Fanfic Crossover Las Aventuras de Tintín/Las Aventuras de Jackie Chan: El Imperio Maldito -Capítulo 9: ¿La Muerte de Jade Chan?-

      Resumen del cartoon: Jackie Chan es un arqueólogo , que se ve atrapado en un conflicto entre la agencia del gobierno Sección 13 y un sindicato criminal conocido como la Mano del Mal. Dirigido por Valmont, la Mano del Mal está recogiendo talismanes mágicos para reanimar a un antiguo demonio-dragón conocido como Shendú. Jackie también tiene que mantener la mirada en su sobrina Jade, que ha volado desde Hong Kong. Jackie Chan, Jade, y su tío tienen que hacer todo lo posible para detener al mal, desde obteniendo estos poderosos talismanes hasta embarcarse en muchas misiones, para salvar al mundo del mal.





EL IMPERIO MALDITO

El peligro de la eterna oscuridad se cierne sobre la Tierra. ¿Podrán Jackie y sus nuevos amigos evitarlo? Jade es la llave y su destino será pelear a muerte contra su tío.

Género: drama, acción, fantasía, humor, artes marciales, aventuras
Pareja: ninguna
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 23 capítulos
Estado: completo
Año de creación: 2006
Escritora: Yu-Chan


*Capítulo 9: ¿La Muerte de Jade Chan?*


El joven arqueólogo, Jackie Chan, no podía creer lo que veía, ¿acaso Seikah, aquel niño guía de agradable apariencia y personalidad, era al príncipe oscuro que tanto temían encontrar? Los achinados ojos del joven hombre se dirigieron hacia su tío desmayado, luego hacia el desfallecido monje Ten Aptur, para luego dirigirse hacia su maltratado amigo Toru, quien yacía ladera abajo, por último, dirigió finalmente su incrédula vista hacia el supuesto "príncipe".

-… Seikah… -murmuró-, ¿todo esto era un engaño? ¿P-por qué…?

Tintín y Haddock también estaban sorprendidos, jamás se hubieran imaginado que el pequeño Seikah sería el enemigo que tanto habían temido encontrar. ¿Entonces la leyenda que les había narrado aquel viejo monje era cierta? ¿Acaso el fin de la civilización humana estaba cerca? ¿Podrían ellos evitarlo? ¿O de alguna manera colaborarían con su realización? El joven reportero decidió que no tenía porqué hacerse realidad aquella terrible profecía, ellos tenían el destino en sus manos, ellos tenían que evitar a toda costa que la profecía se cumpliera a favor del Imperio de la Oscuridad.

-Tenemos que hacer algo, capitán –murmuró el muchacho con gran determinación.

-¡¿Y qué quieres que hagamos?! –replicó su amigo bastante histérico- ¡¡Rayos y centellas!! ¡¿Acaso no ves que es un príncipe de la oscuridad?! ¡¡Utiliza le magia!! ¡¡Es invencible!!

-Igual tenemos que hacer algo.

-¡¡De todas las ideas locas que has tenido, esta es la peor!! ¡¡Que un mal rayo me parta si me convences para ayudarte!!

El jovencito Seikah, quien en realidad era un príncipe cuyo nombre era Deimono Karonte, comenzó a reírse de buena al ver lo confundidos que se encontraban todos, luego, poniéndose muy serio, comenzó a caminar hacia dónde se encontraba el sorprendido y asustado arqueólogo aficionado.

-Señor Chan –dijo-, para mi fortuna y para el infortunio de ustedes, la llave y el sacrificio sagrado están en su grupo. Necesito llevármelos a los dos ahora mismo.

-¡¿Q-qué?! –Jackie aún no cabía en su asombro. Todo se había vuelto demasiado peligroso-. ¿Pero por qué hiciste todo esto? ¿Por qué engañarnos de esta manera? ¡Confiábamos en ti!

El príncipe se rió de buena gana, y luego contestó:

-Vivir encerrado en una ciudad por cientos de años es una situación bastante tediosa, y ahora que los planetas negros están por alinearse dándome la fuerza necesaria como para salir de aquí, necesitaba entretenerme con algo… Entretenerme con ustedes, pobres ilusos.

