Fanfic Piratas del Caribe -El Libro del Destino- *Capítulo 39: Cuarto Raund, Morgan vs. Seagull Hood*

                  Resumen de la historia: El capitán Jack Sparrow comete el gran error de ponerse un anillo maldito que lo transformará en mujer y le traerá un sin fin de problemas tanto a él como a quienes lo rodean, amigos y enemigos. Una elección que cambiará la vida y los destinos de todos, en especial del Comodoro James Norrington y el mismo Jack. Esta historia está ambientada después de la primera película y desarrollada durante la segunda y tercera película. Una historia larguísima pero muy entretenida, con drama, humor, acción y romance. ¡Que la disfruten!



*PIRATAS DEL CARIBE: EL LIBRO DEL DESTINO*

LIBRO SEGUNDO: EL COFRE DEL HOMBRE MUERTO

SEXTA PARTE: TORTUGA

¡Jack y Jacky se separaron! ¡ahora son 2! ¡Un hombre y una mujer! ¡Doble problemas para todos! ¿Lograrán cambiar sus destinos y el de los demás? Continuaciòn de La Maldición del Anillo de la Calavera. James y Jacky pasan su primera noche juntos...¿pero será la última?

Género: drama, amistad, acción, suspenso, humor, romance, violencia, aventura, fantasía, erotismo
Pareja: Jacky Sparrow/James Norrington. Elizabeth Swan/Will Turner
Personajes: Jack Sparrow/Jacky Sparrow, James Norringon, Elizabeth Swan, Will Turner, Hector Barbossa ¡y muchos más!
Calificación: para mayores de 18 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 67 capítulos la primera parte, 57 la segunda parte y 51 la última parte.
Estado: finalizado
Escritora: Gabriella Yu
Mi estilo: estoy influenciada tanto por el anime, los dramas asiáticos y la literatura universal. Me gusta hacer pasar a los personajes por duras pruebas.
Aclaraciones: Esta historia la escribí hace más de 10 años, es muy entretenida, no se arrepentirán de haber perdido el tiempo en leerla. Le tengo mucho cariño porque fue una rara mezcla que logré hacer con el drama, humor y acción. 
IMPORTANTE: contiene escenas subidas de tono XD


*Capítulo 39: Cuarto Raund, Morgan vs. Seagull Hood*


El sol, habiendo ganado su batalla contra las nubes grises que habían
gobernado el cielo hasta aquel momento, ahora brillaba con todo su
esplendor en pleno mediodía, cuyos rayos le otorgaba a Seagull un aura
especial, como si fuera un antiguo héroe griego. Tanto el capitán Morgan
como la capitana Sparrow se le habían quedado mirando con la boca
abierta, idiotizados con su atractivo esplendor.

—Vaya, vaya, vaya… —comenzó a decir el malvado pirata una vez que se
hubo recuperado de aquella primera impresión—, capitán Seagull Hood… Qué
desagradable sorpresa.

—El sentimiento es mutuo, capitán Morgan —replicó con una hermosa
sonrisa, desafiándolo—. Ahora suelta a la señorita y saca tu espada.
Lucharemos ahora mismo, claro, si es que usted se considera un hombre,
capitán Morgan.

Entonces, "Sangre Negra" comenzó a reírse, primero con una risa sínica y
baja que poco a poco comenzó a subir de tono hasta que se volvió una
horrible risotada siniestra.

—¿Acaso el noble y valiente capitán Seagull Hood quiere batirse en duelo
conmigo? Eso sería muy interesante, perro… —dijo, aflojando lentamente
la presión de sus dedos sobre el cuello de Jacky hasta que finalmente la
dejó caer en el suelo, lanzándole entonces el libro a las temblorosas
manos de Smith.

—… Linda manera de tratar a una mujer… —murmuró nuestra protagonista
llevándose la mano a su adolorido trasero. Pero en cuanto sus
pensamientos se aclararon y se enfocaron en lo que realmente le
interesaba, se dirigió gateando rápidamente hacia el desvanecido James
Norrington.

—¡Norry! ¡Norry! —repitió sacudiéndolo desesperada—. ¡No puedes morirte
ahora! ¡Aún no me he divertido contigo en la cama!

Pero no hubo respuesta, no movió los ojos ni la boca, parecía estar muerto.

