Fanfic Piratas del Caribe -El Libro del Destino- *Capítulo 37: Segundo Raund en la Playa de Tortuga*

                Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO*

LIBRO SEGUNDO: EL COFRE DEL HOMBRE MUERTO

SEXTA PARTE: TORTUGA

¡Jack y Jacky se separaron! ¡ahora son 2! ¡Un hombre y una mujer! ¡Doble problemas para todos! ¿Lograrán cambiar sus destinos y el de los demás? Continuaciòn de La Maldición del Anillo de la Calavera. James y Jacky pasan su primera noche juntos...¿pero será la última?

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 37: Segundo Raund en la Playa de Tortuga*


Nadie se había interpuesto en el camino de la capitana Jacky Sparrow y
su prisionero, pues en aquel lugar era muy corriente que una mujer se
llevara a un hombre a punta de cuchillo de una taberna. Cada quien en
Tortuga se ocupaba de sus propios asuntos y no le interesaba el de los
demás. Pero para Billy, aquello era algo que jamás se había imaginado y
ni siquiera esperado: el ver a su querida pirata amenazando a su querido
tutor era más de lo que alguna vez había imaginado, por lo tanto, no
había dudado un sólo segundo en seguirlos para averiguar lo que estaba
ocurriendo.

—¿Para qué demonios los seguimos? —preguntó Elena de muy mal talante.

—No sé —fue la simple respuesta de la pequeña Alwine, quien caminaba
detrás del chico.

La muchacha bufó muy molesta por aquella respuesta tan poco
satisfactoria, pero como sabía que aquel chiquillo podía darle algo de
comer, decidió cerrar la boca y seguirlos a pesar de todo.

—Nos vamos a meter en un lío enorme, estoy segura… —murmuró para sí misma.

De pronto, ésta chocó bruscamente contra Alwine, quien, a su vez,
también había chocado contra Billy porque éste se había detenido
repentinamente sin avisarles.

—¿Pero qué diablos te pasa ahora, pequeño renacuajo? ¿Por qué te paraste
así? —inquirió la joven mientras se frotaba el pie que su amiga Alwine
había pisado sin querer con el tropiezo.

Billy, que gracias a su sordera no pudo contestarle, se levantó y salió
de entre los arbustos que los habían cobijado hasta ahora en su sigilosa
persecución y se quedó parado en medio del camino, completamente
perplejo. Alwine y Elena lo imitaron, quedándose también en el mismo estado.

—¿En dónde están? ¡Desaparecieron! —exclamó muy sorprendida la joven
morena al ver el sendero completamente vacío.

Alwine, tan sorprendida como ellos, no atinó a decir nada.

Y así, los tres jovencitos se quedaron parados en medio de la senda que
Jacky había tomado junto con Norrington para alejarse del pueblo y de la
amenaza del almirante Jacobson.

Mientras tanto, a unos metros de distancia, caminando entre medio de la
exuberante vegetación tropical, Jacky, quien aun mantenía a James
amenazado con el cuchillo en su garganta, sonrió con picardía.

—No tengo idea de quienes nos perseguían, pero gracias a mí privilegiada
inteligencia y maravillosa velocidad, los perdimos por completo.

—¿Privilegiada inteligencia? —repitió irónicamente su prisionero—. Tan
sólo nos metimos en la selva y nada más. Gran cosa.

—Bueno, ya me harté de su actitud, ex comodoro —replicó fastidiada
mientras lo daba media vuelta con poca delicadeza para mirarlo a los
ojos y sonreírle maliciosamente, actitud que preocupó a su rehén—. Voy a
darte tu merecido…

—¿Eh?

Pero antes de que James pudiera reaccionar, Jacky, haciendo uso de sus
habilidades piratas, cortó rápidamente la liana de un árbol y ató las
muñecas de su prisionero con gran velocidad y sin soltar el cuchillo,
dejándolo indefenso.

