo campanario de piedra, por lo
que se dirigieron rápidamente hacia allí.

En tanto, Will Turner había abandonado el campanario, comenzando a
caminar sobre la vieja estructura sin techo del enorme edificio. Pronto
su huída quedó truncada cuando llegó hasta el borde de la pared, puesto
que una parte de ella se había derrumbado y el otro extremo se
encontraba a un largo salto de distancia. No tuvo mucho tiempo para
dudar, puesto que James y Jacky pronto le dieron alcance, forzándolo a
saltar hacia el otro lado y, desde allí, cruzó algunos golpes de espada
con Norrington hasta que éste también saltó hasta el otro extremo de la
pared, continuando con el frenético combate.

Mientras Jacky también saltaba hacia donde se encontraban los otros dos,
el capitán Jack Sparrow se las había ingeniado para encontrar un camino
hacia aquella parte del edificio, saliendo por una ventana de la torre y
atreviéndose a caminar sobre una vieja y enmohecida viga que alguna vez,
junto a las demás, habían sostenido un techo sobre la iglesia.

Viendo que se le terminaba el camino, Will saltó sobre el existente
techo del edificio del viejo molino de agua que se encontraba al lado de
la iglesia, continuando allí con la pelea. Pronto Jack se les unió,
justo en el momento en que Norrington lograba arrebatarle la llave a
Will mientras peleaban y se la entregaba a Jacky, quien estaba parada
detrás de él.

—¡Muy bien, Norry! ¡Eres el mejor! ¡Derrota al galancito de esta
historia que se cree gran cosa! —decía ella, emocionada con la pelea e
imitando cada movimiento que hacía él, sin percatarse que, detrás suyo,
Jack intentaba quitarle la llave.

Luego de varios intentos frustrados y extraños balanceos de borracho,
éste logró arrebatársela de la mano, sonriendo feliz al tenerla en su poder.

—¡Oye! ¡Esa llave es mía, hermanito! —exclamó Jacky, provocando que la
sonrisa de Jack se esfumara de sus labios, girando sobre sus pies y
volviendo a desenfundar su espada dispuesta a atacarlo y recuperar el
objeto robado.

Pronto se le unieron los otros dos al haberse dado cuenta de lo que
había ocurrido, atacando entre los tres a nuestro atrevido pirata, que
se defendía como podía contra el ataque combinado de tres espadachines.
Pero fue James quien finalmente lo derrotó tras hacer un espectacular
movimiento de esgrima, obligando a Jack soltar el sable, dejándolo
completamente desamparado y a la merced de sus antagonistas.

—Tendrán piedad, ¿verdad? —les preguntó con una nerviosa sonrisa.

—Si no les importa mataré al hombre que arruinó mi vida —les dijo
Norrington a los otros dos.

—Con mucho gusto. Faltaría más —replicó Will con una sonrisa maliciosa.

—¡Momentito que soy lenta! —los interrumpió Jack, alzando las manos como
si pidiera tiempo—. Tía Dalma nos dijo que no sabe si es que, si muere
uno de nosotros, también morirá el otro…

—Pues muy pronto lo averiguaremos —fue la propuesta poco agradable de
Norrington, dejando a Jacky muy ceñuda y echando pestes en su contra en
voz baja.

Claro que en un principio las intenciones de James era las de acabar con
la inútil vida del capitán Jack Sparrow, pero al saber que la vida de
Jacky también peligraría al hacerlo, decidió darle un buen susto a los
dos, después de todo, ambos se lo merecían por intrigantes. Pero en
cuanto avanzó un paso hacia el tembloroso pirata, no había considerado
la posibilidad de que nuevamente iba a cambiar de parecer gracias a las
clásicas manipulaciones de los Sparrow, volcando su rencor hacia contra
otra persona.

—Examinemos ese comentario un momento, ex comodoro. Considéralo,
¿quieres? —comenzó a decirle Jack, intentando salvar su pellejo con su
lógica psicológica—. ¿Quién fue el que aprovechó ese mismo momento en
que tenías a un notorio y famoso pirata a salvo tras las rejas y creyó
adecuado liberar a dicho pirata y quedarse con tu linda prometida para
él solo, dejándote sin nada? ¿Eh? ¿Quién es el causante real de que
terminaras siendo un borracho perdido, siguiendo órdenes de piratas?
¿Eh? ¿De quien es la culpa?

—Tuya y la de tu hermana —fue la rencorosa e inesperada respuesta,
alzando ahora la espada con la férrea intención de asesinarlo sin
importarle las consecuencias que acarrearía dicha venganza.

La pobre Jacky no pudo hacer otra cosa que llevarse la palma de mano a
la frente y murmurar lo idiota que era su hermano. Viendo que el tiro le
había salido por la culata, Jack insistió en hacerle ver el punto de
vista que le convenía a él.

—Bueno, pero todo eso no te hubiera pasado si /cierta/ personita no te
hubiera quitado la oportunidad de casarte con /cierta/ personita,
evitando así que en vez de que estés aquí solo, triste, ebrio y con el
corazón roto, oliendo a pestes como el pordiosero perdedor que eres
ahora en vez de estar en Port Royal disfrutando de una lujuriosa y
prometedora vida de casado, ¿eh? ¿Dime ahora quién es el verdadero
culpable de tus consecutivas desgracias?

Will comenzó a darse cuenta de cómo iban a ponerse las cosas.

