Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 7. CAUTIVOS DEL TEMPLO -Capítulo 9-

                                                     



La paz por encima de la ira
El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

El Templo Jedi esta bajo ataque. Se hizo un intento de matar Yoda. Un peligroso intruso se ha infiltrado en los Jedi.
Todos estan debajo sospecha, y nadie esta a salvo de daños. Obi-Wan Kenobi y Qui-Gon Jinn deben llegar al corazón de la conspiración ... o ver la destrucción del templo, desde adentro.


Capítulo 9

Xánatos estaba completamente quieto. Se mantenía suspendido por la Fuerza y el agua le cubría hasta la cintura. No necesitaba mover los brazos o las piernas. El pelo negro mojado le bajaba por los hombros. Sus crueles ojos azules, tan claros y fríos como el hielo, brillaron en la tenue luz. Las sombras del agua dibujaban reflejos parpadeantes en su túnica negra.

Qui-Gon y Obi-Wan ya habían activado sus sables láser. Estaban esperando. Pero Xánatos no se acercó para retarles. Sonreía.

Tardaste mucho más de lo que pensaba en darte cuenta de que era yo —dijo a Qui-Gon en tono burlesco—. Esa noble cabeza tuya puede llegar a ser muy lenta, pero yo soy tan tonto que sigo pensando que eres inteligente.

Qui-Gon parecía tranquilo. Xánatos tenía el sable láser activado pero lo mantenía a un lado. No parecía estar en posición de ataque, pero Obi-Wan conocía bien su estilo de combate. Si Xánatos se acercaba, a Qui-Gon le bastaría un pequeño giro para hacer frente al ataque.

Qui-Gon no respondió a Xánatos. Su rostro era la viva imagen de la compostura. Era como si ni siquiera le hubiera escuchado.

Obi-Wan sabía que no podían atacar mientras Xánatos estuviera en el agua. Si saltaban a por él, los sables láser se apagarían al entrar en contacto con el agua. Xánatos también lo sabía. Quizá por eso tanteaba a Qui-Gon, provocándole para que atacara.

¿Ni siquiera me respondes? —gritó —. ¿Sigues enfadado? Pero qué malo eres conmigo, Qui-Gon.

—No sabía que estuviéramos teniendo una conversación — respondió Qui- Gon, avanzando un paso —, pero es lo que pasa siempre contigo, Xánatos..., prefieres el sonido de tu propia voz.

Obi-Wan vio las mejillas de Xánatos enrojecerse por un momento, pero luego le vio reír.

Qué aburrido eres, Qui-Gon. Tus nimios intentos siguen sin dar en el blanco. Nunca fuiste muy inteligente. Y sigues confiando en niños para hacer tu trabajo. A ti nunca se te habría ocurrido lo de los túneles.

De repente, Xánatos dio un gran salto y voló por los aires impulsado por la Fuerza. Su capa negra chorreaba agua. Activó el sable láser en un instante, pero Obi-Wan estaba preparado y, cuando Xánatos aterrizó sobre la plataforma, ya se había apartado.

En ese momento vio cómo escapaba Bant de la plataforma. Iba desarmada y, sin duda, nadaría en busca de ayuda. Sólo había esperado a que Xánatos se moviera.

El sable láser rojo de Xánatos chocó contra la luz verde de Qui-Gon. El brutal zumbido resonó en todo el túnel. Xánatos había aterrizado a la izquierda de Qui-

 

Gon, y Obi-Wan se apresuró a cubrir el flanco del Jedi.

Xánatos era un gran luchador. Su fuerza era asombrosa. Cuando el sable de Obi-Wan se enredó con el suyo, el choque casi lo tiró hacia atrás. Era todo lo que podía hacer para mantenerse en pie. La plataforma se cubrió enseguida con el agua que escurría de sus pies y sus túnicas, y se volvió resbaladiza. Obi-Wan apenas podía mantenerse en pie.

Xánatos era tan rápido como fuerte, y tan pronto estaba esquivando los ataques de Obi-Wan como se acercaba para atacar a Qui-Gon.

Obi-Wan notó que Qui-Gon había conseguido que Xánatos retrocediera hacia las escaleras. El Maestro Jedi había aumentado la fiereza de su ataque, y su temible adversario había empezado a descender. Obi-Wan adivinó el motivo de la estrategia. Si Xánatos se acercaba lo suficiente al depósito, tendría que retroceder si quería coger impulso para sus embestidas y, al hacerlo, se debilitaría o correría el riesgo de que el sable láser se le apagara.

La estrategia no debe ser descubierta, pensó Obi-Wan. Tendrían que distraer a Xánatos para que no se diera cuenta de lo cerca que estaba del agua.

Obi-Wan se unió a la lucha, intentando que Xánatos perdiera el equilibrio mientras le conducía hacia el agua. Los escalones estaban resbaladizos. Era difícil conseguir espacio para golpear con fuerza. Xánatos empezaba a cansarse, pero Qui-Gon permanecía concentrado, moviéndose con agilidad y obligándole a bajar otro escalón.

Al pelear mano a mano con Qui-Gon, Obi-Wan sintió aquel ritmo familiar entre ellos. La Fuerza fluía con intensidad y les mantenía unidos.

Por encima del ruido del combate, el zumbido de los sables láser y su propia respiración, Obi-Wan escuchó un sonido. Comenzó como un rumor sordo en la distancia, pero en cuestión de segundos se había convertido en un estruendo.

Era el sistema de depuración del agua. Una enorme ola espumosa se acercaba a ellos desde un conducto del depósito.

Salta, Obi-Wan —le ordenó Qui-Gon.

Utilizando la Fuerza, ambos saltaron al tiempo a la plataforma superior.

Obi-Wan se dio la vuelta de inmediato para enfrentarse a Xánatos, que sin duda estaba tras él.

Pero Xánatos no había saltado para salvarse. Con una sonrisa, desactivó su sable láser y saltó desde el escalón al centro del torrente. En un segundo, la corriente se lo tragó.

Se ahogará —dijo Obi-Wan, perplejo ante la actuación de Xánatos.

No —dijo Qui-Gon, con los ojos fijos en el agua—. Volveremos a verle.

 





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