Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 9. LA LUCHA POR LA VERDAD -Capítulo 9-

                                                              



Antes del “Episodio I”
Antes de "La guerra de las galaxias" La historia de Obi-Wan Kenobi
***

La paz por encima de la ira El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

***
La mayor parte de la población de Kegan
no quiere tener nada que ver con el resto de la galaxia.
Pero cuando se descubre que allí hay un bebé
que puede albergar un tremendo potencial en la Fuerza, Qui-Gon Jinn, Adi Gallia, y sus aprendices, Obi-Wan y Siri, se ven obligados a visitar el extraño y aislado planeta.

No son bienvenidos.
Nada más llegar Qui-Gon y Adi se encuentran atrapados en una telaraña de engaños,
y Obi-Wan y Siri son capturados y conducidos a una escuela en la que se les dice lo que tienen que pensar, se les prohíbe estar en desacuerdo y el arresto es permanente.

En este planeta,
los Jedi tendrán que luchar por la verdad… aunque nadie quiere enfrentarse a ella.



Capítulo 9

Siri descargó otro montón de platos sucios en el fregadero. El suelo estaba lleno de agua jabonosa. — ¿Quién fue el cabeza de chorlito que decidió que los turbolavavajillas eran malos para el Bien General? —preguntó, cogiendo un trapo sucio.

—El trabajo servil realizado con primor contribuye al Bien General —dijo Obi- Wan.

Ella le miró de reojo.

—Hablas como uno de ellos.

—Está empezando a hacerme mella —Obi-Wan secó el último plato del enorme montón y lo colocó sobre una pila.

Siri contempló las estrechas ventanas que se alineaban en la parte superior de la pared. Todas las del Círculo de Aprendizaje estaban muy altas y permitían que entrara la luz, pero restringían la vista del exterior. Esa tarde les habían dicho que la contemplación del exterior era perder un tiempo que debía dedicarse al Aprendizaje.

—Está oscureciendo —dijo Siri—. Creo que deberíamos irnos esta noche.

Todavía tenemos nuestros sables láser.

—Creo que es mejor esperar —dijo Obi-Wan.

¿A qué? —preguntó Siri, escurriendo un plato—. ¿A los platos del desayuno?

Obi-Wan habló con calma.

A varias cosas. En primer lugar, no sabemos el tipo de seguridad que tiene el Círculo de Aprendizaje. Tenemos que descubrirlo antes de intentarlo. Recuerda que Qui-Gon y Adi nos dijeron que no provocáramos trastornos.

—Pero eso fue antes de que nos capturasen —argumentó Siri.

Lo sé —dijo Obi-Wan —. Sin duda, ahora mismo estarán preocupados; pero eso no es razón para arriesgarnos a escapar. Si lo planeamos, quizá podamos evitar un enfrentamiento.

Siri le miró con cara de incredulidad.

¿Sólo te importa eso? ¿Evitar una pelea? Obi-Wan intentó controlarse.

En mis misiones con Qui-Gon he aprendido que, si se puede, siempre es mejor evitar una pelea. Deberías haber aprendido eso en el Templo.

Siri se puso roja. Sabía que Obi-Wan tenía razón. Un Jedi siempre evitaba los conflictos. Infinitas maneras de conseguir un objetivo hay, les había dicho Yoda mucha veces. Intentarlas todas debéis.

Pareces olvidar que somos Jedi —dijo —. Con sólo revelar quiénes somos nos dejarán marchar. Así sabrán que no somos keganitas.

 

Pero tampoco sabemos si nos dejarán marchar —replicó Obi-Wan—. Es una opción, pero sigo pensando que deberíamos esperar. Qui-Gon nos dijo que no reveláramos que éramos Jedi. Y Yoda nos dijo que evitáramos los conflictos a toda costa. Mientras tengamos que hacerlo, yo digo que permanezcamos en el anonimato. ¿Qué pasa si nos retienen porque somos Jedi? ¿Y si metemos a Qui- Gon y Adi Gallia en problemas por revelar que somos Jedi? No sabemos qué están haciendo nuestros Maestros ahora mismo —Obi-Wan negó con la cabeza—. Hay demasiados interrogantes. A menos que encontremos la forma de marcharnos discretamente, por el momento deberíamos quedarnos. Piénsalo así. Aquí podemos aprender sobre la sociedad de Kegan. Es como un campo de adoctrinamiento.

¿Siempre eres tan precavido? —le preguntó Siri.

—No siempre lo fui —respondió Obi-Wan —. Pero ahora sí.