—¡¡Cállate!! ¡¡Ya basta!! —gritó el azorado ex oficial, lanzándole un
repentino ataque vertical que Jack logró esquivar gracias a sus
habilidades acrobáticas, lanzándose por el techo y haciendo un
espectacular roll hasta caer sentado en el suelo, justo al lado de su
sable que se encontraba perfectamente clavado en el suelo.

—¡Voy por él! —dijo la enérgica capitana Sparrow, lanzándose ella
también techo abajo haciendo las mismas cabriolas que su hermano pero
aterrizando de pie al lado de su sorprendida otra mitad.

James y Will se les habían quedado mirando en completo silencio por
espacio de algunos segundos, pero había viejas cuestiones que debían
zanjar entre ellos.

—Por desgracia, joven Turner… —comenzó a decir el primero sin quitarle
la vista a los Sparrow— ¡él tiene razón! —exclamó, girando velozmente
sobre sus pies, atacando sorpresivamente al sorprendido muchacho, quien
pudo bloquear rápidamente su ataque, comenzando nuevamente un fiero
combate entre los dos.

—¡Aún te apoyo, Will! —exclamó Jack levantándose rápidamente del suelo,
esquivando un ataque de su hermana y tomando su espada para empezar a
correr inmediatamente.

—¡Y yo sigo estando de tu parte, Norricito! —declaró Jacky, persiguiendo
a su hermano.

Ambos comenzaron a alejarse de la iglesia, uno escapando y la otra
persiguiendo, los dos corriendo a su única y extraña manera exagerada y
amanerada de siempre, ingresando a un antiguo y abandonado cementerio
cubierto por la vegetación mientras Will y James seguían peleando sobre
el techo del molino.

—¡Dame esa llave, hermanito! —ordenó la pirata.

—¡Jamás haría tal cosa, hermanita! ¿Por qué te pones en mi contra?
¡Podríamos controlar juntos a Jones! —le propuso sin dejar de correr.

—¿Olvidas que sé sobre tu traición, hermanito?

—¡Eso ya quedó en el olvido, hermanita! ¿Qué te parece si trabajamos juntos?

—¡Oh, no! ¡Mi intención es reconciliarme con mi caballo-caballero
entregándole la llave!

Sin dejar de correr, Jack volvió la cabeza para dedicarle una sonrisa.

—¡Oh, el amor! ¡Te vas a arrepentir, hermanita! ¡Norrington es un hombre
inflexible y jamás te perdonará!

—¡Lo hará, ya lo verás!

—¡Apuesto mis calzones que jamás lo haaaa…!!! —gritó, interrumpiéndose
al caer de lleno en una profunda fosa, y cuando Jacky se detuvo en la
orilla y comenzó a reírse de su infortunio, se resbaló y cayó encima de
su hermano, quitándole el aire con el golpazo.

En tanto, Will y James seguían luchando con sus espadas, saltando sobre
la rueda de madera del molino de agua, provocando que el exceso de peso
terminara por romper los soportes que fijaban el eje de la rueda al
edificio y que esta comenzara a rodar sobre sí misma por el arroyo seco.
Tal contratiempo no amilanó a nuestros avezados espadachines, quienes
siguieron luchando sin detenerse sobre la rueda, caminando sobre ella
para no caerse. A Will le había quedado la peor parte, puesto que se
veía obligado a retroceder constantemente.

Mientras tanto, dentro de la fosa en donde habían caído los Sparrow,
ambos se encontraban peleando cuerpo a cuerpo, revolcándose en la
tierra, arañándose y tirándose del cabello, llamando la atención del
pirata al notar que a Jacky no se le salía el tricornio de la cabeza por
más que se lo tironeara.

—¡Pero qué demonios…! —exclamó sorprendido al intentar quitárselo sin
ningún éxito.

—¡Je, je, je! —Jacky rió triunfante—. Como siempre estás intentando
quitármelo, me lo he pegado en la cabeza, hermanito.

—¿Ah, sí? ¡Pues ten esto si tanto me lo mezquinas! —y le bajó el
sombrero, tapándole los ojos—. ¡Nos vemos, hermanita! ¡Suerte con tu
reconciliación con el pesado de Norrington! —se despidió, colocándose la
correa de la llave al cuello y trepándose por el muro de tierra, dejando
a Jacky tratando de quitarse desesperadamente el sobrero de la cabeza
mientras profería todo tipo de insultos en su contra.

A duras penas el capitán Sparrow logró asomarse a la orilla de la fosa,
esbozando una sonrisa de triunfo al verse libre de aquel problema, pero
pronto cambió de expresión, desconcertándose al escuchar un extraño
ruido que se le aproximaba a gran velocidad. Y así, sin imaginárselo
siquiera, la enorme rueda del molino le pasó por encima, aprisionándolo
mientras él chillaba y pataleaba, entre asustado, dolorido y
sorprendido, puesto que con su cabeza había roto parte de la madera. Fue
en ese en momento que Jacky Sparrow logró también salir del pozo luego
de haberse arrancado dolorosamente el tricornio de la cabeza, dejándose
parte de su cabello en él y con un peinado de bruja que asustaría hasta
el más valiente de los valientes.

—¡Oigan! ¡Los del carruaje improvisado!, ¡espérenme! —gritó, corriendo
por detrás de la rueda con los brazos alborotados.

