Fanfic Crossover Las Aventuras de Tintín/Las Aventuras de Jackie Chan: El Imperio Maldito -Capítulo 4: La Montaña de las Tinieblas-

   Resumen del cartoon: Tintín, eterno adolescente sin familia conocida, es reportero que en realidad actúa más como aventurero o detective. Viaja por todo el mundo acompañado de su inseparable perro Milú con el propósito de enfrentarse a las fuerzas del mal para proteger a los débiles y a los oprimidos y saciar su inagotable sed de aventuras. A su lado cuenta con el irascible Capitán Haddock, los inefables Hernández y Fernández, el despistado Profesor Tornasol o la celebérrima Bianca Castafiore.




EL IMPERIO MALDITO

El peligro de la eterna oscuridad se cierne sobre la Tierra. ¿Podrán Jackie y sus nuevos amigos evitarlo? Jade es la llave y su destino será pelear a muerte contra su tío.

Género: drama, acción, fantasía, humor, artes marciales, aventuras
Pareja: ninguna
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 23 capítulos
Estado: completo
Año de creación: 2006
Escritora: Yu-Chan


SEGUNDA PARTE: LA TRANSICIÓN

*Capítulo 4: La Montaña de las Tinieblas*


Mientras se dirigían hacia la montaña, Jade caminaba al lado de Seikah delante de todo el grupo, conversando sin parar, muy feliz por su presencia, ya que no iba a ser la única niña allí, además, el chico le simpatizaba muchísimo.

-Parece que a Jade le gustó mucho ese niño, tío –le comentó Jackie a su malhumorado pariente, quien replicó molesto:

-Pues a mí no me gusta nada ese mocoso, no confío en él.

-¿Por qué? A mí me parece muy competente… -replicó extrañado su sobrino.

-¡Aiiiyyyaaaa! ¡No contladigas a tu tío! –exclamó irritado mientras lo golpeaba en la cabeza con los dedos de su mano

Jackie nada dijo mientras se friccionaba su cabeza adolorida, pero en su interior pensaba que su tío estaba exagerando.

Caminaron por la falda de la gigantesca montaña durante casi una hora, hasta que de pronto, el joven guía se detuvo y les dijo a los demás:

-De aquí en más tendremos que seguir a pie cuesta arriba por la montaña.

-¿A pie? –Se quejó el capitán, -yo pensaba que seguiríamos en burros, o tal vez alquilaríamos un automóvil.

-No se puede capitán –le dijo Tintín, -no hay caminos hacia al templo a donde nos dirigimos… Y además, recuerde que usted no se lleva muy bien con los animalitos de carga…

-¡¡Rayos y centellas, es cierto!! –Se acordó Haddock de aquellas desagradables experiencias vividas con las odiosas llamas del Perú-. ¡¡Que mil rayos partan a esas llamas!!

-¡Capitán! –lo retó su amigo reportero.

-Bueno, -comentó Chan mientras se sacaba la mochila de viaje de su espalda y la colocaba en el suelo-, primero tenemos que almorzar, luego subiremos la montaña, ¿de acuerdo?

-¡¡Siiiiii!! –asintieron todos con alegría al tiempo que desempacaban y comenzaban a armar un rudimentario campamento.

El grupo se daba muy bien a pesar de algunas diferencias que había entre ellos, bueno, en realidad la diferencia la hacían el tío de Jackie y el capitán Haddock, quienes siempre hallaban un motivo para discutir entre ellos y quejarse por todo.

Los que se llevaban muy bien comían y conversaban a gusto, sólo Toru y Seikah eran los únicos que no hablaban mucho, uno por tímido y el otro por reservado, simplemente se limitaban a escuchar y comer, y sólo de vez en cuando decían algo.

-Noté que eres un chico demasiado maduro para tu edad, Seikah –le comentó Tintín.

-Papá y yo tuvimos una vida muy difícil, señor Tintín, pero gracias a eso puedo valerme por mí mismo.

-¡Por eso te admiro tanto! –exclamó la joven Jade mientras abrazaba alegremente a Milóu y compartía con él parte de su almuerzo.

-Espero que aprendas de él, Jade –le aconsejó Jackie.

-¡De eso tenlo por seguro, tío!

-¡Vaya! ¡Parece que ya tienes novia, jovencito! –comentó mordazmente el capitán Haddock mientras le daba una buena palmada en la espalda el pequeño guía, provocando que se ahogara con el agua que estaba tomando.

-¡Eso es mentira! –negó Jade vehementemente mientras se cruzaba de brazos muy molesta, pero también tan colorada como un tomate, al igual que Seikah.

Todos los demás se rieron con la ocurrencia de Haddock, menos el tío, que seguía dudando del muchacho, aunque no supiera muy bien qué era lo que no le agradaba.