—Bien, ahora sí que estás enteramente en mis manos… —sonrió muy
satisfecha de su obra. Pero Norrington no opinaba lo mismo, pues se
sentía muy humillado al verse tratado de esa manera tan poco educada y
vulnerable.

Pero antes de que pudiera protestar, la capitana del /Perla Negra/ lo
tomó de las ligaduras y lo obligó a caminar detrás de ella a los
tropezones hasta que salieron a la playa saludados por sus arenas
blancas y un sol brillante que luchaba por ganar su batalla contra las
grises nubes de la lluvia.

—Y bien, capitana Sparrow —comenzó a decir el ex oficial mientras
caminaban hacia la orilla del mar—, ¿qué es lo que piensa hacer ahora?
No creo que con esto logre desorientar al almirante Jacobson, puesto que
él es un hombre de irreprochables cualidades que…

—Ciertamente no es mi intención desorientar al dichoso almirante de agua
dulce, /¿savy? /—lo interrumpió volviéndose hacia él para sonreírle
pícara y misteriosamente.

—¿Y entonces qué es lo que pretende hacer con esto?

Los ojos de Jacky brillaron alegremente.

—Ahora lo verás.

Y sin darle tiempo a reaccionar, la pirata lo tomó bruscamente del
cuello de la camisa y lo lanzó sorpresivamente de cabeza al agua, y
antes de que éste pudiera levantarse, la atrevida pirata se lanzó encima
de él y, volviéndolo boca arriba, volvió a sujetarlo del cuello de la
camisa mientras él comenzaba a escupir el agua salada del mar que se
había tragado.

Medio recostado en el agua, con Jacky sobre él sujetándolo fuertemente y
con las manos atadas, el ex oficial se encontraba completamente
indefenso, a la merced de los deseos de su captora.

—¿Estás loca? ¿Qué es lo que pretendes lograr con esto? —protestó al fin.

—Hacerte hablar —fue la respuesta de la sonriente pirata, quien
inmediatamente volvió a sumergirlo en el agua boca arriba por un buen
rato hasta que volvió a levantarlo para que tomara un poco de aire.

Una vez que él pudo recuperar el aliento, Jacky comenzó con su
interrogatorio.

—Quiero saber porqué vino a verte el almirante papanatas, mi querido Norry.

—Jamás te lo diré ni aunque termines ahogándome —respondió tercamente.

—Está bien, si tú lo quieres… —y nuevamente volvió a sumergirlo en el
agua por un tiempo un poco más largo.

—¿Más? —le preguntó una vez que lo sacó del agua.

—¡Ve-vete al diablo…!

Poniendo los ojos en blanco, la capitana del /Perla Negra/ volvió a
sumergirlo en el agua y, esta vez, por un tiempo más prolongado que las
veces anteriores.

Cuando volvió a subirlo, Norrington no dijo nada, pero por respuesta le
dirigió una mirada terriblemente asesina que la aludida interpretó muy
bien, así que, luego de dar un largo suspiro de cansancio, se vio
obligada a volver a sumergirlo en el agua hasta hacerlo patalear.

Para cuando lo sacó otra vez, éste se encontraba lo suficientemente
"domado" como para hablar.

—¿Y bien? ¿Ya se te pasó lo terco?

El aludido nada dijo, pero al desviar los ojos de los suyos, fue
suficiente para nuestra pirata, así que procedió con el interrogatorio,
segura de que esta vez él hablaría:

—¿Para qué vino a verte ese tipo? ¿Qué te propuso?

James pareció dudar por un instante, por lo que Jacky otra vez lo
amenazó con ahogarlo.

—¿Acaso quieres que te de otro bañito hasta que se te quite lo apestoso,
Norry?

Al amagar tal acto, logró que él cambiara de actitud rápidamente.

—¡No! ¡Hablaré! —respondió con aflicción.

—Bien, soy todo oídos… —sonrió la capitana.