Aprisionado en la rueda con los brazos completamente inmóviles, Jack
contemplaba impotente cómo la llave comenzaba a salirse de su cuello a
medida que él ascendía, comenzando a quedar cabeza abajo, estorbando con
sus piernas a Will y Norrington que se encontraban aún luchando encima
la rueda; pero ellos, aunque sorprendidos con aquella inesperada y
ridícula aparición de las piernas del pirata, lograron sortearlas para
seguir con el combate.

Para el pesar de Jack, la llave finalmente se salió de su cabeza,
cayendo en la parte de debajo de la rueda y con el cordel enganchándose
en un clavo; James lo notó, por lo que decidió arreciar aún más con sus
ataques en contra del apremiado muchacho para poder ir a recogerla.

Aprovechando que ya volvía a estar en la posición usual de los humanos,
el capitán Sparrow extendió las piernas todo lo que pudo hasta que
volvió a tocar tierra, logrando zafarse de su extraña prisión a fuerza
de presión. Lleno de felicidad por su propia astucia, no vio llegar una
barra de hierro que cruzaba verticalmente los ejes de la rueda a la
altura de la cabeza, dándose un buen golpe con ella y cayendo de costado
por la rueda, quedando desmayado sobre la vegetación del bosque de palmeras.

—¡Nos vemos, hermanito! ¡Mejor suerte para la próxima vez! —se burló
Jacky, pasando por su lado, siguiendo empecinadamente a la rueda.

Mientras todo eso pasaba, en otro lado del bosque, Pintel y Ragetty
seguían huyendo con el cofre de Davy Jones, con el testarudo Billy
persiguiéndolos sin detenerse un segundo para descansar. Pero pronto los
piratas tuvieron que detenerse cuando Elizabeth se les cruzó en el
camino dispuesta a recuperar el objeto que Will le había encargado que
cuidara.

Decidida a quitárselo, la chica quiso sacar su sable para enfrentarlos,
pero grande fue su sorpresa cuando se dio cuenta de que no lo llevaba
encima, acordándose entonces de que su prometido lo había tomado para
enfrentar a Jack Sparrow en la playa. La pobre Elizabeth no tuvo otro
remedio que sonreirle nerviosamente a los piratas, quienes también le
sonrieron, soltando el cofre y desenvainando sus espadas con claras
intenciones de acabar con ella.

—Hola, primor —Pintel la saludó maliciosamente.

Elizabeth comenzó a retroceder a medida que ellos avanzaban, pero
entonces, para la sorpresa y el desconcierto de los tres, vieron pasar a
varios metros de distancia a la rueda del molino con Will y James
luchando en la sima, a Jacky subiendo a ella y a Jack corriendo por detrás.

Enarcando una ceja y alzándose de hombros, Pintel y Ragetty se miraron
antes de continuar caminando amenazadoramente hacia Elizabeth, quien
tuvo que concentrarse nuevamente en la peligrosa situación en la que se
encontraba y volver a retroceder ante sus antiguos enemigos. Pero esta
vez fueron interrumpidos por un hacha que pasó rasante por su lado y se
clavó en uno de los árboles que se encontraba cerca de ellos, dejándolos
atónitos. Al volverse hacia la dirección de donde había provenido
aquella arma, vieron horrorizados que los hombres de Davy Jones se
aproximaban amenazadoramente hacia ellos, blandiendo sus armas
dispuestos a recuperar el cofre de su capitán.

Aterrorizada, Elizabeth se colocó detrás de los piratas en un vano
intento de buscar protección, pero ellos le dejaron los sables en las
manos y corrieron despavoridos hacia el sitio en donde habían dejado el
cofre, dándose con la sorpresa de que Billy ya lo había alzado y se
disponía a llevárselo con él. No tuvieron tiempo de seguir
contemplándose, pues los horribles monstruos ya casi estaban sobre ellos
y tuvieron que emprender la huída junto con Elizabeth.

—¡Corran! ¡De prisa, de prisa! —gritaba Pintel.

Billy, asustado y al no poder escuchar, miró hacia atrás para saber si
aún los perseguían, pero tuvo la mala fortuna de estrellarse contra una
palmera, cayendo de espaldas al suelo y soltando el cofre. Elizabeth,
Pintel y Ragetty se detuvieron, desconcertados y sin saber qué hacer.
Pero como sus enemigos ya estaban sobre ellos, nuestra joven
protagonista tuvo que defender al italianito, haciendo acopio de todo su
valor y bloquear sus espadas con la suya antes de que acabaran con él.

Mientras tanto, Jacky ya había divisado la llave con el cordel
enganchado en el clavo y estaba a punto de agarrarla cuando su hermano
apareció de pronto, subiendo a la rueda detrás de ella e impidiéndoselo
tironeándola del cabello.

—Lindo peinado, hermanita —se burló.

—¡Ouch! ¡Ya déjame en paz, idiota! —se quejó, empujándolo contra la
rueda, por lo que Jack se vio obligado a aferrarse fuertemente a los
rayos para poder "pegarse" a la rueda y moverse junto con ella.

Aprovechando el contratiempo de su hermano, la capitana Sparrow corrió
como un hámster en su rueda de ejercicios y se agachó para liberar la
llave que ya había llegado hasta ella, pero Jack se había dado cuenta de
la maniobra y se dejó caer desde arriba, apoyando sus pies sobre el eje
de la rueda y dejándose resbalar hasta abajo, cayendo sobre Jacky antes
de que ésta recogiera la llave. En un instante los dos hermanos lograron
ponerse de pie, desenfundando sus espadas para comenzar a luchar entre
ellos.