Él la miró a su vez. Ella sabía a lo que se estaba refiriendo Obi-Wan. Una vez actuó de forma impulsiva y casi lo perdió todo. Había aprendido la lección: actuar era una tentación. Esperar era más sabio.

Siri arrojó con frustración el trapo al fregadero. Éste dio contra el agua y salpicó el suelo. Obi-Wan suspiró. Cuando terminaran de lavar los platos, tendrían que pasar la fregona un buen rato.

¿Así que tenemos que quedarnos aquí oyendo mentiras mientras limpiamos toda la escuela? —preguntó Siri con disgusto.

No estaríamos limpiando si no te hubiera dado por corregir a O-Bin —dijo Obi-Wan suavemente.

¿Y dejar que la profesora llenara la mente de los alumnos de mentiras? — preguntó Siri incrédula—. ¿Cómo vamos a hacer eso, Obi-Wan? Sabes que todo lo que enseñan aquí es falso.

Lo que dijiste no va a cambiar nada —argumentó Obi-Wan —. Nadie nos creyó, y ahora estamos aquí limpiando.

—Así que es todo por mi culpa —dijo Siri. —Yo no voy a juzgar a nadie —dijo Obi-Wan irritado—. Pero ya que insistes, sí.

¡Fuiste tú el que no quisiste escapar cuando podíamos hacerlo! —explotó Siri

—. Deberíamos haber salido corriendo.

Obi-Wan abrió la boca para refutar la acusación, pero una voz sonó tras él en tono dubitativo.

—Eso no hubiera sido buena idea.

Ambos se dieron la vuelta. V-Davi, el chico delgado de la clase, estaba en la puerta. Tenía las manos metidas en los bolsillos de la túnica.

—Los Guías de la Segundad tienen mucho poder —dijo—. Oponerse a ellos es una tontería. Además, va en contra del Bien General.

—Gracias por el consejo —dijo Obi-Wan.

 

Siri cogió una fregona y comenzó a limpiar el agua que había derramado.

¿Qué haces aquí, V-Davi? —preguntó ella amablemente—. Tú no tienes marcas de castigo, ¿no?

—No. La tarea que me han asignado es preparar la comida de mañana. Pensé que podría adelantar un poco esta noche —V-Davi fue a coger una lata de verduras. Encendió una máquina de picar y empezó a echar las verduras dentro.

¿Me estás diciendo que la comida de aquí se prepara de verdad? —gruñó Siri —. Yo creía que se limitaban a sacarla del cubo de la basura.

Obi-Wan sonrió. Era verdad. La comida del Círculo de Aprendizaje era terrible. Todas las verduras y la carne se picaban para formar una pasta con la que se moldeaban formas circulares que después se horneaban. Aquellos círculos estaban tan sosos y duros que podrían emplearse para jugar al shock-ball. Miró a V-Davi para ver si se había ofendido.

La expresión de V-Davi era de sorpresa, como si no hubiera oído antes una broma. Entonces se rió.

—La comida es mala, sí; pero no es culpa mía. A mí me dicen cómo hacerla.

—No te estaba echando la culpa, V-Davi —le dijo Siri —. Tendrías que ser un genio para hacer una comida tan increíblemente mala.

—Por lo menos puedo ayudaros a terminar de limpiar —ofreció V-Davi —. No me importa.

—No te preocupes —le dijo Siri mientras terminaba de pasar la fregona—. Yo tengo la culpa de esto. Pero puedes contarnos más cosas de ti mientras trabajamos.

¿Cuántos años tenías cuando viniste al Círculo de Aprendizaje? —preguntó Obi-Wan.

Fue hace siete años. Yo tenía dos —dijo V-Davi mientras metía más verduras en la picadora—. Mis padres murieron en la gran epidemia de Toli-X. A mí me enviaron aquí. La mayoría de los niños de Kegan no comienzan el Aprendizaje hasta que tienen cuatro años.

Siri intercambió una mirada con Obi-Wan. Toli-X había sido una mutación vírica mortal que, hacía unos diez años, se había propagado de planeta en planeta, viajando en asteroides. Poco después de que apareciera se desarrolló una vacuna. En otras palabras, si Kegan hubiera estado en contacto con otros mundos, nadie habría muerto.

Obi-Wan y Siri se comunicaron en silencio: No se lo digas. No hay por qué hacerlo.

¿Te gusta vivir aquí? —preguntó Siri, girando los platos para secar en la rejilla.

Claro —respondió V-Davi —. Gracias al Aprendizaje me estoy preparando para servir mejor al Bien General.

 

Sonaba como otra de las cantinelas que habían oído en las clases. Obi-Wan ayudó a Siri a secar la gran pila de platos.

¿Alguna vez salís del Círculo de Aprendizaje?

