Fanfic Crossover Las Aventuras de Tintín/Las Aventuras de Jackie Chan: El Imperio Maldito - *Capítulo 13: ¿Tú eres Jade?*

        Resumen del cartoon: Jackie Chan es un arqueólogo , que se ve atrapado en un conflicto entre la agencia del gobierno Sección 13 y un sindicato criminal conocido como la Mano del Mal. Dirigido por Valmont, la Mano del Mal está recogiendo talismanes mágicos para reanimar a un antiguo demonio-dragón conocido como Shendú. Jackie también tiene que mantener la mirada en su sobrina Jade, que ha volado desde Hong Kong. Jackie Chan, Jade, y su tío tienen que hacer todo lo posible para detener al mal, desde obteniendo estos poderosos talismanes hasta embarcarse en muchas misiones, para salvar al mundo del mal.





EL IMPERIO MALDITO

El peligro de la eterna oscuridad se cierne sobre la Tierra. ¿Podrán Jackie y sus nuevos amigos evitarlo? Jade es la llave y su destino será pelear a muerte contra su tío.

Género: drama, acción, fantasía, humor, artes marciales, aventuras
Pareja: ninguna
Calificación: para mayores de 13 años
Cantidad de palabras: variable
Duración: 23 capítulos
Estado: completo
Año de creación: 2006
Escritora: Yu-Chan


TERCERA PARTE: EN EL IMPERIO MALDITO

*Capítulo 13: ¿Tú eres Jade?*


Luego de atravesar gran parte de la ciudad, Jackie y sus amigos fueron
conducidos por sus carceleros a través de un túnel de piedra que les
pareció interminable y, cuando llegaron al otro lado, grande fue la
sorpresa de todos cuando vieron ante ellos una gigantesca pirámide
oscrua coronada con nubes negras y a cientos de personas rodeándola en
su base, todos vestidos con extraños ropajes negros.

—Esto me confirma que el negro está de moda en éste lugar —bromeó Viper.

A una señal de su líder, los guardias reiniciaron la marcha dándoles un
empujón a sus prisioneros, actitud poco grata sobre todo para el
irascible capitán Haddock, quien comenzó a insultarlos sin miramientos
mientras que el Tío se quejaba en voz baja:

—¡Autralopitecus sin educación! ¡Niñitos de mamá! ¡Pescadores de río!
¡Brutos!

Todos lo ignoraron y finalmente llegaron a la base de la pirámide, en
donde los estaba esperando el mismísimo Deimono Karonte, quien les
sonreía maliciosamente mientras bajaba majestuosamente por las escaleras
de piedra cubiertas con una alfombra negra.

—Bienvenidos sean a mis dominios, esclavos. Sabía que asistirían a la
apertura de mi reino hacia la perpetuidad.

—¿Has dicho "esclavos"? ¡Nadie le dice esclavo a "El Toro Fuerte",
rufián! —gritó el mexicano revolviéndose inútilmente entre las fuertes
manos de su captor.

—¿En dónde está Jade? ¿Qué le has hecho? ¡Devuélvemela ahora mismo!
—exigió Jackie, interrumpiendo a su compañero.

—¿Jade? No conozco a nadie con ese nombre tan vulgar —esbozó una media
sonrisa.

—¡Usted sabe a quién me refiero! ¡Déjela ir! —hizo una pequeña pausa,
suavizando el tono de voz con una débil sonrisa—… ¿Por favor?

Deimono Karonte soltó una gran carcajada al escuchar esto último.

—¡Es la primera vez que escucho a uno de mis enemigos pedir algo con un
"por favor"! ¡Ja, ja, ja! —lo miró fijamente con sus penetrantes ojos
negros—. Eres patético.

—No, soy educado —no bajó la mirada, la mantuvo desafiante ante el
emperador—. "Ser cortés no te quita lo valiente", ¿lo sabía?.

—Qué manera de decir estupideces… —murmuró Haddock con el ceño
fruncido—. Ni siquiera Tintín es tan soso como éste tipo… ¡Tintín!
—exclamó en voz alta al recordarlo repentinamente—. ¡¿En dónde está
Tintín, pedazo de bestia?

El emperador lo fulminó con la mirada por aquel irrespetuoso improperio
e inmediatamente uno de los guardias castigó al atrevido marinero con un
buen golpe en el estómago, haciendo que éste se cayera al suelo de
rodillas, adolorido y sin aire.

—¡Cobardes! ¡Así cualquiera puede! —se quejó Viper, llamando la atención
de Karonte, quien se acercó a ella y la tomó de la barbilla para admirar
mejor la belleza de sus morenas facciones.

—Realmente eres muy bonita. ¿Quieres formar parte de mi harén?

—¿Qué? ¡Ni loca formaría parte de su harén! ¡Ni prometiéndome todas las
riquezas del mundo lo aceptaría! —apartó bruscamente su rostro de la
mano del emperador, atravesándolo con una mirada llena de furia,
sorprendiendo a Jackie Chan.

—¡Así se hace, Viper! ¡Patéale el trasero! —la felicitó el luchador libre.

Haciendo caso omiso a sus palabras, el aludido le dio la espalda y se
dirigió nuevamente hacia la base de la pirámide.

—Llévensela con las demás —ordenó sin más preámbulos.

—¿Cómo? ¡No! ¡NO! —gritaba mientras era arrastrada por el guardia ante
la furia y desesperación de sus amigos quienes se debatían inútilmente
de entre las manos de sus captores.

—¡Viper! ¡No! ¡Maldito demonio! —se quejó "El Toro Fuerte".