—Jamás me lo creerías —replicó molesto.

—Pues ponme a prueba —lo desafió—. Yo mismo soy algo que nadie creería,
/¿savy?/

—… De eso no hay duda… —replicó de mala gana, y luego de una corta
pausa, confesó:

—El almirante Jacobson quiere que… Quiere que te robe la brújula…

—¿Mi brújula? ¿Pero para qué la quiere ese desalmado? —De pronto, sus
oscuros ojos se agrandaron al recordar una propuesta similar—. ¡Will
también quería la brújula!

Esta vez, su rostro reflejó una seriedad poco vista en ella.

—¿Y para qué quiere mi brújula ese tonto almirante de agua dulce?

—No, él no es quien la quiere. Es otra persona… Es alguien que tú y yo
conocemos muy bien…: Lord Cutler Beckett. Es él quien quiere la brújula
—Fue la sorprendente respuesta del interrogado, respuesta que a Jacky no
le cayó nada bien.

—¿Ese maldito eunuco? ¿Y para qué la quiere?

—No lo sé; y el almirante Jacobson tampoco lo sabe —Fue la desalentadora
respuesta.

Jacky Sparrow no dijo nada por espacio de algunos minutos al igual que
Norrington. Ambos permanecieron muy quietos hasta que ella volvió a hablar.

—¿Y qué te va a dar a cambio ese almirante papanatas si le llevas la
brújula?

James Norrington sonrió desdeñosamente.

—Mi honor y mi almirantazgo…

Jacky frunció la boca.

—Bueno. Eso es algo muy tentador… ¿Pero, y si no lo consigues? Porque no
creo que te de una de mis pertenencias tan fácilmente, /¿savvy?/ Soy
como una urraca: colecciono todo lo que me gusta.

—Ya me lo había figurado… —murmuró de mala gana su prisionero,
dirigiéndole una mirada de soslayo a los extravagantes pertrechos que la
pirata llevaba encima.

La capitana Sparrow lo miró detenidamente y agregó con voz seductora
mientras acercaba su rostro al de él:

—Es por eso que jamás dejaré que otra mujer, u hombre, te posea,
/¿savvy?/ Tú me perteneces a mí y a nadie más…

—Para su información, capitana Jacky Sparrow —replicó sin volver el
rostro, desafiándola—; yo no le pertenezco a nadie.

—¿Ah no? Yo siempre creí que le pertenecías a la Corona Inglesa —rebatió
irónicamente.

—Gracias a usted ya no le pertenezco, y si no me entrega la brújula,
capitana Jacky Sparrow, jamás recuperaré mi vida —rebatió con su típico
rostro serio e impasible—. Es lo menos que podría hacer por mí después
de todo lo que me ha hecho.

Ante esas palabras llenas de amargura y resentimiento, Jacky torció el
gesto y lo obligó a ponerse de pie. Luego de mirarlo a los ojos,
desabrochó la brújula del cinto y declaró con gravedad:

—¿Ves esta brújula, mi querido Norry? —le preguntó mientras se la mostraba.

Frunciendo la boca, él respondió:

—La veo; y sigo creyendo que está rota y no sirve.

—En cierta manera, tienes razón, /¿savvy? /—sonrió—. Esta brújula no
apunta al Norte, pero te aseguro que apunta hacia lo que más deseas. Te
muestra lo que más quieres en este mundo y te ayuda a encontrarlo.

Norrington rió burlonamente.

—¿Y usted piensa que me creeré esa patraña? —replicó lleno de
incredulidad—. Los cuentos de hadas y las leyendas marineras son algo
que jamás creeré, capitana Sparrow.

—¿Y cómo me explica la tripulación maldita de Barbossa, el oro de Cortés
y la maldición del anillo? ¿Eh?

