Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 3. EL PASADO OCULTO -Capítulo 2-

                          



Después de que Obi-Wan Kenobi y Qui-Gon Jinn son secuestrados hacia el planeta Phindar, se encuentran atrapados en un mundo enloquecido. El Sindicato controla a su gente renovando sus memorias. La única esperanza del planeta se encuentra en una banda de ladrones rebeldes.


Capítulo 2

Dos minutos —les dijo el piloto cuando se acercaron—. Debo terminar de cargar. —Yo soy Qui-Gon Jinn y éste es Obi-Wan Kenobi.
—Sí, qué sorpresa; los Jedi son fáciles de identificar —farfulló el piloto cogiendo una caja.
—Y tú eres...
—Piloto. Soy lo que hago.
Tenía los ojos amarillos con listas rojas de un phindiano, además de unas manos que colgaban junto a sus tobillos.
—Eres un phindiano —dijo Obi-Wan—. Tengo un amigo... un conocido que es phindiano. Se llama Guerra.
Guerra era un compañero esclavo en la plataforma minera donde habían tenido cautivo al aprendiz de Jedi, y que casi había perdido la vida por ayudarle.
— ¿Y por eso debo conocerlo? —repuso Piloto con aspereza—. ¿Es que se supone que debo conocer a todos los phindianos de la galaxia?
—No, claro que no —dijo el joven, confuso.
La rudeza del piloto le sorprendió. Era casi como si le hubiese ofendido de algún modo.
—Entonces deja que termine de cargar, mientras subís a bordo —repuso Piloto con brusquedad.
—Vamos, Obi-Wan —indicó Qui-Gon.
El discípulo siguió al Maestro hasta la cabina, donde ocuparon sus asientos.
—Para nuestra primera misión juntos, Yoda ha elegido algo que cree será simple rutina —dijo el Caballero Jedi—. Por supuesto, Yoda también dijo "si con la rutina cuentas, frustradas tus esperanzas se verán".
—Es preferible no esperar nada y dejar que el momento te sorprenda — comentó el aprendiz con una sonrisa. Era algo que le habían enseñado en el Templo.
Qui-Gon asintió.
—El planeta Gala lleva muchos años gobernado por la dinastía de Beju-Tallah. Consiguió unir a un mundo dividido por profundos odios tribales. Gala tiene tres tribus: el pueblo de las ciudades, el de las colinas y el del mar. Los gobernantes tallan se volvieron corruptos con los años. Saquearon las riquezas del planeta y ahora el pueblo está al borde de la revuelta. La anciana reina se ha dado cuenta de ello y ha aceptado convocar elecciones en vez de cederle el trono a su hijo, el príncipe Beju. El pueblo deberá elegir entre tres candidatos, y el príncipe es uno de ellos. Ha pasado gran parte de su vida recluido, ya que la reina temía por su seguridad. Pero fue educado para ser gobernante y está impaciente por acceder al trono.
 