—¡Suéltala! ¡Suéltala a ella y a Jade! —resuelto a todo, Jackie Chan se
volvió hacia Karonte.

—¿Qué me darás a cambio? —replicó éste, leyendo la fuerte voluntad en
los ojos oscuros de su prisionero.

—… Lo que sea —respondió, manteniéndole la mirada.

—¡Rayos y centellas! ¡Este arroz frito está dispuesto a todo! —exclamó
el capitán Haddock.

Deimono Karonte sonrió y se volvió mientras comenzaba a subir las
escaleras, cruzando las manos por detrás de su espalda.

—Entonces tú ofrecerás un espectáculo para todos nosotros después de que
se abra el portal —dijo. A Ten Aptur no le gustó ni pizca escuchar
aquello; pues se suponía que debían evitar aquella catástrofe.

—¿Y Jade? ¿En dónde está Jade? Si no la veo, no habrá trat…!

Pero Jackie no puedo continuar hablando, pues el joven príncipe se
volvió hacia él con la velocidad de un rayo y lo tiró al suelo con un
fuertísimo puñetazo en la cabeza.

—¿Crees que tienes derecho a exigirme algo, imbécil? ¡Tú no hiciste
ningún trato conmigo! ¡Es una orden mía que no desobedecerás!
¿Entendiste, pobre esclavo?

Jackie Chan no pudo contestarle, la cabeza le daba vueltas y el dolor le
parecía insoportable. Cuando por fin pudo centrar la vista en el piso,
grande fue su sorpresa cuando notó que su propia sangre caía sobre el
piso de piedra.

—… Mal día… Mal día… —murmuró.

—No debe maltratar a nuestro futuro bufón, mi señor —se escuchó la voz
de una joven mujer—. ¿Con qué vamos a divertirnos cuando se abra el
portal de nuestro mundo?

Todos los prisioneros, excepto Jackie, alzaron la vista hacia la que
recién había hablado y se quedaron completamente estáticos del asombro.

—¡J-Jade! —exclamó Thoru.

—¿P-pelo qué le hizo a mi soblina, malvado hechicelo chi? —se quejó Tío,
con los ojos como platos al igual que su aprendiz.

—¿Jade? —repitió Jackie en cuanto aquellas palabras llegaron a sus
oídos, y entonces, tratando con gran esfuerzo en ordenar sus ideas, alzó
poco a poco la cabeza hasta toparse con una hermosa jovencita oriental
vestida con un elegante pero sexy vestido negro, parada sobre el
penúltimo escalón de la base de la pirámide, mirándolo con desprecio.
Poco a poco los ojos y la boca de nuestro protagonista fueron abriéndose
hasta más no poder. La había reconocido en el acto, pues ya antes había
visto a su sobrina en su forma adulta cuando ella había viajado por el
tiempo desde el futuro—. ¡Jade! ¡No puede ser! ¿En verdad eres tú?

—¡Aiiee-yaahh! ¡Jackie! ¡Eles un tonto cabeza de cholito! —le dio su
característico golpecito en su ya estropeada cabeza—. ¿No te acueldas
que ya la habíamos visto así de glande antes? ¡Además, su enelgía chi es
inconfundible a pesal de su aile maligno!

—¡Ouch! ¡Ten cuidado, Tío! ¡Me duele la cabeza! —se quejó sin enojarse,
luego, incrédulo, volvió sus ojos hacia la sonriente muchacha y dijo—:
Jade… ¿Es que no me reconoces? Soy yo, tu tío Jackie.

—¿Jade? Ése es un nombre muy patético para alguien tan importante como
yo, esclavo. Yo soy la poderosa Keya, la llave que abrirá el portal del
Imperio Maldito.

—No. Tú eres Jade Chan, mi sobrina. ¿Acaso no recuerdas la Sección 13,
los 12 talismanes, la Mano Oscura o a Shendu? —insistió, poniéndose
dificultosamente de pie.

La joven parpadeó un tanto confundida cuando aquellas palabras
despertaron imágenes muy borrosas en su mente.

—¿Los… doce talismanes…?

—¡Sí! ¿Los recuerdas? —replicó ansioso, llenándose de esperanzas—. El
talismán del Conejo. El Talismán del Caballo. El Talismán del Gallo…

—Los doce talismanes… —lo miró fijamente—… ¿Tío… Jackie…?

—¡Así es Jade! ¡Soy yo! —exclamó, llenándose de felicidad, felicidad que
se truncó en confusión y tristeza cuando la jovencita comenzó a reírse
despectivamente.

—¡Jah, jah, jah! ¡Te engañé, esclavo! ¡Eres tan ingenuo que me resulta
muy divertido hacerlo! ¡Jah, jah, jaaah!

—Jade…

Deimono Karonte la acompañó con su propia carcajada y se acercó a ella
mientras le ofrecía el brazo para que ambos subieran juntos hasta la
sima de la pirámide.

—Basta de diversión —dijo sin volverse hacia ellos—. Vamos, mi dulce
Keya, es hora de abrir el Portal.

—Sí, mi Señor —asintió como si fuera la cosa más natural del mundo.

—¡JADE! ¡JADE!—la llamó su tío, pero el guardia lo sujetó con fuerza
para que no pudiera ir tras ella.

Y, ante la desesperación de sus prisioneros, Deimono y Keya llegaron a
la sima de la gran estructura piramidal, volviéndose entonces hacia la
multitud, demostrando toda su grandeza.

—¡QUE SE ABRA EL PORTAL! —gritó el malvado emperador, extendiendo los
manos al cielo ennegrecido.
 


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