—Bueno, yo…

—¡Ah! Sinceramente, mi querido Norry, no hablas con sinceridad, /¿savvy?/

—¡Oh! ¡No diga tonterías! —se quejó el ex comodoro, incomodado por
aquella mirada de lástima que ella le dirigía—. La ingenuidad no es
parte de mí, ¿comprende?

—Quiero que mires esto, mi testarudo caballo-caballero —le propuso
mientras abría la brújula y la tomaba firmemente entre sus pequeñas
manos femeninas—. Esta belleza indicará qué es lo que más quiero en este
mundo.

A pesar de que quería permanecer ajeno a eso, James no pudo evitar mirar
de soslayo hacia la brújula hasta que notó, muy sorprendido, que la
indecisa aguja se había detenido apuntándolo directamente hacia él.

—¿Lo ves? —le dijo muy sonriente la pirata—. La aguja te apunta a ti,
pues tú eres lo que más quiero fastidiar sobre este mundo.

—No es cierto, tú la manipulas —replicó ruborizado, intentando
permanecer aferrado a la lógica.

—¡Pero qué terco eres! ¿Por qué no lo intentas tú y así sabremos lo que
más deseas en este mundo?

Y ante la sorpresa e incomodidad del hombre, ella lo obligó a tomar
aquel mágico artefacto entre las manos. Ambos permanecieron en completo
silencio mientras la aguja de la brújula comenzaba a girar con mucha más
indecisión que antes, y, para sorpresa de los dos, terminó apuntando
hacia Jacky, llenándola de alegría al comprobar que él aún la amaba.

—Esta cosa está mal —James protestó inmediatamente mientras extendía los
brazos para devolverle la brújula a Jacky, negando todo a pesar de que
sabía que era verdad—. No sirve. Yo no te quiero a ti; yo quiero volver
a ser un oficial.

—¿En serio? Pues mi brújula indica todo lo contrario… —sonrió la
pirata—. Tía Dalma me la dio, así que nada hay de errado en ella, /¿savvy?/.

—¿Tía Dalma? —repitió sorprendido.

—Sí, la misma que calza y viste.

Impactado y sabiendo que si esa cosa venía de aquella mujer tan extraña
pero certera, y que sus sentimientos hacia Jacky seguían siendo tan
fuertes en su corazón como antes por más que su mente lo negara. James
Norrington se dejó caer lentamente hasta quedar sentado sobre el agua
con la dichosa brújula entre las manos, abrumado por la verdad.

—No. Yo ya no te amo… Es mentira… Es mentira… Yo quiero volver a ser un
oficial… —murmuraba una y otra vez.

Y así, con sus ojos verdes ensombrecidos por la tristeza, guardó
silencio, sentado en el agua, atado de manos y con la cabeza gacha.

Al verlo en ese estado tan lamentable, Jacky no pudo evitar sentir
compasión por él, y luego de soltar una blasfemia en voz baja por lo que
iba a hacer a continuación, se arrodilló detrás de él para abrazarlo
cariñosamente y juntar suavemente su cabeza con la suya.

—¿Sabes qué es lo que no me gusta de ti? —le preguntó.

—¿Mi temperamento? —aventuró con una triste sonrisa luego de permanecer
en silencio por unos minutos.

—No; eso es lo que más me gusta de ti. Lo que no me gusta es que a veces
eres tan duro contigo mismo y con los demás, que puedes llegar a ser muy
cruel, /¿savvy?/

James volvió a guardar silencio por unos instantes, tratando de asimilar
aquellas palabras.

—¿Y usted sabe lo que no me gusta de usted? —le preguntó sin volver la
cabeza para mirarla.

—¿Mi apabullante personalidad? —sonrió burlonamente.

—No. Eres demasiado mentirosa y nunca hablas con sinceridad… Jamás supe
con certeza si me hablaste alguna vez con la verdad sin tratar de engañarme…

Jacky sonrió tristemente mientras lo abrazaba con más fuerza y atraía su
cuerpo al de ella.