—Norry… —murmuró con los ojos humedecidos, tomándolo entre sus brazos
para estrecharlo fuertemente contra su pecho—, no puedes haber muerto…
¿A quién fastidiaré ahora? —se encogió de hombros—. Claro que yo podría
ahogar mis penas con el ron, pero debo admitir que no tiene tu "cuerpo"
y no es lo mismo… —Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro sin
poder evitarlo—… Cuando dije que tú eras mi favorito, me refería como
pretendiente de Elizabeth, no mío… Considerando esto, consideraría que,
inoportuna e inapropiadamente, me he enamorado consideradamente de ti…
—Miró tristemente su rostro, acariciando suavemente su áspera mejilla y
exclamó con una triste sonrisa:

—¡Qué ridículo! ¡El gran capitán Jack Sparrow sufre de amor por un
hombre! —Volvió a abrazarlo con fuerza—… No, soy la capitana Jacky
Sparrow y estoy estúpidamente enamorada de un moribundo…

Mientras nuestra capitana se lamentaba por James Norrington, Seagull
Hood y Bart "Sangre Negra" Morgan se disponían a liquidar sus asuntos a
la brevedad.

—¿Qué te parece si primero compruebo qué tanto hay de verdad sobre tu
leyenda, imbécil? —le propuso mientras ambos caminaban en círculos,
enfrentados.

—Como quiera, capitán Morgan —le sonrió socarronamente.

Entonces, ante la señal de "Sangre Negra", el grupo de piratas que
anteriormente habían detenido a Jacky y a James en su frustrado escape,
se lanzaron ferozmente en contra del apuesto capitán, blandiendo sus
sables y profiriendo horribles gritos de guerra. Seagull sonrió, aquello
iba a ser pan comido para él.

—Aquí viene el capitán Seagull Hood… —susurró con su apuesta y perfecta
sonrisa.

Apenas terminó de decir esto, el pirata comenzó con su galante danza de
esgrima, burlando fácilmente a sus enemigos mediante hábiles volteretas,
saltos y rolls, aniquilándolos, claro, con sus clásicos golpes de
espada. Y así, en tan sólo algunos pocos minutos, todos los piratas que
habían osado en atacarlo, habían caído bajo su espada justiciera.

—¿Eso fue todo? ¡Pero qué decepción! —Seagull se quejó con un marcado
tono de ironía mientras envainaba su espada, actitud que enfureció a su
enemigo.

—¡Uf! Ése tipo sigue tan engreído como siempre… —murmuró Jacky tras
haber presenciado aquel espectáculo.

Furioso, el capitán Bart "Sangre Negra" escupió el suelo con gran
desprecio y exclamó:

—¡Maldito gusano! ¡Yo te enseñaré a mofarte de mí! —y se lanzó contra el
capitán Hood esgrimiendo su espada como loco y vociferando
irreproducibles juramentos en su contra.

Los sables de ambos piratas chocaron ruidosamente y, aunque Morgan era
muy fuerte, no logró hacer retroceder ni trastabillar al capitán
Seagull, quien parecía tan fuerte como él. Luego de medir sus fuerzas y
su determinación con el choque de sus espadas, siguió una curiosa
persecución por parte de "Sangre Negra" contra Seagull, quien había
comenzado a correr y a "torear" a su enemigo burlándose de él cada vez
que lo esquivaba y le proporcionaba una que otra cortadita inofensiva o
un humillante puntapié por cualquier parte del cuerpo.

El capitán Morgan estaba más que furioso con la actitud displicente de
su enemigo, así que se tomó la pelea con mucha más seriedad y comenzó a
atacarlo con menos brutalidad y más técnica, obligando a Seagull a
luchar en serio para defenderse.

Seagull Hood era alto, atlético, fuerte y muy ágil, pero Morgan era
mucho más alto, musculoso y más fuerte, tan brutal como sanguinario,
sabía intimidar muy bien a sus víctimas, pero ahora, por primera vez en
su vida, se enfrentaba a alguien que parecía estar al mismo nivel que él
en cuanto a la lucha. Anteriormente había sido derrotado miserablemente
por el almirante Jacobson, su único némesis en la batalla, pero Seagull
Hood, al tener su mismo nivel de pelea, ésta se había convertido en una
cuestión de saber cuál de los dos era mejor en la esgrima.

