Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 9. LA LUCHA POR LA VERDAD -Capítulo 10-

                                                              



Antes del “Episodio I”
Antes de "La guerra de las galaxias" La historia de Obi-Wan Kenobi
***

La paz por encima de la ira El honor por encima del odio
La Fuerza por encima del miedo

***
La mayor parte de la población de Kegan
no quiere tener nada que ver con el resto de la galaxia.
Pero cuando se descubre que allí hay un bebé
que puede albergar un tremendo potencial en la Fuerza, Qui-Gon Jinn, Adi Gallia, y sus aprendices, Obi-Wan y Siri, se ven obligados a visitar el extraño y aislado planeta.

No son bienvenidos.
Nada más llegar Qui-Gon y Adi se encuentran atrapados en una telaraña de engaños,
y Obi-Wan y Siri son capturados y conducidos a una escuela en la que se les dice lo que tienen que pensar, se les prohíbe estar en desacuerdo y el arresto es permanente.

En este planeta,
los Jedi tendrán que luchar por la verdad… aunque nadie quiere enfrentarse a ella.



Capítulo 10

El constante zumbido debería haberle llamado la atención, pero se convirtió en un ruido de fondo y Qui-Gon no lo percibió. Supuso que ellos contaban con eso. Una presencia continua puede pasar más desapercibida que una intermitente.

Kegan estaba intensamente vigilado. Los skyhoppers que sobrevolaban la ciudad debían de estar equipados con dispositivos de mira y escucha. Era la única explicación.

V-Nen y O-Melie les habían pedido ayuda de la única forma que podían: con miradas e indirectas.

Qui-Gon y Adi no se atrevieron a hablar, ni siquiera al aire libre. Sin cruzar una palabra más, los dos Maestros Jedi se dirigieron al Círculo de Información.

La mirada alerta de Qui-Gon examinó los edificios redondos del Círculo. Vio una ventana abierta a su izquierda, y se la señaló a Adi con un gesto de la cabeza. Ella asintió.

Entraron en el edificio y se internaron rápidamente en un laberinto de pasillos que conducía hacia la habitación con la ventana abierta. Estaban seguros de que V-Nen y O-Melie estarían esperándoles.

La puerta estaba entreabierta. Qui-Gon dudó antes de pasar.

Entrad rápido, por favor —susurró V-Nen.

Y por favor, cerrad la puerta —añadió O-Melie.

Esta habitación es segura —dijo V-Nen en cuanto entraron los Jedi y cerraron la puerta tras ellos —. Melie y yo hemos instalado dispositivos anti- vigilancia. Los skyhoppers que habéis visto sobrevolando la zona son dispositivos no pilotados equipados con material de vigilancia audiovisual. Todo lo que decimos y hacemos se graba. Hay transmisores en nuestros hogares que envían las señales.

Qui-Gon y Adi se miraron.

Supusimos que estaba ocurriendo algo así —dijo Qui-Gon —. ¿Cómo permiten eso los ciudadanos de Kegan?

Comenzó como una medida contra la delincuencia —explicó O-Melie —. La sociedad era estable, pero cuando cambiamos al sistema de trueque comenzaron a cometerse hurtos menores. V-Tan y O-Vieve propusieron el empleo de  los autohoppers como dispositivos de seguridad, y todos votamos a favor. En realidad se supone que sólo estaban destinados a patrullar en la zona del mercado, pero después se amplió el radio al Círculo de Viviendas y más allá. Nadie pensó que serían utilizados para monitorizar conversaciones y actividades. Ocurrió lentamente, y ahora somos vigilados de forma constante.

Pero si todos los ciudadanos de Kegan tienen derecho al voto, ¿no podríais votar para eliminarlos? —preguntó Adi.

V-Nen negó con la cabeza.

 

Todos los ciudadanos tienen derecho al voto, pero son V-Tan y O-Vieve los que deciden lo que se vota.

O-Melie sonrió con tristeza.

Nuestra democracia es una ilusión. No es real. —Decidnos cómo podemos ayudaros —dijo Adi con suavidad —. ¿Qué creéis que le ha pasado a O-Lana? O- Melie y V-Nen se miraron asustados.

Estamos preocupados por su seguridad —dijo V-Nen en voz baja—. Hay rumores sobre lo que les ocurre a los niños que desaparecen.

Qui-Gon recordó algo que en su momento le había inquietado.

¿Es a eso a lo que se refería O-Yani cuando dijo que O-Lana no iba a desaparecer'?

O-Melie asintió.

Algunos niños se internan en el Círculo de Aprendizaje y nunca se vuelve a saber de ellos.

¿El Círculo de Aprendizaje? —preguntó Qui-Gon rápidamente —. ¿Dónde está?

Ese Círculo no está en la ciudad de Kegan, sino en el extrarradio —explicó V-Nen —. El Aprendizaje es un ciclo educativo desarrollado por O-Vieve y V-Tan. Se implantó hace unos quince años. Antes de eso no había una autoridad central y los niños se educaban en casa.

No sabemos dónde está, sólo que está en el campo

—respondió O-Melie—. Piensan que es mejor para los niños que los padres no vayan allí. Los niños acuden al Círculo de Aprendizaje cuando cumplen los cuatro años. No hay excepciones. Las faltas de asistencia se penalizan con dureza.

Ésa es la razón por la que no hay niños en la calle

dijo Adi.

¡Obi-Wan y Siri! —exclamó Qui-Gon—. ¿Podrían habérselos llevado por error?