—Todo vale en la guerra y en el amor. /¿Savvy? /Pero debes saber que mis
palabras de amor hacia ti fueron completamente sinceras… al final… Creo…
Digo… —divagó un tanto confundida.

—Tienes razón…; todo vale en la guerra y en el amor… —repitió Norrington
mientras una extraña lucecita de determinación se encendía en sus ojos.

Sin previo aviso y sin que Jacky se lo esperara, James tomó un poco de
arena mojada y se la lanzó a los ojos, cegándola el tiempo suficiente
como para permitirle salir corriendo con la brújula entre sus manos. Tan
furiosa como sorprendida y limpiándose los ojos con la manga de su
camisa, la pirata salió corriendo detrás de él, comenzando entonces una
alocada y curiosa carrera por un buen trecho de la costa.

Si James Norrington no hubiera estado borracho y atado de manos, tal vez
hubiera escapado con aquel mágico objeto, pues era mejor corredor que
Jacky, o por lo menos, su carrera no era extravagante como la de ella,
pero luego de correr torpemente por un buen trecho, ella se lanzó sobre
él y ambos cayeron rodando sobre la arena. Sin darse por vencido, James
intentó escapar a gatas en cuanto se vio momentáneamente libre de las
manos de Jacky, pero la capitana logró aferrarse a su tobillo
impidiéndole escapar y provocando que éste cayera de bruces sobre la
arena, en donde comenzaron a luchar, uno encima del otro hasta que,
accidentalmente, Norrington tocó los pechos de la pirata.

—¡Oh! Lo siento, no quise hacerlo —se disculpó de inmediato con las
mejillas sonrojadas.

—No te preocupes. Me gustó —fue la jocosa réplica de la capitana, por lo
que James frunció el entrecejo bastante disgustado y ambos volvieron a
enfrascarse en su curiosa pelea de fuerza hasta que Jacky le apretó el
trasero y la pelea se detuvo súbitamente con Norrington mirándola
acusadoramente y rojo por la indignación.

—Supongo que usted va a disculparse por eso.

—No lo creo —esbozó una media sonrisa—: quise hacerlo, lo hice, me gustó
y lo volvería a hacer, /¿savvy?/

Luego de dar otro bufido de fastidio, James reinició la lucha.

Pelearon por algunos minutos más, revolcándose en la arena hasta que
Jacky terminó por dominarlo del todo, dejándolo boca arriba, sentada
jovialmente sobre él y sosteniéndole fuertemente las manos sobre la cabeza.

—Buen jueguito, Norry. Me hiciste una muy buena jugada con lo de la
arenita en los ojos. Jamás pensé que fueras capaz de hacer algo así.
Eres un auténtico tramposo… como un pirata.

—Yo no soy un pirata y jamás lo seré, ¡así que suéltame de una vez y
déjame en paz! —se quejó mientras trataba de zafarse de el las manos de
su captora sin poder conseguirlo.

—¿Para que te escapes con mi brújula? Ni pensarlo, mi querido Norry… —le
dijo mientras comenzaba a acariciarle el rostro con su mano izquierda
mientras que con la otra seguía aprisionándolo—. Me gustó mucho
perseguirte; ¿lo hacemos de nuevo?

—Ni lo pienses. Ya te dije que no me gustan estos jueguitos.

—Ah no, yo creo que te gustan tanto como a mí pero te es muy difícil
aceptarlo abiertamente y como ahora yo estoy al mando del navío, vamos a
jugar con /mis/ reglas, /¿savvy?/

Y antes de que éste dijera algo al respecto, ella lo besó efusivamente
en la boca con toda la intención de hacerlo rabiar aún más, lográndolo
sin duda alguna.

—¡Suéltame! ¡No me toques! —Exclamó furioso al lograr apartar sus labios
de los de ella.