—Cuando termina el ciclo de estudio —dijo V-Davi —. Más o menos a los dieciséis años. Pero eso ya lo sabéis.

—No somos de aquí, V-Davi —dijo Siri —. O-Bin no nos cree, pero es cierto.

¿Adonde vais cuando termináis el ciclo de Aprendizaje?

Allá donde podamos servir mejor al Bien General —respondió V-Davi al momento. Colocó la pasta de verduras en un bote grande y lo metió en el refrigerador. Luego comenzó a poner los platos secos en las estanterías —. Cuando cumples los doce, te examina un comité que evalúa tus capacidades. Entonces recibes una enseñanza más especializada en tu área.

¿Y qué pasa si te asignan a algo que no quieres hacer? —preguntó Siri.

Eres feliz porque sabes que estás contribuyendo al Bien General —V-Davi limpió un poco de agua jabonosa que Siri había derramado. Se apoyó en el fregadero y se metió una mano en el bolsillo con un gesto nervioso —. Yo iré probablemente al servicio de comidas. Hay escasez de personal.

Siri le miró con suspicacia.

¿Pero tú qué quieres hacer, V-Davi?

Quiero trabajar en el Círculo Animal —admitió V-Davi —. Pero hay exceso de personal. Así que no ayudaría al...

Bien General —terminó Siri —. Ya lo voy cogiendo. De repente, Obi-Wan escuchó una especie de pitido suave. ¿Sería un dispositivo de alarma? Miró a su alrededor, pero no vio luces ni indicadores. V-Davi parecía nervioso.

Mejor nos vamos.

Obi-Wan volvió a escuchar el sonido y se dio cuenta de que procedía del bolsillo de V-Davi.

¿Qué es eso? —preguntó Siri directamente. V-Davi se acercó hacia la puerta.

—Nada. Me tengo que ir. Enseguida apagarán las luces.

El joven se apresuró a marcharse. Algo se le cayó y flotó en el aire hacia Obi- Wan, que lo atrapó. Era una pluma.

—V-Davi —exclamó—. Espera. V-Davi se detuvo.

¿Qué tienes ahí?

Siri fue hacia él y miró en las manos de V-Davi.

Es un colibrí ojeador.

 

Obi-Wan se aproximó. V-Davi debía de haber escondido al pajarillo en el bolsillo. La preciosa criatura de plumas amarillas y azules estaba acurrucada entre las manos del chico.

Los ojos de V-Davi iban temerosos de Obi-Wan a Siri,

—Tiene un ala rota. Lo encontré en el patio. No me lo iba a quedar. ¡Lo juro! Siri acarició con un dedo al animalito.

Qué rico es.

Só... sólo he rescatado a esta criatura —tartamudeó V-Davi —. Jamás romperé las normas del Aprendizaje.

De repente, una diminuta naricita temblorosa asomó por el otro bolsillo de V- Davi.

¿Y eso qué es?

V-Davi tenía los ojos como platos.

Es una cría de ferbil —susurró—. Por favor, no te chives, V-Obi.

Pues claro que no nos vamos a chivar —le aseguro Obi-Wan. Luego acarició la peluda cabecita del animal.

¿Las mascotas van contra las reglas? —preguntó Siri.

—Claro. No se permite tener animales domésticos en Kegan —dijo V-Davi —. Va en contra del Bien General dedicar la atención a una subespecie. Sólo se emplean para productos alimenticios y para la cría —les miró fijamente con sus ojos grises, con un repentino temor—. Sois extranjeros de verdad, ¿no?

Sí —dijo Siri — , pero también somos tus amigos. Una sonrisa de alivio se dibujó en el rostro de V-Davi.

—Los estudiantes del Aprendizaje no pueden forjar lazos personales. Si tienes un amigo íntimo, se lo llevan a otra parte de la zona de Aprendizaje. Así que tenemos que tener cuidado. Ahora me podéis llamar Davi. Cuando haces amigos en Kegan, la letra inicial de tu nombre no se pronuncia.

—Entonces tú puedes llamarnos Obi-Wan y Siri —dijo Obi-Wan.

Davi puso una mano en el antebrazo de Obi-Wan y la otra en el de Siri.

Sois mis primeros amigos. Quizá no contribuya al Bien General, pero me hace feliz. Y ahora, dado que sois mis amigos, en Kegan consideramos que a los amigos hay que ayudarles a conseguir los deseos de su corazón —suspiró profundamente —. Por lo tanto, Obi y Siri, os voy a ayudar a escapar. Esta noche.

 





También te podría interesar...
ÚLTIMAS ENTRADAS PUBLICADAS

Comentarios

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.