Arriba, Will y Norrington seguían con su propia pelea hasta que el
primero se lanzó transversalmente sobre la rueda con la intención de que
el otro tropezara con él, pero sin querer vio la llave y a los dos
Sparrow luchando e intentando recoger la llave al mismo tiempo. Pronto
el muchacho aprovechó el movimiento giratorio de la rueda, aferrándose a
ella para ingresar al interior y recoger él mismo la llave. Los hermanos
Sparrow se dieron cuenta de lo que había hecho y comenzaron a atacarlo
con sus espadas.

—¿Qué te pasó en la cabeza? —quiso saber Will al darse cuenta del
horroroso peinado de Jacky.

—¡Oh! ¡Eso a ti no te importa! —se quejó al aludida sin detener sus
embistes.

James, demostrando una agilidad poco vista en él, también se unió a
ellos ingresando al interior de la rueda con un sólo movimiento,
comenzando a luchar contra Jack Sparrow mientras que Jacky lo hacía con
Will Turner.

En un momento dado, Norrington se fijó en el extraño peinado de la capitana.

—¿Qué pasó con tu cabello? —le preguntó.

—Vi a Barbossa en un espejo, ¿contento? —respondió fastidiada.

Como eran muchos y el movimiento de la rueda era constante, los cuatro
tuvieron que aferrarse a su estructura, posicionándose cada uno en el
extremo opuesto del otro para poder combatir cómodamente entre ellos,
soportando las vueltas de la rueda sobre sus organismos.

En tanto, en el otro lado del bosque, Ragetty era derribado por una
cadena enredada a sus pies que le había lanzado uno de sus enemigos,
pero logró rodar sobre sí mismo para no ser alcanzado por el sable de su
enemigo.

—¡La espada! —le pidió Elizabeth mientras ésta le lanzaba el otro sable
a Pintel y recibía al mismo tiempo la de Ragetty, comenzando a luchar
ambos contra los enemigos que se le abalanzaban encima.

—¡La espada! —pidió esta vez Ragetty, por lo que la joven se la lanzó
inmediatamente para que éste la tomara al vuelo y comenzara a luchar
contra otros contingentes.

Tan concentrados estaban los tres en la lucha que no se dieron cuenta de
que uno de los tripulantes del /Holandés Errante/ había recogido el
famoso cofre del suelo y había echado a correr hacia la costa, seguido
inmediatamente por el italianito, quien había vuelto en sí justo a
tiempo para darse cuenta de lo que sucedía.

A todo eso, Will, Jack, Jacky y James seguían entretenidos en su propia
pelea hasta que el pirata logró arrancarle la llave de la muñeca derecha
a Will, quien se quedó bastante desconcertado. Jack contempló la llave
lleno de felicidad, maravillado con su propia suerte; pero su felicidad
se esfumó instantáneamente cuando vio que el enfadado muchacho se
preparaba para atacarlo. Rápidamente nuestro hábil pirata logró zafarse
de ese ataque y se trepó por fuera de la rueda.

—¡Ve por él, Jacky! —le pidió James mientras se trababa nuevamente en
lucha contra William Turner.

—Ok —respondió ésta, deseosa de darle gusto para lograr que él la perdonara.

Rápidamente la capitana Sparrow trepó ágilmente por los rayos de la
rueda y subió encima, justo detrás de su hermano, que la miró con los
ojos bien abiertos, incrédulo.

—¿Así que ahora eres su esclava, hermanita? ¿Qué pasó con tu amada
libertad? —le preguntó, corriendo sobre la rueda que cada vez tomaba más
y más velocidad.

—¡No soy la esclava de nadie, pero quiero recuperarlo cueste lo que
cueste! —replicó ella corriendo tan cómicamente como él.

—¿Aún si tuvieras que traicionar a tu propio hermano, hermanita?

—¿Es que alguna vez fuimos verdaderos hermanos, hermanito?

—¡Touché! —Jack admitió su derrota, pero no estaba dispuesto a
entregarle la llave, así que, aprovechando la proximidad de las ramas de
unas palmeras, se aferró rápidamente a ellas para desembarazarse de la
dichosa rueda de una vez por todas.

Pero Jacky también fue tan rápida como él, abrazándose a sus piernas,
quedando los dos colgados de la palmera mientras la descontrolada rueda
seguía su rumbo con sus dos únicos pasajeros que gritaban
desesperadamente al tomar una cuesta abajo.

Ambos hermanos se dejaron caer al suelo junto a algunos cocos, y en el
momento en que se disponían a trabarse en combate por la posesión de la
llave, vieron sorprendidos a uno de los hombres de Davy Jones correr con
el cofre en sus manos, siendo perseguido por el infatigable y valiente
Billy.

—¿Qué te parece si jugamos a la puntería, hermanita? —le propuso sonriente.

—Me parece perfecto, hermanito —respondió ella, agachándose junto con él
para recoger un coco cada uno y lanzárselo certeramente en contra de la
cabeza de aquel extraño ser mitad humano mitad molusco, arrancándole la
cabeza.

Billy se quedó petrificado al presenciar esto, viendo horrorizado cómo
el cuerpo de aquel hombre seguía caminando sin saber a dónde iba luego
de haber soltado el cofre.