-Eres un… -Chan no terminó la frase, él no era hombre de decir palabrotas.

-¿Aparte de la "llave", dijiste que necesitabas un "sacrificio sagrado"? –le preguntó Tintín sin demostrarle miedo alguno.

Deimono sonrió, aquel muchachito que aparentaba ser el más "delicado", era uno de los que más valor tenían en todo aquel grupo tan dispar.

-¿Quieres saber quién es el indicado para dar su vida, su sangre, y su corazón ante mis dioses?

-¡Sí!

Entonces, Deimono, para darle gusto, comenzó a describir al sujeto que sería el sacrificado:

-Es un hombre valiente, ágil y puro de corazón.

Jakie tragó saliva y se puso nervioso, ¿acaso sería él el elegido para el sacrificio? ¿quién entonces salvaría al mundo? El príncipe volvió su rostro hacia él, observándolo con una mirada siniestra, le sonrió y le dijo:

-También tiene que ser inteligente, no un tonto ingenuo como usted, señor Chan.

-¡¿Eh?! –Chan abrió enormemente los ojos adivinando quién sería el elegido, pero antes de que pudiera siquiera mover un dedo, el malvado príncipe extendió la mano en dirección al joven reportero y le mandó un tremendo golpe de energía que lo dejó completamente paralizado.

-¡¡TINTÍN!! –exclamó Haddock entre sorprendido y asustado mientras lo sacudía para volverlo en sí, pero ya nada podía hacer, su amigo no podía responderle, parecía una estatua viviente, pues se suponía que aún estaba con vida.

Y así, al ver semejante acto perverso, el pacífico Jackie Chan se enojó. A él no le gustaba utilizar la fuerza bruta, pero también le disgustaba la injusticia y los malos actos, y si los malos tenían que merecer un castigo, él se los daría.

-Esto la vas a pagar muy caro –advirtió el joven arqueólogo mientras tomaba una posición de ataque estilo kung fu, dispuesto a atacarlo.

-¡¡JAH, JAH, JAH!! ¡Pero qué estúpido e ingenuo resultaste ser! –se burló el pequeño príncipe al ver su actitud-. ¿Quieres atacarme? Pues ven, si tanto lo deseas.

Furioso, el muchacho chino se dirigió velozmente hacia él y le lanzó una poderosa patada seguida por una serie de golpes de puño al puro estilo del boxeo chino, pero Deimono esquivaba cada golpe que Chan le lanzaba, ni siquiera levantaba una sola mano para defenderse, solamente retrocedía o lo esquivaba cómodamente, sin el más mínimo esfuerzo, solamente conservaba su odiosa sonrisa en el rostro, burlándose de su atacante. Jackie, por más que lo atacara con todas sus fuerzas, no había logrado tocarle un solo pelo, lo único que conseguía era cansarse. En un momento dado, el príncipe de la "Ciudad de las Sombras", extendió la mano y le lanzó un poderoso golpe de energía a nuestro protagonista, lanzándolo con fuerza contra una pared natural de roca. Tirado en el suelo y un tanto atontado, Jackie se llevó la mano a su mareada cabeza y murmuró con su habitual humor:

-…¡Uf! Mal día, mal día… La suerte no me acompaña…

-¿Lo ves? Eres patético –le dijo Deimono con desprecio-. Ni siquiera pudiste hacerme un rasguño. ¿Por qué no sacas algunos de tus talismanes para que te ayude? Quiero divertirme un poco más.

Jackie Chan sonrió, y mientras se ponía en pie, le dijo:

-Le dejé los talismanes a Jade…

-¡Oh! ¿La pequeña niña china? –entonces, Deimono sonrió siniestramente, gozando por lo que diría-. Ahora que hablamos de ella, ¿A que no adivinas quién es la llave?

-¿Eh? –Jackie arqueó las cejas perplejo, alarmado ante aquella pregunta-. ¿T-te refieres a Jade? ¿Ella es la "llave" que ustedes tanto han buscado?

