Mundo Star Wars: Guerras Clon. EL LEGADO DE LOS JEDI -CAPÍTULO 24-




El Templo Jedi es un lugar de secretos y de confianza. Dentro de sus paredes, un legado se transmite de generación en generación de la paz, la justicia y la fuerza. Pero ese legado se puede romper. A veces los mayores enemigos pueden elevarse desde dentro...

Lorian Nod es un aprendiz de Jedi prometedor. Un padawan llamado Dooku es su mejor amigo. Bajo la atenta mirada de Yoda, se están preparando para convertirse en Caballeros Jedi. Dooku sabe que su destino está entrelazado ... sin embargo, no está preparado para un giro de los acontecimientos que revelan el lado oscuro para él, por primera vez.

Años más tarde, Dooku es un Maestro Jedi y Lorian Nod es un paria de la piratería. Con un deseo de venganza imprevisto, Dooku trabaja para frustrar a su antiguo amigo, incluso si esto significa cruzarse con su propio aprendiz de Qui-Gon Jinn ... Cuando el propio Qui-Gon se convierte en un Maestro Jedi, el espectro de Lorian Nod todavía acecha. Como Qui-Gon y Obi-Wan Kenobi luchan por encontrar su lugar como Maestro y Padawan, deben trabajar juntos para prevenir una amenaza interplanetaria, y para burlar a un enemigo muy familiar ...

Durante las Guerras Clon, Lorian Nod quiere jugar un papel fundamental en la lucha de la República para mantener el control de un planeta estratégico. Por un lado, Obi-Wan y su aprendiz, Anakin Skywalker, deben decidir si pueden confiar en una figura tan infame. Por otro lado, el ahora comprometido Conde Dooku tiene una cuenta pendiente contra de su antiguo némesis ...


CAPÍTULO 24

Prometiendo regresar, Obi-Wan y Anakin salieron apresuradamente de la prisión y se dirigieron a la posada. Encontraron a Lorian en una zona aislada del vestíbulo, absorto en la conversación con los gobernantes de Bezim y Vicondor. Obi-Wan y Anakin rondaron sin ser vistos, tratando de escuchar algo de la conversación...
¿Qué está ocurriendo? —preguntó Yura Telamarch, con su voz llena de angustia. El gobernante de Bezim era un humanoide alto con cabeza en forma de domo y una postura seria—. ¿Piensas que el Conde Dooku está detrás del asesinato de Kash?
—No lo sé, Yura —dijo Lorian—. Han arrestado a los guardaespaldas de Samish. Podría ser un complot interno de Delaluna.
—No estamos seguros aquí —dijo Glimmer Uziel, la gobernante de Vicondor. Ella tenía una voz musical y una pálida piel dorada. Cuatro tentáculos diminutos ondeaban delicadamente en el aire, como frondas—. ¿Y si esto fuera una trampa? Entre mis asistentes hay quienes dicen que el Conde Dooku no aparecerá. Él nos ha atraído aquí para matarnos a todos y tomar la estación espacial por la fuerza.
—Sin Samish, nuestra alianza es más débil ahora —dijo Yura—. Sin duda la presión aumentará. ¿Qué piensa usted, Lorian?
—Pienso que debemos confiar en Dooku, por ahora —respondió Lorian. Se puso de pié—. Sugiero que descansen un poco. La reunión está programada para dentro de una hora.
A regañadientes Yura y Glimmer se levantaron y se dirigieron hacia las escaleras. Tan pronto como los gobernantes estuvieron fuera de vista, Obi-Wan y Anakin se acercaron a Lorian—. ¿Confiar en Dooku? —preguntó sarcásticamente Obi-Wan—. Buen consejo, Lorian.
¿Qué esperabas que les dijera? —preguntó Lorian—. Dooku no debe sospechar que estoy en su contra.
¿Está en su contra? —preguntó Obi-Wan—. Las cosas han cambiado ahora que Samish Kash está muerto. Si alguien tuviera la intención de abrir una grieta en la alianza, ha tenido éxito.
¿Me acusas de matar a Samish? Él era mi amigo.
—Es lo que usted dice. ¿Ha escuchado alguna vez algo acerca de Robior Web? —preguntó Obi-Wan.
Lorian frunció el ceño—. El nombre me es familiar, pero...
—Era un Guardián.
—Es de esperar que apenas recuerde a cada Guardián.
—Ahora está trabajando como asesino.
Lorian tardó un momento en responder—. ¿Está en Null? —Sí. Dane lo reconoció.
 
