Mundo Star Wars: Aprendiz de Jedi Volumen 1. El Resurgir de la Fuerza -CAPÍTULO 5-




Obi-Wan Kenobi quiere desesperadamente ser un Caballero Jedi. Después de pasar años en el Templo Jedi, conoce el poder del sable láser y de la Fuerza. Pero no sabe cómo controlar su miedo y su ira, y el Maestro Jedi Qui-Gon Jinn le rechaza para ser su padawan.


CAPÍTULO 5

Qui-Gon Jinn no podía quitarse de la cabeza la cara de desesperación de Obi-Wan. El chico había intentado que no se le notara la decepción, pero lo llevaba escrito en cada uno de sus rasgos.
Qui-Gon se sentó tranquilamente en la sala de cartografía estelar. Entre todas las estancias del Templo, ésta era su favorita. Tenía un techo de terciopelo azul curvado en forma de bóveda. La única luz que alumbraba la sala procedía de las estrellas y de los planetas que le rodeaban, parpadeando sobre el azul y mostrando todos los colores del espectro. Lo único que tenía que hacer era alargar una mano y tocar un planeta para que apareciera un holograma detallando sus propiedades físicas, los satélites que le orbitaban y su forma de gobierno.
Así, era muy fácil obtener conocimiento en aquel lugar: pero cuando se trataba del corazón, las cosas se volvían misteriosas.
Qui-Gon se dijo a sí mismo que había tomado la decisión correcta. La única decisión posible. El muchacho luchaba bien, pero con demasiada agresividad. Y ahí estaba el peligro.
—El chico no es mi responsabilidad —dijo Qui-Gon Jinn en voz alta.
¿Seguro tú estás?—preguntó Yoda, que se había situado detrás de él. Qui-Gon se volvió sobresaltado.
—No le había oído —dijo educadamente. Yoda avanzó por la sala de mapas.
—Una docena de chicos para ti lucharon. Si a un padawan hoy no escoges, los sueños de al menos uno de esos chicos se desvanecerán.
Suspirando, Qui-Gon estudió una estrella roja brillante.
—Habrá más candidatos el próximo año. Quizás entonces escoja un padawan.
En sus visitas al Templo, Qui-Gon valoraba mucho el tiempo que pasaba con Yoda, pero ahora deseaba que se marchara. No quería discutir ese asunto, pero sabía que Yoda no se iría hasta que le hubiese dejado claro su punto de vista.
—Quizá —Yoda mostró su acuerdo—. O quizá todavía remiso tú estarás.
¿Qué tal el joven Obi-Wan? Bien él luchó.
—Él luchó... con furia —añadió Qui-Gon.
—Sí —dijo Yoda—. Como hace tiempo un chico que yo conocí.
—No —le interrumpió Qui-Gon—. Xánatos está muerto. No quiero que me lo recuerde.
—De él no hablaba —dijo Yoda—. Sí de ti.
Qui-Gon no respondió. Yoda le conocía demasiado bien. No podía discutir con él.
 
—Fuerte con la Fuerza él es —destacó Yoda.
—Y colérico y temerario —dijo Qui-Gon con un punto de irritación creciente en sus palabras—. Y fácil de ser conducido hacia el Lado Oscuro.
—No todos los jóvenes coléricos se pasan al Lado Oscuro —dijo Yoda tranquilamente. —No, si un profesor adecuado tienen.
—No lo llevaré conmigo, Maestro Yoda —dijo Qui-Gon abiertamente. Sabía que Yoda captaría la contundencia de la decisión en sus palabras.
—Bien está —dijo Yoda—. Sólo por casualidad nuestra vida no vivimos. Si elegir un aprendiz no decides, entonces, con el tiempo, quizás el destino elija.
—Quizás —agregó Qui-Gon. Dudaba —. ¿Qué pasará con el chico?
—Para los Cuerpos Agrícolas él trabajará.
Qui-Gon gruñó. ¿Un granjero? Qué desperdicio de potencial.
—Dile que... le deseo buena suerte.
—Demasiado tarde es —dijo Yoda—. De camino a Bandomeer él está.
¿Bandomeer? —preguntó Qui-Gon sorprendido.
¿El lugar conoces tú?
¿Que si lo conozco? El Senado Galáctico me ha pedido que vaya allí. Parto ahora mismo. Lo sabías, ¿verdad? —Qui-Gon miró al pequeño Maestro suspicazmente.
—Hmmmm —dijo Yoda—. Saberlo no podía. Pero más que una coincidencia esto es. Caminos extraños la Fuerza tiene.
—Pero, ¿por qué mandar al chico a Bandomeer? —preguntó Qui-Gon —. Es un mundo brutal. Si el tiempo no lo mata, lo harán los depredadores. Necesitará de toda su habilidad para mantenerse con vida. ¡No le gustarán los Cuerpos Agrícolas!
—Sí, así el Consejo pensó —dijo Yoda—. Bueno para obtener cosechas Bandomeer puede no ser, pero un buen lugar para un joven Jedi sí es.
—Si no le matan —gruñó Qui-Gon—. Debes tener más fe en él de la que yo tengo.
—Sí, mi opinión ésa es —dijo el Maestro Yoda—. Escuchar mejor tú deberías.
Con un suspiro de desesperación, Qui-Gon volvió a centrar su atención en las estrellas.
—Estudiar las estrellas Qui-Gon tú puedes —dijo Yoda mientras se marchaba—. Mucho que enseñarte tienen; pero, ¿será eso lo que aprender debes?
 



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