El capitán Hood era un hombre muy testarudo y orgulloso de sí mismo, y
aunque tuviera que enfrentarse a un numeroso contingente de soldados o
piratas bien armados, era capaz de enfrentarlos sin dudar un solo
segundo, sin medir las consecuencias de sus actos ni de arriesgar su
propia vida.

Con ágiles movimientos y fuertes mandobles, los dos espadachines
comenzaron nuevamente a medir sus fuerzas y sus habilidades con la espada.

A pesar de que aquella pelea prometía ser muy interesante y digna de
contemplarla detenidamente, Jacky solamente tenía ojos para James, quien
la tenía bastante preocupada a pesar de que había percibido una débil
señal de vida con su dificultosa respiración que apenas lograba notarse
si uno le prestaba la debida atención. Comprendiendo que debían visitar
a un doctor lo más rápido posible, la afligida pirata intentó ponerlo de
pie a pesar de que él era bastante pesado para ella.

—Norry —comenzó a decirle al darse cuanta de que él comenzaba a volver
en sí poco a poco—, Norry —repitió—, ¿puedes escucharme? ¿Puedes
ayudarme? Si no me ayudas no podré ayudarte a ayudarnos, pero, si me
ayudas, podré ayudarte a ayudarnos, /¿savvy?/

Entonces, para la gran sorpresa de Jacky, James pareció reaccionar,
escucharla, pues había serrado los ojos y tensando casi
imperceptiblemente su cuerpo.

—… No diga… tonterías…, capitana Sparrow… —murmuró débilmente sin
mirarla y sin alzar su cabeza, que estaba tan exangüe como todo el resto
de su cuerpo, pero su férrea voluntad de militar lo animó a colocar
mecánicamente su brazo alrededor del cuello de Jacky, afirmando su
cuerpo sobre ella pero tratando de mantenerse en pie todo lo que le
fuera posible.

—Así me gusta, mi caballo-caballero… Siempre fuiste muy decidido…
—sonrió admirada y lo sujetó con fuerza tomándolo de la mano y de la
cintura—. Ahora vámonos de aquí antes de que nos vean.

Pero no habían caminado ni tres pasos cuando James le impidió seguir
adelante deteniéndose.

—… El libro… —le pidió—… no dejes que se lleven el libro…

Jacky se detuvo en seco; se había olvidado completamente del dichoso libro.

Mirando por sobre su hombro, divisó al obeso Smith que aun permanecía en
donde lo había dejado Morgan, abrazando fuertemente el libro sobre su
pecho y con cara de tonto. Estaba tan asustado que ni siquiera podía
mover un dedo.

La capitana sonrió con esa astuta sonrisa que la caracterizaba, aquella
era la oportunidad exacta para actuar, pues los demás piratas habían
sido puestos fuera de combate por Seagull y nadie la estorbaría.

—Quédate aquí, Norry, no te vayas a ningún lado —le dijo mientras lo
ayudaba a sentarse en el suelo.

—… No creo poder ir a ningún lado en este estado… —replicó con una débil
sonrisa.

Jacky sonrió, ¡cómo le gustaba el estoico sarcasmo de su Norry! Como ya
no tenía bigotes (que era una de las cosas masculinas que extrañaba), la
capitana del /Perla /se arregló coquetamente el cabello y se agachó para
besarlo en la boca.

—Enseguida regreso, mi estimado semental… —le dijo mientras le sonreía
pícaramente para después dirigirse sin dudarlo hacia el señor Smith,
quien, sin darse cuenta de las intenciones de la pirata, seguía mirando
la monumental pelea de su capitán contra el recién llegado.

Colocándose detrás del obeso aventurero, Jacky lo sorprendió tomándolo
por el brazo izquierdo y doblándoselo fuertemente detrás de la espalda
para así colocarle sin ningún problema un filoso broche en el cuello.

—Con sinceridad le pido, de caballero de fortuna a otro caballero de
fortuna, que me devuelva el libro que usted se robó antes y que yo robé
después y que luego usted me robó, /¿savvy?/

—¿Co-cómo dijo? —Smith no había entendido nada de lo que ella le había
dicho.

Dando un suspiro de fastidio, Jacky decidió ser más directa.

—Dije que me des el libro, gordito.