Lorian inclinó la cabeza lentamente—. Piensas que Web mató a Kash, y que yo lo contraté para hacerlo.
Obi-Wan no dijo nada.
—No lo hice —dijo Lorian—. Y si piensas acerca de ello por un momento, verás que si alguien quisiera aplastar a la alianza, la forma de hacerlo sería matar a uno de los miembros y culpar del asesinato a otro de ellos. No es accidental que el asesino sea un antiguo Guardián. Naturalmente sospecharías de mí.
—Naturalmente —dijo Obi-Wan.
—Y eso es exactamente lo que Dooku querría que Yura y Glimmer hicieran —continuó Lorian—. Así es como él trabaja. Espera. Observa. Le gusta minar las lealtades. Le gusta quebrar valores. Le gusta promover la traición.
Todo eso era cierto, pero no quería decir que Lorian fuera inocente.
Simplemente inteligente.
—Hay más en esta situación de lo que la Fuerza puede intuir —dijo Lorian
—. Y más de lo que tu lógica puede entender. Hay sentimientos aquí, Obi-Wan. Y entre esos sentimientos, están los míos para con Samish. No lo hice.
—Tenemos sólo su palabra sobre eso, junto con todo lo demás —dijo Obi- Wan—. Ése es el problema.
—Entonces, hay sólo una solución para el problema —dijo Lorian—.
Deberás confiar en mí.
¿Puede darme alguna razón para hacerlo? —preguntó Obi-Wan. Lorian dudó—. No. No puedo probarte mi honestidad.
—Entonces seguiremos sospechando de usted —dijo Anakin.
—Venimos del mismo lugar —dijo Lorian, mirándolos a ambos—. Crecí en el Templo. Me aparté de sus enseñanzas por un tiempo. ¿Por qué? Tuve miedo. Era joven y sólo di un paso en falso, el único paso que sentí que podía dar. Luego di otro, y otro, y terminé en una que vida que no era la mía.
—Ésas son excusas —dijo Obi-Wan—. Dígale eso a las personas de Junction-5. Dígale eso a Cilia Dil.
—Hice daño a mi pueblo —admitió Lorian—. Debo decir que Cilia no es uno de mis partidarios. Ella no puede olvidar lo que fui. Sé que todo lo que tengo son excusas. ¿Cuando vives una vida llena de maldad, qué más tienes excepto las excusas y la culpa? —Hizo una pausa—. ¿Crees en la redención, Obi-Wan?
La pregunta era para Obi-Wan, pero fue Anakin quien respondió primero.
—Creo en ella.
—Yo también creo en ella, joven Anakin Skywalker —dijo Lorian—. Eso es lo que me mantiene andando. Al final de mi vida, obraré bien. Es todo lo que puedo decirte por ahora.
¿Le cree usted? —preguntó Anakin mientras salían de la posada.
—Pienso que habla bien —dijo Obi-Wan—. Y no sé qué creer. Todavía no.
¿Lo habría sabido Qui-Gon? Él siempre parecía saber en quién confiar.
 