Después de media hora de descanso, el grupo decidió seguir caminando, esta vez iban a ir cuesta arriba, treparían la montaña.

Una vez que comenzaron el ascenso, Jade, quien caminaba junto a Milóu al lado de Seikah, le preguntó intrigada:

-¿Cómo se llama esta montaña?

Sin volver el rostro hacia ella, el chico respondió con su habitual seriedad:

-Le dicen la "Montaña de las Tinieblas".

-¿Y eso por qué? No he visto que este lugar esté rodeado de tinieblas, solo veo el cielo azul, rocas, animalitos y algo de vegetación y nada más.

-Cuenta la leyenda que las tinieblas aparecen cuando los "Moradores de la Tinieblas" vienen a detener a quienes quieren encontrar la Ciudad de las Sombras.

-¿Y eso es verdad? –preguntó fascinada.

El jovencito volvió esta vez su rostro hacia ella, le sonrió simpáticamente y le contestó:

-No lo creo, Jade, lamento desilusionarte.

-¡Oh! –se quejó la niña, desanimada por la respuesta, pues a ella le encantaba la idea de que pasara algo interesante en aquel viaje. Pero su tío Jackie, quien estaba caminando detrás de los niños no pensaba igual.

"Menos mal –pensó aliviado mientras daba un suspiro-. Con el sólo hecho de tener el problema de saber qué le pasó a Black, es más que suficiente para mí".

-¿Falta mucho para llegar a ese templo? –preguntó Tintín desde más atrás.

El chico miró hacia el cielo antes de contestar, como si estuviera evaluando algo, luego le contestó:

-Si el clima sigue tan bueno como hasta ahora, sólo tardaremos unas 10 horas, pero como se hará de noche temprano y tendremos que descansar, seguramente llegaremos mañana al atardecer.

-¡Rayos y centellas! –protestó Haddock, quien no era aficionado a las largas caminatas- ¡¿Diez horas caminando?! ¡¿Acaso este chico nos vio cara de chivos monteses?! ¡Que un mal rayo lo parta!

-¡Capitán! –lo amonestó el joven reportero.

-¿Diez horas? –apenas pudo comentar Toru, desalentado, pero el tío estaba peor.

-¡¿Diez holas?! ¡Aiiiyyaaaaa! –se quejó- ¡Yo no podlé caminal dulante tanto tiempo!

-Que Toru lo lleve entonces, tío –propuso Jackie.

-¡Uf…! –el aludido dio un suspiro de desgana, pero su maestro chi lo escuchó y protestó:

-¡¿Acaso te niegas a lleval en tus espaldas a tu maestlo chi, Tolu?!

-¡No, sensei! –quiso retractarse enseguida- Lo que pasa es que yo también me cansaré.

-Entonces… -llamó la atención Jade, sacando de su mochila un pequeño objeto hexagonal-, podemos usar la "Liebre" para poder ir más rápido y no cansarnos.

-¡Jade! –la amonestó su tío Jackie- ¿Cuántas veces te he dicho que no saques los talismanes de la Sección 13?

-Como una 61 veces, tío –respondió inmutable-. Pero tienes que aceptar que en un momento u otro nos van a hacer falta. Siempre ocurre.

-Pero es mejor utilizar nuestras propias fuerzas y mente, Jade –replicó Jackie.

-Yo siempre lo hago cuando elijo qué talismán usar.

-¡Eres terrible, Jade! –protestó su tío fastidiado-. Siempre tienes una objeción para cada cosa que yo digo, ¿verdad?

-Puedo objetar pero siempre te escucho, tío Jackie.

-¡Me doy por vencido! –bufó el aludido derrotado ante el ingenio de su sobrina y prefirió seguir andando.

-¡Entonces andando! –festejó victoriosa Jade y echó a caminar llevando los mágicos talismanes en su mochila, al lado de Seikah y acompañada por Milóu.

-Sigamos a Jade –propuso alegremente Tintín, a quien no se le había escapado el pequeño detalle del talismán misterioso, al igual que Seikah, quien había escuchado cada palabra de aquella extraña conversación.

Pero de repente, la desubicada opinión del profesor Tornasol no se hizo esperar:

-¿Son caramelos? ¡Me encantan los caramelos! ¿Cuándo vamos a comerlos?

Todos los miraron, bastante desconcertados.

-¡Rayos y centellas! –Protestó el capitán- ¡Este pescado rancio está cada vez más sordo o tonto!

-¡capitán! –lo reprendió su amigo Tintín por su falta de respeto.