—¡Jamás te lo daré; es mío! —la desafió muy decidido, apretando
fuertemente el libro contra su pecho.

—¿Ah, no? Dime… ¿crees que éste broche me sirve únicamente para realzar
la belleza de mi cabello? —presionó la punta del broche contra el cuello
de Smith—, también sirve para convencer "diplomáticamente" a los
testarudos y yo puedo llegar a ser muy diplomático, /¿savvy?/

—¡Ouch! —chilló de dolor el prisionero al sentir que lo hería con el
peligroso prendedor.

—¡Uy! Perdón, se me escapó —Jacky sonrió malévolamente—… Tal vez se me
escape otra vez…

—¡No, no, no! ¡No hace falta! —Smith habló rápidamente, sintiendo cómo
el frío sudor corría por su frente mientras miraba el agudo arete—. ¡Te
daré el libro!

—¡Perfecto! ¡Por fin nos entendemos! —celebró la pirata mientras tomaba
el libro de las manos de su ex dueño. Pero, antes de marcharse, declaró
sonriente:

—"Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón". ¡Hasta nunca,
gordito! —y se marchó corriendo hasta donde se encontraba Norrington,
dejando a Smith suspirando cansadamente.

—Mira, Norry, aquí tengo el libro —se lo mostró después de arrodillarse
frente a él.

James levantó penosamente la cabeza y, mirándola, le sonrió con una
sonrisa muy débil.

—… Bien hecho, capitana Jacky Sparrow… —le dijo—…. Sabía que iba a
lograrlo… ¿Qué hizo…?

—Le mostré mi bisutería… —respondió guiñándole un ojo—. ¿Qué te parece
si nos vamos de aquí?

Ayudándolo a levantarse del suelo, Jacky colocó el brazo sobre sus
hombros y le rodeó la cintura para ayudarlo a caminar, puesto que James
aun no estaba muy bien como para hacerlo. Mientras tanto, Seagull y
Morgan aun mantenían su combate tan parejo como antes, ninguno de los
dos estaba cansado y aún tenían mucho qué demostrar respecto a sus
habilidades. Pero, en un momento dado, el malvado pirata se dio cuenta
de que la capitana Sparrow le había quitado el libro a Smith y ahora se
le estaba escapando con el preciado objeto. Su rostro se contorsionó
fieramente, jamás permitiría que esa mujer y ese inglés le arrebataran
el libro que tanto le había costado encontrar. Entonces, aprovechando un
impecable movimiento de su enemigo, el capitán Morgan fingió haber sido
herido y soltó el sable, cayendo al suelo de rodillas con la mano en el
estómago y con la otra levantada hacia Seagull, como si pidiera clemencia.

—¡No más! ¡Te lo suplico! ¡Tus habilidades superan a las mías con creces
y yo ya no puedo seguir luchando contra un enemigo tan poderoso como tú!
¡Me has derrotado! ¡Ten piedad de mí! ¡Por favor!

El capitán Hood se le había quedado mirando muy desconcertado, con la
espada en alto dispuesto a cortarle la cabeza, pero al haber escuchado
la forma en que aquella basura le pedía clemencia y los halagos que
había recibido de su parte, Seagull se sintió muy envanecido de sí mismo
y sonrió complacido, bajando la guardia.

—Por fin admites quién es el mejor de los dos, capitán Morgan —le dijo—.
Ahora te pediré que dejes en paz a esa señorita y te largues
inmediatamente de aquí. No quiero volver a saber nada de ti y tus
fechorías, ¿comprendiste? O si no te buscaré y terminaré lo que dejé
inconcluso.

Pero cuando Seagull apenas terminó de hablar, el capitán Morgan sacó
velozmente una daga del cinturón y se la clavó furiosamente en el muslo
del apuesto pirata, quien gritó y trastabilló, hincando la otra rodilla
en el suelo mientras se sujetaba la pierna herida.

Aprovechando la indisposición momentánea de su contrincante, el capitán
"Sangre Negra" se levantó del suelo y se dirigió corriendo hacia Jacky y
James, quienes no se habían enterado de lo que había pasado a sus espaldas.

—¡¡Maldita perra!! —exclamó Morgan furioso.

