Fanfic Crossover Las Aventuras de Tintín/Las Aventuras de Jackie Chan: El Imperio Maldito - *Capítulo 17: La Derrota de Jackie Chan*
Resumen del cartoon: Jackie Chan es un arqueólogo , que se ve atrapado en un conflicto entre la agencia del gobierno Sección 13 y un sindicato criminal conocido como la Mano del Mal. Dirigido por Valmont, la Mano del Mal está recogiendo talismanes mágicos para reanimar a un antiguo demonio-dragón conocido como Shendú. Jackie también tiene que mantener la mirada en su sobrina Jade, que ha volado desde Hong Kong. Jackie Chan, Jade, y su tío tienen que hacer todo lo posible para detener al mal, desde obteniendo estos poderosos talismanes hasta embarcarse en muchas misiones, para salvar al mundo del mal.
EL IMPERIO MALDITO
El peligro de la eterna oscuridad se cierne sobre la Tierra. ¿Podrán Jackie y sus nuevos amigos evitarlo? Jade es la llave y su destino será pelear a muerte contra su tío.
Género: drama, acción, fantasía, humor, artes marciales, aventuras
Pareja: ninguna
Pareja: ninguna
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 23 capítulos
Estado: completo
Año de creación: 2006
Escritora: Yu-Chan
ÚLTIMA PARTE: LA BATALLA ENTRE LA LUZ Y LA OSCURIDAD
*Capítulo 17: La Derrota de Jackie Chan*
Una extraña aura de energía brotó del talismán y se extendió por todo el
cuerpo de Jackie Chan, curando todas sus heridas para la sorpresa y
desagrado de la llave Keya y del príncipe Deimono Caronte.
—¡Eso es! ¡Como recién salido de fábrica! —exclamó feliz de la vida el
arqueólogo chino, contemplándose a sí mismo, completamente curado.
—¡No por mucho tiempo! —replicó la muchacha, lanzándole una verdadera
llamarada de fuego desde la palma de su mano.
—¡Talismán del Gallo! —Jackie se elevó inmediatamente hacia los cielos
en cuanto sujetó dicho objeto, evitando así que el ataque de Keya diera
en él, enfureciéndola aún más.
—¿Crees que yo no puedo volar como tú, pobre mortal? ¡Pues mira esto!
—y, para el asombro de Chan, ella también despegó de la tierra y se
dirigió volando hacia él con la intención de luchar cuerpo a cuerpo.
El joven arqueólogo chino resultó ser tan ágil y torpe como en tierra,
luchando contra su transformada sobrina con golpes de puño y patadas,
deteniendo también todos sus ataques con rápidas defensas de kung fu y
extrañas pero oportunas acrobacias. Lucharon así durante largos minutos
a través de los cielos ante la atónita mirada de los presentes hasta
que, finalmente, Keya se alejó un par de metros de su contrincante y
enfrentó ambas palmas de su mano delante de su rostro, concentrándose en
el hueco que se había formado entre ellas. Poco a poco, y ante la
sorpresa de Jackie, la muchacha logró formar una poderosa bola de
energía azul entre sus manos.
—¡AH! —exclamó, lanzándosela tan repentinamente que él no tuvo tiempo de
esquivarla, recibiéndola de lleno.
Atontado y adolorido por aquel poderoso impacto de energía espiritual
que quemó su camiseta y lastimó su pecho, Jackie cayó directo al suelo,
dándose un buen golpe seco sobre él.
—… ¡Ouch! Esto va a doler mañana… —murmuró mientras se ponía en pie
dificultosamente, tratando, como siempre, de mantener su buen humor ante
la adversidad.
—¡TEN CUIDADO, JACKIIIIIIEEEE! —le advirtió su Tío desde las mazmorras.
Con una agilidad asombrosa y gracias a su instinto de artista marcial,
el aludido rodó sobre sí mismo hasta quedar hincado a una prudente
distancia del lugar en donde había estado segundos antes y que ahora
sólo era un profundo y humeante cráter negro.
—¡Maldición! ¡Fallé! —se quejó Keya.
—¡Jade, te dije que no uses esas palabras! —la amonestó de inmediato
mientras se curaba las heridas con el Talismán del Caballo.
—¡Pfffh! ¡YO NO SOY JADE, MALDITA SEA! —gritó entre furiosa y
fastidiada, comenzando a descargar una andanada de bolas de energía
sobre Jackie, quien comenzó a esquivarlas una tras otra con hábiles
volteretas hasta que sacó el Talismán del Dragón y, con su ayuda,
comenzó él también a lanzar bolas de fuego que chocaron certeramente
contra las de Keya, haciendo que explotaran en el aire.
