Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 7. CAUTIVOS DEL TEMPLO -Capítulo 8-

                                                     



La paz por encima de la ira
El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

El Templo Jedi esta bajo ataque. Se hizo un intento de matar Yoda. Un peligroso intruso se ha infiltrado en los Jedi.
Todos estan debajo sospecha, y nadie esta a salvo de daños. Obi-Wan Kenobi y Qui-Gon Jinn deben llegar al corazón de la conspiración ... o ver la destrucción del templo, desde adentro.


Capítulo 8

Los ojos plateados de Bant se encontraron con los de ambos. — Estaba pensando en los ataques —dijo ansiosa—. Todos se produjeron cerca del agua. Pensadlo. Yoda fue atacado en la Estancia de las Mil Fuentes, los controles del turbotransporte están cerca del lago, y se puede llegar al centró técnico a través de los depósitos de depuración del agua. Qui-Gon asintió.

Una serie de túneles acuáticos enlaza todos los sistemas — dijo el Jedi —, lo vi en los diagramas de Miro, pero no pensé que se pudiera navegar por los túneles.

Se puede —le garantizó Bant—. Yo los utilizo. Sé que va contra las reglas — añadió avergonzada—, pero si llego tarde a clase, para mí es mucho más rápido nadar que caminar.

El equipo deportivo —dijo Obi-Wan de repente —. Contiene varios respiradores.

Buen trabajo, Bant —dijo Tahl en tono de aprobación.

Excelente deducción —Qui-Gon le puso una mano en el atlético hombro a Bant. Ella sonrió tímidamente.

Obi-Wan sintió una punzada de celos y luchó contra ella. Los celos no eran un sentimiento apropiado para un Jedi, pero no podía evitarlo. Bant siempre había ido detrás de él, le adoraba. Ahora, en el poco tiempo que había pasado fuera, ella había crecido. Su mente era ágil y rápida, y no le asustaban los retos.

Y Qui-Gon veía lo especial que era.

Obi-Wan se sintió incómodo cuando se dio cuenta de que si Qui-Gon no le aceptaba de vuelta, lo más probable es que buscara otro padawan. ¿Estaría pensando en Bant?

—Bant, ¿puedes enseñarnos el túnel? —preguntó Qui-Gon—. Necesitaremos un guía.

Bant asintió.

Por supuesto.

Si surge algún problema quiero que desaparezcas — le advirtió Qui-Gon —.

No te metas con Xánatos. Es extremadamente peligroso.

Bant asintió solemnemente. Qui-Gon se volvió hacia Obi-Wan.

—Necesitaremos respiradores.

Yo he traído algunos —le dijo Bant—. Pensé que querríais ir directamente a los túneles.

—Eso se llama pensar rápido —dijo Qui-Gon. Obi-Wan siguió a Qui-Gon y a Bant.

Ahora soy yo el que va detrás de ella, pensó cuando entraban en el

 

turboascensor. El grupo cogió el transporte hasta la zona acordonada del lago.

Encontré la entrada al túnel cuando exploraba el fondo del lago —explicó Bant mientras se introducían en el agua fría—. El agua se renueva a los veinte minutos después de cada hora en punto, lo he cronometrado. Así, resulta fácil salir a tiempo. Además, hay un montón de sitios a los que agarrarse cuando llega la corriente de agua.

Bant se sumergió bajo la superficie. Obi-Wan siguió la estela de sus burbujas. Bant era tan ágil bajo el agua que muy pronto les ganó terreno. Cuando se dio cuenta, se detuvo y les esperó.

Nadaron por una gruta de rocas subacuáticas. Había una entrada astutamente escondida tras una gran piedra. Bant la atravesó. Qui-Gon iba detrás junto a Obi- Wan.

Salieron a la superficie en un gran túnel de color azul con el techo curvado. El agua estaba clara y limpia.

Esto conduce a las fuentes y a las piscinas de reflejos de este ala —explicó Bant. Su voz rebotó contra las baldosas de la pared —. Hay plataformas de acceso más o menos cada mil metros. Algunas están lo suficientemente elevadas como para ocultar a alguien que quiera esconderse. Pararé cuando pasemos por ellas.

Qui-Gon asintió. Bant cogió aire y se sumergió. Los otros dos la siguieron.

Obi-Wan seguía las ondeantes piernas naranja y rosa de Bant por el agua cristalina. Ella les guió a través de los túneles, girando y moviéndose por el Templo. Se paraban en todas las plataformas para buscar huellas de Xánatos o de Bruck, pero no encontraron nada.

Por último, Bant salió a la superficie en un lugar en el que el túnel principal se estrechaba y se dividía en tres conductos más pequeños.

Esto lleva a los depósitos de depuración del agua — dijo balanceándose —. Ya lo hemos visto todo. Supongo que estaba equivocada —Bant parecía desanimada—. Deberíamos volver.

Ha sido una buena deducción, Bant —le dijo Qui-Gon amablemente —. Todavía no la hemos descartado. No hemos encontrado nada, pero eso no significa que Xánatos no haya estado aquí.

Obi-Wan se mantenía a flote mientras examinaba detenidamente la zona.

¿Qué es aquello? —preguntó de repente señalando a un hueco apartado.

Es demasiado pequeño para ser una plataforma de acceso —dijo Bant—.

Creo que es una zona de servicio para los depósitos de depuración.

Obi-Wan siguió a Qui-Gon a grandes brazadas hasta la zona en cuestión. El Jedi se subió a un saliente estrecho, con la túnica chorreando. Obi-Wan le siguió. Bant subió ágilmente a la repisa tras ellos.

Qui-Gon caminó por el saliente. Discurría a lo largo del túnel durante cierta

 

distancia y luego acababa en un muro inaccesible. Desde donde estaban podían oír el rumor de la maquinaria.

Estamos muy cerca de los depósitos de depuración — dijo Bant.

¿Por qué terminará así la saliente? —se preguntó Qui-Gon. Se agachó para examinar el muro curvado en uno de sus extremos —. ¡Aquí! Hay un panel de acceso —exclamó—. ¿Bant?

Bant pasó por delante de Obi-Wan.

Ya lo veo —dijo ella nerviosa. Pasó los dedos por los bordes, pulsó algo y el panel se abrió.

Qui-Gon se metió dentro. Obi-Wan le siguió y llegó a una especie de plataforma de servicio suspendida sobre el agua del depósito de depuración de duracero. Una estrecha escalera de caracol bajaba hasta el agua.

Qui-Gon se colocó en una esquina y se agachó para examinar un equipo de servoherramientas y algunos objetos apoyados contra la pared.

Han estado aquí —dijo él.

Obi-Wan notó algo que comenzó como un leve susurro, como si alguien respirara suavemente en su nuca. La perturbación en la Fuerza estaba claramente amortiguada y no podía determinar de dónde procedía. Qui-Gon miró hacia arriba con los ojos en expresión de alerta y su mirada se cruzó con la de Obi-Wan.

Sí, parecían decir sus ojos, como se lo habían dicho muchas veces cuando fue su Maestro. Yo también lo percibo, padawan.

Entonces, la perturbación amortiguada se convirtió en un rugido. Bajo ellos, una forma negra surgió del agua. Era Xánatos.

 




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