—¡Hey, tú! ¿A dónde crees que vas? —exclamaba la espantosa cabeza con
una gran concha sobre ella— ¡Sigue mi voz! ¡Sigue mi voz! ¡A la
izquierda! ¡No, no! ¡Date la vuelta! ¡A la derecha! ¡Vamos! ¡Nooo! ¡Ese
era un árbol, idiota! —se quejó al ver cómo su cuerpo se daba un buen
golpe contra una palmera, quedando tendido sobre la vegetación.

—¡Oh, ya cállate! ¿Qué no te das cuenta que no tiene orejas para
escucharte? —se quejó Jacky, dándole un buen puntapié a la cabeza como
si fuera un balón de fútbol, haciéndola volar por los aires.

—¡Que buena eres para los deportes, hermanita! —festejó Jack mientras
acariciaba la cabeza del asustado italianito y se hincaba ante el cofre
para abrirlo con la llave.

—Y hacer el amor es uno de mis deportes favoritos, hermanito —le sonrió
maliciosamente, dándole unas cariñosas palmaditas al inocente chico que
los miraba sin poder entender nada de lo que estaba pasando, llamándole
la atención el extraño peinado de Jacky.

—También es mi deporte favorito, hermanita —Jack le devolvió la misma
libidinosa sonrisa.

—Comprenderás entonces mi motivo de volver a reconciliarme con mi
semental, hermanito —le dijo, desenvainando su sable y apuntándolo
amenazadoramente con él.

—Oh, la lujuria es poderosa en ti, hermanita —replicó el pirata sin
dejar de sonreír a pesar de estar en clara desventaja—; pero te sugiero
que pienses mejor en tu situación y te unas a mí para controlar a Jones,
después de todo, ¿quién te asegura que Norrington no terminará por
traicionarte también? Ya sabes, piensa llevarle este corazón al eunuco
de Beckett y no podrá hacerlo sin que nos lo quite primero, y no creo
que Beckett piense ayudarnos con nuestro lindo asuntito con Jones…
Vamos, hermanita, deja a Norrington que se las arregle solo, ya verás
que, cuando nos libremos del Kraken, podrás volver a conquistarlo otra
vez, después de todo, ¿quién puede resistirse al encanto Sparrow?

Jacky pareció pensarlo seriamente.

—Bueno —dijo al fin alzándose de hombros—, también podría entregarle a
Norry la brújula que le prometí.

—¡Eso es, hermanita! ¡Ahora estamos en la misma frecuencia! —festejó
Jack—. Ahora vamos a abrir esta cosa de una vez.

Luego de guardar el sable, la pirata se arrodilló a su lado mientras que
Billy comenzaba a aproximarse poco a poco hacia ellos, cuidándose del
cuerpo del enemigo que seguía deambulando de aquí para allá.

Jack, tan ansioso como sus compañeros, introdujo la extraña llave en la
ranura del cofre, haciendo saltar los múltiples goznes que la
resguardaban de cualquier mano intrusa. Conteniendo la respiración al
igual que Jacky y Billy, el capitán finalmente abrió la tapa del cofre,
revelando así su misterioso tesoro.

Y allí estaba literalmente el corazón palpitante de Davy Jones,
arrinconado en una de las esquinas del cofre; el mismo órgano que se
había quitado a sí mismo para no seguir sufriendo su mal de amores.

Jack lo sacó cuidadosamente de allí, contemplándolo detenidamente en su
mano mientras el pobre e impresionable Billy caía desmayado al suelo.

—Éste no va a servir ni para pirata ni para militar… —comentó el capitán
Sparrow luego de darle un pequeño vistazo al chico al igual que su
hermana para luego volver la atención hacia el corazón de Jones.

—Acompañado con algo de verduras nos saldría una rica y nutritiva sopa,
¿no te parece? —comentó Jacky, mirando el corazón.

Jack la fulminó con la mirada y ella le sonrió un poco avergonzada.

—Lo siento, es mi lado femenino… —se excusó.

Pero cuando él abrió la boca para replicarle, en ese momento aparecieron
los horrorosos subordinados de Davy Jones persiguiendo a Elizabeth,
Pintel y Ragetty, quienes corrían con toda su alma para poder salvar sus
vidas. Antes de que llegaran a ellos, Jack bajó rápidamente la tapa del
cofre, que volvió a cerrarse herméticamente, y escondió el corazón en el
interior de la camisa de Jacky, entre sus pechos.

—¡Oye! ¿Pero qué demonios crees que estás haciendo? —se quejó la
pirata—. ¡Puedo tolerar una mano o una boquita sexy, pero no un
asqueroso corazón entre mis bellezas!

Jack se le quedó mirando por algunos segundos, consternado.

—Mira —le dijo—, no me des ideas, ¿quieres? Tú llevarás el corazón bien
protegido entre tus… "cositas" y yo llevaré al pequeño muchacho, ¿o
quieres que lo dejemos aquí para que lo asesinen esas cosas?

—¡Claro que no! ¡Norry me mataría! ¡Levántalo de una vez y vámonos de
aquí! —apremió la capitana poniendo enseguida los pies en polvorosa
seguida por su hermano y el desmayado Billy sobre su hombro,
desapareciendo entre la espesura del bosque, rumbo a la playa.