Es posible —dijo V-Nen —. Hemos oído que los Guardianes de la Asistencia actúan primero y preguntan después. Y es probable que no crean a vuestros padawan si dicen que no son keganitas. Hay pocos ciudadanos que sepan que los Jedi están aquí. O-Vieve y V-Tan pensaron que era mejor mantener vuestra visita en secreto.

Y, como veis, nos pusimos en contacto con vosotros sin permiso de V-Tan y O-Vieve —dijo O-Melie—. Pensamos que los Guías Benevolentes no se atreverían a rechazar a los Jedi. Y, de hecho, no lo hicieron y os permitieron venir; pero no iban a dejarnos veros a solas.

—Dicen que es por nuestra seguridad —les dijo V-Nen—. Creen que los Jedi están rodeados de oscuridad.

 

Qui-Gon se quedó helado.

No lo entiendo.

O-Vieve tiene visiones proféticas y V-Tan tiene sueños — explicó O-Melie —. Muchas de sus predicciones se hacen realidad. Por eso la gente de Kegan confía en ellos. O-Vieve tuvo una visión sobre los Jedi en la cual una fuerza maligna arrasaría a todos aquellos que estuvieran cerca de ellos. Los keganitas tienen miedo de los Jedi.

Así que Adi tenía razón. Eso era lo que había percibido en V-Haad y O-Rena.

Miedo.

—Pero nosotros tenemos dudas con respecto a la visión de O-Vieve —dijo V- Nen —, y queremos lo mejor para nuestra hija. Tuvimos que ponernos en contacto con vosotros porque sabemos que a Lana no se la llevaron para unas pruebas rutinarias. Ya nos habrían dicho algo.

O-Melie sollozó.

V-Nen rodeó a su mujer con el brazo con gesto protector. Luego le pasó la mano en el pelo, abrazándola suavemente, y habló con la mejilla apoyada en la cabeza de ella.

Siento decir esto en voz alta, Melie, pero yo sé que tú piensas lo mismo. Tenemos que ser fuertes por el bien de nuestra hija. Tenemos que dejar que los Jedi nos ayuden. Nosotros solos no podremos.

O-Melie levantó la cabeza lentamente. Las lágrimas brillaban en sus ojos.

—Nen tiene razón —dijo ella temblando —. Necesitamos vuestra ayuda.

—Y nosotros estamos aquí para dárosla —dijo Qui-Gon.

V-Nen colocó la mano en el antebrazo de Qui-Gon. O-Melie puso la suya en el de Adi. V-Nen habló.

Para vosotros, ahora somos Nen y Melie. Nuestro destino está unido al vuestro.

Encontraremos a vuestra hija —les aseguró Qui-Gon. —Tened cuidado —les dijo Nen —. Formamos parte de una facción de Kegan que se opone a O-Vieve y V-Tan. Estamos en contra de esta política aislacionista. El comercio y la exploración serían positivos para Kegan. La vigilancia es lo que ha dificultado nuestro movimiento en contra del aislamiento. No es que nos arresten o nos prohíban discutir las cosas... al contrario, V-Tan y O-Vieve insisten en que Kegan es una sociedad abierta; pero, por alguna razón, aquellos de nosotros que preguntan por qué no podemos viajar, son castigados. Son llevados a sectores de trabajo que no les gustan, son obligados a compartir la vivienda sin avisar, se les otorga prioridad menor para sus peticiones... y más cosas que dificultan la vida en Kegan. Como podéis imaginar, nuestra causa ha perdido muchos miembros. Los demás han aprendido a ser cuidadosos.

Pero ahora hemos ido demasiado lejos. Se han llevado a nuestra hija —dijo Melie—. Yo ya no quiero ser cuidadosa.

 

—V-Tan y O-Vieve proclaman que si un keganita abandona el planeta, será nuestra destrucción —continuó Nen —. Y harán todo lo posible para impedir que Lana se vaya.

—Tenemos que encontrarla antes de que sea demasiado tarde —dijo Melie con voz temblorosa.

—Pero vigilan todos nuestros movimientos y escuchan cada palabra que decimos —añadió Nen desesperado.

—Tengo una idea —dijo Qui-Gon —. Los autohoppers se controlan mediante PICs, o sea Procesadores de Instrucción Central.

Sí —asintió Nen—. El PIC está en un edificio vigilado, aquí en el Círculo de Información.

Si Adi y yo conseguimos inhabilitar el PIC —continuó Qui-Gon —, tendrán que recoger los autohoppers hasta que lo reparen. Mientras tanto, la gente podrá compartir información de forma más libre. Podréis movilizar a vuestro grupo, y tendremos tiempo para encontrar a Lana.

—Qui-Gon, tengo que hablar contigo —dijo Adi con firmeza. La Maestra Jedi se llevó a Qui-Gon a una esquina.

No estoy a favor de ese plan —dijo en un tono grave que vibraba con preocupación —. Es totalmente opuesto a los deseos del Consejo. Inhabilitar un PIC interferirá de forma directa con el Gobierno de Kegan.

¿Pero de qué otra forma podemos completar la misión? —replicó Qui-Gon

—. Antes de venir, no sabíamos que el pueblo estaba bajo una vigilancia constante. No sabíamos que existían dos poderosos gobernantes controlándoles.

¡Y nuestros padawan y una niña inocente han desaparecido!

Adi apretó los labios y miró hacia el suelo, pensativa.

Adi, debemos encontrarles —dijo Qui-Gon suavemente—. Ésta es la única forma.

Adi levantó la cabeza. Sus ojos castaño oscuro seguían llenos de duda. No dijo nada.

Si no quieres ayudarme lo entenderé —dijo Qui-Gon con firmeza—, pero deshabilitaré el PIC. La pregunta es ¿vendrás conmigo?

 





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