-Exactamente…

-¡¡No!! –le negó furioso-, ¡¡no lo permitiré!! ¡¡Jamás le pondrás un dedo encima!!

-Pues creo que eso no será posible, puesto que YA le puse un dedo encima… Jeh jeh jeh…

-¡¡Eres un maldito!! –Sin pensarlo siquiera por un momento, Jackie se dejó llevar por sus sentimientos y se lanzó al ataque en contra del príncipe, pero éste lo detuvo con otro golpe de energía lanzada con su mano derecha. El impacto lanzó a nuestro arqueólogo contra unas rocas, golpeándose seriamente y dejándolo completamente atontado y exhausto.

-No eres digno de que ponga mis manos sobre tu persona… -le dijo con tono presuntuoso-. Pero para tu sufrimiento, te explicaré por qué es demasiado tarde como para que hagas algo por tu sobrina.

-¿Viste el colgante que le regalé? Pues verás, esa piedra negra corromperá el corazón de la niña hasta que la convierta en una de mis más fieles servidoras, y sólo así lograré que ella abras las puertas de la "Dimensión Oscura". Al principio no sabía cómo dominarla, pero al notar su rebeldía hacia tus mandatos, aproveché ese sentido de libre indisciplina para que las tinieblas gobernaran su corazón. ¿Y sabes?, tú me ayudaste mucho para que cumpliera mi propósito al haberle prohibido que te acompañara, su corazón brioso y rebelde no soportará seguir tu orden, y en cuanto vuelva a desobedecerte, la hechizaré con la ayuda de la piedra que le obsequié.

-… Eso nunca lo lograrás… -le dijo Chan mientras volvía a ponerse penosamente en pie-… Ella no me desobedecerá…

-¿Estás seguro de eso? Pues yo no lo creo. ¿Serías capaz de apostar tus doce talismanes por ella?

Jackie se quedó mudo por unos momentos, pensativo. Y sí, era cierto que Jade, muchas veces lo había desobedecido, pero nunca por mala intención. Confiaba en que ahora le haría caso comprendiendo la peligrosidad de aquella situación en la que estaban metidos, y no lo desobedecería. Sí, debía confiar en su sobrina.

-Apostaría todos los talismanes del mundo por ella –dijo al fin con plena seguridad.

Deimono sonrió complacido y le dijo:

-Recuerda lo que apostaste, no lo olvides.

-No lo olvidaré.

-Si pasan tres horas sin que tu sobrina aparezca, tú ganarás la apuesta.

-¿Tres horas? Es mucho tiempo. ¿Y qué ganaré?

Deimono Karonte lo miró fijamente a los ojos y le dijo:

-Les devolveré a sus amigos y me marcharé de aquí y los dejaré en paz. ¿De acuerdo?

-De acuerdo –aceptó inocentemente nuestro protagonista.

Varios minutos pasaron en completo silencio, mirándose desafiadoramente entre ellos, peleando por saber cuál de los dos conocía mejor a Jade. Todo dependía de la decisión que tomaría la niña respecto a su indeseado confinamiento en el templo. Mientras tanto, el capitán Haddock seguía al lado de su amigo, mirando a su alrededor con creciente preocupación, ya que estaban rodeados por aquellas horribles criaturas denominadas: "Moradores de las Tinieblas", y como no los atacaban, era evidente que servían al príncipe oscuro.

Ya casi habían pasado las horas propuestas, Jackie y Deimono seguían parados en el mismo lugar, el tío, Toru, y Ten Aptur aún estaban desmayados pero reunidos en un solo lugar por el capitán Haddock, quien se había sentado en unas rocas al lado se su paralizado amigo Tintín, para fumar nerviosamente su pipa y mal decir todo el tiempo su mala suerte.

Los minutos pasaban, el príncipe seguía tranquilo, pero Jackie comenzaba a ponerse nervioso, cada tanto, el joven chino contaba los minutos que faltaban con su reloj de pulsera.

-¡Ya casi es hora…! –murmuró para sí-, ¡pronto todo esto terminará!