Jacky y James se volvieron muy sorprendidos, pero nada pudieron hacer al
respecto, Morgan estaba casi encima de ellos. La capitana del /Perla
Negra/ llevó instintivamente la mano hacia el cinturón para tomar su
espada dándose con la desagradable sorpresa de que no la tenía. Se había
olvidado de recogerla.

—Tendrá piedad, ¿verdad? —sonrió nuestra nerviosa y asustada
protagonista al mirar a su enemigo, pero éste le propinó un terrible
puñetazo en la cara, lanzándola de espaldas contra el suelo provocando
que ésta tirara el libro hacia atrás y soltara a James, quien cayó sobre
su costado, al lado de Jacky. Él no podía hacer nada ni por ella ni por
él mismo, se encontraba demasiado mal como para lograr hacer algo y
detener al malvado pirata.

Al verlos derrotados en el suelo, el capitán Bart "Sangre Negra" Morgan
sonrió malévolamente él y caminó hacia el libro pasando al lado de la
capitana Sparrow, que al volver en sí en aquel momento, se aferró con
fuerza a su tobillo con la intención de detenerlo, pero, el ser ella una
mujer menuda y él un hombre de grandes proporciones, se vio arrastrada e
ignorada por completo por su par pirata. Pero, cuando éste quiso
levantar el libro del suelo, Jacky fue quien lo tomó primero para luego
levantarse penosamente y tratar de correr a tropezones hacia las palmeras.

Morgan quiso atraparla, pero ésta, gracias a su característico balanceo
más su atontamiento por los golpes recibidos, cayó al suelo justo a
tiempo para que éste abrazara el aire, tropezara con ella y pasara de
largo, cayendo pesadamente al suelo. Aquel contratiempo, desafortunado
para "Sangre Negra" pero afortunado para la capitana del /Perla Negra/,
fue muy bien aprovechada por ésta última, pues logró alcanzar las
palmeras antes de que su temible y pesado enemigo terminara de ponerse
en pie. Furioso, el pirata escupió la arena que se había tragado y fue
en su busca. Pero Jacky, tan inteligente y burlona como siempre, lo
aguardó detrás de una palmera para divertirse un rato.

Parándose frente a ella y la palmera, Bart "Sangre Negra" soltó una
odiosa carcajada mientras ponía los brazos en jarra.

—¡¡Jua, jua, jua!! ¿Acaso crees que lograrás escapar de mí con la ayuda
de una estúpida palmera?

—Ya que hablamos con sinceridad, yo creo que esta palmera tiene más
cerebro que tú, capitán de agua dulce —replicó con sorna.

Furioso por la afrenta, Morgan estiró repentinamente el brazo para
atraparla por la ropa, pero ella se echó rápidamente hacia atrás y él no
pudo conseguirlo.

—¿Lo ves? —replicó Jacky con una gran sonrisa burlona.

Dando un bufido de fastidio, el pirata se lanzó en una inútil
persecución alrededor de la gruesa palmera en un vano intento de atrapar
a la evasiva capitana, quien corría a tan sólo algunos centímetros de
las ansiosas manos de su perseguidor, con sus brazos típicamente
extendidos y con su peculiar andar. Aquella era una escena muy cómica,
pero Jacky había conseguido lo que se había propuesto: hacer quedar en
ridículo al capitán Morgan.

De pronto, durante la persecución, Jacky Sparrow se tiró repentinamente
al suelo y el pirata volvió a tropezar con ella, cayendo pesadamente al
suelo arenoso.

Furioso y tan cansado como nuestra protagonista —pues ambos se
encontraban heridos—, "Sangre Negra" volvió a levantarse, resoplando,
escupiendo arena y sin muchas ganas de seguir persiguiéndola.

—¿Qué pasó, capitán de bañera? ¿Ya se cansó? —se burló la capitana luego
de haberse guarecido detrás de la seguridad de otra palmera—. Aquí tengo
lo que quiere —le mostró el codiciado libro.

—¡Maldita perra! —escupió rabioso.

—¡A que no me lo quitas! ¡A que no me lo quitas! ¡Nah, nah, nah, nah!
—siguió burlándose la capitana.

Desbordado de furia, Morgan extendió el brazo para atraparla por un
costado de la palmera, pero ésta lo esquivó oportunamente; entonces el
pirata utilizó el otro brazo, pero ella también lo evadió. Y así, por
espacio de unos minutos, ambos siguieron haciendo lo mismo hasta que el
malvado pirata se detuvo y sonrió malévolamente, Jacky lo miró un tanto
desconcertada.