—Las elecciones parecen una buena solución para ese planeta.
—Sí, siempre es buena idea adaptarse al cambio. Pero siempre hay quien se resiste a ello. Como el príncipe Beju. Se nos ha comunicado que no le gusta nada tener que someterse a la votación del pueblo. Considera el gobierno de Gala suyo por derecho de nacimiento. Nosotros vamos a ese mundo como guardianes de la paz, para asegurarnos que las elecciones se desarrollen sin problemas.
— ¿Hay algún indicio de que el príncipe planee algo?
—Yoda dice que no. Pero también dijo que desconfiásemos —añadió con un suspiro—. Fue una conversación típica con Yoda. Así que deberemos prepararnos para cualquier cosa.
Piloto subió a la cabina y se sentó en su sitio. Se inclinó sobre la computadora de navegación para trazar el rumbo.
—Os dejaré en Gala y continuaré con mi camino. Y ahora estaos quietos y no habléis mucho.
Maestro y discípulo intercambiaron una mirada de diversión. ¿Estaban siendo transportados por el piloto más grosero de la galaxia?
La nave despegó e instantes después Bandomeer era un planeta más, un mundo grisáceo en el profundo espacio azul. Obi-Wan miró por la videopantalla para ver cómo se alejaba, mientras los amigos que había hecho allí continuaban con su propia vida.
—Me pregunto qué estará haciendo Si Treemba —comentó en voz queda.
—Meter las narices donde no debe, seguramente —fue la respuesta del Caballero Jedi, pero el joven sabía que sentía tanto afecto por Si Treemba como él. Su amigo arcona había sido valiente y leal.
—A Clat'Ha y a él aún les queda mucho trabajo en Bandomeer —añadió Qui- Gon, mencionando a la otra amiga que dejaban atrás—. Al planeta le queda mucho para poder recuperar el control de sus recursos naturales.
—También echo de menos a Guerra —dijo el joven con un suspiro—. Fue un amigo leal.
—¿Leal? Te traicionó ante los guardias. Casi mueres por su culpa.
—Pero al final me salvó. Es cierto que los guardias me arrojaron de la torre minera, pero fue Guerra quien procuró que hubiera una red que detuviera mi caída.
—Tuviste suerte, Obi-Wan. La Fuerza te ayudó a aterrizar sano y salvo. No, no puedo estar de acuerdo contigo en lo que a ese amigo se refiere. Cuando alguien te dice que no es de confianza, siempre suele ser una buena idea hacerle caso. No digo que ese personaje sea una mala persona, pero sí que se debe tener cuidado con él.
De pronto, la nave se escoró e inclinó de forma alarmante.
 
—Oops, lo siento, ha sido un pliegue espacial muy extraño —dijo Piloto—.
Tanta charla detrás de mí me distrae. Vamos a saltar al hiperespacio.
La nave entró en el hiperespacio. Bandomeer desapareció en un torrente de estrellas. El muchacho sintió un escalofrío de excitación. Se encaminaba hacia su primera misión oficial.
* * *
Estaban a medio camino de Gala cuando una luz de aviso del panel de control empezó a parpadear y a emitir un insistente pitido.
—No os preocupéis —dijo Piloto—. Sólo es una pequeña fuga de combustible.
—¿Una fuga de combustible? —preguntó Qui-Gon.
El sonido intermitente se convirtió en una fuerte sirena.
—Oops, lo siento —dijo el phindiano, desconectando el indicador—. Debo salir del hiperespacio y aterrizar en el planeta más próximo —repuso, mientras introducía nuevos datos en el ordenador de navegación—. No es problema — prosiguió, silbando entre dientes.
La nave tembló al volver al espacio normal. El comunicador cobró vida al instante.
—Identifíquense —exigió una voz sonora.
—Ah -—murmuró Piloto—. Este mundo no es amistoso.
—¿Qué planeta es? —preguntó Qui-Gon.
—Está cerrado a naves del exterior.
—¡Identifíquense o serán destruidos! —atronó la voz.
—¡Pues busca otro planeta! —sugirió cortante el Caballero Jedi, empezando a perder la paciencia.
—Emergencia —dijo el phindiano, inclinándose sobre la unidad de comunicaciones. Tenemos una emergencia a bordo. ¡Y es Jedi! ¡Es una emergencia Jedi! Pido permiso para aterrizar...
—¡Permiso no concedido! ¡Repito: permiso no concedido! Qui-Gon miró por la videopantalla.
—¿Dónde estamos, Piloto? Debemos estar cerca de Gala. Esto debería ser un sistema habitado. ¡Habrá algún sitio donde aterrizar!
—¡Qué va! —gritó Piloto mientras maniobraba la nave y daba un giro a la derecha.
¿Qué va? Obi-Wan escuchó la expresión con un sobresalto. ¡Su amigo Guerra la había utilizado muchas veces!
-—¿Por qué no? —preguntó el Caballero Jedi.
 
De pronto, aparecieron dos cazas estelares que se separaron para situarse cada uno en un flanco. Empezaron a disparar los cañones láser.
—¡Porque nos están atacando! —gritó Piloto.




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