—Ja, petición denegada, mi querido semental… Lo único que logras con tu
rechazo es que quiera fastidiarte aun más —rebatió ésta mientras
comenzaba a besar suavemente el cuello de su prisionero.

—¡No…! —James quiso seguir resistiéndosele, pero, como siempre le
sucedía con ella, terminó rindiéndose y entregándose a sus deseos.

Notando esto, Jacky sonrió llena de felicidad, pues aquella era una muy
buena señal de que él aún la necesitaba además de que seguía amándola a
pesar de las apariencias. La evidencia de la brújula era de por sí una
prueba irrefutable, pero lo era aún más su actitud. Así que continuó
besando su cuello con mucho más entusiasmo que antes mientras introducía
sus ardientes manos bajo la camisa de su prisionero para poder recorrer
todo su pecho con apasionados masajes hasta hacerlo gemir de placer.

—Me gusta mucho tu cabello; ojalá nunca más vuelvas a usar esa horrible
peluca… —le dijo mientras le soltaba las manos y acariciaba sus largos y
sucios cabellos castaños.

—… Nunca. La peluca me da distinción… —rebatió tercamente el ex
comodoro, apenas con un suspiro.

Jacky Sparrow soltó una risita.

—La única distinción que yo quiero en ti… —le dijo mientras lo tomaba
del mentón y lo miraba directamente a los ojos—, es que seas mi amante…

Y volvió a besarlo en los labios con tanto ardor, que parecía querer
comerse su boca, y entonces, una brillante idea vino a su mente y una
siniestra sonrisa se esbozó en su rostro, segura de que por fin él sería
suyo.

—¿Quieres que te de la brújula? —le preguntó repentinamente.

—Sí —afirmó decidido.

—Bien, veo que hablas con sinceridad, amigo —sonrió triunfante mientras
se incorporaba un poco pero permaneciendo sentada sobre él—; y debes
saber que yo hablo con sinceridad cuando digo que, si sinceramente
quieres la brújula, tendrás que pasar, con sinceridad, una maravillosa
noche de sexo desenfrenado con este exuberante cuerpecito femenino,
/¿savvy?/

—¡¿Quéee?! —exclamó sorprendido—. ¡Pero eso se llama extorción!

—No, amigo mío —le dijo mientras acariciaba su mejilla—. Eso se llama
"intercambio de intereses".

—Me niego terminantemente a aceptar una cosa así. Yo… jamás me vendería…
—se calló, pues sabía que era justamente eso lo que había hecho con
Isabel y no pudo evitar sentirse avergonzado de sus propias palabras tan
poco sinceras.

—Bueno, si no estás de acuerdo con eso, te tengo otra propuesta que
espero no rechaces —le planteó nuevamente, fresca como una lechuga.

James la miró de reojo, desconfiando de sus palabras.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó.

Esta vez, la seriedad se reflejó en el rostro de la pirata.

—Quiero que me ayudes a recuperar un cofre.

—¿Un cofre? —repitió para luego agregar con desagrado—. Veo que al final
terminaré convirtiéndome en un pirata…

—Tan sólo será por unos días, mi querido Norry —Jacky volvió a sonreír—.
Si me ayudas te daré la brújula que tanto quieres para que vuelvas a ser
un odioso oficial de la Corona Inglesa.

Esta vez, él se le quedó mirando consternado e incrédulo.

—Y cuando me la des, ¿me dejarás ir?

—Claro, siempre y cuando consientas en ser mi amante… —le dijo mientras
acercaba su boca a la de él y lo besaba suavemente para luego comenzar a
recorrer su cuello con los labios y su lengua.

—¿Y si no lo quiero ser…? —preguntó sin poder evitar soltar un pequeño
gemido de placer cuando ella comenzó a besar ardientemente su pecho.

—¡Oh! ¡Lo serás! Te lo aseguro… —rebatió mientras lograba llegar al
abdomen de su compañero y poniéndole mayor énfasis en la cicatriz de la
herida que aquel malvado pirata le había causado al defenderla,
provocando que éste se agitara aún más, disfrutando de sus caricias y
olvidando todas las preocupaciones que lo embargaban.