—Usted es demasiado duro con los seres algunas veces —dijo Anakin—. Los errores se producen. Las cosas ocurren. Eso quiere decir, que también se puede cambiar.
—El significado de la vida es el cambio —dijo Obi-Wan, alarmado por la caracterización que Anakin hiciera de él. Acusó la ofensa. No creía que fuera muy severo con otros seres. Quizás había sido cierto alguna vez, pero había aprendido de Qui-Gon.
—No dije que no creyera a Lorian. Pero no puedo descartar el resto de su vida solamente porque él me diga que debería. Si está aliado con Dooku, debemos averiguar lo que planean. Y si no lo está, aún deberíamos investigar.
¿Cuál será nuestro siguiente paso? —preguntó Anakin.
¿Tienes algunas sugerencias? —preguntó Obi-Wan.
—Tengo una pregunta —dijo Anakin—. Si Robior Web hubiera sido contratado para matar a Samish Kash, él cumplió con su objetivo. ¿Por qué está en Null todavía? Los asesinos rara vez se quedan por ahí después de que terminan un trabajo.
—Salió al encuentro de Lorian para dar su informe —dijo Obi-Wan.
—Eso podría ser cierto, pero usualmente eso se hace por comunicador o vía un puerto de datos —dijo Anakin—. Generalmente, a un asesino y a su empleador no les gusta ser vistos juntos.
—Así que si él está aún en Null, es porque tiene otro trabajo que cumplir antes de la reunión —dijo Obi-Wan—. Tal vez deberíamos encontrarlo.
—Seguro —dijo Anakin—. ¿Pero cómo? La montaña es grande.
—Exactamente —dijo Obi-Wan—. Si fuera Web, yo necesitaría un transporte. El suyo se destruyó. Necesitaría hacerlo sin llamar demasiado la atención, así que terminaría robándolo a un aldeano o a un asistente. Pero sabe dónde hay uno…
Anakin sonrió abiertamente y terminó la frase.
—…colgando, simplemente.
Cuándo llegaron a donde estaba el motodeslizador de Dane, éste colgaba enredado en la telaraña. Robior Web estaba en el árbol, intentando cortar la red con su vibrocuchillo. Era claro que había estado intentando liberarlo durante un largo rato. Sus manos y su túnica estaban manchadas con la trama pegajosa y viscosa. Se las había arreglado para desprender la parte trasera del motodeslizador, que colgaba sostenido de los manubrios, los que estaban cubiertos del goo pegajoso. Abajo, sobre la tierra, yacía hecha pedazos una araña reclumi, víctima sin duda del mismo vibrocuchillo, cuando intentó defender su tela.
Robior Web consultó un cronómetro, luego atacó la red aun más decididamente. Tuvo éxito solamente en enrollar un gran zarcillo de la red alrededor de su brazo. No podían escuchar sus maldiciones, pero podían ver su frustración.
—El tiempo se le está acabando —murmuró Obi-Wan—. Supongo que tiene una cita.
 
Con un último empuje salvaje, Robior Web logró cortar un débil zarcillo viscoso, pero éste se volvió hacia atrás y fue a pegarse contra el cuerpo del motodeslizador. Ahora estaba más enredado que antes.
Con un grito constreñido, el asesino se dejó caer del árbol y le pegó a la tierra al caer. Comenzó a correr.
Obi-Wan y Anakin lo persiguieron. Tuvieron que mantenerse bien atrás, pero era fácil rastrear su avance a través del bosque. Se dirigía alrededor de la montaña, pero trepando regularmente.
—Creo que se dirige a la plataforma de aterrizaje —dijo Obi-Wan—. Lo alcanzaremos arriba.
Después de una subida difícil, se percataron de que Obi-Wan estaba en lo correcto. Robior Web subió a un pico y desapareció debajo. Obi-Wan y Anakin esperaron un momento, y luego treparon detrás de él y espiaron atentamente por el borde. Web corría hacia la plataforma de aterrizaje debajo.
Repentinamente el sol fue tapado por encima de sus cabezas. Miraron hacia arriba. Un enorme transporte militar sobrevolaba. Robior Web apuró el paso y bajó casi deslizándose hasta la desolada plataforma de aterrizaje.
Detrás del enorme transporte, una fina corbeta interestelar bajó del cielo, una nave como ninguna otra en la galaxia.
—Dooku ha llegado —dijo Obi-Wan.
El velero solar aterrizó. La rampa de aterrizaje se deslizó y la figura alta y elegante del Conde Dooku emergió de su interior. Obi-Wan sintió la tensión en Anakin. Inconscientemente, él tocó la mano de metal que tenía, la misma que reemplazaba la que Dooku había mutilado.
—Así que Dooku contrató al asesino —murmuró Obi-Wan cuando Robior Web se deslizó hasta estar frente a Dooku, y luego se inclinó ante él—. Con o sin Lorian, no sabemos.
Distraído, no había notado que Anakin se había levantado, casi hasta que su padawan estuviera de pie.
¿Anakin, qué estás haciendo? ¡Agáchate!
—Capturémoslo ahora —dijo Anakin.
¡Agáchate! —insistió Obi-Wan—. Para su alivio, Anakin se agachó otra vez. Enfrentó sus ojos llenos de fuego y determinación.
—Tenemos nuestra oportunidad para terminar esto aquí —dijo Anakin—. Vamos a matarlo. Podemos detenerlo juntos. No cometeremos el mismo error esta vez.
¿Te gusta ser imprudente y apresurado sin tener un plan, eh? — preguntó Obi-Wan con mordacidad—. Te costó tu mano la última vez, y lo estás haciendo de nuevo, padawan.
¿Qué estamos esperando? —preguntó Anakin—. Lo perdimos en Raxus Prime, pero no lo haremos aquí. Si lo matamos, matamos al movimiento Separatista. ¿Qué es una vida en contra de la de miles? ¿Tal vez de millones?
—Anakin...
 