Pero entonces, Jackie fue sorprendido por una risilla burlona de Deimono, lo que hizo que dejara de prestarle atención a su reloj y lo mirara un tanto confundido.

-¿Qué es tan gracioso, rayos y centellas? –inquirió el capitán sin poder ocultar su mal humor.

A Deimono Caronte se le iluminó el rostro, y justo en ese momento…

-¡Guau! Guau! ¡Guau! –eran los ladridos de Milú.

-¡¡Tío Jackieee!! –y entonces se escuchó a Jade llamar a su sorprendido pariente. La oración hizo eco entre las escarpadas montañas.

-¡Oh no! ¡Es Jade! –exclamó muy alarmado el arqueólogo mientras alternaba nerviosamente su atención hacia el segundero del reloj y las laderas de la montaña.

-De nada te sirve –le dijo el malvado niño-, aunque lograran pasar las tres horas, es evidente que tu sobrina te desobedeció.

-¡¿Eh?! –el joven arqueólogo entendió entonces, que su querida Jade estaba en serio peligro. ¡Tenía que evitar a toda costa que aquel sujeto malvado la atrapara!

Sin darle tiempo a nada, Jackie Chan se abalanzó contra el malvado príncipe, y de unos poderosos golpes de puño y una buena patada en el pecho, lo mandó cuesta abajo.

-¡Uf! ¡Creo que lo logré! –comentó un tanto más tranquilo al verlo desaparecer por entre las rocas.

Sólo pasaron unos segundos antes de que Jade Chan y Milú aparecieran subiendo muy feliz por la ladera rocosa como si fueran unas cabras de montaña, al verla venir, Jackie no pudo evitar sentirse frustrado y asustado por ella, así que no la recibió de muy buena manera.

-¡¡Jade!! –exclamó Jackie molesto- ¡¿Pero qué haces aquí?! ¡¡Te dije que te quedaras en el templo!! ¡¿Hasta cuándo vas a desobedecerme?!

La niña se detuvo un tanto desconcertada, su tío nunca antes se había enojado de esa manera, claro que ella lo había visto enojado, pero no tanto como lo encontraba ahora.

-Pero, tío Jackie, tú dijiste…

-¡¡No me salgas ahora con una de tus ocurrencias y vete hacia el templo ahora mismo!! ¡¡Es demasiado peligroso como para que te quedes aquí!! –Jackie Chan no podía evitar ponerse agitado, ya que aunque había derrotado momentáneamente a Deimono, los "Moradores de las Tinieblas" aún se encontraban allí.

Entonces, sin prestarle mucha atención a las palabras de su tío, como hacía casi siempre, Jade dirigió su vista hacia el lugar en dónde se encontraban desmayados el tío; Toru y Ten Aptur.

-¿Pero qué les pasó? –murmuró sorprendida la niña, pero su atención se dirigió luego hacia en dónde ladraba Milú, y para su sorpresa, notó el extraño estado en que se encontraba Tintín.

La chica no entendía muy bien lo que había ocurrido allí, pero al ver que su amigo Seikah no estaba por ningún lado y que los "Moradores de las Tinieblas" estaban por todo el lugar, supuso que sus amigos habían sido emboscados. Entonces, Jade decidió que tenía que hacer algo al respecto. En cuanto comenzó a brincar sobre las grandes rocas en dirección hacia su tío Jackie con la intención de ayudarlo, éste le advirtió:

-¡Jade! ¡Vete de aquí! –insistió el arqueólogo, temeroso de que el príncipe de la "Dimensión Oscura" volviera en sí y atrapara a su sobrina-. ¡Tú estás en peligro! ¡Él te busca a ti!

-¿De qué estás hablando, tío Jackie? –le preguntó extrañada mientras se detenía sobre una gran roca parda.

-¡Es Seikah! ¡Todo este tiempo estuvo engañándonos! ¡Él es en realidad el príncipe de la "Ciudad Oscura"!

-¡¿Qué?! ¿Dices que Seikah es el traidor? –se asombró, se sintió traicionada, pero enseguida se repuso y cerró con fuerza sus pequeños puños mientras que su rostro de sorpresa se transformaba en uno de gran decisión y desquite.