Para cuando Elizabeth y los demás habían llegado hasta el lugar en donde
se había quedado el cofre, no había quedado rastro alguno de los
capitanes ni de Billy, y mientras Pintel y Ragetty recogían el dichoso
cofre del suelo, la chica eliminó a cuatro de sus enemigos con una
inusitada habilidad en el manejo de dos espadas, bloqueando las hachas
de dos de sus atacantes para inmediatamente cortarlos con un movimiento
horizontal sobre los estómagos. A los otros dos los ensartó a cada uno
con la espada al girar y clavárselas magistralmente de espaldas. Luego
de esto, ella se unió con sus casuales compañeros de escape,
dirigiéndose hacia la costa seguidos de cerca por un gran número de
enemigos.

Jack, Jacky y el recién despertado Billy lograron llegar a la playa,
corriendo desesperadamente sobre las blancas arenas bañadas por un sol
brillante y penetrante que se encontraba en medio de un cielo limpio y
azul, dirigiéndose los tres hacia el bote en donde habían llegado.
Sabían que el tiempo se les estaba agotando y debían apresurarse.

—¡Mi jarrón! —exclamó Jack, sacando rápidamente el frasco que se
encontraba en la lancha.

—¡Oye! ¡Ése es el mío! —se quejó Jacky, arrebatándoselo—. ¡Aleja tus
cochinas manos de él!

—¡Da igual de quién sea! —replicó su hermano, quitándoselo
inmediatamente para luego abrirle la tapa y dejar caer un poco de su
contenido sobre uno de los asientos del bote.

—¡Oye! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Esa es mi tierra! —se quejó la
pirata, pero pronto tuvo más motivos para quejarse, puesto que Jack
introdujo rápidamente la mano entre sus pechos y sacó el corazón.

—¡Oye! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Esas son mis cositas!—volvió a
quejarse Jacky.

—¡Cállate y mira, hermanita! ¡Es el mejor escondite para nuestro boleto
a la vida! —le dijo, guardando el corazón en el interior de jarrón y
volviendo a meter la tierra con apresurados puñados mientras Jacky lo
ayudaba haciendo lo mismo.

—Avísanos cuando aparezcan los horrorosos, Billy —le indicó ésta
señalando sus ojos como si le diría "ojo a visor".

El chico asintió como buen compañerito que era, y cuando se dio media
vuelta para vigilar, se dio con la mala sorpresa de que sus enemigos ya
habían emergido del bosque y se dirigían hacia ellos a toda velocidad.
Angustiado, Billy comenzó a tironear de la ropa a Jacky, pero ésta le
apartó la mano diciendo que no la molestara. El pobre chico obtuvo la
misma respuesta de Jack, por lo que comenzó a caminar de aquí para allá
meciéndose los cabellos de lo nervioso que estaba hasta que se le
ocurrió una idea genial: darle una buena patada a Jacky.

—¡Oye! ¡Qué te pasa, grumetillo…! —se quejó Jacky dándose vuelta
mientras se frotaba el trasero, justo en el instante en que uno de los
hombre de Davy Jones le descargaba un poderosos golpe de espada que ella
pudo evitar haciéndose a un lado al igual que Jack, quien recién había
cerrado el frasco y se había visto obligado a soltarlo inmediatamente
dentro del bote para tomar uno de los remos y comenzar a luchar contra
su atacante.

Pronto aparecieron Elizabeth y los demás, corriendo también hacia el
bote perseguidos por sus antagonistas que querían eliminarlos y
recuperar el cofre de su capitán. La joven se veía obligada a luchar
cada vez que la alcanzaban, y Pintel, al quedarse solo con el cofre ya
que Ragetty debió soltarlo para evitar que lo hirieran, golpeó a sus
agresores con él.

Mientras tanto, no lejos de allí, la rueda del molino había tomado una
velocidad realmente vertiginosa, obligando a Will y James aferrarse como
pudieran a ella mientras daban vueltas y más vueltas, mareándose y
gritando como locos a medida que la rueda seguía girando cuesta abajo,
rumbo a la playa.

Elizabeth, que se encontraba luchando diestramente con las dos espadas
contra varios de sus enemigos, se quedó pasmada cuando la rueda pasó
rasante por detrás de ellos, aplastando a varios hombres de Jones en el
agua para luego seguir andando un trecho más hasta detenerse por efecto
del agua y el terreno inestable, cayendo finalmente de lado y acabando
así con su frenético viaje.

Luego de presenciar aquella curiosa escena, todo el mundo volvió a
trabarse en combate.

Terriblemente mareados y confundidos, Will y Norrington salieron
penosamente de la rueda, y mientras que el primero trataba de ordenar
sus ideas en una cabeza que le daba vueltas y más vueltas, el segundo
caía pesadamente al agua, dándose un buen baño que lo espabiló un poco.

—¡A luchar! —exclamó el joven herrero al divisar a su amada peleando
valientemente a lo lejos, dirigiéndose hacia ella para ayudarla con paso
vacilante hasta caer él también al agua, intentando levantarse para
luego volver a caer.