Y entre las protestas del capitán Haddock y el tío por tener que caminar tanto tiempo, todos partieron otra vez montaña arriba en busca del templo perdido. Cada uno de los viajeros llevaba su propio equipaje de viaje, Seikah iba a la cabeza junto a Jade y Milóu, luego, por detrás iba Jackie seguido por Tintín y Haddock, después de estos dos, venían el viejo tío y Toru, y por último, seguía el profesor Tornasol, quien desfrutaba una enormidad con todo lo que veía a su alrededor (científicamente hablando), y que por lo tanto se distraía con cualquier cosa, razón por la cual todos estaban pendientes de que no se quedara atrás ni se pierda.

Siguiendo las indicaciones de su joven guía Seikah, quien había demostrado su valía para seguir aquella travesía gracias a las preguntas que el desconfiado capitán Haddock les hacía a cualquier poblador que se les cruzara en el camino dándole la razón al niño y contrariando al capitán, el grupo seguía con seguridad el camino hacia su destino. Como ya comenzaba a atardecer, ya cerca de las 5 de la tarde, buscaron un lugar en dónde acampar y levantar las tiendas. El lugar que escogieron se encontraba al lado de un tranquilo arroyo que bajaba hacia el poblado más próximo, muchos kilómetros más abajo.

Jackie, Tintín, Toru, Haddock, y Seikah, se encargaron de levantar las tiendas, Jade y Milóu de buscar leña para encender el fuego, solamente el profesor Tornasol y el tío eran los únicos que no tenían nada manual que hacer, así que se dedicaron a averiguar con exactitud la ubicación del templo o husmear por los alrededores.

Seikah fue quien cocinó, y para la contrariedad del capitán Haddock (quien no le agradaba en lo más mínimo aquel chico sabelotodo), había desempeñado un buen papel como cocinero.

Llegó la noche y con ella la hora del sueño, a pesar de las protestas de
Jade, Jackie la mandó a dormir mientras él y sus amigos conversaban del
viaje y otras cosas.

-¿Por qué no lo mandas a dormir a él también? –protestó la niña, renuente a darse por vencida- Seikah también es un niño.

-Porque él no vive la misma vida que tú, Jade, por eso.

-¡Uf! ¡No es justo!

-Jadeee… -le advirtió su tío.

-Jade, tiene razón, señor Chan –replicó de pronto el jovencito mientras se ponía en pie-. Yo soy aún un niño y tengo que acostarme temprano.

-Seikah… -murmuró la niña, sorprendida. Jackie estaba tan sorprendido como ella.

Y sin decir una sola palabra más, el chico se retiró a su vieja tienda ante el asombro de todos.

-… Pero que jovencito tan maduro… -comentó el capitán Haddock.

Jade, al escuchar las palabras de aprobación de los demás, se fue inmediatamente en silencio hacia su carpa para dormir. Ella quería seguir el ejemplo de su nuevo y gran amigo.

-Creo que ese muchacho será un buen ejemplo para Jade, ¿verdad, tío? –le preguntó Jackie a su pariente, pero lo vio bastante preocupado antes que feliz-. ¿Qué pasa?

-…Aún no lo sé… -murmuró confundido el anciano.

Más tarde, todos se fueron a dormir. Jackie y Jade dormían en una misma tienda, Tintín, Milóu y el capitán Haddock en otra, el tío y el profesor Tornasol dormían en la otra carpa, y eran Toru y Seikah quienes dormían solos en sus propias tiendas de campaña, el primero debido a su gran tamaño, y el último porque su lona de piel de cabra era pequeña.

Eran pasadas las dos de la mañana cuando la pequeña Jade se despertó sobresaltada y decidió salir en silencio afuera para investigar. Un poco asustada y con la piel de gallina, la niña comenzó a inspeccionar por los alrededores hasta que escuchó unos extraños crujidos entre unos arbustos, así que, lentamente caminó temerariamente hacia estos para así poder sorprender al sospecho, pero grande fue su sorpresa cuando el "ladrón" le saltó encima, lamiéndole efusivamente toda la cara.

-¡Milú! ¡jah jah jah! ¡Ya basta! –exclamó felizmente la niña mientras abrazaba al perrito blanco, pero sin que ellos se lo esperaran, apareció Seikah de repente y los tiró al suelo mientras decía:

-¡¡Cuidado!!

Unos afilados cuchillos pequeños de doble filo pasaron rasante por el lugar en donde estaba parada Jade, logrando lastimar con su roce al joven guía, quien también se había lanzado al suelo junto a la niña.

-¿E-estás bien? –le preguntó afligida mientras trataba de clamar a un molesto Milóu.

-Sí, pero estamos en graves problemas –contestó preocupado.

-¿Quién nos atacó?

-Son los "Moradores de las Tinieblas" –fue su sorpresiva respuesta.




También te podría interesar...

Comentarios

X Queridos visitantes: Únanse a las redes sociales del blog para estar en contacto si algún día es eliminado de nuevo.