-¡No te preocupes, tío! –exclamó sonriendo esplendorosamente mientras hacía la señal de la paz con su mano-. ¡Menos mal que te desobedecí! ¡Ahora yo misma me encargaré del traidor de Seikah y sus monstruos con ayuda de los doce talismanes!

-¡No! ¡Espera, Jade! –Jackie trató de advertir a su sobrina, comenzó a correr hacia ella para detenerla, pero justo en ese momento, una flecha ennegrecida pasó justo a su lado directo hacia Jade Chan, quien apenas pudo esquivarla. Todo pasó tan rápido, que nadie tubo tiempo de poder evitar el desastre.

-¿Acaso creyó que unos golpecitos podrían derrotarme? – Jackie escuchó la maligna voz de su cruel enemigo a sus espaldas, se dio media vuelta y se llevó un tremendo susto al ver a otra persona en vez de aquel niño aparentemente bueno.

Deimono Karonte, ahora un joven apuesto, alto, musculoso, poderosamente maligno, de largos y lacios cabellos negros recogidos en la nuca dejando una larga cola, vestido con extrañas ropas negras con costosos adornos de oro, bajaba sus brazos que sostenían un arco color negro, su rostro era hermoso, pero perverso.

Por primera vez en su vida, Jackie había quedado impresionado al sentir un Ki poderosamente maligno, pero, un débil quejido lo hizo volverse hacia Jade, y cuando lo hizo, quedó tan impactado con lo que vio, que quedó completamente aturdido.

La flecha que había pasado rasante por su lado, había dado de lleno en el pequeño torso de la niña, atravesando al mismo tiempo la oscurecida piedra y el corazón de Jade.

-…Ja-Jade… -apenas pudo decir el arqueólogo mientras sentía que las piernas le flaqueaban y que ya no podían sostenerlo por más tiempo.

-…Tío… Jackie… -murmuró la niña mientras extendía su mano temblorosa hacia su tío como si estuviera pidiéndole ayuda, pero inmediatamente después, a Jade se le nublaron los ojos, los cerró y cayó desvanecida a los brazos del malvado príncipe, quien había ido a su lado con una velocidad asombrosa.

Deimono miró a Jackie con un gesto de malsano triunfo, le dijo:

- Creo, que acaba de perder la apuesta, señor Chan.

-¡Déjala, no la toques! –le advirtió el otro mientras intentada controlar sus piernas temblorosas, pero el príncipe, obviamente ignoró esa orden, miró el rostro de la pequeña moribunda y dijo en un tono algo bajo, como si estuviera hablando más consigo mismo:

-Para que esta niña me sirva, su alma debe pertenecerme…

-¡¡No!! ¡¡No te atrevas!! –pidió desesperadamente el arqueólogo, pero en cuanto caminó unos pasos, cayó de rodillas al suelo. El impacto de haber visto a su sobrina atravesada por una larga flecha, había sido demasiado para él.

-Si quieres intentar rescatar a tu sobrina y a tus amigos, vengan todos ustedes a la "Ciudad de las Sombras", yo los estaré esperando. Hasta entonces, nos veremos.

Jackie Chan, desesperado, volvió a levantarse y corrió hacia donde se encontraba aquel malvado sujeto con Jade, pero apenas llegó hasta allí, una espesa niebla oscura rodeó a Deimono Karonte y su prisionera, desapareciendo así junto a Tintín y los "Moradores de las Tinieblas".

-¡¡NOOO!! ¡¡¡JADEEEEEEEEE!! –gritó el arqueólogo mientras intentaba atraparlos en el aire, pero ya era tarde, ellos se habían ido.

Chan, completamente desalentado, cayó nuevamente de rodillas al suelo pedregoso, cabizbajo, luego apoyó sus manos al suelo, quedando completamente derrotado.

Mientras Milú aullaba lamentando la pérdida de su amo, el capitán Haddock, aún sin llegar a entender del todo lo que había ocurrido, lo único que atinó a decir fue un desanimado:

-Rayos y centellas…
 


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