—No lo seré… —replicó apenas con un susurro.

—Lo serás. Serás mi adorada montura… —le respondió mientras lo abrazaba
por la cintura con el brazo izquierdo a la vez que colocaba su mano
detrás de la cabeza de su ex prometido y lo sentaba lentamente.

Ambos se miraron a los ojos.

—No, no lo seré… —dijo él y la besó en la boca.

Haciendo oídos sordos, Jacky siguió besándolo hasta volver nuevamente a
su cuello y comenzar a desnudar su hombro izquierdo para luego volcar
allí toda su pasión.

Inclinando la cabeza hacia la derecha, James, con los ojos cerrados, la
dejó hacer todo lo que ella quisiera, pues, aunque no quisiera admitirlo
abiertamente, deseaba ser amado con la arrolladora pasión que ella
siempre le daba. La extrañaba mucho, muchísimo y necesitaba decírselo.

Pero cuando estaba a punto de hacerlo, una conocida y horrible voz se
dejó escuchar detrás de ellos.

—Vaya, vaya. Los atrapé apareándose, sucios perros en celo.

Tan asustados como sorprendidos, Jacky y James se volvieron para darse
con la desagradable y peligrosa presencia del mismísimo capitán Bart
"Sangre Negra" Morgan, quien se encontraba acompañado por Smith, el
obeso y viejo aventurero a quien Jacky había seducido anteriormente para
quitarle un antiguo libro.

—¿Ésta es la perra que le robó el libro, señor Smith? —le preguntó el
enorme pirata al intimidado hombre, quien volvió su mirada hacia la
aludida y asintió rápidamente con la cabeza.

—Sí, es ella. La reconocería aún si se disfrazara; su olor a ron es
indiscutible.

—Definitivamente tendré que darme un baño uno de estos días… —murmuró la
capitana Sparrow mientras se ponía en pie y ayudaba a James para que
hiciera lo propio.

—Creo, caballeros, que le deben una disculpa a la señorita por haber
usado un vocabulario tan vulgar en su contra —les pidió él con su típica
seriedad y aplomo a pesar de estar un tanto ebrio.

—Pero si yo no les he dicho nada todavía… —replicó Jacky, lo que provocó
las risas de Morgan y su compañero y una mirada terriblemente
reprobadora por parte de Norrington.

—Yo no me refería a ti, me refería a ellos —aclaró.

—¡Oh! —fue lo único que atinó a decir nuestra protagonista mientras
juntaba las yemas de los dedos y miraba hacia abajo un tanto
avergonzada… Si es que acaso podía sentir alguna clase de vergüenza…

—¿Podría saber el motivo por lo que un sujeto de su calaña se atreve a
ofender a esta… dama? —insistió James sin saber muy bien cómo
categorizar a la pirata.

—Quiero que me de el libro que le robó a este estúpido cerdo bastardo
—fue la poca amistosa declaración del aludido.

—¿Tú robaste un libro? ¿Será posible? —inquirió el ex oficial mientras
miraba detenidamente a Jacky como si ésta fuera una cosa extraña.

—Bueno, puede que me haya robado o no un libro —contestó la aludida
sintiéndose un tanto ofendida—, pero eso no significa, categóricamente
hablando, que no me interese la apasionada lectura de un libro; ya sea
éste robado, prestado, abandonado, perdido, escrito a mano o por imprenta…

—¡¡CIERRA LA MALDITA BOCA ANTES DE QUE TE LA PARTA DE UN PUÑETAZO,
MALDITA MUJERZUELA!! —gritó exasperado "Sangre Negra" tan fuerte y
furiosamente, que provocó que los demás dieran un respingo y lo miraran
aterrorizados.