—¡Tú eres mi sobrina Jade y yo me encargaré de que vuelvas a serlo, te
lo prometo! —replicó, lleno decisión.
—¡Sí! ¡El tener los doce talismanes en su poder le han devuelto las
esperanzas a Jackie! —festejó el entusiasmado capitán Black, cerrando su
mano derecha como una poderosa garra—. ¿Cree usted que podrá recuperar a
Jade con el poder de los talismanes? —se volvió hacia el viejo Tío, con
ojos interrogantes.
—¡Aiiee-yaaaahh! ¿Acaso me "clees galletita de la foltuna"? —respondió
con su habitual mal carácter, golpeando al hombre calvo con los dos
dedos de su mano, como lo hacía siempre cada vez que reprendía a
alguien—. ¡No tengo idea si los talismanes serán más poderosos que la
magia de Deimono Caronte!
—¿Entonces…, tener los talismanes no nos asegurará la victoria? ¡Rayos y
centellas! —se quejó el capitán Haddock.
—Eso tampoco lo sé… —murmuró el viejo chino, volviéndose con expresión
muy preocupada hacia la ventana enrejada para seguir observando la
encarnizada pelea que se llevaba a cabo entre tío y sobrina.
La joven había detenido su ataque para concentrarse únicamente a desviar
las bolas de fuego del enemigo, siempre manteniéndose suspendida en el
aire. De pronto, Jackie dejó de atacarla y voló hacia ella con la ayuda
del Talismán del Gallo, trenzándose ambos en una fervorosa lucha al
mejor estilo de las artes marciales con ataques y defensas de parte de
las dos partes. Luego de unos largos minutos de intercambio de golpes,
Jackie y Keya se tomaron de las manos, entrelazando los dedos para
quedar finalmente muy cerca el uno a la otra, mirándose cara a cara con
gran determinación.
—¡Lograré que regreses a nosotros, Jade!
—¿Ah sí? ¿Y crees que te va a ser tan fácil? ¡Ni siquiera he mostrado la
mitad de mi poder! —apenas terminó de decir esto, se separó de quien
había sido su tío y, con un largo y sonoro grito, hizo estallar el chi
de todo su ser, siendo rodeada por un aura dorada de un poder tan
intenso que Jackie Chan jamás había visto antes.
—¿Qué? —impresionado, retrocedió por instinto. Semejante poder exhibido
le había hecho dudar de su propia fuerza y el de los talismanes de Shendu.
Sentado cómodamente en su trono con la mejilla apoyada en su puño,
Deimono Caronte sonrió maliciosamente complacido.
—Ahora es cuando el verdadero poder de Keya será revelado y nada ni
nadie sobre este patético mundo logrará detenerme… ¡Ja, ja, ja, ja! —se
levantó de su asiento, señalando con el dedo índice a su nueva súbdita—.
¡Destrúyelo y ofrece su corazón a los Dioses de la oscuridad!
—¡No puede ser tan malvado! —se quejó el arqueólogo, girando hacia él.
—¡CUIDADO, JACKIE! —gritó el capitán Black, pero la advertencia fue
inútil, Keya fue demasiado rápido para Jackie y pronto se vio golpeado
fuerte y reiteradamente en el estómago con los puños, sin un ápice de
compasión por parte de ella, dejándolo sin aire; luego, con una
fuertísima patada que le descargó también en el abdomen, fue lanzado
nuevamente contra el duro muro de la ciudad, quedando incrustado en él,
semiinconsciente.
—… Ja-de… —susurró lastimeramente mientras que la chica de descostillaba
de la risa al contemplarlo tan acabado.
—¿Lo ves, pobre iluso? —se burló con marcada frialdad, poniendo los
brazos en jarra—. ¡Éste es mi verdadero poder! ¡Ja, ja, ja! ¡Te dije que
nunca lograrías derrotarme! ¡Soy demasiado fuerte para ti! ¡Ja, ja, ja!
—No me rendiré… Mientras tenga los talismanes, sé que podré recuperarte…
—¡Tsk! Ya pareces un disco rayado con eso; ¡te quitaré esos malditos
talismanes de una buena vez y te arrancaré el corazón!
Apenas terminó de decir esto, la joven se lanzó hacia él a gran
velocidad con la intención de cumplir con su cometido. Pero Jackie Chan
no estaba para nada dispuesto a darse por vencido y, a pesar del intenso
dolor físico que lo consumía, sacó con mano trémula el Talismán de la
Liebre de la bolsa de Jade para adquirir la súper velocidad que le
permitió, en un abrir y cerrar de ojos, tomar también los talismanes del
Caballo, el Dragón, el Cerdo, el Gallo y el Buey; curándose las heridas
y los golpes con el primer talismán y salir disparado del hueco en donde
se encontraba un segundo antes de que Keya se estrellara con su puño
dentro de él.