—Creo que llegó la hora de hacer algo inteligente —declaró "Sangre
Negra" para la preocupación de nuestra protagonista.

—¿Quieres ganarle a la palmera? —inquirió un poco nerviosa.

Entonces, sacando velozmente la espada del cinturón, el pirata cortó
horizontalmente a la palmera por la mitad. Afortunadamente para la
capitana Jacky Sparrow, ésta se había agachado justo a tiempo antes de
que el sable de su enemigo la cortara a ella también.

—¡Uf! ¡Me salvé por un pelito de rana calva! —exclamó la capitana
mientras miraba de reojo el borde cortado de la palmera.

—Este jueguito tonto se acabó, perra —declaró Morgan colocándole el filo
de la espada en el cuello de Jacky.

—¡Qué lástima! Con lo que nos estábamos divirtiendo… —se quejó burlonamente.

Morgan sonrió.

—Ya no voy a cometer el mismo error que antes —dijo—, voy a torcerte el
pescuezo como a un mugroso pollo para que dejes de darme problemas de
una maldita vez, perra.

—Este… ¿No podemos negociarlo? —propuso nerviosamente la capitana Sparrow.

—No —fue la terrible respuesta del pirata, y se preparó para acabar con
su vida.

Jacky cerró los ojos, preparándose para recibir el golpe de gracia
mientras se despedía mentalmente de Norry, lamentándose de no haber sido
más sincera con él cuando aún había tiempo para hacerlo, pero, para su
sorpresa y la de Morgan, el reaparecido capitán Seagull Hood había
bloqueado a tiempo aquel golpe fatal.

—¿Tú? —inquirió el pirata tan sorprendido como molesto.

—¿Te olvidaste completamente de mí, verdad? —sonrió el apuesto capitán,
quien había esperado hasta último momento para intervenir heroicamente—.
¿Acaso creíste que me habías acabado con esa cortadita? Lo único que
conseguiste fue que no volviera a confiar en ti otra vez.

Y le hizo desviar el sable hacia un costado.

—¿Qué te parece si reanudamos lo que dejamos pendiente, señor Bartolomé
Morgan?

—¡Jamás vuelvas a llamarme con el nombre de mi estúpido hermano mayor,
miserable perro! —gritó furioso mientras descargaba un poderoso ataque
sobre Seagull, quien lo detuvo sin ninguna dificultad con la ayuda de su
sable y le propinaba una fuerte patada en la boca del estómago,
haciéndolo perder el equilibrio para caer sentado en el suelo, abatido.

—¿Ves? Jamás lograrás derrotarme de esa manera, capitán Morgan —se burló
Seagull Hood con una majestuosa parada.

—Grrr… Tienes razón —admitió su enemigo, lanzándole repentinamente un
poco de arena a los ojos para cegarlo… Pero enorme fue su desilusión
cuando el capitán Hood atajó oportunamente aquel traicionero ataque con
la otra mano.

—¿Creíste que iba a caer otra vez en una de tus trampas, capitán Morgan?
—le dijo mientras bajaba lentamente la mano—. Seré un poco ingenuo, pero
no soy ningún estúpido.

—¡Amén! —exclamó Jacky, quien había estado observándolo junto a Norrington.

—Gracias por su alago, mi bella señorita —Seagull se lo agradeció con
una elegante inclinación.

—… Idiota… —murmuró James bastante celoso.

—Bien —siguió hablando nuestro apuesto héroe mientras se dirigía hacia
el malvado caído—, creo que ya llegó la hora de borrarlo del mapa de una
buena vez, capitán Bart "Sangre Negra" Morgan. Ya ha hecho demasiado daño.

Pero justo cuando estaba por descargar el golpe de gracia contra aquel
terrible pirata, un repentino disparo proveniente de la vegetación hizo
añicos la hoja de su espada, deteniéndolo. Sorprendidos, todos se
volvieron hacia el lugar en donde había salido aquel disparo, y ante la
asombro de todos, hizo su aparición el almirante George Jacobson junto a
Billy, Alwine, Elena y su perro.

—Yo seré quien acabe con Morgan, capitán Seagull Hood —declaró con una
mirada glacial.


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