—Ahora dame ese maldito libro de una maldita vez, maldita perra —exigió
con sus ojos negros inyectados en sangre despidiendo chispas de ira.

—… Muchas maldiciones para una sola oración… —murmuró Jacky.

—Dije que me des el maldito libro, zorra prostituta; a menos que quieras
que te ultraje salvajemente en este lugar —fue la terrible amenaza del
pirata mientras avanzaba un paso hacia adelante y la aludida se veía
obligada a dar un paso hacia atrás, pues no le agradaba mucho aquella
idea y estaba dispuesta a huir despavorida. Pero James, a pesar de estar
tan asustado como ella, sintió que era su deber de caballero enfrentarse
a esa temible bestia a pesar de que las probabilidades de salir ileso
eran prácticamente nulas, así que se interpuso inmediatamente entre
ellos dos, mirando desafiante a su enemigo y teniendo todavía las manos
atadas.

—Si usted se atreve a ponerle siquiera un solo dedo encima, juro que se
arrepentirá de haberlo hecho, capitán Morgan.

—¡¡Juah, juah, juah!! —rió el pirata ante aquel sucio mequetrefe que
osaba desafiarlo—. Quítate de en medio si no quieres que mi espada te
parta en dos, imbécil.

—¡No lo haré! ¡Solamente un cobarde como usted se atrevería a hacerle
daño a una mujer! —siguió desafiándolo a pesar de que estaba temblando
desde los pies a la cabeza.

—¿Cuál es tu nombre, basura? Creo haberte visto antes… —quiso saber,
pues aquella actitud le hacía recordar a alguien en el pasado.

Luego de un corto silencio, el aludido respondió:

—Me conociste antes como el comodoro James Norrington, capitán Morgan; y
si lo seguiría siendo, juro que lo llevaría ante un magistrado para que
lo condenara a la horca, que ciertamente resulta poca cosa es para un
sujeto como usted con un prontuario tan sanguinario como el suyo.

Entonces, al escuchar aquel nombre, Bart "Sangre Negra" Morgan esbozó la
sonrisa más cruel que había esbozado en toda su vida.

—¿El comodoro James Norrington? —repitió el nombre como si su paladar
saboreara cada palabra—. ¿El comodoro James Norrington?

Y sin darle tiempo a nada, descargó su poderoso puño sobre la cabeza del
ex oficial, dándole un golpe terrible que lo desplomó a tierra cuan
largo era, completamente desmayado.

Estupefacta, Jacky notó aterrorizada que de la cabeza de James comenzaba
a brotar sangre, mucha sangre.

—¿N-Norry…? —apenas logró pronunciar su nombre, como si buscara que él
le respondiera… Pero ninguna palabra salió de los inertes labios de
Norrington, ninguna.

Tan incrédula como temerosa, olvidándose de la presencia de su temible
enemigo, el horrible recuerdo de la primera vez que Norrington había
arriesgado su vida por él/ella, rompiéndosele el corazón al creerlo muerto.

—¿Norry…? —repitió incrédula e intentando caminar hacia él, pero le era
casi imposible hacerlo, pues sentía como si sus pies estuvieran calzados
con botas de hierro—. ¿Norry…?

Quiso arrodillarse ante él y tomarlo entre sus brazos para volverlo en
sí, pero "Sangre Negra" se lo impidió atrapándola por el cuello y
levantándola del suelo.

—¡Agh! ¡Su-suéltame, grandulón! —le exigió con apenas un hilo de voz
mientras se sostenía del brazo de su atacante, quien no hizo otra cosa
que burlarse de ella.

—Je, je, je… ¿Y perder mi oportunidad de hacerte mi mujer? Claro que no.
Es una verdadera fortuna haberme encontrado otra vez con ustedes —achicó
los ojos y habló con voz sibilante—. Tú y tu perro inglés morirán de una
forma espantosa en mis manos… ¡¡ Ja, ja, ja!!


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