—¡Malditos sean esos talismanes! —se quejó la muchacha, volviéndose de
inmediato hacia su rival para comenzar a lanzarle una seguidilla de
bolas de energía que Jackie comenzó a esquivar con cómicos saltitos
hacia cualquier dirección, como si estuviera parado sobre brasas
incandescentes.
—¡Ja-de-te-di-je-que-no-u-ses-ma-las-pa-la-bras! —la amonestó mientras
saltaba.
—¡Ya cállate, idiota! —voló hacia él, furiosa, decidida a batirse a una
lucha de cuerpo a cuerpo contra el arqueólogo.
—¡Esta vez no escaparé! —replicó Jackie, preparándose para la batalla
con una perfecta pose de kung fu—. ¡Volverás a ser Jade con la ayuda de
los talismanes!
—¡Jamás!
Y se trenzaron nuevamente en un feroz combate que decidiría el destino
de la humanidad, haciendo gala de sus habilidades marciales y mágicas,
sobrevolando por todo el lugar ante el asombro de los espectadores.
Con la ayuda del poder de los talismanes que había escogido, Jackie era
tan fuerte como Keya y pudo ponerse a su altura. Ahora poseía una fuerza
física impresionante gracias al Talismán del Buey, la súper velocidad
que el otorgaba el Talismán de la Liebre y podía lanzar rayos de sus
ojos con la ayuda del Talismán del Cerdo, pero también había decidido,
por su sentido del honor y la justicia, no usar el talismán del Perro
(que le concedía la inmortalidad) o cualquier otro que le confiriera
cierta ventaja por sobre su poseída sobrina. Si iba a recuperar a Jade,
iba a hacerlo sin trampa alguna.
Y así, con renovada determinación, Jackie Chan atacó a su contrincante
con un repentino ataque de rayos y bolas de fuego que impactaron de
lleno contra Keya, lanzándola contra el suelo, estrellándose en él y
dejando un gran cráter, haciendo estremecer todo el lugar.
Dándose cuenta de que la chica había quedado inconsciente, Jackie
decidió que era el momento indicado para seguir con su improvisado plan:
utilizar los otros talismanes para volver a Jade a la normalidad.
Sacándose la mochila de la espalda, sacó de ella los talismanes de la
Oveja, el Tigre y el Caballo. Sujetando aquellos objetos fuertemente
dentro de su puño, dirigió su vista hacia la que antes había sido su
sobrina. Estaba dispuesto a jugarse el todo por el todo para devolverle
su verdadero ser.
—¡Jadeeeee! —se dirigió hacia ella a gran velocidad con la intención de
realizar su plan.
Pero grande fue su sorpresa cuando Keya abrió los ojos de repente y
volteó hacia él, obligándolo a detenerse de golpe, llenándolo de temor.
—¿Crees que soy tan fácil de derrotar, imbécil? —y sin decir nada más,
la joven alzó las palmas de las manos y descargó un solo rayo de energía
chi tan grande y veloz que alcanzó a Jackie en un santiamén sin que este
tuviera tiempo de reaccionar, derribándolo en el acto, totalmente
abatido, impactando fuertemente sobre el suelo, quedando completamente
inconsciente en el centro de su propio cráter, con los brazos extendidos
y todos los talismanes desparramados a su alrededor.
—¡NO! ¡JACKIIIIIIEEEEEE! —el capitán Black se aferró fuertemente a los
barrotes de la prisión, desesperado.
—¡Rayos y centellas! ¡Jade es demasiado fuerte para él y los talismanes!
—exclamó Haddock.
—¡Oh, no! ¡Estamos perdidos! —se quejó el Toro Fuerte.
Ten Aptur nada dijo, pero se mantuvo muy serio, con la mirada fija sobre
ambos luchadores. Tal vez...
—¡Perfecto! ¡Llegó la hora de hacerte pedazos! —declaró la victoriosa
Keya, y voló hacia los cielos hasta detenerse a 30 metros de altura para
comenzar a lanzar andanada tras andanada de esferas de energía chi sobre
el cuerpo del arqueólogo chino, como si fueran la descarga de una
ametralladora, dejándolo terriblemente herido, casi al borde de la muerte.
Y así, ante la desesperación del Tío y de los demás, la guerrera sonrió
maliciosamente al igual que el príncipe oscuro: por fin Jackie Chan, el
representante del bien sobre la Tierra, había sido derrotado.
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