James Norrington, en cambio, ya casi se había recuperado completamente
de su mareo y se dio cuenta de que los capitanes Sparrow se encontraban
entretenidos luchando cerca del bote y que el mismo bote estaba solo.
Aquella era una maravillosa oportunidad para hacerse con las Patentes de
Corso, por lo que James comenzó a correr hacia la lancha hasta
alcanzarla, en donde comenzó a registrarla hasta que encontró la casaca
de Jack y los valiosísimos papeles de perdón en ella. Sonrió satisfecho,
ya tenía asegurado su regreso a la sociedad, pero entonces sus sagaces
ojos verdes se fijaron en los restos de tierra que se encontraban
esparcidos sobre el asiento del bote y a uno de los jarrones que tanto
atesoraban los Sparrow. Entonces, dirigiendo su atención hacia los
capitanes que seguían inmersos en la lucha y luego mirar hacia el tarro,
su mente, que era bastante lúcida y rápida, comenzó a trabajar
rápidamente atando cabos, intentando resolver aquel misterio. ¿Por qué
derramarían el contenido del tarro si éste representaba algo muy
importante para ellos?

Mientras tanto, Pintel y Ragetty seguían defendiendo el cofre a capa y
espada, logrando derribar al suelo a uno de los atacantes que quiso
arrebatárselo.

—¡Esto es para nosotros! —exclamó Pintel, comenzando a correr junto a su
amigo, llevándose el cofre con ellos.

—¡Rápido!¡Al Barco! ¡Al barco! —gritaba Ragetty.

Para cuando ellos llegaron al bote, James Norrington ya había guardado
las patentes de corso en su casaca y se había alejado de allí para ir a
ayudar a Elizabeth, puesto que la consideraba mucho más débil que la
propia Jacky. Colocando el cofre en su interior, los dos piratas
comenzaron a empujar la lancha por la popa mar adentro con las
intenciones de dirigirse ellos solos hacia el /Perla Negra/, abandonando
a los demás a su suerte.

—¡Je, je, je! ¡Lo tenemos! ¡Lo tenemos! —festejaba el pirata tuerto,
pero pronto aquella malsana felicidad fue truncada por Will Turner,
quien había detenido el bote tomándolo por la proa, amenazándolos con la
espada.

—Muy bien, ya verás, muchacho… —lo amenazó el otro pirata, buscando
inútilmente la espada en su vaina al igual que su compañero, dándose con
la desagradable sorpresa de que ninguno tenía la suya. Se habían
olvidado el pequeño detalle de que Elizabeth Swann tenía sus espadas.

Sonriendo estúpidamente para distraer al joven, Pintel y Ragetty tomaron
rápidamente cada uno una red y el otro remo del bote con las intenciones
de hacerle frente con aquellas improvisadas armas.

—¿Ah, sí? ¡A ver qué tienes! ¡Vamos! ¡Ven aquí! —lo retó el
envalentonado Pintel.

Will sonrió, aquello iba a ser muy fácil para él. Pero justo en el
momento en que iba a abalanzarse sobre ellos, divisó el cofre sobre uno
de los asientos de la lancha, recordando entonces el motivo por el que
había llegado a la isla: su padre. Aquella era su oportunidad para
hacerse son el contenido del cofre.

Y mientras él se aproximaba a recoger el cofre y los dos piratas se
veían obligados a pelear contra los hombres de Jones que ya estaban
sobre ellos, Jack, Jacky, Elizabeth y James comenzaron a retroceder
hacia la lancha mientras luchaban contra sus numerosos enemigos hasta
que la capitana Sparrow se percató de las intenciones libertadoras de
Will, poniendo en peligro el verdadero escondite del corazón de Davy Jones.

—¡Hermanito! ¡Mira! ¡Haz algo! —le advirtió su hermana.

Jack frunció la boca al darse cuenta de lo que iba a pasar, por lo que
se vio obligado a renunciar a su enemigo para actuar de inmediato.

—¡Encárgate de éste, hermanita! —le dijo mientras se dirigía rápidamente
hacia el muchacho y le descargaba un buen golpe en la cabeza con el
remo, desmayándolo sobre la lancha.

—¡Will! —exclamó Elizabeth, preocupada tras haber escuchado el golpe y
el gemido de su novio, corriendo rápidamente hacia él para despertarlo.

—¡Déjalo ahí! —le ordenó Jack—… A menos que quieras usarlo contra sus
cabezas… —sugirió mientras que Jacky, James y los otros dos piratas se
arrinconaban contra el bote, siendo inmediatamente rodeados por el
enemigo que los superaba en número, dispuestos a acabar con sus vidas.

Ya no podían hacer nada más que luchar hasta le muerte. Y mientras
Elizabeth miraba muy angustiada a su alrededor, sus ojos se quedaron
fijos en Jacky.

—¿Qué te pasó en el cabello? —inquirió extrañada.

La aludida la miró furiosa.

—Este no es momento para pensar en eso, ¿no crees?

—No, claro; disculpa… —dejó de mirarla para observar a su alrededor— No
vamos a salir de esta, ¿verdad? —comentó muy apesadumbrada, llamando la
atención de James, a quien se le ocurrió un magnífico plan para
ayudarlos y separarse definitivamente de ellos.

—No con el cofre. ¡Todos al bote! —les ordenó para el asombro de todos,
y sobre todo para la angustia de Jacky y Elizabeth.

—¿Qué planeas? ¡Te matarán! —exclamó la chica al verlo tomar el cofre.

—¡No me esperen! —le advirtió antes de emprender la huida.

—¡¡No!! —se negó Jacky, aferrándose fuertemente de su brazo con ambas manos.

James se detuvo, sorprendido al ver que de los ojos oscuros de Jacky
habían comenzado a brotar las lágrimas de honesta sinceridad. Tomándola
dulcemente del mentón, le sonrió y le dijo:

—No te preocupes por mí, Jacky, debes olvidarme y buscar tu propio camino.