—Él mató a nuestros hermanos y hermanas en Geonosis —dijo Anakin con amargura—.  ¿Ha olvidado usted cómo murieron?
—Lo recuerdo a cada instante —dijo Obi-Wan—. Pero éste no es el momento. Ésta no es la forma.
—Usted no sabe lo que puedo hacer —dijo Anakin, y había un tono ominoso en su voz—. Mi conexión con la Fuerza es más fuerte que la suya. ¡Le digo que puedo hacerlo! No me importa lo que usted diga.
Obi-Wan se escandalizó—. Aún eres mi aprendiz —dijo bruscamente—. Soy tu Maestro. Debes obedecerme—. Las muecas de la boca de Anakin eran de fastidio.
—Anakin, debes confiar en mí —dijo Obi-Wan enérgicamente—. Habrá otra oportunidad para enfrentar a Dooku. Éste no es el momento.
Anakin le miró. La apariencia hosca se desvaneció. Su mirada era ahora clara y serena. Obi-Wan casi podía leer el desprecio en su interior. Pero cuando se le ocurrió eso, la apariencia se había esfumado. ¿La había visto en realidad?
—Mira allá abajo —dijo Obi-Wan—. ¿Qué piensas que hay en ese transporte? Súper-droides de batalla. Estaríamos muertos antes de que diéramos dos pasos sobre la plataforma. Están siendo desembarcados ahora.
Anakin miró hacia abajo en la plataforma. Las líneas de droides hicieron clic en formación cuando descendían del transporte. Obi-Wan podía ver la manera en que la mente de Anakin se concentraba en el problema inmediato. Casi podía sentir como la ira de Anakin iba agotándose.
¿Pero era la primera vez que él notaba esto? Obi-Wan tenía la sensación de haber sentido un destello de algo mucho más profundo de lo que hubiera sentido alguna otra vez.
—No se está arriesgando —supuso Obi-Wan—. Si las cosas no van de acuerdo a como él espera, utilizará la fuerza.
De mala gana, Anakin apartó su mirada—. Deberíamos advertirles.
—Sí —dijo Obi-Wan—. Salvo que ¿a quién? Cualquiera de ellos podría estar confabulado en secreto con Dooku. Debemos planear cuidadosamente nuestro siguiente paso. Debemos decidir con quién hablar primero.
—Digo que hablemos con Floria —dijo Anakin.
¿Por qué Floria? —preguntó Obi-Wan desconcertado. No sabía en qué estaba pensando Anakin. Rara vez lo hacía, pero al menos se alegró de que estuvieran hablando.
—Siento que ella no nos está diciendo todo lo que sabe —dijo Anakin. Obi-Wan hizo memoria. Comprendió que él también había sospechado algo de Floria. Pero había estado demasiado concentrado en Lorian para considerarlo.
—Tu mente debe estar en todo lugar al mismo tiempo, Padawan. La verdad tiene muchos lados.
—Sí, Qui-Gon.
Hay más en esta situación de lo que la Fuerza puede intuir —dijo Anakin, repitiendo las palabras de Lorian. —Los sentimientos, dijo él. ¿Qué quiso decir?
 
—No lo sé —dijo Obi-Wan.
—Por eso debemos hablar con Floria —dijo Anakin. Se puso de pie y en un solo movimiento echó a correr. Obi-Wan tuvo que acelerar su marcha para alcanzarlo.
¿Recuerda —dijo Anakin —que ella estaba muy desesperada cuando encontraron el cuerpo de Samish Kash?
—Había fallado en su misión de protegerlo —dijo Obi-Wan.
—Creo que la pérdida fue más bien personal —dijo Anakin—. Y más tarde ella lo llamó “Samish”. Dane siempre lo llamaba “Kash”. Pienso que ella estaba enamorada de él.
¿De qué forma puede esto ser relevante para nuestra misión?
Anakin atinó a mirarle de soslayo. Era asombroso que estuvieran descendiendo tan deprisa de la montaña, y Anakin todavía pudiera tener la energía suficiente para una sana dosis de desprecio.
—El amor es siempre relevante, Maestro —dijo Anakin.
 

Mundo Star Wars: Guerras Clon. EL LEGADO DE LOS JEDI -CUATRO GENERACIONES-
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