—¡Pero yo quiero seguir tu camino! —insistió ella.

—No, jamás serías feliz y yo nunca aceptaré convertirme en un pirata. Es
mejor dejar las cosas como están… Lo nuestro jamás habría dado
resultado, somos demasiado diferentes… —le dio la espalda para
marcharse, pero ella no lo dejó, no quiso soltarlo, no quiso dejarlo ir.

—¡Pero yo quiero estar contigo, maldición! ¡¡Te amo!!

James se quedó petrificado al escucharla declarar su amor con tanta
vehemencia, pero él ya había tomado una decisión y no se echaría para
atrás por culpa de estúpidos sentimentalismos.

—¡¡Pues yo no!! —le gritó—. ¡Y ahora déjame ir de una maldita vez! —y le
dio un fuerte empujón con el cofre, dejándola sentada en el agua.

—¡¡NNNOOOOOO!! —gritó Jacky mientras Jack la sostenía para impedirle
correr detrás de Norrington, quien ya se había abierto paso entre los
hombres de Davy Jones a fuerza de espada, dirigiéndose nuevamente hacia
el bosque siendo perseguido por todos ellos, asegurándose así una muerte
segura.

—Aaaah… Yo digo que debemos respetar su último deseo —propuso Jack.

—¡¡No!! ¡¡Déjame ir!! ¡¡Suéltame ya!! —pataleaba nuestra angustiada
pirata en un vano intento de liberarse de las manos de Jack mientras
Elizabeth intentaba calmarla con dulces palabras de consuelo.

—Si te dejo ir te matarán a ti también, hermanita —le dijo Jack con
seriedad, pensando en su provisorio trato con Davy Jones—. Además,
harías que los esfuerzos de Norrington por salvarte resultaran inútiles.

Con el rostro bañando en lágrimas, Jacky poco a poco dejó de luchar,
calmándose a sí misma y apartando bruscamente a su hermano y a Elizabeth
de ella.

—Suéltenme, no necesito de su lástima —les dijo despectivamente,
volviéndose hacia la lancha, obligándose a sí misma a no mirar atrás, a
olvidarse de Norry y seguir adelante como él lo hubiera deseado. Le
dolía terriblemente el alma al saber que ya nunca más volvería a verlo,
escucharlo, tocarlo…, amarlo…; pero sabía que su corazón se había
marchado con él y que ya nunca más las cosas volverían a ser las mismas
para ella por más que buscara consuelo en otros brazos, aventuras en
tierras lejanas o libertad en los siete mares. Ya nada le importaba si
él no estaba con ella, ya nada tenía sentido y le daba igual si ella
vivía o moría. Aquella despedida había sido la última. Aquella despedida
había sido inevitable, pues, aunque los dos no hubieran estado peleados,
Jacky sabía que él hubiera reaccionado de la misma manera en que lo
había hecho ahora: sacrificando su vida por ella… Aquel había sido su
destino, siempre.

—Ya vámonos de una vez al /Perla/. Tenemos que ajustar cuentas con un
pulpo horrendo —les dijo a los demás sin volverse a mirarlos.

Luego de mirarse entre ellos con cara de preocupación, Jack y los demás
comenzaran a abordar el bote y remar hacia mar adentro.

Mientras tanto, James Norrington seguía corriendo a toda velocidad a
través del bosque, perseguido por sus infatigables e irascibles enemigos
hasta que finalmente tropezó y cayó de bruces al suelo, soltando el
cofre y la espada que cayeron más allá de él. Intentó alcanzarlos, pero
los otros le dieron alcance antes de que lograra ponerse en pie.

Aterrorizado, James alzó la vista hacia el sujeto que había pisado el
sable, evitando así que lo recogiera.

— ¡Je, je, je! Tu valentía ha sido inútil… —se burló el mismo monstruo
que había perdido la cabeza, sólo que ésta vez su propio brazo la
sostenía—. Te voy a hacer pedazos y luego te lo quitaré de tus frías
manos inertes… —lo amenazó.

Norrington se levantó y se vio peligrosamente rodeado, por lo que
decidió jugar su última carta: entregarles el cofre y esperar a que no
lo asesinaran.

—Pues… ¡es tuyo! ¡Toma! —exclamó, arrojándoselo para luego huir
despavorido de allí, provocando una explosión de risas burlonas por
parte de todos, que comenzaron a marcharse hacia la costa sin saber que
el cofre que llevaban no contenía ningún corazón.

El ex comodoro James Norrington había arriesgado su vida por un plan que
quizás nunca le hubiera dado resultado, pero finalmente había logrado
salvarse y liberarse de la única persona que le impedía volver a su
antigua vida: la capitana Jacky Sparrow…

… Pero no había contado que con aquella decisión también le acarrearía
su propia perdición.

—Oigan *—*comenzó a decir el capitán Sparrow, mirando a su alrededor
mientras se dirigían hacia el /Perla Negra/*—*. ¿Alguien ha visto a Billy?

Todos se le quedaron mirando con cara de tontos, nadie se había acordado
del pobre italianito.

Mientras tanto, en Isla Cruces, nuestro jovencito aventurero se
encontraba de pie en la playa, sosteniendo entre sus manos a su cabra
blanca que había ido a buscar en cuanto se le había presentado la
oportunidad en medio de la lucha, quedando solo y desconcertado al darse
cuenta de que lo habían abandonado en la isla.


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